Mostrando las entradas para la consulta juan garayar ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta juan garayar ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas

miércoles, 3 de septiembre de 2025

UN CUENTO DE JUAN GARAYAR

Esta mañana he recibido un cuento del amigo y narrador Juan Garayar. Lo publico tal y como lo recibo. Desconozco el origen de las imágenes que aparecen en él.

 

EL EMPERADOR QUE QUISO ABOLIR LA NOCHE

                    Para Bodo, Hochi, Pepe y Zaza, en nuestro segundo ágape




        En el verano del año 2015 Marisa y yo quisimos celebrar el 40 aniversario de mi salida de la cárcel y el fin de la Dictadura de Franco visitando Vietnam, país que ese mismo año celebraba el 40 aniversario de su victoria contra los norteamericanos y de la reunificación del país.

        Mientras recorríamos la senda arrocera de los Hmong a través de las montañas del norte, nuestro guía –quien, como hijo de un alto mando militar, durante la guerra había sido enviado a estudiar a La Habana, lejos de las bombas, y que hablaba un alegre español a la cubana–, nos amenizaba las comidas contándonos sus trapicheos en la Cuba de Castro o cosas tan sorprendentes como que los vietnamitas estaban agradecidos con los colonialistas franceses, que les habían construido el primer ferrocarril de toda Indochina; o que estaba agradecidos a los yanquis quienes, tras admitir su derrota, les habían mandando generosas ayudas y habían implantado en el país grandes fábricas gracias a las cuales ellos habían descubierto que existían las vacaciones pagadas; o cómo, tras vencer a los norteamericanos en el 75, ellos tuvieron que repeler las agresiones de los jémeres rojos de Camboya, hasta que invadieron este país y derrocaron al sanguinario Pol Pot; o cómo en 1979 repelieron la invasión de su país por parte de China. Pero recuerdo en especial el cuento que nos contó una noche de luna llena en la hermosa bahía de Halong: el cuento del emperador chino Qin Tan Dong, señor por entonces también de Vietnam, quien, al cumplir sus ochenta años y sentirse débil, pidió a sus astrónomos más sabios que dieran con la fórmula para detener el paso de los años y, así, burlar a la muerte; y cómo estos, tras permanecer un mes encerrados a pan y agua, encontraron la fórmula para lograrlo: abolir la noche.

        Dos fueron los argumentos que, según ellos, garantizaban la eficacia de esta fórmula:
Uno: que es la noche la que señala el final de cada día, final que miden los relojes y recogen los calendarios, marcando así el paso de los años.
Dos: que en la noche medran los ladrones y los asesinos, reinan las brujas y los diablos, y nos ronda la muerte.

        A la vista de ello, Qin dictó un Decreto Imperial que ordenaba destruir todos los relojes y calendarios, y condenaba a muerte a todo el que hiciera preguntas tan inconvenientes como las de “¿Qué hora es? ¿En qué día estamos? ¿Cuántos años tienes?” Y, para celebrar el inicio de la Nueva Era sin Noche, dispuso que siete días antes del día más largo del año, el del solsticio de verano, diez mil mensajeros imperiales recorrieran China clavando su Decreto en las puertas de todas las ciudades, pueblos y aldeas, escuelas y templos.

        Además, el Decreto Imperial establecía que la tarde del solsticio de verano se levantarían en todos los cruces de caminos, cumbres, plazas y patios escolares del Imperio, piras formadas por leña vieja, sobre las que se amontonarían cuantos calendarios y relojes hubiera en la zona y se ataría a la doncella más hermosa del lugar. Y, justo antes de que el sol se ocultara, se les pegaría fuego. Y este ritual debería repetirse un día tras otro, a lo largo de todo un mes si fuera preciso, hasta que el sol, deslumbrado por la fuerza de las hogueras, se parara, poniendo así fin al pasar de los días. Y establecía una excepción en el caso de las doncellas: se salvarían de la hoguera las cien bellas doncellas que, antes del solsticio, hubieran aceptado entrar a formar parte del harén del emperador.
 

***
        Llegó el solsticio de verano y, tras dos semanas de hogueras, ocurrió que el día amaneció con un sol tan luminoso que Qin, convencido de su victoria sobre la Noche, el Tiempo y la Muerte, ordenó preparar en palacio un gran banquete y, a media tarde, tras comer como un león y beber como un elefante, se retiró a su harén para disfrutar de sus cien nuevas esposas.

        Pero hete aquí que, avanzada la tarde, los consejeros imperiales advirtieron que el sol empezaba a declinar y los montes se teñían de sombras, siendo tal su pavor que ninguno se atrevió a informar de ello al emperador.

        Solo que, a esa hora, Dong, ahíto de licores, caricias y besos, quiso refrescar sus labios, por lo que pidió a su concubina preferida que le acercara un vaso de agua fresca, y esta, al ver que todas sus jarras estaban vacías, hizo llamar al aguador del harén, un joven eunuco ciego.

        Acudió el aguador hasta la puerta del gran salón con su pequeño burro portando dos garrafas llenas de agua fresca y, al salir la concubina con su jarra, quiso el azar –al que tanto le gusta burlarse de los sueños de los hombres–, que al abrir la puerta de la sala y entreabrir sus cortinas, el emperador se percatara de que estaba oscureciendo, por lo que hizo llamar a sus consejeros y, al decirle estos que quizás era simplemente que las hogueras se estaban consumiendo por falta de combustible –una vez agotados los calendarios, los relojes y las doncellas–, ordenó pegar fuego a todos los carros, palanquines y libros de China, salvo los de palacio.

        Y estaba el pregonero imperial leyendo el nuevo Decreto contra la Noche en la puerta del palacio, ante el que se había congregado de nuevo a los diez mil mensajeros que debían llevarlo hasta el último rincón del Imperio, cuando un viejo artesano farolero –al que se había llamado para llenar de luz el estrado desde el que el Emperador presidía el acto, y que llevaba sus farolillos a la espalda colgando de una caña de bambú–, al escuchar lo que vociferaba el pregonero, se atrevió a preguntar quién era el ignorante al que se le había ocurrido semejante estupidez, cuando hasta el último aldeano sabe que la noche es hermosa, que el tiempo es oro y que la muerte es justa, pues alcanza por igual al rico que al pobre, al señor y al esclavo. Y al saber que se trataba de un Decreto Imperial, el viejo exclamó que el emperador debía haberse vuelto loco para aprobar tan descabellado decreto. 

        —Si los hombres no tuviéramos la dicha de que, al final de cada día, llega la noche –precisó–, no solo moriríamos de fatiga al poco de nacer, sino que no podríamos admirar la belleza de la luna llena y la de la miríada de estrellas que iluminan el cielo, ni apreciaríamos que la Tierra es una mota de polvo en la inmensidad del Universo, ni entenderíamos que la muerte nos iguala a todos, seamos aldeanos o reyes, águilas o ratones. 
 


        Al oír lo dicho por el farolero, Tan montó en cólera, ordenó que lo arrojaran a sus pies y le exigió que se retractara de inmediato de sus palabras.

        —¡Estúpido! —bramó—. Si no lo haces, ordenaré arrancarte la lengua y los ojos. Y, si eso no basta, se los arrancaremos también a tu esposa y a tus hijos.

        —Señor –le respondió el viejo–. Yo soy viudo, mi única hija ha muerto en la hoguera y yo lo único que tengo en abundancia son mis años: ayer cumplí los cien. Así que si ha llegado mi hora, solo os pido una cosa: que me matéis una vez pasada la medianoche, pues hoy lucirá en el cielo estrellado una hermosa luna llena…

        El Emperador se ofuscó de tal modo ante la insolencia del artesano que empuñó su espada y le cortó la cabeza de un tajo, sin reparar en que, al desplomarse el anciano sobre el piso, los farolillos encendidos que llevaba colgando a su espalda rodarían por el suelo, estrellándose contra las alfombras de lino y los cortinones de seda del palacio. Y así ocurrió que en aquel seco día de verano, tras prender cortinones y alfombras, el palacio ardió por sus cuatro costados, pereciendo en el incendio el propio emperador con todas sus concubinas.

* * *
 
        La muerte del emperador no entristeció al pueblo. Al contrario. Tras el incendio, los astrónomos y artesanos se apresuraron a construir nuevos calendarios y relojes, y los niños y niñas volvieron a celebrar con alborozo sus cumpleaños y las fiestas del Año Nuevo.

        Mi primo alemán, Bodo –que conoce el chino y ha pasado meses en Pekín–, me ha contado que, en las noches del solsticio de verano, los trovadores de toda China cantan cómo aquel año, al ir a elegir al nuevo emperador, los consejeros no eligieron al más guapo, ni al más fuerte, ni al más rico, ni al más charlatán, ni al más iluminado, ni al más truhán, sino a un joven condenado a muerte por haber celebrado con su familia el primer año de su hija, el cual, al preguntarle cuál sería su primer decreto si era elegido emperador, les leyó un sencillo poema:


                                    El Tiempo es oro,

                                    y el reloj, su pregonero.

                                    ¡Cuídalo!

                                    El Día y la Noche son inseparables,

                                    y son igual de hermosos.

                                    ¡Goza de ambos!

                                    La Muerte es equitativa:

                                    nos trata a todos por igual.

                                    ¡Acéptala!

                                    El Amor es el sol que ilumina nuestra Vida.

                                    ¡Ama a todos cuantos te rodean,

                                    mortales como tú!


        A las gentes les encantó el pequeño poema y quisieron nombrarlo emperador, solo que la víspera de la coronación, el hijo más ladino de Qin Tan Dong envenenó al joven y se autoproclamó emperador.

        Pocos saben que, al conocer el crimen, Li, el aguador decidió escapar de Pekín a lomos de su burro y que, tras recorrer la Ruta de la Seda, buscó refugio en el Bidasoa, en nuestra Isla de la Paz; y que fue él quien nos enseñó a los vascos a organizar festivales de fuegos artificiales en la noche del solsticio de verano, como se hace en China.

¡Eta hori hala ez ba zan / sar dadila kalabazan!

(Y si no fue así / mételo en una calabaza)


* * *

Nota final
: cada país sufre a sus propios líderes alocados.

        Nosotros tuvimos aquí, entre otros, a Franquito Voz de pito, un general sanguinario que, tras advertir que el gran Cervantes escribió El Quijote solo con su mano derecha –un tiro le destrozó la izquierda en Lepanto-, y que el gran Blas de Lezo venció a los ingleses pese a haber perdido su brazo y su ojo izquierdos, dedujo que la Izquierda era un estorbo inútil y que era la Derecha la única que podía recuperar la perdida Grandeza Imperial de España, por lo que, tras alzarse en armas contra la República en 1936 para liquidar a todas las Izquierdas –a sus líderes, pensadores, artistas, poetas y a sus gentes–, una vez aniquiladas estas en aquella “Guerra del millón de muertos y exiliados” de la que él salió entronado como Caudillo Único, decretó que se taponara la oreja izquierda y el ojo izquierdo a todos los españolitos.

        Menos mal que, tras mil peleas y pulsos con ambos brazos y, una vez muerto el perro, se acabó la rabia, y que hoy aquí podemos volver a contemplar el Universo con nuestros dos ojos, a percibir los sonidos del mundo y las palabras de las gentes con nuestros dos oídos, y a trabajar, amar y crear con nuestras dos manos.

Juan G. 3-09-2025

***



Fuente: Wikipedia
Mapa de los conflictos armados en curso (número de muertes violentas en el año actual o anterior):      Guerras mayores (10 000 o más). Palestina, Ucrania, Sudán, Etiopía, Myanmar (Birmania).      Guerras menores (1 000–9 999).      Conflictos (100–999).     Escaramuzas y enfrentamientos (1–99).

martes, 28 de marzo de 2023

JUAN GARAYAR PRESENTA SU ÚLTIMA NOVELA

Editorial

No siempre es posible, pero cuando puedo contar con las palabras del propio autor, prefiero que sea él quien comente la obra que ha escrito, que sea él quien os invite a la lectura de la obra. Aquí lo tenéis:

 

***


lunes, 28 de febrero de 2022

JUAN GARAYAR PRESENTA "HÍGUER O EL VUELO DEL HOMBRE COLIBRÍ"

 

Editorial

Juan Garayar, como habréis podido ver por el enlace, ejerció de abogado laboralista y durante los años 2009-2012 fue Director de Industria del Gobierno Vasco (hoy Dirección de Industria y Transición Energética). Como novelista, publicó su primer trabajo, La estrategia de la sardina, en 2003. 

La novela podéis adquirirla solicitándola en vuestra librería de confianza o a la editorial.

***

Путин, немедленно останови войну!

miércoles, 9 de marzo de 2016

CHARLANDO CON JUAN GARAYAR sobre fundamentos del Derecho

Juan Garayar ha sido Director de Desarrollo Industrial del Gobierno Vasco, es abogado, novelista —La estrategia de la sardinay, por encima de todo, una persona amable que se presta de manera generosa a responder públicamente las cuestiones que le hice llegar por correo electrónico. 

Él mismo, incluso, me ofrece su propia y modesta presentación en este Aviso a los lectores: Soy un abogado tardío, que primero viví “los conflictos sociales: cárcel, sindicalismo…” y luego estudié Derecho intentando encontrar respuestas y soluciones a los mismos. Me hice abogado con 38 años. Quizás por eso mismo, mi visión del Derecho está más ligada a la negociación, los pactos, a dar solución a los conflictos, en particular laborales y de empresas en crisis, y menos a pleitos. De hecho, no piso los Juzgados, no me sé los Códigos y solo voy a pleito “cuando no hay más remedio”. Advertido queda.

¿Qué es y para qué nos sirve el Derecho?

El Derecho puede entenderse como la compilación del esfuerzo de los humanos por regular mediante principios, sistemas y normas, sus conductas, su convivencia, su organización, sus poderes, sus conflictos y sus litigios, plasmada a lo largo de la Historia en Leyes, Códigos, Constituciones, Reglamentos mediante la labor de Instituciones con capacidad de legislar y de crear órganos y procedimientos especializados de control y sanción legal.  

El Derecho sirve para regular mediante normas objetivas las conductas, los poderes, los conflictos entre los hombres; sirve para juzgar y sancionar hechos; y sirve para aplicar procedimientos de arbitrar y mediar, aceptando que cada persona, cada grupo, puede tener derechos e intereses distintos, pero que pueden resolverse mediante la Ley y no mediante la guerra, mediante la sanción legal y no mediante la venganza de la víctima. 

¿En qué medida podemos hablar con propiedad de Ciencia del Derecho?

Se habla de Ciencia del Derecho, al igual que se habla de la Ciencia de la Historia o de la Filosofía, no como si fuera una ciencia matemática o física, sino como Ciencia Social, con su propia historia, sus técnicas, sus análisis comparados, sus procedimientos y sus principios reguladores.

¿Podría existir una sociedad sin Derecho?

No. Por la misma razón que no cabe una sociedad sin Historia, o sin Lenguaje. Pues no cabe concebir una sociedad sin normas o principios que regulen las relaciones entre sus individuos, sus familias, grupos y poderes, y que no discierna entre los comportamientos beneficiosos: el matrimonio, el trabajo…, y los perversos: el incesto, el robo…, y entre los actos positivos: el amor filial, la paz social, y los dañinos: el asesinato…, y que carezca de norma, regla o criterio de control y sanción de los mismos.

Otra cosa es el Derecho entendido como Ley escrita, que es tardío, lo mismo que primero fue la literatura oral y luego la escrita. O diferenciar el Derecho Natural, basado en principios filosóficos, y el Derecho Positivo, con normas escritas, con Leyes objetivas.

¿Qué diferencia hay entre legal y legítimo?

  • LEGAL: conforme a lo que establece una Ley
  • LEGITIMO: que alguien, persona o institución, tiene capacidad, competencia y derecho a actuar en algo, conforme a la ley. 

En el lenguaje común pueden ser sinónimos: acto ilegal, mujer legítima…, aunque apuntan a dos temas distintos: Legalidad y Legitimidad.
Ejemplo simple: un árbitro de futbol está legitimado para sacar una tarjeta a un jugador que da una patada a otro, y aplicarle una sanción de expulsión del campo por esa falta, conforme a las normas de ese deporte contra las agresiones, pero no lo está para matarlo, esto no sería legal. Tampoco puede entrar en la clase de su hijo y, al ver que otro niño le da una patada, decidir él mismo la expulsión del agresor. No puede hacerlo incluso si ese comportamiento concreto es sancionable así conforme a la Normativa Escolar, pues él no está legitimado para aplicar esa sanción. Puede denunciar el hecho, pero son los órganos de la Escuela los únicos legitimados para decidir la sanción. Solo así la sanción será legal y legitima, las dos cosas.

Weber distinguía tres formas de legitimación del poder: la basada en el poder carismático, en el poder de la tradición y en el poder de lo legal-racional. ¿Ha asumido el poder político que deberíamos transitar por el de la autoridad basada en el marco legal-racional?

En las llamadas Democracias sí, pues el poder nace de la legitimidad que da el voto legal de los ciudadanos y se debe ejercer conforme a las leyes. Y si no se respeta la Ley, el poderoso puede ser juzgado y sancionado… ejemplo hispano: Rato, Bárcenas…. En las jerarquías tradicionales y en las dictaduras, no. Éstas se fundamentan y basan en tradiciones y libros sagrados, o en principios superiores que solo el líder puede interpretar y aplicar a su antojo… hasta ser depuesto o sustituido por otro.

A una parte de la población no le parece evidente la relación entre Justicia y Derecho ¿Cuál es el problema?

Por principio, ambas están relacionadas, pero realmente son dos cosas distintas y, a veces, eso puede generar confusión. 
Ejemplos: cuando se dice “hay que hacer justicia aplicando la Ley, y no tomándose la justicia por su mano”, todos entendemos que si alguien me atropella, no debo pegarle dos tiros, sino denunciarlo para que lo detengan, lo juzguen y le condenen, porque “es la Ley la que hace justicia”. Pero hay muchas Leyes que pueden no ser justas: ¿es justo que en muchos países sus leyes no acepten el Divorcio, o el Matrimonio Homosexual, o la igualdad Hombre-Mujer, o el voto femenino…, o que esté legalizada la Esclavitud, el Appartheid, la Poligamia, la pena de muerte, la lapidación de la mujer adúltera, la ablación del clítoris a las niñas, la mutilación de las manos al ladrón…, o que no haya Libertad Religiosa, o Política, o de pensamiento…, o que se prohíba una lengua, un libro, una canción…, o que la Herencia favorezca el Mayorazgo… etc. etc.?

Iusnaturalismo, positivismo jurídico. ¿Qué está en juego detrás de esos términos?

Se trata de conceptos de la Ciencia del Derecho para distinguir entre los llamados “Derechos Naturales” y el “Derecho positivo regulado en las Leyes”, dos conceptos que parecería que deberían ser lo mismo, pero no es así. 

Derechos Naturales son los que descansan en algunos principios filosóficos de valor general, por ej. “todos los hombres son iguales ante la Ley”, pero a lo largo de la Historia se consideró Derecho Natural a cosas como el derecho a tener esclavos, el derecho del hombre sobre la mujer, el derecho a ajusticiar al blasfemo o al hereje, el derecho a la guerra santa…, dependiendo de la cultura, las ideologías y la religión de cada sociedad. Solo con el auge del racionalismo, el laicismo, la filosofía humanista y la ciencia se han ido acotando una serie de derechos naturales “universales” como la igualdad de todos los hombres y mujeres independientemente de su sexo, raza, tribu, nación o riqueza… 

Con todo, no se debe olvidar que, hace apenas 70 años se implantó en el muy culto país de Kant, Goethe y Beethoven el supuesto “Derecho Natural” de la Raza Aria a dominar a las demás y a acabar con los judíos. Igualmente, hubo teóricos que viendo el comportamiento del rey de la selva, el león, que, al emparejarse con una leona, empieza por matar a los cachorros de la camada anterior para que solo quede la suya, consideraron que los aspirantes a reyes tenían el mismo “derecho natural” a matar a los demás hermanos e hijos, para asegurar el reinado de su propia estirpe.

El Derecho Positivo tendría que asentarse en los Derechos Naturales Universales, pero el ejemplo nazi basta como botón de muestra de que no es oro…

¿Derechos individuales o derechos colectivos? 

Los dos. ¿Por qué esa “o”? Se debe cambiar la o por la “y”.
Ejemplo laboral sencillo: yo tengo Derecho Individual al salario y a que no me traten como a un esclavo y a que, por ej, no me corten la mano por haber hecho mal una pieza. Pero tengo, como todos los trabajadores, una norma reguladora sobre qué salario me corresponde, y qué derechos laborales tengo: vacaciones, permisos, pluses, sanciones tipificadas y no denigratorias…

Si solo pedimos derechos Individuales acabaremos en la Ley del más fuerte, en la selva del todos contra todos. Si solo colectivos, se acaba en la dictadura.

¿Puede ser la Carta de los DDHH una aspiración universal o está condenada al fracaso?

Debe serlo. Y, si no la hubiera, habría que reinventarla. Precisamente, una de sus funciones es la de servir de faro y de contraste para ver dónde no se respeta… El que se vulnere la Carta de DDHH no es el fracaso de la carta, es el fracaso de los que se comportan contra ella, y, ante éstos, ella es el mejor espejo y referente. Al igual que no decimos, porque siga habiendo asesinatos, que estos condenan al fracaso la Ley contra el asesinato; al contrario, eso resalta su importancia.

Vivimos en medio de una crisis y, así como se tambalean algunos principios económicos y políticos, se ponen en cuestión los fundamentos del Derecho. ¿Hasta qué punto es esta una posición razonable y qué consecuencias puede tener?

Sí, vivimos en medio de una crisis; y en toda crisis, en la que el marco legal y las normas establecidas no logran dar respuesta a los nuevos problemas que surgen, es lógico poner en cuestión los viejos principios y buscar nuevas normas que sirvan mejor para darles respuestas. Es inevitable. 

Otra cosa es que la salida a la crisis tiene siempre varias puertas. Eso es fácil verlo en experiencias del pasado: en los años 30, ante la crisis de 1929, HITLER vio la solución a la crisis en Alemania apostando por el nazismo, la expansión militar y la economía y la política de guerra. STALIN la vio reforzando la dictadura del Partido Único, la represión a los disidentes y la colectivización forzosa. Y, frente a ellos, nos es fácil defender la política keynesiana de un Roosevelt que huyó de una fórmula y de la otra y desarrolló una política socialdemócrata, que sería la guía en la Europa de postguerra, consolidando la llamada “economía social”: empresa, trabajo y derecho, base del mayor desarrollo económico y social en Occidente. 

Hoy existe el mismo reto y el mismo dilema, y vuelve a ver quienes ponen a la Política, de derechas o de izquierdas, por encima del Derecho y la economía social –digamos Maduro, en Venezuela, o Putin en Rusia-, quienes ponen al Poder Financiero –digamos los candidatos republicanos, como Cruz o Trump, en USA-, y quienes ponen a la Guerra –digamos Corea del Norte, Siria, Bush…-. Lo que no se ve nada claro es dónde está hoy la respuesta correcta, por decirlo irónicamente, ¿dónde está hoy Willy… digo Roosevelt? En esto, en España, la propia izquierda está muy dividida.

Da la impresión de que la sociedad en general se encuentra muy alejada del mundo del Derecho y de sus prácticas. Parece que lo percibe como algo de lo que hay que desconfiar y, además, lo asocia al ejercicio del poder. ¿Estoy equivocado? Y si no es así, ¿qué habría que hacer para reconducir la situación?

No coincido con esa impresión, aunque el tema es complejo. 

El más tonto del pueblo reclama hoy sus derechos ante el patrón, ante el banco, ante la policía, ante sus padres, ante sus hijos, ante su pareja, ante la Comunidad de Vecinos o la Escuela… Y el más desconfiado se alegra de que detengan al corrupto, al asesino, al ladrón, al estafador y pide que “les den su merecido”… Vivimos inmersos en el mundo y en las prácticas del Derecho.

Otra cosa es que en la cultura actual, a la vez individualista y gregaria, cada individuo se considere él “con derecho a todo” pero desprecie el  derecho de los demás; o que lo que éste considera un “penalti injusto a mi equipo”, el l contrario lo ve como “el penalti más justo del mundo”. O que, ya en relación con el Poder, exijamos poder CONTRA los demás, pero no poder SOBRE nosotros mismos; denunciemos la Corrupción de los otros, pero entendamos la nuestra y la de los nuestros; e incluso que, conociendo la relación entre Poder Político, Poder Económico y Justicia, y que a menudo vemos que “no se castiga a los poderosos”, ésa sea una excusa perfecta para defender que yo “puedo hacer lo que se me pone: robo porque roban todos, le pego a mi novia porque todos lo hacen, mato a mi mujer con toda razón, porque me ha dejado y se ha ido con otro; o lo ha matado porque era un facha antivasco y él es un guerrillero de la ETA, o porque era un rojo antiespañol y yo soy un patriota del GAL; o por ser un caricaturista de Charlie H., que atacaba al profeta y yo soy un cruzado…”… etc., etc.

Frente a este subjetivismo atroz, y frente a los abusos de los poderosos y de los fundamentalistas de todo color, no queda otra sino seguir defendiendo contra viento y marea la primacía de la Ley y la defensa de la Carta de DDHH, y una filosofía humanista que defienda el imperio de las leyes sobre todos por igual.