miércoles, 14 de mayo de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Mahmud Darwish)

Ejemplar del KM
#unlibrounpoema

Publicada hace poco más de un mes, esta antología de poemas de Mahmud Darwish recoge una muestra amplia y suficiente de su quehacer como poeta. Tiene, además, el mérito de incluir algunos poemas que nunca habían sido traducidos al castellano. Una forma estupenda de acercar la poesía de Darwish a la masa lectora en castellano, en una edición de bolsillo pero muy bien cuidada. 



ENAMORADO DE PALESTINA 


Enamorado de Palestina Tus ojos son una espina en mi corazón, 
me duele… pero la adoro, 
la guardo del viento, 
me la clavo más allá de la noche y los dolores, me la clavo 
y la herida enciende la luz de las lámparas, 
su mañana se vuelve mi presente. 
La quiero más que a mi alma, 
y en cuanto ojo y ojo se encuentran, olvido 
que un día, del lado de fuera de la puerta, ¡fuimos dos! 

Tus palabras… eran un himno: 
yo intentaba cantar 
pero la pena cercaba el labio en primavera. 
Tus palabras, como las golondrinas, alzaban el vuelo: 
en otoño emigraban contigo de las puertas y umbrales 
de nuestras casas a donde quisiera el deseo… 

Nuestros espejos se rompieron, 
la tristeza se multiplicó por mil 
y recogimos las astillas de una voz…
que entonaba ¡la elegía del país! 
La sembraremos juntos en el cuerpo de una guitarra 
que tocaremos 
en las azoteas de nuestra catástrofe 
para piedras y lunas deformes. 
Porque la había olvidado… olvidado, oh voz desconocida: 
al marcharte se oxidó la guitarra… ¿O ha sido por mi silencio? 

Ayer te vi en el puerto, 
viajera sin parientes… sin provisiones. 
Corrí hacia ti como un huérfano 
que pregunta a la sabiduría de sus abuelos: 
¿Cómo es que han empujado a los huertos verdes 
a prisión, al exilio, a una dársena 
y ahí siguen, a pesar de la travesía, 
a pesar de los vientos salobres y los deseos, 
ahí siguen siempre verdes? 
Escribo en mi diario: 
Amo las naranjas. Odio el puerto. 
Y sigo escribiendo: 
En el puerto 
me detuve. El mundo tenía ojos de invierno 
y nosotros, mondas de naranjas. Detrás de mí, el desierto.

Te he visto en los cardos de los montes, 
pastora sin ovejas 
perseguida, entre las ruinas… 
Tú eras mi jardín y yo el forastero 
que llamaba a tu puerta, oh corazón. 
En mi corazón… 
la puerta, la ventana, los cimientos, las piedras fraguan. 

Te he visto en las cántaras de agua y de trigo 
hechas añicos. Te he visto camarera en clubes nocturnos. 
Te he visto en las ranuras de las lágrimas y las heridas. 
Tú eres en mi pecho otro pulmón… 
Tú, tú, la voz de mis labios… 
Tú el agua, tú el fuego. 

Te he visto a la entrada de la cueva… 
tendiendo en la cuerda la ropa de tus huérfanos. 
Te he visto a la lumbre y en las calles… en los corrales… en la sangre del sol. 
Te he visto en los cantos de orfandad y desposesión. 
Te he visto rebosante de sal y de arena. 
Eras preciosa como la tierra… como los niños… como el jazmín. 

Y juro: 
Que con las pestañas de mis ojos tejeré un pañuelo 
y bordaré un poema a tus ojos 
con un nombre que dicho derrite el corazón… 
para alimento de las ninfas del bosque. 
Escribiré una frase más hermosa que las promesas y los besos: 
«Era palestina. ¡Y lo sigue siendo!». 

En una noche de tormenta abrí la puerta y la ventana 
a la luna anquilosada de nuestras noches, 
y dije: ¡Es mi turno! 
Más allá de la noche y de los muros… 
he hecho una promesa a las palabras y a la luz. 
Tú eres mi jardín virginal… 
–y nuestras canciones, 
espadas que blandimos. 
Eres leal como el trigo… 
–y nuestras canciones, 
simiente que sembramos. 
Eres como una palmera en la imaginación, 
que no la troncha tormenta ni machete, 
que no deja que le arranquen las crenchas 
las fieras del desierto o del bosque… 
Pero a mí, exiliado tras los muros y la puerta, 
ponme a salvo en tus ojos
ponme donde estés 
ponme como sea: 
recobraré el color de cara y cuerpo, 
la luz del corazón y la mirada, 
la sal del pan y de las melodías 
y el sabor de la tierra y el país. 
Ponme a salvo en tus ojos, 
haz de mí tabla de olivo en la choza de la miseria, 
haz de mí aleya del libro santo de mi infortunio, 
haz de mí juguete… piedra de la casa 
para que otra generación recuerde 
el sendero a casa. 

Palestina en ojos y tatuaje 
palestina en el nombre 
palestina en los sueños y las penas 
palestina en el pañuelo, los pies y el cuerpo 
palestina en las palabras y el silencio 
palestina en la voz 
palestina en el nacimiento y en la muerte. 
Te llevaba en mis viejos cuadernos, 
fuego para mis versos. 
Te llevaba de provisión en mis viajes. 
En tu nombre grité en los valles: 
¡La caballería cruzada… bien la conozco, 
aunque sea otra la batalla! 

Tened cuidado… Cuidado 
con el relámpago que mi canto saca del pedernal. 
Yo soy la flor de la juventud, la gala de los caballeros. 
El destructor de los ídolos. 
Los confines del Levante los siembro 
de poemas ¡que los buitres perdonan! 
En tu nombre he gritado al enemigo: 
Comeos mi carne si me quedo dormido, gusanos. 
De los huevos de las hormigas no nacen águilas… 
Pero un huevo viperino… 
¡esconde una serpiente! 
¡La caballería cruzada… bien la conozco, 
mas por encima de ella sé que 
yo soy la flor de la juventud, la gala de los caballeros!

Traducción: Luz Gómez.

Otras ediciones en castellano:  

Disponéis de una selección abundante de poemas en la página

***


martes, 13 de mayo de 2025

EMUSIK 2025


La Escuela Municipal de Música y Danza de Donostia se echa a la calle, a la plaza para ser más concreto, y durante cuatro días nos regalará con su buen hacer. 

Si alguien no sabe dónde se localiza la Plaza Blas de Otero, puede consultarlo aquí

***


CALIGRAFÍA VEGETAL (un inédito)


Embalse de Urrunaga. La imagen que propició el poema.


     En algunas ocasiones 

la naturaleza escribe sobre el agua

sutiles pictogramas

con caligrafía vegetal.

Son líneas verticales

que la luz duplica

sobre la tersa superficie

un día de luz y primavera.

Mensajes sencillos 

que contienen toda la complejidad

del universo

en su humilde belleza.


Son textos que siembran 

pensamientos 

que no siempre somos capaces 

de interpretar.


Estoy trabajando (poco, es cierto) en un nuevo poemario que estará relacionado con mi concepción de la belleza, por un lado; por otro, con la serie que aparece en el blog bajo el título de #regalosdeldía / #diariodeunepicúreoagradecido. Ya veremos que recorrido tiene. 

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lunes, 12 de mayo de 2025

UN SILBO Y UNA FLOR

Crepis viscaria




EL SILBO DE AFIRMACIÓN EN LA ALDEA



Alto soy de mirar a las palmeras,
rudo de convivir con las montañas...
Yo me vi bajo y blando en las aceras
de una ciudad espléndida de arañas.
Difíciles barrancos de escaleras,
calladas cataratas de ascensores,
¡qué impresión de vacío!,
ocupaban el puesto de mis flores,
los aires de mis aires y mi río.

Yo vi lo más notable de lo mío
llevado del demonio, y Dios ausente.
Yo te tuve en el lejos del olvido,
aldea, huerto, fuente
en que me vi al descuido:
huerto, donde me hallé la mejor vida,
aldea, donde al aire y libremente,
en una paz meé larga y tendida.

Pero volví en seguida
mi atención a las puras existencias
de mi retiro hacia mi ausencia atento,
y todas sus ausencias
me llenaron de luz el pensamiento.

Iba mi pie sin tierra, ¡qué tormento!,
vacilando en la cera de los pisos,
con un temor continuo, un sobresalto,
que aumentaban los timbres, los avisos,
las alarmas, los hombres y el asfalto.
¡Alto!, ¡Alto!, ¡Alto!, ¡Alto!
¡Orden!, ¡Orden! ¡Qué altiva
imposición del orden una mano,
un color, un sonido!
Mi cualidad visiva,
¡ay!, perdía el sentido.

Topado por mil senos, embestido
por más de mil peligros, tentaciones,
mecánicas jaurías,
me seguían lujurias y claxones,
deseos y tranvías.

¡Cuánto labio de púrpuras teatrales,
exageradamente pecadores!
¡Cuánto vocabulario de cristales,
al frenesí llevando los colores
en una pugna, en una competencia
de originalidad y de excelencia!
¡Qué confusión! ¡Babel de las babeles!
¡Gran ciudad!: ¡gran demontre!: ¡gran puñeta!
¡el mundo sobre rieles,
y su desequilibrio en bicicleta!

Los vicios desdentados, las ancianas
echándose en las canas rosicleres,
infamia de las canas,
y aun buscando sin tuétano placeres.
Árboles, como locos, enjaulados:
Alamedas, jardines
para destuetanarse el mundo; y lados
de creación ultrajada por orines.

Huele el macho a jazmines,
y menos lo que es todo parece
la hembra oliendo a cuadra y podredumbre.

¡Ay, cómo empequeñece
andar metido en esta muchedumbre!
¡Ay!, ¿dónde está mi cumbre,
mi pureza, y el valle del sesteo
de mi ganado aquel y su pastura?

Y miro, y sólo veo
velocidad de vicio y de locura.
Todo eléctrico: todo de momento.
Nada serenidad, paz recogida.
Eléctrica la luz, la voz, el viento,
y eléctrica la vida.
Todo electricidad: todo presteza
eléctrica: la flor y la sonrisa,
el orden, la belleza,
la canción y la prisa.
Nada es por voluntad de ser, por gana,
por vocación de ser. ¿Qué hacéis las cosas
de Dios aquí: la nube, la manzana,
el borrico, las piedras y las rosas?

¡Rascacielos!: ¡qué risa!: ¡rascaleches!
¡Qué presunción los manda hasta el retiro
de Dios! ¿Cuándo será, Señor, que eches
tanta soberbia abajo de un suspiro?
¡Ascensores!: ¡qué rabia! A ver, ¿cuál sube
a la talla de un monte y sobrepasa
el perfil de una nube,
o el cardo, que de místico se abrasa
en la serrana gracia de la altura?
¡Metro!: ¡qué noche oscura
para el suicidio del que desespera!:
¡qué subterránea y vasta gusanera,
donde se cata y zumba
la labor y el secreto de la tumba!
¡Asfalto!: ¡qué impiedad para mi planta!
¡Ay, qué de menos echa
el tacto de mi pie mundos de arcilla
cuyo contacto imanta,
paisajes de cosecha,
caricias y tropiezos de semilla!

¡Ay, no encuentro, no encuentro
la plenitud del mundo en este centro!
En los naranjos dulces de mi río,
asombros de oro en estas latitudes,
oh ciudad cojitranca, desvarío,
sólo abarca mi mano plenitudes.
No concuerdo con todas estas cosas
de escaparate y de bisutería:
entre sus variedades procelosas,
es la persona mía,
como el árbol, un triste anacronismo.
Y el triste de mí mismo,
sale por su alegría,
que se quedó en el mayo de mi huerto,
de este urbano bullicio
donde no estoy de mí seguro cierto,
y es pormayor la vida como el vicio.

* * *

He medio boquiabierto
la soledad cerrada de mi huerto.
He regado las plantas:
las de mis pies impuras y otras santas,
en la sequía breve de mi ausencia
por nadie reemplazada. Se derrama,
rogándome asistencia,
el limonero al suelo, ya cansino,
de tanto agrio picudo.
En el miembro desnudo de una rama,
se le ve al ave el trino
recóndito, desnudo.

Aquí la vida es pormenor: hormiga,
muerte, cariño, pena,
piedra, horizonte, río, luz, espiga,
vidrio, surco y arena.
Aquí está la basura
en las calles, y no en los corazones.
Aquí todo se sabe y se murmura:
No puede haber oculta la criatura
mala, y menos las malas intenciones.

Nace un niño, y entera
la madre a todo el mundo del contorno.
Hay pimentón tendido en la ladera,
hay pan dentro del horno,
y el olor llena el ámbito, rebasa
los límites del marco de las puertas,
penetra en toda la casa
y panifica el aire de las huertas.

Con una paz de aceite derramado,
enciende el río un lado y otro lado
de su imposible, por eterna, huida.
Como una miel muy lenta destilada,
por la serenidad de su caída
sube la luz a las palmeras: cada
palmera se disputa
la soledad suprema de los vientos,
la delicada gloria de la fruta
y la supremacía
de la elegancia de los movimientos
en la más venturosa geografía.

Está el agua que trina de tan fría
en la pila y la alberca
donde aprendí a nadar. Están los pavos,
la Navidad se acerca,
explotando de broma en los tapiales,
con los desplantes y los gestos bravos
y las barbas con ramos de corales.
Las venas manantiales
de mi pozo serrano
me dan, en el pozal que les envío,
pureza y lustración para la mano,
para la tierra seca amor y frío.

Haciendo el hortelano,
hoy en este solaz de regadío
de mi huerto me quedo.
No quiero más ciudad, que me reduce
su visión, y su mundo me da miedo.

¡Cómo el limón reluce
encima de mi frente y la descansa!
¡Cómo apunta en el cruce
de la luz y la tierra el lilio puro!
Se combate la pita, y se remansa
el perejil en un aparte oscuro.
Hay az'har, ¡qué osadía de la nieve!
y estamos en diciembre, que hasta enero,
a oler, lucir y porfiar se atreve
en el alrededor del limonero.

Lo que haya de venir, aquí lo espero
cultivando el romero y la pobreza.
Aquí de nuevo empieza
el orden, se reanuda
el reposo, por yerros alterado,
mi vida humilde, y por humilde, muda.
Y Dios dirá, que está siempre callado.


Miguel Hernández.


No, no es que me vaya a volver a la aldea o haya encontrado un huerto donde poder cultivar mis hortalizas preferidas. Tampoco se trata de un ataque de ingenuismo primitivo, ni quiero que nadie derribe ningún rascacielos, algunos, por cierto, verdaderas obras de arte de la ingeniería y de la arquitectura.

La cosa es mucho mas simple y personal. La semana pasada descubrí que no todas las flores amarillas silvestre de pétalos alargados, como rayos de un sol infantil, que se extienden por terrenos sin cultivar son dientes de león. Estas otras que aparecen en la imagen, que se parecen muchísimo —para mi profunda ignorancia botánica, iguales hasta hace siete días— son de un género distinto —taraxacum, el diente de león; crepis, la de aquí— son, ya veis, flores silvestres que comparten espacio, pero no género ni especie, que son las dos última categorías dentro de la clasificación científica de cualquier planta.

Y para celebrar este inmenso adelanto en mi conocimiento del medio natural es por lo que he solicitado la ayuda del poeta alicantino. 


***


domingo, 11 de mayo de 2025

NISI DOMINUS, Vivaldi


De los muchos motetes que escribió Vivaldi este Nisi Dominus lo compuso sobre el salmo 126 o 127 —según traducciones— de la Vulgata. Llego hasta él por medio de Le Poème Harmonique, que es uno de los conjuntos musicales que participa en el festival zamorano Música Cercadas, del que tuve noticia el jueves gracias a la radio. Como no he podido ir, me he consolado buscando información sobre las agrupaciones que han tomado parte en él.

De cuanto he podido oír, esta grabación que he colocado ha sido la que más me ha gustado, y me han gustado muchas. La interpretación me parece que es magnífica: la suavidad con que se expresan los instrumentos y la interpretación precisa y pausada de la mezzo-soprano Eva Zaïcik son maravillosas. En un par de días ya la he escuchado casi una docena de veces. Dos minutos en los que la perfección se hace música.

Que la música os sea favorable.

***


sábado, 10 de mayo de 2025

TRES POEMAS DE CARÁCTER SOCIAL DE DÍAZ MIRÓN

Salvador Díaz Mirón fue un poeta de gran capacidad técnica y amplio registro temático, que dejó muestras de su propio temperamento en el empuje impetuoso de sus, a menudo, arrebatadas composiciones de carácter social. Los tres ejemplos que vienen a continuación son buena muestra de su talento poético y de su impulsividad.


AL ZAR DE TODAS LAS RUSIAS


Ya fuiste bendecido y coronado;
esplendorosamente consagrado,
en medio de una pompa sin igual;
óyeme, pues, escucha los consejos
de quién fue sin tu venia a los festejos:
        ¡Yo soy la Libertad!

Tú mandas cien millones de lacayos;
diez mil cañones que vomitan rayos
rompen en truenos a tu voz triunfal;
cuatro mares, esclavos de tu acero,
besan tus plantas imperiales... pero
        ¡Yo soy la Libertad!

Sé bueno y justo porque Dios se irrita,
ama a ese pueblo que a tus pies se agita
con latentes hervores de volcán;
no me persigas más, dame la mano,
tiéndemela, si no… ¡Tiembla, tirano!
        ¡Yo soy la Libertad!


Del siguiente poema, además de su mayor sosiego, José Emilio Pacheco destaca el uso del término proletario en una conferencia que ofreció bajo el título Consolidación de la poesía mexicana. En ella decía que Díaz Mirón había sido uno de los primeros en introducir el término en un poema y advertía que no en el sentido marxista, sino en el que Bakunin le daba.


UN JORNALERO

Lírica gracia exorna y ennoblece
¡oh proletario! tu mansión mezquina:
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina.

Sospechoso el tugurio no parece,
cuando hay en él, como señal divina,
el tiesto con la planta que florece,
La jaula con el pájaro que trina.

¡Lúgubre la morada que guarece
miseria que no luce, por mohína,
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina!

¡Siniestro el pobre que de hogar carece,
o a su triste refugio no destina
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina!


El tercero de los ejemplos de eso que hoy llamamos poesía social o de compromiso político, parece que tiene varias fuentes de inspiración. José Emilio Pacheco cita a Proudhon y su Nous avons exagéré le superflu, nous n'avons pas le nécessaire (Hemos exagerado lo superfluo, ya no tenemos lo necesario). Parece clara la paráfrasis que se hace en el tercer y cuarto versos.

González de Mendoza, por su parte, documenta el origen de esos dos versos en el capítulo LXVI de la novela de SueLes Misères des Enfants trouvés (no existe, que yo sepa, traducción. El enlace remite al pdf que recoge la obra en varios volúmenes. El LXVI corresponde al capítulo I del tercer volumen. 

Posiblemente, la inspiración directa de esos dos versos se halle en la cita que señala Pacheco, mientras que la indirecta y más global pertenezca a la obra de Sue y al ambiente general de final de siglo con la proliferación de textos socialistas de diverso género, el ambiente revolucionario y, por supuesto, la literatura finisecular que se producía entonces, especialmente en Francia, como consecuencia del agitado ambiente social.



ASONANCIAS

Sabedlo, soberanos y vasallos,
        próceres y mendigos:
nadie tendrá derecho a lo superfluo
mientras alguien carezca de lo estricto.

Lo que llamamos "Caridad" y ahora
        es sólo un móvil íntimo,
será en un porvenir lejano o próximo
el resultado del deber escrito.

Y la Equidad se sentará en el trono
        de que huya el Egoísmo,
y a la ley del embudo, que hoy impera,
sucederá la ley del equilibrio.

***



viernes, 9 de mayo de 2025

JEREMY TAYLOR, Sobre la amistad

Jeremy Taylor (1613-1667). Fuente: Wikipedia
 

Gracias a Katherine Philips me he enterado de la existencia de Jeremy Taylor, quien vivió en una época convulsa de Inglaterra (Carlos I, guerra civil, Cromwell), fue pastor de la iglesia anglicana, de la que llegó a ser obispo, y también fue vicerrector en la universidad de Dublín

Como no tenía ninguna referencia acudí a Esteban Pujals y su Historia de literatura inglesaEn ese manual el autor solamente le dedica un párrafo (la voluminosa e imprescindible Norton ni tan siquiera le menciona). En ella se puede leer que gozó de gran fama en la época en que vivió como autor de pláticas y sermones. 

A mí el tema teológico me deja frío, pero estos dos poemillas que he encontrado me parecen muy dignos de ser publicados. 


FRIENDSHIP IMMORTAL


To me though distant let thy friendship fly;
Though men be mortal, friendships must not die;
Of all things else ther's great satiety.




AMISTAD INMORTAL


Aunque distante, deja que tu amistad vuele hacia mí;
aunque el hombre sea mortal, la amistad no deben morir;
de todo lo demás, hay gran saciedad.




                                                ***



HELP IN ADVERSITY

Friends are to friends as lesser gods, while they

Honour and service to each other pay:
But when a dark cloud comes, grudge not to lend
Thy head, thy heart, thy fortune to thy friend



AYUDA EN LA ADVERSIDAD

Los amigos son para sus amigos como dioses menores, mientras 
se rinden honor y servicio mutuamente:
pero cuando llegue una nube oscura, no escatimes prestar
tu cabeza, tu corazón, tu fortuna a tu amigo.




Pues eso, cuidad de vuestras amistades.

***


jueves, 8 de mayo de 2025

RETRATOS DE AMANTES (Leocadia Zorrilla), 9

Una manola: Leocadia Zorrilla. Fuente: Wikipedia


No siempre es fácil reconocer lo que vemos en una pintura de carácter figurativo. Solemos pensar que es más fácil interpretar o reconocer cuanto aparece en una obra de este tipo, porque las formas y figuras (de ahí el nombre) en ella recogidas se corresponden con las que podemos apreciar en la realidad. Pero no siempre es así y esta Una manola: Leocadia Zorrilla, aun teniendo un aspecto bastante sencillo, diría que aporta más enigmas que certezas.

Es cierto que la figura de la mujer está identificada, es Leocadia Zorrilla y Galarza. Ahora bien, no queda claro dónde se encuentra. Generalmente, se dice que es un cementerio, porque durante mucho tiempo fue costumbre rodear las lápidas con una verja similar a la que aparece detrás del ¿muro? sobre el que se apoya la mujer. 

Más dudas me plantea a mí saber que esta es una de las pinturas negras con las que Goya cubrió las paredes de su casa, la Quinta del Sordo. Y no parece que esta esté en consonancia con el resto, salvo la utilización tan reducida y apagada de colores. ¿Qué hacía compartiendo espacio con los miedos y obsesiones del pintor? ¿Cómo se explica que formara parte de ese círculo del terror en el que estaba El aquelarre o Saturno devorando a sus hijos

Otra cuestión que tiene mal encaje es por qué aparece ahí la única persona real, con la que compartió su exilio voluntario en Burdeos, era su ama de llaves en la Quinta y, hasta donde se sabe, se apreciaban mutuamente —no hay ninguna evidencia de que fueran amantes en el sentido tradicional de la palabra—, y Goya sentía gran estima por la hija de Leocadia, Rosario, una niña de diez años que tenía talento para el dibujo.

Para sembrar más dudas, cuando se examinó la obra con rayos X, se vio que el lugar ocupado por la posible tumba estaba ocupado por una chimenea (¿?) y que la protagonista de la escena aparecía con el rostro descubierto, es decir, sin velo. Pero esto poca importancia tiene, pues, a fin de cuentas, son rectificaciones, dudas, pruebas, que no forman parte de la intención final del artista.

Goya murió en Burdeos en 1824. Leocadia y Rosario regresaron a Madrid en 1833, después de promulgarse la amnistía, una vez muerto Fernando VII. Rosario se dedicó a realizar copias en el Museo del Prado, que luego vendía y con las que se ganaba el pan. En 1840 ingresó en la Academia de San Fernando y fue maestra de dibujo de las infantas Isabel (más tarde, Isabel ll) y Luisa FernandaPor qué estaba su madre entre las pinturas que cubrían todas las paredes de la Quinta del Sordo es un auténtico misterio para mí. 

***


miércoles, 7 de mayo de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Katherine Philips), Sobre la amistad

Ejemplar del KM
#unlibrounpoema
 


Katherine Philips (1632-1664), alias Orinda, no es una poeta de primer orden, pero se deja leer bien y es una destacada cantora de la amistad. De hecho, perteneció a The Society of Friendship —Sociedad de la Amistad—, un grupo más o menos literario que intercambiaba correspondencia —hoy sería algo así como un grupo de Whatsapp muy activo— y cuyo tema predilecto de expresión y reflexión era la amistad. El grupo estuvo activo desde 1651 hasta 1661 y, aunque no era solo de mujeres, ellas eran la mayor parte. Según parece, estaban muy influidas por el pensamiento de Montaigne y el famoso capítulo XXVIII de los Ensayos.

Lo del alias es porque quienes pertenecían al círculo de la amistad, recibían un nombres pastorales derivados del mundo clásico. 

Con este antecedente, es inevitable dejar aquí constancia de su labor como poeta dedicada al tema:

LA FELICIDAD, A MI QUERIDA LUCASIA

                    I

La felicidad, el mejor disfraz del falso mundo,
búsqueda y desavenencias de los sabios,
es tan recóndita y oculta en la noche
que, como el feérico "Caballero de la Cruz Roja",
quien había tomado la traicionera falsedad por pura verdad,
los hombres piensan que la poseen cuando no la tienen.

                    II

Pues tribunales, estarían encantados de poseer la Dicha,
pero nunca habitó ella alrededor de un trono:
ser adulado, ser rico y grande,
son cosas que confunden el juicio de los hombres.
Mas la seria experiencia vio esto desde hace tiempo,
la Ambición y la Dicha nunca estarían de acuerdo.

                    III

La Dicha esperaría algo más vano
por lo que reflejan sus brillantes exteriores.
mas seguro que la Dicha es más divina
que ser excavada en la roca o en la mina:
y aquellos que conocen sus bellezas confesarán,
que no precisa el lustre de un atuendo brillante.

                    IV

Algunos la sitúan en la alegría, pero ella desdeña
la ayuda de tales espinas crepitantes,
tan poco ella se debe a un placer tan exiguo,
pues es aguda y, no obstante, tan corta:
y los pintores nos dicen que dan los mismos trazos
para una faz sonriente y una cara llorando.

                    V

Hay otros que sitúan la Felicidad
en la libertad otorgada por el gobierno:
mas quienquiera que sea corrompe sus pasiones,
y pese a estar libre de grilletes es un esclavo.
Dicha y Esclavitud solo entonces difieren,
en estar encadenadas a los vicios, no por los hombre.

                    VI

Algunos piensan que la Dicha conoce el campo de batalla,
y que se asienta en la frente victoriosa:
pero en ese laurel a menudo se va
en medio de un ramillete de ciprés.
La felicidad tampoco se dará en ese lugar,
en el que moran el ruido, el tumulto y la destrucción.

                    VII

Mas, sin embargo, los más prudentes creen
que las universidades obtienen esta joya,
y hasta ahora es una verdad sin discusión,
que el conocimiento es aún la fruta más dulce.
Pero mientras los hombres buscan la verdad, pierden la paz;
y quien acumula conocimientos, ve aumentar la aflicción.

                    VIII

Mas ahora algún taciturno ermitaño sonríe,
y piensa que seduce a todo el mundo,
y que su celda y su plato contienen 
lo que la Humanidad quiere alcanzar en vano.
Pero aún así, su placer fue enunciado con un gruñido,
pes no nació nunca el hombre para estar solo.

                    IX

La propia Felicidad mejor se entiende
cuando es entre dos almas y las dos son amigas,
cuyos gozos en ambas se muestran permanentes
y muy multiplicados, al estar unidos:
sus mentes e inquietudes llegan a confluir tanto
que sus penas, una vez compartidas, pierden ese mal nombre.

                    X

Lejos estas de los intensos ruidos,
y (lo que es peor) de toda alegría vana,
quien nunca tuvo un proyecto mezquino,
cuya llama es formal y divina,
y apacible, e incluso, debe estar satisfecha,
ya que ambos atesoran unión y asociación.

                    XI

Así, Lucasia mía, nosotras tenemos
todo lo que el amor puede dar o anhelar;
con desdén y pena puede evaluar
las bagatelas que tanto traicionan;
templada con inocencia y perfecta amistad
por la virtud unida, por nuestra elección retirado.

                    XII

Amor, cuyos espejos son arroyos de cristal,
o bien de corazones, miradas mutuas;
quien desear no puede otras cosas
desea lo que brinda intimidad y Amistad:
cuyas ideas y personas trocadas y mezcladas son solo una,
y disfrutan de la Felicidad, o de lo contrario, el mundo carece de ella.


***


martes, 6 de mayo de 2025

LA BELLA EASO

Maqueta de la reconstrucción idealizada de la Oiasso romana. Museo Oiasso.


Con motivo de la apertura al público de las termas romanas situadas en un espacio aledaño al museo (tan pegadito a él, que están integradas en el propio museo), traigo a cuento una pequeña creencia que todavía hoy está muy extendida y que parece difícil de erradicar. 

La historia, la ciencia histórica, se construye a base de documentos y evidencias que prueben las afirmaciones que se hacen. Y se va elaborando, o cambiando, a base de datos fehacientes. En más de una ocasión hemos tenido que rectificar lo que pensábamos sobre un personaje histórico, un acontecimiento, un período, etc., debido al hallazgo de evidencias que ponían en tela de juicio lo que hasta ese momento tomábamos como verdadero. 

Así ha ocurrido con la Bella Easo. 

Primero fueron las catas realizadas en la Plazoleta del Juncal por Jaime Rodríguez Salís, que dieron como resultado la aparición de restos de cerámica romana (año 1969). Luego fue la aparición de la necrópolis romana bajo el suelo de la ermita de santa Elena (1971-1972). Y cuando las pruebas se multiplicaban (restos de barco de la época romana hundido en el fondeadero del cabo Higer, multitud de evidencias de la explotación de las minas de Arditurri, excavaciones en la zona de Santiago...), en 2006 se abre el museo para contener de manera racional y ordenada cuanto material de la época romana había ido apareciendo. 

Es evidente que la antigua Easo/Oiasso no se localizaba en la desembocadura del Urumea, sino a orillas del Bidasoa.

Lo curioso es que esto ya se sabía hace muchos años. En uno de los primeros libros que leí para enterarme de la historia particular de la ciudad en la que iba a impartir clases de historia en la segunda etapa de EGB, Guipúzcoa en la Historia, de Fausto Arocena, editado en 1964, se puede leer: A todo esto la existencia de la calzada, de las minas y del puerto de embarque plantean la necesidad de la existencia de un oppidum que, por todas las trazas, tuvo que estar situado en paraje próximo al actual Oyarzun, descendiente directo, incluso por relativa homofonía, del antiguo Oiasso. No cabe, por lo tanto, especular, aunque nos duela a los donostiarras, sobre su emplazamiento en nuestra Bella Easo, que, si es bella, no es Easo (el subrayado es mío).

También Wikipedia se hace eco del asunto en la entrada dedicada a la voz Oiasso; sin embargo, la creencia que identifica Easo con Donostia sigue extendida hasta tal punto que si se coloca en el buscador de Google el término "Bella Easo", esto es lo que ocurre.

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