Captura de pantalla del dicconario en línea de la Real Academia Galega |
A afirmación intransixente e autoritaria da propia cosmovisión é o fundamentalismo.
"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
Captura de pantalla del dicconario en línea de la Real Academia Galega |
Durante el final del verano he estado enredado con la vida de Goethe y la sociedad alemana de la época. Ya tenía olvidado el tema cuando he encontrado una pequeña anotación, "Mambrú". La recupero ahora.
Me sorprendió enterarme de que la célebre Mambrú se fue a la guerra, que yo creía propia de los juegos infantiles de España, también lo era en la Alemania del XVIII ¿lo seguirá siendo?
Miro en Wikipedia 📗📘📙y veo que ofrecen la letra en francés, inglés, alemán y castellano. Eso me sorprende aún más. Mambrú era inglés y que la canción se extienda por los dominios de la pérfida Albión tiene su guasa. Es algo así como una venganza poética.
Situémonos. El tal Mambrú de la canción era el duque de Malbourough (John Churchill, antecesor del más famoso aún Winston Churchill). Corría el año 1709. Europa estaba empantanada en la guerra de sucesión española (1701-1713), esa que puso en el trono a los Borbones. Pero no se combatía solamente en territorio peninsular y la coalición de Austria, Inglaterra y Holanda, dirigida por el duque de Malbourough, derrota a las tropas francesas en Malplaquet.
Los franceses, para desahogarse, por rabia o a saber por qué, comienzan a extender el bulo (las noticias falsas nacieron con la palabra) de que Malbourough ha muerto y sacan la cancioncilla que luego se haría muy popular cuando María Antonieta (la de la guillotina) la canta en la corte (parece que la aprendió de su nodriza) y se extiende rápidamente por todo el país... y por media Europa.
Supongo que en la actualidad ni la infancia francesa ni la española ni la alemana ni la inglesa la conoce. Pero si colocáis el título en el buscador de Google os encontraréis con numerosos vídeos y versiones en cada uno de esos idiomas.
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Solanum pseudocapsicum. |
Sí, ya sé que la vegetación en el País Vasco es feraz (he escrito feraz, no feroz, aunque en algún sentido también podría entenderse así). Bueno, aquí y en todos los climas húmedos, pues de momento —siempre que logremos parar el cambio climático🙏🙏🙏— todavía gozamos de un comportamiento atmosférico dentro de lo que son las características del clima oceánico o atlántico, aunque el mes de octubre haya sido más propio de un clima seco. Ya sabéis, la vida nació en el agua y necesita de ella para subsistir.
Pues bien, con el año más bien escaso de precipitaciones que llevamos, no solo octubre, y teniendo en cuenta que cualquier planta, además de agua necesita tierra, yo no dejo de sorprenderme, y mucho, ante el hecho de que a cinco metros del portal en el que vivo, sobre la acera, me encuentre con este arbusto de origen suramericano que no solo ha sido capaz de crecer, sino que además ¡está dando frutos!👀😲🙀.
Sí, sí, imagino que debajo de toda esa capa de progreso civilizatorio y adelanto técnico podremos encontrar, a mayor o menor profundidad, un puñado de tierra sobre el que alguna semilla, después de tremenda y heroica aventura más trabajo espeleológico de primerísimo nivel a través de unas grietas ínfimas, ha logrado arraigar y, finalmente, conseguir asomarse a la superficie.
Escribía Atkins en su estupendo Indagaciones de un científico acerca de las grandes cuestiones de la existencia que la vida es fácil de identificar pero extremadamente difícil de definir (p 67). Yo tengo la impresión de que mucho más difícil que lograr una buena definición de la vida, es lo que la vida hace, su simple y pura manifestación. A mí me parece algo mágico, un milagro, una cosa increíble, capaz de surgir en las situaciones más extremas.
Librerías que disponen del libro. |
Todo empezó en su momento con una frase un tanto peculiar que me llamó mucho la atención: A Goethe, por otra parte, no parece interesarle la guerra de una manera especial (p 25). Una extraña manera de decir que cuando estuvo salpicado por tan desagradable asunto, siempre intentó focalizar la atención sobre aspectos muy distintos a los que llevaban a los grupos humanos a destruirse mutuamente. Pero dejemos eso. Vayamos a Goethe y sus opiniones (cito siempre por esta edición, no por los originales, ya que sería más difícil encontrarlos, y algunos se refieren a textos en alemán):
El único fuego que ha de arder para el individuo es el fuego de la ciencia y el arte, y aunque no sea más que una pequeña chispa, tiene, no obstante, que ser protegida a fin de que, cuando hayan pasado los días de la guerra y su lugar sea ocupado por los de la paz, no falte el imprescindible fuego prometeico (p 26).
No soy de naturaleza guerrera (...), he escrito poemas de amor cuando he amado. Cómo voy a escribir ahora poemas de odio si no odio a nadie. Porque cuando un poeta hace política, tiene que tomar partido, y una vez que hace algo así está perdido como poeta; tiene que decir adiós a su espíritu libre, a su panorámica imparcial (p 27, la negrita es mía).
Y, entre nosotros, yo no odio a los franceses, bien que doy gracias a Dios de que nos deshiciesemos de ellos. ¡Cómo alguien como yo para quien cultura y barbarie son asuntos de importancia, iba a odiar a una nación que es de las más cultivadas de la tierra y a la que he de agradecer una gran parte de mi propia formación (p 27).
(...) ahora bien, la patria de sus fuerzas poéticas y su actividad poética es lo bueno, lo noble, lo bello, algo que no está ligado a ninguna provincia en especial y a ningún país en especial, algo que se prende de él y le da forma allí donde se encuentre. En ello se parece al águila que con mirada libre pende sobre países, y a la que es lo mismo si la liebre sobre la que se lanza va corriendo por Prusia o por Sajonia (p 28).
(...) desde la creación del mundo no he encontrado confesión alguna a la que pueda prestar pleno reconocimineto. Ahora, en cambio, en mis viejos días he sabido de una secta de los hipsistarios que, aferrados entre lo pagano, lo judío y lo cristiano, se manifestaron por valorar, admirar y honrar lo mejor, lo más perfecto que pudieran conocer, y venerarlo en tanto en cuanto estuviese en próxima relación con la divinidad (p 31).
Para contextualizar algunas de las citas recordad que Goethe (1749-1832) vivió la Revolución francesa (1789-1799) y las guerras napoleónicas (1803-1815), además del cacao interno que tenían los territorios de la Confederación Germánica.
Independientemente de todo esto, el libro, desde el punto de vista de la crítica literaria, es un libro excelente.
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Lavandera. Dora Salazar. |
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Antigua Universidad de Oñati. |
No, este no es el edificio que albergó en su momento la universidad más antigua de la provincia, esa en la que estuvo matriculada, seguramente, la primera mujer universitaria de todo el estado, Mª Antonia de Cortázar. Es, efectivamente, una maqueta, pero una maqueta realizada con absoluta fidelidad. Se encuentra dentro del parque de maquetas de Miramón, esa ciudad en miniatura donde se pueden ver en unos pocos metros cuadrados un buen muestrario de los edificios más característicos y singulares que forman el patrimonio arquitectónico guipuzcoano.
Son solo maquetas, pero pueden hacer pasar un rato muy satisfactorio, y en casi todos los casos es la única manera posible de ver los edificios desde todos sus lados. Aquí dejo un pequeño muestrario:
Sede del antiguo ayuntamiento donostiarra. |
Torre Berriatua, Muriku. |
Palacio Igartza, Beasain. |
Legazpi Dorrea, Zumarraga. |
El Adarra nevado. |
a dar la bienvenida al juvenil andarríos
y a la especie más tierna de todos los coleópteros, a la entrañable mariquita.
600 millones de años de evolución nos dejan este par de centímetros de silenciosa belleza. |
Esta columna/monolito debe llevar ahí muchísimo tiempo. Un buen día descubrí que, efectivamente, estaba ahí. Las personas, a veces, también somos invisibles. Ser consciente de su presencia me produjo alegría. |
No puedo evitar enamorarme de esta invasora cada vez que la luz atraviesa las panículas. |
Yo creo que una hoja de hierba no es menos que el trabajo realizado por las estrellas |
Fuente: National Geographic |
Visitas al blog durante el día de ayer a las 8:00. |
Visitas durante los últimos seis meses. |
Todo parece indicar que se van a repetir estas imágenes del año pasado.
Toda la información en Bandera de la Concha.
Coleridge. Fuente: NPG. |
24 de junio de 1833. Tercer encuentro de la British Association for the Advancement of Science. Senate House de la Universidad de Cambridge. William Whewell (1794-1866), profesor de mineralogía y auténtico referente de la asociación, dirige al público congregado el discurso de apertura. Después del brillante discurso inaugural y el aplauso correspondiente, se hace el silencio y se levanta un hombre dispuesto a replicar, era el famoso poeta S. T. Coleridge (1772-1834), creador del primer romanticismo inglés junto con su amigo Wordsworth y autor de la famosa Oda del viejo marinero.
Recordemos que en aquella época a quienes se dedicaban a las tareas científicas se les conocía como filósofos naturales. La filosofía natural era el estudio de cuanto tenía que ver con la naturaleza, es decir, las ciencias naturales y la física.
Coleridge, que ya para entonces raramente abandonaba su casa de Highgate (Londres), y que años antes había escrito un tratado sobre el método científico, se levantó y recriminó al auditorio que se llamaran filósofos naturales. Quienes se dedicaban a buscar fósiles, realizaban experimentos con corriente eléctrica o diseccionaban animales, no eran filósofos, sino gente práctica que hacía cosas, pero nunca gente que se dedicara a cavilar sobre los misterios del universo.
El auditorio estalló en tumultuosa protesta.
Whewell tomó nuevamente la palabra, tranquilizó el ambiente y coincidió con el poeta en que efectivamente faltaba un término que recogiera bien la idea de la actividad a la que se dedicaban quienes allí se habían reunido. Brillante como era, allí mismo propuso por analogía con artist el término scientist. En castellano, es evidente, se pierde la consonancia.
El término tardó unas décadas en aceptarse y extenderse, pero es el que hoy utilizamos. Quién iba a decirnos que un poeta fuera el culpable indirecto de la aparición del término y, como consecuencia, de este desafortunado vivir dándose las espaldas en muchas, demasiadas ocasiones. El exceso de pasión puede aplastar lo razonable.
Mitologik |
La leyenda del mercader de relojes |
La anécdota pertenece Christopher de Hamel. La cuenta en su libro Grandes manuscritos medievales.
Si hay que arder, que sea de amor, por supuesto, y no de calor.
Me explico: no es que entrara en contacto con los fantasmas de ambos artistas. Galicia es mágica, pero yo soy bastante descreído e Ibarrola está vivo.
La cosa fue que mientras paseaba por sus calles, al llegar a la de Vilanova, de repente, me encontré esta fotografía colocada en la pared. Inmediatamente reconocí al maestro de La lengua de las mariposas, y pensé que si estaba allí esa fotografía sería porque allí se habría rodado en todo o en parte la película, al menos la parte correspondiente a las escenas de la escuela. Y, efectivamente, unos poquitos metros más adelante, en la Plaza de Abaixo, estaba el edificio que sirvió de escuela y donde se tomó la fotografía de Fernán Gómez caracterizado como don Gregorio, el maestro.
No había duda, el banco de piedra que está situado a la izquierda, según se mira, era el banco en el que se sentó el actor para que se hiciera esa foto. Sobre su cabeza se puede leer el escudo de la escuela que formaba parte del decorado con el siguiente lema: Ministerio de Instrucción Pública. Escuela Nacional de Niños. Por si acaso, me aseguré buscando información acerca del rodaje de la película. Y sí, el hermoso pueblo de Allariz había sido el elegido por José Luis Cuerda.
Al reclamo de la exposición de mariposas, me acerco al Centro de Interpretación de Ulía. Es la primera vez que paso por él y las sorpresas que me depara son muchas y agradables.
Antes de entrar, me encuentro con un reloj de sol analemático —el enlace me ahorra la explicación—. Yo, devoto del trasterío astronómico, quedo ya entregado y predispuesto favorablemente hacia el Centro.
Las chapas con números indican las horas que va a señalar nuestra sombra una vez colocados. |