- Comenzar con la lectura de la biografía que ha realizado Antonio Pau. Es un libro magnífico y tiene todas las virtudes que debe tener una biografía bien hecha. Resulta emocionante y provoca las ganas de leer la obra del poeta.
- Seguir, luego, con alguna de las recopilaciones de su inmensa correspondencia, porque si algo escribía Rilke era, sobre todo, cartas, miles de cartas. Cartas bellísimas, llenas de humanidad y sabiduría. Sugiero, pues lo que queremos es saber de su poesía, Cartas a un joven poeta.
- Continuar con algún texto narrativo, que no siendo poesía, sí nos van a colocar dentro del mundo poético del autor. En mi opinión hay dos esenciales: La canción de amor y muerte del alférez Christoph Rilke y Los apuntes de Malte Laurids Brigge. Cualquiera de ellos cumple con creces esa función.
- Finalizar, claro, con su poesía. Quizá lo más conveniente sea utilizar una buena antología y, en función de lo que más nos guste, buscar luego un poemario concreto. Yo sugiero la que realizó Jaime Ferrero Alemparte para la colección Austral. Es amplia, tiene una buena traducción y recoge las diez Elegías de Duino, obra cumbre, arrebatada, mágica, hipnótica, visionaria del poeta. Para leer en voz alta, solo o acompañado. Yo las dejaría para el final. Pero es sólo mi opinión.
"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
viernes, 19 de agosto de 2011
PARA LEER A RILKE
viernes, 23 de abril de 2021
CARTAS A UN JOVEN POETA, R. M. RILKE
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Librerías que lo tienen en una u otra edición |
No escriba poemas de amor. Al principio eluda aquellas formas que son las más corrientes y comunes; son las más difíciles (p 21).
Preste atención a lo que su propia vida cotidiana le ofrece; describa sus tristezas y anhelos, los pensamientos fugaces y la fe en algo bello; descríbalo todo con sinceridad íntima, callada y humilde y, para expresarse, sírvase de las cosas que le rodean, de las imágenes de sus sueños y de los objetos de sus recuerdos (p 22).
Estos y otros muchos son los consejos que R. M. Rilke dirigió a Franz Xaver Kappus, quien entonces se iniciaba en el arte de escribir poesía y no encontró mejor quehacer que escribir a Rilke para que este le aconsejara. Gracias a la iniciativa del joven Kappus hoy podemos saborear las buenas maneras, la humildad y la sabiduría del gran poeta centroeuropeo.
Al joven poeta que daba los primeros pasos en la escritura le debemos agradecer el acierto de publicar las cartas después de que el maestro muriera. De esta forma, permitió que los demás pudiéramos disfrutar de ese legado.
Es curioso contrastar cómo algunos de los consejos que Rilke ofrecía a F. X. Kappus no los había tenido en cuenta él mismo, pero más curioso aún resulta el enorme esfuerzo por contestar siempre, estuviese donde estuviese o tardara lo que tardase, independientemente de las circunstancias. Ya he dejado dicho en otro momento que Rilke es, por encima de todo, un portentoso escritor de cartas: contestó siempre a toda persona que se puso en contacto con él y lo hizo con una amabilidad exquisita.
De estas diez cartas todavía hoy seguimos aprendiendo, y son especialmente valiosas para quienes deseen iniciarse en el arte poético, como bien sabían los jóvenes poetas de los años treinta en Europa. Regaláoslas.
viernes, 22 de julio de 2011
RILKE,I
En esta primera aproximación al inmenso R. M. Rilke sólo quiero daros noticia de algún libro que acaso pueda resultaros interesante para conocer su obra y dejaros un poema suyo, el soneto "Torso de Apolo arcaico".
Rilke es uno de los grandes poetas del siglo XX en alemán, pero su obra es extensísima y difícilmente abarcable en un mes de lectura. Por eso os recomiendo que os hagáis con alguna antología que os pueda ofrecer una idea suficientemente clara y precisa de sus ideas, su estilo y su poética. Cualquiera de estas puede cumplir esa función:
- Nueva antología poética. Austral. 1999. 10,48€.
- Poesía. Ellago. 2007. 34€.
- Sobre el amor. Alianza. 7,50€.
- Poesía amorosa. Hiperión. 2000. 15€.
jueves, 11 de abril de 2024
NO NECESITO UN DIOS PARA SER BUENA PERSONA
Pocos nos han dejado como Rilke una visión tan lúcida de la soledad y de sus frutos. El solitario puede recibir, según Rilke, de la soledad una condena y dos dones. La condena es la que le puede llegar de los enemigos de la soledad, de aquellos que no dejan de acorralarle como si fuera, nos dice, «un animal cuya caza estuviera abierta». Los dones son dos: la gloria y la santidad. La gloria es engañosa, es difícil sustraerse a ella. Con la gloria pagan al solitario los enemigos de la soledad cuando ven que no pueden destruirlo. (El cazador mitifica a la presa extraordinaria cuando observa que no le puede dar alcance). Así que la gloria es también un peligro: «No pidas a nadie— continúa Rilke— que hable de ti; ni siquiera con desdén. Y si con el tiempo oyes que tu nombre circula entre los hombres, permanece indiferente. Piensa que se ha echado a perder y recházalo. Búscate otro cualquiera, para que Dios pueda llamarte en plena noche. Y no lo digas a nadie». Es la llegada a la difícil santidad, el vivir las «grandes correspondencias». Lao Zi no escribió unas palabras tan duras y tan bellas.
domingo, 26 de septiembre de 2021
DIRAIT-ON, LAURIDSEN (Rilke)
Abandono rodeado de abandono,
ternura contra ternuras…
Es tu interior el que, sin cesar,
parece que se acaricia;
se acaricia en sí mismo,
por su propio reflejo iluminado.
Así inventas el tema
del Narciso que alcanza su deseo.
lunes, 10 de octubre de 2011
RAINER MARIA RILKE, IV
El libro conforma una biografía de Rilke en la que se va desgranando una tímida interpretación de la obra. No llega, ni de lejos, a la profundidad y buen hacer de la de Antonio Pau, pero se deja leer con agrado y aporta un punto de vista diferente.
Adquiere mayor interés cuando se introduce en lo que supone la labor creativa, y lo que de ella hay cuando nosotros lectores tropezamos con el el poeta que puede haber en cada uno de nosotros, más que cuando se dedica a contarnos rasgos hoy muy conocidos de la biografía de Rilke, o quiere interpretar el sentido de su obra.
miércoles, 26 de marzo de 2025
UN LIBRO, UN POEMA (R. M. Rilke)
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En librerías |
Tal y como recordé la semana pasada, este año se celebra el sesquicentenario de Rilke, y aunque ya tiene mucha presencia en este blog, era inevitable hacerle un hueco en esta sección.
No sé si es muy conocido su paso por España; sea como fuere, hoy voy a dejar aquí su "Trilogía española", consecuencia de la visita, donde pasó los meses de noviembre y diciembre de 1912 y el mes de enero y la mitad de febrero de 1913, básicamente en Toledo y en Ronda.
El poema puede resultar un poco hermético en algunos pasajes, pero la carta que envió a Katharina Kippenberg en marzo de 1913 resulta muy esclarecedora. Antonio Pau la recoge en su magnífico libro Vida de Rainer Maria Rilke. La belleza y el espanto (pp 275-78). También recoge en traducción propia la trilogía. Es absolutamente recomendable la lectura de la carta, así como de todo el libro.
La trilogía está escrita en enero de 1913 y Jaime Ferreiro la traduce así:
TRILOGÍA ESPAÑOLA
I
De esa nube, mira, que violenta
a la estrella oculta, que justo ahora fue – (y de mí),
de esa serranía, al fondo, noche ahora,
vientos nocturnos tiene por un tiempo – (y de mí);
de ese río en lo profundo del valle, que prende
el destello de un claro de cielo desgarrado (y de mí),
de mí y de todo eso hacer una sola
y única cosa, Señor: de mí y del sentimiento
con que el rebaño, encerrado en el aprisco,
recibe con la exhalación de su aliento el grande,
el oscuro no-ser-ya más del mundo –, de mí y de aquella
luz en la tétrica oscuridad de muchas casas, Señor:
hacer una cosa; de los que duermen,
de los viejos, extraños, en el hospicio,
que tosen importantes en las camas;
de los niños adormilados en pechos tan extraños,
de tantos seres imprecisos, y siempre de mí,
de nada más que de mí, y de lo que no conozco,
hacer la cosa, Señor, Señor, Señor, la cosa
que, cósmico-terrenal como un meteoro,
reúne rauda en su gravitación sólo la suma
del vuelo: no sopesando sino la llegada.
II
Por qué uno ha de andar así, y cargar
con tantas cosas extrañas, como quizá el portador
que de puesto en puesto levanta el cesto ajeno
de la compra más y más repleto, y va detrás agobiado,
y no puede decir: Señor, ¿para qué el banquete?
expuesto a la desmesura del influjo,
implicado en este espacio lleno de suceso,
como si su destino estuviese apoyado
a un árbol del paisaje, sin otra actuación.
Y sin embargo, en su exorbitante mirada,
no tiene el callado alivio del rebaño. No tiene
sino mundo. Tiene mundo tan pronto alza los ojos,
mundo en cada inclinación. Lo que a otros gusta,
a él, inhospitable como música y a ciegas,
le penetra en la sangre y transitoriamente se transforma.
Entonces se yergue durante la noche y la llamada
de un pájaro afuera la tiene ya en su existencia,
y se siente osado porque recoge en el rostro
todas las estrellas, grave –, ay, no como uno
que prepara esa noche para la amada
y la mima con los sentidos cielos.
III
Ojalá que al volver, en soledad, a la aglomeración
de las ciudades y al ovillo enredado de ruidos
y tráfago confuso de vehículos,
ojalá que, por encima del espeso bullicio,
esté conmigo el recuerdo del cielo y el borde terroso
de la montaña, en el horizonte, por donde el rebaño
torna a la majada. Pétreo me sea el ánimo,
y que la obra diaria del pastor me parezca hacedera,
cómo camina soberbio y curtido, y cómo, con piedra bien calculada
de su honda va ribeteando el rebaño, allí donde quiera
que se desfleque, lento el paso, pensativo el cuerpo,
pero magnífico cuando se para, aún le sería permitido a un dios
revestirse en secreto de su figura, y no sería por eso menos.
Alternando se detiene y se rezaga, igual que el día mismo,
y las sombras de las nubes le atraviesan,
como si morosamente el espacio
pensase pensamientos por él.
¡Sea el quien fuere para vosotros! Como la luz parpadeante
en la noche detrás de la pantalla, así me sitúo yo dentro de él.
Un destello se apacigua. La muerte
miércoles, 19 de marzo de 2025
UN LIBRO, UN POEMA (Antonio Machado, 150º aniversario)
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Editorial |
Este año 2025 coinciden dos sesquicentenarios del nacimiento de poetas de enorme relieve en la literatura europea: Machado (1875-1939) y Rilke (1875-1926). Tanto del sevillano como del praguense hay numerosas entradas en este blog; no obstante, un aniversario tan significativo como este me pide dedicarles este espacio de los miércoles. El de hoy, a Machado; quizás el próximo miércoles se lo dedique a Rilke.
En cuanto a la edición que aparece, he cogido la que tengo en casa más aparente. No es ninguna de las tres Poesías completas que tengo en casa porque son muy conocidas y todas ellas fácilmente localizables en cualquier librería, más si cabe este año en el que han salido un par de ediciones nuevas.LLANTO DE LAS VIRTUDES Y COPLAS
POR LA MUERTE DE DON GUIDO
Al fin, una pulmonía
las campanas todo el día
doblando por él ¡din-dan!
Murió don Guido, un señor
de mozo muy jaranero,
muy galán y algo torero;
de viejo, gran rezador.
Dicen que tuvo un serrallo
este señor de Sevilla;
que era diestro
en manejar el caballo,
y un maestro
en refrescar manzanilla.
Cuando mermó su riqueza,
era su monomanía
pensar que pensar debía
en asentar la cabeza.
Y asentóla
de una manera española,
que fué casarse con una
doncella de gran fortuna;
y repintar sus blasones,
hablar de las tradiciones
de su casa,
a escándalos y amoríos
poner tasa,
sordina a sus desvaríos.
Gran pagano,
se hizo hermano
de una santa cofradía;
el Jueves Santo salía,
llevando un cirio en la mano
-¡aquel trueno!-,
vestido de nazareno.
Hoy nos dice la campana
que han de llevarse mañana
al buen don Guido, muy serio,
camino del cementerio.
Buen don Guido ya eres ido
y para siempre jamás...
Alguien dirá: ¿Qué dejaste?
Yo pregunto: ¿Qué llevaste
al mundo donde hoy estás?
¿Tu amor a los alamares
y a las sedas y a los oros,
y a la sangre de los toros
y al humo de los altares?
Buen don Guido y equipaje,
buen viaje!...
El acá
y el allá,
caballero,
se ve en tu rostro marchito,
lo infinito:
cero, cero.
¡Oh las enjutas mejillas,
amarillas,
y los párpados de cera,
y la fina calavera
en la almohada del lecho!
¡Oh fin de una aristocracia!
La barba canosa y lacia
sobre el pecho;
metido en tosco sayal,
las yertas manos en cruz,
¡tan formal!
el caballero andaluz.
miércoles, 31 de agosto de 2011
RAINER MARIA RILKE, III
Como el documento siempre es breve, demasiado breve, de las Elegías de Duino sólo aparecen pequeños fragmentos que a mí me parecían especialmente significativos o ilustrativos. Sólo dos de ellas están completas, la sexta y la novena. En cualquier caso, si disponéis de una edición con las diez elegías completas, mi consejo es que las leáis en voz alta y que os dejéis llevar por el impulso visionario que generan, como si fuerais el mismo poeta arrastrado por la inspiración, sin pretender entrar en su significado. De eso ya nos ocuparemos en octubre.
Mientras tanto, os dejo un breve poema del autor sacado de su Libro de las horas:
miércoles, 20 de noviembre de 2019
ADAM ZAGAJEWSKI EN SAN TELMO
El jurado del Premio Princesa de Asturias (2017) destacó de Zagajewski el sentido ético de la literatura, además de hacer que la tradición occidental se sienta una y diversa en su acento nativo polaco, a la vez que refleja los quebrantos del exilio. Y continuaba señalando otras virtudes como el cuidado por la imagen lírica, la vivencia íntima del tiempo y el convencimiento de que tras una obra artística alienta el fulgor, inspiran una de las experiencias poéticas más emocionantes de la Europa heredera de Rilke, Miłosz y Antonio Machado.
CARTA DE UN LECTOR

sobre las sombras.
Escribe sobre la vida,
sobre un día normal,
sobre el deseo de orden.
La campana de la escuela
puede ser un modelo
de templanza,
hasta de erudición.
Demasiada muerte,
un exceso
de negro deslumbramiento.
Mira,
naciones amontonadas
en estadios apretujados
cantan himnos de odio.
Demasiada música,
Falta armonía, tranquilidad,
cordura.
Escribe sobre los momentos
cuando los puentes de la amistad
parecen ser más duraderos
que la desesperación.
Escribe sobre el amor,
sobre los largos atardeceres,
sobre el amanecer,
los árboles,
sobre la infinita paciencia
de la luz.
Devolvedme mi infancia,
la república de los locuaces gorriones,
las infinitas selvas de ortigas
y el llanto nocturno de la tímida coruja.
Nuestra calle vacía en domingo,
la roja iglesia neogótica
que no favorecía a los místicos,
los lampazos susurrando en alemán
y la confesión de un alcohólico
ante el altar de una blanca pared,
y las piedras, y la lluvia, y los charcos
en los que brillaba el oro.
Ahora seguro que sabría
cómo ser niños, sabría
cómo mirar la escarcha en los árboles,
cómo vivir inmóvil.
jueves, 18 de enero de 2024
LA DAMA Y EL UNICORNIO
El Museo de Cluny o Museo Nacional de la Edad Media no es uno de esos espectaculares y grandiosos museos de París, pero tiene una fantástica colección de arte medieval, y no lo digo solamente por este estupendo relicario en el que se pueden ver representados los tres Magos. Allí están, por ejemplo, tres hermosas coronas votivas del tesoro de Guarrazar, que sirven para recordar el vergonzoso asunto de la pérdida de patrimonio a causa del egoísmo y avaricia personal y de la ineficaz acción administrativa de otro tiempo.
En él se encuentran, recuerdo de la barbarie de las turbas revolucionarias, las cabezas (y otras partes del cuerpo) de los reyes de Judea, que formaban parte de la decoración exterior de Notre-Dame.
La batalla de San Romano, Paolo Uccello. |
El grito, E. Munch. |
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À mon seul désir |
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Olfato |
martes, 4 de enero de 2011
TERTULIAS DE 2011
31 de enero: W. Szymborska.
28 de febrero: C.P. Cavafis.
2 de mayo: J.E. Pacheco.
30 de mayo: O. Hahn.
31 de octubre: R.M. Rilke.
28 de noviembre: K. Murua.
19 de diciembre: P. García Baena.
Nombres y fechas ya habían aparecido en una entrada anterior, pero los enlaces de aquella entrada llevan a información complementaria sobre la vida o la obra de cada uno, no a la selección poética correspondiente a la que utilizamos como material de base para trabajar en las tertulias, de ahí esta nueva aparición.
Por otra parte, conviene destacar que las fechas NO se corresponden en todos los casos al último lunes de cada mes, como es costumbre. Hay dos excepciones: abril/mayo y diciembre. La de abril viene originada porque la última semana de ese mes coincide con la semana de pascua, cuyo lunes es festivo; por eso ha sido traslada al 2 de mayo. La tertulia de diciembre, como ya es tradicional, la celebramos antes de las fiestas navideñas.
Feliz año y feliz lectura.
miércoles, 5 de noviembre de 2008
JUAN KRUZ IGERABIDE

Juan Kruz Igerabide estuvo en todo momento amabilísimo e incluso aportó la fotografía que encabeza el texto. Espero que sus respuestas puedan aportar más luz sobre su obra.
He aquí las respuestas y las preguntas:
-Empecemos por el principio. ¿Cómo llegaste a la poesía?
Aterricé en ella de una manera bastante accidentada; fue una especie de aterrizaje forzoso. Mis primeros contactos con ella tuvieron lugar a través de intermediarios (el que más contribuyó fue la música, a lo largo de toda la etapa juvenil; seguía de cerca las creaciones de Ez dok Hamahiru, de Paco Ibañez, De Atahualpa Yupanqui...), pero no logramos constituir una pareja de hecho.
Tras la hecatombe ideológica que cierta gente sufrimos después de la muerte de Franco, sentí que me precipitaba en barrena. Y fue cuando apareció de nuevo ella, pura y deslumbrante incluso en el lodazal. Desde entonces, formamos pareja de lecho.
-Eres posiblemente el poeta vasco más importante en la poesía infantil y juvenil ¿Qué te impulsa a escribir poesía para estas edades?
Le doy poca importancia a la importancia. He visto tanta tontería en el ranking de poetas y escritores, que creo que es urgente desrankingizar (algo así como desratizar) la literatura.
Escribo poesía infantil y juvenil porque es lo mismo que escribir poesía para adultos, con pantalón corto y una piruleta en la boca quizás. Yo estoy haciendo lo mismo en todos los ámbitos: un complicado aforismo encuentra una respuesta en la respiración de un niño asmático que profiere un haiku a la lluvia.
Hoy mismo, un niño vecino que aún toma teta de su madre, repetía un poema "titia bete-bete" (teta llena llenita), y me ha dejado flipado.
Oteiza y los ojos de Asiertxo.
-Hay, si no me equivoco, una constante simbolista en tu obra que se va adelgazando a medida que pasa el tiempo para dejar paso a una mayor presencia de lo cotidiano. ¿Es esta una apreciación correcta? Y, si es así, ¿qué te lleva a dar mayor espacio a la cotidianeidad?
Partí de un concepto muy cerebral del símbolo, quizá excesivamente misterioso. Ahora concibo el símbolo como cada acto de vida convertido en anhelo de duración. Podemos montar andamiajes abstractos complicadísimos en nuestro afán de duración, pero la reverberación de una triste vocal proferida desde las entrañas rebota en los confines del universo y regresa convertida en un soplo de brisa de mar, en el balanceo de una hoja de roble, en la duda de una gota al desprenderse.
El simbolismo me sigue atrayendo (tanto en su vertiente antropológica y tradicional, como en su vertiente poética transgresora), pero lo quiero hecho carne y habitando entre nosotros.
-¿Consideras tu obra y tu estilo dentro de alguna corriente o generación poética?
Me gustaría tal vez, pero no puedo. Me sobrepasa. Tengo buenos amigos poetas, y otros que no quiero como amigos pero sí como poetas. Pero, de corrientes.. ríos de alcohol, a lo sumo. Y como soy abstemio...
Me hubiera gustado crear una corriente sáfico-horaciana con retoques de Catulo, efusiones románticas (Coleridge, Novalis, Hölderlin, y mucho Rilke), deprecaciones simbolistas (Baudelaire, Rimbaud), locuras surrealistas y ultraístas, y el ritmo fluvial y trigal de Mandelstam o Claudio Rodríguez. Pero no ha podido ser, aunque conozco a mucha gente que quiere lo mismo, pero en otro orden. En poesía, el orden de factores sí que altera el producto.
-En algunos poemas hay un diálogo con otros poetas -Lizardi, Aresti, Mirande...- ¿Cuáles son los autores que más te han influido o que más te han estimulado?
Con respecto a la literatura vasca, en mis comienzos tuve mucho contacto con Juan Mari Lekuona, un poeta de verso muy fino y preciso. A Aresti lo llevaba conmigo desde la época juvenil. Pero luego descubrí a otro Aresti, que hablaba desde Aresti, y no desde lo que mi ideología quería escuchar de Aresti. A Mirande lo conocí al mismo tiempo que a Rimbaud y a Baudelaire; no me impactó tanto desde su poética (llegó un poco tarde como poeta maldito), pero sí desde lo que suponía su peculiar "constructo" en el seno de la literatura vasca.
Lizardi ha estado siempre ahí. Había algo en él que no me convencía al principio, y tampoco me convence ahora. Pero su fuerza lírica sigue creciendo sin parar ante mí. Es curioso; en rigor, podría considerársele incluso un poeta torpe; cuando se le traduce, se le cae a uno de las manos. Y sin embargo, sigue aguantando, y algunos de sus versos en euskera quedan grabados hasta el tuétano. Tiene una fuerza lírica descomunal, chapuceada por una ideología castrante. Siempre irá conmigo, aunque a veces me dé calambre.
-Podemos apreciar una constante tanto en los poemas infantiles como en los textos para adultos: la búsqueda de la palabra precisa. ¿Es esta búsqueda la que te ha llevado al haiku y al aforismo?
Estoy más en el río de palabras que en la palabra misma. Busco la línea precisa que adelgace el sentimiento hasta hacerlo prácticamente transparente. Esa es la apuesta. El haiku es un buen género para dicha práctica; es como la pintura zen, pocos trazos y mucha respiración; el vacío que llena.
Con respecto al aforismo, siempre me ha interesado la gente que interpreta la vida de una manera personal y "respondiendo al instante". Una filosofía demasiado sistemática como la que se enseña en las universidades siempre se va quedando atrás en el tiempo, porque carga con demasiado aparato para poder adecuarlo al presente con ligereza y rapidez. Por eso me gusta el aforismo; al fin y al cabo, no decimos cosas muy distintas a las que pudo decir Séneca; pero, al ser fruto del momento, parecen nuevas, frescas como un recién nacido.
-En tu obra podemos ver una gran riqueza estrófica, rítmica y métrica. ¿Qué impulso, razón o sentimiento te lleva a practicar esta polifonía, si me permites denominarla así?
Me atrae sobremanera la polifonía; sin embargo, en la raíz, aprecio sobre todo la monodia. El resultado es polifónico, pero en los instantes concretos estoy cantando monodias.
Por otra parte, el verso libre me ha enseñado que primero está la fuente y luego el recipiente. Mi generación llegó a despreciar los metros clásicos y los de los bertsolaris, porque te obligaban a crear un hermoso recipiente y luego comenzabas a buscar la fuente; pero el recipiente se rompe en la búsqueda, o queda a medio llenar, o vacío del todo.
La poesía infantil me ha devuelto al recipiente. Una vez encontrada la fuente, podemos construir un recipiente adecuado y beber más a gusto. El ritmo, el metro, la estrofa... deben responder a una necesidad del mensaje. Rimar, por ejemplo, luna con cuna puede resultar muy significativo y alcanzar un gran poder de sugerencia. Otro ejemplo podría ser la utilización del soneto para desarrollar una visión que va más allá del concepto pero que se mantiene dentro de unos límites muy precisos, que te obliga a algo así como a condensar una novela en catorce líneas.
-Que no podemos vivir sin la naturaleza es algo evidente, pero en tus textos parece algo mucho más evidente que en la obra de otros poetas contemporáneos. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?
Hay muchos poetas contemporáneos, de todas clases. Colinas, por ejemplo, abarca la naturaleza de cien poetas juntos.
En ese sentido, me sitúo en la línea de Lizardi, Antonio Machado, la tradición japonesa y china y un lago elenco que llega hasta Horacio. Pero, al mismo tiempo, huyo de lo pastoril como de la peste. Para mí, la naturaleza es cruda, y a la vez puro éxtasis que convive con el ruido de la lavadora.
-Siempre aportas una mirada crítica y diferente sobre el mundo en que vivimos, especialmente en los aforismos. ¿Hasta qué punto es precisamente ésta una función del escritor, es decir, hacernos reflexionar sobre nuestro ser y nuestro entorno?
En sentido estricto, no intento hacer reflexionar a nadie. Es como si todo el mundo hubiese reflexionado antes que yo, y yo intentara entablar un diálogo socrático con ellos, no desde la razón sino desde la paradoja. Socrático, en el sentido de que no me trago las mentiras que me cuentan; sin embargo, les aviso que lo mío también es otra mentira más, un escalón más de la escalera que quisiéramos que nos condujese a la verdad. Por eso es paradójica.
-Me parece ver como una marca de tu estilo la reflexión sobre las preocupaciones éticas y existenciales, siempre presentadas con una gran elegancia y sutileza, incluso en los poemas infantiles ¿De dónde surge esta preocupación?
La estética como pura decoración no me interesa; provoca un asombro vano. Me interesan las personas de carne y hueso y sus sufrimientos y alegrías. Los niños son un reflejo nítido de nuestras almas; me atrae lo que van dibujando con sus actitudes y sus palabras. Los mayores tenemos varias capas de pintura y hay que raspar un poco; aunque duela, merece la pena ver el niño que va asomando.
Hoy, una mujer me ha contestado de mala manera en una ventanilla. La he observado a prudente distancia. Sus rasgos eran bellos, pero era como si se hubiera puesto una máscara de hierro. He hurgado en sus ademanes y he descubierto un gran dolor bajo el casco. Me la he imaginado con su amante, y el casco de hierro entre ambos. Mediante un poema, podría arrancarle el caso, y ver lo que asoma: quizá una cara ensangrentada, quizá una tez fulgurante.
jueves, 12 de abril de 2018
BLANCA ANDREU
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Manuscrito reproducido en Hitos y señas (1966-1996) |
Di que querías ser caballo esbelto, nombre
de algún caballo mítico,
o acaso nombre de tristán, y oscuro.
Dilo, caballo griego, que querías ser estatua desde hace diez mil años,
di sur, y di paloma adelfa blanca,
que habrías querido ser en tales cosas,
morirte en su substancia, ser columna.
Di que demasiadas veces
astrolabios, estrellas, el nervio de los ángeles,
vinieron a hacer música para Rilke el poeta,
no para tus rodillas o tu alma de muro.
Mientras la marihuana destila mares verdes,
habla en las recepciones con sus lágrimas verdes,
o le roba a la luz su luz más verde,
te desconoces, te desconoces.
De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall, 1980.
- De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall, Hiperión, 1980.
- Báculo de Babel, Hiperión, 1982.
- Elphistone, Visor, 1988.
- El sueño oscuro. Poesía reunida 1980-1989. Hiperión, 1994.
- La tierra transparente, Sial, 2002.
- Los archivos griegos, Fundación José Manuel Lara, 2010.
lunes, 3 de julio de 2023
PARA UNA TUMBA DE ANATOLE, S. Mallarmé
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Traducción, Mario Campaña. |