sábado, 24 de febrero de 2024

ÁNGEL GONZÁLEZ

C/ de las Infantas.
Gracias, Javier
 
De repente, alguien se acuerda de ti y te manda un regalo en forma de fotografía vía guasap. Él pasaba por allí y sabía de mi cariñosa inclinación hacia la poesía. Saca el teléfono, dispara y me lo envía. Es como cuando recibíamos una postal desde algún sitio lejano. A quien nos la enviaba, algo, lo que fuera, le había provocado que se acordara de nosotros y nos hacía partícipes de su recuerdo, es decir, de su cariño y de su amistad. 

En este caso, la chispa que enciende la memoria es una placa que el Ayuntamiento de Aranjuez ha colocado en una céntrica calle. La placa tiene grabado un poema, un poema que habla de lo que permanece. Lo que se mantiene en el tiempo es eso que algún día hemos dado —o hemos recibido— y estará con nosotros mientras nosotros duremos. Amistad a lo largo, que diría otro compañero de generación.


YA NADA AHORA



Largo es el arte; la vida en cambio corta
como un cuchillo.
                         Pero nada ya ahora


—ni siquiera la muerte, por su parte
inmensa—


podrá evitarlo:
                     exento, libre,


como la niebla que al romper el día
los hondos valles del invierno exhalan,


creciente en un espacio sin fronteras,


este amor ya sin mí te amará siempre.



***


viernes, 23 de febrero de 2024

TEMPORAL DESDE EL PASEO NUEVO, 23-II-2024













 ***


SCHILLER, LA LUNA Y LA FOTOGRAFÍA


 El martes 20 andaba la luna envuelta en un halo de misterio muy a propósito para un cuento gótico, pero a mí me interesaban más los diferentes matices de color en que se concretaba ese halo. Cogí la cámara y disparé varias veces. Incluso tiré un poco de zoom para ver cómo quedaba recogida la luz un tanto espectral que la rodeaba. Arriesgué mucho. Sin trípode, una exposición de dos segundos tenía todas las posibilidades de ofrecer un resultado muy movido. La suerte me acompañó:


Aunque la definición no es perfecta, permitía, incluso, ampliarla:
 

Y al ampliar la imagen es cuando llegó la sorpresa. Yo conozco el cráter Schiller, si bien nunca me había preguntado por qué tiene ese nombre. Más aún, me parecía que el bueno de Friedrich, indiscutible escritor europeo, no tenía méritos relacionados con la astronomía como para figurar ahí. Error. 

Error el mío al pensar que mi Schiller, el destacado poeta y dramaturgo, tenía que ser el del cráter lunar. De literatura no sé mucho, pero algo sé; ahora bien, mi ignorancia es enorme sobre otras muchas materias. Claro que mi Schiller carece de méritos para haber dado su nombre a un cráter, pero no Julius Schiller, un abogado compatriota suyo, que vivió a caballo entre el siglo XVI y XVII, y que realizó un atlas del cielo, el Coelum Stellatum Christianum, donde todas las constelaciones, como bien puede suponerse por el nombre, las transformó en personajes bíblicos. Así, por ejemplo, Orión —la del cinturón— quedó convertida en José —el de Jesús, José y María—. Tomo este ejemplo porque ahora en invierno puede verse muy bien sobre el horizonte sur a horas tempranas de la noche.

Fuente:Wikipedia.

En el enlace podéis ver todos los dibujos que componían el atlas del cielo que publicó en 1627. 
***


jueves, 22 de febrero de 2024

LAS VÍCTIMAS SE PREGUNTAN

 

Iván G.M. (genial, como siempre) continúa creando sin parar y ya tenemos nuevo episodio de la banda sonora original de El espesor de la herida

Este es el poema: 



LAS VÍCTIMAS SE PREGUNTAN

La guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz.

THOMAS MANN




Ante la inminencia de la muerte

la víctima intenta averiguar

el valor espiritual y hasta metafísico

del artilugio que la hará desaparecer

y se pregunta:

¿Son más valiosas las bombas

que arrasaron la ciudad de Colonia



durante el 43

o las que cayeron dos años antes

sobre la ciudad de Londres?

¿Es la bala japonesa que mató

al campesino chino en el 31

superior a la del soldado de Lon Nol,

la que privó de la vida

al obrero camboyano?

¿Debo preferir

las flechas que segaban las vidas

disparadas por los arqueros de los Plantagenet

o las de los arqueros al servicio de los Capetos?

¿Qué argumentos debo utilizar

para inclinarme a favor

de la cimitarra musulmana

o, por el contrario,

del lado de la recta espada cristiana?

¿Es mejor la piedra

de la honda de David

o las de los filisteos?




La víctima,

perpleja,

no alcanza a dilucidar

la diferencia ontológica

entre un arma y otra,

y sigue preguntándose

hasta que un enemigo

de la vida

siega la suya

con absoluta limpieza

y convencimiento.



***



Incapaz de resolver la cuestión

del artefacto asesino

otra víctima se pregunta por sí misma:

¿Soy mejor víctima si muero a manos

de un egipcio o de un hitita,

de un troyano o de un heleno,

de un romano o de un cartaginés,

de un franco o de un sajón,

de un vikingo o de un celta,

de un fatimí o de un selyúcida,

de un güelfo o de un gibelino,

de un cruzado o de un otomano?




Llegado a este punto

la víctima reconoce

que ni tan siquiera tendrá tiempo

para poder repasar la infinita lista

de todos sus posibles agresores.

Tampoco sabe si es mejor un continente u otro

para morir,

ni cuál pueda ser la forma más adecuada

de hacerlo.

Por no saber,

no sabe si la razón debe ser

religiosa o económica,

política o cultural,

ideológica o estética,

geográfica o académica,

aunque unos instantes antes

de perder la vida

tiene la sospecha

de que ninguna de ellas

debería utilizarse

para arrebatársela a nadie.



***



Las víctimas no pueden hacer nada,

solo son víctimas,

y mueren por la causa

o tal vez sin causa alguna,

pero mueren.

Y este es el resultado: 


***


GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA

Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873) es, seguramente, la romántica en lengua española más tópica y decididamente romántica de todas las escritoras románticas de la época. Quiero decir que si en la concepción popular de "lo romántico" la característica que se suele tener como central y casi exclusiva para identificarlo es la del sentimentalismo, el apasionamiento y la exaltación amorosa, Gómez de Avellaneda cumplía muy bien con ella. Fue mujer tremendamente apasionada que hizo del amor —tanto humano como divino— su bandera. 

Sobre el humano yo diría que sus cartas personales son mucho más expresivas y emocionalmente más poderosas que su poesía —Así he llegado a esta época de mi vida sin más recuerdos hondos que los de dos grandes infortunios: el de un amor mal colocado, y el de una felicidad pasajera, que ni aun supe apreciar sino después de haberla perdido. Objeto de un grande amor que me fue arrebatado cuando empezaba a conocerlo; víctima de un amor loco que supe sentir conociendo su locura, jamás he sido feliz ni he hecho feliz a nadie (carta a Antonio Romero Ortiz, 28-IV-1853)—, pero como en este espacio me ocupo más de la poesía que de la correspondencia, he aquí un ejemplo de cada uno:


Amor humano:



A Él

No existe lazo ya: todo está roto:
plúgole al cielo así: ¡bendito sea!
Amargo cáliz con placer agoto:
mi alma reposa al fin: nada desea.

Te amé, no te amo ya: piénsolo al menos:
¡nunca, si fuere error, la verdad mire!
Que tantos años de amarguras llenos
trague el olvido: el corazón respire.

Lo has destrozado sin piedad: mi orgullo
una vez y otra vez pisaste insano...
Mas nunca el labio exhalará un murmullo
para acusar tu proceder tirano.

De graves faltas vengador terrible,
dócil llenaste tu misión: ¿lo ignoras?
No era tuyo el poder que irresistible
postró ante ti mis fuerzas vencedoras.

Quísolo Dios y fue: ¡gloria a su nombre!
Todo se terminó, recobro aliento:
¡Ángel de las venganzas!, ya eres hombre...
ni amor ni miedo al contemplarte siento.

Cayó tu cetro, se embotó tu espada...
Mas, ¡ay!, cuán triste libertad respiro...
Hice un mundo de ti, que hoy se anonada
y en honda y vasta soledad me miro.

¡Vive dichoso tú! Si en algún día
ves este adiós que te dirijo eterno,
sabe que aún tienes en el alma mía
generoso perdón, cariño tierno.



A DIOS

Soneto


¿No es delirio, Señor? Tú, el absoluto
En belleza, poder, inteligencia;
Tú, de quien es la perfección esencia
Y la felicidad santo atributo;

Tú, a mí —que nazco y muero como el bruto— 
Tú, a mí —que el mal recibo por herencia—
Tú, a mí —precario ser, cuya impotencia
Sólo estéril dolor tiene por fruto...

¿Tú me buscas ¡oh Dios! Tú el amor mío
Te dignas aceptar como victoria
Ganada por tu amor a mi albedrío?

¡Sí! no es delirio; que a la humilde escoria,
Digno es de tu supremo poderío
Hacer capaz de acrecentar tu gloria!

En Rtve Play hay otro interesante documental dedicado a Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado y Robustiana Armiño. Para poder verlo hay que darse de alta. 

En la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes podéis leer muchas de sus obras.

La coronación de Quintana, Luis López Piquer.
Fuente y copyright de la imagen: ©Museo Nacional del Prado.

***


miércoles, 21 de febrero de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Sylvia Plath)

Editorial
#unlibrounpoema

El mundo editorial es muy raro. Incomprensible para mí. 

Hace aproximadamente un año dejaba en esta misma sección el poema en el Plath hablaba de su padre. El pasado 2 de febrero me encontré con la edición de la poesía completa editada por Navona. Es la misma edición que realizara Ted Hughes y con la misma traducción de Xoán Abeleira. Bueno, para ser exacto, en la traducción hay algún pequeño cambio y las notas han sido ampliadas. 

Líos comerciales o editoriales a un lado, aprovecho para dejar otro poema de esta extraordinaria poeta.



UN REGALO DE CUMPLEAÑOS



¿Qué es lo que oculta ese velo? ¿Algo feo, algo bonito?

Eso que brilla tanto, ¿tiene pechos?, ¿tiene filos?



Seguro que es algo único. Seguro que es justo lo que quiero.

Mientras cocino tranquilamente, noto su mirada, escucho lo que piensa:



"¿Es ésta la persona ante quien debo aparecerme?

¿Es ésta la elegida, la de las ojeras negras y la cicatriz en la cara?



¿La que ahora está pesando la harina, quitando lo que sobra,

ajustándose a las reglas, las reglas, las reglas?



¿Es ésta la destinataria de la anunciación?

Dios! ¡Qué risa me da!"



Sea lo que sea, no para de brillar, y hasta creo que me quiere.

No me importaría que fuesen huesos, o un broche de perlas.



Aunque, la verdad, no espero mucho del regalo de este año.

Después de todo, estoy viva de casualidad.



De buena gana me habría matado aquella vez, de una otra manera.

Y ahora está ese velo ahí, ondulando y refulgiendo como un telón,



como la cortina de satén translúcido de una ventana de enero,

reluciente como las sábanas de un niño, centelleando con su aliento letal. ¡Oh marfil!



Debe de haber un colmillo ahí detrás, una columna fantasma.

Aunque me da igual lo que sea, ¿no te das cuenta?



¿Por qué no me lo das de una vez?

No te avergüences: no me importa que sea pequeño.



No seas tacaño: a mí no me espanta la enormidad.

Sentémonos a admirar, uno a cada lado, su destello,



su relumbrante esmalte, su espejeante variedad.

Tomemos nuestra última cena en él, como en un plato de hospital.



Ya sé por qué no quieres dármelo:

tienes pánico



de que el mundo entero estalle en un grito, y tu cabeza de tirano

esculpida en relieve, fundida de bronce, como un escudo antiguo,



esa maravillosa herencia para tus biznietos, estalle con él.

No temas: eso no va a ocurrir.



Me limitaré a cogerlo y a apartarme en silencio.

Ni siquiera me oirás abrirlo: no sentirás crujir el papel,



caer el lazo, ni chillaré al final —suponiendo

que me tengas por una persona tan discreta, que no lo creo.



Si al menos comprendieras que este velo está matando mis días.

Para ti es sólo una transparencia, aire puro.



Pero, Dios, las nubes parecen de algodón:

hay un ejército de ellas. Son monóxido de carbono.



Suave, suavemente lo aspiro,

llenando mis venas con ese millón de invisibles



pero probables partículas que perturban los años de mi vida.

Te has vestido de gala para la ocasión. Ah, máquina calculadora,



¿jamás dejas que nada se te escape y siga su curso normal?

¿siempre tienes que estampar todo en púrpura,



matar todo cuanto puedes?

Hoy sólo quiero na cosa, y sólo tú puedes dármela.



Está ahí, junto a mi ventana, tan grande como el cielo.

Respirando desde mis folios, ese frío punto muerto



en que las vidas derramadas se congelan y atiesan para la historia.

Que no llegue por correo, por favor, pedazo a pedazo.



Que no pase de boca en boca, pues me darían los sesenta

cuando lograra juntarlo todo, y ya no estaría en condiciones de usarlo.



Basta con que retires el velo, el velo, el velo.

Si lo que oculta es la muerte,



aceptaría su profunda gravedad, sus ojos atemporales.

Y sabría que eres serio.



Habría cierta nobleza en esto, habría un día de cumpleaños.

Y el cuchillo, en vez de cortar, penetraría



puro y limpio como el chillido de un niño,

haciendo que el universo fluyese de mi costado.

***

martes, 20 de febrero de 2024

POETIKA - IÑAKI IRAZU/JABIER MUGURUZA

Copio, y agrego algún enlace, la información que aparece en la agenda de la página web del KMK:

Lectura musicada organizada por KM Kulturunea, dentro del ciclo Poetika:

Zakur Zaunkak

Iñaki Irazu (Asteasu, 1954) lleva toda la vida escribiendo poesía, pero fue a los 64 años cuando publicó su primer libro de poemas, Errukiaren saria (Erein, 2018). Hasta entonces sus poemas sólo se podían considerar en una docena de canciones compuestas por Jabier Muguruza y en una pequeña antología titulada Bilbao lerrorik lerro, editada por el ayuntamiento de Bilbao en 2001.
Es hermano del escritor Bernardo Atxaga. Los dos estudiaron Económicas, y comparte con él la afición por la escritura, la música y la poesía. Iñaki Irazu vive en Bilbao desde hace más de 30 años, donde ha sido profesor de euskera, 28 de ellos en el euskaltegi Bilbo Zaharra.
Su obra poética la forman pequeñas crónicas, historias cotidianas, un sentimiento o dos, una atmósfera concreta, que acaba injertando en una narración más amplia. Acaba de publicar su segundo libro de poemas: Zakur Zaunkak (Susa, 2023).

Jabier Muguruza (Irun, 1960) es un compositor, acordeonista y cantautor ampliamente reconocido. Ha recibido tres Premios de la Música otorgados por la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música (2002, 2006, 2008), ha sido profesor en el Liverpool Institute for Performing Arts creado por Paul McCartney (2004), desde 2005 compone música para teatro. Ha acompañado a artistas como Imanol o Xabier Lete, pero también formando parte del grupo de rock Kortatu o con las bandas Les Mecaniciens y Joxe Ripiau.
En 2005 Muguruza creó el sello Mara-mara diskak con el objetivo de editar discos dirigidos al público infantil: Nire gorputza (2005), Harriaren hiztegia (2016), Oker (Txakurra da) (2020), Dodoa (2021) y Txitxarroa eta Atuna (2023), entre otros.
A lo largo de su dilatada carrera musical ha editado una veintena de discos en los que ha puesto música a textos propios y otros de Bernardo Atxaga, Joseba Sarrionandia, Harkaitz Cano, Leire Bilbao, Iñigo Astiz o J. Luis Padrón, entre otros autores, muy conocidos todos en el panorama literario vasco: Aise (1997), Enegarren postala (2003), Liverpool-Gernika (2004), Bikote bat (2011) y Geltokiak Izarretara (2019). Es autor, además, de siete libros de literatura infantil y de las obras de narrativa breve Bizitza pusketak (Erein, 1996) y Laura kanpoan da (Erein, 1999).
El músico y escritor guipuzcoano celebra tres décadas de carrera como cantautor embarcado ya en su nuevo proyecto para 2024, la grabación de un disco en el que agrupará una selección de sus canciones con letras del escritor Iñaki Irazu, álbum que publicará esta primavera.

Participan: Iñaki Irazu y Jabier Muguruza.

El ciclo Poetika se realiza con la colaboración de José Luis Padrón y Jon Obeso.

(Idioma: euskara).

El evento se retransmitirá en directo vía streaming.

***


LUIS CHAMIZO

Librerías
Supe de Luis Chamizo porque cuando estudiaba COU hice en alguna parte un recital de poesía en el que estaba incluído "El embargo", de Gabriel y Galán. Al terminar, alguien se me acercó y me preguntó si conocía a Chamizo. Contesté que no. Poco después, un día de abril en que coincidí en la Gran Vía madrileña con dos de mis profesores de 6º, me hice con el ejemplar que aquí aparece. Digo lo de los profesores, porque por entonces tenía la costumbre de anotar la fecha de compra y algún suceso acontecido en el día en los libros que adquiría. 

Es posible que si yo no hubiera nacido en la provincia de Cáceres y mi madre no me hubiera regalado el ejemplar de las Obras completas de Gabriel y Galán, nunca habría recitado "El embargo" y nunca habría sabido de Chamizo. Estas cadenas de acontecimientos que la casualidad va tejiendo me resultan divertidas. Es más, me acabo de enterar hace unos minutos, por el enlace de Wikipedia, de que una hermana vive a escasos metros de una calle que lleva el nombre del poeta de Guareña, y por la que, claro, yo he pasado en muchas ocasiones sin enterarme de cómo se llamaba. El azar tiene estos detalles.

El poema que aquí reproduzco es, seguramente, el más conocido de la docena de ellos que componen El miajón de los castúos. Está escrito en extremeño, pero las diferencias dialectales con el castellano no son tan abundantes como para que no se entienda. Es un poema de carácter narrativo y de gran dramatismo. Yo carezco del acento de la región, pues aunque nací allí no he vivido sino los primeros cuatro años escasos de mi infancia. Aun así, me he atrevido a grabarlo. 


LA NACENCIA


I

Bruñó los recios nubarrones pardos
la lus del sol que s'agachó en un cerro,
y las artas cogollas de los árboles
d'un coló de naranjas se tiñeron.

A bocanás el aire nos traía
los ruídos d'alla lejos
y el toque d'oración de las campanas
de l'iglesia del pueblo.
Íbamos dambos juntos, en la burra,
por el camino nuevo,
mi mujé mu malita,
suspirando y gimiendo.


Bandás de gorrïatos montesinos
volaban, chirrïando por el cielo,
y volaban pal sol qu'en los canchales
daba relumbres d'espejuelos.

Los grillos y las ranas
cantaban a lo lejos,
y cantaban tamién los colorines
sobre las jaras y los brezos,
y roändo, roändo, de las sierras
llegaba el dolondón de los cencerros.

¡Qué tarde más bonita!
¡Qu'anochecer más güeno!
¡Qué tarde más alegre
si juéramos contentos...!

*

—No pué ser más —me ijo—, vaite, vaite
con la burra pal pueblo,
y güérvete de priesa con l'agüela,
la comadre o el méico.

Y bajó de la burra poco a poco,
s'arrellenó en el suelo,
juntó las manos y miró p'arriba,
pa los bruñíos nubarrones recios.

*

¡Dirme, dejagla sola,
dejagla yo a ella sola com'un perro,
en metá de la jesa,
una legua del pueblo...
eso no! De la rama
d'arriba d'un guapero,
con sus ojos reondos
nos miraba un mochuelo,
un mochuelo con ojos vedriaos
como los ojos de los muertos...

¡No tengo juerzas pa dejagla sola!
¿pero yo de qué sirvo si me queo?

*

La burra, que roía los tomillos
floridos del lindero
carcaba las moscas con el rabo;
y dejaba el careo,
levantaba el jocico, me miraba
y seguía royendo.
¿Qué pensará la burra
si es que tienen las burras pensamiento?

*

Me juí junt'a mi Juana,
me jinqué de roillas en el suelo,
jice por recordá las oraciones
que m'enseñaron cuando nuevo.
No tenía pacencia
p'hacé memoria de los rezos...
¿Quién podrá socorregla si me voy?
¿Quién va po la comadre si me queo?

*

Aturdio del tó gorví los ojos
pa los ojos reondos del mochuelo;
y aquellos ojos verdes,
tan grandes, tan abiertos,
qu´otras veces a mí me dieron risa,
hora me daban mieo.
¿Qué mirarán tan fijos
los ojos del mochuelo?

*

No cantaban las ranas,
los grillos no cantaban a lo lejos,
las bocanás del aire s'aplacaron,
s'asomaron la luna y el lucero,
no llegaba, roändo, de las sierras
el dolondón de los cencerros...
¡Daba tanta quietú mucha congoja!
¡Daba yo no sé qué tanto silencio!

M'arrimé más pa ella;
l'abrasaba el aliento,
le temblaban las manos,
tiritaba su cuerpo...
y a la luz de la luna eran sus ojos
más grandes y más negros.
Yo sentí que los míos chorreaban
lagrimones de fuego.
Uno cayó roändo,
y, prendío d'un pelo,
en metá de su frente
se queó reluciendo.
¡Qué bonita y qué güena!
¿quién pudiera sé méico?

*

Señó, tú que lo sabes
lo mucho que la quiero.
Tú que sabes qu'estamos bien casaos,
Señó, tú qu'eres güeno;
tú que jaces que broten las simientes
qu'echamos en el suelo;
tú que jaces que granen las espigas,
cuando llega su tiempo;
tú que jaces que paran las ovejas,
sin comadres, ni méicos...
¿por qué, Señó, se va morí mi Juana,
con lo que yo la quiero,
siendo yo tan honrao
y siendo tú tan güeno?...

*

¡Ay! qué noche más larga
de tanto sufrimiento;
¡qué cosas pasarían
que decilas no pueo!
Jizo Dios un milagro;
¡no podía por menos!

II

Toito lleno de tierra
le levanté del suelo,
le miré mu despacio, mu despacio,
con una miaja de respeto.
Era un hijo, ¡mi hijo!,
hijo dambos, hijo nuestro...
Ella me le pedía
con los brazos abiertos,
¡Qué bonita qu´estaba
llorando y sonriyendo!

*

Venía clareando;
s'oïan a lo lejos
las risotás de los pastores
y el dolondón de los cencerros.
Besé a la madre y le quité mi hijo;
salí con él corriendo,
y en un regacho d´agua clara
le lavé tó su cuerpo.
Me sentí más honrao,
más cristiano, más güeno,
bautizando a mi hijo como el cura
bautiza los muchachos en el pueblo.

*

Tié que ser campusino,
tié que ser de los nuestros,
que por algo nació baj'una encina
del camino nuevo.

*

Icen que la nacencia es una cosa
que miran los señores en el pueblo;
pos pa mí que mi hijo
la tié mejor que ellos,
que Dios jizo en presona con mi Juana
de comadre y de méico.

*

Asina que nació besó la tierra,
que, agraecía, se pegó a su cuerpo;
y jue la mesma luna
quien le pegó aquel beso...
¡Qué saben d´estas cosas
los señores aquellos!

*

Dos salimos del chozo,
tres golvimos al pueblo.
Jizo Dios un milagro en el camino:
¡no podía por menos!




Y si os habéis quedado con ganas de saber sobre el poeta, este documental que Canal Extremadura realizó con motivo del centenario de la primera edición del libro de poemas podrá satisfacer vuestras ganas:


***


lunes, 19 de febrero de 2024

LA BELLEZA DE LA LUZ

 
Es muy conocida la afición japonesa a observar y disfrutar con la belleza de las flores (hanami). Sabido es que cuando llega la floración de los cerezos, las multitudes se echan a la calle y cada cual aprovecha como puede los días o las horas libres de que disponga para acudir a parques y jardines y regocijarse con la explosión de luces y colores que acontece cada año al final del invierno. 

Existe otra afición menos conocida por aquí que consiste en disfrutar de la luz del sol que se filtra a través de las hojas de los árboles (komorebi). Comparto con la población japonesa este embobamiento ante los efectos que la luz toma cuando es filtrada casi por cualquier objeto. Prueba de ello son estas fotos de una pirámide de cristal que hay en casa y con la que puedo entretenerme durante bastante tiempo cada vez que la luz la atraviesa. 





Pero no, no hago trampa con lo del prisma y la refracción. Los efectos de la luz me gustan en todas sus formas y efectos
 



y, por supuesto, también filtrada por los árboles, aunque, como en este caso, carezcan de hojas.



***


domingo, 18 de febrero de 2024

PERFECT DAY, Lou Reed


Gracias al Música y pensamiento del pasado día 12 retomo mi inclinación más setentera y aprovecho para desearos un día perfecto, y que cada cual lo tome según lo entienda, que no seré yo quien levante ahora una polémica. Me explico. La letra de Lou Reed es esta:

Just a perfect day
Drink sangria in the park
And then later when it gets dark
We go home

Just a perfect day
Feed animals in the zoo
Then later a movie too
And then home

Oh, it's such a perfect day
I'm glad I spent it with you
Oh, such a perfect day
You just keep me hanging on
You just keep me hanging on


Just a perfect day
Problems all left alone
Weekenders on our own
It's such fun

Just a perfect day
You made me forget myself
I thought I was someone else
Someone good

Oh, it's such a perfect day
I'm glad I spent it with you
Oh, such a perfect day
You just keep me hanging on
You just keep me hanging on

You're going to reap just what you sow
You're going to reap just what you sow
You're going to reap just what you sow
You're going to reap just what you sow

En 2013 el cardenal Gianfranco Ravasi mosqueó al personal por haber tuiteado la tercera estrofa de la canción —dicho sea de paso, el personal se mosquea por cualquier cosa, y lo mejor que se puede hacer es no hacerle caso nunca—: 
Decir, lo que se dice decir, Reed no dice nada más que Oh, es un día tan perfecto / 
Me alegro de haberlo pasado contigo / Oh, qué día tan perfecto / Sólo me mantienes a la espera. Otra cosa es que quienes sabían del músico y conocían su inclinación al consumo de drogas relacionaban el día perfecto con el consumo de las mismas. De ahí que el cardenal se viera obligado, ante la avalancha de comentarios, a declarar que él ni consumía ni era partidario del consumo de esas sustancias.

Así pues, que cada cual se tome como le plazca y guste el día perfecto. Y, si el día se lo permite, que disfrute de la música, sea esta de Lou Reed o de Johann Sebastian Bach.
***


sábado, 17 de febrero de 2024

ISLA DE LOS FAISANES

Isla de los Faisanes

 En esa estupenda biografía del Bidasoa que Luis Rodríguez Gal publicó un año antes de yo naciera se puede leer esto: 

No habrá seguramente en el mundo una isla tan pequeña que haya ocupado tantas páginas en la Historia (...) Las dimensiones aproximadas de la isla en el año 1659, fecha en que empezó a adquirir resonancia universal, eran: ciento cuarenta y siete metros de largo por veinticuatro de ancho. dos siglos después, es decir, pocos años antes de que se realizaran las obras de embellecimiento y se colocara el monumento conmemorativo de la Paz de los Pirineos, que es el que sigue existiendo actualmente (y es el que se ve en la fotografía) la isla no medía más que ochenta metros de largo y cuatro de ancho (p 276). 

Si ya habéis mirado en el enlace con Google maps, os habréis dado cuenta de que las medidas que ofrecía Luis de Uranzu no se corresponden con las actuales, obras de afianzamiento y estabilización nos han dejado un islote de unos 2000m². Pero no es eso lo que la dota de importancia. En ese mismo libro, el autor le dedica un capítulo, el VIII, que se extiende a lo largo de cincuenta páginas, y es que en ella han puesto los pies una cantidad ingente de personajes históricos, aunque hoy ya nadie pueda visitarla, salvo los oficiales que cada seis meses se saludan y formalizan el cambio de jurisdicción. 

Sí, entre las singularidades de esta isla se encuentra la de ser el condominio de menor extensión del mundo. Desde el Tratado de Bayona de 1856 este diminuto pedazo de tierra pertenece pro indiviso a Francia y a España. La tarea de vigilancia corresponde a España desde el 1 de febrero al 31 de julio y desde el 1 de agosto al 31 de enero a Francia.

El acontecimiento histórico de mayor relevancia del que la isla es protagonista fue, sin duda, la firma de la Paz de los Pirineos, que ocuparon nada menos que veinticuatro conferencias encabezadas nada menos que por Mazarino y Luis de Haro. Este acontecimiento y la subsiguiente boda entre Luis XIV y la infanta María Teresa, provocó que en ella o en sus alrededores estuviera toda una legión de personajes ilustres de la época, entre ellos Velázquez, quien ya no se repuso del deterioro para su salud que el evento le ocasionó.

Esta es la representación que Beaulieau realizó de aquel momento:

Fuente: Grabado del Tratado de los Pirineos

Por ahí también pasaron María Luisa de Orleans (1679), Felipe V (1701), Mariana Victoria y Luisa Isabel de Orleans (1722), María Teresa Rafaela (1745)... y, claro está, todo el nutrido séquito de acompañantes de altos y pomposos títulos.

Lo curioso de todo esto es que la gente corriente, las personas como tú y como yo, no podemos acceder a ella. Estoy convencido de que si este microespacio histórico estuviera en la órbita anglosajona, desde hace muchos años habrían colocado un pequeño museo histórico, una coqueta tienda de recuerdos y una cafetería con terraza. Y con los beneficios que obtuvieran, cubrirían con creces los gastos de mantenimiento.

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viernes, 16 de febrero de 2024

UN LIBRO, UN POEMA, (Derek Walcott)

Editorial
#unlibrounpoema

Esta sección aparece publicada los miércoles, pero esta semana la publico hoy. 

Derek Walcott nació en Santa Lucía se formó como pintor, pero se dedicó a la escritura. Con In a Green Night: Poems 1948-1960 (1962), celebró el Caribe y su historia, y reflexionó sobre las cicatrices del colonialismo, temas sobre los que siguió escribiendo toda su vida. En 1992, Walcott ganó el Premio Nobel de Literatura. El comité del Nobel describió su obra como una obra poética de gran luminosidad, sustentada en una visión histórica, resultado de un compromiso multicultural.

Sobre ella el poeta y crítico Sean O'Brien, ha dejado escrito que es uno de los pocos poetas que son capaces de hacer un intento convincente de escribir una epopeya. Hay quienes consideran que Omeros (1990), un poema épico que reinventa la guerra de Troya como una lucha de pescadores caribeños, es el mayor logro de Walcott. El poemario se puede leer como un intento por representar todos los aspectos de la experiencia caribeña o como un ars poetica. Pero los poemas —capítulos— me parecen excesivamente largo para una entrada de blog. Hoy voy a dejar aquí "El jinete polaco", que me gusta mucho, es breve y tiene ese referente pictórico bien conocido. Con el mismo referente y el mismo título, nuestro Muñoz Molina escribió una novela en 1991.


Fuente: Wikipedia.
 

EL JINETE POLACO


El caballo tordo, la Muerte, lleva de perfil al joven Titus

hacia bosques oscuros cerca del carbón agónico del día;

el padre, con la vista muy gastada, retrata al hijo,

como el caballero de Durero a horcajadas de un Rocinante;

el caballo perturba más de lo que el joven nos deleita.

El guerrero vuelve su confiada vista por un segundo;

la confianza mira a su padre directamente a los ojos;

el flaco rocín que heredó se dirige con acierto

hacia los bosques simbólicos que hacen señas a los caballeros,

escoltados por la guadañera, indicándoles dónde yacer.

Mas la destreza elogia sin apasionamiento al jinete;

la desesperación detalla el cadavérico corcel tordo;

la imagen inmortal posa a su asesino

de clara mirada fija para que la época siguiente pueda leerla.



Traducción: José Luis Rivas.

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