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sábado, 12 de octubre de 2024

MALLARMÉ, LA LUCIDEZ Y SU CARA DE SOMBRA

Ejemplar del KM

Bajo este título se recogen los dos trabajos que escribió Sartre sobre el poeta francés. Ambos están redactados en la misma época, en torno a 1952, aunque el primero, mucho más amplio, iba para libro, quedó inacabado y se hizo público después de la muerte del filósofo, mientras que el segundo es un amplio artículo —16 páginas— que se publicó aquel mismo año. 

Como muy bien recoge la idea en el brillante prólogo que redacta el traductor, Juan Manuel Aragüés, todo el texto está dominado por la cuestión de la muerte de dios y, en consecuencia, por la muerte del hombre. Y todo ello envuelto en la reflexión sobre la pertenencia a una clase social, la burguesía, de la que tanto Mallarmé como los poetas coetáneos reniegan, mas sin implicarse en el coherente corolario al que les debía haber llevado la conciencia social que nunca tuvieron.

Que nadie busque, por tanto, un ensayo sobre la obra poética mallarmeana o un comentario propiamente interpretativo de sus poemas. Se trata de una estudio de carácter general sobre las implicaciones existenciales del alejamiento de la verdad empírico-científica, del refugio que buscaron en las palabras para acceder a la Belleza a través de las palabras, tanto él como su generación; lo mismo parnasianos que simbolistas. Sartre lo dice más crudamente: Mallarmé convirtió su fracaso personal en imposibilidad de la Poesía; y luego, por una nueva inversión, transforma el Fracaso de la Poesía en Poesía del Fracaso.

En cualquier caso, los dos textos de Sartre resultan de gran interés para conocer cuál era la posición ideológica del filósofo en la época y cuál su posicionamiento ante la creación literaria. Yo me quedo con el largo párrafo con que acaba el segundo texto, el artículo que sí publicó en vida:

Héroe, profeta, mago y actor trágico, ese hombre bajito,femenino, discreto, poco mujeriego merece morir en el umbral de nuestro siglo: así lo anuncia. Más y mejor que Nietzsche, vivió la muerte de Dios; mucho antes que Camus, presintió que el suicidio es la cuestión original que el hombre debe plantearse; su lucha de cada día contra el azar, otros la retomarán sin superar su lucidez; pues él en suma se preguntaba: ¿es posible encontrar en el determinismo una salida? ¿
es posible invertir la praxis y encontrar de nuevo una subjetividad reduciendo el Universo y uno mismo a lo objetivo? Sistemáticamente aplica al Arte lo que no era más que un principio filosófico e iba convertirse en una máxima de la política: "Hacer, y al hacer hacerse"; poco antes del desarrollo gigantesco de las técnicas, inventa una técnica de la Poesía; en el momento en que Taylor imaginaba movilizar a los hombres para dar a su trabajo plena eficacia, él moviliza el lenguaje para asegurar la plena productividad de las palabras. Pero lo que tendrá aun más impacto, me parece, es esta angustia metafísica que vivió plena y modestamente. No pasó un día sin pensar en matarse, y si vivió, fue por su hija. Pero esta muerte aplazada le otorgaba una especie de ironía encantadora y destructiva; su "iluminación nativa" fue, sobre todo, el arte de encontrar y establecer en su vida cotidiana y hasta en su percepción unas "asociaciones que corroen", en las que comprometía todos los objetos de este mundo. Fue enteramente poeta, enteramente comprometido en la destrucción crítica de la Poesía por sí misma; y al mismo tiempo, se quedaba fuera; silfo de fríos techos, se mira: si la materia produce el pensamiento; ¿quizá el pensamiento lúcido de la materia escapa al determinismo? Así entre paréntesis su propia poesía; le enviaron un día algunos dibujos que le gustaron; pero le gustó sobre todo un viejo mago sonriente y triste: "Porque, dice, bien sabe que su arte es una impostura. Pero también parece decir: Esto hubiera sido la verdad".

***


lunes, 25 de septiembre de 2017

SOBRE LA POESÍA Y SUS CONTIENDAS

En el discurso del acto de entrega del Premio Reina Sofía, Salamanca 1996, Ángel González citaba una significativa anécdota sobre Mallarmé y su manera de entender la poesía. Recojo el párrafo completo a través del libro La poesía y sus circunstancias, editado en 2005.

Lo quiera o no, el poeta, cuando junta palabras, está configurando una idea del mundo. Insisto: lo quiera o no. Incluso los versos sonoros y pretendidamente inanes de Mallarmé son a su manera elocuentes, dicen algo, aunque no sepamos qué. "Cuando escribí ese poema —cuentan que respondió Mallarmé a quien le preguntaba por el sentido de una de sus composiciones—, Dios y yo sabíamos lo que quería decir; ahora, sólo Dios" (p 274).

La poesía, como todas las cosas del mundo, puede ser clasifica en dos. No otra cosa hacen los manuales cuando para explicar el desarrollo de la literatura, recurren a etiquetas como barroco, clasicismo, romanticismo, simbolismo, naturalismo, modernismo... Siempre es por oposición al anterior movimiento, al que se pretende superar.

En este sentido es en el que recojo la referencia al poeta francés para señalar que la poesía se puede dividir en dos: la clara y la hermética. La poesía en la que alusiones, significados e imágenes son más o menos inteligibles desde un primer momento por un gran público, y la poesía cuyo significado exige un gran esfuerzo por parte del lector para adentrarse en ella.

No es una mejor que la otra. La calidad, por desgracia, suele asociarse a la cantidad de estudios críticos, tesis y demás publicaciones que se realizan sobre una obra determinada. Es una cuestión de gustos, de momentos y de preferencias. ¿Quién podría demostrar que la poesía de Lorca es mejor o peor que la de Machado, que la de Pessoa, que la de Verlaine, que la de Keats o que la de Góngora?

Sin embargo, de tanto en tanto, como si quien escribe tuviera que justificar la opción personal por la que se inclina y menospreciar el resto de las opciones, se puede oír el ruido de batallas dialécticas, peleas de bar literarias y ajustes de cuentas poco honrosos para la comunidad. Los navajazos aquí, afortunadamente, no son literales sino metafóricos. Y es que, como ya nos advirtió Cipolla, la estupidez está democráticamente repartida entre todas las capas y colectivos sociales.

viernes, 5 de enero de 2024

ESQUEMA LITERATURA SIGLO XIX FRANCÉS

Victor Hugo por Léon Bonnat (1879). Museo Victor Hugo.

Esto no es nada más que un esquema para facilitar la visión general de la poesía francesa durante el siglo XIX. No tiene nada más que un valor orientativo.Algunos nombres aparecen en varios casilleros (siendo estricto debería haber colocado más) y ninguna de las etiquetas bajo las que están agrupados sirve para definir una obra de manera tajante dentro de esa etiqueta.



ROMÁNTICOS:
-rechazo del racionalismo y 
predominio de la imaginación,
-entusiasmo por los románticos alemanes e ingleses,
-admiración por la tradición nacional,
-expresión de la emociones,
-libertad expresiva, 
-impugnación de las reglas clásicas,
-enfrentamiento con las instituciones establecidas,



PARNASIANOS:

Gautier, Leconte de Lisle, Théodore de Banville, José María de Heredia, Coppée,

BaudelaireNerval, Catulle Mendés, Sully-Prudhomme.

Prólogo de Mademoiselle de Maupin, Th. Gautier, 1834. En él se postula que la belleza es el objetivo hacia el que todo creador debe tender y debe ser independiente de la idea de progreso o de la moral. El arte por el arte sería el lema que mejor resume este movimiento.



MALDITOS:

Los poetas malditos, Verlaine, 1884.
BaudelaireRimbaud, Corbière, Mallarmé, Nerval, Lautréamont, Verlaine.

-ruptura con cualquier tipo de compromiso.
-insatisfacción,
-singularidad,
-individualismo,
-comportamiento antisocial,
-rechazo de cualquier norma,
-onirismo,

-fusión vida-obra: -vivir poéticamente,
-exploración de la locura.

 De izquierda a derecha: Verlaine, Rimbaud, Léon Valade, Ernest d'Hervilly y Camille Pelletan.
De pie, de izquierda a derecha: Pierre Elzéar, Émile Blémont y Jean Aicard.
Fuente: Wikipedia.

DECADENTES:


Laforgue, Moréas, Cros, Nouveau, Corbière, Mallarmé, Rimbaud, Samain.

Le Décadent, 1886: Nacidos del superhastiismo de una civilización schopenhaueriana, los Decadentes no son una escuela literaria. Su misión no es fundar. Sólo tiene que destruir, derribar las antiguallas... Religión, costumbres, justicia, todo decae... La sociedad se descompone bajo la acción la acción corrosiva de un civilización delicuescente. El hombre moderno no es más que un ser hastiado. Refinamiento de apetitos, de sensaciones, de gustos, de lujo, de placeres, neurosis, histeria, hipnotismo, morfinomanía, charlatanismo científico, schopenhauerianismo a ultranza, tales son los pródromos de la evolución social...



SIMBOLISTAS:

Predecesores: Baudelaire, Verlaine, Rimbaud, Nerval, Mallarmé.

René Ghil, J. Moréas, Gustave Kahn, Henri de Régnier, Charle Morice.

Segunda mitad del XIX. El símbolo como forma expresiva, tendencias esotéricas, teosóficas, ocultistas. La poesía es la forma de expresión de lo esencial.

El sueño (1883), de Pierre Puvis de Chavannes. Fuente: Wikipedia.

lunes, 3 de julio de 2023

PARA UNA TUMBA DE ANATOLE, S. Mallarmé

Traducción, Mario Campaña.
Stéphane Mallarmé (1842-1898) es un caso raro en la historia de la literatura francesa y, por extensión, en la europea. Formado en el parnasianismo y el simbolismo, trasciende ambos movimientos y con su escasa obra produce un cúmulo de influencias capaces de abrir nuevos caminos en la literatura: Valéry, Darío, J. R. Jiménez, Huidobro, Rilke, Apollinaire, T. Tzara, Lezama Lima o Gamoneda son algunos de sus deudos literarios.

Este boceto de poemario es una de esas extrañas obras que en su incompletitud arrojan una solidez expresiva y una capacidad comunicativa muy superior a muchas obras acabadas, quizás por el acontecimiento del que surge: en 1879, cuando apenas tenía 8 años de edad, muere su hijo Anatole. El poeta, 37 años, se sumerge en el silencio. Poco después empieza a dar vueltas a una obra para rescatarlo de la muerte. 

Según Jean-Pierre Richard, editor y estudioso de Pour un tombeua d´Anatole, el poeta francés intentó con este trabajo probar que el hecho absoluto de la desaparición de un ser puede ser reabsorbido, y, en el límite, abolido por el pensamiento, él también absoluto, que recupera y eterniza en sí la esencia del ser desaparecido (traducción y cita de Mario Campaña en la edición de Bassarai; p 8).

Sea como fuere, el proyecto quedó inacabado y las notas redactadas permanecieron inéditas hasta 1961. 

Puede que asuste un poco leer un texto fragmentario. Tal vez quienes acostumbran a leer poesía a pequeños sorbos —un poema hoy, otro mañana— se desanimen ante el poema sin cerrar. Que nadie se asuste por eso. El fragmento, la raya, el hueco en blanco y hasta la abreviatura dotan a este proyecto de una enorme capacidad sugestiva y absorvente que se lee mejor de corrido, porque la atmósfera que es capaz de crear es absolutamente correspondiente con el tema. Aún diría más: una vez comenzada su lectura es difícil abandonarla.

                 (4
antes hacer
       +    )
<así pues>
  entonces, ¡ soy yo
manos malditas  —
quien te lo ha legado !
      —  silencio
(él perdona)




                        (4
arriba hacia
el fin de II  —
muerto  —

muebles inmortalidad
de esta manera


y un fondo de naturaleza
I  —  ¿ no jugará
más  —  confundiéndose
en el campo
    en que ahora reposa ?




                       (2

          te siento
muy fuertemente  — la
certidumbre
de que te encuentras
siempre con
nosotros, padre, madre,
<cerca>  —  aunque
libre, y en todas partes
a la vez  —

_____

 y las cosas secretas
         —  puedo


Y aquí debajo, en audio, otros tres fragmentos:



***


miércoles, 21 de diciembre de 2016

UNA JUGADA DE DADOS... jamás abolirá el azar

Ya lo dijo Casimiro Parker ediciones
Si no estoy confundido, se edita por primera vez en castellano con el formato y composición que Mallarmé quiso que se imprimiera su obra más experimental y ambiciosa, Un coup de dés. Lo que quiere decir que supone un esfuerzo editorial importante, pues hay que ampliar de manera considerable la página y jugar con tipos de distintos pesos y formatos. Y como además es una edición bilingüe, estamos hablando de una edición de lujo, aunque han mantenido un precio asequible a todos los bolsillos: 15€. Ideal para quedar muy bien como regalo, propio o ajeno.

Pero la edición no solo es magnífica en su presentación. Se acompaña de una introducción a cargo de la traductora, poeta y catedrática de literatura, Pilar Gómez Bedate, que conviene leer con atención —por lo esclarecedora y bien documentada que está—, antes de adentrarse en la experiencia que supone leer el poema del maestro francés. 

Si las palabras de Gómez Bedate no fueran suficientes para navegar por el poema, siempre podremos recurrir a la amplia bibliografía sobre el mismo, del que yo destacaría, por citar un solo texto, El arco y la lira, de O. Paz, ese gran mago de las palabras que a mí me gusta más como ensayista que como poeta. También disponemos de un buen comentario en internet a cargo de C. León Liquete, si es que no estamos por la labor de liarnos demasiado.

¡Y feliz experiencia, digo lectura!

Gracias, Luis.

lunes, 12 de diciembre de 2022

ESTA LUZ, ANTONIO GAMONEDA

Editorial
Galaxia Gutenberg ha vuelto a editar en 2019 la obra poética del que tal vez sea el poeta español vivo en lengua castellana con mayor prestigio internacional. Los cambios entre la edición de 2004 y esta última no son muy pocos, y el más importante de todos y el que justifica la nueva edición es la incorporación de los títulos nuevos que ha ido escribiendo Gamoneda durante estos últimos años. Así, Canción errónea (2012); La prisión transparente (2015-2018); No sé (2014-2017 y 2019); Las venas comunales (2015-2019); Plinio, Dioscórides y otros. Para un diccionario apócrifo de sustancias, venenos phisiologías y aflicciones (2016); y en la serie Mudanzas que entonces solamente contaba con el apartado Trakl, ahora se han añadido Cantos del rey Nezahualcóyolt, Stéphane Mallarmé y Herberto Helder. Cierran la ampliación tres poemas inéditos: "Fumaba a la puerta del hotel", "Fresas y agonías" y "Nadie estaba solo". A todos estos títulos hay que añadir Libro de los venenos que, siendo como era anterior a 2004, no fue recogido en la edición de Esta luz de aquel año.

Editorial
Entre los cambios o añadidos de menor relieve se encuentra la Adenda a la nueva edición de 2019, redactada por el poeta, un ligero cambio de papel (ligeramente más satinado), y el que la edición haya estado al cargo de Jordi Doce, en tanto que de la anterior se había ocupado Nicanor Vélez. Los dos volúmenes cuestan 29,50€ + 25,90€. Pero si queréis haceros con la edición anterior, la editorial todavía lo mantiene en catálogo al precio de 21,90€. 


En 2017, en una entrada que dediqué a la estupenda antología que preparó Tomás Sánchez Santiago para Alianza, recomendaba cuatro direcciones para ampliar noticias y conocimientos sobre el poeta. Sigo haciéndolo: 
Y ahora, para terminar esta recomendación lectora producto de la admiración, un poema:



FUGACIDAD

Hemos venido a la vida en un tiempo feliz;
hemos venido en el tiempo de la primavera.
Será solo un brevísimo instante, amigos míos: vivamos su brevedad.

Yo soy Yoyontzin. Ahora estamos en la vida y advertimos que la alegría posee nuestros rostros y nuestros corazones.

Hemos venido a comprender la belleza de vuestras palabras. 
Será solo un brevísimo instante, amigos míos, vivamos su brevedad.

(Primer poema de Cantos del rey Nezahualcóyotl).

***


lunes, 18 de diciembre de 2023

GÉRARD DE NERVAL

Editorial
Voy a realizar una afirmación un tanto arriesgada: quienes se adentran mucho en el estudio de la obra de alguien parecen quedar atrapados en una especie de síndrome de Estocolmo literario y terminan considerando esa obra objeto de su estudio como una de las mejores de su época, país, idioma o sea el que sea el ámbito considerado. La alabanza y el cariño por la persona objeto de estudio es siempre encomiable, pero, tal vez, no favorezca una actitud muy objetiva. 

Dejo bien claro por adelantado que no tengo la información suficiente para poner en duda o negar estas aseveraciones sobre Nerval: Hoy en día es sin duda uno de los poetas franceses que más dan que escribir, y "El Desdichado" es quizá el soneto más famoso de la lengua. Seguramente no hay otro poeta en el mundo (ni siquiera Mallarmé, aunque tal vez hubiera podido) que haya conseguido una admiración tan unánime con un logro tan breve: doce sonetos que caben en cinco o seis páginas. Porque ni aun Aurelia le habría valido el lugar de privilegiado que tiene hoy entre los padres de la literatura si Las quimeras no hicieran de él, más allá del escritor lúcido, del precursor involuntario y fatal, del testigo valeroso de una experiencia que él legitima de una vez por todas para nosotros, algo que sigue pareciéndonos más admirable y desconcertante aún: el visionario inspirado y mágico, casi el arquetipo, para nosotros, del poeta (p 14 del prólogo).

Ciertamente, todas las afirmaciones están muy matizadas. Dejémoslas ahí.

Ahora, el soneto: 

EL DESDICHADO

Yo soy el Tenebroso, — el Viudo, — el Sin Consuelo,
Príncipe de Aquitania de la Torre abolida:
Mi única Estrella ha muerto, —mi laúd constelado
También lleva en sí el Sol 
negro de la Melancolía.

En la 
nocturna Tumba, Tú que me consolaste,
Devuélveme el Pausílipo y la mar italiana, 
La flor que prefería mi pecho desolado,
Y la Parra en que el Pámpano con la Rosa se une.

¿Soy Amor o soy Febo?.. ¿Lusignan o Biron?
Mi frente aún está roja del beso de la Reina;
En la Gruta en que nada la Sirena he soñado…

Y vencedor dos veces traspuse el Aqueronte:
Modulando tan pronto en la lira de Orfeo
Suspiros de la Santa, — como gritos del Hada.


Traducción: Tomás Segovia.

Monumento a Nerval, Plaza de la Torre de Santiago.
Grabados en la piedra los dos primeros cuartetos.

Podéis leer algunos poemas de Nerval en estas páginas:


jueves, 14 de enero de 2016

LOS ARCHIVOS DE WAGNER

Si estáis entre ese grupo de admiradores incondicionales de Wagner —el primer Nietzsche, Baudelaire, Mallarmé, Auden, Mann, Proust...—o si sois de aquellos a quienes les interesa tanto la obra del músico como su biografía y no visteis el documental que se emitió anteayer en La 2, tal vez os interese ver Los archivos de Wagner, una producción alemana, traducida al castellano y que solamente estará disponible hasta el próximo martes, día 19.



Pero si formáis parte del bando de los detractores —el segundo Nietzsche, Hanslich, Debussy, Chaikovski...—, tal vez también os interese verlo para reafirmar vuestras opiniones a través de sus elementos biográficos.

A quienes no os va a interesar nada el documental es a quienes sois partidarios de escuchar —o no— su obra sin la interferencia de los datos biográficos, o preferís ignorar cualquier asunto acerca del carácter y del comportamiento del artista.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

STÉPHANE MALLARMÉ

9 de septiembre de 1898: muere en París Stéphane Mallarmé, el más alto representante del simbolismo francés y precursor de la poesía pura, que más tarde llevaría a su límite su compatriota Paul Valéry. En 1876 publica La siesta de un fauno, una de sus composiciones más conocidas y menos complicadas. Debussy se inspiró en este trabajo para componer Prélude à l'après-midi d'un faune que poco después adaptaría para ballet y sería coreografiado por Nijinsky.


No es santo de mi devoción, pero nobleza obliga.


LA SIESTA DE UN FAUNO

El Fauno:

Estas ninfas quisiera perpetuar.
                                                   Que palpite
su granate ligero, y en el aire dormite
en sopor apretado.
                              ¿Quizás un sueño amaba?
Mi duda, en oprimida noche remota, acaba
en más de una sutil rama que bien sería
los bosques mismos, al probar que me ofrecía
como triunfo la falta ideal de las rosas.
Reflexionemos...
                                 ¡Si las mujeres que glosas
un deseo figuran de tus locos sentidos!
Se escapa la ilusión de los ojos dormidos
y azules, cual llorosa fuente, de la más casta;
¡mas, la otra, en suspiros, dices tú que contrasta
como brisa del día cálido en tu toisón!
¡Que no! que por la inmóvil y lasa desazón
-el sol con la frescura matinal en reyerta-
no murmura agua que mi flauta no revierta
al otero de acordes rociado; sólo el viento
fuera de los dos tubos pronto a exhalar su aliento
en árida llovizna derrame su conjuro;
es, en la línea tersa del horizonte puro,
el hálito visible y artificial, el vuelo
con que la inspiración ha conquistado el cielo.

Sicilianas orillas de charca soporosa
que al rencor de los soles mi vanidad acosa,
tácita bajo flores de centellas, DECID:
                    
                      "Que yo cortaba juncos vencidos en la lid
                      "por el Talento; al oro glauco de las lejanas
                      "verduras consagrando su viña a las fontanas,
                      "ondea una blancura animal en la siesta;
                      "y que al preludio lento de que nace la fiesta,
                      "vuelo de cisnes, ¡No! de náyades, se esquive"
                      "o se Sumerja...

                                             Fosca, la hora inerte avive
sin decir de qué modo sutil recogerá
húmenes anhelados por el que busca el LA:
me erguiré firme entonces al inicial fervor,
recto, bajo oleadas antiguas de fulgor,
¡Lis! uno de vosotros para la ingenuidad.

Sólo esta nada dócil, oh labios, propalad,
beso que suavemente perfidias asegura.
Mi pecho, virgen antes, muestra una mordedura
misteriosa, legado de algún augusto diente;
¡Y basta! arcano tal buscó por confidente
junco gemelo y vasto que al sol da su tonada
que, desviando de sí mejilla conturbada,
sueña, en un solo lento, tramar en ocasiones
la belleza en redor, quizá por confusiones
falsas entre ella misma y nuestra nota pura;
y de lograr, tan alto como el amor fulgura,
desvanecer del sueño sólito de costado
o dorso puro, por mi vista ciega espiado,
una línea vana, monótona y sonora.

¡Quiere, pues, instrumento de fugas, turbadora
siringa, florecer en el lago en que aguardas!
Yo, en mi canto engreído, diré fábulas tardas
de las diosas; y por idólatras pinturas,
a su sombra hurtaré todavía cinturas:
así cuando a las vides la claridad exprimo,
por desechar la pena que me conturba, mimo
risas, alzo el racimo ya exhausto, al sol, y siento
cuando a las luminosas pieles filtro mi aliento,
mirando a su trasluz un ávida embriaguez.

Oh ninfas, los RECUERDOS unamos otra vez.

                    "Mis ojos, tras los juncos, hendían cada cuello
                    "inmortal, que en las ondas hundía su destello
                    "y un airado clamor al cielo desataba;
                    "y el espléndido baño de cabellos volaba
                    "entre temblor y claridad, ¡oh pedrería!
                    "corro; cuando a mis pies alternan (se diría
                    "por ser dos, degustando, langorosas, el mal)
                    "dormidas sólo en medio de un abrazo fatal:
                    "las sorprendo, sin desenlazarlas, y listo
                    "vuelo al macizo, de fútil sombra malquisto,
                    "de rosas que desecan al sol todo perfume,
                    "en que, como la tarde, nuestra lid se resume".

¡Yo te adoro, coraje de vírgenes, oh gala
feroz del sacro fardo desnudo que resbala
por huír de mi labio fogoso, y como un rayo
zozobra! De la carne misterioso desmayo;
de los pies de la cruel al alma de la buena
que abandona a la vez una inocencia, llena
de loco llanto y menos atristados vapores.

                       "Mi crimen es haber, tras de humillar temores
                       "traidores, desatado el intrincado nido
                       "de besos que los dioses guardaban escondido;
                       "pues, yendo apenas a ocultar ardiente risa
                       "tras los pliegues felices de una sola (sumisa
                       "guardando para que su candidez liviana
                       "se tiñera a la fiel emoción de su hermana
                       "la pequeñuela, ingenua, sin saber de rubor);
                       "ya de mis brazos muertos por incierto temblor,
                       "esta presa, por siempre ingrata, se redime
                       "sin piedad del sollozo de que embriagado vime".

¡Peor! me arrastrarán otras hacia la vida
por la trenza a los cuernos de mi frente ceñida;
tú sabes, mi pasión, que, púrpura y madura,
toda granada brota y de abejas murmura;
y nuestra sangre loca por quien asirla quiere,
fluye por el enjambre del amor que no muere.
Cuando el bosque de oro y cenizas se tiña,
una fiesta se exalta en la muriente viña:
¡Etna! En medio de ti, de Venus alegrado,
en tu lava imprimiendo su coturno sagrado,
si un sueño triste se oye, si su fulgor se calma,
¡tengo la reina!

                            Oh cierto castigo...

                                                          Pero el alma
de palabras vacante, y este cuerpo sombrío
tarde sucumben al silencio del estío:
sin más, fuerza es dormir, lejano del rencor,
sobre la arena sitibunda, a mi sabor,
¡la boca abierta al astro de vinos eficaces!

¡Oh par, abur! La sombra miro en que te deshaces.


                               Versión de Otto de Greiff



viernes, 3 de noviembre de 2017

LA PRISIÓN TRANSPARENTE, Antonio Gamoneda

Estoy cansado.

Cansado de mí mismo; de mi enemistad conmigo mismo.
Vaso Roto
O de vivir, o de no
vivir, no
sé.

Hoy,
esta mañana, he 
considerado lo que queda de mí:
                                              apenas
una fatigada conciencia
y algunos inservibles
bártulos carnales.

De esta guisa se abre el primer poema-libro que Vaso Roto recoge en este volumen en el que aparecen tres títulos —La prisión transparente, No sé y Mudanzas— de Gamoneda, acaso el más independiente y reconocido de los poetas españoles vivos. 

Y así es como acaba el segundo de ellos, No sé:

(...) Yo voy y vengo obstinado; una y otra vez
     obstinado, una y otra vez giratorio. No voy a ninguna parte;

me busco.

Soy análogo a pájaros que no vuelan pero vuelan. Digo los incesantes ausentes.
                                                                                                      Parecen
y me parezco a aquél, al habitante
de la prisión; libre y encarcelado; ebrio efectivamente
de sí mismo.

                  No
digo más.
             Estoy
olvidando.

          [...]

No es de extrañar que con semejante despliegue existencialista y melancólico el primero de los ejercicios —mudanzas— sea el que dedica al depresivo poeta suicida y roído por la culpa, Georg Trakl. Pero Gamoneda no es Trakl, a pesar de que puedan coincidir en algún punto de vista sobre la existencia, y maneja la materia de la que está compuesta la poesía con mayor solvencia de lo que lo hacía el austríaco. 

Es cierto que el Gamoneda que más me gusta no es el que reflexiona acerca de la nada que es la vida, de lo poco que somos y de lo solos que están los muertos. A mí el que más me gusta es el que es capaz de manejar las imágenes y las palabras como un auténtico mago y crear con ellas, desde la más aparente sencillez y naturalidad, sorprendentes experiencias poéticas cargadas belleza y emoción. Por ejemplo:

He puesto sobre mi pecho el collar de esferas de jade y la virtud de mi canto                                                                         hace que el jade resplandezca.
                          
Mudanzas. Cantos del rey Nezahualcóyotl

(...) mi crimen no fue otro 
que romper el enmarañado manojo de los besos
que los dioses mantenían apretadamente urdido.
                                                      
Mudanzas. Stéphane Mallarmé.

Amo este verano negro como las urnas de las que se arrancan las constelaciones; amo el jardín que surgió de mi propia ciénaga y ahora reverdece en espasmos crujientes. 
                                                      
Mudanzas. Herberto Helder.

Este Gamoneda que juega con palabras aparentemente distantes y ajenas, pero todas ellas del acervo común de la lengua, y que es capaz de conformar con ellas nuevos significados y paisajes poéticos extraordinarios, es el que más me gusta y el que me parece uno de los poetas más singulares de la literatura actual.

jueves, 13 de julio de 2017

LA SOLEDAD DE UN CUERPO ACOSTUMBRADO A LA HERIDA

Hay quien opina que la poesía debe expresar solo el dolor, la pérdida. Conozco incluso algunas personas que solamente leen poesía si saben que van a estar sumergidas en el llanto. La poesía, ciertamente, es un género singular que tiene el don de los afectos y se hace minoritaria cuando trastea con las notas de la racionalidad, por más leña que eche al fuego carnal de las palabras. Eso explica que en el imaginario colectivo popular romanticismo y poesía sean términos equivalentes. 

La edad también tiene algo que ver. No es extraño que comencemos a leer poesía de la mano de Bécquer, de Keats, de Hölderlin o de Leopardi. Lo raro sería que nuestras primeras lecturas fueran Horacio, Li Bai, Mallarmé o Eliot. Por eso mismo, tampoco es rara la hipérbole La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida en una persona tan joven. Lo extraño, tal vez, es la belleza del alejandrino. 

No voy a descubrir nada de las bondades de la escritura de Elvira Sastre, porque a pesar de su juventud es una poeta con cinco títulos publicados, que además cuenta con el apadrinaje de pesos pesados de la poesía española como Benjamín Prado y García Montero, y un hermosísimo prólogo sin hipérboles de Joan Margarit.

Sí diré que este es un poemario que gustará mucho a quienes anden abismados en los confines de la pérdida, a quienes gusten de la palabra limpia y a quienes aspiren a la ternura del desamor. 

EL DESIERTO DE MI ISLA

Soy una isla.

Todos quieren llegar,
traerse un libro,
algo de comida
y un amor.

Imaginan los árboles,
piensan en el mar que no se vacía,
son capaces de tumbarse sobre
mi arena
y dejarse ser por completo
porque es terriblemente sencillo:
en mí no existen los espejos,
cuido con esmero la contracción del paisaje,
acaricio el pasado y los errores ajenos,
marco el camino y no el tesoro
y me mantengo siempre estática,
sin hacer ruido, sin causar peligro,
esperando el golpe con las palmas abiertas.

Es fácil querer llegar.
Querer quedarse es igual de fácil
que ahogarse en una gota
de agua.

Es así: todos quieren llegar
y, sin embargo,
todos quieren irse
en el momento en el que llegan.

Quizá sea por el olor a polvo que me cubre,
por el viento que va dejando partes de mí
en cada trozo de tierra que piso
y me devuelve incompleta a la orilla,
por el cansancio de mis ojos
que siempre están en otra parte
o, quizá, porque nadie quiere vivir
en un lugar deshabitado.

Nadie quiere estar en una isla desierta
cuando se hace de noche.

Podéis escucharla recitando sus poemas en su canal de YouTube.