"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
viernes, 31 de enero de 2025
EL CIELO NOCTURNO, FEBRERO 2025
jueves, 30 de enero de 2025
LA VIDA
He recordado esta anécdota porque hoy he oído el programa A hombros de gigantes, programa que tenía pendiente desde hace un par de semanas. En él, durante los primeros 22 minutos, Manuel Seara Valero entrevista a Carlos Briones, investigador del Centro de Astrobiología, y a Valerio Rocco, profesor de Historia de la Filosofía Moderna en la Universidad Autónoma de Madrid, con motivo del artículo que publicaron en la Revista de Occidente, en el número de diciembre pasado, y en el que bajo el título ¿Qué es la vida? Una nueva aproximación desde la ciencia y la filosofía ofrecen una nueva defición a las ya abundantes definiciones, desde una perspectiva en la que se tienen en cuenta, entre otras circunstancias y condicionamientos, la existencia de todos los seres vivos, incluida la posibilidad de vida distinta a la que conocemos en nuestro planeta.
Al artículo podéis acudir desde este enlace (invertir diez minutos en su lectura resulta verdaderamente provechoso, intelectualmente hablando). En la entrevista que está recogida en el programa se encuentran todos los temas que son objeto de reflexión y puede resultar más cómodo que la lectura en pantalla; sin embargo, se pierden algunos matices que la escritura puede ofrecer, pero no así la oralidad.
Interesante, muy interesante resulta comparar la definición que Atkins (y toda la reflexión que desarrolla antes de llegar a ella, que fue, por cierto, lo que motivó mi comentario poco oportuno para el momento) con la del bioquímico y el filósofo. La ofrezco aquí: La conservación imperfecta de información mediante un flujo de energía (p 69). Y esta, la de Briones-Rocco: La vida es una red de interacciones e interdependencias que se establece entre sistemas químicos complejos capaces de autorreproducirse y evolucionar.
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miércoles, 29 de enero de 2025
UN LIBRO, UN POEMA (Nadia Fabo Andrés)
Editorial |
Un jurado presidido por Olvido García Valdés y asistido por los vocales Antonio Lucas, Julieta Valero, Javier Vicedo y Carmen Díaz decidió otorgar el II Premio de Poesía Marpoética, tal y como se puede ver en la cubierta del ejemplar, a Nadia Fabo Andrés, poeta donostiarra que cuenta en su haber con los siguiente títulos:
Un antílope en la garganta (2019),Tina Turner en la cola del híper (2020),
Tenderete (2021),
Hija (2022) y
Pitx (2024).
Como son breves, dejo tres poemas. En todos ellos podréis apreciar esas características del estilo de la autora como son el desenfado, la ironía, el humor y una mirada siempre crítica y distante con la cotidianeidad. Cada vez que la leo, a mí me recuerda aquel alegato de Rimbaud sobre la necesidad de ser absolutamente modernos con el que se despedía en Una temporada en el infierno. Fabo Andrés es absolutamente moderna, pero sin la acritud del francés... y con mucho más humor.
laluz.
apaga laluz.
niña, laluz del baño.
laluz. laluz. laluz. laluz del cuarto. laluz.
me oigo:
laluz.
niños, laluz.
laluz. laluz. laluz.
laluz del baño. laluz. laluz.
niños, apagad laluz.
laluz. laluz, coño, laluz.
hay herencias buenas,
malas
y las abiertas con azada.
me he comprado un vaquero de leopardo por veintidos
con veinticuatro.
¿no te he enseñado yo nada sobre las compras compulsivas?
¿todavía no sabes que aunque uno sienta algo mucho,
durante mucho rato, muchas veces, incluso con
mucha gente, no cambia nada el mundo?
¿todavía no sabes que el deseo fermenta como peladuras
de ciruelas rodeadas de ávidas avispas amarillas?
¿no te he enseñado yo nada sobre el abismo?
pobre leopardo.
martes, 28 de enero de 2025
lunes, 27 de enero de 2025
UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO
Esta es la cubierta de la tirada de 500 ejemplares que encargó Rimbaud, la primera y la única que se hizo en vida del poeta. De aquellos ejemplares solamente recogió una docena, los demás quedaron almacenados en la imprenta hasta que pudiera pasar a pagarlos. Nunca llegó a ocurrir eso. Su hermana Isabelle hizo correr el bulo de que él, Arthur, los había quemado. En 1901 un bibliófilo los encontró en los almacenes de la imprenta.
Verlaine, que fue uno de los que recibió un ejemplar, dejó escrito que era una prodigiosa autobiografía psicológica, escrita en esta prosa de diamantes que es propiedad exclusiva de su autor ("Les hommes d'aujourd'hui", Œuvres en prose complètes, Gallimard, La Pléiade, 1972, p. 802).
domingo, 26 de enero de 2025
NOVIEMBRE, Max Richter
Max Richter (1966) es uno de los compositores actuales más creativos e innovadores. Su estilo minimalista, abarca una gran producción, buena parte de la cual se inscribe dentro de la música incidental, es decir, música compuesta para acompañar y ambientar obras de teatro, ópera, ballet o cinematográficas.
Mari Samuelsen, la solista, es una de las más prestigiosas y reconocidas violinistas de la actualidad. La interpretación de esta pieza se llevó a cabo en el marco de las celebraciones por el 120 aniversario de Deutsche Grammophon celebradas en la Ciudad Prohibida de Pekín. La orquesta sinfónica es la de Shanghái, la más antigua orquesta de toda Asia. Interpretó bajo la dirección de Long Yu.
sábado, 25 de enero de 2025
CARMEN DE BURGOS, 'Colombine' y GLORIA FUERTES
Colombine kalea |
Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
a los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores
–no digo nombres–,
gracias a eso, pude sobrellevar mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta
–pero Dios y el botones saben que no lo soy–.
Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.
viernes, 24 de enero de 2025
UNA MIRADA AL PASADO... SIN NOSTALGIA
Cuando murieron mis padres, una de mis hermanas me hizo llegar dos cuadernos que se encontraban entre los objetos que aparecieron al limpiar el piso. El primero, el de papel milimetrado, es de mi época escolar (tenía 8 o 9 años). Cuando los recibí, eché un vistazo y los metí en una carpeta. Hace unos días la carpeta y todo su contenido terminó en el contenedor de papel. No soy nada nostálgico y prefiero deshacerme de todo lastre antes que dejar ese trabajo a quien pueda venir detrás. En cualquier caso, antes de tirarlos, fotografié algunas páginas por si las utilizaba en este blog. Hoy las saco a relucir.
La verdad es que darían para realizar multitud de comentarios: sobre la escuela de los años 60, sobre costumbres y escritura, sobre contenidos, sobre mi falta de atención y mi penosa ortografía...
Es esto último lo que más me sorprende hoy en unos cuadernos donde yo escribía lo que se me indicaba, pero que nadie corregía. A la vista están esos errores tan abultados y notorios como la confusión entre la b y la v, la mayúscula de los nombres de los meses o la falta casi absoluta de tildes...
Sin embargo, de todos los deslices que se pueden apreciar en estas pocas páginas, los que más me divierten y me asombran son los que aparecen en las resoluciones del segundo y tercer problemas. En ambos, según parece, me puse a resolver el anterior, como si hubiera olvidado la inmediata lectura del problema y alguien me hubiera advertido de que había entrado en un bucle, pues me volvía a entretener con el anterior (?). Que eso me ocurriera dos veces de forma continua habla bastante mal de mi grado de atención. Dicho esto, advertid que el segundo, además, está mal resuelto.
El segundo cuaderno pertenece a mi estancia en el instituto. De este recuerdo más cosas porque yo entonces tenía 14 años (15 justo al terminar el curso). Se trata de un cuaderno que teníamos que presentar antes de que el curso terminara. En él debían plasmarse esquemas de todos los temas que la profesora había ido explicando durante el mismo. Obligatoriamente, cada esquema tenía que aparecer acompañado por algún dibujo realizado a mano o algún otro material (no valían fotografías) como hojas, por ejemplo, siempre y cuando el tema lo permitiera (esto solamente afectaba a los temas botánicos).
Como bien figura en la primera página, yo estaba en 5º de bachiller y la existencia de las tildes seguían siendo un auténtico problema para mí. Muy significativo es que mi propio apellido figurase sin ella nada más abrir el cuaderno.
Creo recordar, pero es sabido que los recuerdos los ordena el capricho a su entera voluntad, que empecé a ser consciente del uso de las tildes gracias a una gran profesora que tuve en COU, con la que descubrí el más fascinante y entretenido mundo de la literatura en general y de la poesía en particular. Su nombre: Milagros Polo. Si hacéis clic aquí podréis ver sus trabajos como investigadora.
jueves, 23 de enero de 2025
STEFAN ZWEIG, "Verlaine"
Editorial |
Confío en que el simple hecho de citar unas cuantas líneas del "preludio" de esta tan encantadora como breve biografía resulte argumento suficiente para defender la opinión que sostengo:
De todos los poetas de nuestro tiempo, ese gesto conmovedor, esa necesidad de dar su vida a otros no ha poseído a nadie de manera tan arrebatadora, tan abnegada y trágica como a Paul Verlaine. Porque ninguno ha sido tan débil ante la presión del destino. Toda su virtud poética es grandeza vuelta del revés, es debilidad. Como no podía dominarlo le quedaba el lamento; como no era capaz de dar forma a los acontecimientos, resplandecen en su obra como belleza desnuda e indómita, humana al mismo tiempo que divina. De ese modo produjo una lírica primigenia, pura humanidad, sencilla queja, humildad, balbuceo, ira y reproche, sonidos primitivos en sublime forma, el sigiloso llanto del niño al que han pegado, el grito de miedo del extraviado, el tierno llamado del pájaro solitario al caer la tarde. Otros poetas han tenido ademanes mucho más variados: el del que clama y reúne con sonoro cuerno a los caminantes que acuden de todas direcciones; el del mago que teje sonidos como teje el susurro de las hojas, el rumor del viento y el borbotar del agua; el del maestro que condensa en oscuros proverbios toda la sabiduría de la vida. Él en cambio no tenía otra cosa que el ademán del débil que necesita a otros, los gestos del mendigo. Pero esos gestos los poseía maravillosamente, en todos sus acentos y matices: poseía el débil llanto del hombre débil, a veces resonando en el confuso balbuceo del borracho, poseía el tierno y aflautado sonido del deseo vago y melancólico, pero también el duro martillar contra el propio pecho, el flagelante azote del penitente y la íntima oración de gratitud que murmuran las mujeres pobres en los escalones de la iglesia. Otros poetas estaban tan entrelazados con el universo que ya no era posible distinguir si las grandes tormentas temblaban en su pecho, el mar rugía en ellos o era su palabra la que hacía estremecer los prados y acariciaba tierna los sembrados en forma de viento. Eran personas que daban y reunían vida, dioses por el milagro de la creación y al mismo tiempo sus sacerdotes. Verlaine nunca fue más que un ser humano, un ser humano débil, que ni siquiera era capaz de "enumerar los delitos de su corazón", pero precisamente la carencia de lo personal daba como resultado lo archisingular, lo arquetípico, lo más puramente general y humano. Verlaine era blanda masa, sin capacidad de impregnación y sin resistencia: cada cosa, incluso los fugaces dolores de segundos solitarios, similares a aromas, que normalmente se disgregan o se condensan en sorda tristeza, cada línea de la vida que cruzaba la estela de su destino tenía un relieve puro, una huella clara, sincera. Las confusas potencias del destino, que zarandearon con ímpetu su vida y la desgarraron, se funden en su obra en esencias, en cristales.
Aunque esto —junto a la gloria de haber promovido con sus versos el ennoblecimiento y desarrollo de una cultura— es lo más alto y sublime que se puede decir de los versos de un poeta, semejante valoración de algunos de sus seguidores (especialmente de los jóvenes literatos franceses) aún parece demasiado poco. Celebran en Verlaine al inventor consciente de una nueva ars poetica, el iniciador de nuevas eras líricas, ignorantes de la torpeza de sus comienzos, que incluso el literato Verlaine, aquella triste caricatura en la que lo habían convertido el ruido y los cafés del Quartier Latin, rechazaba indignado. Porque toda la fuerza y grandeza de esa lírica hunde sus raíces en la intemporalidad, en la maravillosa intimidad de su sentimiento, eternamente humano, invariable, y sobre todo en lo inconsciente de su surgimiento. Sólo los intelectuales crean "orientaciones", y Verlaine era tan poco intelectual como bon enfant, el niño tambaleante e inconsciente en cuyas manos abiertas para el juego los versos caían como flores de cerezo y hojas volanderas. Era un creador, un poeta. Y la poesía es pensamiento sin lógica (aunque no contra la lógica), vínculo que no sigue las leyes del pensamiento, sino los dictados, las vagas sensaciones que siguen a las palabras susurradas, los secretos acuerdos de las corrientes subterráneas que murmuran en la oscuridad. Es pensamiento sin consecuencia, instinto e intuición, síntesis que brota sin ley alguna, anudamiento y no encadenamiento. Melodía y no escala cromática. Y, en ese sentido, él era un creador inconsciente, escuchador de los acordes secretos. Nunca fue un pensador, aunque su aguda y eléctrica capacidad de observación, su ingenio galo y su sensibilidad estilística fueran capaces de iluminar a pequeños círculos, pero le faltaba —como en todo— la fuerza, la coherencia. Sabía captar e iluminar las olas que llegaban a su vida, pero nunca fue suyo el rasgo furioso y heroico de los grandes poetas alemanes: devolverlas al oscuro espejo del universo, lanzar al mundo los rayos de la curiosidad y la torturante pulsión vital, indagar la visión del universo, el temblor y el sentido de la lejanía. Espíritu fugaz y débil como era, no amaba lo definitivo, la calma y la posesión, el sentido y la fuerza, los elementos de la existencia; se entregaba por completo a la eflorescencia de las cosas, a la dulzura del devenir, al dolor del paso del tiempo, a la tortura y ternura de los sentimientos que nos acarician, a las cosas, en pocas palabras, que llegan hasta nosotros, y no a las que tenemos que buscar e investigar. Nunca fue arco tendido que se lanza a sí mismo cual flecha al infinito, sino tan sólo arpa de Eolo, juego y lenguaje de los vientos que venían. Se arrojó de buen grado en brazos de todos los peligros: las mujeres, la religiosidad, la bebida y la literatura. Todo eso lo asfixió y lo desgarró, pero las gotas de sangre vertidas son poemas espléndidos, acontecimientos imperecederos, sentimiento primigenio y cristalino.
Y así, hasta el final. Pocas veces se encuentran en el mismo texto el placer de la belleza y el del conocimiento. En esta biografía se encuentran a partes iguales.
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miércoles, 22 de enero de 2025
UN LIBRO, UN POEMA (Ana María Moix)
Ejemplar de la Biblioteca Central |
martes, 21 de enero de 2025
UNAMUNO Y CAVAFIS, el mismo punto de partida, diferente el de llegada
Vidi e conobbi l'ombra di colui
che fece per viltate il gran rifiuto.
Dante. Inferno III. 59-60.
Al abrigo de la cogulla
con que te encubres el altivo ceño
se incuba libre el ambicioso ensueño
que soledad con su silencio arrulla.
Del mundo huyendo la inocente bulla,
vuela adusto tu espíritu aguileño
en torno, no del sacrosanto leño
que con su yugo al corazón magulla,
sino del solio. Aunque la plaza huiste
la plaza llevas dentro y es la musa
con que Satán te pone el alma triste,
la que te dio la vocación confusa
por la que adiós a tu familia diste,
que no, cobarde, harás la gran rehusa.
A Cavafis, en cambio, le inspira la siguiente reflexión:
A ciertas personas llega un día
en que deben decir el gran Sí o el gran No.
Pronto aparece quien dentro lleva
presto el Sí, y diciéndolo prosigue
adelante en su honor y propia convicción.
Quien dijo No, no se arrepiente. Si de nuevo le preguntaran,
diría no otra vez. Pero ese No —legítimo—
para toda su vida lo avasalla.