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viernes, 22 de junio de 2018

CANON, de Jaime Siles

Vuelvo a leer un librito que tenía ya olvidado y perdido, y que gracias a la reedición vuelve a mis manos: Canon, de Jaime Siles, galardonado en 1973 con el hace mucho tiempo desaparecido Premio Ocnos. Libros del Aire lo rescató con motivo de su cuadragésimo aniversario.

Jaime Siles pertenece por edad a la que él mismo denominó como generación del lenguaje y que más habitualmente conocemos como novísimos, lo que quiere decir, a muy grandes rasgos, que el marco estético en el que se sitúa es aquel en el que se prima una cuidada estética, un extremado rigor de la palabra, un trabajo metapoético y un acusado carácter intelectual. No es, por tanto, una poesía fácil, pero sí es una poesía que nos puede ofrecer grandes gozos estéticos, una vez rebasadas las primeras dificultades

De este título hay un par de poemas que han superado el paso del tiempo y que continuamente se repiten cuando se habla de él: "Tragedia de los caballos locos" y "Daimon Atopon". El primero os lo dejo en forma de vídeo y en la voz del autor, transcribo el segundo.



DAIMON ATOPON

A Marifé y Pepe Piera
              
I

Se te puede buscar bajo un ciprés de espuma,
en los dedos del aire, metálico del sueño,
en un volcán de pájaros incendiados de nieve
o en las olas sin voz de los peces de plata.
            
Te ocultas en los ríos,
en las hojas de piedra,
en las lunas heladas.
Vives tras de las venas,
al borde de los dientes,
invisible en la sangre, desnuda, de la aurora.
            
Te he visto muchas veces arder en los cristales,
saltar en las pupilas,
consumirte en los ecos de un abismo innombrable.
            
Tu sombra me dio luz,
acarició mi frente,
se hizo cuerpo en mi boca.
Y tu mirada quema, relámpago de hielo,
humo en las cejas,
lava.
              

II

Árbol de olvido, tú,
cuerpo incesante,
paloma suspendida sobre el vértigo.
Hay una sal azul tras de tus cejas,
un mar de abierto fuego en tus mejillas
y un tic-tac indecible que me lleva
hasta un profundo dios hecho de espuma.
            
Y es otear el aire,
arañar el misterio,
acuchillar la sombra.
            
Y te voy descubriendo,
metálica mujer, entre el espino:
un murmullo de sangre transparente
en el rostro perdido del silencio.

              
III

Por ti la luz asciende a mediodía,             
arena prolongada hasta mis labios,
hilo de tierra ardiente y presurosa             
donde el espacio brota mas intenso.

Es un géiser de espuma,
de interrumpida lava,
de paloma incompleta
que multiplica el aire en dimensión de voces.
            
Todo es música, nota, diapasón.
Hasta los cuerpos, en la nada, suenan.


No es mi intención ocuparme del análisis de la obra de nadie, ni este es un espacio para ello. Pero si alguien necesitara alguna ayuda orientativa, además de la bibliografía especializada, siempre puede acudir al vídeo del profesor Jesús G. Maestro en el que, a partir de la exégesis que realiza de Himnos tardíos, ofrece las claves para adentrarse en la obra del poeta valenciano. Advertencia: el vídeo es como una clase grabada, el lenguaje que utiliza es, por tanto, técnico.

miércoles, 4 de enero de 2023

NOVALIS (Friedrich von Hardenberg)

HIMNOS A LA NOCHE

I

Librerías que disponen de él.
¿Qué ser vivo, dotado de sentidos, no ama, por encima de todas las maravillas del espacio que lo envuelve, a la que todo lo alegra, la luz —con sus colores, sus rayos y sus ondas; su dulce omnipresencia, cuando ella es el alba que despunta? Como el más profundo aliento de la vida la respira el mundo gigantesco de los astros, que flotan, en danza sin reposo, por sus mares azules — la respira la piedra, centelleante y en eterno reposo, la respira la planta, meditativa, sorbiendo la vida de la tierra, y el salvaje y ardiente animal multiforme — pero, más que todos ellos, la respira el egregio Extranjero, de ojos pensativos y andar flotante, de labios dulcemente cerrados y llenos de música. Lo mismo que un rey de la Naturaleza terrestre, la luz concita todas las fuerzas a cambios innúmeros, ata y desata vínculos sin fin, envuelve todo ser de la Tierra con su imagen celeste. — Su sola presencia abre la maravilla de los imperios del mundo —. Pero me vuelvo hacia el valle, a la sacra, indecible, misteriosa Noche. Lejos yace el mundo —sumido en una profunda gruta — desierta y solitaria es su estancia. Por las cuerdas del pecho sopla profunda tristeza. En gotas de rocío quiero hundirme y mezclarme con la ceniza. — Lejanías del recuerdo, deseos de la juventud, sueños de la niñez, breves alegrías de una larga vida, vanas esperanzas se acercan en grises ropajes, como niebla del atardecer tras la puesta del sol. En otros espacios abrió la luz sus bulliciosas tiendas. ¿No tenía que volver con sus hijos, con los que esperaban su retorno con la fe de la inocencia?

¿Qué es lo que, de repente, tan lleno de presagios, brota en el fondo del corazón y sorbe la brisa suave de la melancolía? ¿Te complaces también en nosotros, Noche obscura? ¿Qué es lo que ocultas bajo tu manto, que, con fuerza invisible, toca mi alma? Un bálsamo precioso destila de tu mano, como de un haz de adormideras. Por ti levantan el vuelo las pesadas alas del espíritu. Oscuramente, inefablemente nos sentimos movidos — alegre y asustado, veo ante mí un rostro grave, un rostro que dulce y piadoso se inclina hacia mí, y, entre la infinita
Editorial
maraña de sus rizos, reconozco la dulce juventud de la Madre–. ¡Qué pobre y pequeña me parece ahora la Luz! — ¡Qué alegre y bendita la despedida del día! — Así, sólo porque la Noche aleja de ti a tus servidores, por esto sólo sembraste en las inmensidades del espacio las esferas luminosas, para que pregonaran tu omnipotencia — tu regreso — durante el tiempo de tu ausencia. Más celestes que aquellas centelleantes estrellas nos parecen los ojos infinitos que abrió la Noche en nosotros. Más lejos ven ellos que los ojos blancos y pálidos de aquellos incontables ejércitos — sin necesitar la Luz, ellos penetran las honduras de un espíritu que ama — y esto llena de indecible delicia un espacio más alto. Gloria a la Reina del mundo, a la gran anunciadora de universos sagrados, a la tuteladora del amor dichoso — ella te envía hacia mí — tierna amada — dulce y amable sol de la Noche, — ahora permanezco despierto — porque soy Tuyo y soy Mío — tú me has anunciado la Noche: ella es ahora mi vida — tú me has hecho hombre — que el ardor del espíritu devore mi cuerpo, que, convertido en aire, me una y me disuelva contigo íntimamente y así va a ser eterna nuestra noche de bodas.

(Traducción: Eustaquio Barjau).

Tal vez Novalis (1772-1801) sea el más romántico de los poetas románticos, es decir, el que lleva las ideas del romanticismo sobre la realidad, el idealismo, el amor y la estética a una mayor radicalidad. El idealismo mágico novaliano y la moralización de la Naturaleza, serían dos buenos ejemplo; la flor azul que anhelaba y veía en sueños es ya un símbolo universal de la creación romántica. 

Existen multitud de traducciones de sus obras. Encontrar cualquiera de ellas en las librerías, en las bibliotecas o incluso en formato pdf en internet no tiene ninguna dificultad.

La biografía que publicó Antonio Pau sobre él es una excelente biografía y una forma muy amena de introducirnos en la vida y en el pensamiento poético del alemán, además de servir como antología mínima de su obra. Imprescindible.

Y por si alguien se anima, un poquito de intrusión universitaria a cargo del profesor Francisco Salaris, asequible a todo el mundo:


***


martes, 20 de diciembre de 2022

RESURRECCIÓN, JULIA OTXOA



Editorial
La casualidad ha querido que nada más terminar de leer este poemario me haya enterado de que su autora iba a realizar la presentación en el Centro Cultural Okendo. Lo he dejado todo y me ido a escucharla. No es que el poemario necesite ninguna exégesis, pues todo él es prístino, es que las palabras de Julia Otxoa transmiten otro aliento que la lectura silenciosa y solitaria no es capaz ofrecer. 

El libro está organizado en dos secciones. El título de la primera es el mismo que aparece en la cubierta y es un homenaje emocionado a cuantas víctimas de su familia dejó la guerra civil.


DETRÁS DE CADA HERIDA
LA LUZ QUE LA NOMBRA


Detrás de cada herida la luz que la nombra.

Soy el miedo de mis antepasados perseguidos.
En el fluir de mi sangre sus rostros reflejados como las luminosas flores del manzano.

En la narración de lo que fue, ellos nacen de nuevo, los resucita mi palabra.

Se diría, abuelo, que he mutado en ti
y ahora soy tu calavera horadada por las balas,
tu pierna rota,
tu árbol de huesos
sosteniendo el alba.




VUESTROS CUERPOS
DE LUMINOSA ARCILLA


Esperadme junto a la hierba luisa y el romero,
escribiré vuestra historia,
rescataré la huella de vuestros cuerpos
de luminosa arcilla.


Acompañadme en esta travesía de sombras
para desenterrar el agua perdurable,
que saciará la antigua sed que clama
y clama, y se vuelve fuego en la garganta,
nudo seco esperando
un latido de fuentes.


Ábrase la tierra y surja el canto
que relata.


Tan sólo cuento con un pequeño lápiz para el viaje.
toda mi fuerza sostenida en mi fragilidad.


La segunda sección lleva por título Del paisaje que somos. Continúa presente la memoria de los seres perdidos, pero si en la primera la palabra de Otxoa resucita desde el más profundo cariño a quienes ya no están, si en ella podemos leer un relato más próximo a personas reales, en este apartado se trasciende el hecho personal y aunque en ocasiones se puede intuir la anécdota, toda la naturaleza ofrece un cobijo ontológico y hace real ese ser uno con todo cuanto nos rodea que Hiperión reclamaba a través de la pluma de Hölderlin:


EL LIBRO DEL UNIVERSO

No hay mayor tesoro
que unos ojos que enamorados miran
la espesura, lo frondoso del aire,
y saben leer como en un libro
los prodigios del cielo y sus señales,
el encendido alfabeto de la tierra y sus criaturas.


No hay mayor tesoro
que palpitar con todo,
como incesante llama
en este breve tiempo en el que somos.


Como nos recuerdan los dos últimos versos que cierran el poemario, tal vez sea la alegría de darse / por entero al asombro del amor en cada rosa lo único que pueda salvarnos.

***


domingo, 7 de junio de 2020

LOS DOS NOBLES CABALLEROS (EL UNIVERSO SHAKESPEARE, 32)


¡Oh dolor y tiempo,
temibles consumidores, lo devoráis todo!
(act I, esc 1)

Los dos nobles caballeros o Dos nobles de la misma sangre, según traducciones, es la obra final de Shakespeare, escrita en colaboración de John Fletcher (como en Enrique VIII). De hecho, nuestro autor solo es responsable del primer acto, de la primera escena del tercero y del último acto, excepto la segunda escena. La obra se basa en El cuento del caballero, de Chaucer. Está considerada como una tragicomedia y tiene un profundo aire sombrío.

La acción se desarrolla en la antigua Grecia y, grosso modo, lo que nos cuenta es la historia de dos caballeros, Palamón y Arcite, primos de idénticas querencias y convicciones, que son apresados y encarcelados por Teseo, Duque de Atenas. Desde la celda ven a la princesa Emilia, hijastra de Teseo, y ambos se enamoran de ella. Emilia no tiene claro cuál de los dos le gusta más. La cosa se resolverá en un duelo.

Pero el interés de la obra no reside en el argumento, ni en lo que ocurre en las ciudades rivales (Tebas y Atenas), sino en las palabras y en que Shakespeare siembra, como nos recuerda Bloom, la violencia organizada y el eros en una confusión que no habrá de resolverse, porque el capricho o el azar gobierna cuanto existe. A mí, salvando las distancias, esta obra me recuerda a Babel, la película de Iñárritu, donde todo estaba conectado por el azar.

Ya no queda ni una pizca de glorificación de la guerra. El parlamento de Hipólita, la reina amazona y mujer de Teseo, no puede ser más claro ni más contundente: Hemos sido soldados, y no podemos llorar cuando nuestros enemigos se ponen los yelmos, o se hacen a la mar, o hablan de niños ensartados en la lanza, o de mujeres que han cocido a sus niños —y después los han comido— en la salmuera que lloraron al matarlos (acto I, esc 3).

Tampoco son nada despreciables las alusiones homoeróticas. Habla Emilia: Este ensayo —que toda inocente sabe bien que llega como bastardo del viejo desbocamiento— tiene su fin. Que el verdadero amor entre doncella y doncella puede estar más que en la división sexualResponde Hipólita: Estás sin aliento. Y este paso tan apresurado es solo para decir que nunca —como a la doncella Flavina— amarás a nadie que se llame hombre (I, 3).

Este paseo por el amor y la muerte, dominado por Venus y Marte, que nos sirve el Shakespeare más maduro y escéptico es una visión poco halagüeña. Si Marte destruye exteriormente, Venus lo hace desde dentro. Solo queda la despedida que nos sirve por boca de Teseo:

¡Oh hechiceros celestiales,
Qué cosas hacéis de nosotros! Por lo que nos faltaba
Nos reímos; por lo que tenemos nos entristecemos; siempre
Somos niños de alguna manera. Demos las gracias
Por lo que es, y dejemos para vosotros las disputas
Que están por encima de nuestras pesquisas. Vámonos
Y comportémonos como los tiempos.

TELÓN

lunes, 22 de abril de 2019

CHILLIDA LEKU


Efectivamente, el museo que acoge buena parte de la obra de Eduardo Chillida, el Chillida Leku, está nuevamente abierto para el público desde el día 17 de abril, después de ocho años de cierre. Un acuerdo entre la familia y la galeria suiza Hauser & Wirth lo ha hecho posible.



El lugar es ídilico y se presta estupendamente al disfrute del arte, del paseo y de la conversación. Las once hectáreas de terreno y su alternancia de campas y arbolado, el caserío Zabalaga y su bien acondicionado interior, y hasta la misma remodelada zona de servicios, todo contribuye a facilitar la expansión del ánimo.



El museo dispone de una gran retrospectiva de la obra de Chillida. Lo profundo es el aire, Loturas, Buscando la luz, De música, Arco de la libertad...; Hierros, granitos, alabastros...; sus célebres Gravitaciones; una sala dedicada al proyecto del Peine del Viento...  Más adelante se quiere abrir el archivo y la biblioteca personal de Chillida. 

Todo está muy bien, pero, no sé, yo hecho de menos una programación que incluya otros eventos artísticos. Me parece difícil sostener un museo de esta magnitud con la sola obra de un autor, por muy excepcional que este sea, si no se ofrece paralelamente algo más. Y ese "algo más" debería estar ya programado. 


En cualquier caso, 
¡larga vida al Chillida Leku!


viernes, 8 de noviembre de 2019

EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO (EL UNIVERSO SHAKESPEARE, 10)



La actualidad de Shakespeare —los clásicos siempre son actuales— tal vez se perciba mejor en esta obra más que en ninguna otra por su profundo carácter metafórico y su aire travieso y juguetón.

Hay muchas historias en esta historia de amor, y hay también muchos planos en esta obra tejida desde la fantasía, pero en la que la realidad no deja de asomarse. Jugar con diferentes horizontes y distintas historias es algo que al bueno de Shakespeare se le da muy bien, pero aquí lo borda.

Por un lado están los personajes reales con sus historias de amor cruzado; por otro, los habitantes del bosque, los seres imaginarios; y, para que no falte de nada, también aparecen los cómicos, a medio camino entre unos y otros, y acaso, las piezas de una historia menos conscientes de ella, pero no menos necesarias.

Sin embargo, los protagonista indiscutibles son Titania y Oberón, reina y rey de hadas y de duendes, cuyas desavenencias conyugales son el motor que impulsa la acción, que, como todo el mundo sabe, transcurre durante una deliciosa noche de verano, la noche de San Juan, en un bosque encantando.

Ya sabemos que el amor es ciego y más si nos encontramos bajo los efectos de un filtro amoroso. Así le va a ocurrir a Titania, quien se enamora ciegamente de un pobre cómico transformado en asno. Necesario es recordar aquí que este animal era considerado en la antigüedad como símbolo de la potencia sexual.

El hechizo de amor de Oberón, que Puck reparte a diestro y siniestro, es el preludio de lo que casi llega a ser una orgía a la que se ven empujados no solamente Titania y Fondón (convertido en burro), sino también Demetrio, Helena, Lisandro y Hermia. 

Como alguien ha dicho, el sueño que viven las parejas durante una noche del solsticio de verano es el mismo del que se va a despertar la cultura europea tres siglos más tarde, cuando Freud proclame la necesidad de examinar cada uno de los nuestros —los sueños— para llegar a conocer cuáles son nuestros impulsos y deseos más profundos.


***
Si no tenéis el texto a mano, siempre podéis recurrir a alguna de las múltiples interpretaciones dramáticas o adaptaciones cinematográficas que se han realizado. O a esta de la Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid que generosamente han colgado en YouTube. Y que el fin de semana os sea propicio.

viernes, 18 de septiembre de 2020

POESIA Y PENSAMIENTO 2020

La segunda jornada de Poesía y Pensamiento 2020 se inició ayer con una disertación de Fernando Golvano —nada más adecuado— sobre el arte, la creación y el conocimiento, o dicho de otra manera sobre la poiesis y la physis. Por sus párrafos desfilaron las inevitables y bien traídas citas de Heráclito, Platón, Aristóteles, Lyotard o Heidegger; aunque la más hermosa de todas y la que mejor explica la manera que tiene el acto creativo de aproximarnos a la realidad sigue siendo la que el escultor robó a Guillén, lo profundo es el aire. Estoy seguro de que Chillida hubiera asistido muy a gusto a la conferencia.

Después de la reflexión, vino la creación. Luis Garde y Eli Tolaretxipi se encargaron de poner las palabras; Iratxe Paredes y Jon Makuso, la música. La música de Bach, por supuesto. Tan querida por el escultor al que, de alguna manera y sin que se haga explícito, se homenajea año tras año en estas jornadas.


Y como yo no tengo vídeo de lo acontecido ayer, dejo aquí a Lang Lang y su recentísima interpretación de las Variaciones Goldberg

domingo, 5 de enero de 2014

ANTONIO COLINAS, poeta tranquilo

Desconozco cuáles son los mecanismos mediante los cuales asociamos los más variados elementos en los que nos sumergimos a lo largo del día. El caso es que hoy, leyendo a Colinas, tenía continuamente presente la imagen de un amigo amante del mar en general y del Mediterráneo en particular. Del Mediterráneo no sólo como mar, sino también como forma de vida, como cultura, como idea y como representación.

Pero no queda ahí el vago concepto asociativo. De Noche más allá de la noche he ido a Cómo se hace un poema porque recordaba que Antonio Colinas había tomado parte en él, y me encuentro con que lo que comentaba entonces era el Canto XXXV de su libro, y que sugería a los lectores que lo aprendieran de memoria porque estaba convencido de que al repetirlo producía una especial paz. 

Querido amigo, que contigo sea el mayor de los sosiegos.

CANTO XXXV

Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
He respirado al lado del mar fuego de luz.
Lento respira el mundo en mi respiración.
En la noche respiro la noche de la noche.
Respira el labio en labio el aire enamorado.
Boca puesta en la boca cerrada de secretos,
respiro con la sabia de los troncos talados,
y, como roca voy respirando el silencio
y, como las raíces negras, respiro azul
arriba en los ramajes de verdor rumoroso.
Me he sentado a sentir cómo pasa en el cauce
sombrío de mis venas toda la luz del mundo.
Y yo era un gran sol de luz que respiraba.
Pulmón el firmamento contenido en mi pecho
que inspira la luz y espira la sombra,
que recibe el día y desprende la noche,
que inspira la vida y espira la muerte.
Inspirar, espirar, respirar: la fusión
de contrarios, el círculo de perfecta consciencia.
Ebriedad de sentirse invadido por algo
sin color ni sustancia, y verse derrotado,
en un mundo visible, por esencia invisible.
Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
Me he sentado en el centro del mundo a respirar.
Dormía sin soñar, mas soñaba profundo
y, al despertar, mis labios musitaban despacio
en la luz del aroma: Aquel que lo conoce
se ha callado y quien habla ya no lo ha conocido
.

domingo, 19 de mayo de 2019

CHILLIDA LEKU BAJO LA LLUVIA



Al Chillida Leku le sienta bien la lluvia. 

Esa lluvia que entorpece los caminos, que pone trabas al paseo, que desgana la salida, la misma lluvia que a veces nos incita a quedarnos en casa, que viste con un tono de nostalgia los paisajes, esa misma lluvia, digo, le sienta bien a este lugar.



Las formas se hacen más visibles, los cuerpos cobran contundencia y da la impresión de que las obras hubieran nacido allí y desde entonces no hubieran hecho otra cosa que habitar el espacio húmedo y brillante en que reposan. 



Suyo el espacio, suyo el paisaje y suya la difusa luz que las define. Más suyas que nunca, más Chillida.



Es cierto, lo profundo es el aire, y las formas que el artista imaginó tienen más sentido y son más reales en este aire vacío de gente, cargado de húmeda melancolía y de un ligero toque de añoranza porque él ya no está para seguir imaginándolas.


jueves, 16 de noviembre de 2017

VIDA EN MARTE, Tracy K. Smith

Vida en Marte es un estupendo poemario de Tracy K. Smith con el que tropecé en una biblioteca y no pude resistir el impulso de llevármelo. El aparentemente extraño título y mi absoluto desconocimiento de la autora hicieron que no pudiera dejarlo en la estantería. Comencé a leerlo ayer, mientras acudía en el autobús a escuchar a la siempre magnífica comunicadora Rosa Montero —¡cuánto me alegro de que le hayan dado el Nacional de Literatura!—. He terminado hace un momento y todavía estoy bajo su impresión.

Vida en Marte es sin duda un libro de buena poesía. Es, también, un hermoso mosaico donde se entrecruzan la ciencia ficción —cinematográfica y literaria—, David Bowie, un buen puñado de hechos reales, muchas lecturas y la muerte, ese hecho que no terminamos nunca de explicarnos, pero que siempre está presente, en este caso, a través de la figura del padre desaparecido y de algún que otro asesinato. 

El poemario, que fue Premio Pulitzer 2011, está dividido en cuatro grandes apartados a través de los cuales se nos va ofreciendo una reflexión sobre el significado de la otredad y la relación que mantenemos con ella (otras personas, otras culturas, otras vidas, otras creencias), sobre la violencia que ejercemos, sobre el deseo de encontrar una vida mejor y todo ello con un estupenda argamasa de palabras y situaciones que a veces pueden poner los pelos de punta. 

SACRAMENTO

Las mujeres cantan cuando hay demasiado dolor.

Pero primero hay un profundo silencio desesperante.

No sé qué las estremece, qué pretende

machacarlas. No sólo el niño,

que únicamente sabe obedecer. Es algo

que las lleva del cotorreo, a un baile estúpido,

suplicando morir a cuatro patas. Entonces

las arrastra del pelo o las tira al suelo

y les golpea la cabeza. Después lo ven, 

tan brillante que ha de ser la muerte, ordenando ahora.

De nuevo, tras una pausa. Ahora. No hay nadie 

más entre eso y ellas. Quema el aire,

abrasa el sonido. Sus voces se hunden en lo más profundo de ellas,

a través de su carne, en el infierno de sus propios cuerpos. A veces

se eterniza esa canción que sólo los animales saben

lanzar al aire como si fuera a estallarlas en la garganta.

El poema en su versión original, aquí.

Sí, los marcianos, los raros, somos nosotros. Nuestra crueldad puede resultar extraterrestre.


PS: En inglés —también en otras lenguas— la letra inicial de cada verso se escribe siempre con mayúsculas, vaya o no vaya después de punto. Y así aparece en la excelente traducción al castellano de Luna Miguel. Me he permitido cambiar las mayúsculas —que la traductora me perdone— para dejarlo con la grafía habitual del castellano que, me parece, facilita la lectura.

miércoles, 15 de marzo de 2023

UN LIBRO, UN POEMA (Antonio Colinas)

Editorial
#unlibrounpoema

CANTO XXXV


Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
He respirado al lado del mar fuego de luz.
Lento respira el mundo en mi respiración.
En la noche respiro la noche de la noche.
Respira el labio en labio el aire enamorado.
Boca puesta en la boca cerrada de secretos,
respiro con la savia de los troncos talados,
y como roca voy respirando el silencio,
y como las raíces negras respiro azul
arriba en los ramajes de verdor rumoroso.
Me he sentado a sentir cómo pasa en el cauce
sombrío de mis venas toda la luz del mundo.
Y, al fin, era un gran sol de luz que respiraba.
Pulmón el firmamento contenido en mi pecho
que inspirando la luz va espirando la sombra,
que nos anuncia el día y desprende la noche,
que inspirando la vida va espirando la muerte.
Inspirar, espirar, respirar: la fusión
de contrarios, el círculo de perfecta consciencia.
Ebriedad de sentirse invadido por algo
sin color ni sustancia y verse derrotado
en un mundo visible por esencia invisible.
Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
Me he sentado en el centro del mundo a respirar.
Dormía sin soñar, mas soñaba profundo
y, al despertar, mis labios musitaban despacio
en la luz del aroma: "Aquel que lo conoce
se ha callado y quien habla ya no lo ha conocido".


Pertenece al título Noche más allá de la noche. Es el que cierra el poemario y el que el propio Colinas considera central en su obra, pues marca un antes y un después en ella. A partir de él, la conexión entre su obra y la razón poética de Zambrano se hacen evidentes.

***