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viernes, 13 de enero de 2023

ARTE CONTEMPORÁNEO EN UNA IGLESIA BARROCA

Cruz IV, Chillida.


 Gracias al concierto que ofreció el pasado domingo la Banda Municipal de Txistularis en la Iglesia de Santa María pude ver con detenimiento un par de obras muy alejadas de los gustos estéticos de la época en que se levantó el templo. 

Sin entrar ahora a valorar las virtudes estéticas y constructivas del edificio ni la belleza de los retablos de Villanueva, Azurmendi, Jáuregui, y Ugartemendía, a mí lo que más me interesa es la mezcla entre representaciones cuyos estilos no tienen nada en común, pero cuyo resultado produce, primero sorpresa, y después admiración y dinamismo. Me niego a utilizar la pedante y manida metáfora del diálogo.

Retablo del altar mayor, Villanueva y Azurmendi.

Lo más atractivo, en mi opinión, de la proliferación de obras de arte de épocas y estilos muy diferentes, es que puede verse cómo cada movimiento e incluso cada generación interpreta a su manera una misma idea, una misma creencia, un mismo objeto o un mismo personaje. Puede gustar o no, pero están ahí, lo mismo que están en las calles de las ciudades más añosas manifestaciones arquitectónicas, urbanísticas y escultóricas de las sociedades que sucesivamente las fueron poblando. Esa amalgama de formas de crear diferentes me parece que es lo que dota al espacio en el que se sitúan de mayor vitalidad.

San Sebastián mártir, Mikel Cristti.


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sábado, 10 de diciembre de 2022

LOS MIL METROS MÁS ARTÍSTICOS DE LA CASTELLANA MADRILEÑA

Toros ibéricos. Alberto Sánchez (1895-1962).

No se puede decir que tuviera mucha suerte el día que pasé por Madrid. El Museo de escultura al aire libre se encontraba en obras como bien puede verse:

La sirena varada. Eduardo Chillida (1924-2002).


Proyecto para un monumento IV B, Palazuelo (1952-2004).
Al otro lado del muro, Subirachs (1927-2014).
Estructura permutacional, Sobrino 81932-2014).

Mère Ubu, Miró (1893-1983).
Proalí, Martí (1925-2010).

Siguiendo hacia la Biblioteca Nacional, en la misma acera de la izquierda en sentido bajada, se encuentra una de esas magníficas cabezas de Plensa que tanta paz transmiten y tanta belleza derrochan. 


Es la cabeza de Julia, un decorado de lujo que colabora con el cielo azul y las blanquecinas nubes rotas.


Pero todas esas esculturas ya las conocía. Había pasado por allí para volverlas a disfrutar y que me dejaran nuevos recuerdos o que avivaran los de otro tiempo. La sorpresa, porque ignoraba su existencia, fue encontrarme a pocos metros de la niña Julia al pasaitarra Blas de Lezo (1689-1741). Allí estaba él sobre su pata de palo —la de carne y hueso se la arrancó una bala de cañón en la batalla de Vélez-Málaga—, en la otra esquina de la plaza, la que da al Museo Arqueológico.


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sábado, 3 de diciembre de 2022

IGLESIA DEL IESU (expresar lo inefable)



Este pequeño reportaje ha sido posible gracias a la generosidad del párroco, Jesús Mª Zubieta, quien ofreció de manera desinteresada y amable su tiempo para atenderme durante un par de sesiones. En la primera realizó una introducción general al origen del edificio, sus fundamentos estilísticos y los elementos arquitectónicos que lo conformon. En la segunda se prestó a un recorrido por el interior para ir destacando los elementos artísticos que contiene y la concepción del espacio desarrollada por Rafael Moneo. Como los días en que estuve grabando sus palabras fueron muy lluviosos y, por tanto, de muy poca luminosidad, me facilitó el acceso a la iglesia una mañana en que el sol estuvo presente para poder fotografiarla. 

Y una curiosidad: el alineamiento Moneo. Lo que recoge el plano de la derecha son los tres edificios realizados por el gran arquitecto navarro en la ciudad: los cubos del Kursaal, el edificio de viviendas en la orilla derecha del Urumea y la iglesia del barrio de Riberas. Producto del azar, los tres están situados sobre una línea. 

Este es el audio en el que el párroco nos habla del origen, de los fundamentos estilísticos y filosóficos, y de los elementos arquitectónicos. Son doce minutos ricos en contenido: 

 

Elementos del exterior:

Cruz desestructurada, fachada oeste.
Omnipresente en todo el edificio.

Campanario, fachada sur.

Vidriera con la cruz, el sol y dos fases de la luna.

Iniciamos el recorrido:


Claustro abierto.

Celosía vista desde el exterior.

Cita bíblica que preside el pórtico.

Empuñadura de la puerta, homenaje a la de Ronchamp

Entrada, escultura de José Ramón Anda y nave principal:


Virgen con el Niño. José R. Anda.


Nave central.

Cruz-cubierta de la nave central.

El órgano:




La capilla del sagrario:



Reflejo de la luz (cruz y lunas) en la pared.

Sagrario. Obra de Moneo.

Ventanal de cuarzo.

Tapiz de Chillida.

Una reflexión sobre los espacios arquitectónicos. Luego entramos en la capilla de la reconciliación y llegamos a la nave principal a la altura del altar:


Brazo sur.

Capilla de la reconciliación.

Abstracción de Prudencio Irazabal.

La concepción del espacio según Moneo, la utilización mínima de materiales y el retablo de Javier Alkain:



El crucifijo de Moneo.

Retablo cerrado. Javier Alkain.

Retablo abierto.

Un detalle.

Desde más cerca.

Terminamos el recorrido subiendo al coro y a la más recoleta sala de la meditación (puro zen). 


Sala de la meditación.

Vista desde el coro.

Pila bautismal.

Para terminar, quiero expresar nuevamente mi más sincero agradecimiento a Jesús Mª Zubieta, a Irene por su colaboración inestimable, y mis disculpas por la baja calidad del audio a todas las personas que paséis por aquí (con los cascos puestos se entiende mejor). Todas las fotografías son ampliables. Espero que esta entrada sirva para motivar la visita y disfrutar de este espacio arquitectónico tan hermoso como singular.

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Путин, немедленно останови войну!

jueves, 15 de septiembre de 2022

TORSO. HOMENAJE A PEDRO ARANA AIZPURUA

Torso, 1948.
Este pequeño Torso que aparece a la derecha del texto se encuentra en el caserío de Chillida Leku, justo nada más entrar, también a la derecha. Es de escayola y, según cuenta Mikel G. Gurpegui en un artículo de 2019 en el DV, le gustó mucho a su amigo Pedro Arana Aizpurua, ingeniero, concejal y entusiasta promotor de la tamborrada donostiarra. Supongo que fue la admiración que causó en su amigo lo que indujo al artista a elaborar la obra en bronce y dedicársela, tal y como se puede leer en el pedestal de mármol sobre el que hoy se levanta en el monte Urgull.

Aunque es una obra bastante escondida —se encuentra junto a la puerta de acceso al Castillo de la Mota, en el rellano que da hacia el mar—, a veces hay alguna persona curiosa que ha dado con ella y busca la firma del escultor, como para asegurarse de que efectivamente es de Chillida. No es fácil dar con ella, por lo diminuta, pero ahí está, atestiguando la autoría.




 La verdad es que la primera vez que se ve suele chocar, porque se encuentra bastante lejos del estilo que practicó más tarde y que tanto éxito le trajo. 


Sobre esta obra María Soledad Álvarez dejó escrito que de las de yeso, se conservan dos torsos que denotan una influencia de la escultura arcaica griega. Se trata de obras macizas y cerradas en las que escultor se centra en el estudio del plano, de las superficies. Es en estas obras de yeso donde primero usa el cincel. (Recogido en Guía de esculturas Donostia-San Sebastián. Edorta Kortadi Olano, 2009).

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