domingo, 18 de junio de 2017

PETRONILA, UN CUENTO FANTÁSTICO DELICIOSO Y LIBERADOR

Mi Cuentacuentos ha tenido una vida larga y prolífica. Así está el pobre como está. Las historias que en él se recogen han participado en todo tipo de acciones y con todo tipo de edades. Pero de entre todas las historias, a mí la que más me gusta y la que más he utilizado es Petronila, un cuento escrito con la forma, los personajes y las características de los cuentos populares, al que se le ha añadido un toque de humor, unas gotas de modernidad crítica y una cucharadita de aires de libertad.

Como en el lugar donde resido han comenzado las tradicionales fiestas y como también hay bastante príncipe Fernando y costumbres abolengas y enraizadas, a todos ellos les dedico este deliciso cuento fantástico, obra de Jay Williams y adaptado por Teresa Durán. Disfrutadlo.


Desde que existía el país de Monteclaro, al rey y a la reina les nacían siempre tres hijos varones: al primero lo llamaban Miguel, al segundo Jaime y al pequeño Pedro.

Cuando crecían se iban en busca de fortuna; de los dos mayores no se volvía a saber, y el más pequeño regresaba siempre a casa con una princesa a la que había salvado de un encantamiento, a tiempo para coronarse rey y gobernar su reino.

Siempre había sido así, e incluso estaba escrito en la constitución, y parecía que siempre iba a ser así… hasta que empieza nuestra historia.

Corrían los tiempos del rey Pedro XXIX y de la reina Patata; ya tenían dos hijitos y estaban esperando al tercero con gran alegría de todo el país, porque todo el mundo sabía que éste iba a ser el futuro gobernante.

Pero cuando nació el tercero ¡era una niña!

—¡Vaya por Dios! —dijo el rey tristemente—. Esto no está previsto en la constitución. ¿Qué podemos hacer? De momento, y por si las moscas, le pondremos Petronila.

Y como efectivamente no había nada que hacer, no hicieron nada que no estuviese en la constitución. Petronila creció, pasaron los años, y llegó el momento en que los príncipes tenían que ir en busca de fortuna. Ya estaba a punto de montar en sus caballos cuando llegó Petronila vestida de viaje y con la espada al flanco.

—Si pensáis —dijo— que yo me estaré quietecita en casa os equivocáis. Yo también me voy en busca de fortuna.

—¡Imposible! —dijo el rey—.

—¿Qué dirá la gente? —gimió la reina—.

—Mira, Petronila —le dijo su hermano Miguel—, sé razonable. Quédate en casa y espera, tarde o temprano llegará un príncipe.

Petronila sonrió. Era una chica alta, guapa, con los cabellos rubios como una llamarada, y cuando sonreía de aquel modo era para que todos temieran su cólera.

—Iré con vosotros —dijo—, y encontraré un príncipe aunque tenga que salvar a uno yo misma.

Y dicho esto, saludó a sus progenitores, montó a caballo y se largó al galope tras de sus hermanos.

Llegaron a un punto donde el camino se dividía en tres, y justo en el cruce estaba sentado un viejecito arrugado, cubierto de polvo y telarañas.

—¿A dónde llevan estos caminos, anciano? —preguntó con arrogancia el príncipe Miguel—.

—El camino de la derecha lleva a la ciudad de Plim —respondió el viejo—; el del centro al castillo de Plam, y el de la izquierda lleva a la casa del mago Albión. Y llevo una.

—¿Qué quieres decir con y llevo una? —preguntó el príncipe Jaime—.

—Quiero decir que estoy obligado a estarme aquí sentado sin moverme y que tengo que contestar a una sola pregunta por cada persona que pasa. Y llevo dos.

—¿Y no podemos hacer nada para ayudarte? —preguntó Petronila entre curiosa y conmovida—.

—¡Ya lo has hecho! —exclamó el viejo, poniéndose en pie de un brinco y quitándose el polvo de encima—, porque tu pregunta era la única que deshacía el encantamiento que me ha tenido aquí clavado durante setenta y dos años. Para recompensarte te diré todo lo que desees saber.

—¿Dónde puedo encontrar a un príncipe? —preguntó rápida Petronila—.

—Hay uno en casa del mago Albión —respondió el viejo—.

—¡Bien! —exclamó Petronila—, así ya sé dónde iré.

—Pues tendrás que ir sola —dijo el príncipe Miguel—, porque yo me voy al castillo de Plam a buscar fortuna.

—Y yo a la ciudad de Plim —añadió el príncipe Jaime—.

Se despidieron, y Petronila quedó sola con el viejo.

—¿Puedo, preguntarte otra cosa? —rogó Petronila—.

—Naturalmente, todo lo que quieras.

—Si quisiera desencantar al príncipe, ¿qué tendría que hacer? Es que nunca lo he hecho...

—No sé. Podrías ofrecerte como criada y estudiar la situación. Y por paga te haces dar un peine, un espejo y un anillo. Son cosas que siempre van bien para los encantamientos.

—No parece fácil.

—Nada de lo que queremos es fácil. Pero algo es algo.

—Gracias, pues, y adiós —dijo Petronila montando de nuevo en su caballo.

—Adiós, preciosa —se despidió el vejete, que continuaba quitándose las telarañas de encima—.

Petronila avanzó por el camino de la izquierda hasta encontrar una bonita casa con un torreón de piedra roja. Estaba rodeada por un jardín y en el césped, sobre una hamaca, estaba reclinado un joven guapísimo, de cara al sol. Petronila se dirigió hacia él.

—¿Es esta la casa del mago Albión? —preguntó—.

El joven la miró sorprendido.

—Psi… —respondió sin ganas—.

—¿Y tú, quién eres?

—Yo —contestó el joven, bostezando y rascándose— soy el príncipe Fernando de Cienfuegos. ¿Te molestaría apartarte? Estoy intentando broncearme, y tú me tapas el sol.

—No te pareces en nada a un príncipe —respondió Petronila, ofendida—.

—¡Qué tontería! Es lo mismo que dice mi padre.

En éstas se abrió la puerta de la casa y salió un hombre vestido de negro y plata, con la cara sabia y severa. Era el mago.

—Vengo a trabajar con usted —dijo Petronila, valerosamente—.

—Si quieres, puedes quedarte. Pero no será fácil —dijo el mago Albión—.

—Esta noche tendrás que dormir con mis perros —añadió—.

Era una manada de siete perros salvajes, que se pasaban el día aullando y gruñendo. Pero Petronila hizo de tripas corazón, entró decidida en el torreón y no se sabe muy bien cómo se las compuso —hay quien dice que se pasó la noche contándoles cuentos—, pero la verdad es que al día siguiente, cuando el mago abrió la puerta, los temibles perros eran mansos como corderos.

—Bien mereces una recompensa, por valiente —exclamó el mago—. ¿Qué deseas?

—Quiero un peine para mis cabellos —dijo Petronila—.

Y el mago le dio un hermosísimo peine de ébano.

Petronila salió al jardín y vio al príncipe tendido al sol intentando resolver un crucigrama. Se le acercó y le susurró al oído:

—Estoy haciendo todo esto por ti.

—Muy amable por tu parte —dijo el príncipe distraídamente—, pero dime una palabra de ocho letras sinónimo de egoísta.

—¡Fernando! —respondió Petronila, molesta, y se volvió con el mago dispuesta a saber qué nuevo trabajo le esperaba aquella noche—.

Aquella noche el mago Albión la condujo a los establos, donde había siete enormes caballos blancos, que apenas la vieron empezaron a tirar coces y a relinchar de modo horriblemente tétrico.

Pero Petronila no se acobardó, y aunque no sabemos muy bien cómo se las compuso —hay quien dijo que los caballos relinchaban porque tenían hambre y que la princesa se limitó a darles de comer—, lo cierto es que a la mañana siguiente, al abrir la puerta, el mago encontró los establos relucientes, los caballos cepillados y aseados lamiendo las manos de Petronila.

—Mereces una recompensa —dijo el mago Albión— por buena y diligente. ¿Qué quieres?

—Un espejo para mirarme cuando me peine —respondió Petronila —.

Y el mago le regaló un espejito de plata.

Petronila se fue al jardín, donde el príncipe Fernando estaba jugando al tenis, pero ni tan siquiera se dignó mirarla. Petronila soltó un bufido de despecho y le dijo al mago:

—Trabajaré otra noche para usted, y basta.

—Como quieras —respondió el mago Albión—.

Y aquella noche llevó a Petronila al henil donde había siete enormes halcones rojos que parecían dispuestos a sacarle los ojos. Pero Petronila no se amilanó, y naturalmente tampoco sabemos cómo se las compuso —hay quien dice que se pasó la noche enseñándoles buenos modales y a cantar a coro—, pero lo que sí se sabe es que, cuando a la mañana siguiente el mago Albión abrió la puerta encontró la más hermosa bandada de pájaros posada en el henil que nadie haya visto jamás.

—Mereces una recompensa, por inteligente. Si hubieras intentado huir te habrían hecho trizas. ¿Qué quieres?

—Un anillito para mi dedo —respondió Petronila, que tenía fija en la cabeza la idea de desencantar al príncipe y quería hacerlo cuanto antes—.

El mago le regaló un bonito anillo de oro, y Petronila se fue corriendo hacia el príncipe Fernando, que dormía profundamente envuelto en un pijama de raso purpura.

—¡Levántate! —exclamó Petronila—. ¡He venido a salvarte!

—¿Qué hora es? —bostezo el príncipe—.

—¿Y esto qué importa? ¡Vamos!

—Pero tengo sueño ...

—Realmente, como príncipe, no vales un bledo..., pero como no he encontrado nada mejor ... ¡Vámonos ya!

Lo agarró por el brazo y lo arrastró hasta la puerta, donde esperaban ya dos corceles ensillados. Lo hizo montar, y veloces como el viento se alejaron de la casa del mago. No tardaron en divisar a éste, que los perseguía y estaba por darles alcance, cuando Petronila se acordó de los objetos mágicos que llevaba consigo.

Tiró el peine por encima de su hombro e inmediatamente el peine se convirtió en un bosque tan espeso que nadie podía atravesarlo.

—¡Bien! —exclamó Petronila—.

—¡Me duele el pompis de tanto cabalgar! —gimió el príncipe—.

Pero el mago se transformó en un hacha mágica que cortó el bosque en un periquete. Y la persecución prosiguió.

Cuando ya estaba a punto de darles alcance, Petronila tiró el espejo por encima de su hombro y se convirtió en un lago huracanado que nadie podía cruzar.

—¡Hip, hip, hurra! —gritó Petronila—.

—¡Ay! ¡Quiero bajar! —gimoteó el príncipe—.

Pero el mago se transformó en un salmón que atravesó el lago en un santiamén. Y la persecución continuó.

Cuando estaba justo detrás de ellos, Petronila echó su anillo por encima del hombro. El anillo cayó exactamente encima del mago, atenazándole, sin dejarlo moverse ni casi respirar.

—¡Cielos! ¡Morirá! —Se horrorizó Petronila—.

—¿Y a ti qué te importa? ¡Llévame con mi mamá! —dijo el príncipe Fernando—.

Pero Petronila bajó del caballo y le preguntó al mago:

—Si te saco de aquí, me prometes que dejarás libre al príncipe?

—¿Dejarlo libre? ¡Si quien está feliz de librarse de él soy yo! 

Petronila quedó estupefacta:

—No entiendo nada. ¿Entonces por qué lo tenías encantado?

—¡Pero si yo no lo encanté! Apareció un día por mi casa, y como la vida allí le resultó muy cómoda no hubo modo de que se marcharse.

Entonces Petronila comprendió. Fernando sí que era un príncipe encantado, pero encantado de tonto, presumido y engreído. Y decidió pasar a la acción.

—¿Entonces por qué nos perseguías?

—No le perseguía a él, te perseguía a ti. Eres la chica que siempre he deseado; valiente, amable, buena, diligente, lista e incluso guapa.

—¡Oh! —dijo Petronila— entiendo... Y añadió: ¿Y cómo me las compongo para librarte del anillo?

—Dame un beso.

Ella lo besó y el anillo se desvaneció,

Petronila cogió al príncipe (que ya estaba roncando otra vez) por los fondillos de su pantalón de pijama y lo dejó en la cuneta.

—¡Ahí te quedas, encantado! —exclamó con la satisfacción del trabajo bien hecho. 

Invitó a Albión a montar a caballo y galoparon hacia el país de Petronila.

—No sé qué dirán mis padres y la constitución cuando vean que vuelvo a casa con un mago.

—Vamos a descubrirlo ¿no? —dijo el mago alegremente—.

Y desde entonces, desde Petronila y Albión, hay en Monteclaro una nueva constitución.

sábado, 17 de junio de 2017

CHILLIDARI GORAZARRE - ELOGIO DE CHILLIDA

Los cuatro autores —Juaristi, Makuso, Otxoteko, Gorrotxategi— que crearon las jornadas de Poesía y Pensamiento, han dado un paso más en el ámbito de la difusión cultural y han puesto en marcha la editorial Bale Zuria. ¡Ojalá tenga un largo y venturoso recorrido!

Su primera publicación es este texto en el que se recogen poemas de cada uno de ellos. La mayoría son textos inéditos, escritos para el homenaje a Chillida del pasado 6 de junio. 

Recojo aquí el poema Peine del viento, de Aritz Gorrotxategi, que además del valor poético en sí, puede valer incluso como elemento de información para alguien que desconozca la característica escultura de Chillida y el pasado futbolístico del escultor.

Atezain bat itsasoan
burdin besoak haizera,
eta orrazi bat galdetuz
zilegi ote den inoiz
denbora tolestea.

Atezain bat itsasoan
guri begira, gatz-harrizko
zola etzanean pausoek
itzultzerik ba ote duten
iparralderantz, ezbaika.

Aingura bat arimaren
hauskortasunean, harkaitz
zahar-berri higatuetan
gorputz bila haizea, beti
bidean txoriak zuhaiztuz.

                           Hariaz beste. Erein, 2011.


Imagen de Cuaderno de Cultura Científica
Un guardameta sobre el mar
extiende sus brazos de hierro al aire,
y un peine que pregunta 
si es lícito, alguna vez,
doblar el tiempo.

Un guardameta sobre el mar
mirándonos, pregunta
si pueden regresar hacia el norte
los pasos extendidos
en la piedra salina, zozobrando.

Un ancla en la fragilidad
del alma, busca corporeizarse.
El viento entre rocas viejas, gastadas,
arbolando pájaros en el camino,
siempre.

                     Supongo que la traducción es del autor, pero lo ignoro.

viernes, 16 de junio de 2017

EUROPA, de Martínez Mesanza

Julio Martínez Mesanza es un raro poeta que un día sorprendió a todos con un libro de poemas que llevaba por título Europa y que tenía, decían los críticos, un tono épico. Yo más bien percibo un tono elegíaco.

Martínez Mesanza es un gran lector de ensayo y está muy interesado en los estudios históricos. Tal vez de ahí surgiera el impulso creativo para escribirlo. El libro, al fin y al cabo, está compuesto deteniéndose en momentos, sucesos y personajes puntuales de la historia europea, unas veces reales; otras, imaginarios.

Desde mi punto de mi vista, lo más interesante es, como ya señaló Trevor Dadson, que la voz que se manifiesta en casi todos los poemas es la del perdedor, el antihéroe, el derrotado, lo que ofrece un punto de vista muy interesante y un tono emocional intenso. 

El poemario ha ido creciendo en sucesivas entregas desde la primera vez que apareció en El Crotalón, en 1983.


TAMBIÉN MUEREN CABALLOS EN COMBATE

También mueren caballos en combate,
y lo hacen lentamente, pues reciben
flechazos imprecisos. Se desangran
con un noble y callado sufrimiento.
De sus ojos inmóviles se adueña
una distante y superior mirada,
y sus oídos sufren la agonía
furiosa y desmedida de los hombres.



EL DESERTOR

Después de la marea de los siglos
he buscado en los campos de Kosovo
el cadáver de un hombre. De él sabía
que en el primer momento de la carga
había huido y que, después, jinetes
veloces lo alcanzaron junto a un árbol.
La memoria me ha guiado hasta ese árbol
para desenterrar allí un cadáver
y ver en él señales de mi huida.

jueves, 15 de junio de 2017

2001: UNA ODISEA DEL ESPACIO, METÁFORA DE LA EVOLUCIÓN

Homo ludens, zoon politikon, homo economicus, animal simbólico, homo faber. Estas son algunas de las expresiones que se han utilizado para destacar las características más notables del género humano por contraste con otras especies. 

Según la época en la que nos encontráramos o la escuela de pensamiento a la que se perteneciera, se acentuaba más alguna de ellas. Hoy, posiblemente, ningún especialista pongan en duda que la adquisición del lenguaje ha sido el hecho que ha acelerado de una forma más significativa la evolución de la especie. Más claro: que el salto a la hominización se produjo gracias a la adquisición del lenguaje.

Durante algún tiempo, en cambio, se tuvo el convencimiento de que había sido la capacidad de utilizar y realizar herramientas lo que podíamos considerar como el hecho distintivo de la humanidad y aquello que había posibilitado su rápida evolución. De ahí la primacía del homo faber, y de aquella famosa sentencia de Habermas que decía que el ser humano aprendía a través de las manos. 

En este sentido, tal vez no haya escena más hermosa en la historia del cine, ni metáfora visual que explique mejor lo que supuso la utilización de la primera herramienta, que aquellos cinco minutos de 2001: Una odisea del espacio, cuando un prehomínido, orgulloso del poder destructor que tiene en la mano —un fémur—, lo lanza hacia arriba y sobre el fondo azul del cielo, sin solución de continuidad, vemos cómo se ha transformado en una nave espacial.



miércoles, 14 de junio de 2017

SUENA GUERNICA, JORGE DREXLER

Suena Guernica publica esta mañana la actuación de Jorge Drexler ante el lienzo de Picasso. Curiosamente, el tercero de los temas que canta está compuesto a partir de las décimas que pidió a sus seguidores que le mandaran, inspiradas en la obra universal del malagueño. No hay un rojo más intenso que los grises del Guernica es todo un acierto y un hallazgo. ¡Bravo por Andrés Romero!

martes, 13 de junio de 2017

UN PEQUEÑO CAMBIO EN LAS FECHAS DE PRESENTACIÓN

Hoy mismo se ha producido un cambio en la fecha de presentación del poemario Un punto de encuentro en Zubieta liburudenda. En lugar del viernes de esta semana (16), se va a realizar el miércoles 5 de julio, a la misma hora. Lamento el trastorno que os pueda ocasionar.




CARECÍA DE MOTIVOS


Al borde mismo del leve anochecer,
cuando la luna pinta grande y redonda
y sólo Venus es capaz de competir
en sutileza
con el horizonte,
el paseante se acodó en el pretil
del puente
y observó lo que el momento le ofrecía:
la luz y sus magníficos reflejos sobre el agua,
la mansedumbre de la ciudad,
el aire transparente de una jornada a finales de abril,
los últimos juegos de los niños en un parque.
Después revoloteó en torno suyo
algo que ignoramos
y se lanzó al vacío
en silencio.


Aparentemente carecía de motivos.

JARDINES QUE SON GALAXIAS, GALAXIAS QUE SON JARDINES

Todavía no tenemos tecnología suficientemente desarrollada como para darnos un paseo por nuestra galaxia e ignoro si algún día dispondremos de ella. Lo que sí tenemos son jardínes que reproducen su forma, realizados a escala, para que podamos pasear por ellos mientras disfrutamos del colorido, del aroma y de la variedad de las plantas, al mismo tiempo que jugamos con sus medidas y, tal vez, nos planteemos preguntas e incluso que encontremos respuestas.

Jardín de la Galaxia de Pamplona
Parece ser que el primero de estos jardines galácticos fue el de Jon Lomberg, colaborador de Sagan, en su casa de Hawaii. Este jardín, además, tiene la virtud de añadir un tesoro ocultoNo sé si en el de Pamplona jugarán con la misma idea. Lo que sí sé es que está abierto desde el viernes pasado y que según el aspecto externo de las plantas, estas representan algún elemento o alguna propiedad de nuestra galaxia —polvo interestelar, fondo estrellado, las nebulosas...—. ¡E incluso se pueden apadrinar!

Martínez Ron os cuenta todo esto y algo más en este breve vídeo sobre el Jardín de la Galaxia pamplonica.

lunes, 12 de junio de 2017

EL ESPECTACULAR TRÁNSITO DE ÍO Y EUROPA SOBRE JÚPITER

Si las condiciones atmosféricas lo permiten y disponéis de un telescopio (mínimo 200mm diámetro), no os perdáis hoy el espectáculo de Ío y Europa y sus sombras cruzando sobre la superficie del planeta gigante. Además, no es neceserio estar toda la noche esperando el evento. El espectáculo comenzará a eso de las 23:00 (hora peninsular), 01:00 (T.U.). 

Minuto arriba o abajo, así es como se irá produciendo el tránsito, pero a menor tamaño, sin el aumento ni la nitidez con que podéis ver aquí las imágenes.


  • 23:00 (01:00 T.U.)

Imagen tomada de Stellarium
  • 00:30 (02:30 T.U.)
Imagen tomada de Stellarium

  • 02:30 (04:30 T.U.)
Imagen tomada de Stellarium
¡Mucha suerte y feliz observación!

POESÍA Y PENSAMIENTO 2017

Esta tarde, a las 19:30, en la Sala Club del Victoria Eugenia donostiarra, bajo el título de Poesía y Pensamiento, Isabel Cadenas Cañón, Mireia Calafell, Beatriz Chivite, Tere Irastortza, Gerard de Jong, Angeles Mora, y acompañados por el violín de Jon Makuso, tendrá lugar el un recital de poesía.


Isabel Cadenas Cañón (Basauri, Bizkaia, 1982). Doctora en Estudios Culturales por la Universidad New York University, es autora de los poemarios Irse (2010, Premio Caja de Guadalajara - Fundación Siglo futuro) y También eso era el verano (2014, Premio Martín García Ramos). Es coantóloga de El tejedor: nueva poesía iberoamericana en Nueva York (LUPI, 2011). Sus poemas y sus traducciones de poemas de otras autoras han aparecido en revistas y antologías como Brooklyn Rail, Mandorla, La Galla Ciencia, Palabras errantes y Estación Poesía. Escribe crónica para eldiario.es, La marea, El Estado Mental y Mongolia.

Mireia Calafell (Barcelona, 1980). Ha publicado tres poemarios: Poètiques del cos (Galerada, 2006), Costures (Viena Edicions, 2010) y Tantes mudes (Perifèric Edicions, 2014). Ha recibido distintos reconocimientos entre los que destaca el premio al mejor libro publicado en lengua catalana en 2015, por Tantes mudes, cuya versión en castellano Tantas mudas (2016) ha aparecido recientemente en Stendhal Books. Algunos de sus poemas forman parte de antologías publicadas en Argentina, Brasil, Holanda, Reino Unido y España.

Beatriz Chivite (Pamplona, 1991) licenciada en Filología China e Historia del Arte Oriental, ha obtenido los siguientes premios: Premio Poesía del Ayuntamiento de Pamplona (2012) con el libro Pekineko kea (2017, Pamiela), Premio Ernestina Champourcin (2014) y Premio Lauxeta (2014) con el libro Metro (2014), publicado en castellano con el título Papeles Mínimos (2016) y Premio Blas de Otero (2016) con el poemario Biennale.

Tere Irastortza (Zaldibia, Gipuzkoa, 1961).Ha sido presidenta de Euskal Idazleen Elkartea (2001-2006) y una de las fundadoras del Euskal Pen Kluba. También fue directora de la ikastola Andramendi de Beasain. Actualmente es directora y profesora de la Escuela de Escritores de Bergara. Siendo muy joven empezó a escribir poesía, en 1980 publicó Gabeziak. Desde entonces ha publicado una larga relación de obras: Hostoak (1983), Derrotaren fabulak (1986, Pamiela), Osinberdeko kantoriak (1986, Pamiela), Manual devotio gabecoaedo ibilgailuetara erabiltzeco escu-liburua (1994, Pamiela), Gabeziaren kanthoreak: poema bilduma (1995, Pamiela), Izen gabe, direnak. Haurdunaldi beteko khantoriak (2000, Pamiela), Glosak. Esana zetorrenaz (2003, Pamiela), Urbasa (2004, Irudi), Eta orain badakit (2011, Pamiela), Mundua betetzen zenuten (2015, Pamiela).

Jerard de Jong (1979).Peoridista con una larga trayectoria, durante los diecisiete últimos años ha sido director de The Bildtse Post, como sucesor de su abuelo Dirk Gerrits. Actualmente se encuentra en Donostia en una estancia de dos meses y es el tercer escritor que viene con el programa Beste Hitzak / Other Words. Durante su estancia va a escribir una narración en su lengua materna, el bildt, una lengua minoritaria que se desarrolló a partir del siglo XVI en los Países Bajos.

Ángeles Mora (Rute, Córdoba, 1952), es licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada. Es presidenta de la Asociación de Mujer y Literatura Verso libre, y miembro desde 2003 de la Academia de Buenas Letras de Granada. En 2016 obtuvo dos importantes reconocimientos: el Premio Nacional de la Crítica, en Poesía, y el Premio Nacional de Poesía de España. 



VARIACIONES SOBRE WORDSWORTH Y AUDEN

Todas las cosas que me han sido familiares,
esperanza y dolor, ternura y odio,
las leyes que regían nuestros nombres,
no me conocen ya ni las conozco.
Las palabras más limpias que aprendí,
amor y paz,
yacen ensangrentadas cerrando los caminos.
Los discursos más vivos, más honestos
han caído manchados y arrastrados
por los suelos.
Ninguna palabra sobrevivió
a nuestra historia.
Y en un río que pudre hasta los mares,
cínicos y homogéneos nadamos
y guardamos la ropa.

                        Ángeles Mora, Contradicciones, pájaros. Visor, 2001.

domingo, 11 de junio de 2017

¿QUIÉN LE HACÍA LA CENA A ADAM SMITH?

Mi antiguo y querido profesor de Historia nos solía decir de vez en cuando: No tengan la más mínima duda, todas las guerras son cuestión de estómago, concretamente de unos cuantos estómagos masculinos. La primera vez que nos lo dijo, no acabé de entender la metáfora. La tal metáfora queda ampliamente confirmada y desvelada en este libro.

Katrine Marçal lo dice claramente y sin rodeos: 
Si queremos comprender por qué estamos experimentando un aumento de la desigualdad económica, hemos de entender la perspectiva feminista de la economía: quién le hacía la cena a Adam Smith y por qué eso tenía importancia económica (p 159). 

La cuestión es que el homo economicus no puede seguir siendo el patrón por el que se rijan los principios ni el análisis ni las actividades de la economía, porque eso significa dejar fuera la propia humanidad, porque eso significa disponer de una visión del mundo restringida y discriminatoria que termina produciendo sociedades injustas y dolientes.

Y es que la lógica es tan sencilla como aplastante. Para que Adam Smith —o quien quiera que sea el Adam Smith de turno— se ocupara de pensar y de redactar sus ideas, de encontrar la tranquilidad y el sosiego necesario, incluso el estímulo para escribir, fue necesaria la existencia, como mínimo, de una mujer: Margaret Douglas, que hacía cosas que la economía desprecia e ignora, pero que eran fundamentales para el desarrollo de la vida.

El libro no es, por supuesto, un biografía del padre de la economía, sino un amenísimo y riguroso estudio de los grandes males de la economía. Eso sí, bien salpimentado de anécdotas y cuentos varios, lo que hacen de él un ensayo de fácil lectura y rápida asimilación. La idea central, claro está, cabe dentro de la pregunta que constituye el título.

Mientras sigamos entiendo la economía como esa ciencia que se ocupa de los fines y de los medios para explotar con mayor benficio los escasos recursos de la Naturaleza; mientras sigamos entendiendo al hombre (masculino singular) como centro de todos los privilegios, protagonista de una sorda y canalla competencia por dominar el mundo y ser el primero en llegar a no se sabe dónde, la economía solo producirá cálculos matemáticamente exactos y una gigantesca brecha entre ricos y pobres.

Qué distinto sería el mundo, (...) si hubiéramos definido la economía, por ejemplo, como la "ciencia que estudia cómo los humanos satisfacen sus necesidades y disfrutan de los placeres de la vida utilizando los regalos de la naturaleza" (p 182), 

¡qué distinto!

sábado, 10 de junio de 2017

¿QUÉ SIGNIFICA LA PALABRA HOMBRE?

En un librito muy difícil de conseguir por aquí, me encuentro con una nueva versión del mito de Edipo. Bueno, más que una nueva versión es una prolongación imposible del mismo. Pero como los mitos recurren a multitud de sucesos imposibles, la autora también hace uso de ellos y resucita a la esfinge para que ella y un Edipo ya mayor vuelvan a encontrarse. 

Y esto es lo que ocurre:


MITO


Mucho tiempo después, Edipo, viejo y ciego, recorrió los

caminos. Sintió un olor familiar. Era

la Esfinge. Edipo dijo, “Quiero hacer una pregunta.

¿Por qué no reconocí a mi madre?” “Diste la

respuesta equivocada”, dijo la Esfinge. “Era la

única respuesta acertada”, respondió Edipo. “No”,

dijo ella,

“Cuando pregunté, qué camina en cuatro patas a la

mañana,

dos al mediodía y tres al ocaso, contestaste

el Hombre. No dijiste nada sobre la mujer.”

“Cuando dices Hombre”, replicó Edipo, “incluyes a las

mujeres también. Todos lo saben.” Ella dijo, “Eso es

lo que tú crees”.


                       Traducción de Diana Bellesi. Contéstame, baila mi danza: seis poetas norteamericanas. Último reino, 1984. Buenos Aires.

El poema es de la poeta norteamericana, Muriel Rukeyser (1913-1980). Su obra siempre estuvo muy ligada a su pensamiento y a su activismo, de ahí que la igualdad social, el feminismo, la justicia o el judaísmo estén muy presentes en toda su obra.


***

La lengua es un organismo que, como cualquier otro, va cambiando con el tiempo.

viernes, 9 de junio de 2017

CASA TORRE DE ARANZATE


En mis correrías matinales a veces paso por aquí y siempre pienso lo mismo: tengo que dedicarle una entrada. Luego se me olvida y vuelta a empezar. Hace un par de semanas volví a pasar, saqué el móvil, me paré y le hice un par de fotos. Hoy, por fin, voy a escribir sobre él.

Quien conozca los caseríos del País Vasco difícilmente identificaría este edificio con uno de ellos, por mucho que en la actualidad cumpla esa misión. De hecho, visto desde la carretera lo primero que llama la atención es el "pegote" que aparece en la fachada, a la altura del primer piso. Y si giramos y nos metemos hacia la entrada, la fachada principal nos sorprende con una puerta y una ventana adoveladas, más un escudo armero.

La planta casi cuadrada, la excesiva altura, los elementos ajenos a una casa de campo y la antigüedad de los mismos, el grosor de los muros... No es un caserío habitual, es, probablemente, el edificio más antiguo que se conserva en Irún, una auténtica casa torre medieval, aunque muy transformada por el tiempo transcurrido, los usos y las remodelaciones. Es la Casa Torre de Aranzate.



Durante el final de la Baja Edad Media, en esta tierra se produjeron las luchas de banderizos, enfrentamientos entre distintas familias, de entre las cuales destacaron las guerras entre gamboinos y oñacinos, que terminaron con las órdenes de Enrique IV (1457) y Fernando II de Aragón e Isabel de Castilla (1498). Las torres fueron desmochadas en la primera de ellas.

De la familia Aranzate, aunque este edficio también fue desmochado, no se sabe si tomó parte en estas guerras de bandos. Al menos, no consta ningún documento que así lo acredite. Sin embargo, sí hay una acción de uno de los señores de Aranzate bien conocida en la ciudad y de la que se guarda registro en el escudo.

Escudo de Aranzate en la fachada del Palacio de Urdanibia

Corría el año 1476. Esta tierra fronteriza entre tres reinos —Navarra, Castilla, Francia— estaba una vez más en guerra y las tropas francesas la habían ocupado. Un destacamento se había hecho fuerte en una torre que los Aranzate tenían en lo que hoy es el centro de la ciudad. Eran 120 soldados al mando de un capitán llamado Purguet. El dueño, Pedro de Urdanibia, mandó incendiar su propia hacienda. Los soldados murieron abrasados o en las lanzas de los soldados guipuzcoanos cuando se arrojaban al vacío para salvar la vida. Cosas de hombres, cosas de ¿héroes?, cosas de ¿antaño?

Sea como fuere, la acción se vio recompensada y algunos años después el escudo nobiliar aumentó su decoración con una torre en llamas en los cuarteles 1º y 4º: arriba, a la izquierda; abajo, a la derecha. 

jueves, 8 de junio de 2017

ISLAS DE PLÁSTICO, EL MAR EN PELIGRO

Me entero por Greenpace de que hoy es el Día Mundial de los Océanos, al mismo tiempo que me piden que firme una petición solicitando a la Ministra de Medio Ambiente que tome medidas para que el plástico no termine por ahogar el hermoso mar Mediterráneo.

Inmediatamente recuerdo un vídeo del fotógrafo submarino Rafa Herrero Massieuque coloqué hace años en este espacio. En él aparecían tortugas condenadas por esos plásticos que tan alegremente usamos y de los que nos deshacemos sin pensar en sus consecuencias. Me pongo a buscar y, ¡eureka!, lo encuentro. Tiene ya seis años. Bellísmas y aterradoras imágenes.




Sigo buscando información y los datos que encuentro dan miedo: vertemos ¡8 millones de toneladas de plástico al año! al mar —datos de la ONU—. La cifra es tan salvaje que existen islas de plástico, islas de basura, en los océanos, la más grande de ellas en el Pacífico, con una extensión tan grande como Mongolia

También encuentro un vídeo muy didáctico y muy gráfico sobre este tema de MarginalMedia que me parece muy adecuado para explicar la situación:


Todo esto es verdaderamente deprimente, pero más deprimente es que existiendo como existe no hagamos nada para intentar solucionarlo.

miércoles, 7 de junio de 2017

LA COMPETICIÓN ENTRE LOS PUEBLOS

Me encuentro esta estupenda historia en el libro de Katrine Marçal, ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith? El libro no solo es recomendable, sino una delicia, pero de él me ocuparé otro día. Ahora os dejo la historia que, según dice Marçal, es una fábula que suele contar a menudo la economista y feminista Nancy Folbre. Ahí va, disfrutadla y debatidla: 

Había una vez un grupo de diosas que decidieron llevar a cabo una competición, una especie de olimpíadas en que participaran los países del mundo. No se trataba de una carrera normal con una distancia fija en la que el primero que llegara a la línea de meta ganaba la medalla de oro, sino una competición para ver qué sociedad era capaz de hacer avanzar a sus miembros como si fueran un verdadero colectivo. Se dio el pistoletazo de salida y la nación número uno cobró rápidamente ventaja.

Esta nación había animado a cada uno de sus ciudadanos a correr todo lo que pudieran, lo más rápido que les fuera posible, hacia una línea de meta desconocida. Todos dieron por sentado que el recorrido no podía ser muy largo. Comenzaron a correr muy rápido y, al poco tiempo, los niños y los mayores se quedaron atrás. Nadie se detuvo a ayudarles. Todos estaban exultantes de alegría al ver lo rápido que corrían y no tenían tiempo que perder. Sin embargo, conforme proseguía la carrera, incluso ellos comenzaron a sentirse cansados. Pasado cierto tiempo, casi todos los corredores estaban exhaustos o lesionados, sin que quedara nadie que pudiera continuar.

La nación número dos eligió una estrategia diferente. Esta sociedad decidió que todos sus hombres jóvenes ocuparan la vanguardia de la carrera y les dijo a las mujeres que ocuparan la retaguardia. Debían llevar a los niños y ocuparse de los ancianos. Esto dio lugar a que los hombres pudieran correr increíblemente rápido. Las mujeres les seguían y les ayudaban cuando se sentían cansados. Al principio, parecía un sistema excelente. Pero pronto estalló el conflicto. Las mujeres sentían que sus esfuerzos eran, al menos, tan importantes como los de los hombres. Si no hubieran tenido que encargarse de los niños, podrían haber corrido igual de rápido, argumentaban. Los hombres rechazaron su punto de vista, y lo que por un tiempo había parecido una estrategia ganadora fue perdiendo fuelle. Toda la energía se fue agotando en negociaciones, conflictos y peleas.

Entonces, el foco de atención de la carrera se desplazó hacia la nación número tres, que se había ido moviendo relativamente despacio. Sin embargo, cuando las diosas se fijaron en ella vieron que avanzaba a un ritmo mucho más regular que las otras. Sus miembros habían tomado la decisión de correr juntos cuidando entre todos de los menos capaces. Hombres y mujeres iban alternándose a la cabeza del grupo, y entre ambos se iban turnando para ocuparse de los niños y de los enfermos. Se valoraban tanto la velocidad como el trabajo en equipo, y esta responsabilidad compartida fue creando una solidaridad entre la gente que cohesionaba el grupo. Obviamente, esta nación fue la que ganó la competición. Es una historia con final feliz.                                                                                                                                                ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith? pp 118 y 119.

CARACOL ATRAVIESA LA CARRETERA


                                                          Despierta el día.
                                              El impulso somete
                                              la cobardía.

martes, 6 de junio de 2017

CARAVANA ABRIENDO FRONTERAS


La Caravana Abriendo Fronteras se encuentra ya calentando motores para ponerse en marcha hacia el sur. 

Este jueves, 8 de junio, a las 19:30, ofrece una charla informativa en Egia (Donosti), tal y como se puede apreciar en el cartel. Tenéis la localización en el enlace.

En Irun, en el local de la Asociación de Landetxa-Ventas, otra más el viernes día 16, a las 19:00, en la que, además de recibir información de última hora sobre la caravana, se pasará el vídeo de la que fue a Grecia el pasado verano.

Así mismo, se está preparando una presentación para el 14 de junio, miércoles, en el Ateneo Kabigorri, en Irun, mientras se tiene de fondo la exposición fotográfica que estará abierta desde el próximo jueves.

Y si entre charla y vídeo ya te has animado a subirte al autobús, aquí tienes toda la información necesaria para hacerlo: mapa y calendario, organizaciones y colectivos, información práctica (dormir, comer, qué llevar), cómo apuntarte y cuánto cuesta según de dónde salgas, el contacto, y, como siempre, las recomendaciones de sentido común para que la experiencia sea grata para todo el grupo, que ya sabes

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.


Y este vídeo con las creaciones de Abdullah al Omari, a las que título como Serie de la vulnerabilidad, en la que imaginó a los líderes mundiales como si fueran refugiados necesitados de ayuda. Como él mismo dice, la serie surgió de la indignación, una reacción personal contra esa situación tan degradante que él mismo tuvo que vivir. Omari es uno más de los millones de personas que han tenido que huir de Siria. En este caso, él tuvo suerte y pudo escapar de los horrendos campos de refugiados.


lunes, 5 de junio de 2017

UN PUNTO DE ENCUENTRO VIAJA POR LA PROVINCIA

Durante los próximos días, y antes de que lleguen los calores del verano y la desbandada vacacional, estos son los lugares donde voy a presentar el poemario y las fechas correspondientes:




GRAVEDAD



¿Qué masa posee el Partenón?

¿Pesaría lo mismo en la Luna?

¿Es la masa de la Novena

superior a la de Hamlet?

¿Se puede cuantificar la atracción

que ejercía Isadora Duncan

sobre sus espectadores?

¿Tienen mayor densidad

un velázquez o un rembrandt

que un lienzo de cualquier

aficionado a la pintura?

¿Es significativamente más masiva

la obra de Whitman, Quevedo o Neruda

que la de unos juegos florales?



La respuesta está en el cálculo.

Mientras que con la obra de Newton

realizamos vaticinios infalibles

—Mercurio aparte—,

con los cálculos de un crítico

difícilmente podemos llegar

a orientar la órbita.

domingo, 4 de junio de 2017

CANCIÓN DE OTOÑO, GARCÍA MARRUZ

Resulta curioso comprobar cómo funcionan los gustos, los afectos y las inclinaciones. No soy nada dado a las concepciones religiosas, pero la poesía de García Marruz, en general, me gusta. Me muevo en las antípodas de la nostalgia y no comparto esa visión de la infancia como terreno al que toda escritura vuelve, pero uno de los poemas que más disfruto de la poeta cubana es Canción de otoño. Y suscribo por completo el comentario de Milena Rodríguez

Este poema, que resulta también fundamental en la poética de Fina García Marruz, nos permite percibir el que acaso sea uno de los secretos de la eficacia y de la belleza de su poesía, esa fusión, ese modo en que se armonizan elementos que pertenecen a diferentes órdenes y categorías: el espacio y el tiempo, lo ideal y lo material, lo abstracto y lo concreto, lo real y lo fantástico, lo adulto y lo infantil, lo trascendente y lo cotidiano menor. El poema es un canto y también una pregunta por la infancia y la adolescencia, pregunta que leemos filosófica y trascendental y, simultáneamente, entrañable, cordial, e incluso ingenua. La voz que habla en este poema es, a la vez, adulta e infantil: el poema consigue que los acentos infantiles, ingenuos, que aparecen en la voz poética adquieran una dimensión trascendente; o tal vez habría que decirlo al revés: el poema logra que sus acentos trascendentes no parezcan nunca impostados, gracias a esa ingenuidad, a ese aire infantil que hallamos en la voz poética; de ahí, acaso, la magia de estos versos. Quizás valga la pena recordar aquí algunos de los apuntes de García Marruz sobre La Edad de Oro, la revista infantil creada por José Martí. Decía García Marruz:

...no bastaba con eludir el tono presuntuoso sino también el otro extremo, quizás más frecuente, del tono excesiva o deliberadamente ingenuo. Por ahí suele pecar más el libro destinado a los niños. El equilibrio es de veras difícil, de ahí que sen tan contados los escritores que han sabido hablarles a los niños. Suele pasarles lo que a Alicia al querer entrar en el País de las Maravillas, que tan pronto se volvía demasiado grande como demasiado pequeña. Así, el lenguaje se les vuelve demasiado magistral o demasiado pueril (La Edad de Oro, 293).

Podríamos decir que en este libro, la voz poética es una especie de Alicia que viaja al país de la infancia y la adolescencia, al País de las Maravillas, y que consigue, sin embargo, no parecer nunca ni demasiado grande ni demasiado pequeña; el lenguaje del viaje no es, tampoco, ni presuntuoso ni pueril; consigue, pues, el equilibrio perfecto y tan difícil.  

En este texto, el tiempo es convertido, o presentado no sólo como tiempo en sí, sino también como espacio y como materia: el pasado de la infancia es así un lugar real y concreto, un lugar también vivenciado o sentido: "...los hondos pasillos de la casa / donde estuvimos con frío aire de otoño", "...la casa en que estuvimos / y cómo a mí me sonaban tus palabras"; no se trata, pues, de un tiempo ideal, presente sólo en la memoria sino también de un lugar físico: el "lugar que está sólo a unos pasos / de aquí..."; tan físico, tan material, que la voz poética llega a preguntar: "¿conoces tú el camino?". Asimismo, la imposibilidad para volver a ese particular pasado, está dada, sin que se establezcan jerarquías entre ellas, tanto por razones materiales (y en cierto modo infantiles, ingenuas): "Cómo volver allí, cómo volver, / si ya el pasillo está lleno de polvo", como por motivos trascendentes: "...he visto ya mi alma totalmente / y no entro en mí como en un parque oculto". La voz poética, con su acento infantil, nos da también una de las claves y una de las verdades más auténticas de por qué perdura (no sólo para ella, sino para todos) ese tiempo pasado, ese tiempo de la infancia, y es que en él ocupaban los juegos el centro; los juegos, sin duda, "más graves que la frívola vida". La fusión, la armonía, la anulación de contrarios, alcanza su máxima intensidad al final del poema, bellísimo momento en que se tocan -instante raro y fugaz-, presencia y ausencia, pasado y presente, ingenuidad y trascendencia, convirtiéndose en una sola y misma cosa; esa constatación, así, de "lo eterno en lo fugaz" que, como dice Arcos (Historia de la Literatura Cubana), puede sintetizar toda la poesía de García Marruz: 
                         
                          ¿Conoces tú el país en que se vuelve? 
                           Y sin embargo escribo sobre su polvo "siempre".
                           Yo digo siempre como el que dice adiós".

Prólogo de El instante raro, pp 34-36.


CANCIÓN DE OTOÑO

                                                                       ¿Conoces tú el país?...
                                                           GOETHE

Repitamos con tono de balada muy vieja:
"Cómo volver allí cómo volver."
Puedo volver, amigo, al país más lejano.
Fácil sería ver la nieve y los ciruelos.
Pero enséñame, dime el intacto camino
que me llevó al lugar de nuestro encuentro.
Llévame a los hondos pasillos de la casa
en que estuvimos con frío aire de otoño.
¿Cómo volver allí, cómo volver?
Podemos caminar la tierra entera.
Cansados de buscar, preguntaríamos
"¿Cómo volver allí, cómo volver
al lugar que está sólo a unos pasos
de aquí, conoces tú el camino?"
Allí nosotros solos, los fugaces,
entre el muro real, la tarde eterna,
estuvimos hablando de los libros
preferidos, oyéndonos las voces.
Cómo volver allí, cómo volver,
si ya el pasillo está lleno de polvo,
y he visto ya mi alma totalmente
y no entro en mí como en un parque oculto.
Más que un amor que no es correspondido
o el futuro que mira un moribundo,
lo imposible es la casa en que estuvimos,
y cómo a mí me sonaban tus palabras.
Cómo volver allí, cómo volver,
a imaginar siquiera lo que fuimos,
la extraña adolescencia, los encuentros,
y los juegos más graves que la frívola vida.
Oh y los muros estaban como un hecho
irrefutable, más allá del deseo
de mis ojos fugaces y distintos!
La casa, sí, sólo un amargo engaño,
era frágil, mortal como los sueños.
Nosotros, los fugaces, los despiertos
¿cómo podemos di, volver allí?
Puedo volver, amigo, al país más lejano,
al país de la nieve y los ciruelos.
¿Mas adonde quedó tu traje oscuro,
tus palabras y el ruido del otoño?
Puedo mirar a la verdad, los ángeles.
¿Mas aquella mentira en que creímos,
con ácida pureza, en los días secretos?
Puedo soñar el sueño más distante.
¿Qué quedará más lejos que la tarde
que acaba de pasar, parque encantado?
¿Conoces tú el país en que se vuelve?
Y sin embargo escribo sobre su polvo "siempre".
Yo digo siempre como el que dice adiós.