miércoles, 30 de julio de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Gabriel y Galán)

En librerías
#unlibrounpoema


Este libro me lo regalaron mis padres cuando estudiaba COU. Aquel año descubrí la poesía y el primer poema que aparece debajo de estas líneas de Gabriel y Galán me ha acompañado desde entonces. Se lo leí una vez a mi padre, cacereño él, y se emocionó. La verdad es que, a pesar de ser una persona autoritaria y de aparente dureza, se emocionaba fácilmente.

Al libro como objeto le tengo gran aprecio, porque fue el primer libro que tuve de una colección entonces importante, además de estar encuadernado en piel y cosido. A los únicos libros que yo podía aspirar en aquella época eran libros de tapa blanda, encolados e impresos en un penoso papel que terminaba poniéndose amarillo a los pocos años. Me hizo mucha ilusión. Era como un pequeño tesoro de bibliófilo, no el de un escolar que acababa de cumplir 17 años. 

Aunque el curso estaba terminando, lo leí deprisa e hice una presentación del poeta en la clase de Lengua Española. En 1973, en un instituto de Madrid, Gabriel y Galán sonaba antiguo, pero yo estaba orgulloso de mi libro forrado en piel y, además, cuando leí "El embargo", en extremeño y dramatizando mucho, la clase quedó impresionada.


Señol jues, pasi usté más alanti
        y que entrin tos esos,
        no le dé a usté ansia
        no le dé a usté mieo...
Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s'ha muerto!
¡Embargal, embargal los avíos,
        que aquí no hay dinero:
        lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
        y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
        ya me está sobrando,
        ya me está gediendo!
Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
        y esa segureja
        y ese cacho e liendro...
¡Jerramientas, que no quedi una!
        ¿Ya pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quio vel esi sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
        ni esa segureja
        ni ese cacho e liendro...
¡Pero a vel, señol jues: cuidiaíto
        si alguno de ésos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s'ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidiau,
la camita ondi estuvo su cuerpo
        cuatro mesis vivo
        y una nochi muerto!
¡Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
        porque aquí lo jinco
        delanti usté mesmo!
        Lleváisoslo todu,
        todu, menus eso,
        que esas mantas tienin
        suol de su cuerpo...
¡y me güelin, me güelin a ella
        ca ves que las güelo!...

Del poemario Extremeñas, 1902.




EL AMA

I

Yo aprendí en el hogar en qué se funda
la dicha más perfecta,
y para hacerla mía
quise yo ser como mi padre era
y busqué una mujer como mi madre
entre las hijas de mi hidalga tierra.
Y fui como mi padre, y fue mi esposa
viviente imagen de la madre muerta.
¡Un milagro de Dios, que ver me hizo
otra mujer como la santa aquella!

Compartían mis únicos amores
la amante compañera,
la patria idolatrada,
la casa solariega,
con la heredada historia,
con la heredada hacienda.
¡Qué buena era la esposa
y qué feraz la tierra!

¡Qué alegre era mi casa
y qué sana mi hacienda,
y con qué solidez estaba unida
la tradición de la honradez a ellas!

Una sencilla labradora, humilde,
hija de oscura castellana aldea;
una mujer trabajadora, honrada,
cristiana, amable, cariñosa y seria,
trocó mi casa en adorable idilio
que no pudo soñar ningún poeta.

¡Oh, cómo se suaviza
el penoso trajín de las faenas
cuando hay amor en casa
y con él mucho pan se amasa en ella
para los pobres que a su sombra viven,
para los pobres que por ella bregan!
¡Y cuánto lo agradecen, sin decirlo,
y cuánto por la casa se interesan,
y cómo ellos la cuidan,
y cómo Dios la aumenta!
Todo lo pudo la mujer cristiana,
logrólo todo la mujer discreta.

La vida en la alquería
giraba en torno a ella
pacífica y amable,
monótona y serena...

¡Y cómo la alegría y el trabajo
donde está la virtud se compenetran!

Lavando en el regato cristalino
cantaban las mozuelas,
y cantaba en los valles el vaquero,
y cantaban los mozos en las tierras,
y el aguador camino de la fuente,
y el cabrerillo en la pelada cuesta...
¡Y yo también cantaba,
que ella y el campo hiciéronme poeta!

Cantaba el equilibrio
de aquel alma serena
como los anchos cielos,
como los campos de mi amada tierra;
y cantaba también aquellos campos,
los de las pardas, onduladas cuestas,
los de los mares de enceradas mieses,
los de las mudas perspectivas serias,
los de las castas soledades hondas,
los de las grises lontananzas muertas...

El alma se empapaba
en la solemne clásica grandeza
que llenaba los ámbitos abiertos
del cielo y de la tierra.

¡Qué placido el ambiente,
qué tranquilo el paisaje, qué serena
la atmósfera azulada se extendía
por sobre el haz de la llanura inmensa!

La brisa de la tarde
meneaba, amorosa, la alameda,
los zarzales floridos del cercado,
los guindos de la vega,
las mieses de la hoja,
la copa verde de la encina vieja...
¡Monorrítmica música del llano,
qué grato tu sonar, qué dulce era!

La gaita del pastor en la colina
lloraba las tonadas de la tierra,
cargadas de dulzuras,
cargadas de monótonas tristezas,
y dentro del sentido
caían las cadencias
como doradas gotas
de dulce miel que del panal fluyeran.

La vida era solemne;
puro y sereno el pensamiento era;
sosegado el sentir, como las brisas;
mudo y fuerte el amor, mansas las penas
austeros los placeres,
raigadas las creencias,
sabroso el pan, reparador el sueño,
fácil el bien y pura la conciencia.

¡Qué deseos el alma
tenía de ser buena,
y cómo se llenaba de ternura
cuando Dios le decía que lo era!

II

Pero bien se conoce
que ya no vive ella;
el corazón, la vida de la casa
que alegraba el trajín de las tareas,
la mano bienhechora
que con las sales de enseñanzas buenas
amasó tanto pan para los pobres
que regaban, sudando, nuestra hacienda.

¡La vida en la alquería
se tiñó para siempre de tristeza!

Ya no alegran los mozos la besana
con las dulces tonadas de la tierra,
que al paso perezoso de las yuntas
ajustaban sus lánguidas cadencias.

Mudos de casa salen,
mudos pasan el día en sus faenas,
tristes y mudos vuelven;
y sin decirse una palabra cenan;
que está el aire de casa
cargado de tristeza
y palabras y ruidos importunan
la rumia sosegada de las penas.

Y rezamos, reunidos, el Rosario,
sin decirnos por quién..., pero es por ella.
Que aunque ya no su voz a orar nos llama,
su recuerdo querido nos congrega,
y nos pone el Rosario entre los dedos
y las santas plegarias en la lengua.

¡Qué días y qué noches!
¡Con cuánta lentitud las horas ruedan
por encima del alma que está sola
llorando en las tinieblas!

Las sales de mis lágrimas amargan
el pan que me alimenta;
me cansa el movimiento,
me pesan las faenas,
la casa me entristece
y he perdido el cariño de la hacienda.

¡Qué me importan los bienes
si he perdido mi dulce compañera!

¡Qué compasión me tienen mis criados
que ayer me vieron con el alma llena
de alegrías sin fin que rebosaban
y suyas también eran!

Hasta el hosco pastor de mis ganados,
que ha medido la hondura de mi pena,
si llego a su majada
baja los ojos y ni hablar quisiera;
y dice al despedirme: «Ánimo, amo;
haiga mucho valor y haiga pacencia...»

Y le tiembla la voz cuando lo dice,
y se enjuga una lágrima sincera,
que en la manga de la áspera zamarra
temblando se le queda...

¡Me ahogan estas cosas,
me matan de dolor estas escenas!

¡Que me anime, pretende, y él no sabe
que de su choza en la techumbre negra
le he visto yo escondida
la dulce gaita aquella
que cargaba el sentido de dulzuras
y llenaba los aires de cadencias!...
¿Por qué ya no la toca?
¿Por qué los campos su tañer no alegra?

Y el atrevido vaquerillo sano
que amaba a una mozuela
de aquellas que trajinan en la casa,
¿por qué no ha vuelto a verla?
¿Por qué no canta en los tranquilos valles?
¿Por qué no silba con la misma fuerza?
¿Por qué no quiere restallar la honda?
¿Por qué esta muda la habladora lengua,
que al amo le contaba sus sentires
cuando el amo le daba su licencia?

«¡El ama era una santa!...»,
me dicen todos, cuando me hablan de ella.

«¡Santa, santa!», me ha dicho
el viejo señor cura de la aldea,
aquel que le pedía
las limosnas secretas
que de tantos hogares ahuyentaban
las hambres, y los fríos, y las penas.

¡Por eso los mendigos
que llegan a mi puerta
llorando se descubren
y un padrenuestro por el ama rezan!

El velo del dolor me ha oscurecido
la luz de la belleza.
Ya no saben hundirse mis pupilas
en la visión serena
de los espacios hondos,
puros y azules, de extensión inmensa.

Ya no sé traducir la poesía,
ni del alma en la médula me entra
la intensa melodía del silencio
que en la llanura quieta
parece que descansa,
parece que se acuesta.

Será puro el ambiente, como antes,
y la atmósfera azul será serena,
y la brisa amorosa
moverá con sus alas la alameda,
los zarzales floridos,
los guindos de la vega,
las mieses de la hoja,
la copa verde de la encina vieja...

Y mugirán los tristes becerrillos,
lamentando el destete, en la pradera,
y la de alegres recentales dulces,
tropa gentil, escalará la cuesta
balando plañideros
al pie de las dulcísimas ovejas;
y cantará en el monte la abubilla
y en los aires la alondra mañanera
seguirá derritiéndose en gorjeos,
musical filigrana de su lengua...

Y la vida solemne de los mundos
seguirá su carrera
monótona, inmutable,
magnífica, serena...

Mas ¿qué me importa todo,
si el vivir de los mundos no me alegra,
ni el ambiente me baña en bienestares,
ni las brisas a música me suenan,
ni el cantar de los pájaros del monte
estimulan mi lengua,
ni me mueve a ambición la perspectiva
de la abundante próxima cosecha,
ni el vigor de mis bueyes me envanece,
ni el paso del caballo me recrea,
ni me embriaga el olor de las majadas,
ni con vértigos dulces me deleitan
el perfume del heno que madura
y el perfume del trigo que se encera?

Resbala sobre mí sin agitarme
la dulce poesía en que se impregnan
la llanura sin fin, toda quietudes,
y el magnífico cielo, todo estrellas.

Y ya mover no pueden
mi alma de poeta,
ni las de mayo auroras nacarinas
con húmedos vapores en las vegas,
con cánticos de alondra y con efluvios
de rocïadas frescas,
ni éstos de otoño atardeceres dulces
de manso resbalar, pura tristeza
de la luz que se muere
y el paisaje borroso que se queja...
ni las noches románticas de julio,
magníficas, espléndidas,
cargadas de silencios rumorosos
y de sanos perfumes de las eras;
noches para el amor, para la rumia
de las grandes ideas,
que a la cumbre al llegar de las alturas
se hermanan y se besan...

¡Cómo tendré yo el alma,
que resbala sobre ella
la dulce poesía de mis campos
como el agua resbala por la piedra!

Vuestra paz era imagen de mi vida,
¡oh, campos de mi tierra!
Pero la vida se me puso triste
y su imagen de ahora ya no es ésa:
en mi casa, es el frío de mi alcoba,
es el llanto vertido en sus tinieblas;
en el campo, es el árido camino
del barbecho sin fin que amarillea.

... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

Pero yo ya sé hablar como mi madre,
y digo como ella
cuando la vida se le puso triste:
«¡Dios lo ha querido así! ¡Bendito sea!»


Del poemario Castellanas, 1902. Este poema fue premiado en los Juegos Florales de Salamanca el 15 de septiembre de 1901.

***


martes, 29 de julio de 2025

LAS ARQUITECTAS DE LA VIDA, Alfonso Martínez Arias

Ejemplar del KM
Alfonso Martínez Arias comienza la introducción de Las arquitectas de la vida con este hermoso, esclarecedor  y sugerente párrafo : Todos y cada uno de los animales y plantas que pueblan la Tierra poseen una impresionante belleza: la majestuosidad de un roble, la delicada estructura de una mariposa, la gracia de una gacela, la dominante presencia de una ballena y, por supuesto, nosotros, los humanos, con nuestra combinación de maravillas y defectos destructivos. ¿De dónde procede todo esto? La historia está llena de relatos que responden a esta pregunta. Por ejemplo, en la tradición maya la respuesta es el maíz, mientras que para otras culturas todo empezó con alguna clase de huevo. En muchas, el origen es un material arcilloso moldeado por el poder y la imaginación de una entidad omnipotente que le insufla vida. Después de estos inicios llega la multiplicación y la Tierra se puebla, aunque los detalles de cómo sucede todo esto suelen ser escasos. 

Y en el tercer párrafo nos adelanta: Lo que nos convierte a ti y a mí en seres humanos diferentes no es un conjunto único de ADN, sino una organización única de células con sus actividades características. La historia de Karen Keegan, una mujer de cincuenta y dos años que necesitaba desesperadamente un nuevo riñón, es un ejemplo de ello (el subrayado es mío).

Más adelante, en el capítulo "Una sociedad de células", leemos: Si queremos entender cómo surgió la vida animal (y la vegetal y la fúngica), tenemos que ver los genes no como las instrucciones o planos de un organismo, sino como las instrucciones o planos de las herramientas y materiales que las células utilizan para construir organismos (la cursiva es del autor).

En la página 115: Nos comportamos como lo hacemos porque nos lo dictan nuestro genes egoístas (en lo sustancial, esa sería las tesis básica de Dawkins en su El gen egoísta). Es una idea poderosa, pero al no tener en cuenta el papel de la célula, entierra una parte crucial de la historia de la vida.

Y en el párrafo siguiente cita esta afirmación de El fenotipo extendido: Cuando asumimos la verdad fundamental de que un organismo es una herramienta del ADN, y no al revés, la idea del ADN egoísta se vuelve convincente, incluso obvia. A renglón seguido agrega él: Leer a un científico hacer esta afirmación resulta desorientador. viniendo de una figura conocida por defender la primacía de la lógica y el razonamiento científico sobre las creencias, semejante afirmación exige, a todos los efectos, un acto de fe.

Todo el libro es una hermosa construcción de la mejor divulgación científica para para evidenciar que, efectivamente no es el ADN, sino las células las principales arquitectas de la vida. Para defender su tesis Martínez Arias ha escrito un interesantísimo libro de divulgación sobre la evolución, la actividad y el desarrollo de las células, apto para cualquier persona, aunque, como yo, carezca de formación en esta área del conocimiento.

Dejo el programa A hombros de gigantes en el que durante los primeros 25 minutos Manuel Seara Valero entrevista al autor quien explica con absoluta claridad las cuestiones fundamentales que se desarrollan en Las arquitectas de la vida. 


***


lunes, 28 de julio de 2025

OLIMPIA (Manet)

Fuente: Wikipedia.


No, 

no soy una diosa,

no soy Venus,

no soy ninguna alegoría.

Soy yo misma,

Victorine,

orgullosa de serlo

y de no ocultar nada.



Es cierto,

hace tiempo que perdí

la inocencia,

y tampoco tardaré mucho

en perder la orquídea

que adorna mi cabello

y el zapato

del pie izquierdo.



Soy tan real

como mi gato,

aunque la realidad

esté prohibida

en el Louvre.


***


domingo, 27 de julio de 2025

MILLE REGRETZ, Josquin Després


Josquin des Prés (ca 1450-1521), Josquin des Prez o Josquin Després, que de las tres maneras lo veo escrito en la literatura musical, aunque francés, pasó la mayor parte de su vida adulta en Italia, como cantor en la catedral de Milán, al servicio de los Sforza, en el coro papal, en Roma y al servicio del duque Hércules I. Cuando regresó a su patria, lo hizo como canónigo de la colegiata Condé-sur-l'Escaut.

Sobre las virtudes de este compositor en la
Guía Akal de la música
se puede leer lo siguiente: La diferencia más significativa entre la música de Josquin y la de la Edad Media radica en el planteamiento general: Josquin es el primer gran compositor que trata de expresar emociones de una manera coherente. En la mayoría de las iglesias y capillas de esta época, la música religiosa todavía significaba música monofónica; la polifonía era relativamente nueva. El aprovechamiento de las complejidades técnicas del contrapunto preocupó a los últimos compositores medievales —un objetivo que iba de la mano del espíritu intelectual de la época. Si escuchamos cualquier motete sin leer el texto, nos vemos inclinados a deducir sólo de la música si la pieza es narrativa o reflexiva, si su tema es el arrepentimiento o el júbilo, cuándo se presentan los pasajes más significativos en el texto y si finaliza con optimismo o pesimismo. Pero Josquin fue el primero en explorar la nueva actitud humanística del Renacimiento —no sólo en cuanto a la expresión religiosa, sino también en el completo acercamiento hacia el hombre en su relación con el mundo exterior. Ello se hace más evidente cuanto más nos acercamos a la música de Josquin (...) Es esa indefinible cualidad expresiva de la música de Josquin lo que sitúa a este compositor en la cima del Renacimiento temprano.

Este es el texto que cantan:

Mille regretz de vous abandonner
Et d’eslongier vostre fache amoureuse.
J’ay si grant doeul et peine doloreuse
Qu’on me verra brief mes jours deffiner.

Y esta la traducción:

Mil pesares por abandonaros
y por estar alejado de vuestro amoroso rostro.
Siento tanto duelo y dolorosa pena
que en breve se me verá acabar mis días.


Que la música os sea favorable.

***


sábado, 26 de julio de 2025

EL DETALLE EN EL ARTE. 100 OBRAS MAESTRAS, Susie Hodge.

Traducción: Antonio Díaz Pérez
Existen muchas actividades y trabajos donde el detalle resulta ser fundamental. La observación y el estudio de las artes plásticas es, sin duda, una de ellas. Y no debemos pensar solamente en esas obras pobladas de personajes (Bóveda de la Capilla Sixtina, La escuela de Atenas...) o de objetos, edificios, animales o lo que el artista haya querido mostrarnos (El jardín de las delicias, Los proverbios flamencosGuernica...); los detalles en una obra de arte tan aparentemente falta de ellos como por ejemplo las composiciones de Piet Mondrian o las flores gigantes de Georgia O'Keeffe también requieren que observemos con atención, como bien sabe la experta comentarista y divulgadora de arte Susie Hodge.

En el libro, como indica el título, la autora realiza un hermoso recorrido por cien obras maestras de la historia del arte occidental. Comienza en el siglo XIV con La adoración de los Reyes Magos, de Giotto di Bondone y finaliza el recorrido con La muerte del rey, de Paula Rego. Esta última servirá para mostrar cómo ha organizado Hodge su libro.

En primer lugar se ofrece una buena imagen de la obra y un texto explicativo de carácter general. Aunque este no es el caso, en la mayoría de las obras aparece un recuadro con otra obra y un breve comentario. Suele ser el de otra pintura que ha servido de fuente de inspiración o en la que aparece algún detalle que ha motivado la realización de la obra que se comenta.


Después, a vuelta de página, se encuentran los comentarios particulares sobre aquellos detalles más significativos que dan sentido a la obra en su conjunto y la explican. Sirve de cierre al comentario otra obra con la que existen relaciones técnicas, estilísticas o de sentido.


Como libro de arte que es están muy cuidadas las reproducciones, aunque en las fotografías que yo adjunto no pueda apreciarse, y es que nuestra primera aproximación a las artes plásticas, y a la pintura en particular, es siempre visual. 

Un libro muy recomendable como iniciación al estudio de las obras que la autora ha escogido, como libro para disfrutar de los detalles y como estupendo regalo para quien guste de los libros de arte. Es una pena que ya no esté disponible en la editorial siendo una edición de 2017, aunque todavía puede encontrarse a la venta en algunas librerías.

***


viernes, 25 de julio de 2025

ALGUNOS JUGUETES...




Poemas con juguete nació del azar, de la relación entre una muñeca y las palabras. Luego llegaron más muñecas y comenzaron a hilvanar una historia entre ellas. Sus palabras fueron adquiriendo cada vez mayor importancia. Surgieron opiniones, hicieron patentes sus miedos y sus deseos. Trabaron relación unas con otras y con el momento y el lugar en que habían aparecido. A esa pequeña tribu se sumaron otros juguetes, incluso imágenes llegadas de fuera que deseaban participar en el creciente diálogo. En algunos momentos, quisieron implicar al autor, le interpelaron e hicieron del mundo que habitamos su lugar donde estar y su tema de reflexión. Al fin y al cabo, ya estaban en él y les pertenecía tanto como a nosotros. 

Poemas con juguete, como cualquier poema, tiene su origen en el corazón humano y al corazón se dirige. Ha crecido al amparo de unos pequeños seres sin importancia y, como casi todas las cosas sin importancia que nos rodean, quiere expresar algunas ideas desde su punto de vista a ras de suelo y mano tendida, por si a alguien le sirven de alivio o de entretenimiento.

Ochogiro. Ella fue la primera.

Hikari

Caballito

Eleuterio.

Sin empalago, sin enojo.

Susto en el corredor.



Somos humanos.












***


jueves, 24 de julio de 2025

RETRATOS DE AMANTES ( Margaret Lindsay), 19

La esposa del pintor, Margaret Lindsay. Fuente: National Gallery of Scotland.


Allan Ramsay (1713-1784) fue, por encima de todo, un excepcional retratista, de gran reconocimiento. Suyos son algunos de los retratos más conocidos de Jorge III, David Hume o Rousseau; pero una cosa es la consideración que hoy tiene Ramsay en la historia de la pintura y otra muy distinta la que entonces se tenía a una persona que se dedicara a ella. Vayamos poco a poco.

Ramsay, ciertamente, era un retratista popular por su dominio técnico y por los refinados modales que demostraba con las personas a las que pintaba, básicamente la nobleza británica, que era la única que se podía permitir tener un retrato. Cuando tenía treinta años, murió su primera mujer, Anne. Por entonces, Margaret Lindsay era alumna suya. Se enamoraron y decidieron casarse. 

Estamos en el siglo XVIII y llevar adelante un matrimonio entre dos personas no dependía solamente de la pareja en cuestión. El padre de ella, sir Alexander Lindsay, no dio su consentimiento. Un pintor no tenía la categoría social ni económica como para casarse con una hija de la aristocracia. El novio alegó que el trabajo le iba bien y que podía asegurar a la novia unos ingresos de, como mínimo, 100 libras anuales. El padre no cedió.

La pareja tomó la única decisión que estaba a su alcance: la huida. Se casaron el 1 de marzo de 1752. El largo y, según parece, feliz matrimonio, que llegó a proporcionar tres nietos al aristócrata contrariado, no fue suficiente. Nunca llegó a perdonarlos. 

Afortunadamente, el enfado del padre de Margaret no influyó en la capacidad de trabajo del novio, quien nos presenta aquí un retrato de Margaret muy al estilo de la época, donde lo que se subraya es el encanto y la delicadeza de la persona retratada, con una atención especial a la mantilla de encaje que le envuelve hombros y brazos. La luz incide suavemente sobre los elementos que el artista quiere destacar: el rostro de la amada, la mantilla y el jarrón con las flores. Delicadeza y elegancia.

Samuel Johnson dijo acerca de Ramsay: No encontraréis a un hombre en cuya conversación haya más instrucción, más información y elegancia. Con el tiempo, Allan Ramsay llegó a poder asegurar más de 100 libras anuales a Margaret Lindsay porque se convirtió en el pintor oficial de la corte de Jorge III. Supongo que además del talento y del dominio de la técnica del retrato, algo tuvieron que ver sus exquisitos modales.
***


miércoles, 23 de julio de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Manuel Machado)

Editorial
#unlibrounpoema
 

Manuel Machado (1874-1947) fue un poeta de gran aceptación y reconocimiento antes de la desgraciada guerra civil, tuvo otro momento importante en los años 80 del pasado y hoy vuelve al olvido, aunque el esfuerzo conjunto de José Luis García Martín y la editorial Renacimiento hagan esfuerzos por resucitarlo. Cada vez que las dos Españas sacan a relucir sus diferencias el mayor de los Machado se resiente. Una de esas dos mitades le niega el pan y la sal por los poemas que escribió —obligado o no por las circunstancias— ensalzando la figura del dictador. Pero la calidad poética y la capacidad para abordar y expresar en pocos versos los grandes temas existenciales que afectan a todos los seres humanos están presentes en la mayor parte de su obra. Es curioso que se descalifique a Manuel por un puñado de poemas y, sin embargo, se guarde silencio sobre los poemas panfletarios de Antonio. 


ADELFOS

Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron
soy de la raza mora, vieja amiga del Sol,
que todo lo ganaron y todo lo perdieron.
Tengo el alma de nardo del árabe español.

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer…
Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna…
De cuando en cuando, un beso y un nombre de mujer.

En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos…;
y la rosa simbólica de mi única pasión
es una flor que nace en tierras ignoradas
y que no tiene aroma, ni forma, ni color.

Besos, ¡pero no darlos!. Gloria…, ¡la que me deben!.
¡Que todo como un aura se venga para mí!.
¡Que las olas me traigan y las olas me lleven,
y que jamás me obliguen el camino a elegir!.

¡Ambición!. No la tengo. ¡Amor!. No lo he sentido.
No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud.
Un vago afán de arte tuve… Ya lo he perdido.
Ni el vicio me seduce, ni adoro la virtud.

De mi alta aristocracia, dudar jamás se pudo.
No se ganan, se heredan, elegancia y blasón…
Pero el lema de casa, el mote del escudo,
es una nube vaga que eclipsa un vano sol.

Nada os pido. ni os amo ni os odio. Con dejarme,
lo que hago por vosotros, hacer podéis por mi…
¡Que la vida se tome la pena de matarme,
ya que yo no me tomo la pena de vivir!…

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer…
De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna.
¡El beso generoso que no he de devolver!.




MELANCOLÍA

Me siento, a veces, triste
como una tarde del otoño viejo;
de saudades sin nombre,
de penas melancólicas tan lleno…
Mi pensamiento, entonces,
vaga junto a las tumbas de los muertos
y en torno a los cipreses y a los sauces
que, abatidos, se inclinan… Y me acuerdo
de historias tristes, sin poesía… Historias
que tienen casi blancos mis cabellos.




LOS FUSILAMIENTOS DE LA MONCLOA

Él lo vio... Noche negra, luz de infierno...
Hedor de sangre y pólvora, gemidos...
Unos brazos abiertos, extendidos
en ese gesto de dolor eterno.

Una farola en tierra casi alumbra,
con un halo amarillo que horripila,
de los fusiles la uniforme fila
monótona y brutal en la penumbra.

Maldiciones, quejidos... Un instante,
primero que la voz de mando suene,
un fraile muestra el implacable cielo.

Y en convulso montón agonizante,
a medio rematar, por tandas viene
la eterna carne de cañón al suelo.



RETRATO


Esta es mi cara y ésta es mi alma. Leed:
Unos ojos de hastío y una boca de sed...
Lo demás... Nada... Vida... Cosas... Lo que se sabe...
Calaveradas, amoríos... Nada grave,
Un poco de locura, un algo de poesía,
una gota del vino de la melancolía...
¿Vicios? Todos. Ninguno... Jugador, no lo he sido:
ni gozo lo ganado ni siento lo perdido.
Bebo, por no negar mi tierra de Sevilla,
media docena de cañas de manzanilla.
Las mujeres... —sin ser un Tenorio, ¡eso no!—,
tengo una que me quiere y otra a quien quiero yo.


Me acuso de no amar sino muy vagamente
una porción de cosas que encantan a la gente...
La agilidad, el tino, la gracia, la destreza,
más que la voluntad, la fuerza, la grandeza...
Mi elegancia es buscada, rebuscada. Prefiero,
a olor helénico y puro, lo chic y lo torero.
Un destello de sol y una risa oportuna
amo más que las languideces de la luna.
Medio gitano y medio parisién —dice el vulgo—,
con Montmartre y con la Macarena comulgo...
Y antes que un tal poeta, mi deseo primero
hubiera sido ser un buen banderillero.

Es tarde... Voy deprisa por la vida. Y mi risa
es alegre, aunque no niego que llevo prisa.


Si os interesa, RTVE Play tiene un interesante documental archivado en el apartado de Imprescindibles. Solo es necesario darse de alta para poder verlo.

***


martes, 22 de julio de 2025

LA MAURESQUE, LA CASA DE SOMERSET MAUGHAM


La Mauresque


Hasta hace relativamente poco tiempo esta vista de la fachada de la villa La Mauresque era imposible, excepto si se tenía una embarcación para poder verla desde el agua. En la actualidad, gracias a la pasarela que lleva desde el parque y la zona deportiva hasta el pequeño puerto de Caneta, la fachada puede casi tocarse con la mano.

En su origen, fue una villa en estilo más o menos árabe (eran los gustos exóticos de la época) para el capellán de Leopoldo II, Felix Charmettant. Posteriormente, en 1927, la remodeló el arquitecto americano Barry Dierks para servir como residencia habitual del novelista británico Somerset Maugham, y así fue hasta el fallecimiento del escritor en 1965.

Durante esa época, por ella pasaron grandes personajes como Churchill, los duques de Windsor, T. S. Eliot, H. G. Wells, Rudyard Kipling, Ian Fleming, Noel Coward o Virginia Woolf.

En 1967, la compra por parte de la estadounidense Lynn Wyatt hizo que sufriera nuevos cambios y se que se modificara tanto la fachada como el interior. Hoy es una residencia privada, eso sí, catalogada como un elemento del patrimonio cultural francés desde 2008.

A su lado se encuentra la que fue casa del escritor Pierre Loti, otro aficionado a la Bahía de Chingudi. Pero esa es otra historia.



Fachada de acceso a la villa desde Rue des Pêcheurs

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