jueves, 4 de enero de 2018

ANNA AJMÁTOVA, 2 (Réquiem)

La extensión del poema es grande, pero no hay una aproximación posible a la obra de Ajmátova sin la lectura del mismo. Réquiem es la ficcionada respuesta poética a una desconocida. Es, también, un oficio de difuntos y un auténtico memorial frente al silencio impuesto por el régimen estalinista.

RÉQUIEM 1935-1940 

Ningún cielo extranjero me protegía, 
ningún ala extraña escudaba mi rostro, 
me erigí como testigo de un destino común, 
superviviente de ese tiempo, de ese lugar. 
(1961)
A GUISA DE PRÓLOGO 

En los espantosos años del terror yezoviano me pasé diecisiete meses aguardando en una fila, ante el umbral de la prisión de Leningrado. Cierto día, alguien me identificó en la muchedumbre. Detrás de mí se hallaba una mujer, con los labios azules de frío, que, es claro, nunca antes me había oído llamar por mi nombre. Entonces salió del entumecimiento común y me preguntó en un susurro (allí todo mundo susurraba): 
—¿Puede describir esto? 
Y le contesté: 
—Puedo. 
Una especie de sonrisa cruzó fugazmente por lo que alguna vez había sido su rostro. 
(Leningrado, abril 1 de 1957)


DEDICATORIA 

Un dolor semejante podría mover montañas, 
e invertir el curso de las aguas, 
pero no puede hacer saltar estos potentes cerrojos 
que nos impiden la entrada a las celdas 
atestadas de condenados a muerte... 
Para algunos puede soplar el viento fresco, 
para otros la luz solar se desvanece en el ocio, 
pero nosotras, asociadas en nuestro espanto, 
sólo escuchamos el chirriar de las llaves 
y las pisadas de las recias botas de la soldadesca. 
Como si nos levantáramos para misa primera, 
día a día recorríamos el desierto, 
andando la calle silenciosa y la plaza, 
para congregarnos, más muertas que vivas. 
El sol había declinado, el Neva se había opacado 
y la esperanza cantaba siempre a lo lejos. 
¿Que sentencia se dictó?... Ese gemido, 
ese repentino fluir de lágrimas femeninas, 
señala a una distinguiéndola del resto, 
como si la hubieran derribado, 
arrancándole el corazón del pecho. 
Entonces déjenla ir, trastabillando, a solas. 
¿En dónde estarán ahora mis innombrables amigas 
de aquellos dos años de estadía en el infierno? 
¿Qué espectros se burlan de ellas ahora, en medio 
de la furia de las nieves siberianas, 
o en el círculo nublado de la luna? 
¡A ellas les lloro, Hola y Adiós! 
(Marzo de 1940)

PRÓLOGO 

Era aquella una época en que sólo los muertos 
podían sonreír, liberados de las guerras; 
y el emblema, el alma de Leningrado, 
pendía afuera de su casa-prisión; 
y los ejércitos de cautivos, 
pastoreados en los patios ferroviarios, 
se evadían de la canción entonada por el silbato de la máquina, 
cuyo refrán iba así: ¡Váyanse parias! 
Las estrellas de la muerte pendían sobre nosotros. 
Y Rusia, la inocente, la amada, se contorsionaba 
bajo las huellas de botas manchadas de sangre, 
bajo las ruedas de las Marías Negras. 


Llegaron al amanecer y te llevaron consigo. 
Ustedes fueron mi muerte: yo caminaba detrás. 
En el cuarto oscuro gritaban los niños, 
la vela bendita jadeaba. 
Tus labios estaban fríos de besar los iconos, 
el sudor perlaba tu frente: ¡Aquellas flores mortales! 
Como las esposas de las huestes de Pedro el Grande me pararé 
en la Plaza Roja y aullaré bajo las torres del Kremlin. 
(1935) 

2

Apaciblemente fluye el Don Apacible; 
hasta mi casa se escurre la luna amarilla. 
Brinca el alféizar con su gorra torcida 
y se detiene en la sombra, esa luna amarilla. 
Esta mujer está enferma hasta la médula, 
esta mujer está completamente sola, 
con el marido muerto, y el hijo distante 
en prisión. Rueguen por mí. Rueguen. 


No, no es la mía: es la herida de otra gente. 
Yo nunca la hubiera soportado. Por eso, 
llévense todo lo que ocurrió, escóndanlo, entiérrenlo. 
Retiren las lámparas... 
                                 Noche. 


Ellos debieron haberte mostrado —burlona, 
delicia de tus amigos, ladrona de corazones, 
la niña más traviesa del pueblo de Pushkin— 
esta fotografía de tus años aciagos, 
de cómo te colocas junto a un muro hostil, 
entre trescientos andrajosos en fila, 
tomando una porción de tu mano 
y el hielo del Año Nuevo reducido a brasa por tus lágrimas. 
¡Vean el chopo de la prisión doblegándose! 
Ningún ruido. Ni un ruido. Aun así, cuántas 
vidas inocentes se están terminando. 


Durante diecisiete meses he gritado 
llamándote al redil. 
Me arrojé a los pies del verdugo. 
Eres mi hijo, convertido en espectro. 
La confusión se apodera del mundo 
y carezco de fuerzas para distinguir 
entre una bestia y un ser humano, 
o en qué día se deletrea la palabra ¡matar! 
Nada queda, salvo flores polvosas, 
un tintineante incensario y huellas 
que conducen a ninguna parte. Noche de piedra, 
cuya brillante y gigantesca estrella 
me mira fijamente a los ojos, 
prometiéndome la muerte. ¡Ay, pronto! 


Las semanas escapan de la mente, 
dudo que haya sucedido: 
cómo dentro de tu prisión, pequeño, 
las noches blancas se paralizaron en llamas: 
y todavía, mientras tomo aliento, 
ellos posan sus ojos de buitre 
sobre lo que la gran cruz les muestra: 
este cuerpo de tu muerte. 

7
LA SENTENCIA 

La palabra cayó como una piedra 
en mi pecho viviente. 
Lo confieso: estaba preparada 
y de algún modo lista para la prueba. 
Tanto que hacer el día de hoy: 
matar la memoria, asesinar el dolor, 
convertir el corazón en roca 
y todavía disponerse a vivir de nuevo. 

No hay silencio. El festín del cálido verano 
trae rumores de juerga. 
¿Desde hace cuánto adivinaba yo
este día radiante, esta casa vacía? 

A LA MUERTE 

Vendrás de todos modos. ¿Por qué no ahora? 
Cuánto he esperado. Vienen los malos tiempos. 
He apagado la luz y abierto la puerta 
para ti, porque eres mágica y sencilla. 
Asume, por tanto, la forma que más te plazca, 
apunta y dispárame un tiro envenenado, 
o estrangúlame como un eficiente asesino, 
o bien inféctame —el tifo sería mi suerte—, 
o irrumpe del cuento de hadas que escribiste, 
aquél que estamos cansados de oír día y noche, 
en el que los guardias azules trepan las escaleras 
guiados por el conserje, pálido de miedo. 
Todo me da lo mismo. El Yenisei se arremolina, 
la Estrella del Norte cintila como cintilará siempre, 
y el destello azul de los ojos de mi amado 
está oscurecido por el horror final. 


Ya la locura levanta su ala 
para cubrir la mitad de mi alma. 
¡Ese sabor del vino hipnótico! 
¡Tentación del oscuro valle! 

Ahora todo está claro. 
dmito mi derrota. El lenguaje 
de mis delirios en mi oído 
es el lenguaje de un extranjero. 

Inútil caer de rodillas 
e implorar piedad. 
Nada que cuente, excepto mi vida, 
es mío para llevármelo: 
no los ojos terribles de mi hijo, 
no la cincelada flor pétrea 
del dolor, no el día de la tormenta, 
no la tribulación en la hora de visita, 
no la querida frialdad de sus manos, 
no la sombra agitada en los árboles de lima, 
no el fino canto del grillo 
en la consoladora palabra de la partida. 
(Mayo 4 de 1940) 

10 
CRUCIFIXIÓN 

“No llores por mí, madre, 
cuando esté en la tumba.” 


Un coro de ángeles glorificó aquella hora, 
la bóveda celeste se disolvió en llamas. 
“Padre, ¿por qué me has abandonado? 
Madre, te lo ruego, no llores por mí…” 

II 

María Magdalena se dio un golpe de pecho y sollozó. 
Su discípulo amado se quedó inmóvil, con el gesto petrificado. 
Su madre permaneció aparte. Nadie miró dentro 
de sus ojos secretos. Ninguno se atrevió. 
(1940-43) 

EPÍLOGO


He entendido cómo los rostros se vuelven huesos, 
cómo acecha el terror debajo de los párpados, 
cómo el sufrimiento inscribe sobre las mejillas 
las duras líneas de sus textos cuneiformes, 
cómo los lucientes rizos negros o los rubios cenizos 
se vuelven plata deslustrada de la noche a la mañana, 
cómo las sonrisas se esfuman de los labios sumisos, 
y el miedo tiembla con una risita entre dientes. 
Y no sólo ruego por mí, 
sino por todos los que permanecieron afuera de la prisión 
conmigo en el amargo frío o en el ardiente verano 
debajo de este insensato muro rojo. 

II 

Con el año nuevo regresa la hora del recuerdo. 
Te veo, te oigo, te escucho dibujando cerca: 
a aquél que tratamos de auxiliar en la caseta del centinela 
y que ya no camina sobre esta preciosa tierra, 
y aquélla que agitaría su bella melena 
y exclamaría: es como volver al hogar. 
Quiero enunciar los nombres de aquella muchedumbre, 
pero se llevaron la lista y ahora está perdida. 
Les he tejido una vestimenta hecha 
de palabras pobres, las que alcancé a oír, 
y me asiré con firmeza a cada palabra y a cada mirada 
todos los días de mi vida, incluso en mi nueva desgracia, 
y si una mordaza cegara mi boca torturada, 
por la que gritan cien millones de gentes, 
entonces déjenlos rezar por mí, como yo rezo 
por ellos en esta víspera del día de mis recuerdos. 
Y si mi patria alguna vez consiente 
en fundir un monumento en mi nombre, 
estaré orgullosa de que se honre mi memoria, 
pero sólo si el monumento no se coloca 
cerca del mar donde mis ojos se abrieron por vez primera 
—mi último lazo con él hace mucho está disuelto— 
tampoco en el jardín del Zar, cerca del tocón sagrado, 
donde una sombra adolorida acecha la tibieza de mi cuerpo, 
sino aquí, donde soporté trescientas horas 
de fila ante las implacables barras de hierro. 
Porque aun en la muerte venturosa tengo miedo 
de olvidar el clamor de las Marías Negras, 
de olvidar el chirrido de esa odiosa puerta 
y a la vieja aullando como bestia herida. 
Y desde mis inmóviles cuencas de bronce, 
la nieve se derretirá como lágrimas, goteando lentamente, 
y una paloma arrullará en alguna parte, una y otra vez, 
mientras los barcos navegan suavemente sobre el caudaloso Neva. 
(Marzo de 1940) 
             Traducción: Kyra Galván.

La voz del recitado que aparece a continuación es la de la propia Ajmátova. Quien domine el ruso lo agradecerá; los que desconocemos esta lengua podemos apreciarlo como un valioso documento que nos acerca un poco más a la escritora.

miércoles, 3 de enero de 2018

HOMENAJE A ÁNGEL GONZÁLEZ

Largo es el arte; la vida en cambio corta 

como un cuchillo 
Pero nada ya ahora 


—ni siquiera la muerte, por su parte 
inmensa— 


podrá evitarlo: 
exento, libre, 


como la niebla que al romper el día 
los hondos valles del invierno exhalan, 


creciente en un espacio sin fronteras, 


este amor ya sin mí te amará siempre.



Ángel González murió un 12 de enero de hace diez años. Sus amigos, que son muchos y tienen tronío poético y farandulero, le han organizado un acto de homenaje en la Sala Galileo Galilei el día 11. No ha podido ser el mismo 12 pues ya había un concierto programado, pero no parece que les vaya a importar mucho ese pequeño detalle porque, como dice el poeta Miguel Rollón, "seguramente se alargará la fiesta y entraremos en el día 12 recordándole todos juntos".

Esta es la esquela-tarjeta-recordatorio que me he encontrado en el twitter de Benjamín Prado, donde se da cumplida información de cuándo, dónde y quiénes, aunque por los puntos suspensivos que aparecen al final del listado de nombres debemos sospechar que alguien más, todavía sin confirmar, aparecerá por la sala y se subirá al escenario.



Además del festival músicopoético que se montan los amigos en Madrid, la recién nacida editorial Maremágnum, de Oviedo, publica un monográfico, La luz a ti debidaque recoge poemas de jóvenes poetas en homenaje al maestro asturiano. También habrá cinco inéditos del propio González. El libro se pondrá a la venta el mismo día 12. Ese mismo día, en el Teatro Campoamor de su ciudad natal, se celebrará el homenaje que sus paisanos han organizado para recordar sus versos.


***
Este reportaje de La 2 para Esta es mi tierra puede muy bien servir también de homenaje al poeta de la Generación de los 50, que tan buenos poetas nos ha dado. En él se hace un recorrido por los lugares importantes en la vida y en la obra del autor.


martes, 2 de enero de 2018

DOS AÑOS, OCHO MESES Y VEINTIOCHO DÍAS

Cada vez menos de nosotros, a medida que se sucedían las generaciones, conservó la capacidad de soñar, hasta que hoy en día nos encontramos en una época en que los sueños son algo con lo que soñaríamos si pudiéramos soñar. Leemos acerca de vosotros en los libros antiguos, oh, sueños, pero las fábricas de sueños ya cerraron. Es el precio que pagamos por la paz, la prosperidad, la tolerancia, la comprensión, la sabiduría, la bondad y la verdad: lo que teníamos de salvaje y dormía desatado ha sido domesticado, y nuestra oscuridad interior, que animaba el teatro de la noche, se ha visto apaciguada.

Hace un par de semanas acudí a una biblioteca para coger la última novela de Rushdie, pero acababan de llevársela. Eché un vistazo y, entre otros títulos, me hice con Dos años, ocho meses y veintiocho días, justo la que publicó anteriormente. La verdad es que todo cuanto he leído de Salman Rushdie me ha gustado mucho y no sufrí lo más mínimo por tener que realizar este pequeño cambio de título en mis intenciones lectoras. De hecho, si me obligaran a elegir solamente cinco novelistas vivos, él sería uno de ellos.

Es esta una historia fantástica, como Las mil y una noches a la que se refiere el título. Por aquí transitan hadas y genios, lugares inexistentes y tiempos irreales. Seguro que a quienes gustan de títulos como El señor de los anillos o Juego de tronos, esta novela les va gustar. Pero también, y sobre todo, a quienes gozan leyendo novelas totales como El Quijote, Guerra y paz o Cien años de soledad, porque esta una historia por donde transitan todo tipo de situaciones y personajes en los que vernos reflejados y ver reflejada nuestra sociedad y sus problemas.

Dentro de ese "todo" hay dos hilos conductores: el enfrentamiento entre dogmatismo y tolerancia, por un lado, y el poder de la ficción, por otro. El primero es un tema con el que Rushdie lleva trabajando mucho tiempo y que él mismo ha experimentado de la manera más radical posible. El segundo es un tema universal, en el que un narrador está sumido de manera absoluta —somos la criatura que se cuenta historias a sí misma para entender qué clase de criatura es— y del que necesitamos para dar sentido al mundo.

Otra vez más, Rushdie/Scherezade se salva a sí mismo haciendo lo que mejor sabe hacer: contar una historia.

lunes, 1 de enero de 2018

EL CIELO NOCTURNO, ENERO 2018

Fuente: ESO

  • Planetas: Mercurio solamente es visible durante la primera mitad del mes en el horizonte ESE antes de la salida del Sol. Venus no es visible durante este mes. Marte es visible en Libra durante la última parte de la noche. Júpiter se encuentra aparentemente muy cerca de Marte (el día 7 a tan solo 0,2º). Saturno es visible a muy poca altura sobre el horizonte SE (el día 13 se encontrará muy próximo a Mercurio.
  • Luna: llena, el día 2; nueva, el día 17.
  • Lluvia de meteoros: las Cuadrántidas alcanzan su máxima actividad el día 3.
  • Eclipse lunar: el día 31 se producirá un eclipse total de Luna visible desde Asia, Oceanía y el noroeste de Norteamérica.
  • EEI: para saber dónde y cuándo mirar, consultad los pasos visibles en este enlace.
¡Feliz observación y feliz año!

No dejéis de ver los estupendos vídeos preparados por Adolfo Beltrán para el canal La costa de las estrellas

HEMISFERIO NORTE




HEMISFERIO SUR


domingo, 31 de diciembre de 2017

MISCELÁNEA PARA CERRAR EL AÑO


Paso por el Centro de Recursos Medio Ambientales del Parque Cristina Enea, Donosti, y me encuentro con una pregunta que la inmensa mayoría de las personas no nos hemos hecho nunca, pero sí Teresa Jareño Querejeta: ¿Cómo hubiese sonado la música de la Antártida si hubiese tenido población nativa?

La pregunta parece inútil, dado que efectivamente la Antártida es un continente sin colonizar, excepto esas expediciones temporales y ocasionales que tienen un objetivo científico o las bases militares que algunos gobiernos mantienen, pero donde el personal permanece durante cortas estancias.

Sin embargo, siendo como es una pregunta peculiar, no solo posee un encanto poético y sin duda científico, sino que ha ocasionado una hermosa respuesta que lamento no poder traer hasta aquí, pero que se puede escuchar en el espacio de la exposición.

La exposición, en realidad, es un pequeño conjunto de elementos —textos, fotografías, mapas, este hipotético instrumento musical que aparece junto a estas líneas y un ipod donde se encuentran recogidas tres breves piezas musicales— que tienen la misión de conducirnos hasta la respuesta. Todo ello increíblemente sencillo y eficaz.

La luminosa pregunta y la revelación de la respuesta tienen algo de nuestro ser más elemental y primigenio. Una grata sorpresa con la que cerrar y abrir el año.


***

Sorpresa, más bien perplejidad, es la que me ha producido descubrir un par de libros con la misma portada. El de la izquierda acaba de salir y no lo he leído; el de la derecha tiene unos cuantos años y desde que lo leí no he dejado de recomendarlo, y no por sus bondades literarias, sino por su extraordinaria lección de humanidad y buen uso de la memoria.

Y una vez metido en materia memorística, no estaría de más recordar el artículo que Gregorio Marañón y Bertrán de Lis publicaba el jueves 28 en el diario El País, no sea que alguna de las dos Españas, o ambas al unísono, terminen de helarnos o rompernos el corazón.


***


sábado, 30 de diciembre de 2017

LAS PALABRAS TAMBIÉN TIENEN SENTIDO PRÁCTICO


Como cada diciembre desde hace 15 años, Amnistía Internacional nos propone la campaña Escribe por los Derechos. Es una campaña mundial en la que puede participar cualquier persona y que consiste en escribir un par de textos. Uno va dirigido a las autoridades del país correspondiente para solicitar que se intervenga a favor de la persona o grupo sometido a flagrante injusticia. El otro se dirige a quien sufre la injusticia para hacerle saber que no está solo.

Si crees que son gestos inútiles, echa un vistazo al vídeo o pásate por la página de AI, podrás comprobar que sí sirven para conseguir lo que se pide. Lógicamente, cuanto más numeroso es el envío, mayor es la presión y mejores los resultados. 

Tómate un minuto y ayuda a mejorar la vida de algunas personas.

viernes, 29 de diciembre de 2017

PLI SELON PLI: límites y posibilidades de la reflexión musical


Si desde el punto de vista evolutivo la música es una incógnita, otro tanto podríamos decir de la tendencia de la literatura a convertirse en música o de la música a convertirse en metamúsica a partir de la literatura. 

Menos elíptico: en la actualidad ignoramos el porqué de nuestra facultad musical, pues, que sepamos, carece de valor adaptativo; la literatura inicia hace poco más de un siglo una inclinación a utilizar elementos de construcción propiamente musicales —Un coup de dés, Finnegans Wake, Four quartets...—; la música culta, tal vez influenciada por la literatura, inicia una exploración metamusical de sus límites y posibilidades.

En este recorrido musical no es raro encontrarse con un origen literario, a partir del cual se articula la reflexión y la propuesta estética. Suelen ser elementos vanguardistas que, para mi gusto, caen en el didactismo y en un excesivo aparato técnico a partir del cual justificar dicha propuesta.

En esa reflexión sobre los límites de la música y la esterilidad de la belleza se movió Pierre Boulez cuando compuso la que es para los expertos su composición más ambiciosa e importante, Pli selon pli —Pliegue tras pliegue—. La inspiración, o quizá el motivo, surge de los poemas de Mallarmé, cuyos versos son interpretados en la obra.

***
La soprano Marisol Montalvo interpreta los poemas, la Orquesta del conservatorio de París pone la música, y todos ellos bajo la dirección Matthias Pintscher, en una actuación realizada el 3 de febrero de 2015. En el vídeo solamente se recoge la primera, Don, de las cinco partes de que consta la obra.

jueves, 28 de diciembre de 2017

EL MUNDO CLÁSICO. LA EPOPEYA DE GRECIA Y ROMA

Robin Lane Fox es un especialista en cultura e historia clásica absolutamente entregado al estudio y disfrute de esa época, hasta tal punto que va soltando frases de este cariz: Leer a Homero te cambia para siempre. Este tipo de manifestaciones lo que nos indican es el grado de entrega y la relación que una persona mantiene con aquello a lo que se refiere; más allá de eso, las palabras carecen de significado. Pero nos están indicando hasta qué punto estamos ante alguien que vibra y se emociona con su trabajo. Quien sienta como verdadera la aseveración anterior no puede defraudarte con un texto dedicado a contarnos la historia del mundo clásico.

El mundo clásico. La epopeya de Grecia y Roma (2007) es un texto descatalogado por el momento, aunque todavía puede encontrarse en alguna librería. Tiene la virtud de estar escrito por un historiador que sabe narrar y que distingue perfectamente entre el dato académico y el que da sentido y comprensibilidad al texto. Esas dos virtudes hacen que se nos hagan cortas las 800 páginas del libro. Por extensión, podría tratarse perfectamente de un manual universitario, pero la expresión y la cortesía para con el lector hacen que esta obra sea digerible por alguien que no tenga conocimientos previos ni de historia ni de ninguna otra cosa.

Ahora bien, una cosa es lo verdaderamente atractivo que resulta el texto que nos ofrece el autor —vibrante, directo, fresco, lleno de admiración hacia la cultura de la procedemos y emotivo— y otra el hecho de que dé la impresión de que el  mundo greco-latino era lo único posible. Sin duda, tanto Grecia como Roma alcanzaron unas cotas de desarrollo elevadísimas, pero centrarse solamente en ese aspecto nos escamotea una explicación creíble sobre su deterioro y posterior desaparición. Tal vez un poco más de atención a los pueblos que rodeaban las fronteras del imperio hubiese dado una visión más completa del cómo y el porqué de cuanto acontecía.

Sea como fuere, el texto cumple con creces la función práctica, es decir, la informativa o divulgativa, y tiene un encanto tan grande que me atrevería a decir que quien lo lea quedará prendido para siempre del atractivo de esa cultura de la que somos herederos y que explica buena parte de por qué Europa es como es en la actualidad.

Tumba del saltador o nadador, Paestum. Fuente: Wikipedia.

domingo, 24 de diciembre de 2017

CIUDADANO EJEMPLAR

          I

Era una persona de principios

y muy eficaz.

Nunca perdía el tiempo

con situaciones embarazosas,

nunca lo desperdiciaba

hablando 

con aquellos que pensaban

de forma diferente.



          II

La situación era insoportable,

los derechos civiles estaban en peligro,

la corrupción política parecía no tener techo,

la economía era un campo abonado

para que los grandes truhanes

siguieran cosechando beneficios

a costa del trabajo de personas honestas,

los derechos humanos

se encontraban al borde de la anemia.

Era necesario despertar a todas las conciencias,

solo la actuación conjunta y solidaria

podría sacar de la crisis a la sociedad.

Se hacía urgente la convocatoria

de todo tipo de manifestaciones

y actos reivindicativos. 



Por eso,

cuando su hija le pidió

que jugara un ratito

con ella,

le contestó que no tenía

tiempo

para perderlo

en tonterías.



          III

Estaba indignado.

Sin duda aquél no había sido un buen día

para el género humano.

Una guerra —otra más—

había dado comienzo al borde mismo

de nuestras conciencias

y nadie asaltaría el palacio de invierno,

ni se quemaría en la Plaza Mayor

para dar testimonio 

de la gravedad del momento.



Salió a la calle

y, como estaba indignado,

cuando se cruzó en el portal

con su vecino

no se molestó en saludarlo.

sábado, 23 de diciembre de 2017

ANNA AJMÁTOVA,1 (Yo y Anna Ajmátova)

La primera aproximación a la escritora rusa va a ser a través de Benjamín Prado y su poema "Yo y Anna Ajmátova", del poemario Todos nosotros (Hiperión, 1988). Tal vez, un poema y una nota no sean el medio más ortodoxo para acercarnos a una vida y una obra, pero estoy seguro de que son perfectamente eficaces para involucrarnos en las circunstancias afectivas de Ajmátova. El poema se acompaña de una larga nota que aparece en la página 86, y que recojo completa.


YO Y ANNA AJMÁTOVA
(1890-1966)

Este poema empieza una mañana
de octubre.
                  Aún hace sol.
                                     En el jardín
dos gatos negros beben
agua de la piscina
                           y yo me digo:
"Brian Jones". Las piscinas vacías siempre me hacen 
pensar en Brian Jones.
                                 Tengo en la mano
un libro de Anna Ajmátova que dice: En el futuro
arderán lentamente las cosas del pasado.

Después
             pienso:
                        Yo soy mi última bala.
Pero no sé por qué.
                             Después vuelvo
otra vez a los gatos.

Ana Ajmátova está en los 30.
Por las mañanas sube a un autobús —tal vez
el autobús es rojo— y luego anda
despacio sobre el hielo,
                                   hasta una cárcel
de Leningrado, en donde está su hijo
Lev Gumiliov— y vuelva a ponerse en fila.

Yo pienso en mi poema, 
pienso en algo que explique
tu corazón que mueve muy despacio los árboles,
la noche que me espera en el fondo de los ríos.

Anna Ajmátova cruza avenidas oscuras,
siente el frío que crece como un fruto en sus manos,
la nieve que se quiebra bajo cada pisada
lo mismo que un pequeño esqueleto de paloma.

Yo oigo el atardecer lleno de hombres cansados,
Lev Gumiliov, la noche arrojada a los perros.
Ella escucha a lo lejos un martillo
                                                 y se dice:
—Golpes que tienen forma de ciudad destruida.

Tuvo que ser así:
                         Hunde las manos
en su miedo
                   y encuentra una palabra.
Luego, da el primer paso que la lleva
hasta donde yo estoy: este jardín
y la tarde que viene
                              y las hojas caídas
en donde el viento arrastra su ángel despedazado.


La nota dice así: 

La escritora rusa Anna Ajmátova trabajó en su Poema sin héroe desde 1940 a 1962. En él, traza un símbolo del sufrimiento de todos aquellos que fueron perseguidos tras la Revolución de 1917. Después de haber encabezado la modernidad literaria rusa y haber vivido una historia llena de éxitos y de lujo, fue denunciada públicamente por Maiakovski como autora de un arte no revolucionario y cayó en desgracia ante las autoridades bolcheviques. Su primer marido, Nikolai Gumiliov, fue fusilado de 1921, tras ser acusado injustamente en una conspiración. Su hijo Lev fue arrestado en 1938 y condenado al año siguiente. Su único delito fue, precisamente, ser hijo de Ajmátova y del traidor Gumiliov. La escritora iba todos los días a la cárcel de Leningrado donde estaba preso Lev y se ponía en una larga fila formada por otras trescientas madres de reclusos. Cada mañana, avanzaba lentamente llevando en las manos algo para su hijo: ropa, tabaco, un poco de comida, algún libro... hasta llegar a un policía que se encargaba de recoger provisiones. Los condenados no necesitaban siempre las cosas que les llevaban sus familiares, pero estos seguían yendo a las puertas de la cárcel cada mañana para cerciorarse de que aún estaban vivos: cuando no era así, el policía se limitaba a consultar una lista y devolver el paquete de víveres a quien lo había llevado.

viernes, 22 de diciembre de 2017

CON PIES PERO SIN CABEZA

Hace ya unos cuantos años, cuando el dinero del que disponían los ayuntamientos para eventos culturales era abundante, organicé una tertulia sobre la poesía de Jesús Munárriz en la antigua biblioteca de Irún y, gracias a aquel dinero, pudimos contar con la presencia del autor en la misma. Hoy un lujo lejos de cualquier biblioteca y de cualquier ciudad de provincias. Otros tiempos.

En aquella ocasión, Munárriz me obsequió con un libro de poesía infantil que acababa de publicar, Con pies pero sin cabeza, el que hacía el número 50 de una colección que por entonces llevaba ya nueve años sacando títulos de poesía infantil. En este momento esta colección es una colección de referencia dentro del campo de la literatura infantil.

El caso es que lo tenía totalmente olvidado, y si no hubiera sido porque he tenido que acudir a mi pequeña biblioteca particular, que vive exiliada de mí o yo exiliado de ella, podrían haber pasado otros trece años amontonado entre el resto. Y allí estaba él, esperando tener el calor de unas manos lectoras y de unos ojos que lo acariciaran. Vamos a airearlo un poco:

DECLARACIÓN

—Eres farandulera,
rabisalsera,
guerrera, novelera, 
pataratera,
pero te quiero 
y seré, si tú quieres,
tu compañero.



SI ES NO ES

Ese que ves no es 
como lo ves.
¿O tal vez sí lo es?
No es igual verlo antes que después,
o verlo del derecho o del revés,
del haz o del envés,
al hilo, al sesgo, al bies,
depende de las vueltas que le des,
también de dónde estés,
de si eres uno solo, o dos, o tres,
de si eres un payaso o un marqués,
de si eres español o siamés,
judío o japonés,
filipino o francés,
afgano o escocés,
sueco o senegalés.
¿Lo ves?
por más que estés 
seguro de que has visto lo que ves,
si lo ves desde lo alto de un ciprés,
o mejor de un bauprés,
pondrás más interés
que viéndolo a la altura de un ciempiés
o a través de unos piés.
Asimílalo, pues, 
y nunca desde por bueno lo que ves
sin pensarlo después.
Lo contrario es más propio de una res.

Las ilustraciones de Jack Mircala son un auténtico placer para la vista.



jueves, 21 de diciembre de 2017

EL MINISTERIO DE LA FELICIDAD SUPREMA

Enlace con la editorial
Si alguien se pregunta por qué Arundhati Roy ha tardado veinte años en escribir una novela —El dios de las pequeñas cosas es de 1997—, la respuesta la encontrará en su constante activismo del que puede hallar alguna noticia en páginas como Movimiento por la justicia global, Revolución en la India, Caminando con los camaradas, o en estas publicaciones: El final de la imaginación, El álgebra de la justicia infinita, Retórica bélica, Espectros del capitalismoy otras que no han sido traducidas todavía.

Sin duda, toda esa carga política, ideológica y afectiva se deja sentir en El ministerio de la felicidad suprema porque constituye el meollo argumental de la novela, pero Arundhati Roy es una extraordinaria narradora de una sensibilidad suprema que incluso cuando se encuentra en medio del fragor de la batalla panfletaria su escritura remonta el vuelo y nos lleva al profundo hontanar de lo humano universal. 

No en vano el libro de abre con esta cita de HikmetLo que quiero decir es que todo depende de tu corazón, que recorre absolutamente todas la historias y todos los personajes de esta novela por la que discurren numerosas tramas que se van entrelazando hasta llegar a coincidir en el momento en que la historia se cierra. Todas ellas conforman una "historia hecha pedazos".

           ¿Cómo 
                contar
                         una 
                         historia
           hecha añicos?
                         Convirtiéndote
                         poco a poco
           en toda la gente.
                         No.
                         Convirtiéndote poco a poco en todo.

La hijra —transexual— con la que se abre y cierra la novela, la arquitecta en torno a la que se construyen las historias centrales, el guerrillero, el inspector comandante, el alto cargo de los Servicios Especiales, las sucesivas niñas, Delhi, Cachemira... Todos esos hilos son portadores cada uno de una historia trágica y concienzudamente rota, pero ese rompecabezas aglutinado en el dolor y el sufrimiento levantará el vuelo y de esta forma cobrará pleno sentido el verso de Hikmet.

Cuando llegaron, todas las luces estaban apagadas y todos dormían. Todos menos, por supuesto, Guih Kyom, el escarabajo pelotero, que estaba totalmente despierto en su puesto de guardia, tumbado boca arriba con las patas levantadas para salvar el mundo en caso de que se derrumbaran los cielos. Pero incluso él sabía que, al final, todo saldría bien. Y así sería porque así tenía que ser.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

12+1. BECAS MUNICIPALES DE BELLAS ARTES

Exposición Museo San Telmo
No siempre que empezamos un camino llegamos al final. 

En esta exposición no vamos a encontrar obras maestras, ni vanguardistas. No vamos a encontrar grandes hitos de la pintura del cambio de siglo (XIX-XX). Nos vamos a encontrar con lo cotidiano, con el transcurso de la vida estadísticamente más representativa, es decir, con la realidad de la mayoría de los seres humanos. Dedicarse al arte era y es muy complicado. Además de talento y estilo propio, hay que tener grandes dosis de suerte y contar con los apoyos necesarios para poder sobrevivir en ese mundo. 

La exposición 12+1. Becas Municipales de Bellas Artes nos muestra la cruda realidad de artistas que lo intentaron, pero no llegaron a serlo. Se recogen trabajos de Francisco López Alén, Benito Martínez Sierra, Inocencia Arangoa, José Aguirre, Ángel Cabanas Oteiza, José Arangoa, Jenaro Echeverribar, Edmundo Paillole, Venancio Ayerza, Jesús Martínez Utrilla, José Bengoechea y Luis Álvarez. Ni ella ni ellos, aunque poseedores de una buena formación y buena técnica, llegaron a cuajar una carrera sólida. Las mayoría abandonaron.

A mí lo que me gusta de esta aparentemente trivial exposición es que nos devuelve a la "normalidad", al hecho cotidiano y general. A la vida que se manifiesta de múltiples maneras y contra la que es muy difícil luchar a brazo partido para destacar como ser único y maravilloso. Porque, acaso, ser único puede que signifique formar parte de la corriente de la vida y saber estar a la misma altura media de las personas con las que compartimos tiempo y ganas.

Ya me gustaría a mí ser capaz de manejar los pinceles y poder firmar algo parecido a la más mediocre de las obras que se recogen en la exposición. Eso que significaría ser extraordinariamente bueno con el óleo, no es nada, en cambio, si queremos formar parte de la historia de la pintura. El sueño de Aquiles se rompe. El mito del héroe se pierde en la niebla del diario acontecer.


En ese caso, sobrevivir es lo más sensato. Seguramente así lo entendió Ángel Cabanas Oteiza y se dedicó a componer cuadros costumbristas con un cierto tono humorístico, de tal forma que la nostalgia de la tierra al otro lado del Atlántico pudiera quedar paliada a la vista de un País Vasco idealizado y entrañable. Los emigrantes vascos fueron sus mejores clientes. No necesitaban arte, sino sentirse cerca de casa.

martes, 19 de diciembre de 2017

ANTONIO ESCOHOTADO, UN PENSADOR EN LA RED

Yo he vuelto al candelero gracias a internet. No soy una persona grata al gremio universitario español, pero gracias a internet, digamos, una generación mucho más joven que la mía se interesa por mi trabajo. 

Así se expresaba el filósofo español en una entrevista telefónica recogida por Efe y difundida el sábado 16 por casi toda la prensa escrita de ámbito estatal. Así es como me enteré de la existencia de La Emboscadura —nombre en homenaje a Ernst Jünger—, el proyecto digital que ha puesto en marcha desde hace poco tiempo gracias a su hijo Jorge, y con el que quiere dar accesibilidad a su obra, en la actualidad difícil de encontrar o que se halla a precios desorbitados.

Escohotado ya contaba con una página web en la que se recogían artículos, entrevistas y frases, pero no era un lugar desde donde poder hacerse con los libros que ha ido publicando a lo largo de su prolífica vida como pensador. 

En este momento tiene un paquete de lanzamiento en el que ofrece todos estos títulos por el precio de 24,90€: Historias de familia (1978), Introducción a los Principia Mathematica de Newton y La antinaturaleza: Epílogo de De physis a polis (1982), Realidad y substancia (1986), Majestades, crímenes y víctimas (1987), El espíritu de la comedia (Premio Anagrama de Ensayo 1991), Rameras y esposas (1993), Historia elemental de las drogas (1996), Retrato del libertino (1997), Historia general de las drogas + Aprendiendo de las drogas (1998), Caos y orden (Premio Espasa Ensayo 1999) y Sesenta semanas en el trópico (2003).

Sin duda, es una buena noticia, no solamente para aquellas personas interesadas en su obra, sino para cualquiera que manifieste curiosidad por el conocimiento en general.

Para quien no le conozca, este programa de media hora de la serie Pienso, luego existo, puede ser una buena manera de acercarse a él y hacerse una idea rápida de quién es y qué es lo que piensa:



Y si tenéis más tiempo y os gustan los programas debate de calidad, podéis encontrarle en un antiguo programa de La clave sobre las drogas, de 1982, en el que participaban especialistas de distintos frentes como Octavio Aguar, Lucien Engelmajer, María Gutiérrez Cortines, Miguel Ángel Ramón Caver, María Teresa Sánchez Concheiro, Martín Mitchinson, José María Mato Reboredo y Antonio Escohotado. Moderaba José Luis Balbín.