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viernes, 11 de julio de 2025

LA LUNA SOBRE LA CIUDAD



Así comenzaba a levantarse la luna anoche sobre el horizonte donostiarra, toda ella encanto, silencio y penetrante intensidad. 

Quienes caminábamos por el puerto solamente prestábamos atención a ese cuerpo desvestido e ingenuo que poco a poco iba ganando altura y belleza. Quien más quien menos sacaba el móvil y disparaba. Yo era el raro. Un tipo con una cámara de fotos sobre un trípode. Ya no son tiempos de cámara, sino de instantánea y red social. Una familia francesa estuvo detrás de mí mirando qué era lo que yo recogía en la pantalla trasera de la cámara. La hija pequeña (5 o 6 años) me dijo al irse: Gabon, monsieur. Me pareció una hermosa forma de agradecer en plurilingüe expresión. La madre sonrió. Otra joven de rasgos orientales me pidió que le mandara alguna fotografía. Esta mañana temprano le he enviado algunas de las que aquí aparecen. 

Cosas de la modernidad... y de la luna.


Aunque parezca torcida, no es la foto, sino la veleta del ayuntamiento la que está inclinada.





 

Que la luna y el verano os sean favorables.

***


lunes, 30 de junio de 2025

EL CIELO NOCTURNO, JULIO 2025

 

Observatorio Rubin, el nuevo observatorio que ofrece en la actualidad las mejores imágenes del universo.
No dejes de visitarlo.

PLANETAS: Mercurio puede observarse después de ponerse el sol en el horizonte O durante la primera semana. Venus sale por el ENE sobre las 04:00 (lucero del alba). Marte es visible durante la primera hora de la noche y poco a poco va adelantando la puesta. Júpiter empezará a verse durante la segunda quincena saliendo por el horizonte ENE poco antes de la salida del sol, a medida que avance el mes irá saliendo un poco antes. Saturno sale por el E poco después de las 01:30 (hora de Madrid) y lo irá haciendo cada día que pase un par de minutos antes.

LUNA: 10 de julio, luna llena; 24 de julio, luna nueva.

ESTRELLAS FUGACES: 

Piscis Austrínidas28 de Julio de 2025, 05:48 (16 de Julio al 11 de Agosto)22h 45.4m, -29° 52.1'5
δ-Acuáridas Sur30 de Julio de 2025, 07:60 (13 de Julio al 24 de Agosto)22h 41.3m, -15° 52.1'25
α-Capricórnidas30 de Julio de 2025, 07:60 (4 de Julio al 16 de Agosto)20h 29.4m, -09° 55.0'5

PASOS DE LA EEI: Para saber dónde y cuándo mirar, consultad aquí.

Feliz observación.

***


martes, 17 de junio de 2025

LA LUNA Y SUS CICLOS

Fuente: De la Tierra al universo

 Suele resultar difícil explicar, sin más apoyo que el de las palabras, que la Luna tiene un período orbital alrededor de la Tierra de 27,32 días y que el tiempo que transcurre entre dos fases es de 29,53 días. Surge el desconcierto e incluso la incredulidad (¿no te estarás confundiendo?, dice alguien). Es más, después de alguna frustrante experiencia en este sentido, ahora no suelo nombrar estas cosas, recurro a datos sencillos como la distancia, los nombres de algunos cráteres, de algunos mares y dejo que el personal disfrute viendo con detalle imposible para unos prismáticos la superficie de la Luna, que es lo que más gusta.

Con la ayuda de este par de gráficos, espero que resulte sencillo entender eso del período orbital y el período sinódico. 

Fuente: Descubrir la Luna

El período orbital o sidéreo es el tiempo que tarda la Luna en dar una vuelta completa alrededor de la Tierra, tomando como referencia las estrellas fijas. Es de 27.32 días.
El período sinódico es el tiempo que tarda la Luna en volver a la misma posición con respecto al Sol y a la Tierra, es decir, en repetir la misma fase lunar. Es de 29,53 días.

Estamos acostumbrados a que todo cuanto medimos y contamos lo hagamos con respecto a nosotros (en este caso los observadores) y a hacerlo desde nuestro punto de observación, es decir, desde la Tierra. Por eso nos resulta extraña la diferencia de tiempo entre un período y otro. Si observáramos desde el espacio, la cosa no tendría ninguna dificultad. 

La diferencia entre un período y otro se debe al movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol, lo que hace que la Luna necesite un poco más de tiempo para volver a estar en la misma posición relativa respecto al Sol y la Tierra. Mientras la Luna completa una vuelta alrededor de la Tierra, la Tierra se ha desplazado unos 27º sobre su propia órbita alrededor del Sol (recordemos que es el sistema Tierra-Luna el que se desplaza con respecto al Sol y que en ese desplazamiento, si tomamos el recorrido de nuestro planeta como una línea más o menos recta, el de la Luna sería una línea ondulante que a veces va por fuera y otras por dentro —en el segundo gráfico se puede apreciar bien lo que digo—).

Los 2,2 días de diferencia son los que está obligada a recorrer de más la Luna para que todo esté en su sitio y podamos apreciar que ha transcurrido un mes lunar. Y si no termináis de verlo claro, esta chica seguro que os ayuda mejor que yo (desde el minuto 0' 50'' al 2' 30''): 



***


martes, 10 de junio de 2025

LA LUNA LLENA MÁS BAJA EN UNOS CUANTOS AÑOS

La luna llena saliendo por detrás de la aguja del Buen Pastor

 

Si te ha parecido que la Luna está un poco más baja en el cielo de lo que solía estar en otras ocasiones con luna llena, eres gran observador, y, efectivamente, no es una impresión, es una realidad. 

Dentro de los varios movimientos que tienen los cuerpos celestes, los dos más conocidos, pues nos los explicaban en la escuela, el de rotación y el de traslación (girar sobre sí mismos y girar en torno a otro cuerpo celeste mayor, en el caso de la Tierra, alrededor del Sol), existe el de precesión que es el que tiene cualquier cuerpo que gira (un peonza, por ejemplo) y que consiste en que el eje de dicho cuerpo realiza una rotación lenta. Aquí el de la Tierra, que es igual que el de la peonza, la diferencia es solo de tiempo y de tamaño. Una vuelta completa dura aproximadamente 26000 años, así, cuando pasen 12000 años, será Vega la que marque de forma aproximada nuestro polo norte celeste:

Fuente: fisicavirtual

La Luna, como objeto giratorio que es, también tiene este movimiento de precesión, aunque en su caso se complica un poquito más porque posee un movimiento de precesión axial, precesión nodal y precesión apsidal. Lo que nos importa es que cada 18,6 años, el sistema Tierra-Luna atraviesa lo que se conoce como precesión nodal, un lento cambio en la orientación de la órbita lunar influido principalmente por la gravedad solar.

En ese ciclo, se producen eventos conocidos como grandes paradas lunares, cuando la Luna alcanza sus posiciones más extremas en el cielo. La última gran parada ocurrió en 2006, durante este junio de 2025 nos toca la siguiente, es decir, que tenemos la luna llena más baja sobre el horizonte en unos cuantos años, para los que estamos en el hemisferio norte, mientras que para quienes la observan desde el hemisferio sur, tendrán la luna llena más elevada.

Pero en esta situación más o menos elevada sobre el horizonte influye otro hecho. Cada vez que se encuentra en fase de luna llena, nuestro satélite ocupa la posición opuesta al Sol, y es ahora cuando el Sol alcanza su punto más alto en el hemisferio norte (más bajo en el hemisferio sur), por lo que la Luna aparece en su punto más bajo (más alto en el hemisferio norte).

Esta situación volverá a repetirse dentro de 18,6 años.

Por cierto, esto no tiene nada que ver con lo de la luna de fresa. Es cierto que cuanto más baja está, más capa atmosférica tiene que atravesar la imagen que recibimos y se presenta ante nuestra vista con tonos más ocres o rojizos (la calima que tenemos por aquí ahora también influye). Pero lo de la fresa tiene que ver con el nombre que le daban los algonquinos de norteamérica, ya que la luna llena de junio señalaba el período de recogida de esta fruta silvestre.

***


sábado, 31 de mayo de 2025

EL CIELO NOCTURNO, JUNIO DE 2025

La Luna y Júpiter (28-05-2025). Primer día después del novilunio.


 La fotografía está realizada con una cámara fotográfica compacta y un zoom de 275mm (F/5,5 - ISO 3200 - Exp 1/4 s.) y sin ningún filtro. El disparo se realizó a las 22:41 y, como se puede apreciar, aún no era noche cerrada, había cierta claridad por el lado oeste. Júpiter estaba situado a unos 4º por encima del horizonte y la Luna a no más de 10º. 

No siempre la luz penumbral es tan intensa. Cuanto mayor sea el espacio de la atmósfera terrestre cubierto de nubes, mayor es el reflejo luminoso que la Tierra manda al cielo y, como consecuencia, mejor se va a percibir la superficie lunar. En la fotografía, aunque es de poco aumento para recoger a Júpiter en ella, se pueden distinguir las zonas conocidas como mares. Es una suerte que nuestra zona de observación esté despejada, mientras permanece nublada buena parte del hemisferio en que nos situamos, eso permite que, aun siendo el primer día después de la luna nueva, casi veamos la totalidad de nuestro satélite.

La de ayer, 29-05-2025. Hora: 20:55.

PLANETAS: Mercurio será visible durante la segunda quincena sobre el horizonte  ONO. El día 27 tendrá la primera luna creciente (como la de la foto) a menos de 5º por encima. Venus (todo el mes como lucero del alba) aparece de madrugada por el E y el día 22, a las 04:34:35, podremos ver Saturno, la última luna decreciente, las Pléyades y la estación Espacial Internacional viajando aparentemente hacia él... si estáis en San Sebastián o alrededores. 

Marte es visible todo el mes durante las primeras horas de la noche y el día 17 se estará a menos de un grado de distancia de la estrella más brillante de Leo, Régulo, mientras a las 22: 40:14 el satélite Starlink 33841 parecerá que lo roza. Júpiter lo podremos ver al anochecer sobre el horizonte ONO, pero como poco a poco va adelantando su puesta y acercándose al recorrido que realiza el Sol, dejaremos de verlo durante los últimos días del mes. Saturno aparece de madrugada poco antes de las 04:00 sobre el E y es visible hasta que comienza a clarear. A final de mes saldrá un par de horas antes.

LUNA: 11 de junio, luna llena; 25 de junio, luna nueva. 

LLUVIA DE ESTRELLAS FUGACES: 

Ariétidas día7 de Junio de 2025, 12:49 (14 de Mayo al 24 de Junio)02h 57.5m, 24° 06.0'30
Boótidas de Junio27 de Junio de 2025, 12:48 (22 de Junio al 2 de Julio)14h 56.9m, 47° 54.0'Var

SATÉLITES ARTIFICIALES: Para saber dónde y cuándo mirar, consultad aquí.

¡Feliz obsevación!

***


miércoles, 21 de mayo de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Leopoldo Lugones)

#unlibrounpoema
En librerías


Aclaración previa: Leopoldo Lugones dejó escritos una docena de poemarios, una copiosa cantidad de poemas sueltos y muchas traducciones de poesía, que van desde Homero a contemporáneos suyos. Eso es lo que recoge este libro de Obras poética completas en sus algo más de 1500 páginas. Como más adelante me ocuparé de él, aquí solamente recojo un poema de su célebre e influyente Lunario sentimental, sin duda alguna el más importante de sus libros de poesía y, como dijo Ricardo Barnatán, piedra angular del escándalo durante muchos años.

Lunario sentimental se publicó en 1909, pero el poema que aquí recojo apareció cinco años antes y en él se pueden apreciar muchas de las características que anunciaban lo que iba a venir: la disconformidad, tan típica del modernismo hispanoamericano, con la realidad ramplona y materialista y, por lo tanto, el deseo de ruptura con el pasado; el alejamiento del sentimentalismo posmodernista y cuanto este implicaba; el tono lúdico e irónico, en ocasiones sarcástico; el énfasis en la musicalidad; el punto de vista rompedor con respecto a las imágenes poéticas y mitológicas de la luna; el léxico raro; en fin, multitud de recursos que utiliza, que forman parte de los elementos modernistas unos, mientras que otros están anunciando las corrientes vanguardistas que no tardarán en aparecer.


HIMNO A LA LUNA

    Luna, quiero cantarte
¡Oh ilustre anciana de las mitologías!,
Con todas las fuerzas del arte.

    Deidad que en los antiguos días
Imprimiste en nuestro polvo tu sandalia,
No alabaré el litúrgico furor de tus orgías
Ni tu erótica didascalia,
Para que alumbres sin mayores ironías,
Al polígloto elogio de las Guías,
Noches sentimentales de mises en Italia.

    Aumenta el almizcle de los gatos de algalia:
Exaspera con letárgico veneno
A las rosas ebrias de etileno
Como cortesanas modernas;
Y que a tu influjo activo,
La sangre de las vírgenes tiernas
Corra en misterio significativo.

    Yo te hablaré con maneras corteses,
Aunque sé que sólo eres un esqueleto,
Y guardaré tu secreto
Propicio a las cabelleras y a las mieses.

    Te amo porque eres generosa y buena.
¡Cuánto, cuánto albayalde
Llevas gastado en balde
Para adornar a tu hermana morena!

    El mismo Polo recibe tu consuelo;
Y la Osa estelar desde su cielo,
Cuando huye entre glaciales moles
La luz que tu veste orla,
Gime de verse encadenada por la
Gravitación de sus siete soles.
Sobre el inquebrantable banco
Que en pliegues rígidos se deprime y se esponja,
Pasas como púdica monja
Que cuida un hospital todo de blanco.

    Eres bella y caritativa:
El lunático que por ti alimenta
Una pasión nada lasciva.
Entre sus quiméricas novias te cuenta.
¡Oh astronómica siempreviva!
Y al asomar tu frente
Tras de las chimeneas, poco a poco.
Haces reír a mi primo loco
Interminablemente.

    En las piscinas.
Los sauces, con poéticos desmayos,
Echan sus anzuelos de seda negra a tus rayos
Convertidos en relumbrantes sardinas.

    Sobre la diplomática blancura
De tu faz, interpreta
Sus sueños el poeta,
Sus cuitas la romántica criatura
Que suspira algún trágico evento;
El mago del Cabul o la Nigricia,
Su conjuro que brota en plegaria propicia:
«¡Oh tú, ombligo del firmamento!»
Mi ojo científico y atento
Su pesimismo lleno de pericia.

    Como la lenteja de un péndulo inmenso,
Regla su transcurso la dulce hora
Del amante indefenso
Que por fugaz la llora,
Implorando con flébiles querellas
Su impavidez monárquica de astro;
O bien semeja ampolla de alabastro
Que cuenta el tiempo en arena de estrellas.

    Mientras redondea su ampo
En monótono viaje.
El Sol, como un faisán crisolampo.
La empolla con ardor siempre nuevo.
¿Qué olímpico linaje
Brotará de ese luminoso huevo?

    Milagrosamente blanca.
Satina morbideces de cold cream y de histeria:
Carnes de espárrago que en linfática miseria,
La tenaza brutal de la tos arranca.

    ¡Con qué serenidad sobre los luengos
Siglos, nieva tu luz sus tibios copos.
Implacable ovillo en que la vieja Atropos
Trunca tantos ilustres abolengos!

    Ondina de las estelas.
Hada de las lentejuelas.

    Entre nubes al bromuro,
Encalla como un témpano prematuro,
Haciendo relumbrar, en fractura de estrella,
Sobre el solariego muro
Los cascos de botella.
Por el confín oscuro,
Con narcótico balanceo de cuna,
Las olas se aterciopelan de luna;
Y abren a la luz su tesoro
En una dehiscencia de valvas de oro.

    Flotan sobre lustres escurridizos
De alquitrán, prolongando oleosas listas,
Guillotinadas por el nivel entre rizos
Arabescos, cabezas de escuálidas bañistas.
Charco de mercurio es en la rada
Que con veneciano cariz alegra,
O acaso comulgada
Por el agua negra
De la esclusa del molino.
Sucumbe con trance aciago
En el trago
De algún sediento pollino.
O entra con rayo certero
Al pozo donde remeda
Una moneda
Escamoteada en un sombrero.

    Bajo su leve seda.
Duerme el paciente febrífugo sueño,
Cuando en grata penumbra,
Sobre la selva que el Otoño herrumbra
Surge su cara sin ceño;
Su azufrado rostro sin orejas
Que sugiere la faz lampiña
De un mandarín de afeitadas cejas;
O en congestiones bermejas
Como si saliera de una riña,
Sobre confusos arrabales
Finge la lóbrega linterna
De algún semáforo de Juicios Finales
Que los tremendos trenes de Sabaoth interna.

    Solemne como un globo sobre una
Multitud, llega al cénit la luna.

    Clarificando al acuarela el ambiente,
En aridez fulgorosa de talco
Transforma al feraz Continente,
Lámpara de alcanfor sobre un catafalco.

    Custodia que en Corpus sin campanas
Muestra su excelsitud al mundo sabio,
Reviviendo efemérides lejanas
Con un arcaísmo de astrolabio;
Inexpresable cero en el infinito,
Postigo de los eclipses.
Trompo que en el hilo de las elipses
Baila eternamente su baile de San Vito;
Hipnótica prisionera
Que concibe a los malignos hados
En su estéril insomnio de soltera;
Verónica de los desterrados;
Girasol que circundan con intrépidas alas
Los bólidos, cual vastos colibríes,
En conflagración de supremas bengalas;
Ofelia de los alelíes
Demacrada por improbables desprecios;
Candela de las fobias,
Suspiráculo de las novias,
Pan ázimo de los necios.

    Al resplandor turbio
De una luna con ojeras,
Los organillos del suburbio
Se carian las teclas moliendo habaneras.

    Como una dama de senos yertos
Clavada de sien a sien por la neuralgia,
Cruza sobre los desiertos
Llena de más allá y de nostalgia
Aquella luna de los muertos.
Aquella luna deslumbrante y seca:
Una luna de la Meca...

    Tu fauna dominadora de los climas.
Hace desbordar en cascadas
El gárrulo caudal de mis rimas.

    Desde sus islas moscadas,
Misántropos orangutanes
Guiñan a tu faz absorta;
Bajo sus anómalos afanes
Una frecuente humanidad aborta.
Y expresando en coreográfica demencia
Quién sabe qué liturgias serviles,
Con sautores y rombos de magros perniles
Te ofrecen, quijotes, su cortés penitencia.

    El vate que en una endecha A la Hermosura,
Sueña beldades de raso altanero,
Y adorna a su modista, en fraudes de joyero,
Con una pompa anárquica y futura,
¡Oh Blanca Dama!, es tu faldero;
Pues no hay tristura
Rimada, o metonimia en quejumbre,
Que no implore tu lumbre
Como el Opodeldoch de la Ventura.

    El hipocondríaco que moja
Su pan de amor en mundanas hieles,
Y, abstruso célibe, deshoja
Su corazón impar ante los carteles,
Donde aéreas coquetas
De piernas internacionales.
Pregonan entre cromos rivales
Lociones y bicicletas.

    El gendarme con su paso
De pendular mesura;
El transeúnte que taconea un caso
Quirúrgico, en la acera oscura,
Trabucando el nombre poco usual
De un hemostático puerperal.

    Los jamelgos endebles
Que arrastran como aparatos de Sinagoga
Carros de lúgubres muebles.
El ahorcado que templa en do, re, mi, su soga.

    El sastre a quien expulsan de la tienda
Lumbagos insomnes,
Con pesimismo de ab uno disce omnes
A tu virtud se encomienda;
Y alzando a ti sus manos gorilas,
Te bosteza con boca y axilas.

    Mientras te come un pedazo
Cierta nube que a barlovento navega,
Cándidas Bernarditas ciernen en tu cedazo
La harina flor de alguna parábola labriega.

    La rentista sola
Que vive en la esquina,
Redonda como una ola,
Al amor de los céfiros sobre el balcón se inclina;
Y del corpino harto estrecho.
Desborda sobre el antepecho
La esférica arroba de gelatina.

    Por su enorme techo,
La luna, Colombina
Cara de estearina.
Aparece no menos redonda;
Y en una represalia de serrallo,
Con la cara reída por la pata de gallo,
Como a una cebolla Pierrot la monda.

    Entre álamos que imitan con rectitud extraña,
Enjutos ujieres,
Como un ojo sin iris tras de anormal pestaña,
La luna evoca nuevos seres.

    Mayando una melopea insana
Con ayes de parto y de gresca,
Gatos a la valeriana
Deslizan por mi barbacana
El suspicaz silencio de sus patas de yesca.

    En una fonda tudesca,
Cierto doncel que llegó en un cisne manso,
Cisne o ganso,
Pero, al fin, un ave gigantesca;
A la caseosa Balduina,
La moza de la cocina,
Mientras estofaba una leguminosa vaina.
Le dejó en la jofaina
La luna de propina.

    Sobre la azul esfera,
Un murciélago sencillo,
Voltejea cual negro plumerillo
Que limpia una vidriera.

    El can lunófilo, en pauta de maitines,
Como una damisela ante su partitura,
Llora enterneciendo a los serafines
Con el primor de su infantil dentadura.

    El tiburón que anda
Veinte nudos por hora tras de los paquebotes,
Pez voraz como un lord en Irlanda,
Saborea aún los precarios jigotes
De aquel rumiante de barcarolas,
Que una noche de caviar y cerveza
Cayó lógicamente de cabeza
Al compás del vals Sobre las olas.
La luna, en el el mar pronto desierto,
Amortajó en su sábana inconsútil al muerto,
Que con pirueta coja
Hundió su excéntrico descalabro,
Como un ludión un poco macabro,
Sin dar a la hidrostática ninguna paradoja.

    En la gracia declinante de tu disco
Bajas acompañada por el lucero
Hacia no sé qué conjetural aprisco,
Cual una oveja con su cordero.

    Bajo tu rayo que osa
Hasta su tálamo de breña,
El león diseña
Con gesto merovingio su cara grandiosa.
Coros de leones
Saludan tu ecuatorial apogeo,
Coros que aun narran a los aquilones
Con quejas bárbaras la proeza de Orfeo.

    Desde el soto de abedules,
El ruiseñor en su estrofa,
Con lírico delirio filosofa
La infinitud de los cielos azules.
Todo el billón de plata
De la luna, enriquece su serenata;
Las selvas del Paraíso
Se desgajan en coronas,
Y surgen en la atmósfera de nacarado viso
Donde flota un Beethoven indeciso,
Terueles y Veronas...

    El tigre que en el ramaje atenúa
Su terciopelo negro y gualdo
Y su mirada hipócrita como una ganzúa;
El búho con sus ojos de caldo;
Los lobos de agudos rostros judiciales,
La democracia de los chacales,
Clientes son de tu luz serena,
Y no es justo olvidar a la oblicua hiena.

    Los viajeros,
Que en contrabando de balsámicas valijas
Llegan de los imperios extranjeros,
Certificando latitudes con sus sortijas
Y su tez de tabaco o de aceituna,
Qué bien cuentan en sus convincentes rodillas
Aquellas maravillas
De elefantes budistas que adoran a la luna.
Paseando su estirpe obesa
Entre brezos extraños,
Mensuran la dehesa
Con sonámbulo andar los rebaños.

    Crepitan con sonoro desasosiego
Las cigarras que tuesta el Amor en su fuego.

    Las crasas ocas,
Regocijo de la granja,
Al borde de su zanja
Gritan como colegialas locas
Que ven pasar un hombre malo...
Y su anárquico laberinto,
Anuncia al Senado extinto
El ancestral espanto galo.

Luna elegante en el nocturno balcón del Este;
Luna de azúcar en la taza de luz celeste;
Luna heráldica en campo de azur o de sinople:
Yo seré el novel paladín que acople
En tu «tabla de expectación».
Las lises y quimeras de su blasón.

    La joven que aguarda una cita, con mudo
Fervor, en que hay bizcos agüeros, te implora;
Y si no llora,
Es porque sus polvos no se le hagan engrudo.
Aunque el estricto canesú es buen escudo,
Desde que el novio no trepará la reja,
Su timidez de corza
Se complugo en poner bien pareja
La más íntima alforza.
Con sus ruedos apenas se atreve la brisa;
Ni el Ángel de la Guarda conoce su camisa,
Y su batón de ceremonia
Cae en pliegues tan dóricos, que amonesta
Con una austeridad lacedemonia.

Ella que tan zumbona y apuesta,
Con malicias que más bien son recatos,
Luce al sol popular de los días de fiesta
El charol de sus ojos y sus zapatos;
Bajo aquel ambiguo cielo
Se abisma casi extática,
En la diafanidad demasiado aromática
De su pañuelo.

    Pobre niña, víctima de la felona noche,
¡De qué le sirvió tanto pundonoroso broche!

    Mientras padece en su erótico crucifijo
Hasta las heces el amor humano,
Ahoga su ¡ay! soprano
Un gallo anacrónico del distante cortijo.

    En tanto, mi atención perseverante
Como un camino real, persigue, ¡oh luna!,
Tu teorema importante.
Y en metáfora oportuna
Eres el ebúrneo mingo,
Que busca por el cielo, mi billar del domingo,
No sé qué carambolas de esplín y de fortuna.

    Solloza el mudo de la aldea,
Y una rana burbujea
Cristalinamente en su laguna.

    Para llegar a tu gélida alcoba
En mi Pegaso de alas incompletas,
Me sirvieron de estafetas
Las brujas con sus palos de escoba.

    Á través de páramos sin ventura,
Paseas tu porosa estructura
De hueso fósil, y tus poros son mares
Que en la aridez de sus riberas.
Parecen maxilares
De calaveras.
Deleznada por siglos de intemperie, tu roca
Se desintegra en bloques de tapioca.
Bajo los fuegos ustorios
Del Sol que te martiriza,
Sofocados en desolada ceniza,
Playas de celuloide son tus territorios.

    Vigilan tu soledad
Montes cuyo vértigo es la eternidad.

    El color muere en tu absoluto albinismo,
Y a pesar de la interna carcoma
Que socava en tu seno un abismo,
Todo es en ti inmóvil como un axioma.

    El residuo alcalino
De tu aire, en que en un cometa
Entró como un fósforo en una probeta
De alcohol superfino;
Carámbanos de azogue en absurdo aplomo;
Vidrios sempiternos, llagas de bromo;
Silencio inexpugnable;
Y como paradójica dendrita,
La huella de un prehistórico selenita
En un puñado de yeso estable.

    Mas ya dejan de estregar los grillos
Sus agrios esmeriles,
Y suena en los pensiles
La cristalería de los pajarillos.

    Y la Luna que en su halo de ópalo se engarza,
Bajo una batería de telescopios,
Como una garza
Que escopetean cazadores impropios,
Cae al mar, de cabeza
Entre su plumazón de reflejos;
Pero tan lejos,
Que no cobrarán la pieza.

***


domingo, 18 de mayo de 2025

DER ABSCHIED, Mahler




LA DESPEDIDA  (DER ABSCHIED)


El sol se despide detrás de las montañas.

En todos los valles baja el atardecer

con sus sombras, llenas de frío.

¡Oh, mira! Como una barca argéntea,

cuelga la luna alta en el mar del cielo.


¡Noto cómo sopla un frágil viento

tras los oscuros abetos!

El riachuelo canta lleno de armonía a través de la oscuridad.

Las flores palidecen a la luz del crepúsculo.

La tierra respira llena de tranquilidad y de reposo.


¡Todo anhelo quiere ahora soñar,

los hombres cansados vuelven al hogar

para aprender nuevamente, en el descanso,

la felicidad y la juventud olvidadas!

Los pájaros se encogen tranquilos en sus ramas.


El mundo descansa...

El viento sopla frío por las sombras de mis abetos.

Yo estoy aquí, y espero a mi amigo,

espero su último adiós.

Oh, amigo, deseo fervientemente gozar

contigo de la belleza de este atardecer.


¿Dónde estás? ¡Me dejas demasiado tiempo solo!

Camino de un lado para otro con mi laúd

por campos cubiertos de hierba tierna.

¡Oh, belleza! ¡Oh, mundo ebrio de amor y de vida eternos!

Bajó del caballo, y le ofreció el brebaje

de la despedida. Le preguntó hacia dónde

se dirigía, y también por qué tenía que ser así.

Habló, y su voz estaba anegada en lágrimas:


¡Oh, amigo mío,

la fortuna no fue benevolente conmigo en este mundo!

¿A dónde voy? Voy a errar por las montañas.

Busco la tranquilidad para mi corazón solitario.

Hago camino hacia la patria, hacia mi hogar.

Ya nunca más vagaré en la lejanía.

Mi corazón está tranquilo y espera su hora.

¡La querida tierra florece por todas partes en primavera y se llena de verdor

nuevamente! ¡Por todas partes y eternamente resplandece de azul la lejanía!

Eternamente... eternamente...


La traducción la he tomado de Wikipedia. Ignoro quién la ha hecho.


Un 18 de mayo de 1911 Gustav Mahler fallecía en Viena. Esto es un recuerdo en su memoria.

Supongo que se puede decir sin temor a equivocarnos que Mahler no fue muy feliz en su vida y que 1907 fue uno de esos años horribles para él: sus hijas, Anna y María enfermaron de escarlatina y difteria. Anna se recuperó, pero María, después de dos semanas trasegando con la enfermedad, murió el 12 de julio. El antisemitismo se extiende y una campaña en su contra hace que dimita de la dirección de la Ópera de Viena. Por si fuera poco, los médicos le informan de sus problemas de corazón y le indican que tiene que reducir toda tensión y esfuerzo. 

En medio de todas estas desgracias, se refugia en un volumen de poesía china tradicional traducida al alemán por Hans Bethge. Ese volumen le sirvió de inspiración y comenzó a trabajar poniendo música a algunos de los poemas que allí se recogían. Ese es el origen de La canción de la tierra, un conjunto de canciones para voz y orquesta que en sí forman una maravillosa sinfonía. De ella he recogido el 6º movimiento, Der Abschied (La despedida), un movimiento lleno de nostalgia, de ternura y de admiración hacia la naturaleza.

Interpretan: Christina Daletska y 
Klangforum Wien.

Dirige: 
Emilio Pomárico.

Que la música os sea favorable.

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miércoles, 14 de mayo de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Mahmud Darwish)

Ejemplar del KM
#unlibrounpoema

Publicada hace poco más de un mes, esta antología de poemas de Mahmud Darwish recoge una muestra amplia y suficiente de su quehacer como poeta. Tiene, además, el mérito de incluir algunos poemas que nunca habían sido traducidos al castellano. Una forma estupenda de acercar la poesía de Darwish a la masa lectora en castellano, en una edición de bolsillo pero muy bien cuidada. 



ENAMORADO DE PALESTINA 


Enamorado de Palestina Tus ojos son una espina en mi corazón, 
me duele… pero la adoro, 
la guardo del viento, 
me la clavo más allá de la noche y los dolores, me la clavo 
y la herida enciende la luz de las lámparas, 
su mañana se vuelve mi presente. 
La quiero más que a mi alma, 
y en cuanto ojo y ojo se encuentran, olvido 
que un día, del lado de fuera de la puerta, ¡fuimos dos! 

Tus palabras… eran un himno: 
yo intentaba cantar 
pero la pena cercaba el labio en primavera. 
Tus palabras, como las golondrinas, alzaban el vuelo: 
en otoño emigraban contigo de las puertas y umbrales 
de nuestras casas a donde quisiera el deseo… 

Nuestros espejos se rompieron, 
la tristeza se multiplicó por mil 
y recogimos las astillas de una voz…
que entonaba ¡la elegía del país! 
La sembraremos juntos en el cuerpo de una guitarra 
que tocaremos 
en las azoteas de nuestra catástrofe 
para piedras y lunas deformes. 
Porque la había olvidado… olvidado, oh voz desconocida: 
al marcharte se oxidó la guitarra… ¿O ha sido por mi silencio? 

Ayer te vi en el puerto, 
viajera sin parientes… sin provisiones. 
Corrí hacia ti como un huérfano 
que pregunta a la sabiduría de sus abuelos: 
¿Cómo es que han empujado a los huertos verdes 
a prisión, al exilio, a una dársena 
y ahí siguen, a pesar de la travesía, 
a pesar de los vientos salobres y los deseos, 
ahí siguen siempre verdes? 
Escribo en mi diario: 
Amo las naranjas. Odio el puerto. 
Y sigo escribiendo: 
En el puerto 
me detuve. El mundo tenía ojos de invierno 
y nosotros, mondas de naranjas. Detrás de mí, el desierto.

Te he visto en los cardos de los montes, 
pastora sin ovejas 
perseguida, entre las ruinas… 
Tú eras mi jardín y yo el forastero 
que llamaba a tu puerta, oh corazón. 
En mi corazón… 
la puerta, la ventana, los cimientos, las piedras fraguan. 

Te he visto en las cántaras de agua y de trigo 
hechas añicos. Te he visto camarera en clubes nocturnos. 
Te he visto en las ranuras de las lágrimas y las heridas. 
Tú eres en mi pecho otro pulmón… 
Tú, tú, la voz de mis labios… 
Tú el agua, tú el fuego. 

Te he visto a la entrada de la cueva… 
tendiendo en la cuerda la ropa de tus huérfanos. 
Te he visto a la lumbre y en las calles… en los corrales… en la sangre del sol. 
Te he visto en los cantos de orfandad y desposesión. 
Te he visto rebosante de sal y de arena. 
Eras preciosa como la tierra… como los niños… como el jazmín. 

Y juro: 
Que con las pestañas de mis ojos tejeré un pañuelo 
y bordaré un poema a tus ojos 
con un nombre que dicho derrite el corazón… 
para alimento de las ninfas del bosque. 
Escribiré una frase más hermosa que las promesas y los besos: 
«Era palestina. ¡Y lo sigue siendo!». 

En una noche de tormenta abrí la puerta y la ventana 
a la luna anquilosada de nuestras noches, 
y dije: ¡Es mi turno! 
Más allá de la noche y de los muros… 
he hecho una promesa a las palabras y a la luz. 
Tú eres mi jardín virginal… 
–y nuestras canciones, 
espadas que blandimos. 
Eres leal como el trigo… 
–y nuestras canciones, 
simiente que sembramos. 
Eres como una palmera en la imaginación, 
que no la troncha tormenta ni machete, 
que no deja que le arranquen las crenchas 
las fieras del desierto o del bosque… 
Pero a mí, exiliado tras los muros y la puerta, 
ponme a salvo en tus ojos
ponme donde estés 
ponme como sea: 
recobraré el color de cara y cuerpo, 
la luz del corazón y la mirada, 
la sal del pan y de las melodías 
y el sabor de la tierra y el país. 
Ponme a salvo en tus ojos, 
haz de mí tabla de olivo en la choza de la miseria, 
haz de mí aleya del libro santo de mi infortunio, 
haz de mí juguete… piedra de la casa 
para que otra generación recuerde 
el sendero a casa. 

Palestina en ojos y tatuaje 
palestina en el nombre 
palestina en los sueños y las penas 
palestina en el pañuelo, los pies y el cuerpo 
palestina en las palabras y el silencio 
palestina en la voz 
palestina en el nacimiento y en la muerte. 
Te llevaba en mis viejos cuadernos, 
fuego para mis versos. 
Te llevaba de provisión en mis viajes. 
En tu nombre grité en los valles: 
¡La caballería cruzada… bien la conozco, 
aunque sea otra la batalla! 

Tened cuidado… Cuidado 
con el relámpago que mi canto saca del pedernal. 
Yo soy la flor de la juventud, la gala de los caballeros. 
El destructor de los ídolos. 
Los confines del Levante los siembro 
de poemas ¡que los buitres perdonan! 
En tu nombre he gritado al enemigo: 
Comeos mi carne si me quedo dormido, gusanos. 
De los huevos de las hormigas no nacen águilas… 
Pero un huevo viperino… 
¡esconde una serpiente! 
¡La caballería cruzada… bien la conozco, 
mas por encima de ella sé que 
yo soy la flor de la juventud, la gala de los caballeros!

Traducción: Luz Gómez.

Otras ediciones en castellano:  

Disponéis de una selección abundante de poemas en la página

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