Me encuentro esta curiosa antología, La casa del poeta, y no puedo resistir la tentación de llevármela a mi casa. Es como llevarme una pequeña manifestación bajo el brazo, pero, entendámonos, una manifestación de la palabra creativa, una poliédrica reivindicación de la casa en todas sus vertientes. Me siento en el balcón y picoteo acá y allá, unas veces buscando el poema ya conocido; otras, rastreando aromas nuevos. Corrijo: es mala imagen la de la manifestación, es una fiesta, una alborozada reunión en la que cada cual trae un perfil, una apariencia, una representación, una lámina distinta de la casa en la que habita, o se imagina habitar, o quiere habitar, o no quiere, pero es su casa, o no es su casa, o no es la de nadie, o quisiera ser la de todos. ¡Uf!, con tanta fiesta, creo que me estoy haciendo un lío. Lo mejor será que os deje tres breves ejemplos. Los hay largos y muy largos, pero tengo una especial querencia por los cortos.
HAIKU DE LA COCINA
Tú, lo importante.
Monda de la patata.
El resto, nieve.
Gonzalo Escarpa.
CASA DENTRO DEL MAR
Un cuarto donde hubiera
olas,
donde la espuma y el fragor llegaran
hasta la cama. Un cuarto con mareas.
Con peces.
Con medusas.
Húmedo y exquisito.
Con sal y escalofrío.
Eso soñé.
Mis pies pisan arena
y tengo miedo de que sea mentira:
no abro los ojos y te toco a ciegas.
Josefa Parra.
MOMENTOS QUE NO TIENEN PRECIO
Llegar al fin
hasta la puerta
de tu casa,
entrar,
echar todas las cerraduras,
y, como quien saborea
el sabor de la venganza,
decirlo:
"ahí
os quedáis,
hijosdeputa".
Karmelo Iribarren.
¿Cómo? ¿Que no os he dicho quienes eran los invitados? ¡Uy, es verdad, qué despistado! Aquí los tenéis:
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De la contraportada del libro. |
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Путин, немедленно останови войну!