Mostrando entradas con la etiqueta ZUBIETA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ZUBIETA. Mostrar todas las entradas

lunes, 9 de marzo de 2020

ZUBIETA RECOMIENDA





Editorial Impedimenta


Acabamos de celebrar los cien años del nacimiento de la genial escritora irlandesa Iris Murdoch (1919-1999), una autora que destaca por su gran formación y fondo filosófico, que se refleja en cómo plantea en sus novelas cuestiones intelectuales y existenciales de gran calado. Esta profundidad se aprecia también en su estilo, repleto de rotundas y memorables frases.

Hoy queremos destacar una de sus últimas obras reeditadas, Monjas y soldados, que cuenta los últimos momentos de Guy, un personaje de la aristocracia inglesa, que pide, al borde de su inminente muerte, a su mujer Gertrude, que contraiga de nuevo matrimonio. Guy es un gran intelectual y lo último que está releyendo es La Odisea, libro con el que el argumento de Murdoch guarda muchas similitudes. Alrededor de los principales protagonistas pulula un sugerente y extravagante número de personajes secundarios que engrandecen el mensaje de la novela.

Murdoch realiza un homenaje a las novelas inglesas decimonónicas, siempre tan interesantes en sus retratos psicológicos, a la vez que incorpora el tono de la literatura de la modernidad. La mezcla es curiosa y refrescante, y la novela contiene sabiduría y a la vez inteligentes reflexiones sobre la condición humana.

Un buen momento, o excusa, para (re)descubrir a esta genial escritora.

lunes, 13 de enero de 2020

ZUBIETA RECOMIENDA




Advertencia preliminar: Esta reseña apareció publicada primeramente en la página web de Troa

Bernard MacLaverty (Belfast, 1942), autor de una sólida trayectoria literaria, reside en la actualidad en Glasgow, Escocia, donde suele ambientar sus novelas y relatos. En Unas vacaciones en invierno, los protagonistas, como el autor, son naturales de Irlanda del Norte y viven también en Glasgow desde hace décadas. Ninguno de los dos ha olvidado sus raíces ni tampoco un episodio dramático que vivieron relacionado con los enfrentamientos armados que se dieron hace años en Irlanda del Norte. Los dos ya están jubilados: Gerry era arquitecto y Stella profesora en un colegio. La novela describe un viaje de vacaciones que realizan a Ámsterdam, aparentemente un viaje más de placer que, sin embargo, se convierte en un momento clave para el presente y el futuro del matrimonio protagonista.

MacLaverty cuenta todo de manera parsimoniosa, atendiendo a los mínimos detalles, sin precipitarse en las acciones. Lo que quiere reflejar es el mundo interior y exterior de dos jubilados que esperan cosas distintas de la vida. Ella, Stella, mujer muy activa, tiene una rica vida interior y quiere que sus últimos años, apoyada en su catolicismo practicante, se conviertan en un fructífero periodo de oración y entrega a los demás; desea sentirse útil y colaborar en la medida de sus posibilidades, desde su perspectiva cristiana, a construir un mundo mejor.

Sus intenciones vitales contrastan con las de su marido, ateo, para quien su vida actual se reduce, sin expectativas de ningún tipo, a escuchar buena música clásica y a ingerir cada vez más dosis de alcohol. Stella es testigo de este comportamiento, sereno y nada estridente, pero, como ella comenta, no quiere pasar el resto de sus días con alguien que vive solo para la bebida, como se comprueba en la novela y en el viaje de vacaciones que realizan a Ámsterdam. De hecho, Stella ha tomado la decisión de abandonar a Gerry para dedicarse a sus objetivos religiosos.

Un viaje sin dramatismo, donde asistimos a la crisis existencial de Stella, que necesita un cambio de rumbo, y a la perseverancia obsesiva de Gerry, cuya vida gira en torno a cómo conseguir diariamente el alcohol que necesita para tirar para adelante.

Un libro que sin aspavientos, historias románticas ni estridentes morbos, consigue trazarnos la vida cotidiana, los recuerdos que duelen y nos construyen, o nos dejan a la deriva, o nos unen, pero que mostrarán perfectamente lo humano de una forma delicada, a un ritmo real, lejos de la velocidad de nuestro tiempo.


Adolfo López Chocarro




lunes, 18 de noviembre de 2019

ZUBIETA RECOMIENDA



La azotea



Cada lector busca sus propias sendas, sus historias, entre filias y fobias recorre los estantes y las webs literarias, conversa con su librero de guardia buscando socios de viaje para sus tiempos de lectura. No siempre es fácil moverse en las mareas de novedades o clásicos atrasados, y la eterna falta de tiempo.

Siempre me ha parecido caprichoso cómo llega un título a nuestras manos, y por eso hoy quiero rescatar un libro de los que llegan en silencio, sin darte cuenta, y de una editorial nueva “sin referencias”, y que en poco tiempo se ha convertido en un éxito con cientos de lectores, cuatro ediciones y múltiples reseñas. Es el inicio de un proyecto editorial que aun teniendo un nombre como Tránsito, parece que ha llegado para quedarse.

Pero primero permítanme invitarles a subir a la azotea. La azotea de la escritora uruguaya Fernanda Trías. Debo avisarles antes, sí: no va a ser cómodo, y no van a volver como fueron. Esto parece serio, pero es que este libro tiene un punto de exigencia, de interpelación, de diálogo teatral que parece romper la cuarta pared para cumplir con las palabras que pronuncia su protagonista: “El mundo es esta casa”.

Porque Clara, ella, punto central de la historia, vive atrincherada en una casa, cerrada a cal y canto, con su padre, su hija y un canario enjaulado. Un padre enfermo, una hija sin padre conocido, un pájaro que no le gusta. Y no sabemos cuándo, ni dónde, ni cómo, pero ellos están allí, atrapados en sus propios miedos y fracasos, haciendo del exterior pura amenaza. Todo tiene un punto de sinrazón de tintes kafkianos, pero según vamos entrando en sus días, vamos
viendo un microcosmos que se une con nuestras propias vidas, la de cada lector, la de nuestras vivencias. El tiempo quieto, inquieto, un mundo que parece esperarnos en cada extraño que toca a la puerta para devorar nuestros refugios.

Como un barco a la deriva, presentimos el naufragio, pero antes debemos vivir sus alegrías, sus historias cotidianas, los anuncios medidos del día final, sin saber si todo es dentro o fuera, si es civilización cruel o locura individual. Pero Fernanda Trías elabora tan bien la melodía que parece tener textura en sus crujidos y quejidos, en las luces ocultas y en las azoteas llenas de tejados y libertad efímera. Sé que les dejo con todo a medio trazar, pero no se debe decir más, hay que aventurarse a subir con ella a esa azotea, y dejarse llevar por el abismo: el de Clara, el de ustedes. Pregunten en su librería, vean el catálogo de títulos de editorial Tránsito, el que Sol Salama, su editora, nos va regalando en lo que ella denomina como una apuesta por la “literatura descarnada”, en femenino y entendiendo la edición como “acto reivindicativo y político”.

Tal como termina la escritora Marta Sanz la recomendación de la contra del libro, terminamos: “Atrévanse”.


Adolfo López

lunes, 23 de septiembre de 2019

ZUBIETA RECOMIENDA




Autor: Hugh Macdonald


Editorial: Acantilado

ISBN: 978-84-17346-94-2.


En tiempos de triunfos para la mediocracia, rodeados de alardes de banalidad en casi todos los frentes, qué mejor que aprovechar para reivindicar, en estas breves líneas, proyectos y catálogos como los de editorial Acantilado, que este año celebra su 20º aniversario. Aventuras intelectuales, iniciada aquí por el tristemente desaparecido Jaume Vallcorba, que son joyas de la corona del mundo editorial, ejemplo de coherencia, calidad y compromiso con la cultura, con la gran literatura, o con grandes ensayos que raramente pueblan el ecosistema libresco o las mesas de novedades.

Salvo por excepciones como Acantilado, o como las magníficas editoriales Fórcola o Turner, los melómanos (de la música clásica) estaríamos casi huérfanos de grandes ensayos musicales. Son ellas las encargadas de recuperar obras clásicas o editar el trabajo de críticos, músicos o directores de primer nivel. Y éste que hoy tenemos entre manos, es uno de esos caprichos que hacen las delicias de los amantes no sólo de la música, sino, como veremos, de la historia.

Lo que el musicólogo británico Hugh Macdonald pretende con su Música en 1853 es, como él mismo indica, una “biografía horizontal” de la música: invertir el proceso [de las tradicionales biografías individuales] y recorrer la vida de varias personas a lo largo de un breve lapso, en este caso un período de unos diez meses que encajarían más o menos en el año 1853. Con ello consigue nada menos que situarnos en un momento clave de la historia de la música, con un grupo de compositores que, como bien cita rememorando las palabras de Shakespeare, “atravesaban el estrecho mundo como colosos”.

Pero ¿por qué 1853? En ese año “Chopin, Mendelssohn y Donizetti habían muerto, pero Berlioz, Liszt y Verdi se encontraban en el apogeo de sus facultades, Wagner se disponía a realizar una hazaña extraordinaria, y una nueva generación, representada por Brahms, estaba dando sus primeros pasos hacia la fama”. Ya tenemos presentados a los grandes protagonistas del ensayo, nada menos que seguir los pasos de Brahms, Liszt, Wagner, Berlioz, y otro pilar clave, el matrimonio Schumann.

Sólo por este elenco ya merecería la pena entrar en él, pero es que además este año es clave para entender el gran cisma que se produciría, en esa década de 1850, en la música alemana y europea, que enfrentaba, por cuestiones musicales, estéticas, filosófico-políticas y personales, a las corrientes y sensibilidades del tardorromanticismo y la tradición clásica con lo que se daría en llamar la Nueva Escuela Alemana, liderada por los poemas sinfónicos y búsquedas de Liszt y por el gran coloso de los dramas musicales, el controvertido Wagner. Casi nada.

Sin poder entrar aquí en más detalles, y dejando al amante que busque esta belleza en su librería de guardia, no queremos desanimar a los que vean en todo esto un “ladrillo” de erudición musical para iniciados. No, para nada, este ensayo divulgativo está pensado no sólo para entrar en cuestiones musicales, sino que es un fresco maravilloso de la historia de un tiempo, el fresco de los grandes acontecimientos y vida cultural de la Europa del XIX, de sus procesos políticos —como la reunificación alemana y otras revoluciones nacionales—, tecnológicos —como el ferrocarril— y económicos —la configuración del gran entramado burgués de un capitalismo a toda máquina—, pero también de la microhistoria, recorriendo los grandes salones de los más exquisitos balnearios europeos, los gustos cotidianos de sus protagonistas, los amores prohibidos y las pasiones en una sociedad cambiante, o los detalles de los ambientes culturales de las grandes capitales y pueblos del continente.

Si con todo ello no conseguimos, al menos, tentaros y destacar el valor de este tipo de estudios, y el doble valor de editarlos, me doy por derrotado en mi más importante labor como librero: la selección y rescate de entre la avalancha de novedades, la recomendación detallada y el apoyo a los buenos catálogos y editores, poniendo en valor la gran tradición cultural desde donde, queramos o no, seamos consciente o no, construimos nuestro futuro y nuestra sociedad.

Pero dejémonos de épicas, y vayan a sus librerías, hablen con sus libreros de confianza, y encuentren todas esas maravillas que les están esperando. Felices lecturas.


Adolfo López

lunes, 17 de junio de 2019

ZUBIETA RECOMIENDA


En estas rondas de recomendados y destacados, no quiero dejar de destacar la última obra de mi admirado y premiado ilustrador Pablo Auladell, el titulado El sueño de Malinche, que pone imágenes al texto del reconocido director Gonzalo Suárez –que de hecho ha estrenado hace unos meses una película homónima, un poema fílmico que incluye las imágenes de Auladell—. En el libro nos proponen una fábula con toques visuales entre históricos, oníricos y fantásticos, pero ceñidos a las crónicas castellanas y las transcripciones del náhuatl, trazando el momento de encuentro entre Hernán Cortés y el emperador Moctezuma. Y cómo no, el hilo conductor será la famosa intérprete: Malinche




Impresionante la recreación de Auladell, de nuevo con ese realismo difuminado (Leonardo da Vinci diría sfumato) que remite al arte azteca, arte clásico renacentista o a las representaciones gráficas clásicas de XVI —y que ya le dio el Premio Nacional de cómic en 2016 por El paraíso perdido de Milton, y que acompaña perfectamente a la crónica y el diálogo entre conquistador y emperador, haciendo del libro una maravilla no sólo histórica o visual, sino de reflexión perfecta sobre el choque de civilizaciones, desde el aspecto más humano.

lunes, 29 de abril de 2019

LIBRERÍA ZUBIETA RECOMIENDA

Editorial

Tatiana Tibuleac
(Chisináu, Moldavia, 1978)
Fuente: osearaperfecta.protv.md
, periodista y escritora rumana, obtuvo con esta novela el Premio de la Unión de Escritores Moldavos y el Observator Cultural, y es otra oportunidad de acercarnos a literaturas de países del este, que tantas sorpresas y alegrías nos están trayendo. La trama es una dura historia familiar de gran contenido psicológico en la que la autora jugará a mecernos en un camino hacia la ternura. El relato está contado en primera persona por Aleksy, adolescente rebelde y con problemas psicológicos, al que le gusta pintar y que forma parte de una familia rumana un tanto peculiar y que explica sus problemas: su padre ha abandonado el hogar y su madre ha estado ausente, indiferente a raíz de la muerte de la hermana de Aleksy.

Por todo ello, odia a su madre y la desprecia, añora a esa hermana muerta y desea escaparse a Ámsterdam, pero tendrá que resignarse a estar sólo con su madre en un pequeño pueblo francés en vacaciones. Todo comienza a cambiar cuando su madre le comunica que padece un cáncer avanzado y le quedan pocos meses de vida, y se inicia un proceso gradual de comunicación y cariño, de madurez, entre una mujer enferma y arrepentida y un adolescente problemático. 


Así, tenemos una obra original y de extraordinaria calidad literaria, con una narración sin apenas diálogos pero de profunda introspección que muestra con sinceridad brutal los sentimientos —el sufrimiento, el amor, el odio, la frialdad y la culpa— pintados como a salvajes brochazos y con una prosa intensa que no da respiro. La novela diseña a sus personajes sin ocultar detalles de crudeza pero revestido de un potente lirismo, que deja escapar acentos emotivos y refleja un interesante fondo temático donde el perdón y la reconciliación son posibles. 


Adolfo López Chocarro

lunes, 11 de marzo de 2019

LIBRERÍA ZUBIETA RECOMIENDA

Editorial

Eduardo Berti logra emocionarnos con esta preciosa novela donde, con base autobiográfica, nos cuenta una bella historia de amistad e iniciación, de amor a la escritura, a la vez que un bonito juego de nostalgias, ya que nos habla de muchos personajes míticos de la época, destacando por un lado el pentacampeón de automovilismo Fangio —el gran ídolo argentino antes de la llegada de Maradona—, y por otra el ex-Beatle George Harrison.

Estructurada en pequeños capítulos encadenados por citas de autores clásicos o personajes de la cultura popular, nos va a contar en flashbacks y flashforwards la historia de dos chicos de trece años que editan un modestísimo fanzine de deportes y que se atreven a llamar a Fangio para pedir una entrevista, y éste se la concede por sorpresa. Todo ello como punto de cambio del paso a la madurez personal y profesional, de punto de anclaje de su relación de amistad hasta la actualidad y, de paso, el elogio a la historia de muchos mitos de su infancia, en especial Fangio y Harrison, modelos de sencillez y modestia, antítesis de algunos ídolos actuales, banales y endiosados.

Una arquitectura narrativa de reloj suizo, que juega con el tiempo lento —contrario al ritmo de los motores y la locura pop—, que retrata la evocación y los recuerdos, un ejercicio de memoria fino y elegante que hace del libro un disfrute para todos los públicos, ya sea el literario o el que entre buscando a alguno de estos mitos, u otros citados, del mundo del deporte o las artes.


Adolfo López Chocarro

jueves, 31 de enero de 2019

LIBRERÍA ZUBIETA RECOMIENDA

Katharina Winkler
No es sólo la borrachera con la que un lector o lectora habitual suele salir de la jungla de títulos, cubiertas y frases de alabanza en una librería, es también esa maldita sensación de estar seguro de dejarse alguna verdadera joya literaria, que tenía ahí, justo al lado del best seller de turno, o de la autora de moda. Y no crean, que el librero vive con esa misma sensación las avalanchas de novedades.

Pero luego está la epifanía, ese momento en que cae en tus manos ese libro que te revuelve, golpea, y te devuelve la fe en el poder de la literatura. Y uno de esos es el libro de la austriaca Katharina Winkler, su maravilloso Cárdeno adorno, editado por Periférica.

Porque no es un libro más sobre la violencia, sobre la cuestión de género, sobre este llanto universal del abuso de poder. No. Es mucho más, es justo cuando lo literario sabe dar la forma perfecta a una historia “basada en hechos reales”, para contarnos con una prosa, un lirismo y delicadeza perfecta la ingenua bajada a los infiernos de su protagonista, Filiz, una jovencita turca que se verá arrastrada a lo más oscuro de las tradiciones, lo atávico, del dolor y sus formas, a partir de su matrimonio con el bello Yunus, esclavo también de la agresividad masculina y la herencia cultural. Tragedia, viaje personal, para contarnos sobre la violencia, sobre los emigrantes, sobre el choque cultural de las sociedades modernas y los derechos humanos, situarnos frente a pasados que son tan tristemente cotidianos.

Pero no se amedrenten, sí, van a sufrir, pero todo lector de este libro siente esa agridulce sensación del disfrute literario: la maravillosa delicadeza de su autora consigue hacernos entrar sin rompernos, jugando con los tempos cortos, las estructuras sencillas de mimbres complicados, pero que fluyen solos para ponernos delante de este gran problema, de tantas historias, de tantas vidas, y de todo lo que tenemos que aprender y enfrentar para ser agentes transformadores de cambio.

Yo correría a su librería más cercana, y verán.

Adolfo López