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miércoles, 10 de agosto de 2016

RECORDANDO A WORDSWORTH DESDE EL JARDÍN DE SU CASA

Casa de Wordsworth, en el Distrito de los Lagos, hoy museo.
William Wordsworth fue un enamorado de la tierra en la que nació, el Distrito de los Lagos, y el poeta que aglutinó a su alrededor el grupo que después se ha conocido como lakistaslake, lago en inglés—. De los 80 años que alcanzó a vivir, tres cuartos los pasó en su provincia, la única montañosa de Inglaterra y la que ofrece un paisaje natural más variado y hermoso de ese país. Los otros 20 años los dedicó a viajar por Europa —algún estudioso ha calculado en más de 150.000 kilómetros los que hizo caminando durante toda su vida—.

Los lakistas —Wordsworth, Coleridge, Southey— fueron los primeros poetas propiamente románticos en lengua inglesa. Después vendrían Byron, Shelley y Keats. Pero es Wordsworth el que reivindica por primera vez el lenguaje cotidiano como elemento de expresión sustancial para la poesía. Esta característica ha sido auténticamente seminal, pues ha impregnado toda la poesía occidental desde entonces. Con ello quería demostrar hasta qué punto el lenguaje de la conversación en las clases medias y bajas de la sociedad sirve para los propósitos del placer poético (Prólogo a Baladas Líricas).


Iba solitario como una nube... 

Iba solitario como una nube
que flota sobre valles y colinas,
cuando de pronto vi una muchedumbre
de dorados narcisos: se extendían
junto al lago, a la sombra de los árboles,
en danza con la brisa de la tarde.

Reunidos como estrellas que brillaran
en el cielo lechoso del verano,
Poblaban una orilla junto al agua
dibujando un sendero ilimitado.
Miles se me ofrecían a la vista,
moviendo sus cabezas danzarinas.

El agua se ondeaba, pero ellas
mostraban una más viva alegría.
¿Cómo, si no feliz, será un poeta
en tan clara y gozosa compañía?
Mis ojos se embebían, ignorando
que aquel prodigio suponía un bálsamo.

Porque a menudo, tendido en mi cama,
pensativo o con ánimo cansado, 
los veo en el ojo interior del alma
que es la gloria del hombre solitario.
Y mi pecho recobra su hondo ritmo
y baila una vez más con los narcisos.


                          Versión de Gabriel Insausti.

sábado, 5 de febrero de 2022

NARCISOS, WORDSWORTH Y CRISTINA ENEA

Primeros narcisos del año en Cristina Enea.

 Ayer fui a ver cómo se encontraban mis campanillas de invierno y descubrí que ya había unos cuantos primerizos narcisos hermoseando la pradera. Con la fuerza de una visión, se me ha vuelto a imponer el poema de Wordsworth. En esta ocasión he acudido a la recién editada versión de Antonio Ballesteros González que adquirí en octubre. Tampoco he podido resistirme al encanto de la nota que copio después del poema.


Vagaba solitario como una Nube
que flota en lo alto de Valles y Colinas,
cuando de repente vi una muchedumbre,
una multitud, de dorados 
Narcisos;
junto al Lago, bajo los árboles,
temblando y bailando en la brisa.

Incesantes como las estrellas que brillan
y parpadean en la Vía Láctea,
se extendían en eterna alineación
a lo largo del margen de una bahía:
diez mil de un vistazo percibí yo,
sacudiendo sus cálices en gozosa danza.

Las olas bailaban junto a ellos; pero ellos
superaban a las burbujeantes olas en alegría:
el Poeta no podía sino sentirse jovial
en tan jocosa compañía:
yo miraba y miraba, pero apenas pensaba
en la riqueza que el espectáculo me ofrecía:

pues a menudo, cuando 
yazgo en mi sofá
en actitud vagarosa y meditabunda,
los Narcisos surgen en ese ojo interior
que es la dicha de la soledad;
y entonces mi corazón se llena de júbilo,
y se pone a bailar con los Narcisos.


La nota (salto las primeras líneas): Wordsworth y Dorothy (...) contemplaron los narcisos en cuestión a lo largo de la orilla occidental de Ullswater el 15 de abril de 1802. Dorothy plasmó su también poética impresión del instante en su diario: "Nunca vi narcisos tan bellos, surgían entre las piedras musgosas de alrededor, algunos descansaban sus cálices en dichas piedras, como sobre una almohada, a causa del cansancio, y el resto se elevaban y se enrollaban y bailaban y parecía verdaderamente que se reían con el viento que soplaba sobre ellos por encima del lago, parecían tan alegres siempre mirando fijamente siempre cambiante". Wordsworth le contó a Isabella Fenwick que los dos mejores versos del poema (15-16) eran de Mary. En el manuscrito aparecen escritos a lápiz (P 529).

lunes, 6 de marzo de 2023

WORDSWORTH, MÁS ALLÁ DE LA POESÍA


 7 de marzo
17:30

A Wordsworth se le ha dado el título de poeta de la naturaleza. Dos ejemplos al margen de los estudios literarios pueden avalarlo: el primero, la creación del National Trust, la organización conservacionista británica, en buena parte se debe al ejemplo que el poeta inspiró en sus creadores Octavia Hill, Hardwicke Rawnsley y Robert Hunter; el segundo, la declaración como parque nacional de Yosemite gracias al empeño del escocés John Muir, inspirado igualmente en el ejemplo de Wordsworth. El poeta, ante la afluencia de turista al Distrito de los Lagos, donde nació y donde vivió la mayor parte de su vida, intentó denodadamente impedir que se introdujera el ferrocarril porque eso iba a provocar que se multiplicara la presencia de turistas en la zona.

Siendo estas influencias difíciles de batir por su belleza y ejemplaridad, yo destacaría aún más la capacidad sanadora de su obra, y esto en un sentido literal. Es conocido el colapso mental que sufrió Stuart Mill cuando tenía 20 años, creado, posiblemente, por el exceso de trabajo intelectual. De esa profunda crisis en la que se sumió saldría, precisamente, gracias a la lectura de los versos del poeta. Lo contó él mismo en su AutobiografíaLo que convirtió los poemas de Wordsworth en una medicina para mi estado mental fue que no expresaban una simple belleza externa, sino estados de sentimiento, y de pensamiento coloreado por el sentimiento, bajo la excitación de la belleza. Parecían ser el mismísimo cultivo de los sentimientos de los que yo andaba a la búsqueda.

No es mala marca para un poeta.

De su influencia literaria charlaremos en la tertulia.

***


lunes, 20 de marzo de 2017

CELEBRACIÓN DE LA PRIMAVERA CON W, WORDSWORTH Y NARCISOS

Amplíame

La primavera, en la que entramos a las 11:28 (hora peninsular; 10:28 T.U.), ha sido cantada y celebrada de mil maneras diferentes. Uno de los atractivos más fascinantes de esta época del año es la ingente proliferación de colores con que se viste la naturaleza, llena de vida que brota por doquier a través de sus magníficas flores.

William Wordsworth (1770-1850) nos ha dejado uno de esos poemas que los escolares de sus país suelen aprender de memoria, los estudiosos de su obra no se casan de analizar y los amantes de la naturaleza recuerdan una y otra vez con placer.


Iba solitario como una nube
que flota sobre valles y colinas.
cuando de pronto vi una muchedumbre
de dorados narcisos: se extendían
junto al lago, a la sombra de los árboles,
en danza con la brisa de la tarde.

Reunidos como estrellas que brillaran
en el cielo lechoso del verano.
Poblaban una orilla junto al agua
dibujando un sendero ilimitado.
Miles se me ofrecían a la vista,
moviendo sus cabezas danzarinas.

El agua se ondeaba, pero ellas
mostraban una más viva alegría.
¿Cómo, si no feliz, será un poeta
en tan clara y gozosa compañía?
Mis ojos se embebían, ignorando
que aquel prodigio suponía un bálsamo.

Porque a menudo, tendido en mi cama,
pensativo o con ánimo cansado, 
los veo en el ojo interior del alma
que es la gloria del hombre solitario.
y mi pecho recobra su hondo ritmo
y baila una vez más con los narcisos. 

                          Versión de Gabriel Insausti.

Y el original, en inglés, leído por Jeremy Irons:


sábado, 5 de octubre de 2013

ESPLENDOR EN LA HIERBA

Así pues, cantad, Pájaros, ¡cantad un canto alegre!
¡Y salten los borregos
como al son del tambor!
En nuestros pensamientos iremos agolpados
con vosotros, flautistas, vosotros que jugáis,
los que sentís en vuestro corazón
la alegría de mayo.
Aunque el fulgor que fue tan claro en otro tiempo
se quite para siempre de mi vista,
aunque nada me pueda devolver esas horas
de esplendor en la hierba, de gloria entra las flores,
no me voy a afligir, sino más bien a hallar
fuerza en lo que atrás queda:
en esa simpatía primigenia
que, habiendo sido, debe siempre ser;
en los suavizadores pensamientos que brotan
del sufrimiento humano;
en la fe que contempla a través de la muerte,
en los años que traen la mente filosófica.

Insinuaciones de inmortalidad por recuerdos de la temprana niñez, X estrofa. Traducción de José Mª Valverde.

Wordsworth (1770-1850), poeta lakista, ha dejado un auténtico reguero de frases, expresiones y sentencias en lengua inglesa que proceden de sus poemas. No es, sin duda, el mejor poeta británico; tampoco compartimos el ideario general que se desprende de su obra. Sin embargo, la brillantez de algunos fragmentos es incuestionable. A Elia Kazan le sirvió de inspiración el final de esta estrofa para componer una de sus mejores películas.

Podéis ver la famosa escena en que Natalie Wood lee los versos de Wordsworth en este enlace.

jueves, 27 de abril de 2017

¿PARA QUÉ SIRVE LA LITERATURA?

Redacto esta nota motivado por el vídeo que recibí ayer a la tarde del amigo, compañero y ahora senador Josetxo Arrieta. La relación con la pregunta que da título a esta entrada tiene que ver con lo que él lee a partir del minuto 4' 30".

La verdad es que sobre la utilidad de la literatura se han escrito muchas palabras, algunas bellísimas y otras no tanto. Algunas muy pegadas a la realidad y otras francamente fantasiosas. A mí las que más me han impresionado siempre han sido las que nos dejó John Stuart Mill en su Autobiografía. No por bellas, sino por el hecho al que se refieren.


La educación del niño Mill fue extraordinariamente severa y exigente. Su padre lo utilizó como conejillo de indias para probar sus teorías acerca de la educación, y el pobre niño aprendió griego a los tres años, leyó a Platón con ocho, con doce estudió a Aristóteles y hablaba varias lenguas. Mill era un superdotado, claro, pero no pudo resisitir tanta presión y sufrió un colapso mental cuando tenía 20 años. 

Esta depresión duró dos años y le sumió en un estado de insensibilidad tanto a todo goce como a toda sensación agradable, uno de esos malestares en los que todo lo que en otros momentos agrada se convierte en insípido e indiferente. Según relata más adelante, llega por casualidad a sus manos un libro de poemas de Wordsworth. A partir de ahí empieza a salir del agujero:

Me parecieron como una fuente de la que extraía la alegría interior, los placeres de la simpatía y de la imaginación, que todos los seres humanos podían compartir (...) Necesitaba que me hicieran sentir que en la contemplación tranquila de las bellezas de la naturaleza hay una felicidad verdadera y permanente. Wordsworth me lo enseñó no sólo sin apartarme de la consideración de los sentimientos corrientes y del destino común de la humanidad, sino redoblando el interés que sentía por ellos.

Se pueden escribir muchos ensayos y se pueden aducir muchos argumentos a favor de la literatura. Escritores hay que han expresado de forma más hermosa las muchas utilidades de esta, pero difícilmente podemos encontrar una razón más importante y más verídica que salvar la propia vida de la nada. Mill se valió de la poesía para seguir adelante. Para eso también vale la literatura.

Pero además de tan nobilísima causa, parece que también sirve para llamar la atención de sus señorías, aunque solamente sea por unos segundos y no estén nada claras las razones para tender puentes entre las verdades de la poesía y la evidencia de los sucesos. En cualquier caso, gracias, Josetxo, por introducir mis versos en un lugar tan alejado de la poesía. El gesto es lo que importa. (Minuto 4' 50").


viernes, 10 de marzo de 2023

NARCISO Y LOS NARCISOS


 Este es el segundo año que los narcisos inundan el Paseo del Urumea. Están ya en su mejor momento y es tal su belleza que poca gente se resiste a detener un momento su caminar y dejarse seducir por su atractivo. Así estaban anteayer, 8 de marzo. El día anterior, una contertulia irunesa que había pasado por ahí el fin de semana, amablemente me dijo que se había acordado de mí ante esta hermosa imagen y relacionarla inmediatamente con Wordsworth y su célebre poema, sobre quienes íbamos a charlar el martes, día 7

En el mismo momento en que realizó el comentario me preguntó si se llamaban así por Narciso, el personaje mitológico. Yo le dije que creía que no, pero al día siguiente, otra contertulia, a la que aprecio especialmente por su activa participación, me envió el enlace del artículo de Wikipedia en el que se dice lo contrario: En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.

Quedé sumido en un mar no de narcisos, sino de dudas. La etimología remite a la misma palabra griega que nombra a la flor y al personaje, νάρκισσος (nárkissos), pero no me aclaraba nada. La bibliografía botánica, tampoco. Acudí a la mitología y en ella encontré lo que parece un baile de nombres y tal vez de confusiones, más propias del nombrar aleatorio de cada grupo humano según el momento. Pura pragmática.

Robert Graves, profundo estudioso de los mitos griegos y con una formación clásica envidiable, escribe esto: Narciso era tespio, hijo de la ninfa azul Liríope, a la que el dios fluvial Cefiso había envuelto una vez con los remolinos de sus corrientes y luego violado (p 315, Los mitos griegos. La negrita es mía). Luego sigue contando el mito y la aventura con Eco que termina así: Pero Narciso se había marchado y ella pasó el resto de su vida en cañadas solitarias, consumiéndose de amor y mortificada, hasta que solo quedó su voz (p 316). Y es ahí donde introduce una llamada con esta nota:

El "narciso" utilizado en la antigua corona de Deméter y Perséfone (Sófocles: Edipo en Colonna 682-4), llamado también leirion, era un iris o flor de lis azul de tres pétalos que estaba consagrado a la Triple Diosa y se llevaba como guirnalda para aplacar a las Tres Solemnes o Erinias. Florece a finales de otoño, poco antes del "narciso del poeta", que es quizás por lo que se ha descrito a Liríope como madre de Narciso (p 316). 

Pero hay más. En el artículo dedicado a Apolo, en la nota 8, cuenta esto: El mito de Jacinto (...) alude al héroe-flor cretense Jacinto, al parecer llamado también Narciso (p 94). 

Puedo inferir de todo esto que el narciso se llama así por Narciso, si bien la flor que hoy conocemos con ese nombre no sea precisamente a la que se referían los antiguos griegos. Quiero suponer que toda esa mezcla de flores tiene que ver con que todas ellas pertenecen a la misma familia, las asparagáceas, y el hecho de que tengan muchas características en común pudo originar en su momento ese baile de nombres.

Gracias, Manoli, por haber aguijoneado mi curiosidad y porque después de todo esto lo importante es que

              mi corazón se llena de júbilo,

y se pone a bailar con los narcisos.

***


miércoles, 7 de noviembre de 2018

ELIZABETH BARRETT BROWNING

Elizabeth Barrett Browning (1806-1861) fue en su época una de las poetas mejor consideradas. De hecho, fue candidata a poeta laureada después de la muerte de William Wordsworth, es decir, algo así como ser reconocida como mejor poeta de la época en su país.

Su actividad literaria fue muy intensa y comenzó a muy temprana edad. Así, por ejemplo, a los once años comenzó a escribir su propia epopeya homérica, La batalla de Maratón. 

En la actualidad, y en castellano, solo disponemos de esta colección de sonetos, cuyo título puede sorprender en un primer momento: Sonetos del portugués, Los sonetos de la dama portuguesa, Sonetos de la portuguesa. Y es que la cuestión no se centra en la autora o el autor de los sonetos, sino en el idioma.

El equívoco título no es tal si recordamos el subterfugio que utiliza la poeta y que buscaba esconder el contenido íntimo de los poemas. Ella los escribe como si fueran la traducción de una colección de poemas que ha encontrado escritos en portugués. 

De esta manera queda enmascarada la autoría y el contenido íntimo, pues en realidad son poemas de amor que ella dirige a su amante, Robert Browning, y a quien el padre de la escritora rechazaba como futuro yerno. De ahí que con buen criterio Carlos Pujol indique en la introducción que la traducción exacta sería "traducidos del portugués".

Uno de los sonetos más conocidos y reproducidos de la colección es el XLIII que copio aquí en la traducción de Pujol: 


¿De qué modo te quiero? Pues te quiero
hasta el abismo y la región más alta
a que puedo llegar cuando persigo
los límites del Ser y el Ideal.

Te quiero en el vivir más cotidiano,
con el sol y a la luz de una candela.
Con libertad, como se aspira al Bien;
con la inocencia del que ansía gloria.

Te quiero con la fiebre que antes puse
en mi dolor y con mi fe de niña,
con el amor que yo creí perder

al perder a mis santos... Con las lágrimas
y el sonreír de mi vida... Y si Dios quiere,
te querré mucho más tras de la muerte.


Y en su versión original:


Nota: La selección que utilizaremos en la tertulia de diciembre ya está subida.

lunes, 12 de junio de 2017

POESÍA Y PENSAMIENTO 2017

Esta tarde, a las 19:30, en la Sala Club del Victoria Eugenia donostiarra, bajo el título de Poesía y Pensamiento, Isabel Cadenas Cañón, Mireia Calafell, Beatriz Chivite, Tere Irastortza, Gerard de Jong, Angeles Mora, y acompañados por el violín de Jon Makuso, tendrá lugar el un recital de poesía.


Isabel Cadenas Cañón (Basauri, Bizkaia, 1982). Doctora en Estudios Culturales por la Universidad New York University, es autora de los poemarios Irse (2010, Premio Caja de Guadalajara - Fundación Siglo futuro) y También eso era el verano (2014, Premio Martín García Ramos). Es coantóloga de El tejedor: nueva poesía iberoamericana en Nueva York (LUPI, 2011). Sus poemas y sus traducciones de poemas de otras autoras han aparecido en revistas y antologías como Brooklyn Rail, Mandorla, La Galla Ciencia, Palabras errantes y Estación Poesía. Escribe crónica para eldiario.es, La marea, El Estado Mental y Mongolia.

Mireia Calafell (Barcelona, 1980). Ha publicado tres poemarios: Poètiques del cos (Galerada, 2006), Costures (Viena Edicions, 2010) y Tantes mudes (Perifèric Edicions, 2014). Ha recibido distintos reconocimientos entre los que destaca el premio al mejor libro publicado en lengua catalana en 2015, por Tantes mudes, cuya versión en castellano Tantas mudas (2016) ha aparecido recientemente en Stendhal Books. Algunos de sus poemas forman parte de antologías publicadas en Argentina, Brasil, Holanda, Reino Unido y España.

Beatriz Chivite (Pamplona, 1991) licenciada en Filología China e Historia del Arte Oriental, ha obtenido los siguientes premios: Premio Poesía del Ayuntamiento de Pamplona (2012) con el libro Pekineko kea (2017, Pamiela), Premio Ernestina Champourcin (2014) y Premio Lauxeta (2014) con el libro Metro (2014), publicado en castellano con el título Papeles Mínimos (2016) y Premio Blas de Otero (2016) con el poemario Biennale.

Tere Irastortza (Zaldibia, Gipuzkoa, 1961).Ha sido presidenta de Euskal Idazleen Elkartea (2001-2006) y una de las fundadoras del Euskal Pen Kluba. También fue directora de la ikastola Andramendi de Beasain. Actualmente es directora y profesora de la Escuela de Escritores de Bergara. Siendo muy joven empezó a escribir poesía, en 1980 publicó Gabeziak. Desde entonces ha publicado una larga relación de obras: Hostoak (1983), Derrotaren fabulak (1986, Pamiela), Osinberdeko kantoriak (1986, Pamiela), Manual devotio gabecoaedo ibilgailuetara erabiltzeco escu-liburua (1994, Pamiela), Gabeziaren kanthoreak: poema bilduma (1995, Pamiela), Izen gabe, direnak. Haurdunaldi beteko khantoriak (2000, Pamiela), Glosak. Esana zetorrenaz (2003, Pamiela), Urbasa (2004, Irudi), Eta orain badakit (2011, Pamiela), Mundua betetzen zenuten (2015, Pamiela).

Jerard de Jong (1979).Peoridista con una larga trayectoria, durante los diecisiete últimos años ha sido director de The Bildtse Post, como sucesor de su abuelo Dirk Gerrits. Actualmente se encuentra en Donostia en una estancia de dos meses y es el tercer escritor que viene con el programa Beste Hitzak / Other Words. Durante su estancia va a escribir una narración en su lengua materna, el bildt, una lengua minoritaria que se desarrolló a partir del siglo XVI en los Países Bajos.

Ángeles Mora (Rute, Córdoba, 1952), es licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada. Es presidenta de la Asociación de Mujer y Literatura Verso libre, y miembro desde 2003 de la Academia de Buenas Letras de Granada. En 2016 obtuvo dos importantes reconocimientos: el Premio Nacional de la Crítica, en Poesía, y el Premio Nacional de Poesía de España. 



VARIACIONES SOBRE WORDSWORTH Y AUDEN

Todas las cosas que me han sido familiares,
esperanza y dolor, ternura y odio,
las leyes que regían nuestros nombres,
no me conocen ya ni las conozco.
Las palabras más limpias que aprendí,
amor y paz,
yacen ensangrentadas cerrando los caminos.
Los discursos más vivos, más honestos
han caído manchados y arrastrados
por los suelos.
Ninguna palabra sobrevivió
a nuestra historia.
Y en un río que pudre hasta los mares,
cínicos y homogéneos nadamos
y guardamos la ropa.

                        Ángeles Mora, Contradicciones, pájaros. Visor, 2001.

martes, 17 de enero de 2023

CLUB DE POESÍA LA ESPIRAL

Diálogos de poesía en el Ateneo Guipuzcoano
Subir al origen. Antología comentada de poesía occidental no hispánica 1800-1941José María Castrillón (Trea, 2018).


El Ateneo Guipuzcoano y Eli Tolaretxipi han organizado unas jornadas sobre poesía a partir de la lectura de la antología realizada por José María Castrillón. El contenido de las sesiones está distribuido así:

1ª sesión, 25 de enero:  
2ª sesión, 15 de marzo:

3ª sesión, 27 de abril

4ª sesión, 18 de mayo:
-De Paul Eluard a Anna Ajmátova.


El horario de las sesiones será de 18:30h a 20h.

​La actividad tiene un carácter abierto y gratuito; ahora bien, para participar en ella es indispensable la lectura previa del libro que se tratará en casa sesión.

​Lugar: Sala Concejo del Convento Santa Teresa (nueva sede del Ateneo, situado en la C/ Andere E. Zipitria, 3, San Sebastián).

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jueves, 2 de septiembre de 2021

DÓNDE, CÓMO Y CUÁNDO SURGIÓ LA PALABRA "SCIENTIST"

Coleridge. Fuente: NPG.
Nada más comenzar la lectura de El club de los desayunos filosóficos me encuentro con la curiosísima anécdota del nacimiento de la palabra inglesa que designa a quien se dedica a la ciencia. 

24 de junio de 1833. Tercer encuentro de la British Association for the Advancement of Science. Senate House de la Universidad de Cambridge. William Whewell (1794-1866), profesor de mineralogía y auténtico referente de la asociación, dirige al público congregado el discurso de apertura. Después del brillante discurso inaugural y el aplauso correspondiente, se hace el silencio y se levanta un hombre dispuesto a replicar, era el famoso poeta S. T. Coleridge (1772-1834), creador del primer romanticismo inglés junto con su amigo Wordsworth y autor de la famosa Oda del viejo marinero.

Recordemos que en aquella época a quienes se dedicaban a las tareas científicas se les conocía como filósofos naturales. La filosofía natural era el estudio de cuanto tenía que ver con la naturaleza, es decir, las ciencias naturales y la física. 

Coleridge, que ya para entonces raramente abandonaba su casa de Highgate (Londres), y que años antes había escrito un tratado sobre el método científico, se levantó y recriminó al auditorio que se llamaran filósofos naturales. Quienes se dedicaban a buscar fósiles, realizaban experimentos con corriente eléctrica o diseccionaban animales, no eran filósofos, sino gente práctica que hacía cosas, pero nunca gente que se dedicara a cavilar sobre los misterios del universo.

El auditorio estalló en tumultuosa protesta. 

Whewell tomó nuevamente la palabra, tranquilizó el ambiente y coincidió con el poeta en que efectivamente faltaba un término que recogiera bien la idea de la actividad a la que se dedicaban quienes allí se habían reunido. Brillante como era, allí mismo propuso por analogía con artist el término scientist. En castellano, es evidente, se pierde la consonancia. 

El término tardó unas décadas en aceptarse y extenderse, pero es el que hoy utilizamos. Quién iba a decirnos que un poeta fuera el culpable indirecto de la aparición del término y, como consecuencia, de este desafortunado vivir dándose las espaldas en muchas, demasiadas ocasiones. El exceso de pasión puede aplastar lo razonable.

lunes, 30 de enero de 2023

SUBIR AL ORIGEN. Antología comentada de poesía occidental no hispánica (1800-1941)

Editorial
El profesor de la universidad de Oviedo, José María Castrillón, ha publicado hasta ahora los siguientes títulos de creación:
-La sonrisa de un delfín (Heracles y Nosotros, 1991), 
-Animal de compañía (Nómadas, 1998), 
-Aún por recorrer (Magua, 2004), 
-La vieja munición (Idea, 2005), 
-el círculo y la piedra (Trea, 2006), 
-gramos (Trea, 2010).

Todos ellos son poemarios. Este último, en cambio, es una antología que tiene un fuerte carácter didáctico (o si lo preferís, divulgativo), pues al mismo tiempo que ofrece una selección de textos de la época de la que se ocupa, realiza una introducción de carácter general sobre las características más sobresalientes de ese período histórico, así como otra individual para que ayudar a colocar los textos personales dentro del paorama de la época o de la tendencia en la que se inscriben y a la que aportan nuevos elementos estilísticos y poéticos. Sabido es que toda expresión creativa de alguna relevancia tiene su origen en una tradición sobre la que se construye y a la que, a su vez, modifica. 

Además del recorrido que hace —Wordsworth, Novalis, Leopardi, Keats, Baudelaire, Verlaine, Rimbaud, Whitman, Dickinson, Mallarmé, Rilke, Yeats, Cavafis, Apollinaire, Pessoa, Eliot, Saint-John Perse, Stevens, Eluard, Montale, Benn, Ajmátova— y que no tiene ninguna intención de convertirlo en canónico, ofrece otro itinerario posible para recorrer lo que fue la poesía occidental no hispánica durante ese crucial siglo y medio. En este caso sin selección de textos, pero sí con comentarios precisos y relevantes que ayudan a quien se quiera iniciar en la otra lectura de esa misma tradición occidental y tener así una panorámica más completa —Hölderlin, Heine, Coleridge, Byron, Shelley, Blake, Nerval, Hopkins, Laforgue, Poe, Pound, W. C. Williams, Moore, Frost, Crane, Valéry, Ungaretti, Trakl, Mayakovski, Breton, Tzara, Tsvetáieva—.

Y por si todo esto resultara poco, cada poeta antologado se cierra con un apartado que Castrillón titula como Homenaje en la poesía hispánica. Aquí se recoge un brevísimo comentario sobre la incidencia que ha tenido en la poesía escrita en castellano más un poema que algún poeta ha escrito a manera de homenaje o que ha surgido por la influencia que el poeta antologado ha ejercido en el autor de escritura hispana.

Una antología especialmente recomendable para quienes deseen tener una visión panorámica inicial acerca de la poesía que se practicaba durante ese período.

PS: No transcribo ningún texto porque en este mismo blog podéis encontrar muchos poemas de la casi totalidad de los autores recogidos o citados en la antología.

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