miércoles, 4 de octubre de 2023

UN LIBRO, UN POEMA (Pier Paolo Pasolini)

Ejemplar del KM
#unlibrounpoema

BALADAS DE LA VIOLENCIA


I

Yo soy un débil, pero 
nadie lo sabe.

Hay una Fuerza, y yo la elevo a única

fuerza del mundo: Dios. Mi historia,

nuestra historia, es tan sólo humo.

No puedo sentir amor por el enemigo.

Demócrata, eres un 
hombre débil,

serás vencido por mi mano:

deberá callar en ti el atroz instinto

de libertad. Tal vez alcances el perdón de Dios,

pero no el mío: yo asesino, no convenzo.



II

Yo soy un enano, y prefiero ignorarlo.

Hay una grandeza con la cual me identifico.

La grandeza es la patria. Me magnifico

en ella, lápida sobre mi infierno.

Yo no odio al enemigo: me da asco.

¡Eres un enano, demócrata! Yo, yo,

yo sé, yo porto la luz; tú no.

Por eso te ahorcaré,

sacrílega conciencia de mi

amor por la grandeza que no tengo.



III

Yo soy un mediocre; pero no hay pruebas.

Por eso es sublime mi idea

de la Familia, la humilde epopeya

del rumbo increpado que me beneficia

cada día. Siento desprecio por quien crea.

¡Eres un mediocre, demócrata!

Por eso, si recibo la orden, te asesino.

¡Por supuesto! ¡Uno del pelotón, uno de la baraja!

¡Dejarás de hacer el fanático

idealista, te largarás cagando h….!



IV

Yo soy un fracasado: ¿puedo admitirlo?

¡Claro que no! Por eso, con el sombrero de paja

oblicuo, cumplo la venganza

con humor, con humildad dialéctica:

conozco al Ideal, y detesto a quien lo infecta.

En cuanto a ti, demócrata fracasado,

mira que yo, en broma, sé disparar:

recién llegado del frente de Ultramar,

allí donde tú, bellaco, nos traicionaste,

también puedo matar al Anti–ideal.



V

Yo soy un anormal, y no debería ser consciente de ello.

Histérico y chantajista, me amparo

en la Norma. Cuanto más me alejo

de mí mismo, en un cursus honorum que es un alivio

trágico, más repudio aquello que amo.

Tu diversidad, demócrata, es anormal:

yo te condeno a las zonas oscuras

de la esquizofrenia, en mi función

de Magistrado u 
Hombre de Orden: ¡tiembla,

debes temblar! Tú, escándalo y pasión.



VI

Yo soy un siervo: pero llamármelo es delito.

¿Y quién puede penetrar en mi conciencia?

Un siervo es un misterio: vive sin

vida, desde niño: hijo dedicado

a la Autoridad por antigua obediencia.

Sé que eres, demócrata, un siervo,

un siervo de otros ídolos o naciones.

¡No esperarás que te perdone por ello!

Un siervo humilde asesina al soberbio:

tan sólo espera una gesto de sus amos.



VII

Yo soy un decadente, y lo rechazo.

Hay un nivel maravilloso, donde canta

el soldado y el ama de casa es santa:

el nivel donde
 la salud resplandece.

Quien no está sano arruina la planta.

Demócrata podrido, con el bisturí

te  la salud como gangrena:

dulce es la planta de la vida serena

y tú con tu negación la entristeces.

Sí, te 
 la salud: es la lección de D’ Annunzio.



VIII

Yo soy un manso: pero tengo pudor.

Desde muchacho, en mi ciudad de provincias,

la mía ha sido una vida bizantina.

Lo sigue siendo ahora que soy profesor.

El Conformismo es mi medicina.

Demócrata, iluso conformista

de otras ideas, eres un yo mismo

derrocado, pero igualmente obsesionado.

Por eso te asesinaré: ¡casi por mística

elección, Píndaro bufón del progreso!



IX

Yo soy un inmoral, y lo oculto.

Con este vicio, aunque bien nacido

—abuelos ex leones y abuelas ex hienas,

ergo padre rico—, vine al mundo.

Es la Moral, por tanto, la que me sostiene.

Demócrata, me parece obvio que eres 

un inmoral, ya que criticas

mi moral. Es necesario callarte,

condenarte a una celda de por vida:

quizás allí te vuelvas inmortal.



X

Yo soy un cerdo; pero sólo en privado.

Pequeño burgués, una posición

discreta, ¡desde luego! Digamos un 
burgués

de baja estofa, con tienda en Tritone… Para 

frenar a la gente a la gente son necesarias Buenas costumbres: 

esa es mi convicción. Cerdo demócrata, atento!

Una puñalada en la panza poco cuesta

dártela, tacaño; 
no se juega

con el fuego, no es asunto

de pequeños burgueses: el juego es el juego.



XI

Yo soy un pobre, y me han humillado.

Odio la pobreza, y oculto, traidor,

la religión de la Posesión en mi corazón.

Aguardo el día en que seré respetado,

aparte de los otros, aparte de la historia.

También tú, demócrata, eres pobre:

¿por qué me arrancas la interior esperanza?

Pero el pueblo conoce el peligro que avanza:

debes ser liquidado junto con tus nuevas

filosofías; nosotros nos quedamos con la ignorancia.



XII

Yo soy un capitalista, y lo sé.

Débiles, enanos, mediocres, fracasados,

anormales, siervos, decadentes, mansos,

inmorales, cerdos, míseros: le otorgo

a tu Brecht nuevas máscaras políticas.

Demócrata clasista, tú que sabes

que no saben lo que soy, y soy

lo que no saben, no serás perdonado:

morirás en algún nuevo Buchenwald,

huesos fétidos sin luz y sin nombre.

(Traducción: Martín López-Vega. Galaxia Gutenberg, 2022)

***

martes, 3 de octubre de 2023

EL ESPESOR DE LA HERIDA (Nieve negra)


"Nieve negra" es la tercera sección del poemario. A ella corresponden las composiciones más fragmentarias, breves y conceptuales. También es el apartado más oscuro, porque tiene como tema exclusivo el dolor, pero se habla de él sin referentes anecdóticos ni realistas. 

Salvando las distancias, la sección está inspirada en las composiciones del último Paul Celan y del Gamoneda de Lápidas o el Libro del frío.

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lunes, 2 de octubre de 2023

BÉCQUER Y FITERO (La cueva de la Mora)

Editorial
Gracias, Irene, por las imágenes.



I



Frente al establecimiento de baños de Fitero, y sobre unas rocas cortadas a pico,
a cuyos pies corre el río Alhama, se ven todavía los restos abandonados de un castillo árabe, célebre en los fastos gloriosos de la Reconquista, por haber sido teatro de grandes y memorables hazañas, así por parte de los que le defendieron, como los que valerosamente clavaron sobre sus almenas el estandarte de la cruz.

De los muros no quedan más que algunos ruinosos vestigios; las piedras de la atalaya han caído unas sobre otras al foso y lo han cegado por completo; en el patio de armas crecen zarzales y matas de jaramago; por todas partes adonde se vuelven los ojos no se ven más que arcos rotos, sillares oscuros y carcomidos: aquí un lienzo de barbacana, entre cuyas hendiduras nace la hiedra; allí un torreón, que aún se tiene en pie como por milagro; más allá los postes de argamasa, con las anillas de hierro que sostenían el puente colgante.

Durante mi estancia en los baños, ya por hacer ejercicio que, según me decían, era conveniente al estado de mi salud, ya arrastrado por la curiosidad, todas las tardes tomaba entre aquellos vericuetos el camino que conduce a las ruinas de la fortaleza árabe, y allí me pasaba las horas y las horas escarbando el suelo por ver si encontraba algunas armas, dando golpes en los muros para observar si estaban huecos y sorprender el escondrijo de un tesoro, y metiéndome por todos los rincones con la idea de encontrar la entrada de algunos de esos subterráneos que es fama existen en todos los castillos de los moros.

Mis diligentes pesquisas fueron por demás infructuosas.

Sin embargo, una tarde en que, ya desesperanzado de hallar algo nuevo y curioso en lo alto de la roca sobre que se asienta el castillo, renuncié a subir a ella y limité mi paseo a las orillas del río que corre a sus pies, andando, andando a lo largo de la ribera, vi una especie de boquerón abierto en la peña viva y medio oculto por frondosos y espesísimos matorrales. No sin mi poquito de temor separé el ramaje que cubría la entrada de aquello que me pareció cueva formada por la Naturaleza y que después que anduve algunos pasos vi era un subterráneo abierto a pico. No pudiendo penetrar hasta el fondo, que se perdía entre las sombras, me limité a observar cuidadosamente las particularidades de la bóveda y del piso, que me pareció que se elevaba formando como unos grandes peldaños en dirección a la altura en que se halla el castillo de que ya he hecho mención, y en cuyas ruinas recordé entonces haber visto una poterna cegada. Sin duda había descubierto uno de esos caminos secretos tan comunes en las obras militares de aquella época, el cual debió de servir para hacer salidas falsas o coger durante el sitio, el agua del río que corre allí inmediato.

Para cerciorarme de la verdad que pudiera haber en mis inducciones, después que salí de la cueva por donde mismo había entrado, trabé conversación con un trabajador que andaba podando unas viñas en aquellos vericuetos, y al cual me acerqué so pretexto de pedirle lumbre para encender un cigarrillo.

Hablamos de varias cosas indiferentes; de las propiedades medicinales de las aguas de Fitero, de la cosecha pasada y la por venir, de las mujeres de Navarra y el cultivo de las viñas; hablamos, en fin, de todo lo que al buen hombre se le ocurrió, primero que de la cueva, objeto de mi curiosidad.

Cuando, por último, la conversación recayó sobre este punto, le pregunté si sabía de alguien que hubiese penetrado en ella y visto su fondo.

-¡Penetrar en la cueva de la mora! -me dijo como asombrado al oír mi pregunta-. ¿Quién había de atreverse? ¿No sabe usted que de esa sima sale todas las noches un ánima?

-¡Un ánima! -exclamé yo sonriéndome-. ¿El ánima de quién?

-El ánima de la hija de un alcaide moro que anda todavía penando por estos lugares, y se la ve todas las noches salir vestida de blanco de esa cueva, y llena en el río una jarrica de agua.

Por la explicación de aquel buen hombre vine en conocimiento de que acerca del castillo árabe y del subterráneo que yo suponía en comunicación con él, había alguna historieta; y como yo soy muy amigo de oír todas estas tradiciones, especialmente de labios de la gente del pueblo; le supliqué me la refiriese, lo cual hizo, poco más o menos, en los mismos términos que yo a mi vez se la voy a referir a mis lectores.


II


Cuando el castillo del que ahora sólo restan algunas informes ruinas, se tenía aún por los reyes moros, y sus torres, de las que no ha quedado piedra sobre piedra, dominaban desde lo alto de la roca en que tienen asiento todo aquel fertilísimo valle que fecunda el río Alhama, ocurrió junto a la villa de Fitero una reñida batalla, en la cual cayó herido y prisionero de los árabes un famoso caballero cristiano, tan digno de renombre por su piedad como por su valentía.

Conducido a la fortaleza y cargado de hierros por sus enemigos, estuvo algunos días en el fondo de un calabozo luchando entre la vida y la muerte hasta que, curado casi milagrosamente de sus heridas, sus deudos le rescataron a fuerza de oro.

Volvió el cautivo a su hogar; volvió a estrechar entre sus brazos a los que le dieron el ser. Sus hermanos de armas y sus hombres de guerra se alborozaron al verle, creyendo la llegada de emprender nuevos combates; pero el alma del caballero se había llenado de una profunda melancolía, y ni el cariño paterno ni los esfuerzos de la amistad eran parte a disipar su extraña melancolía.

Durante su cautiverio logró ver a la hija del alcaide moro, de cuya hermosura tenía noticias por la fama antes de conocerla; pero cuando la hubo conocido la encontró tan superior a la idea que de ella se había formado, que no pudo resistir a la seducción de sus encantos, y se enamoró perdidamente de un objeto para él imposible.

Meses y meses pasó el caballero forjando los proyectos más atrevidos y absurdos: ora imaginaba un medio de romper las barreras que lo separaban de aquella mujer; ora hacía los mayores esfuerzos para olvidarla; ya se decidía por una cosa, ya se mostraba partidario de otra absolutamente opuesta, hasta que al fin un día reunió a sus hermanos y compañeros de armas, mandó llamar a sus hombres de guerra, y después de hacer con el mayor sigilo todos los aprestos necesarios, cayó de improviso sobre la fortaleza que guardaba a la hermosura, objeto de su insensato amor.

Al partir a esta expedición, todos creyeron que sólo movía a su caudillo el afán de vengarse de cuanto le habían hecho sufrir aherrojándole en el fondo de sus calabozos; pero después de tomada la fortaleza, no se ocultó a ninguno la verdadera causa de aquella arrojada empresa, en que tantos buenos cristianos habían perecido para contribuir al logro de una pasión indigna.

El caballero, embriagado en el amor que al fin logró encender en el pecho de la hermosísima mora, ni hacía caso de los consejos de sus amigos, ni paraba mientes en las murmuraciones y las quejas de sus soldados. Unos y otros clamaban por salir cuanto antes de aquellos muros, sobre los cuales era natural que habían de caer nuevamente los árabes, repuestos del pánico de la sorpresa.

Y en efecto, sucedió así: el alcaide allegó gentes de los lugares comarcanos; y una mañana el vigía que estaba puesto en la atalaya de la torre bajó a anunciar a los enamorados amantes que por toda la sierra que desde aquellas rocas se descubre se veía bajar tal nublado de guerreros, que bien podía asegurarse que iba a caer sobre el castillo la morisma entera.

La hija del alcaide se quedó al oírlo pálida como la muerte; el caballero pidió sus armas a grandes voces, y todo se puso en movimiento en la fortaleza. Los soldados salieron en tumulto de sus cuadras; los jefes comenzaron a dar órdenes; se bajaron los rastrillos; se levantó el puente colgante, y se coronaron de ballesteros las almenas.

Algunas horas después comenzó el asalto.

Al castillo con razón podía llamarse inexpugnable. Sólo por sorpresa, como se apoderaron de él los cristianos, era posible rendirlo. Resistieron, pues, sus defensores, una, dos y hasta diez embestidas.

Los moros se limitaron, viendo la inutilidad de sus esfuerzos, a cercarlo estrechamente para hacer capitular a sus defensores por hambre.

El hambre comenzó, en efecto, a hacer estragos horrorosos entre los cristianos; pero sabiendo que, una vez rendido el castillo, el precio de la vida de sus defensores era la cabeza de su jefe, ninguno quiso hacerle traición, y los mismos que habían reprobado su conducta, juraron perecer en su defensa.

Los moros, impacientes: resolvieron dar un nuevo asalto al mediar la noche. La embestida fue rabiosa, la defensa desesperada y el choque horrible. Durante la pelea, el alcaide, partida la frente de un hachazo, cayó al foso desde lo alto del muro, al que había logrado subir con ayuda de una escala, al mismo tiempo que el caballero recibía un golpe mortal en la brecha de la barbacana, en donde unos y otros combatían cuerpo a cuerpo entre las sombras.

Los cristianos comenzaron a cejar y a replegarse. En este punto la mora se inclinó sobre su amante que yacía en el suelo moribundo, y tomándole en sus brazos con unas fuerzas que hacían mayores la desesperación y la idea del peligro, lo arrastró hasta el patio de armas. Allí tocó a un resorte, y, por la boca qué dejó ver una piedra al levantarse como movida de un impulso sobrenatural, desapareció con su preciosa carga y comenzó a descender hasta llegar al fondo del subterráneo.


III


Cuando el caballero volvió en sí, tendió a su alrededor una mirada llena de extravío, y dijo: -¡Tengo sed! ¡Me Muero! ¡Me abraso!- Y en su delirio, precursor de la muerte, de sus labios secos, por los cuales silbaba la respiración al pasar, sólo se oían salir estas palabras angustiosa: -¡Tengo sed! ¡Me abraso! ¡Agua! ¡Agua!

La mora sabía que aquel subterráneo tenía una salida al valle por donde corre el río. El valle y todas las alturas que lo coronan estaban llenos de soldados moros, que una vez rendida la fortaleza buscaban en vano por todas partes al caballero y a su amada para saciar en ellos su sed de exterminio: sin embargo, no vaciló un instante, y tomando el casco del moribundo, se deslizó como una sombra por entre los matorrales que cubrían la boca de la cueva y bajó a la orilla del río.

Ya había tomado el agua, ya iba a incorporarse para volver de nuevo al lado de su amante, cuando silbó una saeta y resonó un grito.

Dos guerreros moros que velaban alrededor de la fortaleza habían disparado sus arcos en la dirección en que oyeron moverse las ramas.

La mora, herida de muerte, logró, sin embargo, arrastrarse a la entrada del subterráneo y penetrar hasta el fondo, donde se encontraba el caballero. Éste, al verla cubierta de sangre y próxima a morir, volvió en su corazón; y conociendo la enormidad del pecado que tan duramente expiaban; volvió los ojos al cielo, tomó el agua que su amante le ofrecía, y sin acercársela a los labios, preguntó a la mora: -¿Quieres ser cristiana? ¿Quieres morir en mi religión, y si me salvo salvarte conmigo? La mora, que había caído al suelo desvanecida con la falta de la sangre, hizo un movimiento imperceptible con la cabeza, sobre la cual derramó el caballero el agua bautismal, invocando el nombre del Todopoderoso.

Al otro día, el soldado que disparó la saeta vio un rastro de sangre a la orilla del río, y siguiéndolo, entró en la cueva, donde encontró los cadáveres del caballero y su amada, que aún vienen por las noches a vagar por estos contornos.

***


domingo, 1 de octubre de 2023

CAVALLERIA RUSTICANA, Intermezzo


Pietro Mascagni (1863-1945) no es el compositor de óperas mas conocido de la historia de la música, pero su Cavalleria rusticana, además de ser una ópera muy popular, es muy reconocida por amantes del cine, especialmente este delicioso intermezzo, que seguramente recordarán quienes hayan visto Toro salvaje o El Padrino III.

Pero no es necesario tener adicción al cine ni a la música para enamorarse de los tres minutos y medio de esta pieza y quedarse oyéndola en bucle melódico y soñador, en mágica abstracción del mundo y sus penurias. 


Que la música os acompañe.

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sábado, 30 de septiembre de 2023

EL CIELO NOCTURNO, OCTUBRE 2023

Luna del 28-09-2023. #lalunadesdeelbalcón
 

  • PLANETAS: Mercurio es visible sobre el horizonte E minutos antes de que empiece a clarear durante la primera semana. Venus es visible desde antes del alba durante todo el mes. Marte, excepto los primeros días de octubre al anochecer, deja de verse pues se traslada por el cielo cada vez más coincidente con el camino del sol. Júpiter es visible prácticamente toda la noche y mañana, día 1, estará a menos de 3º de la Luna, como aparece en la imagen que hay bajo estas líneas (los puntitos alrededor de Júpiter son sus satélites, visibles con prismáticos). Saturno es visible durante algo más de la primera parte de la noche, pero a medida que avanza el mes va adelantando su ocaso.

Fuente: Stellarium

  • LUNA: Día 14, luna nueva; día 28, luna llena, y ese mismo día podremos ver un pequeño eclipse parcial de Luna que será visible en toda España.
  • ECLIPSE SOLAR: El 14 de octubre se producirá un eclipse parcial que se verá bien en la mayor parte del continente americano, y de manera parcial en las Canarias más occidentales.
  • LLUVIA DE ESTRELLAS: Las dracónidas alcanzarán su mejor momento durante la noche del 8 al 9.
  • SATÉLITES ARTIFICIALES: Para saber dónde y cuándo mirar, consultad aquí o en la web de Stellarium.


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DIÁLOGO CON LA NATURALEZA, Ángel Peris Cuesta


Si el arte tiene algún valor, no es precisamente el valor monetario con que se tasa en las pervertidas subastas. El valor del arte es la capacidad que tiene para transmitir sensaciones, para emocionar, para conmover, para expresar cuanto de otra manera es imposible expresar. En esto, claro, tiene mucho que ver nuestra formación, nuestros gustos, nuestras inclinaciones más íntimas, nuestra sensibilidad y hasta nuestros miedos. 
 


Se pueden escribir muchos tratados, realizar multitud de análisis de las obras, apelar a las técnicas utilizadas y desmenuzar los materiales con los que la obra ha sido compuesta. Y sin duda existen muchos y muy buenos trabajos que nos ayudan a entender mejor los objetos que tenemos delante de los ojos cada vez que entramos en un museo o en una galería; sin embargo, nada puede sustituir la primera impresión que recibimos al movernos en torno a la obra observada.


Ni las palabras del artista, ni las lecturas especializadas, ni las imágenes que aquí ofrezco, nada puede acercarse a la inmensa satisfacción que sentí al penetrar en esta sala. El juego de luces y sombras, la disposición de los faroles cilíndricos, el infinito juego de manchas de la tinta china, la frágil solidez del papel..., todo contribuía a la belleza del momento, e incluyo en la palabra belleza no solo el aspecto estético, sino también la sensación vital de bienestar.


Tendré que concluir con Remy De Gourmont que el arte está hecho para ser sentido y no para ser comprendido; por eso, cada vez que se quiere hablar de él según la inteligencia, no se dicen más que tonterías (Dialogues des amateurs).
 


Subid a la sala del segundo piso y decidme luego.



Hasta el 10 de diciembre 
en estos horarios:

Lunes a viernes: 9:30-18:00
Sábados: 10:00-14:00 / 15:00-19:00
Domingos y festivos: 10:00-14:00


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viernes, 29 de septiembre de 2023

YA SOMOS EL OLVIDO QUE SEREMOS (Borges)

He llegado hasta el espléndido soneto de Borges gracias a Vargas Llosa y su estupendo El fuego de la imaginación, una recopilación de artículos sobre literatura, teatro, cine, arte y arquitectura. En el que titula La amistad y los libros, además de tener palabras muy cariñosas para Javier Cercas y Juan Cruzhabla mucho y muy bien de Héctor Abad Faciolince —acaso os suene más por la película que se hizo con su novela—. De su El olvido que seremos dice, por ejemplo,que ha sido la más apasionante experiencia de lector de mis últimos años —el texto es de 2010—. Continuaba más adelante comentando Traiciones de la memoria, y ahí es donde surgió el argentino ciego y magistral. 

Tantas buenas palabras por parte de un grandísimo escritor que al mismo tiempo es un grandísimo lector —no siempre coinciden estas dos habilidades— tuvieron como consecuencia que leyera de una tacada ambos títulos del colombiano. En el de las traiciones es donde aparece el apasionante relato Un poema en el bolsillo —yo también opino, como Vargas Llosa, que de los tres que componen el libro es sin duda el mejor—.

Esta pequeña aventura libresca, que de hecho es bastante representativa de mi caótico proceder lector, es la que ha dado pie a que me interesara por el soneto borgiano —no recogido en su Obra poética 1923-1977—. Pero la cuestión es que, una vez llegado a él, me he encontrado con los otros cuatro que aparecieron en aquella publicación prácticamente artesanal de Ediciones Anónimas. Y, claro, no he resistido la tentación de copiarlos todos, ni tampoco quiero dejar sin agradecer a Vargas Llosa y a Abad Faciolince el haberme ofrecido este hallazgo. 

Estos son los 5 poemas:

I

Encorvados los hombros, abrumado
por su testa de toro, el vacilante
Minotauro se arrastra por su errante
laberinto. La espada lo ha alcanzado
y lo alcanza otra vez, Quien le dio muerte
no se atreve a mirar al que fue toro
y hombre mortal, en un ayer sonoro
de hexámetros y escudos y del fuerte
batallar de los héroes. Ilusoria
fue tu aventura, trágico Teseo;
de la bifronte sombra la memoria
no ha borrado las aguas el Leteo.
Sobre los siglos y las vanas millas
ésta da horror a nuestras pesadillas.


II

Me pesan los ejércitos de Atila,
las lanzas del desierto y las murallas
de Nínive, ahora polvo; las batallas
y la gota del tiempo que vacila
y cae en la clepsidra silenciosa
y el árbol secular donde clavada
por Odín fue la hoja de la espada
y cada rosa y cada primavera
de Nishapur. Me abruman las auroras
que son y fueron los ponientes,
el amor y Tiresias y las serpientes
las noches y los días y las horas.
gravitan sobre la sombra que soy.
La carga del pasado es infinita.



III

Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres y los que seremos.
Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el fin, la caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los ritos de la muerte y las endechas.
No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre;
pienso con esperanza en aquel hombre
que no sabrá quien fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo,
esta meditación es un consuelo.


IV

Los ordenes de libros guardan fieles
en la alta noche el sitio prefijado.
El último volumen ha ocupado
el hueco que dejó en los anaqueles.
Nadie en la vasta casa. Ni siquiera
el eco de una luz en los cristales
ni desde la penumbra los casuales
pasos de vaga gente por la acera.
Y sin embargo hay algo que atraviesa
lo sólido, el metal, las galerías,
las firmes cosas, las alegorías
el invisible tiempo que no cesa,
que no cesa y que apenas deja huellas.
Ese alto río roe las estrellas.


V

¡Cuántas cosas hermosas! Los confines
de la aurora del Ganges, la secreta
alondra de la noche de Julieta.
El pasado está hecho de jardines.
Los amantes, las naves, la curiosa
enciclopedia que nos brinda ayeres,
los ángeles del gnóstico, los seres
que soñó Blake, el ajedrez, la rosa,
El cantar de los cantares del hebreo,
son la flor que florece en el desierto
de la atroz Escritura, el mar abierto
del álgebra y las formas de Proteo.
Quedan aún tantas estrellas.
Suspendo aquí esta vana astronomía.

PS: Otro día me ocuparé de la magistral El olvido que seremos.

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jueves, 28 de septiembre de 2023

ARKAITZ BARRIOLA EN CENTRO CULTURAL AIETE


Copio el texto de presentación que el propio Arkaitz Barriola ha redactado para la página web de Galtzagorri Elkartea:

Licenciado en Periodismo y Bellas Artes, siempre me ha apasionado contar historias ya sea con palabras o imágenes. Comencé mi andadura profesional como grafista en EITB. Tras 4 años creé el estudio de diseño BIT&MINA y desde entonces me dedico exclusivamente al diseño, la ilustración y proyectos de comunicación. Lo que más me apasiona, como ya he dicho, es dibujar y animar.

Como ilustrador he participado en varios proyectos: Ilustraciones de la presentación de Donostia 2016, calendarios de HABE, Ilustraciones para el libreto Su haietatik hitz hauek de la Asociación de Escritores, libros de texto para EDEBE, etc. He ilustrado y animado las postales navideñas de EITB y he realizado el video promocional del álbum Besarkada de Uxue Alberdi y Maite Gurrutxaga. Han pasado 16 años desde que creé el estudio, años felices llenos de ilustraciones y animaciones.

Bibliografía:
  • Ilustraciones de la presentación de Donostia 2016.
  • Ilustraciones en libros de texto de primaria para EDEBE.
  • Ilustraciones para el libreto Su haietatik hitz hauek de la Asociación de Escritores.
  • Dirección, edición y algunas ilustraciones para este proyecto: www.klasikoentxokoa.com
  • Maquetación e ilustraciones para el libreto de Gabril Celaya.
  • Cuentos de navidad para EITB.
  • Campañas para Haurtzaro Ikastola.
  • Calendario para HABE.
  • Ilustraciones para la revista Zehar de Sabin Etxea.




El Rincón de la Ilustración es eso, un rincón, un espacio pequeñito, pero siempre se puede encontrar en él alguna joya entrañable con la que deleitar la vista y el entendimiento.

HORARIO HABITUAL:

De martes a viernes: 16:00 - 20:30
Sábado: 10:00 - 14:00 / 16:30 - 20:00
Domingo: 10:00 - 14:00

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miércoles, 27 de septiembre de 2023

UN LIBRO, UN POEMA (Emily Dickinson)

Editorial


There is no Frigate like a Book
To take us Lands away
Nor any Coursers like a Page
Of prancing Poetry –
This Traverse may the poorest take
Without oppress of Toll –
How frugal is the Chariot
That bears the Human Soul –


Ez dago fragatarik liburu bat bezala
Gu urrutiko munduetara eramateko
Ezta lazterketa-zaldirik ere
Poesia amorratuko orrialde bat bezala
Bidaia hau pobreenak egin dezake
Bidesariaren zapalkuntzarik gabe
Zein arina den giza arima
Garraiatzen duen karroza!


(Nire itzulpena)


No hay fragata como un Libro
Para llevarnos por esos Mundos,
Ni Corceles como una Página
De encabritada Poesía —
Esta Travesía la puede realizar el más pobre
Sin la presión del Peaje —
Qué frugal es la Carroza
Que transporta al Alma Humana.


(Traducción: José Luis Rey)

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martes, 26 de septiembre de 2023

TAL VEZ



 


"Tal vez" forma parte del último apartado del poemario. No será necesario nada más que mencionar el título para percibir que El espesor de la herida tiene un final esperanzado, aunque la realidad sea terca y no ofrezca muchas posibilidades de vislumbrar una sociedad que haya aprendido a resolver sus conflictos sin recurrir a la violencia.

El título es "Yo también tengo un sueño". Creo que es suficiente para indicar cuál es su referencia, el pensamiento con el que se alinea y qué deseo expresa.

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lunes, 25 de septiembre de 2023

LA LUZ






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TRÉPANOS DEDICA EL NÚMERO 14 A REPENSAR EL AMOR

 

Captura de pantalla de la revista digital Trépanos

Trépanos hizo público su número 14 la pasada semana. Estos son los contenidos:


Entrevistas a:
Enrique Vila-Matas.
José Luis Rebordinos (Director del Festival de Cine de San Sebastián).


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domingo, 24 de septiembre de 2023

CASTA DIVA, Montserrat Caballé

 

Esta es una de las arias para voz femenina más conocida de la historia de la ópera. Conocida y apreciada. 

El aria pertenece a la ópera Norma, una de las cumbres de la ópera romántica. Se canta en el acto I, al poco de aparecer en escena el personaje que da nombre a la obra. Norma es una sacerdotisa druida y lo que realiza en ese momento es una invocación a la la diosa Luna. Concretamente lo que canta Montserrat Caballé en el vídeo es esto:

Casta Diva, che inargenti
queste sacre antiche piante,
a noi volgi il bel sembiante
senza nube e senza vel...
Tempra, o Diva,
tempra tu de’ cori ardenti
tempra ancora lo zelo audace,
spargi in terra quella pace 
che regnar tu fai nel ciel...

¡Casta Diva, que plateas 
estas sacras antiguas plantas,
a nosotros vuelve el bello semblante
sin nube y sin velo!
Templa, oh, Diva
templa estos corazones ardientes,
templa de nuevo el celo audaz,
esparce en la tierra esa paz
que reinar haces en el cielo.

Podéis disfrutar de ella cuanto queráis en las múltiples voces de las mejores sopranos, porque desde que Maria Callas la devolvió a la pureza interpretativa del bel canto, se ha convertido algo así como la prueba de oro que toda diva quiere pasar para demostrar que está a la altura de lo más difícil.

Que la música os sea propicia.

***


sábado, 23 de septiembre de 2023

PUSHKIN, UNA ANÉCDOTA Y UN POEMA

Editorial
Cuenta Eduardo Alonso Luengo en el estudio preliminar de esta antología una anécdota en la que me vi reflejado cuando hace años la leí. En aquel momento, incluso, me pareció un poco exagerada, como si la hubiera redactado para magnificar la importancia del escritor materia de su estudio. Lecturas posteriores y alguna que otra conversación con personas procedentes de Rusia y de Ucrania me han hecho ver que Alonso Luengo no estaba  exagerando.  Transcribo íntegro el párrafo que la cuenta:

Cuando se pregunta a un ruso, cultivado o no, cuál es el escritor más grande de su país, el más representativo, aquél en quien la historiografía y la crítica literaria, el gusto de todos o el discernimiento de unos pocos han simbolizado lo mejor de la aportación de Rusia a la cultura universal, la respuesta que se obtiene de modo invariable es Pushkin. A las protestas más o menos tímidas del extranjero que sugiere los nombres, a él más familiares, de Tolstói o Dostoievski, el interlocutor ruso, tras deshacerse en admiración un tanto irónica ante la pronunciación aproximativa del forastero, apostilla siempre que Pushkin es otra cosa, pero, suele añadir con condescendencia, que su carácter intraducible y su empleo tan idiomático del riquísimo idioma ruso le impiden ser conocido o comprendido para el lector en toda lengua que no sea aquella en la que él escribió su ingente obra.

Grandezas y valoraciones lingüísticas aparte, aprovecho esta entrada para dejar uno de los poemas que a mí más me gustan de los que el traductor nos ofrece en esta ya clásica antología. Y no os dejéis llevar por la primera impresión, que lo del profeta no es más que un recurso para hablar del poeta y su función social.


EL PROFETA


De sed espiritual atormentado,
por lóbrego desierto me arrastraba
y un serafín exáptero ante mí
aparecióse en una encrucijada.
Sus dedos tan ligeros como el sueño
rozaron mis pupilas:
mis pupilas proféticas se abrieron
como las de águila despavorida.
Y rozándome luego los oídos
me los llenó de estrépito y fagor
y oí el vuelo divino de los ángeles
y del cielo el temblor,
el nadar de los saurios submarinos
y de la planta el germinal ardor.
Entonces se inclinó sobre mi boca
y me arrancó la pecadora lengua,
vanilocuente y llena de artería,
y el dardo de la sierpe de la ciencia
en mis labios helados
insertó con su ensangrentada diestra.
desgarrando mi pecho con su espada
me extrajo el palpitante corazón
y una brasa, de fuego rodeada,
en el abierto pecho colocó.
Yacía en el desierto cual cadáver
y oí la voz de Dios que me llamaba:
"Levántate, profeta, mira y oye,
y que mi voluntad colme tu alma.
Recorre tierra y mar, y de las gentes
los corazones con tu verbo inflama".


Y así suena en su idioma original:


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viernes, 22 de septiembre de 2023

VERANO DEL 36

#elespesordelaherida

"Verano del 36" es el texto más duro de todos cuantos conforman el poemario, porque cuenta un hecho real que no es una excepción ni un caso aislado. Estos hechos se producen en todas las guerras, aunque nunca sean noticia en ninguna. Son la cara oculta de todas ellas y su aspecto más feroz e inhumano. En este caso, se trata del asesinato de un maestro y su mujer que no militaban en ningún bando, y que marcará toda la vida del hijo huérfano.

Pero El espesor de la herida es, fundamentalmente y por encima de todo, un poemario pacifista, un grito de dolor ante la guerra, todas las guerras, y una reivindicación apasionada de un mundo que sea capaz de resolver sus diferencias sin recurrir a la violencia.

El espesor de la herida ha sido redactado en el deseo, sin duda ingenuo, pero fervientemente sincero, de que algún poema de los que en este librito se recogen sirva para modificar alguna conciencia. Quisiera creer que cumple la intención e, incluso, puede llevar a alguien a territorios del pensamiento próximos a los que defendían Gandhi, Luther King o Mandela.



VERANO DEL 36


Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.

MACHADO




José María y Valeriana,

naturales de Hervás y Aldeanueva del Camino

(Cáceres),

fallecieron algún día

del verano del 36,

poco antes de que las fuerzas sublevadas

llegaran a la ciudad.

Nadie sabe dónde están sus cadáveres.

Ni sus nombres. Nada.




No murieron

ni por Dios ni por España.

Alguien que no consta

ni en las listas de vencedores

ni vencidos

los sacó de casa

y los apeó de la vida

brutalmente

una noche de verano

del 36.

No sabemos

si llegó a salir la luna

o estuvo nublado todo el tiempo.

Tampoco sabemos

si cayeron de bruces

o lo hicieron de perfil.

Cayeron,

aunque no fuera

ni por Dios

ni por España.




Ni ellos ni sus asesinos

forman parte de la memoria.

Materia de olvido.

Ni vencidos ni vencedores,

solo un vacío en el registro de la historia,

en las listas de ausentes

y en las de las reivindicaciones.

Ni papeles. Ni cruces. Ni cementerios.

Silencio.

Ni por Dios

ni por España.




***




Días después

—ni por Dios ni por España—,

Luis, un muchacho

a punto de cumplir

los 15 años, recibe

la noticia

y el reloj de José María

rescatado de las ruinas.

Ni por Dios ni por España.

Solo rabia.

Y rencor.

Ciego de ira,

deja el internado

y se apunta a matar rojos.

Ni por Dios

ni por España,

por venganza.




***




No conocí a mis abuelos.

Unos pocos hombres malos

—ellos se creerían buenos—

una noche los mataron.


***