El aria tiene los ingredientes necesarios para atraer nuestra atención: una música bellísima y una letra profundamente triste y conmovedora que nos hace empatizar inmediatamente con quien expone el ruego. Si a ellos añadimos que en la película, para recrear la voz del castrado Farinelli, se han utilizado dos voces distintas; si añadimos que el momento de la interpretación juega con dos tiempos distintos; y si tenemos en cuenta que lo que nos dice el tema viene subrayado por el desarrollo del momento afectivo, disponemos de todos los ingredientes necesarios para que nuestra implicación emocional sea absoluta.
Lascia ch´io pianga
mia cruda sorte, y che sospiri la libertà; e che sospiri... e che sospiri... la libertà. Lascia ch´io pianga mia cruda sorte, y che sospiri la libertà; e che sospiri... e che sospiri... la libertà. Il duolo infranga queste ritorte de' miei martiri sol per pietà; de' miei martiri sol per pietà. Lascia ch´io pianga mia cruda sorte, y che sospiri la libertà; e che sospiri... e che sospiri... la libertà. Lascia ch´io pianga mia cruda sorte, y che sospiri la libertà; e che sospiri... e che sospiri... la libertà. |
Deja que llore
mi cruel suerte, y que suspire por la libertad; y que suspire... y que suspire... por la libertad. Deja que llore mi cruel suerte, y que suspire por la libertad; y que suspire... y que suspire... por la libertad. El dolor infringe este sesgo de mi martirio sólo por piedad; de mi martirio sólo por piedad. Deja que llore mi cruel suerte, y que suspire por la libertad; y que suspire... y que suspire... por la libertad. Deja que llore mi cruel suerte, y que suspire por la libertad; y que suspire... y que suspire... por la libertad. |
Si os gustan las interpretaciones más puristas o menos efectistas aquí tenéis la de Benita Valente, primero; la de Miah Persson, después:
Llorad cuanto queráis, pero luego enjuagaos las lágrimas, poneos de pie y haceos con vuestra parcela de libertad.