viernes, 5 de junio de 2015

EL ARTE DE LA LECTURA SEGÚN W. H. AUDEN

Me he sumergido en la lectura de este apasionante libro de Auden, que llevo a todas partes, y del que otro día os dejaré algún comentario. Hoy voy a entresacar algunas citas que tienen que ver, precisamente, con el acto de leer.


  • Leer es traducir, puesto que no existen dos personas con idénticas experiencias. Un mal lector es como un mal traductor: es literal allí donde tendría que parafrasear y parafrasea allí donde debería leer literalmente. Cuando se trata de lectura, la erudición, valiosa como es, importa menos que el instinto: grandes estudiosos han sido pésimos traductores.
  • Como lectores, la mayoría de nosotros somos, hasta cierto punto, como esos granujas que dibujan bigotes en los rostros de las chicas.
  • Un poeta no puede leer a otro poeta, ni un novelista a otro novelista, sin comparar sus respectivas obras. Al tiempo que lee, va diciéndose: "¡Por Dios! ¡Si este es mi bisabuelo! ¡Mi tío! ¡Mi enemigo! ¡Mi hermano! ¡mi hermano idiota!
  • Hay libros que son injustamente olvidados; ninguno es injustamente recordado..
  • Cuando alguien que es evidentemente un bobo me dice que le ha gustado uno de mis poemas, siento como si le hubiese robado la cartera.
  • No se puede culpar únicamente a los críticos. La mayoría de ellos quizá preferiría comentar solo aquellos libros que, pese a sus errores, les parezcan dignos de leerse. Ahora bien, si un crítico asiduo de uno de los abultados periódicos dominicales hiciera caso a sus inclinaciones, su columna estaría vacía al menos uno de cada tres domingos. Y si un crítico consciente que tiene que comentar un nuevo libro de poesía en un espacio limitado reconociera que lo único apropiado sería copiar una serie de citas sin hacer comentario alguno, el editor se quejaría de que no se merece el dinero que le pagan.
  • La extraña relación que los escritores, y en especial los poetas, tienen con el público se debe a que su instrumento, el lenguaje, a diferencia del de los pintores y los músicos, no es exclusivamente suyo, sino que pertenece a la comunidad lingüística de la que estos escritores y poetas forman parte. Muchas personas estarían dispuestas a admitir que no entienden de pintura o de música, pero muy pocos, habiendo asistido a la escuela y aprendido a leer anuncios publicitarios, aceptarían que no entienden su propia lengua. Como decía Karl Kraus: "Los lectores no entienden alemán, pero soy incapaz de explicárselo en idioma periodiqués".

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