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sábado, 5 de octubre de 2019

CALENDARIO DE TERTULIAS 2020 EN LA BIBLIOTECA CBA

7 ENERO
Poesía griega arcaica: Homero y Hesíodo.
4 FEBRERO
3 MARZO
Poesía latina: Catulo.
7 ABRIL
Poesía latina: Virgilio.
5 MAYO
Poesía latina: Horacio.
2 JUNIO
Poesía latina: Propercio, Ovidio y Marcial.
6 OCTUBRE
3 NOVIEMBRE
1 DICIEMBRE


El próximo año nos vamos al origen de la poesía en todos los rincones del planeta. Bucearemos entre las raíces del sentido de la palabra poética. Intentaremos averiguar por qué el proceso de su escritura implica conciencia del tiempo y de sus límites. Procuraremos descubrir la razón de los dos sentidos que Robert Graves decía que tenía la poesía para quien la crea: La fusión inesperada, en la mente, de ideas en apariencia contradictoria, o bien como el intento, más o menos deliberado (...) de imponer una ilusión de experiencia real en las mentes ajenas (On English poetry). 

O acaso, como escribía Lu Ji tres siglos antes de nuestra era, fuera de la tradición occidental, en su "Prosopoema del arte de la escritura": 

El proceso. Así es el comienzo: se interioriza la visión, se adentran los sonidos. Se demora el pensamiento y todo se interroga.

El alma galopa hacia los ocho confines del espacio. El espíritu vaga errante por alturas infinitas.

Al acercarse, la emoción poco a poco se convierte en luz. Las cosas se reflejan e intercambian su claridad.

Y es que al beber la esencia de las palabras dichas y escritas, paladearás el muy dulce sabor de los Clásicos.


Sea como fuere, y a pesar de que estas sean unas simples tertulias, no me cabe duda de que la lectura de las obras sobre las que se ha construido la poesía de todos los tiempos nos podrá aportar una visión más amplia, un conocimiento mayor y más profundo; en definitiva, una mirada mejor y más plena sobre las palabras fundacionales de la tribu. De casi todas las tribus.


***


Cual la generación de las hojas, así la de los hombres. Esparce el viento las hojas por el suelo, y la selva, reverdeciendo, produce otras al llegar la primavera: de igual suerte, una generación humana nace y otra perece (Canto VI, 145).

martes, 24 de septiembre de 2019

UNA PROPUESTA PARA LAS TERTULIAS IRUNESAS

Fuente: Noticias de Gipuzkoa
Desde hace ya bastantes años las tertulias han solido tener como elemento de mayor peso la poesía contemporánea. Durante este tiempo se han producido muchas incorporaciones nuevas al grupo, unas más habituadas a leer poesía y otras menos. Ante esta situación y como el responsable de la biblioteca está esperando que le mande la programación para el próximo año, lanzo ahora la pregunta de tal manera que dé tiempo a que penséis una respuesta:

¿seguimos como hasta ahora o procedemos de una manera sistemática y comenzamos el año 2020 realizando un recorrido histórico por la poesía mundial desde sus orígenes hasta el presente? 

Si optáis por la opción recorrido histórico sistemático, el plan para el próximo año sería este:


1. Poesía griega arcaica: Homero y Hesíodo (enero).


2. Poesía griega arcaica: De Arquíloco a Calímaco (febrero).


3. Poesía latina: Catulo (marzo).


4. Poesía latina: Virgilio (abril).


5. Poesía latina: Horacio (mayo).


6. Poesía latina: Propercio, Ovidio y Marcial (junio).


7. Poesía árabe: De Abu Nuwas a Ibn Zaydun (octubre).


8. Poesía clásica china (noviembre).


9. Poesía clásica japonesa (diciembre).



Quedo a vuestra disposición y nos vemos el martes, 1 de octubre, a las 17:30 en el CBA con los versos de Almudena Guzmán como mediadores del diálogo y la respuesta a la pregunta como previa al mismo. 



Se supone,
a mis cuarenta y cinco años,
que estoy tan cerca de la vida 
como de la muerte,
en plena edad media.

No me entusiasma la idea.

Quisiera llegar al renacimiento.


                   Almudena Guzmán. De Zonas comunes.

lunes, 5 de noviembre de 2018

¿REALMENTE SOMOS CADA VEZ MÁS UNIFORMES?

Herder
Hay una tendencia entre algunos pensadores e intelectuales de izquierda a demonizar las redes sociales y la cultura digital. Tendencia que se suele acompañar de otras dos características: una profunda inmersión en la nostalgia a través de la continua alabanza de rasgos del pasado, y un fraseo plagado de grandes y absolutas verdades que se dan por supuestas sin más argumentación que su propia autoridad. 

La pantalla digital no permite ningún asombro.

El arte se caracteriza por su carácter enigmático.

El arte tiene su hogar en lo inhóspito.

La poesía da testimonio de la presencia de lo ajeno que se custodia en ella.

Hoy ya no vivimos poéticamente en la tierra.

La red digital habitada por el ego ha perdido por completo todo lo ajeno, todo lo inhóspito. 

El orden digital no es poético. Dentro de él nos movemos en el espacio numérico de lo igual.

La hipercomunicación actual reprime los espacios libres de silencio y de soledad (...). Reprime el lenguaje, del que forma parte esencial el silencio.

        Todas las citas están extraídas de un solo capítulo: El lenguaje de lo distinto (pp 95-104).


Alguien puede decir que las frases están descontextualizadas, pero creedme si os digo que el contexto son ellas mismas. De hecho, la primera frase del libro es otra de esas afirmaciones absolutas: Los tiempos en los que existía el otro se han ido. Vivimos en un mundo globalizado que ha destruido lo diferente, lo distinto y con ello, al otro. La "hipercomunicación" es la responsable de esta situación y las redes sociales sus vehículos. El otro deja de existir porque todos pasamos a ser iguales.

Sin entrar en detalles sobre la globalización, yo no me atrevería a decir que todo en ella sea negativo. La posibilidad que ofrece la mundialización de la defensa de los derechos humanos ya nos ha dejado unos cuantos ejemplos muy positivos en los que llevamos de siglo. Eso sin tener en cuenta los beneficios indiscutibles del acceso al conocimiento o la posibilidad de compartir información fehaciente entre investigadores de manera inmediata. En este sentido, resulta curioso que las quejas sobre el fenómeno de la digitalización vengan siempre del lado humanístico y no del científico.

Las redes sociales no son nada más que un instrumento que amplifican y sobredimensionan las opiniones de la calle. Lo que ocurre es que antes de la existencia de internet nuestras opiniones se quedaban entre un reducido grupo de personas allegadas; hoy, en cambio, pueden llegar a una multitud, aunque casi nunca llegan. En cualquier caso, se crean círculos que repiten lo que antes se decía en una conversación a cuatro y hoy puede ser a cuatro mil. La conversación de antes no era más inteligente y perspicaz que la de ahora. Cada cual, como ha ocurrido siempre, se mueve dentro del grupo cuyas opiniones comparte. Y es ahí donde se produce la reafirmación de lo mismo, de lo igual.

[Inciso: no todo lo que se manifiesta en las redes sociales es desechable, ni falto de interés, ni malintencionado. Existen personas, grupos y entidades más que interesantes que dignifican lo que en ellas se comunica. Ocurre que lo que se magnifica y se extiende es aquello que contiene una carga más llamativa, amarillista y accesible al consumo inmediato de opinión. Las obras de Kant están en la red, pero nunca van a ser ni lo más visitado, ni lo más discutido].

Sigo. De ahí al salto en torno a lo poético, a lo creativo, a lo reflexivo, como manifestaciones de lo sublime, para luego afirmar que ya no vivimos poéticamente, que carecemos de silencio y que caminamos inexorablemente hacia la autodestrucción. Es decir, para afirmar, como venimos afirmando cada vez que ha aparecido un elemento tecnológico significativamente importante, que estamos al borde del precipicio y que ya nada es lo que era. Eso es miedo y resistencia al inevitable cambio, que es la formulación natural del discurrir del tiempo.

¿Alguien cree sinceramente que los coetáneos de Homero, de Virgilio, de Shakespeare o de Goethe estaban mejor dotados para el arte, el pensamiento y la poesía que la sociedad actual? ¿Alguien cree que la acumulación de información —mucha de ella inservible y engañosa, es cierto— me impide a mí o a cualquier otra persona dejar de consultarla? ¿Alguien cree que una sociedad donde una inmensa mayoría sabe leer y escribir está peor informada que otra constituida mayoritariamente por analfabetos? ¿Alguien cree que quienes piensan, escriben, crean... lo hacen sumidos en el ruido? ¿Alguien puede creer que la sociedad actual es más uniforme y menos mestiza que la de hace mil años?

Puestos a creer, yo creo que no existe ninguna persona, tenga o no tenga estudios universitarios, que no busque en algún momento la belleza y la verdad, el lado más noble de la vida y que se sumerja de vez en cuando en el silencio, ya sea con el simple gesto de cerrar los ojos o saboreando al margen de las prisas un café, un vaso de agua o una puesta de sol. Y eso a pesar de todas las falsas noticias, la abrumadora repetición de bulos expandidos vía whatsapp, las matraca publicitaria para hacernos desear los mismos productos, y todos los demás ruidos y resortes de poderes económicos y políticos.

Peor que el ruido es el miedo al ruido.


***

Podéis leer los dos primeros capítulos en este enlace de la editorial. 

miércoles, 11 de julio de 2018

ARTE Y MITO. LOS DIOSES DEL PRADO. (La necesidad de leer imágenes)


Después de pasar por Palma de Mallorca y por Oviedo, se encuentra en el donostiarra Museo de San Temo la exposición Arte y mito. Los dioses del Prado.
Como indica el folleto que ofrecen a la entrada, se articula en ocho secciones de carácter temático: Una historia que contar; Los dioses del Olimpo; Espíritus libres; Amor, deseo y pasión; Faltas y castigos; Metamorfosis divinas y humanas; Héroes; y La guerra de Troya. Técnicamente está muy bien montada, pero para disfrutarla cabalmente conviene saber leer lo que cuentan las imágenes. Pongamos un par de ejemplos:


El incendio de Troya. Francisco Collantes. Fuente: Museo del Prado.

No creo que nadie tenga dificultades para reconocer lo que Collantes nos cuenta en esta imagen. Efectivamente, se trata del saqueo de Troya por parte de los griegos. Con el engaño del caballo de madera, consiguieron introducir unos pocos soldados dentro de la ciudad,y estos, aprovechando que los troyanos dormían, abrieron las puertas de la misma al ejército que aguardaba fuera. El final ya lo sabemos. 

Alguien puede preguntarse si la arquitectura urbana representada era la que correspondía a la ciudad de Troya. Desde luego que no. Se explica porque esa era una práctica habitual de la pintura renacentista y barroca, que se utilizaba como forma de aproximar el lejano pasado al espectador. Incluso la alusión a la antigüedad —columna historiada— es una alusión errónea. Pero el detalle más interesante se encuentra en la esquina inferior derecha, y tiene que ver con los cuatro personajes que huyen de la batalla.

Quien haya leído a Virgilio reconocerá rápidamente la escena. Eneas, lo mismo que Antenor, había sido partidario de que devolvieran a Helena y así haber evitado la guerra. Agamenón ve la escena, pero ordena que nadie impida la huida. Aquí vemos cómo Eneas carga con su anciano padre Anquises, mientras su mujer, Creúsa, mira hacia atrás y el hijo de ambos camina asustado entre ellos. Eneas, hijo de Afrodita, héroe por tanto, será el protagonista de otra gran historia que terminará con la fundación de Roma.

El rapto de Europa. Erasmus Quellinus. Fuente: Museo del Prado.
También es muy conocida la fábula del rapto de Europa. Pero no es lo mismo quedarse en el hecho escueto de la identificación de los personajes, que disfrutar con Ovidio, con Heródoto o con el más contemporáneo Graves y saber que este rapto termina en Creta, donde su antigua civilización tiene como elemento central el culto al toro, que Europa era fenicia y que entre las posibles etimologías del nombre se barajan dos: ojos grandes y ponerse el sol. Europa es el lugar por donde se pone el sol para alguien situado en las costas asiáticas del próximo oriente.

Adentrarse en la mitología es entrar en un vasto reino de historias y significados. No estoy recomendando que se acuda a la exposición con una enciclopedia de mitología bajo el brazo. Ir consultando los nombres que aparecen escritos al pie de las obras gracias a la conexión de un teléfono móvil puede resultar francamente provechoso y divertido. Realizar una visita guiada puede ser otro recurso —son gratuitas—. También está la conferencia de presentación que ofrece el comisario, Fernando Pérez Suescun. Cualquier ayuda es buena para poder leer las imágenes y disfrutar mejor del espectáculo.

***

Cuando el 28 de octubre la exposición se recoja en Donosti, irá a Zaragoza, Sevilla, Cádiz y, tal vez, a Lisboa.

martes, 23 de mayo de 2017

PARA LEER A GARCÍA MARRUZ

Fina García Marruz formó parte del legendario grupo Orígenes, aquel grupo de escritores e intelectuales cubanos que surgió en torno a la revista del mismo nombre y en el que estuvieron trabajando personalidades tan destacadas como Lezama Lima Gastón Baquero, Eliseo Diego, Cintio Vitier, Virgilio Piñera, Octavio Smith, Mariano Rodríguez, Wifredo Lam y René Portocarrero.

Tan importante como su obra poética, reconocida en la actualidad internacionalmente gracias a premios como el Pablo Neruda (2007), el Reina Sofía (2011) o el García Lorca (2011), es su obra ensayística, toda ella publicada en Cuba y no suficientemente bien distribuida por aquí, lo que siempre complica el acceso a la lectura.

Afortunadamente, leer la poesía de Fina García Marruz desde esta orilla del Atlántico es bastante sencillo desde hace pocos años. Cualquiera de las tres antologías que aparecen en esta entrada se encuentran fácilmente en las librerías o en las bibliotecas. Otra cosa es conseguir su Obra poética, editada en La Habana en 2008. 

Cualquiera de las tres es una buena antología. La más completa, por cantidad de obra seleccionada, es la de la editorial Pre-Textos y tiene un estupondo prólogo de Milena Rodríguez Gutiérrez. La del Fondo de Cultura, además de poesía, incluye algunos de los textos en prosa fundamentales para entender su poética y una presentación breve de Jorge Luis Arcos, el mayor especialista en su obra. ¿De qué, silencio, eres tú silencio? es la que posee el estudio introductorio más amplio, a cargo de Carmen Ruiz Barrionuevo, e incluye algunos poemas manuscritos de la autora.

Cierro el comentario con el soneto que da título a la última publicación:

¿DE QUÉ, SILENCIO, ERES TÚ SILENCIO?

¿De qué silencio eres tú silencio?
¿de qué voz, qué clamor, qué quién responde?
Abismo del azul, ¿qué hacemos en tu seno,
hijos de la palabra como somos?


¿qué tienes tú que ver, di, con nosotros?
¿cómo si eres ajeno, así nos tientas?
¿habría sed de no haber agua cierta?
¿o quién vistióme de piedad los ojos?

¿puedo poseer, pequeña, don inmenso
Que faltase a los cielos y a las aguas?
Y él ¿podría morir, sobreviviendo

Menor que él, todo el fulgor del cielo,
Quedar la tierna luz indiferente
Al fuego que, irradiando, ha suscitado?

¡Feliz lectura!

miércoles, 13 de abril de 2016

CREO QUE ME ESTOY HACIENDO VIEJO

A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.

                     Lope de Vega


No, no es que me queje de casi todo, ni que me sienten mal las comidas, o que esté obsesionado por la salud. De salud ando bastante bien, aunque, como decía el carnicero de mi barrio, una vez pasados los treinta ¿no esperarás que no te duela nada? Incluso mantengo muchas ilusiones que ya tenía o he descubierto ilusiones nuevas. No, no es eso. Lo que ocurre es que se me van acentuando algunas aficiones que podríamos señalar como aficiones de cierta edad avanzada, más propias de la vejez que de la juventud.

Desde hace algún tiempo empiezo a notar que puedo estar mucho tiempo solo sin aburrirme en absoluto. Es más, puede que me dé cierta pereza acudir a una reunión, a una comida o a algún otro evento social, si estoy leyendo un libro que verdaderamente me interesa. Vamos, que por preferir, prefiero el diálogo con Virgilio al que establezco con mis congéneres vivos. Y esto parece que es un síntoma de vejez.

Y ya puestos a confesar debilidades de socialización, puedo incluso preferir en algunas circunstancias un paseo por el monte en soledad a uno acompañado. Perderme entre la flora y la fauna de un lugar, mientras voy y vengo con mis soledades, es una inclinación que percibo con mayor intensidad con el paso de los años.

Podría decir que si estoy enredado con algún pensamiento que intuyo medianamente interesante, de esos que al principio solemos valorar como estupendos, de los que creemos que se van a plasmar en un precioso poema, en una idea brillante... y que la mayoría de las veces no van a ninguna parte, tengo que hacer un gran esfuerzo para atender al resto de los humanos que me rodean.

Hace años, desde luego, podía abandonar cualquier tarea por una inmersión en un fiestorro, en una juerga o en cualquier otro acontecimiento social. A los veinte, darle vueltas a una idea me producía más aburrimiento que diversión, si no era incluso malestar, y lo consideraba una tarea plana y sin encanto. Si estaba en casa, quería salir de ella. Si me encontraba solo, buscaba compañía. 

Otro tanto podría decir de la música, de alguna música. La clásica sin ir más lejos. Me fastidia tener que dejar de escuchar a Beethoven para enredarme en una reunión de vecinos, por ejemplo. Incluso soy capaz de buscar otra interpretación para comparar cuál de las dos me gusta más, con tal de no acudir a la melodía de las discrepancias.

No sé, amigos, creo que me estoy haciendo viejo. La preferencia de lo armónico sobre lo disonante se acentúa con el transcurrir de los años. O tal vez sea, simplemente, que me he hecho mayor. Sed benévolos y disculpad mis manías.

domingo, 20 de marzo de 2016

FELIZ COMIENZO DE LA PRIMAVERA

Hace unas pocas horas ha dado comienzo la primavera. Para celebrar este pequeño acontecimiento no se me ocurre mejor forma que recordar aquí la historia de Fílide y Acamante.

Imagen tomada de madridfree.org
Fílide era una princesa tracia que estaba enamorada de Acamante,joven griego, que andaba ocupado en otros menesteres como guerrear en Troya. La joven se acercaba todos los días a la costa para ver el regreso de su enamorado, pero el joven no aparecía y ella murió de amor y de tristeza. La diosa Atenea transformó el cadáver en un almendro. Al día siguiente, apareció Acamante y, enterado de la noticia, abrazó el almendro. Como respuesta al gesto de cariño el árbol floreció inmediatamente.

Esta hermosa y triste historia, símbolo del amor juvenil, del renacer, de la pureza, se expresa a través de la aún más hermosa floración anual del almendro, en cuanto las frías temperaturas del invierno ceden un poco.

Por lo demás, y para ser sincero, se trata de una reescritura más bien moderna del mito, porque ni Homero, ni Virgilio, ni Ovidio, ni Diodoro nos la cuentan así. Pero esa es otra historia.

Machado también se ocupó de la misma simbología en estos versos:

Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
-recordé-, yo he maldecido
mi juventud sin amor.
Hoy, en mitad de la vida
me he parado a meditar...
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar!

Como quiera que sea, disfrutad del día estéis donde estéis.

miércoles, 24 de febrero de 2016

TE DOY MI CORAZÓN PARA QUE LO EXAMINES

—¿Quién leerá esto?
¿A mí me lo dices? Nadie, por Hércules.
—"¿Nadie?"
Puede que dos o... quizás nadie.
—"Vergonzoso y deplorable".

                             Traducción de Rosario Cortés Tobar

Así comienza la Sátira Primera de Persio, la que dirigió contra los malos escritores. ¿Augurio de su propia obra? No, por cierto, ya que fue un autor muy apreciado en otras épocas, aunque hoy sea prácticamente desconocido, como lo es, tristemente, cualquier otro clásico, ya estemos hablando de escritores tan grandes como Virgilio, Lucrecio o el mismísimo Homero, o bien de otros menores como el mismo Persio.

No pretendo lamentarme sobre los caprichos de la cambiante moda de los gustos literarios —que cada cual mantenga los suyos—, ni sobre el abandono de los estudios clásicos en la actualidad. Tan solo traigo hasta aquí un verso magnífico de Persio para darle hoy publicidad y sacarlo de paseo a la plaza, no sea que se nos pierda en el armario insondable de los eruditos.

El conocimiento, la cultura, cualquier manifestación artística de calidad debería ser siempre patrimonio de toda la humanidad. A veces, por desidia, por olvido, por moda o por impotencia, se nos van perdiendo cachitos de ese patrimonio común y nos vamos quedando un poquito más pobres de espíritu. Que no se nos pierda Persio ni su glorioso


Te doy mi corazón para que lo examines




sábado, 24 de mayo de 2014

DISTINTAS SON LAS NATURALEZAS DE LOS HOMBRES

Distintas son las naturalezas de los hombres,
distinto su carácter;
mas lo que es bueno y recto siempre es claro.
Las crianzas acompañadas de buena educación
conducen en gran medida a la virtud,
y el sentir respeto es sabiduría.
Y el observar lo debido a la luz de la razón
reporta agradecimiento como recompensa
por cuanto la buena fama
aporta una gloria inmarcesible a la existencia.

No son versos de Virgilio ni de Horacio, no lo son de una obra de Shakespeare; tampoco de algún ilustrado francés, ni de cualquier moralista decimonónico. Tienen casi 2500 años y pertenecen a la tragedia Ifigenia en Áulide, obra de Eurípides, uno de los tres grandes maestros de la dramaturgia clásica griega, junto con Esquilo y Sófocles

Venimos expresando las mismas ideas desde que somos capaces de reflexionar y vivimos en comunidad. Eso sí, las decimos ambientadas en circunstancias distintas y las ponemos en boca de personajes diferentes, pero tenemos la misma sed y nos corroen las mismas pasiones. Los clásicos tenían la ventaja de estrenarlas y la fuerza de lo primigenio recorre sus textos.

Aquí tenéis la adaptación que Gustavo Pérez Puig hizo para Estudio 1:


jueves, 13 de diciembre de 2012

LUCIANO DE SAMÓSATA

Luciano de Samósata es uno de esos hallazgos reconfortantes. No aparece normalmente en los manuales de Literatura Universal y hay que irse a los de Literatura Griega para encontrar alguna referencia. Vamos, que no es un Homero, un Virgilio o un Horacio. Y, sin embargo, estoy seguro, un lector corriente actual, no culto ni académico, podrá disfrutarlo como disfruta de cualquier otro relato contemporáneo.

Este satírico, este humorista del siglo II d.C. tiene un estilo fácil, ligero, ameno, en ocasiones brillante, siempre divertido, que convierte la lectura de sus relatos en un pasatiempo de lo más agradable. De los títulos que recoge el libro que aparece en la foto (Relatos fantásticos, Ícaromenipo o Menipo en los cielos, Cuentistas o el descreído, El gallo y Lucio o el asno) el menos atractivo para el lector actual será, sin duda, el primero, porque aún representando un portentoso ejercicio de imaginación para la época, carece de historia, de argumento. El resto no sólo tienen un divertido guión, sino también una abundante descarga satírica que parece increíble por su actualidad y frescura. Luciano es algo así como el Voltaire o el Swift del siglo II. De hecho, Cuentistas o el descreído merecería ser el texto oficial de presentación de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico.

Termino esta rápida presentación con las palabras del autor que sirven de cierre al referido relato:
Resistamos (a las supersticiones, al irracionalismo, a la superchería), amigo, usando como potente revulsivo contra estos males la verdad y el sentido común: con él no hay peligro de que nos asusten esas patrañas vanas y vacías.

Feliz lectura.

viernes, 28 de enero de 2011

POESÍA FILOSÓFICA

Últimamente me encuentro muchas veces esta expresión, o bien expresiones semejantes como, por ejemplo, poesía del pensamiento, poesía de las ideas y otras similares. Da la impresión de que algunos poetas practican un tipo de poesía de profunda reflexión (los que se acogen a esta etiqueta) y otros (los que no escriben al amparo de la misma), en cambio, se dedican a expresar banalidades.

No voy a negar que existe una poesía de mayor calidad que otra, esto es evidente hasta para quien nada sepa de poesía, ni la practique, ni le guste, ni la lea. Lo mismo que existen unas películas de calidad y otras que son abiertamente malas; igual que hay un arte maravilloso y un arte deleznable. Y así en todas y cada una de las formas de expresión, en todas y cada una de las actividades humanas. Unas son buenas, otras son malas.

También parece evidente que poesía y filosofía son formas de expresión distintas, aunque en ambas encontremos reflexiones sobre el ser humano y su estar en la vida. Reflexiones que atañen al tiempo, a las relaciones sociales, a la muerte, o a cualquier otro tema sobre el cual queramos arrojar un punto de luz o, simplemente, plantear algún tipo de duda que nos haga revisar de nuevo qué hacemos aquí y para qué lo hacemos.

Lo que no comparto de ninguna manera es esa forma de etiquetar que utilizan algunos críticos, y a la que se suman algunos poetas, para indicar que "esa" poesía a la que se refieren tiene una gran profundidad de pensamiento y, de esta manera, queda inmediatamente elevada a un nivel superior de poesía. O bien colocan la etiqueta para subrayar la capacidad de transmitir ideas que "esa" poesía tiene. ¿Es que, acaso, Homero, Virgilio, Shakespeare, Quevedo y tantos otros que no se encuentran dentro de esa categoría, no transmitían ideas, no expresaban su visión del mundo y de la sociedad en sus poemas? ¿Qué poema no nos ofrece una reflexión sobre lo que nos rodea, aunque no sea un punto de vista compartido?

Es cierto que existe una poesía banal, por manida, tópica, insulsa y repetitiva. Lo que no impide que exprese ideas, aunque estas no merezcan la pena ser expuestas en público. Pero también existe una poesía, una poética y una crítica literaria que, amparándose en el hermetismo, la alusión a grandes nombres e ideas de lustre en la historia del pensamiento o jugando con las palabras más allá de lo comprensible, elabora discursos artificiales y retóricos que nada agregan al acervo común del conocimiento. Ejemplos de esto que digo hay muchos, pero, para no cansar, voy a citar solo uno.

En la antología que la editorial Hiperión preparó sobre la poesía de W. Szymborska (excelente antología, por cierto), aparece un pequeño estudio de la especialista M. Baranowska sobre la obra de la poeta polaca bajo este título: Poeta de la conciencia del ser. (¡Ahí es nada!). En ese ensayo se puede leer: Szymborska escribe para un ser filosófico agraciado, como ella misma, con el sentido del humor (la negrita es mía). Yo creo tener sentido del humor, pero no me considero ningún ser filosófico, a no ser que todo ser humano sea considerado como tal.

La inadecuación me parece aún más notable si tenemos en cuenta que la premio Nobel es una poeta popular, es decir, ampliamente reconocida y leída en su Polonia natal. Poemas suyos se han utilizado para hacer canciones de gran éxito e, incluso, sus poemas son leídos y comentados en las escuelas. Exactamente como a todo escritor le gustaría que ocurriera con su obra. Lo curioso es que Baranowska sabe de la popularidad de la obra de Szymborska (mucho mejor que yo) y, aún así, en esa tendencia laudatoria en la que todos nos dejamos caer cuando algo nos gusta mucho, no puede dejar de recurrir a la palabra filosofía. Da la impresión de que esta palabra nos transporta automáticamente a un nivel superior.

Parece difícil admitir que la sencillez y la adecuación en la expresión es una virtud y no un defecto, ni tampoco una carencia. Parece difícil reconocer que la alusión a intrincadas ideas del pensamiento de algunos pensadores, especialmente del siglo pasado, no eleva el nivel de la expresión poética, sino que la entorpece, la atenaza y la afea. Si se escribe para que los demás lo lean, parece razonable facilitar la lectura y la comprensión de lo que se quiere decir y no entorpecerla con ese deseo de deslumbrar y de dar a entender lo "culta" que es la persona que escribe.

No os abrumo más con mis fantasmas y os dejo un breve poema de Amalia Bautista (podría ser de la misma Szymborka, que tiene muchos, muy buenos y muy sencillos, pero creo que ella ya es suficientemente conocida). El poema hace gala de claridad y al mismo tiempo implica una interesante reflexión sobre el ser mujer, el concepto de castigo, la forma de contar la historia y de mirar a nuestro alrededor:

LA MUJER DE LOT

Nadie nos ha aclarado todavía
si la mujer de Lot fue convertida
en estatua de sal como castigo
a la curiosidad irrefrenable
y a la desobediencia solamente,
o si se dio la vuelta porque en medio
de todo aquel incendio pavoroso
ardía el corazón que más amaba.

viernes, 10 de julio de 2009

CLÁSICOS

¡Cómo ha cambiado la forma de escribir en unos pocos años!¡Cómo ha cambiado la forma de leer! Difícilmente soportamos hoy a los clásicos. Nos cuesta una barbaridad sumergirnos en sus páginas, continuar el relato a través de los mil y un detalles que conforman la construcción del personaje, poner atención a las sutilezas con que se va urdiendo la trama, discurrir por los diálogos en los que sus protagonistas nos van exponiendo sus miedos, sus ilusiones y sus fobias, adentrarnos en las descripciones que conforman el espacio vital de los personajes.

Y no me refiero a clásicos de la literatura griega, ni a los clásicos del XVI. Tampoco me refiero a otra cosa que no sea la novela. Doy por supuesto que poesía, teatro o ensayo son manifestaciones supeditadas al mundo académico o intelectual. Me refiero a la novela escrita antes de la mitad del siglo XX. El corte podríamos establecerlo en la Segunda Guerra Mundial. Más o menos.

¿Quién, si no, lee hoy, por ejemplo, La comedia humana, Madame Bovary, Moby Dick, Crimen y castigo, La montaña mágica, El hombre sin atributos o La muerte de Virgilio? Seguramente estas obras sólo son leídas ya por otros escritores o por aquellas personas que están obligadas a leerlas en función de su actividad (investigación, estudio, ensayo…). Cosa de eruditos y asimilados.

No quiero decir con esto que deberíamos leerlas. Cada cual tiene derecho a leer lo que le apetezca. Faltaría más. Simplemente quiero subrayar cómo en tan poco tiempo ha cambiado el hábito lector y la forma de escribir. Porque no es cuestión de número de páginas. Hay grandes tochos actuales que el público devora e, incluso, se convierten en grandes ventas. Es más, me atrevería a decir que la novela paginosa –me acabo de inventar el vocablo- tiene más probabilidades de ser un número uno de ventas, que la flacucha. De hecho, el cuento se lee poco.

Creo que es cuestión de ritmo, de pulso, de aliento; es cuestión de sensibilidad; es cuestión de costumbres. Y es cuestión, también, de imagen, de alegoría. Hoy la masa lectora pide acción, no andarse por las ramas, entrar en el meollo de la historia desde el principio, aunque los meollos sean muchos o los troncos innumerables. Y hoy llevamos mal la metáfora, el símbolo. Pedimos a la historia que nos hable de forma directa y lo más clara posible. Otra cosa es que el símbolo sea una cifra del jeroglífico que la protagonista en cuestión tiene que resolver. Pedimos a la novela que el mar sea mar y no una alegoría del mal, por ejemplo.

Han cambiado, sin duda, muchas cosas. Este mismo blog es una evidencia de los cambios: entradas cortas, menciones breves, apuntes inmediatos. Por eso, desde esta misma entrada, y contra ella, hago una invitación a la lectura de una novela prodigiosa y singular, que requiere tiempo y ganas de leer de otra forma, que nos sumerge, como un sueño, en la vida de Virgilio. Que puede ser, incluso, una invitación a la lectura posterior del clásico latino: La muerte de Virgilio, de Herman Broch.

Atreveos y no os arrepentiréis.
Feliz lectura.

sábado, 23 de mayo de 2009

JOSETXO ARRIETA

"Persevera, y espera un mañana mejor". La frase pertenece a La Eneida. La traigo aquí porque parece escrita para ese polifacético amigo que es Josetxo, autor del libro que aparece en la foto: Eskola publikoak memoria badu.

Él es el director del colegio en el que trabajo y ha sido gracias a su empeño, a su constancia, a la voluntad de sacar el proyecto adelante, como ha sido posible que un centro público pueda tener recogida su pequeña historia en una publicación. Y ha sido, también, porque, como dice la frase de Virgilio, la constancia en el esfuerzo nos permite esperar un mejor futuro. Algo en lo que Josetxo confía y en lo que pone toda su ilusión: en que mañana sea mejor que hoy, porque el trabajo abnegado nos conducirá a ello.

De alguna forma, de eso trata el libro: de esfuerzo y de ilusión. A través de los 80 años que cumple la escuela, se puede ver ese cambio, y se percibe esa ilusión. Enhorabuena, Josetxo; zorionak, Elatzeta.