Lezama Lima es uno de esos grandes, muy grandes escritores, que sienten, que respiran, que huelen la palabra y con ella hacen magníficas y melodiosas composiciones poéticas. Es un poeta que trabaja con imágenes, como buen poeta barroco. Es un hacedor de versos, por tanto, que nos exige paciencia e imaginación; pero una vez que hemos franqueado la puerta de su casa, nos ofrece todo cuanto hay en ella con fecunda generosidad.
Lezama Lima, además de fabuloso poeta, es un enorme novelista. Sólo su novela Paradiso es un universo tan grande de palabras, como la obra completa de otros muchos narradores, recomendable aunque sólo se leyera el capítulo 8º en el que nos cuenta el despertar genesíaco de José Cemí.
UNA OSCURA PRADERA ME CONVIDA
Una oscura pradera me convida,
sus manteles estables y ceñidos,
giran en mí, en mi balcón se aduermen.
Dominan su extensión, su indefinida
cúpula de alabastro se recrea.
Sobre las aguas del espejo,
breve la voz en mitad de cien caminos,
mi memoria prepara su sorpresa:
gamo en el cielo, rocío, llamarada.
Sin sentir que me llaman
penetro en la pradera despacioso,
ufano en nuevo laberinto derretido.
Allí se ven, ilustres restos,
cien cabezas, cornetas, mil funciones
abren su cielo, su girasol callando.
Extraña la sorpresa en este cielo,
donde sin querer vuelven pisadas
y suenan las voces en su centro henchido.
Una oscura pradera va pasando.
Entre los dos, viento o fino papel,
el viento, herido viento de esta muerte
mágica, una y despedida.
Un pájaro y otro ya no tiemblan.
Enemigo rumor (1941)
Antes de acceder al sentido, leedlo en voz alta y haceos con el sonido, el ritmo, la melodía de las palabras, aspectos en los que el poeta es maestro entre maestros. Luego, pinchad en el triángulo del vídeo y escuchad al propio Lezama leyendo su poema.
Si queréis más noticias de él y de lo que están montando en Cuba por su centenario, en El Universal tenéis unas cuantas referencias.