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jueves, 22 de enero de 2015

BÉCQUER, ESE DESCONOCIDO

Os dejo aquí este interesantísimo documental de La Claqueta. Se trata de una aproximación seria y bien documentada a la figura del poeta sevillano, del que no siempre tenemos una idea clara y objetiva.

El guión es de Aleix Raya y Miguel A. Reina; la dirección, de Manuel H. Martín. 





No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira.
Podrá no haber poetas, pero siempre
                    habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
                    palpiten encendidas;
mientras el sol las desgarradas nubes
                    de fuego y oro vista;

mientras el aire en su regazo lleve
                    perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
                    ¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
                    las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
                    que el cálculo resista;

mientras la Humanidad, siempre avanzando,
                    no sepa a do camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
                    ¡habrá poesía!

Mientras sintamos que se alegra el alma
                    sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
                    a nublar la pupila;

mientras el corazón y la cabeza
                    batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos,
                    ¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
                    los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
                    al labio que suspira;

mientras sentirse puedan en un beso
                    dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa,
                    ¡habrá poesía!

domingo, 15 de abril de 2012

SAN JUAN DE LA CRUZ EN PUENTEDEY


Esta es una imagen del recital que organizamos en Puentedey, Burgos.

La verdad es que atrevimiento no nos faltó, porque llevar la poesía del místico castellano del siglo XVI al público actual es, sin duda, un acto atrevido. La misma osadía y voluntad demostró el público asistente con su presencia.

Y si osado fue el intento, la sesión resultó ser muy sosegada, casi a la par del propio Cántico espritual, del que os dejo la lira número 14, una de las más bellas, en mi opinión, de todo el poema.

la noche sosegada
en par de los levantes del aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.



A ver si la pequeña biblioteca que aparece detrás tiene tanto éxito como el recital.

domingo, 3 de octubre de 2010

LIRA

(Imagen procedente de Atlas del Universo, de M. A. Garlick y W. Tirion )

Esta pequeña constelación representa la lira que construyó Hermes, que éste regaló a Apolo y, más tarde, Apolo obsequió a Orfeo. Para construirla, Hermes había vaciado una tortuga y, luego, sobre el caparazón vacío, había colocado siete cuerdas. Orfeo le añadió otras dos.

Orfeo, el mejor músico que jamás haya existido, tocaba tan bien la lira que la naturaleza entera se detenía a escucharla. Todo quedaba en pausaba, atento a los sones del músico. Más tarde Orfeo conoció a Eurídice y se casó con ella, pero poco tiempo pudieron disfrutar del amor porque un día que paseaba por el bosque Eurídice se encontró con Aristeo. Éste, encaprichado con ella quiso forzarla. Eurídice huyó, mas en la carrera tuvo la desgracia de pisar un víbora que se revolvió y la pico en el tobillo. Poco después murió. 

Orfeo acudió al Hades en su busca. Allí logró convencer a Perséfone y al propio Hades de que la devolvieran a la vida, eso sí, con la condición de que no mirara hacia atrás hasta que saliera del Infierno. Sin embargo, Orfeo, no pudiendo aguantar la curiosidad, y cuando faltaba poco para salir, se volvió hacia atrás y, en ese instante, perdió a Eurídice para siempre.

Cuando murió Orfeo, las Musas pidieron a Zeus que colocara su lira en el cielo. 

martes, 31 de agosto de 2010

LOS NOMBRES DE LOS DÍAS

Para Charo, Ana Cristina, Maite, Peio, Josetxo y Javi, amigos que preguntan.
Para Maite, que siempre está conmigo.

Los nombres de los días de la semana los hemos tomado del cielo, de los planetas que giran en torno al sol, de los dioses que habitaban en él, pero tienen mucho que ver con Pitágoras y la música de las esferas. 

Pitágoras, en su afán ordenador y clasificador, no podía entender un universo caótico. Desde su concepción del mundo y del universo, todo debía estar sujeto a leyes matemáticas, al imperio del número... y de la música.


Los cuerpos celestes visibles a simple vista y, por tanto, conocidos desde muy antiguo eran la Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno (y éste era precisamente su orden aparente vistos desde la Tierra, centro del universo, según se creía entonces. Más allá estaban las estrellas). Todos esos cuerpos giraban dando vueltas alrededor de la Tierra, cada uno en una esfera. Y cada uno de ellos producía un sonido. Juntos formaban la escala musical completa: Luna-do, Mercurio-re, Venus-mi, Sol-fa, Marte-sol, Júpiter-la y, por último, Saturno-si.

(Dibujo de Toño Bernedo para el libro El desafío del Universo. Austral, 2007)


Pitágoras también se dio cuenta de que la división musical de la octava en una cuarta (do-fa) y en una quinta (fa-do), o en una quinta y una cuarta, correspondía exactamente con que el número 2 es igual al producto de 4/3 por 3/2, o viceversa. Es decir, sumar o restar intervalos musicales se corresponde con multiplicar o dividir sus relaciones. A partir de ahí, como la cuarta se obtiene restando una quinta de una octava, bajando o subiendo por las escalas a paso de quintas y octavas se generan las relaciones correspondientes a todas las notas.

Para encontrar las leyes matemáticas del universo basta con pensar que éste es una lira que Apolo toca. Y procediendo por quintas, las esferas quedan dispuestas en este orden: Luna-do, Marte-sol, Mercurio-re, Júpiter-la, Venus-mi, Saturno-si y Sol-fa. Ya tenemos ordenado y sonando en armonía el universo y, además,  insertos en él los números enteros y racionales, como no podía ser menos. Todo en orden, incluidos los días de la semana.

De esta ordenación místico/musical/matemática procede el orden de los días de la semana. Bien es cierto que con la aparición del cristianismo perdimos, en castellano, los dos últimos (sábado de sabat -día de descanso del hacedor-, domingo de dominica -día del señor, el hacedor anterior-), cosa que no ocurre en inglés o en alemán, por ejemplo.

Más información:
http://www.tendencias21.net/Un-satelite-de-la-Nasa-confirma-la-musica-de-las-esferas_a494.html (repercusión actual).


Si te ha interesado esta entrada, quizás te interese esta otra: ¿Por qué vemos lo que vemos de la Luna?

lunes, 23 de agosto de 2010

CISNE

La estrella más brillante de esta constelación es Deneb, que junto con Vega (en Lira) y Altair (en Águila) forman el triángulo de verano. Está atravesada de cola a cabeza por la Vía Láctea, por lo que en el espacio que ocupa se encuentran numerosos objetos dignos de observación durante las limpias noches de verano. Pero vayamos con el mito:


Desde los más remotos tiempos se ha visto en esta constelación un ave. Si nos vamos a la antigua Grecia, una leyenda identifica el cisne con Orfeo y así podría estar siempre junto a su lira. Sin embargo, la leyenda más extendida es la que se refiere a Zeus y a Leda, la hermosa mujer de Tindáreo.


Cuando Zeus se encaprichó de la diosa Némesis, la persiguió por aire, mar y tierra, transformándose ambos en animales que pudieran surcar rápidamente los distintos elementos. En el aire, Némesis se convirtió en ganso y Zeus en cisne, la dio alcance y, después de cubrirla, la diosa/ganso puso un huevo que entregó a Leda y del que más tarde nacería Helena de Troya.


Pero la versión más divulgada es la que cuenta que fue Zeus el que se unió a Leda, reina de Esparta, y que ésta puso luego un huevo del que nacieron Helena, Cástor y Pólux. Dentro de esta misma versión existe la variante que cuenta que como esa misma noche se había acostado con su esposo, sólo Helena era hija de Zeus, mientras que Cástor y Pólux eran hijos de Tindáreo. Las variables, según quien recoja la leyenda, son numerosas, sobre todo si tenemos en cuenta que también Clitemnestra forma parte de la incubación. Cosas de dioses y de huevos.

Para terminar, el soneto de W. B. Yeats:


LEDA Y EL CISNE

Una ráfaga súbita: las magnas alas desplegadas
sobre la doncella vacilante, los muslos acariciados
por las negras palmas, en el cuello el pico preso;
indefensa y sujeta pecho contra pecho.

¿Cómo pueden esos frágiles dedos aterrados
defender los mansos muslos de la gloria alada?
Y ante ese blanco torrente, un cuerpo así tendido,
¿qué hace salvo sentir el palpitar desconocido?

Un espasmo en la entrepierna concibe
el muro caído, el techo y la torre ardiendo,
a Agamenón y su muerte.
                                  Tan impotente,
tan rendida ante el brutal hijo del aire,
¿unió ella al recibirlos el saber y el poder
antes de que el indiferente pico la dejara caer?

(La traducción es de Gustavo Negrín)

martes, 2 de marzo de 2010

OSA MENOR


Poco se puede contar desde la mitología sobre la Osa Menor, ya que alude a personajes menores.

Según una versión es Fenice, ninfa compañera de Artemisa que, como Calisto, es seducida por Zeus. Y lo mismo que ocurre con Calisto, ocurre con ella: Artemisa la transforma en osa, pero cuando se entera de que ha sido Zeus el responsable de la seducción la catasteriza, esto es, la convierte en constelación.

Según otra versión es Cinosaura, una ninfa que habitaba en el monte Ida de Creta, donde Rea escondió a su hijo, Zeus, para que no fuera devorado por Crono. Cinosaura cuidó durante ese tiempo de él. Más tarde, Zeus, en agradecimiento la transformó en la Osa Menor o en su estrella más brillante, la Polar.

Yo, cuando llevo un grupo a observar el cielo nocturno, suelo mentir un poquito y les digo que la Osa Menor es el hijo de Calisto, Árcade. De esta forma están siempre juntos en el cielo. La mentira no es muy grande, porque Árcade es Arcturus, la estrella más brillante de Boyero. Pero ya contaré en otro momento la historia de esta otra constelación.

Historias aparte, la Osa Menor es importante porque en ella se encuentra la estrella Polar, que es la que nos marca el norte en este hemisferio... de momento. Dentro de 11.500 años será la estrella Vega, de la constelación de Lira la que lo haga, aunque nosotros no lo veremos.