Andrómeda es la hija de Cefeo y de Casiopea. Es ofrecida en sacrificio al monstruo marino para que el reino de sus padres pueda librarse del azote continuo que ese monstruo inflingía.
La historia comienza con la arrogancia de Casiopea al declarar su belleza mayor que la de las propias nereidas. Éstas se quejan ante su padre, Poseidón, el dios del mar, quien decide castigar la soberbia de la reina. Así, pues, Andómeda es encadenada al borde del mar para que el monstruo la devore. Sin embargo, antes de que pueda ser atrapada, Perseo, que venía de acabar con la vida de Medusa, mata al monstruo y la libera. Posteriormente, se casarán y tendrán una larga descendencia.
Esta constelación nos ofrece una bella historia de amor y el regalo del único objeto fuera de nuestra galaxia que puede ser disfrutado a simple vista. Se trata de la galaxia M31, más conocida como galaxia de Andrómeda. Está situada a más de 2 millones de años luz, y sirvió en su momento al astrónomo Edwin Hubble para determinar las medidas del universo. A mí, para escribir este poema:
ANDRÓMEDA
el nombre de las estrellas
saber quería
CANCIÓN POPULAR
Mirach,
Alferatz…,
por cada nombre un beso.
La triquiñuela es antigua
y Andrómeda, generosa,
se ofrece de buena gana al final de cada verano
al rito de la fascinación,
tanto mejor si estamos a la orilla del mar.
Las historias remotas tienen de bueno
que han demostrado su valía
durante muchos siglos,
y ésta, además,
tiene final fenliz,
lo que siempre ayuda
a que la noche acabe bien.
He olvidado decir,
y esto bien puede merecer otro beso,
que Andrómeda, inescrutable, se alarga más allá
de nuestros límites y nos deja ver a simple vista
las puertas del universo.