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lunes, 14 de marzo de 2022

POESIALDIA 2022


 Siento no haber dado noticia antes, porque quienes os enteréis por medio de este blog ya no podréis acceder al espectáculo poético musical que tuvo lugar el viernes, pero aún estáis a tiempo de poder disfrutar del resto de actividades preparadas por la organización de este Poesialdia 2022 y que se llevarán a cabo en Ernest Lluch K. E.

Entresaco y coloco enlaces:


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Путин, немедленно останови войну!

sábado, 8 de diciembre de 2018

EUGENIO MONTALE, DOS POEMAS


Editorial

El tema central de mi poesía es la condición humana considerada en sí misma, no un determinado acontecimiento histórico. Eso no significa sentirse ajeno a lo que ocurre en el mundo; significa solo conciencia y voluntad de no confundir lo esencial con lo transitorio... habiendo sentido desde mi nacimiento una total falta de armonía con la realidad que me rodeaba, la materia de mi inspiración no podía ser otra que esa falta de armonía.

Así respondía Eugenio Montale, uno de los tres o cuatro auténticamente grandes de la poesía italiana del XX, en una entrevista allá por 1951. Tal vez porque hoy me siento un poco montale es por lo que he acudido a su poesía. Los estados de ánimo,ya sabéis, son en muchas ocasiones un tanto caprichosos. Yo preferiría sentirme tipo mozart o kandinsky o fidias o incluso safo; pero no me sale, estoy en modo montale. Así que he ido a por el tocho de su Poesía completa.

Del primer poemario, Huesos se sepia, os dejo el celebérrimo poema "Los limones"; de Diario del 71 y el 72, el poema que lleva por título "Para acabar".


LOS LIMONES

Óyeme, los poetas laureados
solo se mueven entre plantas
de nombres inusuales: boj, ligustro o acanto.
Yo prefiero los caminos que conducen
a herbosas zanjas donde en charcas medio secas
capturan los muchachos
una pequeña anguila:
los senderos que bordean las hondonadas
descienden entre las matas de las cañas
y llevan a las huertas, entre los limoneros.


Mejor si la algazara de las aves
muere engullida por el cielo:
más claro se oye el susurrar
de las ramas amigas en el aire
casi inmóvil, y el fondo de este olor
que no sabe desprenderse de la tierra
e inunda el pecho de dulzura inquieta.
Aquí de las desviadas pasiones
la guerra calla por milagro,
aquí también nos toca a los pobres
nuestra parte de riqueza,
y es el olor de los limones.


Mira, en estos silencios en que las cosas
se abandonan y parecen
cercanas a mostrarnos su último secreto,
hay veces que uno cree que está por descubrir
una omisión de la Naturaleza,
el punto muerto del mundo, el eslabón faltante,
el hilo que, desenrollado, nos entregue
al fin una verdad. Los ojos escudriñan,
la mente indaga, asocia, descompone
en medio de una avalancha de perfume
que avanza mientras languidece el día.
Son los silencios donde puede verse
en cada sombra humana que se aleja
alguna perturbada Divinidad.


Mas la ilusión no dura: el tiempo nos devuelve
a la ciudad ruidosa donde el azul se muestra
por retazos, arriba, entre cornisas y molduras.
La lluvia, luego, cansa la tierra;
se espesa arriba de las casas el tedio del invierno,
la luz se vuelve avara, amarga el alma.
Hasta que un día, de algún portón dejado
sin cerrar, entre los árboles de un patio,
vemos el amarillo de los limones
y el oprimente hielo se deshace
y a nuestros corazones bajan
las notas fragorosas
de los clarines de oro del esplendor solar.





PARA ACABAR


Recomiendo a mis sucesores
(si los hubiere) en materia literaria,
lo que es poco probable, que enciendan
una bonita hoguera con todo lo que tiene
que ver conmigo, lo que hice, lo que no hice.
No soy un Leopardi; dejo poco por quemar
y ya es mucho vivir en porcentaje.
Viví al cinco por ciento, no aumentéis
la dosis. Muy a menudo, en cambio, llueve
sobre mojado.

martes, 14 de enero de 2020

LÍRICA GRIEGA (ANTIGUA)

Se puede decir que cuando la sociedad arcaica griega de las monarquías autoritarias derivó primero hacia sociedades aristocráticas y después fueron siendo sustituidas por las democracias urbanas, la literatura también cambió y se fue volviendo cada vez más íntima e inmediata. De hecho, lo que conocemos como poesía "lírica", palabra con la que nos referimos al tipo de poesía más ligada al sentimiento y a la reflexión personal, nace en la Grecia de aquella época, y adquiere este nombre porque se trataba de un creación que se solía acompañar con algún instrumento musical, generalmente la lira.

A grandes rasgos, la poesía lírica griega puede dividirse en cuatro grupos, más o menos, en este orden temporal: elegíaca, yámbica, coral y monódica —para más detalles, se puede consultar la Historia de la literatura griega—. Las circunstancias históricas y la proliferación de nuevas voces hacen que se produzcan cambios profundos en la poesía griega. Surgen poetas como Anacreonte, Arquíloco, Píndaro, o Safo que adquieren gran resonancia en la antigüedad y que tienen una indudable influencia en la posterior literatura latina, como es el caso de la poeta de Lesbos, imitada por Catulo y Ovidio. ¡Lástima que se conserven tan pocos textos y tan incompletos!

Existen numerosas traducciones y antologías de la lírica griega, algunas las podéis encontrar completas en internet, y, desde luego, todas las bibliotecas disponen en sus fondos, en mayor o menor medida, de ellas. 









Podéis oír más poemas antiguos griegos en Canta el aedo.


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Algunas instrucciones para no perderse (si no se tienen conocimientos previos) y llegar con bien al puerto.