lunes, 12 de noviembre de 2018

LA CREACIÓN POR LA METÁFORA. INTRODUCCIÓN A LA RAZÓN POÉTICA

Editorial
Soy de la opinión de que los libros están para ser leídos, entre otras cosas, porque conforman la mayor y mejor comunidad de pensamiento que la humanidad ha podido imaginar, y porque en ellos nos regalan quienes los escriben el mayor y el mejor esfuerzo del que han sido capaces para transmitirnos una idea.

El concepto de razón poética fue introducido por María Zambrano para diferenciar una forma de conocer y de aproximarnos a la realidad distinta de la razón filosófica o discursiva, más argumental y sujeta a modos y maneras racionalistas (Ver Filosofía y poesía). Chantal Maillard parte del concepto de la pensadora malagueña para iniciar una reflexión que profundiza aún más en la misma idea y propone una teoría de la realización de la persona asentada en la acción metafórica, propone una restauración de la unidad personal mediante una sucesiva superación de identidades. Lo que ya por sí mismo es muy meritorio en estos tiempos de fragmentación.

Termina Maillard su texto con este párrafo: 

La razón-poética es apertura para la visión, camino hacia la visibilidad, estado de atención y disponibilidad para el conocimiento de un ser que en esa tensión hacia la apertura se realiza. La razón-poética es, por tanto, acción ética y estética por cuanto que es acción creadora esencial a la vez que existencial, acción que solamente puede realizarse plenamente cuando aquello en lo que estamos (el objeto de la acción, cualquiera que sea) ocupa toda nuestra atención, es decir, cuando en ello va nuestro ser. El hombre nace en la medida en que se entrega, en la medida en muere en sí mismo. El hombre se hace a su ser en la medida en que renuncia a ser sí mismo. Y esto significa también que el ser se hace en la medida en que el hombre se entrega a su acción, cualquiera que esta sea, razón y pasión unidas. Solamente así se cumple la acción metafórica, pues solamente así el impulso creador obtiene la fuerza suficiente para ser eso: pura fuerza creadora, libre de determinaciones, libre para cumplirse en sí misma, libre para ser lo que llamamos azar: fuerza vibrátil, transformadora, mágica.

Desde luego, no es necesario leer a la Maillard pensadora para disfrutar de la Maillard poeta, pero la conexión entre una y otra es tan estrecha, transitan ambas tan por los mismos aledaños del ser y sus recónditos recovecos que leer a la otra solamente ocasiona beneficios y alegrías.


PS: Aunque es un libro agotado, aún se puede encontrar nuevo en librerías de internet, además de en casi cualquier biblioteca.

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