Ayer había dejado preparado un texto de T. Hobbes para hacer un pequeño comentario sobre él, pero cuando he abierto el ordenador y me he conectado a internet, el omnipresente Google me ha recordado que tal día como hoy de hace ya unos cuantos años nació Virginia Wolf. Como supongo que al señor Hobbes le va a dar igual que yo le posponga y sus alumnos, si es que queda alguno por el mundo, tampoco se van a molestar por que el azar haya interferido entre nosotros, he decidido dedicar unas líneas a su compatriota.
Wolf es una excelente narradora a la que conviene leer en algún momento de la vida. A mí me gustaron mucho La señora Dolloway, Al faro, Orlando y Las olas a pesar de que dos de ellas las leí en una traducción infame que tenía la virtud de convertir en incomprensible el texto. Los amantes de las biografías, no deberían dejar de leer la extensa y documentadísima biografía que publicó hace poco Irene Chikiar Bauer. Pero si en este momento me dicen que escoja un solo libro suyo, yo me quedaría con ese librito tan lleno de sentido común que lleva por título Una habitación propia.
No es una obra propiamente literaria. Es el resultado de un par de conferencias que iba a dar sobre la mujer y la literatura, pero se le fue la mano, la documentación y la argumentación fueron creciendo y... el resultado quedó más propio para ser publicado que para ser expuesto oralmente. Son poco más de cien páginas que bien nos pueden acompañar durante una tarde. La prosa inteligente y sensata hará disfrutar a más de una persona, seguro que sí.
Lo que en el texto defendía Wolf —démosle una habitación propia y quinientas libras al año, dejémosle decir lo que quiera (...) y el día menos pensado escribirá un libro mejor— es de una obviedad aplastante: una mujer podrá dedicarse a la literatura de forma solvente cuando tenga la independencia suficiente y necesaria, esto es, dinero y espacio. Lo que no es, se mire por donde se mire, nada más que una exposición aplicable a cualquier otra actividad.
Imprescindible.
"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
jueves, 25 de enero de 2018
miércoles, 24 de enero de 2018
DÍA DE 𝝅
𝝿 es un número irracional muy raro con el que en el colegio resolvemos la longitud de la circunferencia, el área de un círculo, el volumen de una esfera y también su superficie. Vamos, esas cosillas que tienen algo redondo por alguna parte. Es tan raro que desconocemos si tiene o no tiene fin —hasta ahora el récord de decimales calculado es de 12,1 billones, o sea, 12.100.000.000.000 decimales—. El chico es así de curioso y por tener tiene hasta su propia día, el 14 de marzo (3,14; ¿lo pilláis?).
Y cómo no, ahí está Naukas con su artillería preparada para celebrar el próximo 14 de marzo con todo tipo de artilugios, juegos y reflexiones.
Este es el adelanto del programa que ayer mismo hacían público:
Por la tarde, y a partir de las 19:00 comenzará la sesión especial para todos los públicos con charlas de 15 minutos de duración: 19:00-19:15: Presentación del evento BCAM NAUKAS. 19:15-19:30: Juan Antonio Cuesta (Universidad de Cantabria): El número de taxis de Bilbao y el espionaje en la 2ª guerra mundial. 19:30-19:45: Enrique F. Borja (Universidad de Sevilla): π, así en el cielo como en la Tierra. 19:45-20:00: Maria Xosé Rodríguez-Álvarez (BCAM, Bilbao): Diagnóstico de enfermedades: una cuestión de probabilidades. 20:00-20:15: Francisco González (Universidad Jaume I, Castellón): La magia de los números pitagóricos. 20:15-20:30: Ágata Timón (ICMAT, Madrid): Matemáticas a pesar de todo. 20:30-20:45: Daniel Eceizabarrena (BCAM, Bilbao): El efecto de Talbot: tejiendo alfombras con luz. 20:45-21:00: Clara Grima (Universidad de Sevilla): Sigue al conejo blanco. |
martes, 23 de enero de 2018
NICANOR PARRA, RECUERDO URGENTE
ME
RETRACTO DE TODO LO DICHO
Antes
de despedirme
Tengo derecho a un último deseo:
Generoso lector
Quema este libro
No representa 1o que quise decir
A pesar de que fue escrito con sangre
No representa lo que quise decir.
Mi situación no puede ser más triste
Fui derrotado por mi propia sombra:
Las palabras se vengaron de mí.
Perdóname lector
Amistoso lector
Que no me pueda despedir de ti
Con un abrazo fiel:
Me despido de ti
con una triste sonrisa forzada.
Puede que yo no sea más que eso
pero oye mi última palabra:
Me retracto de todo lo dicho.
Con la mayor amargura del mundo
Me retracto de todo lo que he dicho.
Tengo derecho a un último deseo:
Generoso lector
Quema este libro
No representa 1o que quise decir
A pesar de que fue escrito con sangre
No representa lo que quise decir.
Mi situación no puede ser más triste
Fui derrotado por mi propia sombra:
Las palabras se vengaron de mí.
Perdóname lector
Amistoso lector
Que no me pueda despedir de ti
Con un abrazo fiel:
Me despido de ti
con una triste sonrisa forzada.
Puede que yo no sea más que eso
pero oye mi última palabra:
Me retracto de todo lo dicho.
Con la mayor amargura del mundo
Me retracto de todo lo que he dicho.
De
Otros poemas,
1950-68
Ayer
de tumbo en tumbo
Hoy
de tumba en tumba
de tumbo en tumbo
Hoy
de tumba en tumba
De
Chiste par(r)a
desorientar a la (policía) poesía,
1982.
XXVI
Resumiendo
la cosa
al tomar una hoja por una hoja
al tomar una rama por una rama
al confundir un bosque con un bosque
nos estamos comportando frívolamente
esta es la quinta-esencia de mi doctrina
felizmente ya comienzan a vislumbrarse
los contornos exactos de las cosas
y las nubes se ve que no son nubes
y los ríos se ve que no son ríos
y las rocas se ve que no son rocas
son altares
¡son cúpulas!
¡son columnas!
y nosotros debemos decir misa.
al tomar una hoja por una hoja
al tomar una rama por una rama
al confundir un bosque con un bosque
nos estamos comportando frívolamente
esta es la quinta-esencia de mi doctrina
felizmente ya comienzan a vislumbrarse
los contornos exactos de las cosas
y las nubes se ve que no son nubes
y los ríos se ve que no son ríos
y las rocas se ve que no son rocas
son altares
¡son cúpulas!
¡son columnas!
y nosotros debemos decir misa.
De
Sermones y
prédicas del Cristo de Elqui,
1977
De
Artefactos,
1972.
De
Artefactos
visuales, 2001.
Podéis consultar otras entradas dedicadas anteriormente a Nicanor Parra pulsando sobre su nombre.
CÓMO HABLAR DE ARTE DEL SIGLO XX A LOS NIÑOS
Profesora de historia del arte, Françoise Barbe Gall, ha impartido clases en distintas universidades de París, pero tal vez su actividad más destacada sea la promoción y difusión del arte a través de charlas, conferencias y programas divulgativos. Es fundadora de CORETA, asociación cuyo objetivo principal es difundir y enseñar el arte. Además de las publicaciones para adultos tiene un par de títulos dedicados a la infancia (5-13) que pueden resultar interesantísimos y divertidos para una persona adulta.
La autora sabe que el arte contemporáneo puede provocar todo tipo de recelos, prejuicios, miedos y dificultades. Para vencer esa situación nos da una serie de consejos que bajo el título de "Empecemos con confianza" completan el primer capítulo. El segundo capítulo, "Tenemos derecho a no saberlo todo", lo dedica a dar unas pautas claras y sencillas, realmente eficaces, con el objetivo de situarnos ante los temas y preocupaciones principales del arte moderno y contemporáneo. Después aparecen unas orientaciones sobre lo que entre 5 y 7, 8 y 10, 11 y 13 años les gusta hacer, saben hacer y pueden hacer, por situar con respecto a la percepción artística las diferentes características en función de la edad.
Todo esto suena muy teórico y muy a libro de profe. No es así ni mucho menos; pero si alguien quiere saltarse las indicaciones previas puede ir directamente a "Fichas de las obras", el capítulo que conforma la mayor parte del texto. Contiene 30 "fichas" que van desde El beso hasta British Wildlife. Todas ellas utilizan el mismo formato: Artista, título, año, breve descripción física y la distribución por edades de las ideas, temas, sugerencias, preguntas... a tener en cuenta cuando estemos delante de la obra. Tomo como ejemplo la última, Fauna salvaje británica, de Tim Noble y Sue Webster.
La autora sabe que el arte contemporáneo puede provocar todo tipo de recelos, prejuicios, miedos y dificultades. Para vencer esa situación nos da una serie de consejos que bajo el título de "Empecemos con confianza" completan el primer capítulo. El segundo capítulo, "Tenemos derecho a no saberlo todo", lo dedica a dar unas pautas claras y sencillas, realmente eficaces, con el objetivo de situarnos ante los temas y preocupaciones principales del arte moderno y contemporáneo. Después aparecen unas orientaciones sobre lo que entre 5 y 7, 8 y 10, 11 y 13 años les gusta hacer, saben hacer y pueden hacer, por situar con respecto a la percepción artística las diferentes características en función de la edad.
Todo esto suena muy teórico y muy a libro de profe. No es así ni mucho menos; pero si alguien quiere saltarse las indicaciones previas puede ir directamente a "Fichas de las obras", el capítulo que conforma la mayor parte del texto. Contiene 30 "fichas" que van desde El beso hasta British Wildlife. Todas ellas utilizan el mismo formato: Artista, título, año, breve descripción física y la distribución por edades de las ideas, temas, sugerencias, preguntas... a tener en cuenta cuando estemos delante de la obra. Tomo como ejemplo la última, Fauna salvaje británica, de Tim Noble y Sue Webster.
Fuente: timnobleandsuewebster.com |
[Copio solamente los temas, no el desarrollo]
5-7 años: - ¿Son animales de verdad?
- Parece que están peleando.
- Hay personas en la pared.
- La mujer está totalmente desnuda.
8-10 años:
- ¿Quién mató los animales?
- ¿Por qué apilar así los animales?
- ¿Dónde están Tim y Sue?
- En los museos de historia natural suelen verse animales disecados.
11-13 años:
- La obra recuerda a los cuadros de Arcimboldo.
- Es un juego de sombras chinescas.
- ¿Tim Noble y Sue Webster utilizan siempre animales?
- ¿Cómo hay que entender la relación entre los animales y la pareja?
Quien conozca la obra y haya dado un par de vueltas sobre ella sabe que estas son cuestiones pertinentes y significativas para comprenderla. El libro de Barbe Gall no las agota, pero sí las escoge de tal manera que conforman un universo de ricos significados y de percepciones altamente significativas, y así poder disfrutar de la comprensión de la obra y obtener el merecido placer al contemplarla.
Y como la experiencia y la práctica forman parte esencial de la adquisición del conocimiento, después de haber practicado en 30 ocasiones delante de una obra de arte, seguramente nos encontremos en disposición de echar a andar por nosotros mismos, que de eso se trata.
lunes, 22 de enero de 2018
EL DIFÍCIL ARTE DE JUZGAR UNA OBRA DE ARTE
Fresco central del Sheldonian Theatre (Oxford), obra de R. Streater (1621-1679). |
That future ages must confess they owe
To Streeter more than Michael Angelo.
(que las edades futuras deben confesar que deben más a Streater que a Miguel Ángel).
Ignoro si la alabanza de Whitehall era sincera, si estaba motivada por la relación con el pintor o si era una simple necesidad de la rima. Al poeta Whitehall la historia lo ha olvidado y a Streater lo ha colocado en un lugar poco destacado de la historia del arte. El tiempo —es decir, los sucesivos trabajos académicos— suele encargarse de colocar a cada cual en su sitio, que no otra cosa es el famoso canon, y cuya nómina podemos encontrar recogida en los textos escolares.
La verdad es que valorar una obra artística es harto difícil. La crítica no es una ciencia y la actividad humana que tiene que ver con la expresión estética está demasiado impregnada de gustos personales, de circunstancias históricas, de modas pasajeras y de tensiones afectivas. Todo eso constituye un conjunto de elementos muy difícil de manejar con un mínimo de objetividad.
La historia del juicio estético está llena de grandes patinazos. Atreverse a evaluar si un artista será reconocido en el futuro es de un atrevimiento sublime, por muy seguros que estemos del valor artístico que posee para nosotros que compartimos gustos y circunstancias históricas. Predecir lo que vaya a ocurrir en el futuro suele ser un juego de prácticas adivinatorias más que de análisis serios.
Mucho más sencillo es emitir una opinión razonada cuando nos referimos a la obra de artistas que forman parte de la historia de la música, el arte o la literatura. En estos casos disponemos de muchos elementos de contraste y evaluación, aunque solamente sea por el depósito de aluvión que se ha ido generando. Y, aun así, no es del todo extraño encontrar profundas meteduras de pata. ¿Es necesario recordar la opinión que tenía Tolstoi sobre Shakespeare, por citar un solo ejemplo?
Si personas con una sensibilidad extraordinaria, con una capacidad fuera de lo común en su terreno y con unos conocimientos técnicos del área en la que trabajan muy superiores al común de los mortales caen en sonoros patinazos, qué podemos esperar de nosotros mismos que no estamos adornados con tantos dones y virtudes. Por eso, el mejor recurso que nos queda es comentar lo que nos atrae desde la humilde tarima de nuestros propios gustos y aficiones, sin la pretensión de universalizar nuestros criterios.
domingo, 21 de enero de 2018
EL ARTE DE LA RIVALIDAD, Sebastian Smee
El arte de la rivalidad. Amistad, traición y ruptura en el arte moderno es uno de esos libros de arte plagados de anécdotas en los que tiene más importancia el documento biográfico que el comentario y análisis de la obra. Pero la obra está, y mucho. Vamos por partes.
Como el propio autor dice en la introducción, este libro trata del papel que desempeñaron la amistad y la rivalidad en la formación de estos ocho artistas (Freud-Bacon, Matisse-Picasso, Manet-Degas, Pollock-De Kooning) que se encuentran, todos ellos, entre los más importantes de la modernidad. A lo largo de cuatro capítulos, se contarán las amistades de cuatro célebres artistas emplazadas en un paréntesis temporal definido —generalmente tres o cuatro años de tensión— y que se relacionan con un hecho concreto: un retrato, un intercambio de obras, una visita al estudio o una inauguración (p 17).
Hablamos, pues, de rivalidad artística, del irrefrenable empuje que lleva a querer realizar algo mejor y más original, de la tensión de la influencia, del estudio y comprensión de la obra que tenemos delante, de la capacidad para seguir creciendo desde el punto de vista creativo. Los cuatro casos que Smee nos presenta parten de un trabajo y tienen en común la amistad, excepto el de la pareja Matisse-Picasso donde yo no me atrevería a calificar nunca de amistad la relación entre ambos.
Sin duda, la exposición a la novedad, el contraste con el trabajo de los demás, el estudio y asimilación de lo que los otros hacen es uno de los aspectos más estimulantes y positivos de la creación artística. Ahora bien, entre egos muy crecidos, la tensión por liderar la manada puede tener consecuencias nada artísticas. Y si añadimos un poco de alcohol y otras sustancias, una pizca de bohemia, costumbres relajadas y nocturnidad, el cóctel puede ofrecer a veces resultados desagradables.
El libro se lee de un tirón. Las tumultuosas relaciones, el anecdotario amplio y la documentación precisa hacen su lectura fácil y atractiva. A Smee, claro, le interesa más el proceso creativo que el objeto artístico en sí; eso explica la necesidad de la anécdota, necesaria para situarnos en la perspectiva tanto mental como afectiva del artista que está exponiendo. Conveniente resulta, eso sí, tener a mano algún dispositivo para ir viendo las obras de las que se habla en el texto. Las estrictamente necesarias están recogidas, pero no son suficientes para disfrutar del texto en toda su extensión.
Y una advertencia: la brillantez artística nada tiene que ver con la integridad moral o personal. La lectura de este texto puede dañar seriamente la imagen previa y candorosa que tuviéramos de alguno de los retratados.
Como el propio autor dice en la introducción, este libro trata del papel que desempeñaron la amistad y la rivalidad en la formación de estos ocho artistas (Freud-Bacon, Matisse-Picasso, Manet-Degas, Pollock-De Kooning) que se encuentran, todos ellos, entre los más importantes de la modernidad. A lo largo de cuatro capítulos, se contarán las amistades de cuatro célebres artistas emplazadas en un paréntesis temporal definido —generalmente tres o cuatro años de tensión— y que se relacionan con un hecho concreto: un retrato, un intercambio de obras, una visita al estudio o una inauguración (p 17).
Hablamos, pues, de rivalidad artística, del irrefrenable empuje que lleva a querer realizar algo mejor y más original, de la tensión de la influencia, del estudio y comprensión de la obra que tenemos delante, de la capacidad para seguir creciendo desde el punto de vista creativo. Los cuatro casos que Smee nos presenta parten de un trabajo y tienen en común la amistad, excepto el de la pareja Matisse-Picasso donde yo no me atrevería a calificar nunca de amistad la relación entre ambos.
Sin duda, la exposición a la novedad, el contraste con el trabajo de los demás, el estudio y asimilación de lo que los otros hacen es uno de los aspectos más estimulantes y positivos de la creación artística. Ahora bien, entre egos muy crecidos, la tensión por liderar la manada puede tener consecuencias nada artísticas. Y si añadimos un poco de alcohol y otras sustancias, una pizca de bohemia, costumbres relajadas y nocturnidad, el cóctel puede ofrecer a veces resultados desagradables.
El libro se lee de un tirón. Las tumultuosas relaciones, el anecdotario amplio y la documentación precisa hacen su lectura fácil y atractiva. A Smee, claro, le interesa más el proceso creativo que el objeto artístico en sí; eso explica la necesidad de la anécdota, necesaria para situarnos en la perspectiva tanto mental como afectiva del artista que está exponiendo. Conveniente resulta, eso sí, tener a mano algún dispositivo para ir viendo las obras de las que se habla en el texto. Las estrictamente necesarias están recogidas, pero no son suficientes para disfrutar del texto en toda su extensión.
Y una advertencia: la brillantez artística nada tiene que ver con la integridad moral o personal. La lectura de este texto puede dañar seriamente la imagen previa y candorosa que tuviéramos de alguno de los retratados.
sábado, 20 de enero de 2018
WANTED, LUCIAN FREUD BUSCA A FRANCIS BACON
Fuente: The Daily Beast |
Se ofrecen 300.000 marcos por mensajes que conduzcan a la recuperación de esta pequeña pintura. Más abajo, un teléfono al que llamar y la garantía de confidencialidad.
Este cartel de "Se busca" apareció empapelando las paredes de las calles de Berlín en 2001. Por si alguien ha reconocido la cara de la persona que aparece en él es conveniente decir que no "se buscaba" a Francis Bacon, que para entonces llevaba muerto casi un década, sino un retrato de él —igual al que aparece en la imagen, pero en color— realizado por Lucian Freud.
En 1988 se expuso en aquella ciudad una muestra de la obra del pintor inglés, nieto del creador del psicoanálisis. Cuando había transcurrido un mes, un visitante se dio cuenta de que al comienzo de la exposición había un hueco donde aparentemente debería existir un cuadro. Faltaba poco tiempo para cerrar y no había ningún vigilante en la sala. Al fin encontró un trabajador del museo y le preguntó por el caso. Allí faltaba, efectivamente, una obra.
Gran follón. Aviso a la dirección. Aviso a la policía. Cierre de salidas del museo. Registro e interrogación de asistentes. Nada. Demasiado tarde. Con las primeras averiguaciones se supo que la sala llevaba sin vigilancia desde las 11 de la mañana, prácticamente todo el día. En realidad, cualquier persona con un pequeño destornillador para desmontarlo podía habérselo llevado metido en un bolsillo, pues era de muy pequeño tamaño. Bochorno monumental de la dirección. Nunca más se supo nada de él.
Trece años después, en 2001, la Tate Gallery, propietaria del cuadro, estaba preparando una gran retrospectiva de Freud. A Andrea Rose, del British Council, y a su marido, William Feaver, comisario de la futura muestra, se les ocurrió la idea del cartel y se la contaron a Freud, a quien le encantó. Él mismo lo diseñó con la intención de que fuera lo más sencillo y parecido posible a los carteles del lejano oeste que reclamaban forajidos.
Todos ellos pensaban que quien se lo hubiera llevado posiblemente estaría dispuesto a cambiarlo por la hermosa cifra de dinero que se ofrecía. Se imprimieron las copias y se distribuyó por la ciudad. Nada de nada. La retrospectiva londinense tuvo que realizarse sin el retrato que Freud había realizado a su amigo Bacon en 1952.
Detrás de la anécdota y de las buenas intenciones, parece leerse además una cierta humorada. Al fin y al cabo, lo que se representa es el reclamo de una persona al más puro estilo del oeste. Si añadimos que en la época final las buenas relaciones entre ambos se habían enfriado mucho, se puede entender incluso como la expresión de un deseo subliminal por recuperar lo que años atrás se había perdido. Cosas de artistas.
viernes, 19 de enero de 2018
EL MAR, EL INMENSO MAR
(Vídeo de Koldo Murua)
Quienes viven del mar saben de sus riesgos y peligros, conocen su extremada insignificancia ante él. El mar, inmenso y majestuoso, carece de leyes y de normas. Puede resultar trágico y amargo cuando voltea a su antojo nuestras vidas, indescriptiblemente bello cuando se manifiesta en toda su grandeza mientras permanecemos protegidos por la distancia.
Gracias, Koldo, por subirlo.
CALE, CALE, CALE! CAALE!!!
TABAKALERA: 27 OCTUBRE 2017 - 4 FEBRERO 2018
SALA DE EXPOSICIONES 1. ACCESO LIBRE
Ciencia, arte y religión, ¡menudo título! Y nosotros todavía aquí con estos pelos. Paseamos como si tal cosa por el tecnológico siglo XXI, pero celebramos todo tipo de rituales esotéricos a mayor gloria de nuestra ignorancia... y de nuestro bolsillo. Acabamos de abandonar las navidades —¿alguien podría explicar por qué es necesario mentir a toda la población infantil para hacer demostraciones de cariño basadas en el gasto monetario?— y pronto nos meteremos en los carnavales. Ahí es nada.
Confieso que si hay algún tema que en sí mismo me parezca atractivo es este al que la exposición alude. La elección entre magia y racionalidad, nos dicen en la presentación, es uno de los grandes temas que dieron origen a la civilización moderna. Aparentemente, y solo aparentemente, vivimos en una sociedad racional; sin embargo, las prácticas, ritos y opiniones tienen todavía infinidad de restos mágicos adheridos a la piel.
Y en esto llegó el arte y dijo "aquí estoy yo para explicarlo". La ventaja de la expresión artística es que actúa con perspectivas del mundo expresadas de forma concreta y adaptadas a nuestras facultades sensoriales y a nuestra sensibilidad emocional. Eso origina una capacidad de respuesta formidable e inmediata. No necesitamos comprender en todo su desarrollo el discurso para percibir de manera inmediata una respuesta. Basta con que nos dejemos llevar por las sensaciones.
Tal vez el problema sea mío por no entender la magia de los reyes, por no comprender los muchos beneficios de golpear la tierra con un palo, por no proteger mi casa con una flor de cardo contra el poder del rayo o por no valorar las prácticas espiritistas como superiores al feminismo en la lucha por la igualdad. Tal vez. O tal vez sea que el arte, a veces, vive ensimismado en su capacidad expresiva.
Exponen: Elena Aitzkoa, Valentina Desideri & Corazón del Sol, Tamar Guimarães & Kasper Akhøj, Oier Iruretagoiena, Equipo Jeleton, Rometti Costales, Beatriz Santiago y Osías Yanov.
jueves, 18 de enero de 2018
CICERÓN, FROST, KENNEDY
A veces la casualidad determina mis comentarios. Anteayer redacté una breve reseña sobre La decadencia de Nerón Golden, donde la figura del actual presidente de los EEUU se convierte en sombra y pesadilla. Ayer me llamó la atención un libro que Turner acaba de publicar, 50 discursos que cambiaron el mundo. Inmediatamente pensé que era una reedición de Palabras que cambiaron el mundo. Casi, pero no. Entre las múltiples coincidencias está el famoso discurso del 20 de enero de 1961 de J. F. Kennedy. La fecha es la que que es y parece que pide un recuerdo.
Seguramente el discurso de Kennedy es recordado por la retransmisión televisiva que se hizo a medio mundo, y por unas cuantas frases brillantes, pero especialmente por una. En realidad, si un discurso logra dejar en la memoria de la sociedad una sola frase, ya es un buen discurso. Seguro que os suena: No preguntéis lo que vuestro país puede hacer por vosotros, preguntaos qué podéis hacer vosotros por vuestro país.
El discurso comenzó a trabajarse una semana antes. Kennedy dispuso las líneas sobre las que debía transcurrir y los redactores, entre los que se encontraban varios escritores, se pusieron a ello. Varias de las frases provienen de discursos anteriores del propio presidente, pero la famosa, la que se cita una y mil veces, llegó hasta allí de mucho más lejos. Lo que hicieron los redactores fue, sencillamente, cogerla del que tal vez sea el mejor retórico de la historia, Cicerón: No os preguntéis qué puede hacer Roma por vosotros, sino qué podéis hacer vosotros por Roma.
Desde luego, el principal objetivo de un discurso político es convencer. Pero si además logra conmover, mejor que mejor. Ese trabajo, en parte, había quedado reservado al poeta R. Frost, quien precedió al presidente, desplegó sus cuartillas y comenzó a leer un poema que había escrito para la ocasión. El viento, el cegador brillo del sol y la avanzada edad del poeta dificultaron la tarea. "No tengo una buena luz aquí", y el lamento lo recogieron los micrófonos. El público aplaudió para animarle mientras el vicepresidente Johnson se levantó en su ayuda para darle sombra al texto con su sombrero. Frost calló un momento, abandonó la lectura de lo que había preparado y recitó de memoria su poema "Regalo absoluto", una especie de historia del país en 16 versos:
La tierra era nuestra antes de que fuéramos de la tierra .
Fue nuestra tierra por más de cien años
Antes éramos su pueblo. Ella era nuestra
En Massachusetts, en Virginia,
Pero éramos de Inglaterra, aún colonos,
Posesionándonos de lo que aún no era poseído ,
Teníamos lo que ahora no más poseemos.
Algo de nosotros se ocultó dejándonos débiles
Hasta que descubrimos que eramos nosotros mismos
Estábamos ocultando a nuestra tierra de vivir
E inmediatamente se encuentra la salvación en señal de rendición.
Tal como estábamos nos dimos cuenta
(El acta de ofrecimiento fue muchos actos de guerra)
Que indiscutiblemente la tierra con imprecisión estaba hacia el oeste
Pero aún así sin historia, tosca, sin realce,
Tal como estaba, tal como se transformaría.
El público ya estaba ganado para el presidente, incluso para empezar a trabajar por Roma. Todo esto ocurría hace 67 años.
Seguramente el discurso de Kennedy es recordado por la retransmisión televisiva que se hizo a medio mundo, y por unas cuantas frases brillantes, pero especialmente por una. En realidad, si un discurso logra dejar en la memoria de la sociedad una sola frase, ya es un buen discurso. Seguro que os suena: No preguntéis lo que vuestro país puede hacer por vosotros, preguntaos qué podéis hacer vosotros por vuestro país.
El discurso comenzó a trabajarse una semana antes. Kennedy dispuso las líneas sobre las que debía transcurrir y los redactores, entre los que se encontraban varios escritores, se pusieron a ello. Varias de las frases provienen de discursos anteriores del propio presidente, pero la famosa, la que se cita una y mil veces, llegó hasta allí de mucho más lejos. Lo que hicieron los redactores fue, sencillamente, cogerla del que tal vez sea el mejor retórico de la historia, Cicerón: No os preguntéis qué puede hacer Roma por vosotros, sino qué podéis hacer vosotros por Roma.
Fuente: El iletrado egregio. |
Desde luego, el principal objetivo de un discurso político es convencer. Pero si además logra conmover, mejor que mejor. Ese trabajo, en parte, había quedado reservado al poeta R. Frost, quien precedió al presidente, desplegó sus cuartillas y comenzó a leer un poema que había escrito para la ocasión. El viento, el cegador brillo del sol y la avanzada edad del poeta dificultaron la tarea. "No tengo una buena luz aquí", y el lamento lo recogieron los micrófonos. El público aplaudió para animarle mientras el vicepresidente Johnson se levantó en su ayuda para darle sombra al texto con su sombrero. Frost calló un momento, abandonó la lectura de lo que había preparado y recitó de memoria su poema "Regalo absoluto", una especie de historia del país en 16 versos:
La tierra era nuestra antes de que fuéramos de la tierra .
Fue nuestra tierra por más de cien años
Antes éramos su pueblo. Ella era nuestra
En Massachusetts, en Virginia,
Pero éramos de Inglaterra, aún colonos,
Posesionándonos de lo que aún no era poseído ,
Teníamos lo que ahora no más poseemos.
Algo de nosotros se ocultó dejándonos débiles
Hasta que descubrimos que eramos nosotros mismos
Estábamos ocultando a nuestra tierra de vivir
E inmediatamente se encuentra la salvación en señal de rendición.
Tal como estábamos nos dimos cuenta
(El acta de ofrecimiento fue muchos actos de guerra)
Que indiscutiblemente la tierra con imprecisión estaba hacia el oeste
Pero aún así sin historia, tosca, sin realce,
Tal como estaba, tal como se transformaría.
El público ya estaba ganado para el presidente, incluso para empezar a trabajar por Roma. Todo esto ocurría hace 67 años.
miércoles, 17 de enero de 2018
FESTIVAL ARAGÓN NEGRO
Ayer, 16 de enero, comenzó oficialmente el FAN, Festival Aragón Negro, que ya va por su quinta edición.
Para quién no conozca qué es esto del FAN se puede decir de forma breve que se trata de uno de los festivales culturales más interesantes que tienen lugar en España. Abarca todo tipo de actividades, repartidas por el territorio aragonés (Zaragoza, Huesca, Teruel,Tauste, Alcañiz, Borja, Calamocha, Calatayud, Daroca, Fuentes de Ebro, María de Huerva, Gersa, Mirambel, Pina de Ebro, Utebo y Valderrobres).
Pero os dejo el vídeo de presentación, que me ahorra muchas palabras:
Y como lo más importante siempre es lo que se hace en cada momento y en cada lugar, por si queremos sumarnos a la fiesta, os dejo enlazada con los nombres de las diferentes sedes el programa de actividades:
- Zaragoza
- Huesca
- Teruel
- Tauste
- Alcañiz
- Borja
- Calamocha
- Calatayud
- Daroca
- Fuentes de Ebro
- María de Huerva
- Gelsa
- Mirambel
- Pina de Ebro
- Utebo
- Valderrobres
Si no tenéis la posibilidad de acercaros, siempre podréis seguir qué es lo que está ocurriendo, o ha ocurrido, a través de fantv o por medio del canal YouTube del que disponen.
martes, 16 de enero de 2018
LA DECADENCIA DE NERÓN GOLDEN
La decadencia de Nerón Golden puede leerse o entenderse de múltiples maneras. Como un thriller. Como una antigua tragedia griega. Como una parábola sobre la identidad. Como una novela social. Como una epopeya familiar. Como una novela realista sobre la crisis que nació en 2008 y cuyas consecuencias todavía padecemos. Como un cuadro de la resistencia de Nueva York. Como un documental. Sí, cuando la literatura tiene calidad admite múltiples referencias y lecturas sin que el relato sufra. O como una metáfora satírica del ascenso de Donald Trump:
En Gotham sabíamos quién era el Joker, y no queríamos saber nada de él, ni de la hija con la que se quería acostar, ni de aquellos hijos suyos que asesinaban elefantes y leopardos para divertirse. "¡Voy a conquistar Manhattan!", chillaba el Joker, colgando de la cúpula de un rascacielos, pero nosotros nos reíamos de él y no de sus chistes grandilocuentes, así que él tuvo que llevarse de viaje su espectáculo a sitios donde la gente todavía no lo tuviera calado o, peor, donde la gente supiera perfectamente lo que él era pero lo amara por ello: el segmento del país que estaba igual de loco que él. Una cantidad alarmante de ella (p 347-8).
De ahí al desaliento y al desánimo hay un corto camino. La tragedia nos enfrenta con el lado más oscuro de la vida y cumple su función catártica y liberadora. La historia que Rushdie nos ofrece también cumple esa función purificadora, pero antes tenemos que pasar por el calvario de los hechos para poder llegar a la conciencia, tal vez al conocimiento, de lo que somos y queremos, tanto individual como colectivamente.
¿Cómo vives entre tus compatriotas cuando no sabes cuál de ellos o de ellas se cuenta entre los más de sesenta millones que han llevado al horror al poder, cuando no sabes a quién hay que contar entre los más de noventa millones que se encogieron de hombros y se quedaron en sus casas, o cuando otros americanos como tú te dicen que saber cosas es elitista y que ellos odian a las élites, mientras que lo único que has tenido tú en la vida es tu mente y te educaron para creer que el conocimiento era maravilloso (...) que el conocimiento es belleza? (p 511).
El núcleo central de la novela es la historia de Nerón Golden —un multimillonario de Bombay que ha hecho su fortuna gracias a los chanchullos de la construcción y blanqueando dinero para la mafia, hasta que el juego de los negocios sucios se pone sucio también para él y tiene que escapar al otro lado del mundo— y sus tres hijos. A su alrededor irán surgiendo otros personajes para dar forma al relato, todos ellos necesarios, todos ellos atrapados en su propio destino, y en de los Golden.
La decadencia de Nerón Golden es una fábula rica en matices y absolutamente desenfrenada. Puede recordar en muchos momentos a Retorno a Brideshead y a El Gran Gatsby, pero es más una auténtica hoguera de las vanidades sobre las variadas burbujas del actual EEUU, donde parece que se encuentran en una auténtica crisis de identidad, nacional y personal. Y es que esa cuestión de la identidad es un asunto difícil de abordar mientras se intente definir partiendo solamente de la diferencia con respecto al otro.
La obra de Rushdie es rica en referencias mitológicas, literarias, políticas, históricas, sociales, cinematográficas..., pero, sobre todo, es una magnífica creación de personajes inolvidables que se quedan agarrados a la memoria una vez acabada su lectura.
Si la naturaleza humana no fuera un misterio, no nos harían falta poetas (p 491), porque, entre otras miles de cosas, da mucho miedo que se muera quien no debe (p 485).
En Gotham sabíamos quién era el Joker, y no queríamos saber nada de él, ni de la hija con la que se quería acostar, ni de aquellos hijos suyos que asesinaban elefantes y leopardos para divertirse. "¡Voy a conquistar Manhattan!", chillaba el Joker, colgando de la cúpula de un rascacielos, pero nosotros nos reíamos de él y no de sus chistes grandilocuentes, así que él tuvo que llevarse de viaje su espectáculo a sitios donde la gente todavía no lo tuviera calado o, peor, donde la gente supiera perfectamente lo que él era pero lo amara por ello: el segmento del país que estaba igual de loco que él. Una cantidad alarmante de ella (p 347-8).
De ahí al desaliento y al desánimo hay un corto camino. La tragedia nos enfrenta con el lado más oscuro de la vida y cumple su función catártica y liberadora. La historia que Rushdie nos ofrece también cumple esa función purificadora, pero antes tenemos que pasar por el calvario de los hechos para poder llegar a la conciencia, tal vez al conocimiento, de lo que somos y queremos, tanto individual como colectivamente.
¿Cómo vives entre tus compatriotas cuando no sabes cuál de ellos o de ellas se cuenta entre los más de sesenta millones que han llevado al horror al poder, cuando no sabes a quién hay que contar entre los más de noventa millones que se encogieron de hombros y se quedaron en sus casas, o cuando otros americanos como tú te dicen que saber cosas es elitista y que ellos odian a las élites, mientras que lo único que has tenido tú en la vida es tu mente y te educaron para creer que el conocimiento era maravilloso (...) que el conocimiento es belleza? (p 511).
El núcleo central de la novela es la historia de Nerón Golden —un multimillonario de Bombay que ha hecho su fortuna gracias a los chanchullos de la construcción y blanqueando dinero para la mafia, hasta que el juego de los negocios sucios se pone sucio también para él y tiene que escapar al otro lado del mundo— y sus tres hijos. A su alrededor irán surgiendo otros personajes para dar forma al relato, todos ellos necesarios, todos ellos atrapados en su propio destino, y en de los Golden.
La decadencia de Nerón Golden es una fábula rica en matices y absolutamente desenfrenada. Puede recordar en muchos momentos a Retorno a Brideshead y a El Gran Gatsby, pero es más una auténtica hoguera de las vanidades sobre las variadas burbujas del actual EEUU, donde parece que se encuentran en una auténtica crisis de identidad, nacional y personal. Y es que esa cuestión de la identidad es un asunto difícil de abordar mientras se intente definir partiendo solamente de la diferencia con respecto al otro.
La obra de Rushdie es rica en referencias mitológicas, literarias, políticas, históricas, sociales, cinematográficas..., pero, sobre todo, es una magnífica creación de personajes inolvidables que se quedan agarrados a la memoria una vez acabada su lectura.
Si la naturaleza humana no fuera un misterio, no nos harían falta poetas (p 491), porque, entre otras miles de cosas, da mucho miedo que se muera quien no debe (p 485).
A MÍ TAMBIÉN ME GUSTABA DOLORES O'RIORDAN
Así es, nuestras vidas cambian continuamente. Las cosas cambian. El mundo cambia. Las personas cambian. Este torbellino tumultuoso y variable es la vida. Dulces sueños y perturbadoras pesadillas. Encuentro y desencuentro. La hermosa vida. La terrible vida.
A mí también me gustaba Dolores O'Riordan.
Oh, my life is changing everyday
In every possible way
And oh, my dreams
It's never quite as it seems
Never quite as it seems.
lunes, 15 de enero de 2018
QUE LA IGNORANCIA NO SEA LA BASE DE TUS ARGUMENTOS
Es muy cansado intentar desmentir las convicciones. Por eso son convicciones.
Me pediste dos nombres. Te di cuatro. Fue inútil. El mundo está hecho según creemos que está hecho y a menos que tengamos pocos años o seamos permeables a las palabras, nuestras convicciones son inmunes a cualquier evidencia. O tal vez no, y solamente sea así en algunos casos, pero cuando nos afectan pensamos que las demás situaciones y experiencias son iguales a las nuestras.
No cuatro, diez excelentes directoras de orquesta son estas:
Me pediste dos nombres. Te di cuatro. Fue inútil. El mundo está hecho según creemos que está hecho y a menos que tengamos pocos años o seamos permeables a las palabras, nuestras convicciones son inmunes a cualquier evidencia. O tal vez no, y solamente sea así en algunos casos, pero cuando nos afectan pensamos que las demás situaciones y experiencias son iguales a las nuestras.
No cuatro, diez excelentes directoras de orquesta son estas:
- Marin Alsop
- Ligia Amadio
- Emmanuelle Haïm
- Nurit Hirsh
- Karen Kamensek
- Mirga Gražinytė-Tyla
- Alondra de la Parra
- Victoria Sánchez
- Susanna Mälkki
- Xian Zhang
Y, mira por dónde, resulta que la mexicana Alondra de la Parra viene hasta nosotros —a Bilbao— y nos ofrece dos conciertos esta semana en el Euskalduna. Eso sí que ha sido una hermosa casualidad de la que me he enterado hoy mismo. Por supuesto, no faltará el Huapango de Moncayo.
Hay más, y desde luego que son pocas todavía —aproximadamente el 10%—. Y poco importa cuál de ellas sea la que a mí más me gusta. Lo que me gusta es la música y no le doy demasiada importancia a quién la interprete.
domingo, 14 de enero de 2018
EL MAL JUEZ, Cuento popular africano
Como los mitos y las leyendas, los cuentos tradicionales esconden algo que el pensamiento precientífico trata de explicar a través de una historia. Esta es la historia de un mal juez.
Cuentan que un día ocurrieron estas cosas:
El ratón había roído los vestidos del sastre. El sastre fue al encuentro del juez, que entonces era el babuino y que, como siempre, estaba echándose la siesta. Lo despertó y se lamentó de este modo:
—¡Babuino, abre los ojos! Toma, mira, he aquí por qué he venido a despertarte, hay agujeros por todas partes. Ha sido el ratón quien ha roído mis vestidos; pero él dice que no es verdad, él echa la culpa al gato. El gato también protesta malvadamente de su inocencia y pretende que es el perro quien lo ha hecho. El perro lo niega todo y rumorea que es el bastón quien lo debe de haber hecho. El bastón le echa la culpa al fuego y va diciendo: "Es el fuego, el fuego quien lo ha hecho, el fuego". El fuego no quiere ni oír hablar de ello: "¡No, no, no, no soy yo, es el agua!", se limita a decir. El agua hace ver que no sabe nada de esa historia, pero, como quien no quiere la cosa, insinúa que el elefante es el culpable. El elefante se enfurece y carga todas las culpas a lomos de la hormiga. La hormiga se pone roja, se mete en todas partes, chismorrea, alborota a todo el personal y todos ellos disputan y gritan tan fuerte que yo no puedo llegar a saber quién es el que ha roto mis vestidos. Me hacen perder el tiempo, me hacen ir y venir, correr, esperar, impacientar, discutir, para quitarme de encima sin pagarme. ¡Oh, babuino, abre los ojos y mira! ¡Hay agujeros por todas partes! ¿Qué será de mí? ¡Ahora me encuentro sin un clavo!, se lamentó el sastre.
Con todo, no podía perder gran cosa, porque era un pobre sastre que tenía una esposa alta y seca y un montón de críos, niños y niñas, y también una mala vieja que se estaba siempre delante de la puerta y no era su abuela, no, ni su suegra, ni una extranjera; formaba parte, no obstante, de la familia —era una vieja bruja que se había hecho dueña de él y de los suyos, y los atormentaba mucho; tenía unos dientes muy largos y una hoja de cuchillo en la espalda le servía de vértebras—; se llamaba Hambre. El Hambre vivía delante mismo de su puerta, y cuanto más trabaja el sastre, más el Hambre se lo tomaba todo; entraba desvergonzada en la casa, vaciaba las calabazas y las ollas, pegaba a los críos, se peleaba con su mujer, disputaba con él, hasta tal punto que el sastre ya no sabía dónde mirar. Y he aquí que ahora el ratón acaba de roer los vestidos de los clientes y los dejaba llenos de agujeros.
En verdad, era un pobre hombre y estaba muy abatido; por eso había ido a despertar al juez, que entonces era el babuino, que siempre se echa la siesta.
—¡Oh, babuino, abre los ojos y mira, hay agujeros por todas partes!
El babuino se puso en pie. Era grande y grueso y reluciente de salud. Escuchaba al sastre acariciándose el pelo. Solo pensaba en la delicia de volverse a dormir. Pero, no obstante, convocó a todos los acusados. Quería acabar rápidamente para poder reemprender el sueño.
el ratón vino a acusar al gato; el gato señaló al perro; el perro gritó que era el bastón; el fuego se las tuvo con el agua; el agua cargó todas las culpas al elefante; el elefante, enfadado, lo cargó todo encima de la hormiga, y la hormiga, la hormiga roja de rabia, la hormiga mala lengua, no paraba de envenenar la cosa. Iba, venía, gesticulaba, explicaba chismes, murmuraciones, calumnias, alentaba a los unos contra los otros, comprometía a todo el mundo, sin olvidarse, naturalmente, de pleitear por su causa diciendo que ella no tenía la culpa de nada.
¡Qué alboroto! Todos gritaban a la vez, y la confusión era tan grande y la hormiga se rebullía de tal modo que el babuino ya estaba mareado. Ya iba a echarlos a todos para poder tranquilamente volver a echarse la siesta, cuando el sastre le recordó su deber de juez, chillando más fuerte que los demás:
—¡Oh, babuino, abre los ojos y mira, todo son agujeros!
el babuino estaba muy enojado. ¿Qué debía hacer...? ¡Era tan complicado aquel caso! Y además tenía tanto sueño, un sueño tan dulce de volver a dormir. Ya habría podido toda aquella gente dejarlo en paz y resolver entre ellos sus problemas. Estaba en pie. Era grande y grueso y reluciente de salud. Los miraba a todos mientras se acariciaba el pelo. No pensaba en otra cosa que en volverse a dormir.
Entonces dijo:
—Yo, babuino, juez supremo de todos los animales y de los hombres, os mando lo siguiente: ¡Castigaos a vosotros mismos!
¡Gato, cómete al ratón!
¡Perro, muerde al gato!
¡Bastón, pega al perro!
¡Fuego, quema al bastón!
¡Agua, apaga al fuego!
¡Elefante, bébete el agua!
¡Hormiga, pica al elefante!
—¡Idos! He dicho.
Los animales salieron y el babuino se fue a dormir. Y desde entonces los animales no se pueden ver. Solo piensan en hacerse daño.
La hormiga pica al elefante.
El elefante se bebe el agua.
El agua apaga el fuego.
El fuego quema al bastón.
El bastón pega al perro.
El perro muerde al gato.
El gato se come al ratón.
Etcétera.
Pero, ¿y el sastre?, me diréis, ¿quién pagó al sastre los vestidos rotos?
¡Ah, sí, el sastre!
El babuino lo había olvidado como si tal cosa. Por esto el hombre siempre pasa hambre.
El hombre trabaja, el babuino duerme.
El hombre espera siempre justicia.
Siempre tiene hambre.
Pero también, cuando el babuino quiere salir de casa, enseguida se pone a correr a cuatro patas para que el hombre no lo reconozca. Por eso, desde entonces, lo veréis correr a cuatro patas.
Porque fue un mal juez perdió la facultad de andar erguido.
Cuentacuentos. Pablo del Río Editor. |
Cuentan que un día ocurrieron estas cosas:
El ratón había roído los vestidos del sastre. El sastre fue al encuentro del juez, que entonces era el babuino y que, como siempre, estaba echándose la siesta. Lo despertó y se lamentó de este modo:
—¡Babuino, abre los ojos! Toma, mira, he aquí por qué he venido a despertarte, hay agujeros por todas partes. Ha sido el ratón quien ha roído mis vestidos; pero él dice que no es verdad, él echa la culpa al gato. El gato también protesta malvadamente de su inocencia y pretende que es el perro quien lo ha hecho. El perro lo niega todo y rumorea que es el bastón quien lo debe de haber hecho. El bastón le echa la culpa al fuego y va diciendo: "Es el fuego, el fuego quien lo ha hecho, el fuego". El fuego no quiere ni oír hablar de ello: "¡No, no, no, no soy yo, es el agua!", se limita a decir. El agua hace ver que no sabe nada de esa historia, pero, como quien no quiere la cosa, insinúa que el elefante es el culpable. El elefante se enfurece y carga todas las culpas a lomos de la hormiga. La hormiga se pone roja, se mete en todas partes, chismorrea, alborota a todo el personal y todos ellos disputan y gritan tan fuerte que yo no puedo llegar a saber quién es el que ha roto mis vestidos. Me hacen perder el tiempo, me hacen ir y venir, correr, esperar, impacientar, discutir, para quitarme de encima sin pagarme. ¡Oh, babuino, abre los ojos y mira! ¡Hay agujeros por todas partes! ¿Qué será de mí? ¡Ahora me encuentro sin un clavo!, se lamentó el sastre.
Con todo, no podía perder gran cosa, porque era un pobre sastre que tenía una esposa alta y seca y un montón de críos, niños y niñas, y también una mala vieja que se estaba siempre delante de la puerta y no era su abuela, no, ni su suegra, ni una extranjera; formaba parte, no obstante, de la familia —era una vieja bruja que se había hecho dueña de él y de los suyos, y los atormentaba mucho; tenía unos dientes muy largos y una hoja de cuchillo en la espalda le servía de vértebras—; se llamaba Hambre. El Hambre vivía delante mismo de su puerta, y cuanto más trabaja el sastre, más el Hambre se lo tomaba todo; entraba desvergonzada en la casa, vaciaba las calabazas y las ollas, pegaba a los críos, se peleaba con su mujer, disputaba con él, hasta tal punto que el sastre ya no sabía dónde mirar. Y he aquí que ahora el ratón acaba de roer los vestidos de los clientes y los dejaba llenos de agujeros.
En verdad, era un pobre hombre y estaba muy abatido; por eso había ido a despertar al juez, que entonces era el babuino, que siempre se echa la siesta.
—¡Oh, babuino, abre los ojos y mira, hay agujeros por todas partes!
El babuino se puso en pie. Era grande y grueso y reluciente de salud. Escuchaba al sastre acariciándose el pelo. Solo pensaba en la delicia de volverse a dormir. Pero, no obstante, convocó a todos los acusados. Quería acabar rápidamente para poder reemprender el sueño.
el ratón vino a acusar al gato; el gato señaló al perro; el perro gritó que era el bastón; el fuego se las tuvo con el agua; el agua cargó todas las culpas al elefante; el elefante, enfadado, lo cargó todo encima de la hormiga, y la hormiga, la hormiga roja de rabia, la hormiga mala lengua, no paraba de envenenar la cosa. Iba, venía, gesticulaba, explicaba chismes, murmuraciones, calumnias, alentaba a los unos contra los otros, comprometía a todo el mundo, sin olvidarse, naturalmente, de pleitear por su causa diciendo que ella no tenía la culpa de nada.
¡Qué alboroto! Todos gritaban a la vez, y la confusión era tan grande y la hormiga se rebullía de tal modo que el babuino ya estaba mareado. Ya iba a echarlos a todos para poder tranquilamente volver a echarse la siesta, cuando el sastre le recordó su deber de juez, chillando más fuerte que los demás:
—¡Oh, babuino, abre los ojos y mira, todo son agujeros!
el babuino estaba muy enojado. ¿Qué debía hacer...? ¡Era tan complicado aquel caso! Y además tenía tanto sueño, un sueño tan dulce de volver a dormir. Ya habría podido toda aquella gente dejarlo en paz y resolver entre ellos sus problemas. Estaba en pie. Era grande y grueso y reluciente de salud. Los miraba a todos mientras se acariciaba el pelo. No pensaba en otra cosa que en volverse a dormir.
Entonces dijo:
—Yo, babuino, juez supremo de todos los animales y de los hombres, os mando lo siguiente: ¡Castigaos a vosotros mismos!
¡Gato, cómete al ratón!
¡Perro, muerde al gato!
¡Bastón, pega al perro!
¡Fuego, quema al bastón!
¡Agua, apaga al fuego!
¡Elefante, bébete el agua!
¡Hormiga, pica al elefante!
—¡Idos! He dicho.
Los animales salieron y el babuino se fue a dormir. Y desde entonces los animales no se pueden ver. Solo piensan en hacerse daño.
La hormiga pica al elefante.
El elefante se bebe el agua.
El agua apaga el fuego.
El fuego quema al bastón.
El bastón pega al perro.
El perro muerde al gato.
El gato se come al ratón.
Etcétera.
Pero, ¿y el sastre?, me diréis, ¿quién pagó al sastre los vestidos rotos?
¡Ah, sí, el sastre!
El babuino lo había olvidado como si tal cosa. Por esto el hombre siempre pasa hambre.
El hombre trabaja, el babuino duerme.
El hombre espera siempre justicia.
Siempre tiene hambre.
Pero también, cuando el babuino quiere salir de casa, enseguida se pone a correr a cuatro patas para que el hombre no lo reconozca. Por eso, desde entonces, lo veréis correr a cuatro patas.
Porque fue un mal juez perdió la facultad de andar erguido.
sábado, 13 de enero de 2018
AGUR, JOXEAN ARTZE
Hoy toda la prensa del País vasco nor recuerda que ayer nos dejó Joxean Artze. Se ha ido uno de los creadores vascos más imaginativo, uno de los músicos más originales, uno de los poetas más clarividentes.
Nos ha dejado composiciones tan memorables como Txoria txori. Seguramente no haya nadie en el País vasco que no haya cantado alguna vez esta canción. Incluso hay muchas personas que sin saber euskera se la saben de memoria.
Nos ha dejado diseños de espectáculos tan magníficos como "Baga, biga, higa", que marcaron un antes y un después en el tratamiento escénico.
Nos ha dejado títulos de poesía tan inolvidables como Bizitzaren atea dukegu heriotza y Heriotzaren ataria dugu bizitza.
Nos ha dejado.
Hegoak ebaki banizkio Si le hubiera cortado las alas
nerea izango zen, habría sido mío,
ez zuen alde egingo. no se me habría escapado.
Hegoak ebaki banizkio Si le hubiera cortado las alas
nerea izango zen, habría sido mío,
ez zuen alde egingo. no se me habría escapado.
Bainan, honela Pero así,
ez zen gehiago txoria izango habría dejado de ser pájaro.
Bainan, honela Pero así
ez zen gehiago txoria izango habría dejado de ser pájaro
eta nik... y yo...
txoria nuen maite lo que amaba era el pájaro
eta nik... y yo...
txoria nuen maite. lo que amaba era el pájaro
Aquí os dejo un emotivo in memoriam musical de ayer mismo, creación del compositor Iñaki Salvador.
Nos ha dejado composiciones tan memorables como Txoria txori. Seguramente no haya nadie en el País vasco que no haya cantado alguna vez esta canción. Incluso hay muchas personas que sin saber euskera se la saben de memoria.
Nos ha dejado diseños de espectáculos tan magníficos como "Baga, biga, higa", que marcaron un antes y un después en el tratamiento escénico.
Nos ha dejado títulos de poesía tan inolvidables como Bizitzaren atea dukegu heriotza y Heriotzaren ataria dugu bizitza.
Nos ha dejado.
Para quienes no entendáis lo que dice la letra de la canción, tan sencilla como hermosa, aquí tenéis la traducción:
Hegoak ebaki banizkio Si le hubiera cortado las alas
nerea izango zen, habría sido mío,
ez zuen alde egingo. no se me habría escapado.
Hegoak ebaki banizkio Si le hubiera cortado las alas
nerea izango zen, habría sido mío,
ez zuen alde egingo. no se me habría escapado.
Bainan, honela Pero así,
ez zen gehiago txoria izango habría dejado de ser pájaro.
Bainan, honela Pero así
ez zen gehiago txoria izango habría dejado de ser pájaro
eta nik... y yo...
txoria nuen maite lo que amaba era el pájaro
eta nik... y yo...
txoria nuen maite. lo que amaba era el pájaro
Aquí os dejo un emotivo in memoriam musical de ayer mismo, creación del compositor Iñaki Salvador.
REGALA TUS PALABRAS
Como cada año por estas fechas se pone en marcha la campaña de Amnistía Internacional "Regala tus palabras". Con ella, nos dicen desde la organización,
queremos hacer llegar a los presos y presas de conciencia nuestras palabras de solidaridad. Al recibir estas postales, aunque sea en un idioma que no comprenden, sabrán que su injusticia es conocida, y ello les reportará un enorme apoyo moral. Estas postales mostrarán a las autoridades que no son víctimas olvidadas y nos ayudarán a lograr que su situación cambie.
Este año queremos que el defensor de Bahréin Nabeel Rajab, la activista camboyana de los derechos de la vivienda Tep Vanny y el intelectual uigur Ilham Tohti reciban nuestras palabras de apoyo.
Las postales pueden ser de papel pueden ser físicas, de papel. Para eso es necesario que nos acerquemos a cualquiera de las sedes que AI tiene. Pero también pueden ser virtuales —aunque no por eso menos eficaces, pes las agrupaciones locales se encargan de hacérselos llegar físicamente—, lo que facilita mucho la participación en la campaña.
Para participar en la misma es importante tener en cuenta estas tres recomendaciones:
- Escribe mensajes cortos expresando tus buenos deseos.
- No expreses tus propias opiniones políticas o tu religión.
- No menciones la situación política de su país. Estos comentarios pueden perjudicarles.
Y para finalizar, si puedes y quieres, anima a las personas más próximas a que participen en ella.
viernes, 12 de enero de 2018
UN PUNTO AZUL PÁLIDO, RECORDANDO A SAGAN
Un punto azul pálido. Fotografía de la Tierra desde el Voyager 1 en 1990. Fuente: Wikipedia |
Esta era la fotografía que motivó el título del libro y la hermosa reflexión de Carl Sagan que se recoge en él. ¡Qué grande era el maestro!
La Tierra es un escenario muy pequeño en la vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de una esquina de este píxel sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestras posturas, nuestra importancia imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo... Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida. Nuestro planeta es un solitario grano en la gran y envolvente penumbra cósmica. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos.
La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y formadora del carácter. Tal vez no hay mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que siempre hemos conocido.
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