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sábado, 20 de julio de 2019

UN VIEJO ESTANQUE

Dibujo de Basho por Hokusai. Fuente: Wikipedia.
                                             Un viejo estanque:
                                             salta una rana ¡zas!
                                             chapaleteo.

                                 Traducción de Octavio Paz. Versiones y diversiones.

Según dicen, Basho escribió este haiku en 1686 y poco tiempo después ya era famoso. Las traducciones son numerosas y, aunque cambian las palabras, el orden y la puntuación, la situación es la misma. 

No creo que a Basho le preocupara mucho cómo se presentara su haiku en otras lenguas. De hecho, no creo que le importaran demasiado las palabras en la suya propia, sino la percepción, ser capaz de plasmar una intuición a través de un instante.

Estamos en Japón, y si la cultura, la sociedad, la naturaleza tienen algo que ver con la forma de entender la realidad, su filosofía, yo diría que este haiku, como otros muchos, está impregnado todo él de Kenshō, esa intuición primigenia que es capaz de captar la naturaleza de las cosas según el budismo zen.

Dice el filósofo Nishida que es el artista, no el erudito, quien accede a la naturaleza auténtica de la realidad. Así, lo que el poema realiza es la transmisión a quien lee de la acción de la rana introduciéndose en el estanque. Ya está, no hay que buscar más. Percepción. Instante. Esencia.

Hay quien va un poco más allá, o más acá, y sin salirse de la percepción intuitiva, nos advierte de que no es el instante del chapoteo, no el momento del ruido en el agua, sino que lo evocado es la ruptura, la perturbación de la quietud y el silencio. 

En esencia, estamos hablando de lo mismo. Ya nos situemos en el momento del ruido, ya en el anterior a él, a lo que Basho quiere llevarnos es a un estado de conciencia que es muy ajeno al pensamiento occidental.

viernes, 12 de enero de 2018

ENTREVISTA CON TERESA RAMOS

Fotografía cedida por la autora
Conocí a Teresa Ramos en Pamplona, en un curioso encuentro sobre el haiku. Allí tuve la ocasión de hacerme con su poemario Sabe la noche y ella me obsequió con un ejemplar en A4 de Bancales del perfume.

Es creadora y coordinadora de Anaitaverso y del Grupo Psicosocial de Encuentro y Poesía. En 2017 apareció publicado su tercer poemario, Bancales de perfume, en la colección Poética y Peatonal (Ejemplar Único) con el artista plástico Gabriel Viñals. En 2015 ganó el I Concurso de poesía Noches Poéticas de Bilbao con Sabela noche. En 2012 obtuvo el XXXVIII Certamen de Poesía Rafael Fernández Pombo con el poemario Laconjura de lasletras. Ha prologado La X en la palabra, de Fermín Castro, y Aún tu nombre, de Ramón Campos.


La entrevista que aquí aparece se resolvió vía correo electrónico.

¿Cómo y por qué empezaste a escribir poesía? ¿Qué es lo que te llevó a la poesía o te atrajo de ella?

Empecé a escribir de una forma un tanto azarosa, cuando me encontraba en un impasse laboral, me había cogido un tiempo sabático, después de trabajar durante años muy activamente en el campo de la psicoterapia, individual y de grupos. Entonces dos personas diferentes en días próximos, me sugirieron que escribiera, francamente, era algo que jamás me había planteado, no estaba en mi mapa. Había escrito algunos poemas en la adolescencia y en momentos puntuales, casi siempre vinculados a la aparición de una persona en mi vida, pero eso era todo. Sucedió sobre los 45 años.

¿Qué poetas, qué escuelas, qué lecturas o vivencias son los que más te han influido?

Pienso que me influyeron mucho los poetas clásicos, a los que escuchaba a menudo a través de la música de los canta autores y también a través del folclore latinoamericano. Era entonces, más melómana que lectora. 

Luego empecé a escribir y con la escritura, llegaron las lecturas de poesía, yo era de letras, me gustaba la poesía, pero no era lectora de poesía. Veía cine, escuchaba radio, estudiaba la obra del médico Wilhem Reich, quien entregó su vida a la investigación de las leyes de la energía vital, discípulo de Freud, con quien se analizó y que creó, más tarde, su propia escuela. Leía textos psicoanalíticos, psicosomáticos y otros de psicología social de diferentes autores. Todos ellos necesarios para comprender el psiquismo humano y completar mi formación como psicoterapeuta. 


Me han influido algunos poetas actuales como Alfonso Brezmes y tantas otras autoras y autores de una manera o de otra, con algunos mantengo un contacto cotidiano, a través de las redes sociales. 

En este momento me siento influenciada por la obra de Antonio Orihuela, Laura Giordani, Begoña Abad, Karmelo Iribarren, David Trashumante, David González y Antonio Praena.

Me siento próxima a los poetas navarros, comunidad en la que resido.

Soy una lectora habitual de poetas en el Facebook, de modo que, leo poesía con tendencias muy diversas. Creo que mis afinidades están vinculadas, por otro lado, y en cierto modo, a mi momento personal y el cómo en ese momento resuena la poética de los demás autores en mi interior. Me interesa la exploración de la obra de otros autores, en ocasiones muy dispares o con planteamientos ideológicos distanciados. Diferencio la maestría en alguno de ellos, de otras cuestiones que hacen que el poeta capte mi atención.

¿Cómo definirías tu poética​?

Mi poética sucede en el devenir vital, en el que el pulso de lo vivo, lo orgánico, dentro de la escritura, me importa la exploración, a veces la ruptura del lenguaje, en esa línea he publicado menos cosas, aunque sí he escrito. Y por encima de todo está la búsqueda del conocimiento. 

No concibo mi existencia sin el pensamiento crítico y por lo tanto está implícito en mi escritura, del mismo modo, considero que en mi poesía está presente la transmutación de las emociones y del pensamiento. No obstante, es una pregunta que seguro que podrían responder mejor otras personas. Aquí dejo unas palabras que aportó la poeta Marina Aoiz quien presentó mi libro Bancales de perfume, mi último libro publicado:

Teresa Ramos me confió la presentación de su poemario bancales de perfume. Con su confianza, me entregó la llave invisible que abre el portón de entrada a su "tierra secreta", la que Robert Graves cantaba en aquel bello poema:

Toda mujer verdadera, posee 
una tierra secreta, más real para ella 
que este pálido mundo exterior. 
A medianoche, cuando está silenciosa, 
deja a un lado aguja o libro 
y la visita, invisible. 
Cerrando los ojos improvisa 
un portón de cinco barras entre los altos abedules, 
salta por encima y toma posesión (...)

Tenía, pues, la llave a una desconocida TIERRA SECRETA.

Descalza penetré en el espacio cuajado de fragancias: rosas, azahares, madreselvas, tulipanes, jazmines, girasoles, lavandas. Y sabores: fresas, granadas, naranjas. En aquella tierra había además acacias, trigales, líquenes...

Descalza y cegada por una luz centelleante. O descalza y clandestina cómplice de la sombra.

Nada pregunté a Teresa sobre la gestación de estos versos. Sólo imaginé y bebí sustancias de una fuente misteriosa. 

En el corazón de Teresa descubrí el verano, bajo una sombrilla, sobre blancas arenas, a la orilla de un mar permanentemente renovado. Las olas eran bancales de espuma perfumada y la sensualidad de inefables instantes se derramaba por la piel. Sin embargo, intuí que había llorado. Y descubrí que sus lágrimas hicieron crecer el césped[...](Texto completo, aquí).

Mi poesía aborda diversos temas: es social, metafísica, amorosa, aforística… Me interesan las cuestiones existenciales que se acababan reflejando en mis textos.

¿Cuáles son tus temas preferidos, tus obsesiones poéticas, si es que las tienes?

Mis obsesiones, si las tuviera, son las de todos los seres vivos pensantes, poetas o no: el amor, el paso del tiempo, la conciencia, el lugar en lo social, la coherencia ética. Tal vez la trasmutación de la propia autopercepción, la exploración de lo que llamamos realidad, puede que sea esa.

¿Tienes algún método de escritura, te dejas llevar por ese primer verso que ofrecen "los dioses", trabajas sobre un tema previo...?

Cuando comencé a escribir estaba absolutamente conectada con una suerte de fuente que manaba poesía. Escribí un poema que está en el libro Sabe la noche, esperando el autobús y que se titula “Diez Minutos” y que surgió así, como una suerte de escritura automática. Ese periodo fue muy fértil, vivía en un estado poético, coincidiendo con un periodo de cambios vitales, luego eso se calmó, incluso he llegado a pasar periodos de sequía, en los que no podía escribir una palabra.

Hay de todo como en botica. Soy más de iniciar un verso y a partir de ahí empezar el baile, es como me gusta construir un poema, a partir de una imagen que desencadena una historia que acaba construyendo el poema. Pero, también es cierto, que en ocasiones me hacen propuestas de colaboraciones en antologías, entonces me ciño al tema que me ocupa y me documento. Lo que sí es fundamental para mi escritura, es el estado de silencio.

¿Qué importancia tiene la forma, si es que la tiene, en tus creaciones?

Cuando empecé a escribir para mí era prioritario el contenido, buscaba mi propia narración, mi discurso, mi relato, probablemente eso obedecía a la búsqueda de mi propia voz. Ahora mismo eso sigue siendo importante, es una cuestión fundamental, pero también lo es la forma, el cómo se cuenta, el lugar, el ritmo, la exploración del lenguaje en ocasiones, y siempre tiene que producir un pellizco como apostillan tantos autores.

Has ganado algunos premios de poesía. ¿Crees que son necesarios los premios de​ poesía?

He ganado algunos premios, he quedado finalista en otros. No sé si son necesarios. Los premios deben ser necesarios porque existen, lo que resulta lamentable es que en ocasiones los premiados pertenezcan a un círculo endogámico. En ocasiones me quedo perpleja ante la poética de algunos autores encumbrados, y me pregunto, en dónde está la poesía. Yo misma he participado como miembro de un jurado y el criterio ha sido el de elegir la que considerábamos mejor obra, doy fe que así ha sido, en el II Premio de Noches Poéticas de Bilbao. Creo que esa debería ser la pauta fundamental, en mi opinión. Recientemente he quedado entre los 5 finalistas del Premio Reinaldo Arenas de Cuba entre más de 100 candidatos. Personalmente trato de conectarme con distintas formas de mirar en lo poético, por eso, en parte, prefiero la vía del concurso que, en teoría, al menos ofrece diversidad.

En mi caso han sido importantes los premios, pocos y modestos, en cuanto que han afianzado mi identidad poética, sirven para recibir un feedback del mundo. Lo que una hace resulta de interés o llega a personas que no tienen ninguna cultura poética, eso es algo que aprecio sobremanera. A mí me han servido también, para conectar con otros universos poéticos que me han enriquecido. En cualquier caso, el valor de la obra de un poeta, no creo que dependa de los premios que se le otorguen o no. Conozco poetas que ni siquiera pretenden publicar y son magníficos. Los premios sirven para visibilizar la obra de la persona que escribe.

¿Qué aspecto es el que más te gustaría que se recordara de tu obra poética?

Me gustaría que mi poética expresara la búsqueda de una suerte de libertad que sucede en el interior de quien explora la escritura.

Para terminar, ¿qué poetas actuales nos recomendarías?

Karmelo Iribarren, Antonio Medinilla, Laura Giordani, Alfonso Brezmes, Antonio Orihuela, Marina Aoiz, Francisco Javier Irazoki, David Trashumante, Ana Pérez Cañamares y Ramón Eder.

viernes, 27 de octubre de 2017

HAIKUS DE LA TRANSPARENCIA, Sergio Macías



Los relámpagos
alumbran la soledad 
en días profundos 

                                       ¿La existencia
                                       viene y va al infinito?
                                       ¿Quién la explica?

Todos llevamos 
destierro en los huesos.
El infortunio.

                                       La mariposa
                                       aletea en el aire
                                       su transparencia.

Los astros nutren
el panal de la noche 
con su ternura.

                                       Los leñadores
                                       remecen la floresta.
                                       La tierra llora.

Ni la belleza 
resiste la sentencia
mortal del tiempo.


Estos son algunos de los 231 haikus que conforman la colección Haikus de la transparencia, último Premio Internacional de Poesía Gastón Baquero

Afortunadamente para el haiku hay todavía poetas que lo cultivan, lo renuevan y le dan el contenido emocional necesario para que no se convierta en una pieza de museo, en un fósil —tal vez bellísimo, pero falto de la esencia vital del  tiempo—.

Sergio Macías, chileno de la Araucanía, tiene ya una larga y extensa obra en la que destacan los títulos dedicados a la poesía, pero en la que también podemos encontrar una novela y una larga relación de ensayos, principalmente de carácter literario.

Durante la presentación del premio, ya convertido en título publicado, Macías leyó unos cuantos haikus que quedaron registrados en este vídeo:



En la página web del autor podéis encontrar una completa información sobre su obra.

sábado, 21 de octubre de 2017

ENCUENTRO INTERNACIONAL SOBRE LITERATURA Y CIENCIA

El III Encuentro Internacional sobre Literatura y Ciencia, organizado por el DIPC y la plataforma Mestizajes, se va a celebrar durante los día 23, 24 y 25 de octubre en el propio DIPC y en el Museo San Telmo. Al primero le corresponden las ponencias académicas y al segundo todas las conferencias públicas —en el enlace tenéis ponentes, temas y horarios—.

Este año los temas sobre los que girará el Encuentro son tres: materia, vida y conciencia. Copio el texto con la enunciación de cada uno:
  • Materia 
La materia vista desde la física. ¿Qué es la materia? 
La mirada literaria del universo material. 
Simetría y belleza. La apreciación estética en ciencia y literatura. 
Materia y lenguaje. 
Metáforas que permiten comprender la materia. 
Complejidad y autoorganización de la materia


  • Vida (complejidad y emergencia) 
De la materia a la vida. ¿Qué es la vida?
Origen y evolución de la vida. Propiedades emergentes. Selección y Adaptación.
Dinámicas de interacción con el entorno. Cambio y contingencia.
La creatividad como propiedad emergente.
Emergencia del sentido en literatura.
Complejidad y orden en la literatura.


  • Conciencia 
Biología de la mente. ¿Qué es la conciencia?
Base biológica del acto de conocer. Cognición encarnada.
El valor adaptativo de la conciencia en la evolución del ser humano.
Conciencia y lenguaje. Fundamentos neurobiológicos, lingüísticos, filosóficos y literarios.
Autoconsciencia. ¿Qué es el «yo»? Estudios científicos y filosóficos sobre el yo (self).
El texto literario como corpus de la conciencia humana.




Encuentros y actividades de este tipo dotan de realidad el poema-prólogo con que se abre el poemario Un punto de encuentro. Curiosamente el año en que se ponía en marcha el proyecto Mestizajes (2011) escribía yo la mayor parte de los poemas del libro.

ENTRE LAS VERDADES de la poesía
y la evidencia de los sucesos
necesitamos un punto de encuentro
que mantenga el aliento de las palabras,
que nutra la belleza de la verdad.

Y ya que ayer mencionaba en una presentación el haiku relativista y postpoético de Fernández Mallo, me parece que en esta entrada puede encontrarse muy a gusto:

E= m2c+ p2c2
Si p=0 (masa en reposo) entonces
E= mc2

martes, 8 de agosto de 2017

miércoles, 19 de julio de 2017

UNA ESPLÉNDIDA INTRODUCCIÓN AL MUNDO DEL HAIKU

Una flor caída
que regresa a la rama, me digo.
Pero no; una mariposa.
                       
                                Arakida Moritake                    

El haiku es una forma singular de expresión poética que tiene una larguísima tradición en la literatura japonesa, pero que puede resultar chocante a un lector occidental no acostumbrado. Por eso, Juan F. Trillo, traductor y antólogo, con muy buen criterio y con extraordinaria prudencia nos advierte de que el contexto es fundamental a la hora de apreciar una obra de arte, y se toma el trabajo de contextualizar breve pero eficazmente cada uno de los 50 haikus que nos ofrece. 

No es solo esa la única virtud de esta antología esencial del haiku. Los cincuenta poemas escogidos son verdaderamente ineludibles para alguien que desee realizar una primera aproximación a este tipo de literatura. Las nueve páginas en las que realiza una introducción a la historia del haiku y sus características son, igualmente, nueve páginas espléndidas. Incluso me atrevería a decir que el consejo que da sobre leer un solo haiku al día es tan razonable y ponderado como el resto del texto.


Hierba de verano,
lo que resta
de la gloria del guerrero.

                               Matsuo Basho



***
Por desgracia, esta joyita no está disponible a través de una librería, sea esta física o virtual. Se trata de un proyecto del autor al que auguro y deseo larga vida, pero que, de momento, solo se puede conseguir a través de este correo: haiku.haibun@outlook.com

sábado, 6 de febrero de 2016

CONVERSANDO CON VERÓNICA ARANDA

Hace unos días me puse en contacto con Verónica Aranda con la intención de pasarle un cuestionario cuyas respuestas pudieran acercarnos mejor al conocimiento de la escritora. Ella, muy amable, no solamente se prestó al juego de las preguntas y respuestas, sino que se ofreció para cualquier otra información que necesitáramos. Aquí está el resultado:

¿Cómo y por qué empezaste a escribir poesía? ¿Qué es lo que te llevo a la poesía?


Estudié solfeo, piano y clarinete en el colegio, pero en la adolescencia, sentí que con la música no conseguía expresar todo lo que tenía dentro. Me puse a hojear libros de poesía que tenían mis padres, a leer a Bécquer, Lorca, Rafael de León, Cernuda y a los 14 años empecé a escribir mis primeros poemas, sentí ese impulso interior y me di cuenta que era la mejor forma en la que podía comunicar lo que no era capaz de nombrar con el lenguaje corriente. Estaba a gusto en esa introspección, en esa búsqueda.

¿Qué poetas, qué escuelas, qué lecturas o vivencias son los que más te han influido?

En mis comienzos, me influyó muchísimo Lorca, su “Romancero gitano” marcó para mí un antes y un después, y también la generación del 27, Neruda, San Juan de la Cruz. A los 18 me deslumbraron la poesía árabe, Kavafis y Fernando Pessoa (soy una lectora voraz de literatura portuguesa y también la traduzco). Y otro descubrimiento que me transformó, que fue una revelación, es el haiku, al que llegué por un libro de Basho. Y en cuanto a  lecturas me han influido especialmente: “El libro del frío” de Antonio Gamoneda, “Las flores del mal” de Baudelaire,  “Dignum est” de Odysseas Elytis o “Aquí” de Szymborska.  Por otro lado, vivir en la India transformó mi manera de escribir.   

¿Cuál es tu poética? ¿Cómo concibes la poesía? ¿Qué es lo que más te interesa de ella?

No me adscribo a ningún movimiento concreto. Concibo la poesía como un territorio de libertad, un espacio conciso donde cada palabra tiene sentido en sí misma. Lo que más me interesa de la poesía es su capacidad para renombrar las cosas y su profunda estética. 

¿Cuáles son tus temas preferidos, tus obsesiones poéticas, si es que las tienes?

Mis obsesiones poéticas son los viajes, el contacto con otras culturas, el paso del tiempo, revivir la plenitud de un instante a través de la escritura. Y cuando escribo haikus, la naturaleza, sin duda. 

¿Tienes algún método de escritura, te dejas llevar por ese primer verso que ofrecen "los dioses", trabajas sobre un tema previo...?

No soy muy metódica a la hora de escribir, pero lo de un primer verso como punto de partida que tira del resto del poema, me suele funcionar. Otras veces, lo primero que me viene es el último verso. Cuando ya tengo varios poemas en torno a un tema y veo que podrían formar parte de un poemario, que tienen una coherencia unitaria, entonces me ayuda trabajar en torno a un tema. 

¿Qué importancia tiene la forma en tus creaciones?

Tiene mucha importancia. Escribo en verso blanco con métrica (endecasílabos, heptasílabos, alejandrinos, eneasílabos). No entiendo la poesía sin musicalidad, y la métrica y el ritmo interno incrementan las posibilidades expresivas del poema. 

¿Hasta qué punto crees que la poesía es una forma de conocimiento?

Heidegger consideraba la poesía como la única epistemología capaz de captar la esencia del ser. La metáfora supera muchas veces al concepto como instrumento  de captación de la condición humana.

Has ganado unos cuantos premios de poesía. ¿Crees que son necesarios los premios para alguien que empieza a escribir poesía?

Gracias a los premios pude publicar mis primeros libros de poesía. Por tanto, ayudan y dan impulso en los comienzos literarios, además de difusión por el nombre del premio (en mi caso con el accésit del Adonáis) o por la editorial que lo publica, como me pasó con mi segundo libro, “Tatuaje” que gracias al premio Antonio Carvajal de poesía joven salió publicado en Hiperión. 

¿Qué compartes, si es que compartes algo, con la poesía de tu generación?

La poesía social, que también está presente en mi obra, el compromiso. Somos hijos de nuestro tiempo.

¿Qué aspecto es el que más te gustaría que se recordara de tu obra poética?

-Mi aportación al subgénero de la “poesía de viajes”.


Y para cerrar esta entrada, Aute y su experiencia de tan emblemático café:



miércoles, 5 de noviembre de 2008

JUAN KRUZ IGERABIDE

La entrevista que aquí aparece se realizó por correo electrónico en el mes de octubre.

Juan Kruz Igerabide estuvo en todo momento amabilísimo e incluso aportó la fotografía que encabeza el texto. Espero que sus respuestas puedan aportar más luz sobre su obra.

He aquí las respuestas y las preguntas:



-Empecemos por el principio. ¿Cómo llegaste a la poesía?

Aterricé en ella de una manera bastante accidentada; fue una especie de aterrizaje forzoso. Mis primeros contactos con ella tuvieron lugar a través de intermediarios (el que más contribuyó fue la música, a lo largo de toda la etapa juvenil; seguía de cerca las creaciones de Ez dok Hamahiru, de Paco Ibañez, De Atahualpa Yupanqui...), pero no logramos constituir una pareja de hecho.
Tras la hecatombe ideológica que cierta gente sufrimos después de la muerte de Franco, sentí que me precipitaba en barrena. Y fue cuando apareció de nuevo ella, pura y deslumbrante incluso en el lodazal. Desde entonces, formamos pareja de lecho.

-Eres posiblemente el poeta vasco más importante en la poesía infantil y juvenil ¿Qué te impulsa a escribir poesía para estas edades?

Le doy poca importancia a la importancia. He visto tanta tontería en el ranking de poetas y escritores, que creo que es urgente desrankingizar (algo así como desratizar) la literatura.
Escribo poesía infantil y juvenil porque es lo mismo que escribir poesía para adultos, con pantalón corto y una piruleta en la boca quizás. Yo estoy haciendo lo mismo en todos los ámbitos: un complicado aforismo encuentra una respuesta en la respiración de un niño asmático que profiere un haiku a la lluvia.
Hoy mismo, un niño vecino que aún toma teta de su madre, repetía un poema "titia bete-bete" (teta llena llenita), y me ha dejado flipado.
Oteiza y los ojos de Asiertxo.

-Hay, si no me equivoco, una constante simbolista en tu obra que se va adelgazando a medida que pasa el tiempo para dejar paso a una mayor presencia de lo cotidiano. ¿Es esta una apreciación correcta? Y, si es así, ¿qué te lleva a dar mayor espacio a la cotidianeidad?

Partí de un concepto muy cerebral del símbolo, quizá excesivamente misterioso. Ahora concibo el símbolo como cada acto de vida convertido en anhelo de duración. Podemos montar andamiajes abstractos complicadísimos en nuestro afán de duración, pero la reverberación de una triste vocal proferida desde las entrañas rebota en los confines del universo y regresa convertida en un soplo de brisa de mar, en el balanceo de una hoja de roble, en la duda de una gota al desprenderse.
El simbolismo me sigue atrayendo (tanto en su vertiente antropológica y tradicional, como en su vertiente poética transgresora), pero lo quiero hecho carne y habitando entre nosotros.

-¿Consideras tu obra y tu estilo dentro de alguna corriente o generación poética?

Me gustaría tal vez, pero no puedo. Me sobrepasa. Tengo buenos amigos poetas, y otros que no quiero como amigos pero sí como poetas. Pero, de corrientes.. ríos de alcohol, a lo sumo. Y como soy abstemio...
Me hubiera gustado crear una corriente sáfico-horaciana con retoques de Catulo, efusiones románticas (Coleridge, Novalis, Hölderlin, y mucho Rilke), deprecaciones simbolistas (Baudelaire, Rimbaud), locuras surrealistas y ultraístas, y el ritmo fluvial y trigal de Mandelstam o Claudio Rodríguez. Pero no ha podido ser, aunque conozco a mucha gente que quiere lo mismo, pero en otro orden. En poesía, el orden de factores sí que altera el producto.

-En algunos poemas hay un diálogo con otros poetas -Lizardi, Aresti, Mirande...- ¿Cuáles son los autores que más te han influido o que más te han estimulado?

Con respecto a la literatura vasca, en mis comienzos tuve mucho contacto con Juan Mari Lekuona, un poeta de verso muy fino y preciso. A Aresti lo llevaba conmigo desde la época juvenil. Pero luego descubrí a otro Aresti, que hablaba desde Aresti, y no desde lo que mi ideología quería escuchar de Aresti. A Mirande lo conocí al mismo tiempo que a Rimbaud y a Baudelaire; no me impactó tanto desde su poética (llegó un poco tarde como poeta maldito), pero sí desde lo que suponía su peculiar "constructo" en el seno de la literatura vasca.
Lizardi ha estado siempre ahí. Había algo en él que no me convencía al principio, y tampoco me convence ahora. Pero su fuerza lírica sigue creciendo sin parar ante mí. Es curioso; en rigor, podría considerársele incluso un poeta torpe; cuando se le traduce, se le cae a uno de las manos. Y sin embargo, sigue aguantando, y algunos de sus versos en euskera quedan grabados hasta el tuétano. Tiene una fuerza lírica descomunal, chapuceada por una ideología castrante. Siempre irá conmigo, aunque a veces me dé calambre.

-Podemos apreciar una constante tanto en los poemas infantiles como en los textos para adultos: la búsqueda de la palabra precisa. ¿Es esta búsqueda la que te ha llevado al haiku y al aforismo?

Estoy más en el río de palabras que en la palabra misma. Busco la línea precisa que adelgace el sentimiento hasta hacerlo prácticamente transparente. Esa es la apuesta. El haiku es un buen género para dicha práctica; es como la pintura zen, pocos trazos y mucha respiración; el vacío que llena.
Con respecto al aforismo, siempre me ha interesado la gente que interpreta la vida de una manera personal y "respondiendo al instante". Una filosofía demasiado sistemática como la que se enseña en las universidades siempre se va quedando atrás en el tiempo, porque carga con demasiado aparato para poder adecuarlo al presente con ligereza y rapidez. Por eso me gusta el aforismo; al fin y al cabo, no decimos cosas muy distintas a las que pudo decir Séneca; pero, al ser fruto del momento, parecen nuevas, frescas como un recién nacido.

-En tu obra podemos ver una gran riqueza estrófica, rítmica y métrica. ¿Qué impulso, razón o sentimiento te lleva a practicar esta polifonía, si me permites denominarla así?

Me atrae sobremanera la polifonía; sin embargo, en la raíz, aprecio sobre todo la monodia. El resultado es polifónico, pero en los instantes concretos estoy cantando monodias.
Por otra parte, el verso libre me ha enseñado que primero está la fuente y luego el recipiente. Mi generación llegó a despreciar los metros clásicos y los de los bertsolaris, porque te obligaban a crear un hermoso recipiente y luego comenzabas a buscar la fuente; pero el recipiente se rompe en la búsqueda, o queda a medio llenar, o vacío del todo.
La poesía infantil me ha devuelto al recipiente. Una vez encontrada la fuente, podemos construir un recipiente adecuado y beber más a gusto. El ritmo, el metro, la estrofa... deben responder a una necesidad del mensaje. Rimar, por ejemplo, luna con cuna puede resultar muy significativo y alcanzar un gran poder de sugerencia. Otro ejemplo podría ser la utilización del soneto para desarrollar una visión que va más allá del concepto pero que se mantiene dentro de unos límites muy precisos, que te obliga a algo así como a condensar una novela en catorce líneas.

-Que no podemos vivir sin la naturaleza es algo evidente, pero en tus textos parece algo mucho más evidente que en la obra de otros poetas contemporáneos. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?

Hay muchos poetas contemporáneos, de todas clases. Colinas, por ejemplo, abarca la naturaleza de cien poetas juntos.
En ese sentido, me sitúo en la línea de Lizardi, Antonio Machado, la tradición japonesa y china y un lago elenco que llega hasta Horacio. Pero, al mismo tiempo, huyo de lo pastoril como de la peste. Para mí, la naturaleza es cruda, y a la vez puro éxtasis que convive con el ruido de la lavadora.

-Siempre aportas una mirada crítica y diferente sobre el mundo en que vivimos, especialmente en los aforismos. ¿Hasta qué punto es precisamente ésta una función del escritor, es decir, hacernos reflexionar sobre nuestro ser y nuestro entorno?

En sentido estricto, no intento hacer reflexionar a nadie. Es como si todo el mundo hubiese reflexionado antes que yo, y yo intentara entablar un diálogo socrático con ellos, no desde la razón sino desde la paradoja. Socrático, en el sentido de que no me trago las mentiras que me cuentan; sin embargo, les aviso que lo mío también es otra mentira más, un escalón más de la escalera que quisiéramos que nos condujese a la verdad. Por eso es paradójica.

-Me parece ver como una marca de tu estilo la reflexión sobre las preocupaciones éticas y existenciales, siempre presentadas con una gran elegancia y sutileza, incluso en los poemas infantiles ¿De dónde surge esta preocupación?

La estética como pura decoración no me interesa; provoca un asombro vano. Me interesan las personas de carne y hueso y sus sufrimientos y alegrías. Los niños son un reflejo nítido de nuestras almas; me atrae lo que van dibujando con sus actitudes y sus palabras. Los mayores tenemos varias capas de pintura y hay que raspar un poco; aunque duela, merece la pena ver el niño que va asomando.
Hoy, una mujer me ha contestado de mala manera en una ventanilla. La he observado a prudente distancia. Sus rasgos eran bellos, pero era como si se hubiera puesto una máscara de hierro. He hurgado en sus ademanes y he descubierto un gran dolor bajo el casco. Me la he imaginado con su amante, y el casco de hierro entre ambos. Mediante un poema, podría arrancarle el caso, y ver lo que asoma: quizá una cara ensangrentada, quizá una tez fulgurante.