Sigo teniendo el mejor oficio del mundo y miedo me da a veces no estar a la altura de lo que esta profesión tan hermosa me pueda demandar.
Ayer, cuando leía los últimos escritos de este curso, me encontré con un hermosísimo trabajo. No pude dejar de emocionarme.
Ya sé que no es gran literatura. Ya sé que se trata de una redacción escolar, la última de este curso, pero el texto es modélico por cuanto, desde una situación real, el alumno ha sido capaz de transformarla para construir una dedicatoria a sus compañeros y a sus profesores, y en un canto al esfuerzo.
Les había propuesto realizar un escrito bajo el título "Lo que este año ha supuesto para mi". Y el muy valiente —valiente hay que ser para ser agradecido—, sin salirse un ápice del tema, lo ha transformado en una arenga y una loa al esfuerzo que supone empezar a estudiar cuando la vida nos ha llevado a situaciones muy alejadas de los libros y con horarios imposibles.
Para que se entienda mejor lo que en el escrito expresa, debo decir que dentro del aula hay personas de todos los continentes, excepto de Oceanía.
A mí sólo me resta darle las gracias desde lo más profundo de mi ser y esperar que su texto sirva de ánimo y ejemplo a otras personas que se encuentren en parecidas circunstancias, y que este hermoso texto tenga una larga vida en internet.
Gracias, Dani.
SUPERHÉROES
Hoy quiero hablar de superhéroes, pero no de esos que se cambian la ropa en una cabina de teléfono y salen al rescate de una bella dama, ni de ningún trepamuros que con su tela de araña se desplaza grácilmente por la ciudad de Nueva York.
Quiero hablar de superhéroes venidos de tierras lejanas, de lugares donde habitan grandes fieras, de lugares donde el olor a especias inunda todos los rincones, o de esos que cruzan el gran charco para luchar contra el mal, sin olvidarme, claro, de los héroes de mi entorno.
A todos estos héroes y heroínas los veo de lunes a jueves peleando contra sus peores y más fieros enemigos: contra el Dr. Negación, la malvada No Puedes y el irritante Sr. No Serás Nadie.
Todas estas personas a las que admiro de verdad por su lucha incansable, aún teniendo que cuidar de sus familiares y mantener sus trabajos, son mis compañeros del Centro Zuloaga, esa gran mansión de jóvenes mutantes.
En esta mansión se encuentran el profesor Magneto, que con su poder para transmitir las matemáticas de manera sencilla y efectiva, nos ayuda a comprender ese mundo tan complicado. También está el profesor X, nuestro mentor, que con su sabiduría consigue sacar los poderes ocultos de cada uno de nosotros y que a través de su paciencia y su sonrisa logra trasmitirnos las ganas de continuar aprendiendo y de seguir creciendo intelectualmente.
Hoy quiero daros a todos las gracias, a mis compañeros superhéroes de todo el mundo porque sois un ejemplo de constancia y superación personal, a mis profesoras y maestros porque habéis conseguido que sigamos en la lucha contra la desgana, la apatía y el no puedo.
Pero la lucha no acaba hoy aquí, compañeros, la lucha debe continuar hasta que hayamos conseguido alcanzar nuestros objetivos.
Firmado:
El superhéroe de la última fila