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domingo, 3 de noviembre de 2019

REIVINDICACIÓN DE LA FILOSOFÍA

A principios de junio escuché el programa que Futuro abierto dedicó a debatir sobre el tema Filosofía y felicidad. En él intervenían Mª José Guerra, Concha Roldán y Javier Sádaba. Me gustó mucho, pero me gustó más el informe previo que realizó Ángeles Bandrés y lo extraje del programa. Después se me olvidó y se ha quedado esperando la ocasión.



La invitación a filosofar es larga y tiene grandes textos. Cómo olvidar entre los títulos de divulgación el exitoso Más Platón y menos prozac o el menos exitoso, pero no menos atractivo Las consolaciones de la filosofía. Pero hoy, para acompañar esta reivindicación del pensamiento filosófico quiero recordar aquí todo un programa para trabajar con la gente menuda, que conozco bien y que me parece extraordinario. Se trata de Filosofía para niños, creado por Matthew Lipman y que se ha extendido por todo el mundo.

En Fundamentos de filosofía —libro que recomiendo a cuanta persona quiera iniciarse en la filosofía—, García Morente decía que quien quisiera dedicarse a ella debería infantilizarse, hacerse niño. ¿En qué sentido? En el sentido de que la disposición de ánimo para filosofar debe consistir esencialmente en percibir y sentir por dondequiera, en el mundo de la realidad sensible, como en el mundo de los objetos ideales, problemas, misterios; admirarse de todo, sentir lo profundamente arcano y misterioso de todo eso; plantarse ante el universo y el propio ser humano con un sentimiento de estupefacción, de admiración, de curiosidad insaciable, como el niño que no entiende nada y para quien todo es un problema (p 20).

Esta curiosidad insaciable de la que hablaba Morente, y de la que ya nos advirtieron los clásicos, es la disposición fundamental para encender el motor del conocimiento, la pasión por el saber, la filosofía, que es, entre otras muchas cosas, la base sobre la que se sustenta cualquier otro conocimiento. Adela Cortina lo explica mejor que yo.



Ya lo habéis oído: la filosofía es una necesidad, por eso la reivindicamos.

lunes, 19 de diciembre de 2022

GRAN HISTORIA VISUAL DE LA FILOSOFÍA

Ejemplar de la biblioteca de Egia.
Si a la capacidad explicativa sumamos la capacidad sintética y la imaginativa, nos encontramos con resultados tan divertidos, atractivos y didácticos como esta Gran historia visual de la filosofía que el profesor Masako Tanaka se ha sacado de la manga en un juego de prestidigitación intelectual verdaderamente brillante. 

Es cierto que existen otros manuales muy claros y sintéticos, que el Atlas de filosofía utilizaba muchos gráficos y dibujos para representar ideas, que Filosofía en viñetas como herramienta para introducir el tema fue todo un acierto, e incluso el muy anterior y más amplio programa de Filosofía para niños creado por Matthew Lipman. Es cierto, y todos ellos son necesarios, pero existe un hueco para esta Gran historia que tiene el rigor de los manuales y del Atlas, y el atractivo visual del cómic. No va dirigido a ningún sector del público en particular porque puede ser usada como elemento de consulta sobre un concepto, como repaso rápido para situarnos en una época del pensamiento, como chuleta de revisión de ideas ante un examen, como manual siempre al alcance de la mano... o para presumir mientras se viaja en algún medio de transporte atestado de libro chulo e intelectual ¿por qué no?

Ah, y como todo libro académico, dispone de un índice analítico utilísimo, de un bibliografía excelente y no descuida ningún concepto ni pensamiento contemporáneo: feminismo, género, orientalismo, imperio, bioética... está todo. Os dejo un par de páginas para que veáis cómo está organizada la información. Aquí una línea del tiempo con el personal de la época contemporánea: 


Y aquí la explicación de la famosa navaja de Ockam:


Yo creo que hasta alguien poco interesado en la filosofía puede disfrutar con un libro así. Y supongo que el alumnado de Tanaka estará encantado con su profe.

***


miércoles, 6 de octubre de 2021

FILOSOFÍA PARA NIÑOS y NIÑAS

Veo que Kutxa Kultur ha organizado unas jornadas en la 4ª planta de Tabakalera para que niñas y niños de 8 a 11 años reflexionen, debatan y se diviertan con juegos, lecturas y propuestas dinámicas en torno a esos temas que solemos considerar como filosóficos: La libertad. El infinito. El amor. El origen y el sentido de la vida. La justicia. La muerte. La felicidad. La belleza… Más o menos, lo mismo que el programa desarrollado por Matthew Lipman a finales de los años 60 y que aquí nos llegó gracias al Proyecto Didáctico Quirón a finales de los 80.

La cuestión es que yo me dediqué, cuando me dedicaba a esas cosas, a poner en práctica el programa de Lipman y todavía tengo los materiales didácticos en casa. Como no voy a necesitarlos más, los ofrezco a quien pueda necesitarlos para trabajar con ellos. Para ponerse en contacto conmigo, se puede utilizar el correo que figura en la columna de la derecha de este blog.

Esto no impide, antes al contrario, que recomiende vivamente la matriculación (gratuita) en las jornadas que ha puesto en marcha Kutxa Kultur y cuya información repito aquí:

  • CUÁNDO: 6 sesiones para los niños y niñas y 1 para padres, madres y familiares:
9 y 23 de octubre
6 y 20 de noviembre
4 y 18 de diciembre (esta última sesión será doble, los niños/as estarán en una sala y la familia en otra).

  • HORARIO: sábados por la tarde. 17:00 -18:30

  • INSCRIPCIÓN GRATUITA: Del 10 de septiembre al 6 de octubre de 2021 AQUÍ
Con la inscripción del niño o niña significa la inscripción también de la familia.

  • EDAD: 8 a 11 años.

  • IDIOMA: euskera. La sesión para la familia se realizará en bilingüe, en función de las necesidades del grupo.

lunes, 4 de noviembre de 2019

SEMANA DE LA CIENCIA

Tabakalera. Fuente: Tabakalera.

Como dice el lema que Carlos Briones utiliza en su cuenta de twitter: Ciencia para entender el mundo, poesía para nombrarlo. Y, siempre, la duda. 

Pues para entender un poco mejor el mundo, eso que la filosofía nombra como realidad objetiva, y para fomentar su conocimiento y también, por qué no, el pensamiento crítico hace ya bastantes años surgió la Semana de la Ciencia. Hoy está tan extendida que no existe ciudad donde no se organice algún evento en torno a ella. 

Por lo general, son la universidades las que se han encargado de organizar y dinamizar la Semana, pero también hay otras instituciones de ámbito científico que se ocupan de esta labor. Buscad en vuestra ciudad las actividades correspondientes a la Semana de la Ciencia, seguro que encontráis alguna de vuestro agrado e interés.

Yo dejo aquí las actividades programadas de la ciudad en que resido.



Del 7 al 9 de noviembre en Tabakalera.


TXOKOS:
CONFERENCIAS:
TALLERES:

jueves, 29 de diciembre de 2016

CHARLANDO CON IAN SWEDLUND

Ian Swedlund practicando el surf. Imagen cedida por el músico.
Ian Swedlund nació en Nueva Zelanda, ha recorrido medio mundo con su violonchelo y su tabla de surf, y desde hace ya un buen puñado de años tiene su residencia en el País Vasco. Forma parte del grupo de profesores que componen la Orquesta Sinfónica de Euskadi. Es, por tanto, músico de formación clásica,pero, por encima de todo, un amante de la música sin calificativos.

• Comencemos por los orígenes: ¿qué es lo que te llevó a la música?

¡Mis padres! Mi madre era pianista y profesora de música y a mi padre (científico) siempre le había encantado la música, pero nunca tuvo oportunidad de aprenderla. Así que los 4 hijos tuvimos clases de música desde joven …. Y 3 de los 4 salimos músicos de profesión …. Así que ellos dieron el empuje inicial, pero luego me enganché por mí mismo. Sin embargo, nunca quise ser músico. Tomé un año de estudios musicales como descanso después de terminar el colegio y tuve la "mala suerte" de estudiar con un chelista de una expresividad descomunal. Éste me dejó una espina que no me pude quitar. A los 19 años dejé mis estudios de ciencia (emocionalmente árida) para intentar lo de la música (un volcán de emociones).

• Dejando aparte que es tu manera de ganarte la vida, ¿qué significa para ti la música?

¡La música, en general, puede (incluso debe) ser pura magia! Pero también es filosofía, historia, literatura, emociones, un universo paralelo de sueños, una forma muy potente de sentir y comunicar las cosas más importantes. Y tocar un instrumento es un potente y complejo cóctel de actividad intelectual, física y emocional que no se encuentra en ningún otro campo.

• El arte nos aporta un conocimiento de la realidad desde un punto de vista diferente al de la especulación filosófica o al de la investigación realizada desde las ciencias naturales. ¿Cómo crees que ha contribuido la música al conocimiento?

Muchísimos grandes pensadores no solamente aprecian mucho la música, sino que en ella encuentran una fuente de inspiración. En general, la música nos provoca reflexión, enciende emociones, crea estados meditativos, rompe barreras. Einstein dijo que su teoría de la relatividad fue inspirada totalmente ¡por la música! Al ser la música normalmente un lenguaje sin palabras, es un lenguaje más potente, más universal, menos limitado que los que utilizan palabras.

• ¿Qué es lo que más valoras de la música?, ¿cuál es el aspecto, la característica que consideras esencial, insustituible?

La emotividad, la sinceridad, la comunicación de emociones y estados emocionales.

• De entre todas las manifestaciones artísticas, la música es la que más rápidamente nos puede transmitir emociones. ¿Crees que puede tener también la capacidad de hacernos un poco mejores, de mejorar el mundo? Y si es así, ¿cuáles serían en tu opinión los compositores que más han contribuido a esta tarea?

Por supuesto, ¡pero también puede hacer lo contrario muy eficazmente! Los Beatles eran pura iluminación, amor, cariño, humor y sinceridad. Los Rolling Stones, al contrario, salvajes, egoístas, duros. Y mira quién ha ganado. Los Stones siguen, mientras los Beatles fueron como una mariposa: de una increíble belleza pero de vida corta. La sociedad de hoy día es mayoritariamente de los Stones!
Fotografía cedida por Ian Swedlund.

La mayoría de los cantautores son pura intimidad y sinceridad: son poetas musicales que hacen que el mundo mejore; sin embargo, la mayoría de la música pop es más comercial (sobre todo la que procede de EEUU) es como Mcdonalds o Coca-Cola: es basura tanto a nivel musical como a nivel filosófico (los mensajes que transmite), llena de los equivalentes musicales del azúcar, la grasa mala y la sal para asegurar el éxito comercial. Esta música hace empeorar el mundo, animando los valores de egoísmo, materialismo, avidez, superficialidad, etc.


• Vamos a dejar las generalidades y adentrémonos en lo concreto. ¿Cómo son los ensayos en una orquesta sinfónica?, ¿qué es lo más estimulante y qué lo más aburrido?


Los ensayos son muchas veces horribles, sobre todo los primeros hasta que conocemos la pieza. Hay mucha frustración, mucho ruido, cero autonomía, y mucha gente intentando superar las diferentes dificultades, más la de tocar juntos. Lo más estimulante: la música (cuando es buena). Lo más aburrido: no suele haber sitio para el aburrimiento, hay demasiadas cosas que pasan tanto musicalmente como humanamente con 90 personas en el escenario. Lo peor de todo: los directores y gerentes cuando son chulos, agresivos, despectivos, inhumanos.

• Si pudieras elegir un director ahora mismo bajo cuya batuta tocar, ¿con quién te gustaría hacerlo?

La nueva generación de directores son normalmente mucho menos autoritarios que antes. Me gustan todos los directores sinceros, humanamente respetuosos y con algo emocional que comunicar por la música.

• ¿Qué obras o qué compositores son los que más te gusta interpretar y cuáles que no hayas tocado te gustaría hacerlo?

No hay regla, salvo que me gusta lo emocional. Todo compositor tiene sus obras maestras, pero también sus obras mediocres. La inspiración no siempre viene. Algunos momentos (incluso obras) de Bach y Brahms son demasiado académicos, pero otras veces son inmejorables. Mozart a veces es absoluta magia, otras veces es algo infantil. Schumann a veces es lo mejor que hay; en otros momentos, no tanto. Me encantan Shostakóvich, Vivaldi, Schubert, Beethoven, Schumann.... y tantos más en sus mejores momentos. En general, los compositores famosos lo son por buenas razones. Normalmente son genios, no solamente de la música, sino también de la sensibilidad, de la filosofía, del pensamiento. Los Beatles, Antonio Jobim (bossa nova) y muchos más del mundo de la música popular del siglo XX lo eran también. Poco importa que sea reggae, punk, folk..., o música clásica, cada estilo tiene sus mensajes musicales, su lenguaje humano y musical, su comentario sobre el mundo y sobre la sociedad. Cada estilo de música tiene sus compositores geniales y esa es la música que me gusta, la de los genios.

• Has participado con orquestas de diversos países. ¿Hay alguna diferencia cualitativa entre ellas?

Hoy día hay gente de muchos países diferentes en casi todas las orquestas. Esto hace que haya siempre menos diferencias regionales entre orquestas. Pero en cada músico individual se suele notar mucho la influencia de la sociedad en la que ha crecido y estudiado, tanto en cómo toca como en las relaciones humanas. Las orquestas son un laboratorio de mestizaje cultural.

• ¿Qué opinas de la música conceptual? ¿Podemos dar el nombre de música a una obra como 4'33" de Cage?

Yo creo que en la música contemporánea clásica hay muchas cosas que no se deberían de llamar "música". Puede que sean experimentos auditivos (o filosóficos) interesantes (para algunos) pero si no utilizan los recursos musicales de ritmo, melodía y armonía de una forma inteligible no sé si se la debe llamar "música". Eso no quiere decir que la música tenga necesariamente que ser "bonita". Tanto la música contemporánea clásica como la música rock utilizan sonidos deliberadamente feos. Es muy difícil decidir dónde ponemos la barrera después de la cual la fealdad llega a tal extremo que se cruza la frontera entre música y ruido.

La consagración de la primavera, de Stravinsky, anticipó la música punk y rock. Es una obra de genio, pero roza (y para mucha gente de entonces cruzó) esos límites. En mi opinión, desde mediados del siglo veinte, casi toda la música interesante compuesta viene del mundo de la música "popular". El 80% de lo que yo he tocado de la "música clásica" orquestal compuesta en este periodo me parece simplemente patético, pretencioso e incluso asqueroso. Creo que es un fenómeno que merece un estudio psiquiátrico de nuestras sociedades más que musical.

• Además de la música culta o clásica, ¿qué otras músicas te interesan?

Como he dicho antes, todo lo genial, da igual de qué estilo sea.

• La música clásica puede tener muchas virtudes, pero no pertenece al gran público. ¿Por qué? ¿Qué habría que hacer para que llegara más allá de donde llega?

Ninguna cosa realmente buena pertenece al gran público. Al gran público le gustan las grandes mediocridades: Benidorm, Mcdonalds, Coca-Cola, el dinero, ser vip, los coches de lujo, los cruceros, las vacaciones en la playa, las discotecas. Placeres instantáneos, fuertes y fáciles. Se puede hacer Mozart más popular poniendo una batería, ritmos de disco y un vídeo musical con chicas bailando en bañador. Que a uno le guste o no la música clásica es cuestión principalmente de dos cosas: la curiosidad intelectual y la educación musical. Si los niños no cantan y no tocan música, es casi imposible que de adultos, tengan cultura e interés musical.

Explicando, hablando, introduciendo las piezas con interesantes anécdotas sobre los compositores, la época o las circunstancias de la composición, se logra que incluso el público más inocente aprecie más y entienda mejor lo que luego va a escuchar.

• Para terminar, recomiéndanos un libro sobre música y una pieza musical.

El nuevo libro autobiográfico de James Rhodes, Instrumental: Memorias de música, medicina y locura. Y como piezas musicales: los Nocturnos para piano de Chopin, tocados por Arthur Rubinstein y su complemento, los valses tocados por Krystian Zimmerman. Estos dos repertorios de Chopin son como el yin y el yang.

Muchas gracias, Ian, por tu tiempo y tus palabras.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

JUAN KRUZ IGERABIDE

La entrevista que aquí aparece se realizó por correo electrónico en el mes de octubre.

Juan Kruz Igerabide estuvo en todo momento amabilísimo e incluso aportó la fotografía que encabeza el texto. Espero que sus respuestas puedan aportar más luz sobre su obra.

He aquí las respuestas y las preguntas:



-Empecemos por el principio. ¿Cómo llegaste a la poesía?

Aterricé en ella de una manera bastante accidentada; fue una especie de aterrizaje forzoso. Mis primeros contactos con ella tuvieron lugar a través de intermediarios (el que más contribuyó fue la música, a lo largo de toda la etapa juvenil; seguía de cerca las creaciones de Ez dok Hamahiru, de Paco Ibañez, De Atahualpa Yupanqui...), pero no logramos constituir una pareja de hecho.
Tras la hecatombe ideológica que cierta gente sufrimos después de la muerte de Franco, sentí que me precipitaba en barrena. Y fue cuando apareció de nuevo ella, pura y deslumbrante incluso en el lodazal. Desde entonces, formamos pareja de lecho.

-Eres posiblemente el poeta vasco más importante en la poesía infantil y juvenil ¿Qué te impulsa a escribir poesía para estas edades?

Le doy poca importancia a la importancia. He visto tanta tontería en el ranking de poetas y escritores, que creo que es urgente desrankingizar (algo así como desratizar) la literatura.
Escribo poesía infantil y juvenil porque es lo mismo que escribir poesía para adultos, con pantalón corto y una piruleta en la boca quizás. Yo estoy haciendo lo mismo en todos los ámbitos: un complicado aforismo encuentra una respuesta en la respiración de un niño asmático que profiere un haiku a la lluvia.
Hoy mismo, un niño vecino que aún toma teta de su madre, repetía un poema "titia bete-bete" (teta llena llenita), y me ha dejado flipado.
Oteiza y los ojos de Asiertxo.

-Hay, si no me equivoco, una constante simbolista en tu obra que se va adelgazando a medida que pasa el tiempo para dejar paso a una mayor presencia de lo cotidiano. ¿Es esta una apreciación correcta? Y, si es así, ¿qué te lleva a dar mayor espacio a la cotidianeidad?

Partí de un concepto muy cerebral del símbolo, quizá excesivamente misterioso. Ahora concibo el símbolo como cada acto de vida convertido en anhelo de duración. Podemos montar andamiajes abstractos complicadísimos en nuestro afán de duración, pero la reverberación de una triste vocal proferida desde las entrañas rebota en los confines del universo y regresa convertida en un soplo de brisa de mar, en el balanceo de una hoja de roble, en la duda de una gota al desprenderse.
El simbolismo me sigue atrayendo (tanto en su vertiente antropológica y tradicional, como en su vertiente poética transgresora), pero lo quiero hecho carne y habitando entre nosotros.

-¿Consideras tu obra y tu estilo dentro de alguna corriente o generación poética?

Me gustaría tal vez, pero no puedo. Me sobrepasa. Tengo buenos amigos poetas, y otros que no quiero como amigos pero sí como poetas. Pero, de corrientes.. ríos de alcohol, a lo sumo. Y como soy abstemio...
Me hubiera gustado crear una corriente sáfico-horaciana con retoques de Catulo, efusiones románticas (Coleridge, Novalis, Hölderlin, y mucho Rilke), deprecaciones simbolistas (Baudelaire, Rimbaud), locuras surrealistas y ultraístas, y el ritmo fluvial y trigal de Mandelstam o Claudio Rodríguez. Pero no ha podido ser, aunque conozco a mucha gente que quiere lo mismo, pero en otro orden. En poesía, el orden de factores sí que altera el producto.

-En algunos poemas hay un diálogo con otros poetas -Lizardi, Aresti, Mirande...- ¿Cuáles son los autores que más te han influido o que más te han estimulado?

Con respecto a la literatura vasca, en mis comienzos tuve mucho contacto con Juan Mari Lekuona, un poeta de verso muy fino y preciso. A Aresti lo llevaba conmigo desde la época juvenil. Pero luego descubrí a otro Aresti, que hablaba desde Aresti, y no desde lo que mi ideología quería escuchar de Aresti. A Mirande lo conocí al mismo tiempo que a Rimbaud y a Baudelaire; no me impactó tanto desde su poética (llegó un poco tarde como poeta maldito), pero sí desde lo que suponía su peculiar "constructo" en el seno de la literatura vasca.
Lizardi ha estado siempre ahí. Había algo en él que no me convencía al principio, y tampoco me convence ahora. Pero su fuerza lírica sigue creciendo sin parar ante mí. Es curioso; en rigor, podría considerársele incluso un poeta torpe; cuando se le traduce, se le cae a uno de las manos. Y sin embargo, sigue aguantando, y algunos de sus versos en euskera quedan grabados hasta el tuétano. Tiene una fuerza lírica descomunal, chapuceada por una ideología castrante. Siempre irá conmigo, aunque a veces me dé calambre.

-Podemos apreciar una constante tanto en los poemas infantiles como en los textos para adultos: la búsqueda de la palabra precisa. ¿Es esta búsqueda la que te ha llevado al haiku y al aforismo?

Estoy más en el río de palabras que en la palabra misma. Busco la línea precisa que adelgace el sentimiento hasta hacerlo prácticamente transparente. Esa es la apuesta. El haiku es un buen género para dicha práctica; es como la pintura zen, pocos trazos y mucha respiración; el vacío que llena.
Con respecto al aforismo, siempre me ha interesado la gente que interpreta la vida de una manera personal y "respondiendo al instante". Una filosofía demasiado sistemática como la que se enseña en las universidades siempre se va quedando atrás en el tiempo, porque carga con demasiado aparato para poder adecuarlo al presente con ligereza y rapidez. Por eso me gusta el aforismo; al fin y al cabo, no decimos cosas muy distintas a las que pudo decir Séneca; pero, al ser fruto del momento, parecen nuevas, frescas como un recién nacido.

-En tu obra podemos ver una gran riqueza estrófica, rítmica y métrica. ¿Qué impulso, razón o sentimiento te lleva a practicar esta polifonía, si me permites denominarla así?

Me atrae sobremanera la polifonía; sin embargo, en la raíz, aprecio sobre todo la monodia. El resultado es polifónico, pero en los instantes concretos estoy cantando monodias.
Por otra parte, el verso libre me ha enseñado que primero está la fuente y luego el recipiente. Mi generación llegó a despreciar los metros clásicos y los de los bertsolaris, porque te obligaban a crear un hermoso recipiente y luego comenzabas a buscar la fuente; pero el recipiente se rompe en la búsqueda, o queda a medio llenar, o vacío del todo.
La poesía infantil me ha devuelto al recipiente. Una vez encontrada la fuente, podemos construir un recipiente adecuado y beber más a gusto. El ritmo, el metro, la estrofa... deben responder a una necesidad del mensaje. Rimar, por ejemplo, luna con cuna puede resultar muy significativo y alcanzar un gran poder de sugerencia. Otro ejemplo podría ser la utilización del soneto para desarrollar una visión que va más allá del concepto pero que se mantiene dentro de unos límites muy precisos, que te obliga a algo así como a condensar una novela en catorce líneas.

-Que no podemos vivir sin la naturaleza es algo evidente, pero en tus textos parece algo mucho más evidente que en la obra de otros poetas contemporáneos. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?

Hay muchos poetas contemporáneos, de todas clases. Colinas, por ejemplo, abarca la naturaleza de cien poetas juntos.
En ese sentido, me sitúo en la línea de Lizardi, Antonio Machado, la tradición japonesa y china y un lago elenco que llega hasta Horacio. Pero, al mismo tiempo, huyo de lo pastoril como de la peste. Para mí, la naturaleza es cruda, y a la vez puro éxtasis que convive con el ruido de la lavadora.

-Siempre aportas una mirada crítica y diferente sobre el mundo en que vivimos, especialmente en los aforismos. ¿Hasta qué punto es precisamente ésta una función del escritor, es decir, hacernos reflexionar sobre nuestro ser y nuestro entorno?

En sentido estricto, no intento hacer reflexionar a nadie. Es como si todo el mundo hubiese reflexionado antes que yo, y yo intentara entablar un diálogo socrático con ellos, no desde la razón sino desde la paradoja. Socrático, en el sentido de que no me trago las mentiras que me cuentan; sin embargo, les aviso que lo mío también es otra mentira más, un escalón más de la escalera que quisiéramos que nos condujese a la verdad. Por eso es paradójica.

-Me parece ver como una marca de tu estilo la reflexión sobre las preocupaciones éticas y existenciales, siempre presentadas con una gran elegancia y sutileza, incluso en los poemas infantiles ¿De dónde surge esta preocupación?

La estética como pura decoración no me interesa; provoca un asombro vano. Me interesan las personas de carne y hueso y sus sufrimientos y alegrías. Los niños son un reflejo nítido de nuestras almas; me atrae lo que van dibujando con sus actitudes y sus palabras. Los mayores tenemos varias capas de pintura y hay que raspar un poco; aunque duela, merece la pena ver el niño que va asomando.
Hoy, una mujer me ha contestado de mala manera en una ventanilla. La he observado a prudente distancia. Sus rasgos eran bellos, pero era como si se hubiera puesto una máscara de hierro. He hurgado en sus ademanes y he descubierto un gran dolor bajo el casco. Me la he imaginado con su amante, y el casco de hierro entre ambos. Mediante un poema, podría arrancarle el caso, y ver lo que asoma: quizá una cara ensangrentada, quizá una tez fulgurante.

miércoles, 24 de julio de 2019

MARCELA DUQUE, BELLO ES EL RIESGO

Editorial
Bello es el riesgo fue el poemario galardonado con el Premio Adonáis 2018, uno de los premios de poesía más prestigiosos y más longevos dedicados a la poesía joven.

De la autora tan solo puedo repetir lo poco que cuenta la solapa del libro, que es lo mismo que se dijo en la entrega del premio: que nació en Medellín (Colombia), que estudió Filosofía en la Universidad de Navarra y que se encuentra en Washington D.C. cursando estudios doctorales.

Del poemario quiero destacar la última composición, la que da título al libro y que está tomado de una cita del Fedón que sirve a la autora para introducir el tercer apartado. Es pertinente traerla hasta aquí (habla Sócrates):

Pero que esto o algo semejante es lo que ocurre con nuestras almas y sus moradas, dado que el alma se muestra como algo inmortal, me parece que es pertinente afirmarlo, y que vale la pena correr el riesgo para quien cree que es así, pues bello es el riesgo. Y habría que repetirse estas cosas para uno mismo, como si fuera un encantamiento (la negrita es mía).

El poema queda mejor encuadrado si recordamos que el diálogo de Platón recoge las últimas horas de Sócrates antes de beber la cicuta y expone la teoría de las ideas y la inmortalidad del alma. Vamos a verlo:

BELLO ES EL RIEGO

Aún hoy recordamos tu partida.
Tu mirada apacible ante la muerte
nos sigue acompañando en nuestro empeño
de amar lo noble y lo bueno, la virtud
que tu vida nos hizo tan amable.

El premio es bello y la esperanza grande,
nos decías. ¿Cómo tener ya miedo?
Hemos visto a otros tantos que han seguido
tus pasos a esa vida inagotable
y han cantado, como el cisne en su agonía, 
con el alma henchida de entusiasmo,
sin faltarles siquiera un gesto amable
—tu caricia en mi pelo, no la olvido—
para los que aún estamos en la brega.

He escuchado en su boca tus palabras:
Vale la pena el riesgo de creer,
que nos tomen por tontos e ignorantes
por creer en el alma y sus moradas;
es bello el riesgo de creernos inmortales,
de vivir en tensión hacia lo excelso,
aunque nos falten pruebas y acudamos
a la fe y a los cantos de los niños.
¿Qué prueba más rotunda que tu vida?
¿Qué prueba más fehaciente que tu muerte?

Así quiero morir, obedeciendo
a un mandato perentorio de los dioses,
de honrar aquella música más grande
—que habría de llevarte a la condena—
componiendo poemas de alabanza
y mitos que aligeren la partida.
Que un buen vino reemplace la cicuta
para hacer la libación como es debido
y recibir la muerte, paladeando
los múltiples placeres de la vida.

Y mientras siga el tiempo a nuestro lado,
seguimos meditando tu enseñanza
—el secreto de la filosofía—
hasta hacer alma nuestra tus palabras,
y mantener tu herencia siempre viva,
tú que fuiste el mejor de los maestros,
el más sabio y más justo de los hombres.

jueves, 22 de octubre de 2020

FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE MEDELLÍN

 


El Festival Internacional de Poesía de Medellín es el acontecimiento poético más grandioso de cuantos eventos poéticos se celebran en el mundo. Este año, debido a la pandemia, se ha celebrado de manera telemática entre el 1 de agosto y el 10 de octubre. Pero a quienes no podemos acudir a Colombia, ni este ni otros años, siempre nos queda el consuelo de poder disponer de una muestra importante de las palabras que poetas de todos los continentes, y casi de todos los países del mundo, dejan en Medellín, porque la organización tiene una magnífica página donde quedan recogidos buena parte de los contenidos del mismo. Para que os hagáis una idea —pero que esto no sea excusa para que dejéis de visitar la página oficial—, aquí están solamente los contenido que aparecen en la página de inicio.