Me levanté, le hice un corte de mangas y abrí la puerta de la oficina. Justo en el quicio grité bien alto para que todo el banco lo oyese un !Que te jodan¡ y salí del banco siendo el hombre más feliz del mundo.Un estupendo y eficaz bufete se encargó de cobrar mi talón, preservar mi intimidad y colocarlo en un banco suizo. Me mude a Cádiz, compré una maravillosa villa al lado del mar y empecé una nueva vida.
El dinero se malgasta fácil y rápido así que repetí lo del cupón a lo grande. Con un euro millón que se sorteaba en Zurizt y tenía un bote acumulado de 87 millones de euros. Acertaron. Gané.
Desde entonces hasta hoy en el Bernabeu han pasado cinco años. Tengo casas en cinco ciudades de los cinco continentes. Me he acostado con las mujeres más bellas del planeta. La mayoría de las veces he pagado. Poco, para ser más exactos, he pagado muy poco. Esto las primeras veces supuso una sorpresa para mí. Veía una nueva actriz en alguna serie de moda y en pocos días la tenía en mi cama. Las más famosas y deseadas no me costaron más de 600.000 euros, la mayoría por la mitad eran capaces de cualquier cosa. Repito, cualquier cosa.
Las de Holliwood eran más caras. Tenían más compradores y se ofrecían al mejor postor. Como ya les he dicho el tope lo pagué por Mónica Bellucci. Fueron 11 millones de euros bien empleados. Era normalita en la cama pero aquellas medias de redecilla negra, los ligueros a juego, el apretado corpiño y la cofia no los he olvidado nunca por dos motivos. El primero es que nunca he visto una mujer tan increíblemente sexy y el segundo que la hija de puta me sacó otros dos millones por la vestimenta....
Luego cuando veía alguna de aquellas "famosas" en las revistas de cotilleo con su novio de safari por Namibia, disfrutaba del momento y de mi intimidad con una buena copa de Champagne Cristal.
He usado el reloj unas 200 veces. Algunas de ellas para cosas ridículas y otras para trucar partidos, obtener más dinero (soy un manirroto) o ridiculizar a algún cabrón.
Esto último lo he hecho varias veces con indeseables de medio pelo. Parar el reloj, desnudarlos, ponerles el calzoncillo en la cabeza y una zanahoria en el culo. El efecto al "despertar" en medio de una calle abarrotada de gente con esas pintas es demoledor para su autoestima y muy gratificante para mí.
Y aquí estoy bajando los escalones hacia el Santiago Bernabéu, hacia la final de la Copa de Europa entre el Osasuna y el Milán. No se pueden imaginar lo que me ha costado. Primero que estos mantas ganasen la liga, que mira que son mantas, tuercebotas y tiramelones, y luego que llegasen a la final. Que hay jornadas en las que he tenido que parar el reloj siete veces ¡Siete!He viajado por toda España para que ganasen la liga y luego por toda Europa para que llegasen a la final.
Que yo venga a "colocarles" goles y ellos a encajarlos. Y mira tú que la crítica deportiva decía que era increíble que con el juego de Osasuna y con esa plantilla tuviesen tal pegada. Que pa tú culo pirulo, que si no es por mí y por el reloj, están en segunda.....
Primero empecé a "ayudarles" en casa pero como eran incapaces de ganar ni un puto partido fuera, no me quedó más remedio que hacer turismo. Les daba unos cuantos puntos de ventaja y no tardaban ni un mes en perderlos....Normalmente amañaba los partidos con cantadas de los porteros, paraba el partido justo cuando tenían el balón en sus manos, bajaba al campo, movía unos centímetros el balón y al poner en marcha el reloj, el balón se les resbalaba.
Eran tan malos que algunos partidos fui incapaz de hacer que los ganasen. ¡Pero sin no tiraban a puerta! Lo dicho, que me costó Dios y el reloj hacer posible aquel momento.
Ya estaba en el césped y me encaminaba hacia la portería del Milán disfrutando de la privilegiada vista desde el campo. Los que sólo hayan visto fútbol de arriba a abajo, de las gradas al césped no saben lo que se pierden. No hay nada como pisar la hierba, olerla y girar 360 grados desde el círculo central. Yo ya lo había visto muchas veces pero no dejaba de impresionarme. Cuando llegué a la altura de Dida no lo pude evitar, le quité el balón y con él en las manos fui corriendo hasta la portería de Ricardo. Una vez allí coloqué el balón en el suelo y me decidí a hacer un sprint de 90 metros sorteando a todos los jugadores. El gol de los goles. El gol fantasma. El gol que nunca nadie vería. El mejor gol de la historia solo para mí.
Continuará...