viernes, 31 de enero de 2025

EL CIELO NOCTURNO, FEBRERO 2025


PLANETAS: Mercurio puede verse con gran dificultad durante los últimos días del mes (el día 24, si lo localizáis sobre el horizonte O, podréis ver Saturno a su lado, a un solo grado de distancia). Venus continúa siendo durante todo el mes el faro de las primeras horas de la noche y mañana mismo podrá verse el bonito alineamiento sobre el horizonte OSO (si disponéis de algún pequeño telescopio podréis ver Neptuno en lo que sería el punto debajo de t del nombre del planeta). 

Posición de Venus, Saturno y la Luna mañana, 1 de febrero.

Marte se encuentra situado en Géminis durante todo el mes y el día 9 se encontrará a una distancia realmente muy pequeña con la luna gibosa, como podéis ver en la imagen).

 

Júpiter se encuentra en Tauro y ahí va a estar durante todo el mes. Saturno se va poniendo cada vez más pronto y a finales de mes será difícil verlo porque la luz del atardecer después de ponerse el sol lo va a complicar mucho. Lo volveremos a ver ya será en abril y saliendo de madrugada por el E.


Los planetas visibles a simple vista el 25 de febrero a las 19:25 (hora de Madrid)

LUNA: 12 de febrero, luna llena; 28, luna nueva.
ESTRELLAS FUGACES: Las α-Centáuridas alcanzarán su momento de mayor actividad el 8 de febrero.
SÁTELITES ARTIFICIALES: para saber dónde y cuándo mirar, consultad aquí.

Feliz observación.

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jueves, 30 de enero de 2025

LA VIDA

Hace ya unos cuantos años, en una conversación informal después de una cena, ante un tema de difícil aproximación para quienes estábamos allí, dije que aquello era como definir el tiempo o la vida, y recordé la famosa cita de Agustín de Hipona en Confesiones: ¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé. Como las conversaciones informales son lo que son, alguien soltó con un tonillo mordaz Yo no lo sé, pero estoy seguro de que Jesús nos lo va a decir ahora. Perplejo ante semejante atribución de sabiduría y sorprendido por el tono ligeramente malévolo, antes de que yo pudiera responder nada y explicara de dónde venía lo de la dificultad, otra persona en plan autosuficiente dijo ¿Pero la vida no es eso que venía en los libros escolares, lo de que los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren? Una tercera persona terció con otro tema menos intrincado y la vida quedó arrinconada donde habita el olvido. La embarullada charla se dirigió a solventar los problemas del mundo, como suele ocurrir en estos casos.

He recordado esta anécdota porque hoy he oído el programa A hombros de gigantes, programa que tenía pendiente desde hace un par de semanas. En él, durante los primeros 22 minutos, Manuel Seara Valero entrevista a Carlos Briones, investigador del Centro de Astrobiología, y a Valerio Rocco, profesor de Historia de la Filosofía Moderna en la Universidad Autónoma de Madrid, con motivo del artículo que publicaron en la Revista de Occidente, en el número de diciembre pasado, y en el que bajo el título ¿Qué es la vida? Una nueva aproximación desde la ciencia y la filosofía ofrecen una nueva defición a las ya abundantes definiciones, desde una perspectiva en la que se tienen en cuenta, entre otras circunstancias y condicionamientos, la existencia de todos los seres vivos, incluida la posibilidad de vida distinta a la que conocemos en nuestro planeta. 

Al artículo podéis acudir desde este enlace (invertir diez minutos en su lectura resulta verdaderamente provechoso, intelectualmente hablando). En la entrevista que está recogida en el programa se encuentran todos los temas que son objeto de reflexión y puede resultar más cómodo que la lectura en pantalla; sin embargo, se pierden algunos matices que la escritura puede ofrecer, pero no así la oralidad.

Interesante, muy interesante resulta comparar la definición que Atkins (y toda la reflexión que desarrolla antes de llegar a ella, que fue, por cierto, lo que motivó mi comentario poco oportuno para el momento) con la del bioquímico y el filósofo. La ofrezco aquí: La conservación imperfecta de información mediante un flujo de energía (p 69). Y esta, la de Briones-Rocco: La vida es una red de interacciones e interdependencias que se establece entre sistemas químicos complejos capaces de autorreproducirse y evolucionar.

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miércoles, 29 de enero de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Nadia Fabo Andrés)

Editorial
#unlibrounpoema
 

Un jurado presidido por Olvido García Valdés y asistido por los vocales Antonio Lucas, Julieta Valero, Javier Vicedo y Carmen Díaz decidió otorgar el II Premio de Poesía Marpoética, tal y como se puede ver en la cubierta del ejemplar, a Nadia Fabo Andrés, poeta donostiarra que cuenta en su haber con los siguiente títulos:

Un antílope en la garganta (2019),
Tina Turner en la cola del híper (2020),
Tenderete (2021),
Hija (2022) y
Pitx (2024).

Como son breves, dejo tres poemas. En todos ellos podréis apreciar esas características del estilo de la autora como son el desenfado, la ironía, el humor y una mirada siempre crítica y distante con la cotidianeidad. Cada vez que la leo, a mí me recuerda aquel alegato de Rimbaud sobre la necesidad de ser absolutamente modernos con el que se despedía en Una temporada en el infierno. Fabo Andrés es absolutamente moderna, pero sin la acritud del francés... y con mucho más humor.


recuerdo a Madre:
laluz.
apaga laluz.
laluz. laluz. laluz.
niña, laluz del baño.
laluz. laluz. laluz. laluz del cuarto. laluz.

me oigo:
laluz.
niños, laluz.
laluz. laluz. laluz.
laluz del baño. laluz. laluz.
niños, apagad laluz.
laluz. laluz, coño, laluz.

hay herencias buenas,
malas
y las abiertas con azada.


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Madre,
me he comprado un vaquero de leopardo por veintidos
    con veinticuatro.

¿no te he enseñado yo nada sobre las compras compulsivas?
¿todavía no sabes que aunque uno sienta algo mucho,
    durante mucho rato, muchas veces, incluso con
    mucha gente, no cambia nada el mundo?
¿todavía no sabes que el deseo fermenta como peladuras
    de ciruelas rodeadas de ávidas avispas amarillas?
¿no te he enseñado yo nada sobre el abismo?

pobre leopardo.


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venir al mundo 
para pasear por la playa en febrero
para hacer pan con las manos sin saber hacer pan con nada
para tener la misma contraseña para todo
—aceitedericino123—

venir al mundo
para acariciar
desde el cuello bajando por la espalda con la punta de los dedos es el espacio-tiempo plegándose con los dedos volver a subir por la espalda a cámara lentita hasta el cuello otra vez que es el mismo cuello del principio pero como si fuera otro porque la piel de gallina es distinta.

venir al mundo
para escribir borrar descubrir sabores escribir borrar decir "vale" escribir borrar el verbo amaromar me encanta porque a veces en este mundo pasan las cosas antes de tener palabras
para nombrarlas.


Nadia Fabo, tercera por la izquierda, con el recuerdo del galardón en las manos:


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lunes, 27 de enero de 2025

UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO

 

Esta es la cubierta de la tirada de 500 ejemplares que encargó Rimbaud, la primera y la única que se hizo en vida del poeta. De aquellos ejemplares solamente recogió una docena, los demás quedaron almacenados en la imprenta hasta que pudiera pasar a pagarlos. Nunca llegó a ocurrir eso. Su hermana Isabelle hizo correr el bulo de que él, Arthur, los había quemado. En 1901 un bibliófilo los encontró en los almacenes de la imprenta.

Verlaine, que fue uno de los que recibió un ejemplar, dejó escrito que era una prodigiosa autobiografía psicológica, escrita en esta prosa de diamantes que es propiedad exclusiva de su autor  ("Les hommes d'aujourd'hui", Œuvres en prose complètes, Gallimard, La Pléiade, 1972, p. 802).


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domingo, 26 de enero de 2025

NOVIEMBRE, Max Richter


Max Richter (1966) es uno de los compositores actuales más creativos e innovadores. Su estilo minimalista, abarca una gran producción, buena parte de la cual se inscribe dentro de la música incidental, es decir, música compuesta para acompañar y ambientar obras de teatro, ópera, ballet o cinematográficas. 

Noviembre forma parte del álbum Memoryhouse (Casa de la memoria, 2002). Algunas de las pistas que en él se recogen, como Sarajevo, Arbenita o esta misma, están inspiradas o tienen como referente las secuelas de la guerra de Kosovo

Mari Samuelsen, la solista, es una de las más prestigiosas y reconocidas violinistas de la actualidad. La interpretación de esta pieza se llevó a cabo en el marco de las celebraciones por el 120 aniversario de Deutsche Grammophon celebradas en la Ciudad Prohibida de Pekín. La orquesta sinfónica es la de Shanghái, la más antigua orquesta de toda Asia. Interpretó bajo la dirección de Long Yu.

Que la música os sea favorable.

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sábado, 25 de enero de 2025

CARMEN DE BURGOS, 'Colombine' y GLORIA FUERTES

Colombine kalea
Hace ya un tiempo me sorprendió encontrar dentro de los límites de Bidebieta la calle Colombine, es decir, una calle dedicada a Carmen de Burgos, una almeriense, periodista y activista defensora de los derechos de la mujer allá por el primer tercio del siglo XX. La sorpresa no vino por que se le dedicara una calle en su momento, sino porque no fue una persona que tuviera una relación especial en ningún momento de su vida con la ciudad, que es lo que suele originar el que se designen lugares con el nombre de la persona a la que se quiere recordar. 

Fuese el que fuese el motivo por el cual la comisión correspondiente decidió el nombramiento, bienvenido sea, porque es una manera de suscitar la curiosidad de quien vive o pasa por ahí. Tal vez de esta manera alguien pueda preguntarse por su obra o por su biografía. Esta última, por cierto, ya la recogió muy bien Ana Vega Toscano en este Documentos RNE que le dedicó en 2018.


Dentro de ese desorden que rige la asignación de nombres a calles y espacios de una ciudad (si se agruparan temáticamente —o de cualquier otra manera, las posibilidades son muchas—  servirían para que la ciudadanía se orientara rápidamente y supiera a qué zona de la ciudad corresponde), el mismo día que me encontré con la calle Colombine, también descubrí que Gloria Fuertes tenía dedicado este pasaje peatonal a menos de doscientos metros. 


Esto me sirve como excusa para dejar esta particular nota biográfica de la madrileña: 


NOTA BIOGRÁFICA

Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
a los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.

Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores
–no digo nombres–,
gracias a eso, pude sobrellevar mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta
–pero Dios y el botones saben que no lo soy–.

Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.


Que el callejero y la poesía os sean favorables.

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viernes, 24 de enero de 2025

UNA MIRADA AL PASADO... SIN NOSTALGIA

Cuando murieron mis padres, una de mis hermanas me hizo llegar dos cuadernos que se encontraban entre los objetos que aparecieron al limpiar el piso. El primero, el de papel milimetrado, es de mi época escolar (tenía 8 o 9 años). Cuando los recibí, eché un vistazo y los metí en una carpeta. Hace unos días la carpeta y todo su contenido terminó en el contenedor de papel. No soy nada nostálgico y prefiero deshacerme de todo lastre antes que dejar ese trabajo a quien pueda venir detrás. En cualquier caso, antes de tirarlos, fotografié algunas páginas por si las utilizaba en este blog. Hoy las saco a relucir.

La verdad es que darían para realizar multitud de comentarios: sobre la escuela de los años 60, sobre costumbres y escritura, sobre contenidos, sobre mi falta de atención y mi penosa ortografía... 

Es esto último lo que más me sorprende hoy en unos cuadernos donde yo escribía lo que se me indicaba, pero que nadie corregía. A la vista están esos errores tan abultados y notorios como la confusión entre la b y la v, la mayúscula de los nombres de los meses o la falta casi absoluta de tildes...


Sin embargo, de todos los deslices que se pueden apreciar en estas pocas páginas, los que más me divierten y me asombran son los que aparecen en las resoluciones del segundo y tercer problemas. En ambos, según parece, me puse a resolver el anterior, como si hubiera olvidado la inmediata lectura del problema y alguien me hubiera advertido de que había entrado en un bucle, pues me volvía a entretener con el anterior (?). Que eso me ocurriera dos veces de forma continua habla bastante mal de mi grado de atención. Dicho esto, advertid que el segundo, además, está mal resuelto.  

El segundo cuaderno pertenece a mi estancia en el instituto. De este recuerdo más cosas porque yo entonces tenía 14 años (15 justo al terminar el curso). Se trata de un cuaderno que teníamos que presentar antes de que el curso terminara. En él debían plasmarse esquemas de todos los temas que la profesora había ido explicando durante el mismo. Obligatoriamente, cada esquema tenía que aparecer acompañado por algún dibujo realizado a mano o algún otro material (no valían fotografías) como hojas, por ejemplo, siempre y cuando el tema lo permitiera (esto solamente afectaba a los temas botánicos).

Como bien figura en la primera página, yo estaba en 5º de bachiller y la existencia de las tildes seguían siendo un auténtico problema para mí. Muy significativo es que mi propio apellido figurase sin ella nada más abrir el cuaderno. 

Creo recordar, pero es sabido que los recuerdos los ordena el capricho a su entera voluntad, que empecé a ser consciente del uso de las tildes gracias a una gran profesora que tuve en COU, con la que descubrí el más fascinante y entretenido mundo de la literatura en general y de la poesía en particular. Su nombre: Milagros Polo. Si hacéis clic aquí podréis ver sus trabajos como investigadora.






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jueves, 23 de enero de 2025

STEFAN ZWEIG, "Verlaine"

Editorial
No descubro nada si digo que S. Zweig era un gran escritor que poseía uno de los estilos más limpios, sencillos y hermosos de los escritores de su época. Tampoco digo nada nuevo si afirmo que era un excelente escritor de biografías, pero tal vez si mantengo que la biografía que redactó sobre Verlaine es, posiblemente, la biografía más hermosa y más llena de cariño que se ha escrito sobre el poeta francés resulte extraño o novedoso para alguien. 

Confío en que el simple hecho de citar unas cuantas líneas del "preludio" de esta tan encantadora como breve biografía resulte argumento suficiente para defender la opinión que sostengo:

De todos los poetas de nuestro tiempo, ese gesto conmovedor, esa necesidad de dar su vida a otros no ha poseído a nadie de manera tan arrebatadora, tan abnegada y trágica como a Paul Verlaine. Porque ninguno ha sido tan débil ante la presión del destino. Toda su virtud poética es grandeza vuelta del revés, es debilidad. Como no podía dominarlo le quedaba el lamento; como no era capaz de dar forma a los acontecimientos, resplandecen en su obra como belleza desnuda e indómita, humana al mismo tiempo que divina. De ese modo produjo una lírica primigenia, pura humanidad, sencilla queja, humildad, balbuceo, ira y reproche, sonidos primitivos en sublime forma, el sigiloso llanto del niño al que han pegado, el grito de miedo del extraviado, el tierno llamado del pájaro solitario al caer la tarde. Otros poetas han tenido ademanes mucho más variados: el del que clama y reúne con sonoro cuerno a los caminantes que acuden de todas direcciones; el del mago que teje sonidos como teje el susurro de las hojas, el rumor del viento y el borbotar del agua; el del maestro que condensa en oscuros proverbios toda la sabiduría de la vida. Él en cambio no tenía otra cosa que el ademán del débil que necesita a otros, los gestos del mendigo. Pero esos gestos los poseía maravillosamente, en todos sus acentos y matices: poseía el débil llanto del hombre débil, a veces resonando en el confuso balbuceo del borracho, poseía el tierno y aflautado sonido del deseo vago y melancólico, pero también el duro martillar contra el propio pecho, el flagelante azote del penitente y la íntima oración de gratitud que murmuran las mujeres pobres en los escalones de la iglesia. Otros poetas estaban tan entrelazados con el universo que ya no era posible distinguir si las grandes tormentas temblaban en su pecho, el mar rugía en ellos o era su palabra la que hacía estremecer los prados y acariciaba tierna los sembrados en forma de viento. Eran personas que daban y reunían vida, dioses por el milagro de la creación y al mismo tiempo sus sacerdotes. Verlaine nunca fue más que un ser humano, un ser humano débil, que ni siquiera era capaz de "enumerar los delitos de su corazón", pero precisamente la carencia de lo personal daba como resultado lo archisingular, lo arquetípico, lo más puramente general y humano. Verlaine era blanda masa, sin capacidad de impregnación y sin resistencia: cada cosa, incluso los fugaces dolores de segundos solitarios, similares a aromas, que normalmente se disgregan o se condensan en sorda tristeza, cada línea de la vida que cruzaba la estela de su destino tenía un relieve puro, una huella clara, sincera. Las confusas potencias del destino, que zarandearon con ímpetu su vida y la desgarraron, se funden en su obra en esencias, en cristales. 

Aunque esto —junto a la gloria de haber promovido con sus versos el ennoblecimiento y desarrollo de una cultura— es lo más alto y sublime que se puede decir de los versos de un poeta, semejante valoración de algunos de sus seguidores (especialmente de los jóvenes literatos franceses) aún parece demasiado poco. Celebran en Verlaine al inventor consciente de una nueva ars poetica, el iniciador de nuevas eras líricas, ignorantes de la torpeza de sus comienzos, que incluso el literato Verlaine, aquella triste caricatura en la que lo habían convertido el ruido y los cafés del Quartier Latin, rechazaba indignado. Porque toda la fuerza y grandeza de esa lírica hunde sus raíces en la intemporalidad, en la maravillosa intimidad de su sentimiento, eternamente humano, invariable, y sobre todo en lo inconsciente de su surgimiento. Sólo los intelectuales crean "orientaciones", y Verlaine era tan poco intelectual como bon enfant, el niño tambaleante e inconsciente en cuyas manos abiertas para el juego los versos caían como flores de cerezo y hojas volanderas. Era un creador, un poeta. Y la poesía es pensamiento sin lógica (aunque no contra la lógica), vínculo que no sigue las leyes del pensamiento, sino los dictados, las vagas sensaciones que siguen a las palabras susurradas, los secretos acuerdos de las corrientes subterráneas que murmuran en la oscuridad. Es pensamiento sin consecuencia, instinto e intuición, síntesis que brota sin ley alguna, anudamiento y no encadenamiento. Melodía y no escala cromática. Y, en ese sentido, él era un creador inconsciente, escuchador de los acordes secretos. Nunca fue un pensador, aunque su aguda y eléctrica capacidad de observación, su ingenio galo y su sensibilidad estilística fueran capaces de iluminar a pequeños círculos, pero le faltaba —como en todo— la fuerza, la coherencia. Sabía captar e iluminar las olas que llegaban a su vida, pero nunca fue suyo el rasgo furioso y heroico de los grandes poetas alemanes: devolverlas al oscuro espejo del universo, lanzar al mundo los rayos de la curiosidad y la torturante pulsión vital, indagar la visión del universo, el temblor y el sentido de la lejanía. Espíritu fugaz y débil como era, no amaba lo definitivo, la calma y la posesión, el sentido y la fuerza, los elementos de la existencia; se entregaba por completo a la eflorescencia de las cosas, a la dulzura del devenir, al dolor del paso del tiempo, a la tortura y ternura de los sentimientos que nos acarician, a las cosas, en pocas palabras, que llegan hasta nosotros, y no a las que tenemos que buscar e investigar. Nunca fue arco tendido que se lanza a sí mismo cual flecha al infinito, sino tan sólo arpa de Eolo, juego y lenguaje de los vientos que venían. Se arrojó de buen grado en brazos de todos los peligros: las mujeres, la religiosidad, la bebida y la literatura. Todo eso lo asfixió y lo desgarró, pero las gotas de sangre vertidas son poemas espléndidos, acontecimientos imperecederos, sentimiento primigenio y cristalino.

Y así, hasta el final. Pocas veces se encuentran en el mismo texto el placer de la belleza y el del conocimiento. En esta biografía se encuentran a partes iguales.

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miércoles, 22 de enero de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Ana María Moix)

Ejemplar de la Biblioteca Central
 #unlibrounpoema

De Ana María Moix no había leído nada más que los 11 poemas recogidos en la ya célebre antología de Castellet, Nueve novísimos, por lo que cuando vi este ejemplar en la biblioteca, me hice inmediatamente con él. 

Reproduzco este lento, hermoso, meditativo y nostálgico poema:

Mi ciudad es un pueblo grande con tranvías
donde de cuando en cuando aún se escucha a Chopin.

Entre sumerio-acadios e hititas
asomábamos la cabeza por la ventana.
Llovía.
La aventura de la vida se quedó
en la última posesión que nos quiso perder.

En la calle hay gente aún.

No recordé nada 
después de aquel instante.
"Ha muerto", dijeron,
y pensé si sería la muerte un feliz olvido.
Después murieron los hititas,
los sumerios,
el orden jónico,
el alif y la raíz íbera;
murieron todos los de aquella tarde
en el bar de la facultad.
Solo quedó un pueblo grande con tranvías
donde aún se escucha a Chopin.

Luego volvieron, más tarde,
con libros recién abiertos.
Mis labios en  el agua sucia del lago
reían: adoraban a Pirandello
y no entendían el teatro de Brecht.
Era en mil novecientos sesenta y seis.

"Ha muerto", dijeron, en el patio,
bajo las arcadas de la facultad.
Pensé si sería la muerte aquello
de amarles tanto
y pensé si valía la pena que fueran
mi resurrección.

Entre el regalo de la muerte que se ofrece
y el descanso de la vida que se pierde
hubo un árbol
                    (palmera, definió un amigo poeta),
nido de dioses, sobra de siempre;
hubo un momento.
Después de entonces no recordé nada.
Sigilosa, a caballo entre vida y muerte
surge otra orilla, camino de sombras
pasó la de Gustavo Adolfo Bécquer.

"Ha muerto", dijeron, "Ha muerto".

Volví más tarde. Pórticos,
columnas, arcos, sombras;
allí estaba como siempre el lago,
allí hablaban, hablaban, hablaban como antes
todos.

Mi ciudad es un pueblo grande con tranvías,
dije, pero no entendieron, porque
leían todos ellos Viejo Barrio
y aún velaban por la noche los hititas,
los sumerios,
el orden jónico,
el alif y la raíz íbera.

¡Qué jóvenes eran para mis aún no veinte años!
¡Qué sabia e inhumana la voz de las cosas!

Quise irme
para no oírles hablar de Sartre,
Dios, Marx o Ionesco.
Malos son los hititas o el arte sasánida;
peor era amarles y sentir su muerte cada tarde
de mil novecientos sesenta y seis
hablando de Franco.

Vi entonces un rostro. Pensé un momento
tras el que no recordé nada.
Vi entonces un rostro. Sentí
que eran muertos, como los hititas,
los sumerio-acadios,
el orden jónico,
el alif y la raíz íbera;
y hablaban, hablaban, hablaban de Pirandello.

Regresamos andando a casa.
Juntos volvimos a coger los libros.
La filosofía y sus problemas no nos interesaban.
La ciudad es un pueblo grande con tranvías,
dije, sacando la cabeza por la ventana.

No sé si lo oyeron. Abrimos los libros
por la primera página. No estaba el arte sasánida,
solo largas cuentas, sumas y rayas.

Faltó el tiempo justo entre sumerios e hititas
para gritar a la gente qué era aquello.
Bastó la breve ausencia del copto
para comprenderlo.

No recordamos nada
desde un lejano momento.

La ciudad era un pueblo grande con tranvías
y todos creían que habíamos muerto.

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martes, 21 de enero de 2025

UNAMUNO Y CAVAFIS, el mismo punto de partida, diferente el de llegada

Desde hace mucho tiempo, por lo menos desde el siglo XIX, es costumbre extendida realizar poesía a partir de poemas escritos con anterioridad, muy especialmente clásicos. Son textos que se utilizan como punto de partida para nuevas reflexiones en torno a un tema dado o para incidir en análisis diferentes de la realidad o, simplemente, como elemento de inspiración que sugiere nuevas ideas y perspectivas. 

Es curiosa la coincidencia de dos poetas coetáneos (Unamuno, 29 de septiembre de 1864; Cavafis, 29 de abril de 1863) al recurrir a los mismos versos de la misma obra, Divina comedia, para escribir sus composiciones.

El pasaje que toman pertenece al Canto III del "Infierno". El terceto aludido es este:

Y tras haber reconocido a alguno,
vi y reconocí la sombra del que hizo
por cobardía aquella gran renuncia 
(Traducción: Luis Martínez de Merlo. El destacado es mío.)

Dante parece que se está refiriendo a Celestino V, eremita con gran fama de santo en aquella época, quien por eso mismo fue elegido papa y que renunció seis meses después por no considerarse digno para la tarea. Se decía que había sido el siguiente papa, Bonifacio VIII, quien había provocado la renuncia de Celestino V, asustándole con voces nocturnas, para hacerse con el cargo. También conviene recordar aquí el enfrentamiento entre Dante y Bonifacio, güelfo uno y gibelino el otro .

El verso le sirve al poeta bilbaíno para escribir este soneto:

LA GRAN REHUSA


                                     Vidi e conobbi l'ombra di colui
                                     che fece per viltate il gran rifiuto.

                           Dante. Inferno III. 59-60.



Al abrigo de la cogulla

con que te encubres el altivo ceño

se incuba libre el ambicioso ensueño

que soledad con su silencio arrulla.

Del mundo huyendo la inocente bulla,

vuela adusto tu espíritu aguileño

en torno, no del sacrosanto leño

que con su yugo al corazón magulla,

sino del solio. Aunque la plaza huiste

la plaza llevas dentro y es la musa

con que Satán te pone el alma triste,

la que te dio la vocación confusa

por la que adiós a tu familia diste,

que no, cobarde, harás la gran rehusa.




A Cavafis, en cambio, le inspira la siguiente reflexión:


A ciertas personas llega un día

en que deben decir el gran Sí o el gran No.

Pronto aparece quien dentro lleva

presto el Sí, y diciéndolo prosigue




adelante en su honor y propia convicción.

Quien dijo No, no se arrepiente. Si de nuevo le preguntaran,

diría no otra vez. Pero ese No —legítimo—

para toda su vida lo avasalla.

(Traducción: Pedro Bádenas de la Peña)


Podríamos ahora reflexionar en torno a cuál de las dos perspectivas es más universal y cuál más restrictiva y personal. Cuál de ellas ofrece un campo más amplio para el pensamiento o cuál resulta más intimista. En definitiva, cuál de las dos se muestra más actual y más fructífera en sus implicaciones. 

Os dejo esa tarea.

***