miércoles, 19 de septiembre de 2018

EDUARDO CHICHARRO

Eduardo Chicharro (1905-64) es hijo de pintor y él mismo se gana la vida como profesor en ese medio artístico. De hecho, no será hasta su regreso a España en 1943 —hasta entonces la mayor parte de su vida la había pasado en Italia— cuando comience a escribir poesía.

Y aquí surge el postismoese hijo casi desconocido y juguetón de Carlos Edmundo de Ory, Silvano Sernesi y Eduardo Chicharro. Pero los años 40 en España no eran años para el juego creador ni la fabricación de versos. En realidad no eran años para casi nada, pero ese es otro tema.

El libro, publicado diez años después de la muerte del poeta, recoge prácticamente la totalidad de su obra poética (La plurilingüe lengua, Tetralogía, Cartas de noche, Música celestial y otros mucho poemas no incluidos en título alguno, además de diverso materiales en prosa, como por ejemplo los manifiestos postistas).

Y vamos ya con la más famosa de las cartas de noche, la que dirigió al amigo de Ory:


CARTA DE NOCHE A CARLOS

Carlos yo te escribo trece trenes
trinos trece te estremece
y te envío mecedoras
a tu casa.
Que tu casa es una cosa
que no pasa.
En el filo sutilísimo te escribo
del estribo.
Puesto el pie en el mismo digo
como sigo por el hilo de tu higo
en el higo sutilísimo que sigo.
De mi casa a la tu casa sigo sigo
enviando mecedoras rutilantes.
Por la noche duermo, sueño, como, orino,
sueño papa manos pone tuyos hombros
cara tiene nívea cera transparente
gesto ambiguo de sus labios mucho temo
pasan cabras por sus ojos, dame leche
y en un coche pon la estrecha remolacha
por los siglos de los siglos que me orino.
Pasan ciervos por mis ojos
luchan truchas en mi lecho
por debajo pasa el grajo, por la orilla la abubilla.
Que mis huesos son de corcho sueño a veces
y las heces que vomito son como oro.
Un gigante se aparece cada noche
y me dice cada cosa cada cosa,
cada cosa que no entiendo va y me dice.
No me llama por mi nombre el gigante ese
ni me tira de la oreja.
Te pregunto Carlos ahora por qué escribo
y te envío mecedoras.
Si te cuento lo que sueño no entristezco
a ningún amigo bueno que me escucha
por lo menos así pienso entumecido
ya a las puertas de esta noche.
¿Qué me espera? ¿Quién se agita en la penumbra
que los párpados me cierra suavemente?
He aquí pues que vuelvo al sueño como un guante
del conejo que hay delante de mi fuente.
Guardo un trozo de casulla del gigante
pongo botas quito mantas cuelgo abrigos
traigo trapos y amontono las almohadas.
En un hoyo me cobijo, me hago el muerto
y en espera de que el sueño llegue aúllo.
Vuelve el viento, la casulla, la osamenta,
el gigante, el calcetín y la abubilla.
Mientras tanto, Carlos, rápido te envío mecedoras.
¿Las entiendes? ¿Tú las ves que te las mando?
Si entre tanto te lo cuento estáte atento
al bicho ese que se sube por las barbas
es un tanto alocadillo y come mucho.
Al abrigo de la noria está la liebre
el molino escupe hileras de cipreses
el anciano da patadas al pesebre
el obispo zurce el culo de la avispa
y en el mango de la escoba vive el piojo.
¿No ves Carlos por la noche tú también,
un portero con al hombro una escopeta?
¿Tiene una hija ese portero tú también?,
con la mano me hace señas y me enseña
una cosa mucilaginosa. ¿A ti no?
¿He de decir que me canso, que de cansar estoy vivo?
¿O he de decir que me vivo, que de vivir estoy canso?
Let me I write you, my dear.
Digo que me digas que digo
a estas cuatro paredes mi pena
mi congoja de hombre destartalado.
¿Soy yo cura, ámbito habito
o es el hábito del obispo
que hace al monje o no lo hace?
Sigo enviándote mecedoras,
cuídalas, límpialas, pómpalas,
góndolas, lámparas, ordéñalas,
albérgalas en tu pecho
que el sultán viejo lo dice:
si el refrán mata a la rata
pon tu casa enjalbegada
que a decir viene lo mismo.

***

Los muy interesados podéis descargar y leer la tesis doctoral de Andreu Van Hooft Comajuncosas acudiendo a este enlace de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

martes, 18 de septiembre de 2018

VICENT ANDRÈS ESTELLÈS

LOS AMANTES
Visor


                                                                   La carne quiere carne.

                                                  AUSIÀS MARCH


«No había en Valencia dos amantes como nosotros.»
Ferozmente nos amábamos desde la mañana a la noche.
Todo lo recuerdo mientras vas tendiendo la ropa.
Han pasado años, muchos años; han pasado muchas cosas.
De pronto aún me coge aquel viento o el amor
y rodamos por tierra entre abrazos y besos.
No comprendemos el amor como una costumbre amable,
como una costumbre pacífica de cumplimiento y telas
(y que nos perdone el casto señor López Picó).
Se despierta, de pronto, como un viejo huracán
y nos tumba en tierra a los dos, nos junta, nos empuja.
Yo deseaba, a veces, un amor educado
y en marcha el tocadiscos, negligentemente besándote
ahora un hombro, y después el pezón de una oreja.
Nuestro amor es un amor brusco y salvaje,
y tenemos la nostalgia amarga de la tierra,
de ir a revolcones entre besos y arañazos.
¡Qué queréis que haga! Elemental, ya lo sé.
Ignoramos el Petrarca e ignoramos muchas cosas.
Las Estances de Riba y las Rimas de Bécquer.
Después, tumbados en tierra de cualquier manera,
comprendemos que somos bárbaros, y que eso no debe ser.
Que no estamos en la edad, y todo esto y lo otro.
No había en Valencia dos amantes como nosotros,
porque amantes como nosotros son paridos bien pocos.

                                  Traducción del propio autor.

Descubrí hace muy poco tiempo la poesía de este poeta valenciano del que Carlos Marzal dijo —cito por El País—  que era no solo el gran renovador de la poesía contemporánea en valenciano, sino que es el único gran poeta que está a la altura de los clásicos remotos. No creo exagerar si sostengo que él es el mejor heredero de esa enorme tradición

Poeta del amor y de la muerte —supongo que la tremenda experiencia personal que el mismo número de ese periódico cuenta tuvo mucho que ver en la presencia de la muerte en sus poemas—. 

Tuve noticia de su obra por este otro poema que aparecía incompleto en una publicación de la editorial DeBolsillo, y que fue el que me llevó a la antología de Visor. Aquí está:

Me pondréis, entre las manos, la cruz,
o aquel rosario humilde, sudado, gastado,
de aquellas horas de tristeza y miedo,
y ya ninguna amenidad. Después

cerraréis el ataúd. No quiero que me vean.
A la hora justa quiero que en Burjassot,
en la parroquia donde me bautizaron,
toquen a muerto. Me agradaría, todavía,

que alguna mujer de mi pueblo salga
a la calle, inquiriendo: «Que, ¿quién ha muerto?»
Y que le den una breve noticia:

«Es el hijo del panadero, que hacía versos.»
Más cultamente aún: «El nieto mayor
de Nadalet.» Ponedme las gafas.


En este enlace podéis escuchar Els amants interpretado por Glòria Julià y por Ovidi Montllor. Personalmente, la primera lectura me gusta más.

lunes, 17 de septiembre de 2018

EUSKARALDIA



Euskaraldia
11 días en euskera
Del 23 de noviembre al 3 de diciembre de 2018

Si tienes 16 o más años, si entiendes el euskera y si estás por la labor de darle un empujoncito para que tenga mayor presencia en las calles, esta es la propuesta que realizan desde Euskaraldia: intentar durante 11 días —
del 23 de noviembre al 3 de diciembre de 2018— cambiar nuestros hábitos lingüísticos y probar a relacionarnos en euskera.

Behar duzun informazioa parte hartzeko, esteka honetan.


CARTA DE NOCHE A JOSETXO

Música celestial y otros poemas
Rescato este libro de mi remota biblioteca. Un tocayo me lo regaló hace la friolera cifra de cuarenta años. Quería recoger algún poema y redactar una entrada sobre este autor un poco olvidado. Será otro día, porque el olvido es el que se me ha aparecido en forma de manuscrito entre sus páginas. 

En el milenio pasado, pero no recuerdo el año, se hizo un homenaje a un amigo y compañero de profesión. Participé en él con un poema. Por razones que no vienen al caso, me pareció muy adecuado dar al texto un aire postista. Algunas experiencias vividas conjuntamente, la situación y el desenfado del momento así "me lo pedían". Al descubrirlo de repente me ha dado la impresión de que en el poema había un algo indeterminado y premonitorio. Hoy, el amigo Josetxo, que lo sigue siendo, es senador.

CARTA DE NOCHE A JOSETXO

Josetxo, yo te escribo desde el trino,
desde el trino vertical de este escenario.
Y te escribo con palabras que son y no son mías
estas rosas, estas risas
que quiero que se enreden con tu abrazo.

Hemos hecho alguna parte del camino
y aún nos quedan por pasar
muchas penas, muchos llantos, 
muchas bromas y osadías,
osamentas, labios, noches, carretillas y alcancías.

Por eso yo te mando estas palabras
como un gesto solidario.
Que se peguen a tus manos,
que se peguen a tu pecho,
a ver si algún día, un buen día,
halo ya, no yelmo ni vacía
tenemos noticia de estas cosas
ya sin papas, sin magnates, sin obispos,
sin generales ni cacatúas,
sin grados y sin jerarquías.

domingo, 16 de septiembre de 2018

CONCLUYÓ NAUKAS BILBAO 2018

De izquierda a derecha: Francis Mojica, Martínez Ron y Lluis Montoliu.

A la espera de que poco a poco se vayan subiendo los vídeos de las intervenciones en este macronaukas, ya os adelanto que, en mi opinión, los momentos más interesantes fueron la proyección del documental El secreto de la naturaleza —que ojalá pronto pueda verse en algún canal de televisión o en alguna sala de cine—, la entrevista que realizaron Enrique F. Borja, Francis Villatoro y Javier Peláez a la enorme Alicia Sintes, seguramente la persona que más sabe en este país de ondas gravitacionales, y, cómo no, la presencia de un posible nobel como es Francis Mojica, creador del acrónimo CRISPR, y que fue entrevistado por Martínez Ron y Lluis Montoliu.

Y una pequeña queja: no creo que sea beneficioso para un evento de estas características introducir ponencias que son irrelevantes desde el punto de vista de la divulgación y alguna que otra de dudoso humor. Es absolutamente encomiable el esfuerzo realizado por la organización para ofrecer dos días y medio de exposiciones, pero tal vez sea más adecuado ofrecer calidad y no cantidad. Alguien detrás de mí se preguntaba precisamente antes de la intervención de Mojica si el evento estaba dedicado al espectáculo o a la ciencia. Creo sinceramente que le sobraron algunas exposiciones y que conviene controlar un poco más la calidad. A veces es mejor hacer caso a Gracián: Lo bueno, si breve, dos veces bueno.

Por fortuna, el magnífico Carlos Briones, nos dejó el modelo de lo que debe ser una exposición de divulgación científica en los mejores diez minutos de todo el evento. Sencillamente formidable. 

ATLANTIKALDIA 2018




DESTACADOS DEL PROGRAMA

Jueves 20

Viernes 21
Sábado 22

Pero Atlantikaldia es mucho más que las actuaciones de unos cuantos grupos musicales, aunque estos sean los más conocidos y los que sirvan de foco de atracción. Talleres, exposiciones, danza, charlas, cine, deporte, visitas guiadas... y mucha participación popular es la que da sentido y conforma el verdadero espíritu de este festival que está confeccionado con las mejores sinergias.

El programa completo podéis consultarlo en este enlace.

sábado, 15 de septiembre de 2018

MICROBIOSCOPE, un canal de divulgación científica dedicado a la microbiológica

Fuente: microbioun.blogspot.com
Gracias a Naukas, donde estoy sumergido desde el jueves, me entero de la existencia de este canal de divulgación científica, especializado en microbiología. Podéis encontrarlo en cualquiera de la redes sociales existentes, que para eso es un canal de divulgación. Está a cargo de Ignacio López-Goñi, catedrático de microbiología en la Universidad de Navarra y, más o menos, hace público un vídeo por mes. Este que lleva por título ¿Qué pasa con Lassa? es el último publicado:



Disponéis de información completa en su propio blog. Todos los vídeos emitidos hasta ahora están disponibles en su canal YouTube.

viernes, 14 de septiembre de 2018

PEDRO MIGUEL ETXENIKE

Fuente: Diario de Noticias
Pedro Miguel Etxenike es uno de esos científicos a los que admiro profundamente no tanto por la labor de investigación, a la que yo no puedo llegar de ninguna manera, como por la capacidad de exposición y divulgación que posee. Él es una de esas personas capaces de explicar las ideas más complejas con palabras sencillas y atractivas, es decir, es un magnífico divulgador.

Pero tal vez la virtud que más admiro es su capacidad para absorber conocimientos muy diversos y realizar un discurso coherente e imaginativo en el que fluyen con total naturalidad y convicción elementos provenientes de la física, de la filosofía, de la literatura o de la política. Es la diferencia que hay entre el dominio de una disciplina y el conocimiento. 

Durante la madrugada del día 11 fue entrevistado por Carles Mesa para el programa Gente despierta. La entrevista dura unos veinte minutos. En ella rompe unos cuantos tópicos y habla, entre otras muchas cosas, de la verdad y la belleza; tema, por cierto, sobre el que se ha realizado la película El secreto de la naturaleza y que será estrenada en el evento Naukas Bilbao este viernes.

Y ahora, si os place, escuchad al maestro (la entrevista propiamente, comienza a partir del minuto 3' 15".

jueves, 13 de septiembre de 2018

ME ABRÍ LAS VENAS: INCANSABLEMENTE



Me abrí las venas: incansablemente,
irreparablemente chorrea mi vida.
¡Poned ahí abajo cuencos y platos!
Todos los platos serán... pequeños,
y el cuenco... plano.
                     Por su borde... y a su lado...
en la tierra negra se alimentan los juncos.
Irremediablemente, incansablemente,
irreparablemente chorrea mi verso.

                                    6 de enero de 1934.


Marina Tsvietáieva (poemas escogidos). Selección y traducción de Nina Turchenko, Sonia Cornellá y Antonio Alvar Ezquerra. [Disponible, de momento, solo en bibliotecas].

IMPRESIONES PERSONALES, Isaiah Berlin

No es este un libro nuevo ni actual. Isaiah Berlin falleció hace ya bastantes años y estas Impresiones personales se publicaron por primera vez en 1980; por última, en 1992. No es uno de los títulos imprescindibles de Berlin, ni tampoco uno en que exponga directamente su pensamiento. Son impresiones personales, recuerdos, semblanzas de otras personas a las que el autor conoció y a las que por una razón u otra admiraba. Es decir, es un libro escrito desde la parte más directa y emotiva del escritor y el pensador; es un libro a caballo entre las memorias y el reportaje biográfico.

Que un pensador importante de su siglo recoja las semblanzas e impresiones que le causaron el contacto con las personas que conoció tiene de bueno que las figuras que ahí aparezcan van a ser figuras destacadas de la cultura. Eso, con ser en sí mismo interesante para quien lee, no es, desde mi punto de vista, lo más destacable. Yo creo que lo más atractivo de este libro es el aspecto más personal, más próximo, de los personajes que aparecen en él. Es como si pudiésemos verlos durante momentos cotidianos, sin la máscara del personaje público.

Es todo un lujo, por ejemplo, poder "ver" cómo actuaba, cómo disponía su estrategia argumental y cómo se fue formando el pensamiento de Austin, uno de los padres fundadores de la filosofía del lenguaje, en las reuniones informales de Oxford. Es todo un lujo —y también un profundísimo dolor— poder contar con testimonios directos de los escritores rusos silenciados brutalmente por el régimen soviético. El encuentro de I. Berlin con Ajmátova en el Leningrado de 1945 es verdaderamente emocionante.

Por el libro desfilan personas tan relevantes en sus ámbitos de trabajo como Churchill, Roosevelt, Ch. Weizman, M. Bowra —si tenéis oportunidad, no dejéis de leer su ensayo Poesía y política 1900-1960—, A. Huxley o Einstein. Un placer encontrarlos en bata y zapatillas. 

miércoles, 12 de septiembre de 2018

ACTUACIÓN DEL GRUPO ALBADA

Grupo Albada
El próximo día 22 de septiembre, a las 20:00, actuará el grupo irunés Albada en la Basílica María Magdalena de Errenteria. 



En la actualidad el grupo está formado por Karmele Etxepare (tiple, salterio, y percusión), Ana C. Vega (tiple y percusión), Marisa Etxepare (alto, cítara, flautas y percusión), Mª Mar Preciado (alto y percusión), Imanol Goikoetxea (tenor, percusión y presentación), Patxi Bereziartua (tenor, y percusión) y Manuel Romano (bajo, vihuela, cítara, laúd, cromorno y arpa). Este último es seguramente el miembro más conocido del grupo porque forma parte también de los Golden Apple Quartet.

Realizarán un recorrido por la música profana de la Edad Media y del Renacimiento, que es su especialidad, creando el ambiente propicio a través de una cuidada puesta en escena para que podamos sumergirnos en lo que sería un salón del País Vasco en la época renacentista.

FOTCIENCIA 15 EN C. R. A. DEL CRISTINA ENEA


Centro de recursos medioambientales. Fundación Cristina enea. Hasta el 30 de septiembre

FOTCIENCIA es una iniciativa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que se concreta en un concurso de fotografía relacionado con la ciencia. Toman parte, lógicamente, investigadoras e investigadores, que son quienes tienen más a tiro de objetivo ese tipo de imágenes, y pueden hacerlo con instrumentos muy sofisticados, pero también participan personas que no trabajan en ningún ámbito científico y, cámara en mano, toman buena nota de lo que la naturaleza ofrece a su alrededor. 

Los resultados son fascinantes y la exposición se convierte en un puente con un extremo en el mundo científico y el otro en el mundo artístico. Puede verse sin más, para darse el gusto de satisfacer el apetito visual, pero quien tenga la curiosidad de saber qué es realmente lo que allí se recoge, cuál es su origen y cómo fue realizada la fotografía, cada una de ellas está acompañada de un texto explicativo. 

Un ejemplo: 

Estas son fotografías realizadas con un teléfono móvil de los paneles de la exposición. Su calidad es mala. Podéis ver todas las imágenes, tanto las seleccionadas para la exposición como las que no lo fueron, en este enlace. Por cierto, es una lástima que las fotografías expuestas no tengan un formato mayor.

***
Y aquí os dejos el calendario de la misma por si en algún momento pasa cerca de vuestro lugar de residencia:

martes, 11 de septiembre de 2018

DE LA FALACIA INTENCIONAL A LA SUBLIMACIÓN DEL ARTE

Existe la creencia popular, y no tan popular, de que los poetas —vale aquí decir artistas— son una gente especial, con una sensibilidad especial, capaces de ver y percibir cosas que el resto no vemos. La consideración del artista como una criatura directamente inspirada por los dioses viene de muy lejos y, en buena medida, es reforzada por la muy racionalista teoría literaria del siglo XX.

Hoy asumimos sin discusión que el poema, el texto, debe ser considerado como autónomo. Su significado, según lo defendió la Nueva Crítica, debe determinarse únicamente por lo que el texto dice y no por la intención tácita o explícita del autor. Una obra, liberada de todo contexto, se convierte en un objeto público sobre el que nadie tiene un acceso privilegiado, ni siquiera el autor.

Ese camino llevado a su extremo da en considerar la obra como algo excelso —cuando lo es—, al margen de cualquier intención, miedo, deseo, habilidad, aptitud o condición del artista. Y no solo eso, sino que la preocupación de quien pone su inteligencia y su imaginación al servicio de la creación debe ser exclusivamente la ejecución de la obra.

Hace unas semanas dejé convenientemente subrayado este comentario de un traductor y crítico a quien admiro (la negrita es mía): El poeta, servidor de la creación, lo hace en un estado de fascinación en el que su única responsabilidad consiste en la realización de la obra a su nivel debido. Goethe sería inmoral solo si hubiera dejado de escribir el Werther para salvar las vidas humanas de sus lectores suicidas.

Está bien que quien trabaja en algo que le gusta se entregue con pasión a su trabajo. A todos nos conviene ese punto de ilusión y entusiasmo en la tarea. Sin duda, mejora el resultado. Pero de ahí a afirmar que la obra de arte está por encima de cualquier otra consideración hay una gran diferencia. 

El artista debe entregarse a su labor, lo mismo que cualquier otra persona se entrega a la suya. Y en esta entrega no juega ningún papel el criterio moral. Pero sí en el resultado. No tengo ninguna duda de que Goethe hubiera dejado de escribir su famoso Werther si hubiera supuesto que la lectura del mismo pudiera provocar un solo suicidio, entre otras cosas porque hasta el siglo XIX no se abandona en Europa la ecuación del idealismo platónico Verdad = Belleza = Bondad.

Estoy convencido de que no hacemos ningún favor al arte ni disfrutamos más de la obra cuando realizamos ese tipo de hiperbólicas y místicas afirmaciones, creando una atmósfera especial de actividad sobrehumana. La admiración y el reconocimiento son virtudes de quien disfruta la obra. Creer que el arte está por encima de cualquier otra consideración humana, es dotarle de una aureola que nos impide salir de la brumas mitológicas.

Dos ejemplos: es bien sabido que Wagner como persona dejaba mucho que desear; sin embargo, nada nos impide disfrutar de su obra, porque esta nada tiene que ver con su dudosa moralidad. Leni Riefenstahl fue una cineasta dotada de una enorme capacidad para el documental y tanto El triunfo de la voluntad como Olympia son consideradas obras brillantes, lo que no impide que podamos denunciar su deleznable intención propagandística al servicio de la ideología nazi. 

Ocurre que algunas criaturas están especialmente dotadas para manejar unas herramientas —palabras, pinceles, piedras, números...— mejor, muchísimo mejor que la inmensa mayoría. Sus condiciones naturales y su trabajo diario las han llevado a un nivel excepcional. Las reconocemos como las mejores en su campo y son las que hacen que avancemos como sociedad. Pero son personas, no son dioses, y su actividad no está dotada de propiedades sobrehumanas.

lunes, 10 de septiembre de 2018

FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN 2018



Ya está casi todo preparado para la 66ª edición del Festival de Cine que dará comienzo oficialmente el día 21 de este mes. En la página oficial podéis encontrar toda la información necesaria para disfrutar de él, en caso de que estéis interesados o seáis aficionados al cine: adquisición de entradas, títulos de las películas que se van proyectar, distintas secciones (oficial, horizontes latinos, zabaltegi, nuevos directores, perlak...), premios... En fin, todo aquello con que entretenerse antes de ir a ver una película.

Disfrutadlo.

domingo, 9 de septiembre de 2018

POEMA DEL FIN, MARINA TSVETÁIEVA


Monika Zgustova nos advierte en el epílogo de El canto y la ceniza que este extraordinario poema es la pasión más pura. Es el sufrimiento de la pasión amorosa. Si en los siglos pasados los poemas épicos narraron aventuras y acontecimientos colectivos, en el siglo XX los poemas largos son monólogos interiores que hablan de las vivencias más íntimas del hombre. Este es el caso del Poema del fin. El encuentro de dos enamorados; un intercambio de sensaciones, más que de palabras, que tiene lugar entre ellos; la decisión de romper. Nada más (...) Lo único que cuenta son las sensaciones, los sentimientos, las emociones (p 287). 


1

Contra el herrumbroso cielo de hojalata,
como un poste, como un dedo.
Donde siempre, él.
Como el destino.

—Menos cuarto. Puntual ¿eh?
La muerte no espera.
Ligero, su sombrero
se alza.

Entre pestañas, el reto.
Los labios, prietos,
Un saludo —inclinación
de cabeza—, grave.

—Menos cuarto. ¿Puntual?
Miente la voz.
¿Qué ocurre? —se ahoga el corazón.
¡Alerta!  —advierte la cabeza.

El cielo de la malaventura,
hojalata oxidada,
Él, donde siempre.
Las seis en punto.

El beso de corcho en los labios,
mudo,
como quien besa la mano
a una dama anciana o a un muerto.

Un transeúnte apresurado
me clava el codo en la cintura.
Estridente, cercaba,
una bocina.

Ulula, brama,
aúlla como un perro con rabia.
(La vida se te agolpa
cuando mueres.)

Ayer —a media máquina,
hoy —hasta las estrellas.
(Este es el momento de exceso:
o todo o nada.)

Por dentro: ¡amor, amor!
—¿Qué hora es? —Las siete ya.
—¿Vamos al cine o…?
Un estallido: —¡Vamos a casa!


2

Hermandad de los nómadas
—a esto nos llevas.
Una tormenta,
sobre la cabeza, la espalda:

horror en las palabras
que esperamos.
Como una casa en ruinas,
son las palabras a casa.

Las grita el niño con desgarro:
¡vamos a casa!
Casi un bebé ya había dicho:
¡Dame! ¡Es mío!

Hermano mío en los excesos,
fiebre mía, escalofrío.
Mientras todos piden salir,
tú dices sólo: ¡a casa!

Caballo que da tirones al ronzal.
—¡Arriba!— la soga hecha pedazos.
—No hay casa para nosotros.
—Sí, aquí mismo, a diez pasos.

La casa de la montaña. —¿O más
alta tal vez? ¿La casa en la cumbre?
La ventana justo bajo el tejado. —No sólo
por el fuego de la aurora, encendida, ¿verdad?

De nuevo: la vida —o sea,
la exactitud de los poemas.
Casa, es decir: ahí
afuera, en la noche.
(Oh, ¿a quién confiar

El tormento, la pena?
¿Mi angustia, más verde que el hielo?)
—No pienses tanto en ello.
Sopesando respondo: —Sí.


3

El muelle. Me aferro al agua
como al más firme puntal.
Jardines suspendidos
de Semíramis: aquí están.

Esta franja de acero, sombrío
tornasol de metal, agua
a la que me aferro lo mismo que al libreto
la cantante o el ciego a las ásperas

paredes… ¿No me devuelves
nada? Me inclino al consuelo
benigno de la sed, me aferro a ella
como al borde de la cornisa quien camina

dormido…
              No es por el río —¡soy náyade
de nacimiento!— este escalofrío. Me aferro
al agua como si fuera la mano del amante
que fiel está a mi lado…

                                  Fieles
son siempre los muertos —no todos traen
consuelo… La muerte a mi izquierda
y, a mi derecha, tú. Mi costado
derecho, como muerto.

Se abre paso, de pronto, una luz.
Risas vulgares de tambor de feria.
—Tú y yo deberíamos…
                                 (Escalofrío)
—¿…Tendremos valor?


4.

Capas de niebla clara,
olas de gasa.
Densas, humosas,
ruidosas. ¿A qué huele?
A prisa enloquecida,
a tratos, chismorreos,
apaños comerciales,
y colorete en las mejillas.

Solteros con anillo.
y viejos de pose juvenil.
Todos ríen, bromean,
y, por debajo, calculan.
Con calderilla o con billetes,
sin remedio, manos sucias.
… Afanes comerciales,
y colorete en las mejillas.

(Por encima del hombro: —¿Es
ésta nuestra casa? —¡Desde luego, no mía!)
Uno firma cheques
otro, besa un guante
de satén, el tercero se ocupa
de un zapatito de charol.
… ¡Oh bodas comerciales!
y colorete en las mejillas.

Picos de plata: en la ventana
la estrella de Malta.
Se besuquean, se abrazan
y se acarician, se mecen…
(Perdón: huele a restos
del banquete de ayer.)
Acuerdos comerciales
y, en las mejillas, colorete.

¿Corta, la cadena? ¡Ni hablar!
Y es de platino, no de latón.
La triple papada tiembla
de un toro cenando ternera.
El diablo, el cuello azucarado
y cuernos de satén. Pequeños
descalabros comerciales
y, colorete en las mejillas, pólvora
de Berhold Scharz…
                            varón
talentoso, generoso.
—Tu y yo deberíamos hablar.
—¿Tendremos valor?


5.

Espío un signo en sus labios,
pero bien sé que no hablará.
—¿Ya no me quieres? —Sí, te quiero.
—No, no me quieres. —Me siento cansado,

triste, consumido. Me siento acabado
(La mirada, altiva, por la sala.)
—¿Es esto nuestra casa?
—La casa está en nosotros. —¡Bonitas palabras!

El amor es de carne y de sangre,
flor que con sangre propia se riega.
¿Crees que es amor
un rato de charla en la mesa?

¿Y después, como ellos —damas
y caballeros—, cada uno a su casa?
El amor no es sino…
                             ¿sagrario?
¡Qué palabra! Mejor decir: llaga,

cicatriz. ¿Bajo los ojos de camareros
y borrachos? (Y por dentro:
el amor es este arco tenso,
es decir: ruptura. Ruptura.)

—Amor significa unión, y nada ya
nos une, ni labios ni vida. (Oh, no
me des la malaventura, te rogué
al comienzo de nuestra intimidad,

en aquella hora cercana a la cumbre
y la pasión. Ya humo —Memento:
eso es amor —dejar que se queme el don
¡siempre en vano! En el fuego.)

Los labios —grieta en la concha— lívidos:
sonrisa de intendente. —Primero,
una cama común.
                          ¿Abismo,
quieres decir? Tamborileo

de dedos en la mesa. —¿No querrás
mover montañas? Amor
significa…
              —Mío.
—Ya entiendo. ¿Conclusión?


                    ***

El ritmo de los dedos en la mesa
se acelera. (Cadalso.)
—Vámonos. —Yo hubiera preferido:
muramos. Sería más sencillo: muramos.

Basta de banalidades: basta
de viajes, versos, hoteles, tranvías…
—El amor significa la vida.
—No, otro nombre le daban los antiguos…

                                                                                     —¿Entonces?
Aprieta el puño —un pez muerto—
el pañuelo. —¿Nos vamos?
—¿Adónde? Elige: precipicio, bala, veneno…
La muerte —en claro.

—La vida. Como un cónsul romano
que evalúa —águilas ojos— lo que queda
de sus huestes.
                      —Rompamos, pues.


6.

—Lo que yo quería no es eso.
No, no es eso. (Por dentro:
del cuerpo es la voluntad. Tú y yo
desde hoy somos almas

el uno para el otro…) —Y él, no lo decía.
(Sí, cuando el tren ya arranca
dejáis a las mujeres el triste honor
de la ruptura…) —¿Será un malentendido?

¿He oído mal? (Oh, galante
embustero que ofreces a la amiga,
como una flor, el falso honor
de la ruptura…)

                      —¿Seguro?
¿La palabra, letra a letra,
que has dicho es: rompamos?
(Como quien deja
caer en el más dulce

de los excesos un pañuelo…) —Ah, César
de este combate. (Y te atreves
a entregar —sutil ataque— como trofeo
al enemigo la espada que blandía.)

Él sigue. (Los oídos me zumban.)
—Me inclino ante ti: eres la primera
que se me adelanta en la ruptura.
—Se lo dices a todas, ¿verdad?

Sin duda: una jugada
digna de Lovelace. El gesto
que tu orgullo blande, a mi
me arranca la carne

del hueso. —Risa. Y con ello,
la muerte. Un gesto. (Ningún deseo
-desear es lo propio de otros, nosotros
somos sólo sombras

ya uno para el otro…) Clavado está
el clavo último, atornillado
el último tornillo de esta caja de plomo.
Un ruego todavía: no hables de mí

a ninguna de las que me sucedan.
(Así gritan los heridos, y ven cómo llega
la primavera desde la camilla.) —A ti
lo mismo te pediría.

¿Mi anillo como recuerdo?
—No. —Mirada nublada, errante:
está ausente. (Ponme —como sello—
en tu corazón, ponme como anillo

en tu dedo… ¡Nada de dramas!
Me lo trago.) Ronco y seductor:
—¿un libro, quizá? —¿También a todas?
—No. Y no escribas ya,

nunca más, libros…


                 ***

No, eso no.
Llorar, eso no. No
Llorar.

Nosotros, hermanos,
pescadores errantes
bailamos —no lloramos.

Bebemos, no lloramos.
Con sangre ardorosa pagamos
—no lloramos.

Hundimos en el vino
las perlas —somos reyes
del mundo —no lloramos.

—Me voy, pues. Mis ojos
le atraviesan. Arlequín al fin
como un hueso la lanza
a su fiel Pierrette la más indigna

primicia: el honor del fin.
Efecto de telón. La última
palabra. Un poco de plomo
en el pecho sería más dulce,

más cálido, más puro…
                                 En los labios
clavados los dientes. No
lloraré.

Lo más duro
en lo más tierno.
No he de llorar.

Hermanos errantes,
Morimos —no lloramos.
Ardemos —no lloramos.

En ceniza y en canto
ocultamos al muerto,
errantes hermanos.

—¿Primero yo? ¿He de ser yo la primera?
¿Cómo en el ajedrez? Aunque también
las primeras nos llaman
al cadalso…
                       —Va,
pero no me mires. (A borbotones
brotan, en cascada. ¿Cómo hacer que el agua
regrese a los ojos?) No,
no me has de mirar,

te vuelvo a decir.

Con voz fuerte y clara
y mirada segura:
vámonos, mi amor,
tengo que llorar.


                    ***

Una imagen aún —en medio
de las huchas vivientes, prósperos
comerciantes, luce una nuca rubia
—trigo, centeno, maíz.

Rizos de amazona que escarnecen
del Sinaí los mandamientos,
melena de oro viejo, joya fulgurante,
tesoro inagotable de consuelos.

(Y para todos.) No siempre avara en el reparto
la naturaleza, prodiga aquí sus bienes.
¿Desde dónde emprender el retorno,
cazadores, de esos dorados

trópicos? Su áspera desnudez
excita, atiza el lagrimal
—oro en cascada, voluptuosidad
risueña y fulminante.

—¿Verdad?— Los ojos acarician,
seductores. Cada pestaña —obsesión.
Cadencia de los mechones dorados,
gesto que sojuzga subyugando.

Ah gesto: desnudas el vestido,
sonrisa-mueca, más simple
que comer y beber. (Aún hay en ti
esperanza de cura. Para ti, sí.)

¿Así que seremos como hermanos?
Buena aliada en la alianza de la vida.
—¿Te ríes y no has acabado de enterrarlo?
(Yo ya lo he enterrado —y me río todavía.)


7.


Después —el muelle. El último. Fin.
Des-compartidos y sin manos
seguimos, como dos vecinos reñidos,
sin animo. Sube el llanto del río.

Sal de mercurio a raudales
lamo sin miedo: hoy
no deja el cielo brillar
la luna grande de Salomón.

Poste. Oh romperse, hasta la sangre,
la frente contra él. Desmenuzarla, hacerla
polvo. Compinches asesinos,
despavoridos vagamos. (Víctima —el Amor.)

Basta. ¿Han de ir separados los amantes?
En la noche. ¿A dormir —no juntos?
¿Con otros? —¿Comprendes que el futuro
esté ahí? Me roza re-unión.

—Pareja de recién casados… —Domir.
—Dormir. —Ni el pie acompasado
ni el mismo ritmo. Ruego: —Tómame
del brazo, no marchemos como presos.

Eléctrico. (Como si su alma
tocase mi mano. —La mano en la mano.)
El contacto se vuelve bruscamente
rayos y fiebre.

                    Ha tocado
su mano mi alma. Me aprieta —todo de pronto
arco iris. Mas irisado que las lágrimas,
qué hay. Telón de lluvia, perlas. No
hay muelles que se acaben así.

                                             El puente:
—Y ahora, qué. ¿Qué, ahora, aquí? (Galopa,
coche fúnebre.) Ca-almada mirada.
—Vamos a casa, ¿quieres?
Ahora. Por última vez.

8.

El puente último.
(No dejaré tu mano,
                             que es mi prenda.)
El último puente,
el peaje postrero.

Agua y cielo.
Cuanto monedas,
pago de Caronte,
paso de Leteo.

Sombra de la moneda,
en la mano de sombra.
Monedas sin sonido.
De sombra deposita

en la mano monedas. De sombra.
Sin tintineo, sin brillo,
entrégaselas: a los muertos
les bastan los sueños.

Puente.


                 ***


Refugio, amparo
de los amantes sin esperanza.
Puente — es — pasión.
Siempre entre pasos.

Un nido me procuro. Tibio
es el costado —me acurruco.
Ni antes ni después:
el lugar de una chispa.

Ni manos ni pies, mis huesos
lo confirman: sólo en tu costado
cobra mi costado
vida.

Vivo en mi costado derecho.
Todo en él —oído y eco.
Como la yema en la clara
y el esquimal en su piel,

así me aprieto.
¿Siameses, cómo podéis sostener
que algo os une?
Y aquella mujer —la que no olvidarás,

pues la llamabas madre—
al llevarte bajo el corazón,
en su quieto triunfo
no te tuvo más cerca.

Unidos vamos en un nudo
—contra tu corazón me acunabas.
¿Me tiro abajo?
No, dejaría tu mano

para ello, de la que nada
me va a poder desprender.
Puente —y no marido:
amante —y desencuentro.

Puente, tú nos preservas.
El río, de nuestro cuerpo
se llena. Garrapata soy, hiedra:
arráncame de raíz.

Hiedra y garrapata, si.
Hazlo con crueldad, sin clemencia.
Me has arrojado viva,
como una cosa, a mi

que he carecido siempre,
en este mundo vacío, de respeto
por nada.
              Dime que sueño,
que es de noche, que llegará

el alba con un expreso
a Roma, a Granada tal vez…
Almohadones de nieve
al Himalaya desde Mont Blanc…

Precipicio profundo:
¿escuchas mi costado?
Mi rescoldo — sangre final.
Más sincero —que cualquier poema.

¿Has entrado en calor? ¿Con quién
te irás, a quién te alquilarás
mañana? Dime que no es cierto,
dime que el puente no tiene ni tendrá

fin…
      —Fin.


                     ***


—¿Aquí? —El gesto, de niños…
—¿Entonces? De acuerdo, lo acepto…
Un momento todavía:
por última vez.


9.

A través de fábricas ruidosas,
vibrantes por el eco de la voz,
lo más íntimo, lo que la lengua calla
te diré —secreto que ante los maridos

las mujeres y las viudas ocultan.
Lo que Eva conoció por el árbol
y silenció: que yo no soy sino
un animal herido en el vientre.

Que abrasa. Como si me arrancaran
la piel con el alma. Se esfumó en aire
la herética y absurda insensatez
a la que dimos el nombre de alma.

Desmayo, plaga, cristiano mal
—ponedle paños calientes, si queréis:
nunca ha existido. Se complacía
en seguir estando vivo

sólo el cuerpo. Y ya no quiere.


                       ***


Perdóname. No quería.
Es grito de entraña devastada.
Así esperan los condenados
su ejecución al alba,

jugando al ajedrez. Risa
burlona el ojo del vigilante.
Somos los peones de un tablero
y alguien va jugando con nosotros en él.

¿Dioses buenos? ¿Malignos? ¿Quién?
Todo el horizonte es el ojo del vigilante.
Ruido metálico. Pasillo sangriento.
Ya se ha acabado el juego.

Un cigarrillo por última vez.
Y escupir —ah vida, vida.
Escupir. Al borde del tablero,
Abierto está el camino —desangrarse—.

a la huesa. Te miro de reojo.
Es la luna un ojo secreto que vigila.

—Qué lejos estás ya.


10.


Escalofrío. A la par,
juntos. —Nuestro café.

Nuestra isla, templo
donde cada mañana, casi amanecida

—gentuza, pareja de unas horas—
veníamos a rezar.

Dentro —desorden y olor agrio,
adormilados, en primavera…
Seguro que era de avena
aquel café sin sabor.

(¡Con avena doman el ardor
de los caballos.) No era
de Arabia, no: de Arcadia
era aquel aroma

del café…

Y cómo sonreía
la dueña, tan amable,
cuando nos sentaba juntos—
con qué placidez

de un amante de pelo cano.
Como si dijera: —¡Vivid!
también os marchitaréis—.
La cartera vacía, el arrebato,

nuestros bostezos al unísono
la hacían sonreír. Y sobre todo
la juventud. Las mejillas tersas,
la risa sin motivo —éramos

la juventud. Pasiones no muy
corrientes en estas tierras
de climas crudos.
¿De dónde las traía el viento

hasta el lívido café?
—Túnez, Marruecos… Músculos
y anhelo bajo la ropa triste.
¿Desde dónde venían?

(Querido, no me lamento:
son nuestras cicatrices.)
Afable compañera,
con la cofia de hilo

planchada a la holandesa…


                     ***


Entreveo, evoco casi sin comprender.
Como si nos hubieran echado del festín.
—¡Nuestra calle! —¡Cuántas veces nosotros…!
¿Nuestra? Ya no. ¿Nosotros? Ya no.

Por el oeste saldrá el sol
mañana. Habrá de hacer la guerra
contra Yaveh, David.
¿Cuál será nuestra gesta? —Ruptura.

La palabra más absurda:
Rupt-ura. ¿Una entre mil?
Un muro de siete letras:
y tras él, el vacío.

¿Serbio, croata? ¿En qué lengua?
¿Se mofa de nosotros la lengua checa?
Rupt-ura. Separación…
Qué sinsentido inacabable.

Sonido terrible, revienta los oídos
y apura la angustia dentro…
Ruptura. No es en ruso,
ni parece femenino o masculino.

Ni sagrado. ¿Qué somos
—ovejas que bostezan
Después de pastar? ¿Cómo?
¿Qué significa separación?

Carece de sentido, es sonido hueco
—cuando una sierra corta el sueño.
Separación: escuela poética de Jlébnikov:
lamento de ruiseñor,

                             canto de cisne. ¿A qué fin?
El aire —cuando se acaba en la mina.
—La mano en la mano se siente temblar.
Ruptura —un rayo en el cráneo.

El mar arrastrando el barco
En el último cabo de Oceanía.
¡Estás callejuelas estrechas, tan empinadas!
Separarnos es yacer al pie

de la montaña. Ahogo y dos suelas
pesadas —la palma de la mano y su clavo.
Es claro, deducción evidente: separarse es ya no
compartir.

               Mas fundidos quedamos tú y yo…


11.


Perderlo todo de un golpe,
un tajo limpio.
Suburbio, arrabal:
El día se acaba…

Se acaba la ternura —piedras—,
las casas, los días y nosotros —se acaban.

Mansiones vaciándose: las honro
como a una madre anciana.
Porque vaciarse —madre— es acción:
lo vacío no se puede vaciar.

(Mansiones medio vacías, mejor sería
que os quemaran.)

Que un gesto rudo
no abra la herida.
Suburbios, arrabal.
costura que se rompe.

Sin desmesura verbal,
el amor es sutura.

Sutura: ni venda ni escudo
—no pidas ayuda—.
Sutura: el muerto cosido al suelo
como yo cosida a ti.

(Con qué hilo, lo ha de decir el tiempo,
si endeble o fuerte.)

De cualquier modo, querido
mío, aunque la sutura se ha abierto,
esta herida no supura
podredumbre infecciosa.

Debajo de las bastas,
venas vivas, sangre roja.

Quien rompe no pierde.
Oh arrabal,
suburbio, divorcio seguro
de dos frentes.

Cerebros al aire,
patíbulo de las afueras.

Nunca pierde quien rompe
y huye al alba. Yo en la noche
me he cosido a ti
toda una vida sin bastas.
Perdona si no iba atinada.
Arrabal: ruptura de suturas.

Almas descosidas,
múltiples heridas
barrio, suburbio,
amplia es la sima

del arrabal. ¿No oyes el zapato
del destino en el barro limoso?
Es rápida mi mano, amado,
y vivos los hilos,

fuertes. No quebrarán.
Es éste el último farol.


                 ***


—¿Aquí? —Ahora me mira.
Mirada sometida
de súbito complot.
—¿A la cima? Por última vez.


12.


Espesa crin.
Lluvia en los ojos. Cerros.
El arrabal, atrás.
Estamos fuera de la ciudad.

Ser: no ser. Qué más da.
Madrastra y ya no madre:
ya no hay adonde ir.
Moriremos aquí.

Campos. Algún vallado.
Somos hermana y hermano
y la vida un arrabal
—ya fuera de la ciudad.

Señores: el juego
está perdido.
Sólo existen arrabales,
¿Dónde estarán las ciudades?

Arrasa el diluvio todo
—enfurecido.
Solos, de pie, tú y yo:
ruptura. ¿Será como al pobre Job

que Dios nos quiere probar?
—Juntos, en tres meses, sólo
Esta vez. Y en vano.
Ya estamos extramuros.


                      ***


Extramuros. Mira: fuera de la ciudad.
Hemos pasado la frontera. La vida:
Este lugar donde no es posible vivir.
Así, el gueto judío.

¿No es más digno andar errante
como un judío? A los ojos
de quien no se ha hecho un bribón.
el pogrom es la vida.

Vida de los renegados,
de los conversos devotos:
antes el infierno, las islas
mortales de los leprosos.
La vida que se ofrece a los conversos
—la del matarife a la oveja.
El derecho al permiso de residencia
lo desprecio, lo arrojo —lejos de mi.

Venganza pides, escudo de David,
por esa abducción de los cuerpos,
¿o no han querido vivir
los judíos? Oh embriaguez:

terraplén, foso —¿gueto de élites?—.
Sin piedad. Si es éste
un mundo cristiano,
los poetas somos judíos.


13.


Como la piedra afila el cuchillo,
como se desliza el serrín al barrer,
así, aterciopelada, la piel
húmeda súbitamente en los dedos.

Oh dobles —coraje, sequedad—
de los hombres, ¿dónde estáis,
si en mis palmas hallo lágrimas
y no lluvia?

                El agua es de la fortuna,
¿qué más podría desear?
Si tus ojos son diamantes
que se vierten en mis palmas,

ya no pierdo
nada. Fin del fin.
Caricias, caricias
—acaricio tus mejillas.

Somos así, orgullosas
y polacas –Marina-,
cuando en mis manos llueven
ojos de águila:

¿lloras? Mi amor,
mi todo: perdóname.
Trozos de sal
caen en mis palmas.

Llanto de hombre, veta
que en la cabeza retiembla.
Llora. Otra te devolverá
la vergüenza que te hice dejar.

Somos dos peces
del mis-mí-si-mo mar.
Dos conchas muertas
labio contra labio.


              ***


Todo lágrimas.
Sabor
a armuelle.
—¿Y mañana
cuando
despierte?


14.


Senda de ovejas—
bajamos. Ruidos de la ciudad.
Tres chcias se acercan.
Se ríen. De las lágrimas

ríen, como bobas,
como ola
             del mar,
de las imposibles

lágrimas de hombre —tan visibles
pese a la lluvia. Dos llagas,
dos indignas perlas,
infamantes para el bronce
del guerrero. Tus primeras
y últimas lágrimas
                          —oh derrámalas—,
lágrimas perlas
de mi corona.

Altiva las miro —como a lluvia
En la lluvia— y les hablo:
                                    —fijaos
bien, muñecas de Venus,
vínculo es éste más íntimo

que el deseo
y que un anillo de boda.
El Cantar de los Cantares
nos prestará su voz,

y Salomón se inclinará
ante nosotros, pájaros
desconocidos, porque llorar
juntos es mucho más que un sueño.


                       ***


Cabizbajo, y solo, y oscuro
—silencioso, sin rastro—
en las olas de niebla se funde
como se hunden los barcos.



Praga, 1 de febrero de 1924
Jíloviste, 8 de junio de 1924