domingo, 14 de agosto de 2011

EL PROCESO DE CIVILIZACIÓN

De este impresionante libro se pueden decir muchas cosas: que tiene muchas páginas (más de 650, notas incluidas), que es un clásico de la investigación sociológica, que  el autor lo escribió hace muchos años (1939), que se ocupa de las costumbres en la mesa. No obstante, decir eso, aun siendo verdad, no dejaría de ser una penosa mentira, porque este libro se lee, casi, como una novela, pues resulta ameno y divertido como pocos libros de investigación académica, y realiza una profunda reflexión sobre las relaciones de poder a partir de nuestra costumbres más triviales.

Norbert Elias no tuvo mucha suerte con el momento que le tocó vivir, ya que nació en 1897 en Alemania y, para colmo, era judio. En 1933 tuvo que huir a París y de allí pasó a Londres. Este libro, su principal obra, tampoco tuvo mucha suerte, pues no ha sido valorada hasta los años 70. Pero esta es otra historia y la encontraréis muy bien contada en el prefacio de Gina Zabludovsky.

Yo me acerqué a ella porque oí en un programa de radio lo bien que se lo pasaban los tertulianos de turno citando las reglas de comportamiento que los cortesanos debían mantener allá por la época del Renacimiento, normas de conducta que aparecen citadas y analizadas en este texto. A partir de ahí surgió mi curiosidad. La curiosidad quedó más que satisfecha al ir descubriendo a través de su lectura qué elementos han actuado a través del tiempo para que hoy hagamos lo que hacemos, cuáles han sido los cambios en nuestra forma de pensar desde el final de la Edad Media, y cómo el reparto del poder, el uso y distribución de la violencia, o la instauración de determinados privilegios económicos ha originado unas formas de comportamiento público y privado.

Ya sé que no es eso que conocemos como una lectura de verano, ni tampoco es un libro para llevarse a la playa (a mí me daría pena que se llenara de arena un libro al que voy a recurrir en más ocasiones después de haberlo leído), pero puede resultar una lectura fascinante ahora que tenemos tiempo en vacaciones.

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