miércoles, 10 de abril de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Xabier Lete)

Editorial
#unlibrounpoema

Reivindico una vez más las antologías colocando para esta sección esta Antología de la Poesía Vasca - Euskal Poesiaren Antologia. Es ya difícil de encontrar en la librerías porque data de 1993, pero siempre están las bibliotecas y los libros de segunda mano. El antólogo fue Iñaki Aldekoa Beitia, gran conocedor de la literatura vasca.

En ella aparecen recogidos poemas de Jon Mirande, Gabriel Aresti, Mikel Lasa, Bernardo Atxaga, Juan Mari Lekuona, Ibon Sarasola, Felipe Juaristi, Iñigo Aranbarri, Xabier Lete, Koldo Izagirre y Joseba Sarrionandia. Y vienen precedidos por un prólogo del propio Aldekoa en el que sitúa a cada autor dentro de los diferentes apartados o corrientes de la poesía vasca y en relación con las tendencias de la poesía occidental.

Entresaco un poema de Lete traducido por Gerardo Markuleta:



HERIOTZA UTOPI IZENDATU DUTENEI


Zergaitik oraindik ere
itxaropenaz mintza?
Zergatik eta zertarako
solas zaharkituak berriztatu?
Hain azkar ahaztu ote zaizkigu
erenegun guztietako
erailketen ohiartzunak?

Gure denbora etsipenarena da,
lagunok,
eta trolebus zikinetan biajatzen dugu
suburbioetako kanposantuetara

Eta utopiaren etzidamuek
flajelazio berri bat dakarte
baikortasunaren muin-muinean
ukazio latzagoen munstroak ezarriz.

Gure aroa
telefono meatxugarriena
besterik ez baita,
susmoa izenperazi nahiko liguketen
paranoiko madarikatuena.

Zergaitik, beraz, itxaropenaz mintza?
Zergatik eta zertarako
bidegurutze bakoitzean
heriotza girnaldez apaindu?

Bakarrik eta berez hilko gera
garaia etortzean,
ez bitzate alferrik beren buruak
funerarietako arduradun izendatu,,
kanposantu gehiegi baitago suburbioetan,
lagunok,
historiaren bidetxigorrak hilobiz ornitzen ibiltzeko.



A QUIENES SEMBRARON MUERTE EN LA UTOPÍA


¿Vale la pena obstinarse
en convocar una vez más a la esperanza?
¿A qué fin, por qué motivo
renovar esas charlas ya caducas?
¿Acaso hemos olvidado —tan temprano—
el eco de la sangre derramada
cada víspera de cada día?

Nuestro tiempo es el tiempo de la renuncia,
amigos míos,
y lo vivimos viajando en sucios buses urbanos
desde los suburbios hasta los cementerios.

Y los pasado mañana de la utopía
son un nuevo flagelo
y en la misma cumbre de la ilusión imponen
monstruosos amigos de más burdas negaciones.

Nuestro tiempo es el tiempo de las amenazas
por teléfono, nada más;
el de los enajenados —malditos sean—
que quieren imprimir en nuestras frentes
el sello de la sospecha.

¿A qué fin convocar, pues,
una vez más a la esperanza?
¿A qué fin, con qué motivo
adornar de guirnaldas los cadáveres
en cada encrucijada?

Moriremos solos y porque así ha de ser
cuando se cumpla la hora;
nadie tome, pues, de su mano
el funerario trabajo,
pues hay ya demasiados camposantos
en los suburbios, amigos míos,
para que nos dediquemos a sembrar
cadáveres por los senderos de la historia.

***

martes, 9 de abril de 2024

NIETZSCHE DESCOMPLICADO, 6

#Nietzschedescomplicado (conversaciones con Jaime Aspiunza). 

En este caminar por el pensamiento de Nietzsche hoy nos adentramos por los vericuetos del tan manido como a menudo mal entendido nihilismo del filósofo germano.

Me preguntabas, querido Jesús, si es conveniente conocer la vida de Nietzsche para entender su pensamiento.

No y sí.

No, en el sentido de que conocer sus andanzas, amores y aficiones nos permita comprender mejor sus ideas, que es como habitualmente ligamos vida y pensamiento, dándole cuerda a una especie de psicoanálisis de feria como el que W. Allen solía parodiar y a la vez exhibir en sus primeras películas.

, porque, si recordamos que el pensamiento es producto de un cuerpo,lo que ese cuerpo haga, por lo que pase tiene que influir en su pensamiento. Nietzsche reitera innumerables veces que el pensamiento de un filósofo es fruto de su vida, y respuesta, réplica a su vida. En un fragmento de finales de 1887-principios de 1888 dice:

«Quien toma aquí la palabra hasta ahora no ha hecho otra cosa más que volver sobre sí: como un filósofo y eremita por instinto que ha encontrado su ventaja en el margen, en las afueras, en la paciencia, en la dilación, en el retraso; como un espíritu que se arriesga y ensaya, que ya se extravió una vez en cada laberinto del futuro; … como el primer nihilista perfecto de Europa el cual, sin embargo, en él ha vivido ya el nihilismo mismo hasta el final — el cual lo tiene tras él, bajo él, fuera de él…»

Nietzsche ha vivido ya el nihilismo en sus carnes y de alguna manera lo ha elaborado, superado. Por eso puede dar cuenta de él.

Lo que se nos viene encima en los dos próximos siglos –dice– es el «ascenso del nihilismo»: «hay signos por todas partes, solo faltan los ojos que lo perciban».

«El ser humano moderno cree a modo de ensayo ora en este valor, ora en ese, y luego deja que esos valores vayan cayéndose… El vacío y la pobreza de valores alcanzan a sentirse cada vez más; el movimiento es imparable.» Valga esta como primera aproximación a ese diagnóstico de época –y también de la cultura europea– a que va a llamar nihilismo.

Dicho en términos elementales, el nihilismo sería la negación de la vida por razón del sufrimiento y el dolor que esta conlleva. Si hay que sufrir tanto, diríamos, esta vida no merece la pena. Pero no nos suicidamos. Añoramos un mundo que no cambie, que no engañe, que no nos haga sufrir: un mundo verdadero, permanente
Y en contraste con ese mundo consideramos que este nuestro y la vida que en él es posible no deberían existir. En ese sentido se niega la vida, la vida tal cual es, soñando con sustituirla por otra vida ideal. 

Así comienza la historia del nihilismo: cuando se propone la distinción entre el mundo verdadero y el mundo en que vivimos. Sea el mundo de las ideas de Platón, sea la otra vida del cristianismo. 

En el momento en que Nietzsche vive no se cree ya en la verdad, ha desaparecido la convicción de que haya una constitución real de las cosas más allá del valor que el ser humano les confiere; y Dios ha muerto. El proceso del nihilismo está ya maduro. Por eso entiende él que es el «nihilista perfecto».
 
Pero veamos mejor la procedencia del nihilismo: «¿de dónde nos llega este, el más inquietante de todos los huéspedes?», anota el año anterior, entre otoño de 1885 y otoño de 1886. Y su respuesta es categórica: el nihilismo está en la interpretación moral cristiana de lo que son la degeneración fisiológica, las situaciones de miseria social o incluso la corrupción. No basta la penuria (anímica, corporal o intelectual) para rechazar radicalmente el valor, el sentido, la deseabilidad. Entre la penuria y el rechazo hay una interpretación, y es la de la moral cristiana.

El cristianismo (lo veíamos el otro día) se vuelve contra el Dios cristiano: «el sentido de veracidad siente náusea ante la falsedad y mendacidad de la interpretación cristiana del mundo y de la historia
». Si antes Dios era la Verdad, ahora «todo es falso»… Nos suena, ¿no?

Pero lo decisivo está en el escepticismo, no ya epistémico, sino moral: su punto final sería «nada tiene sentido». Las fronteras entre el bien y el mal, que parecían claramente trazadas, comienzan a emborronarse, a transgredirse, y a desvirtuarse. Lo único que queda sin superarse en la moral cristiana son las ideas de la existencia entendida en cuanto castigo, la existencia entendida en cuanto error, combinadas ambas en cuanto juicio supremo acerca de esta nuestra vida humana.

Y esa losa –el error, el castigo de la vida– no la levanta nadie, ni la ciencia ni la tecnología –en esas están– ni cualesquiera de las nuevas religiones que van apareciendo al son de las modas. El nihilista activo es el que acepta de manera positiva esta falta de sentido, el que tiene fuerza para darle sentido a su existencia; el pasivo, carente de fuerza suficiente, se acomoda en la decadencia de nuestra cultura.

Por eso –para erradicar ese nihilismo profundo– hace falta una crítica de la moral cristiana, para ver cómo, si acaso, se le puede dar una vuelta a todo esto. La crítica, ya lo avanzo, va a ser una genealogía de la moral. De eso hablaremos otro día.
***



lunes, 8 de abril de 2024

EL FECUNDO RUMOR DE LAS MIRADAS, VALLADOLID Y LA CABEZA DE IFE


Una de las sorpresas más agradables de mi paso por Valladolid fue la que me encontré en la exposición permanente del bellísimo y renacentista Palacio de Santa Cruz. En la muy notable colección permanente de arte africano me salió al paso el rumor de una mirada que tengo en gran estima y sobre la que he dejado un poema en mi último poemario. Es una de las cabezas femeninas de la cultura Ife. Yo, claro, no había escrito el poema impulsado por la seductora belleza de esta cabeza, puesto que no la conocía, sino por otra de la misma cultura que se encuentra en el British Museum. Una es de bronce; la otra, de barro. Las características que las hacen distinguibles entre miles de esculturas de cabeza se mantienen en ambas. Que nuestras miradas se encontraran me resultó un momento verdaderamente emocionante y cargado de significado. Este es el poema:

CABEZA DE IFE




Yo soy mi propio camino.

Tuve que abrirme paso

desde mi propia belleza incomprendida.
Editorial



Mucho tiempo me costó

ser reconocida en lo que soy y valgo,

desprenderme de las adherencias

que la sorprendida Europa

dejó pegadas a mi piel.

Si os acercáis a mí

comenzaréis a conoceros un poco mejor

vosotros mismos.




Mi belleza

puede alterar vuestra manera de pensar.


Seguramente esta entrada, más que ninguna otra, se merezca estar bajo la etiqueta de Hallazgos de un paseante diletante, pues todo en ella hace honor al significado de los dos sustantivos y al del adjetivo. 

Aunque solamente hubiera sido por este hallazgo, el paso por Valladolid habría tenido sentido.

***


domingo, 7 de abril de 2024

BRUCKNER, 2º mov. 8ª sinfonía (Sinfónica de Galicia)


Mi paso por Valladolid durante estos días me ha dejado en el regazo de la memoria una estupenda colección de regalos, entre ellos el de la 8ª sinfonía de Bruckner interpretada por la Orquesta Nacional de España en el auditorio del magnífico Centro Cultural Miguel Delibes.

De los cuatro movimientos de que consta la obra el que más me gusta a mí es el segundo, con ese tema inicial (taaaa, ta, ta tata - taaaa, ta, ta tata) que se va repitiendo y cohesionándolo a lo largo de todo él. Siempre que lo oigo termino canturreándolo.

Espero que también sea de vuestro agrado. 


***


sábado, 6 de abril de 2024

VENID (El espesor de la herida)

Amazon

#elespesordelaherida

Con este poema, el último del libro, damos Ivan y yo por finalizado el trabajo de convertir en audio lo que solamente era texto y palabra. 

Aprovecho esta última entrada para darle las gracias públicamente por el tiempo, el esfuerzo y la imaginación que tan generosamente ha dedicado al proyecto y, cómo no, por el resultado conseguido. En definitiva, para darle las gracias por un trabajo absolutamente magnífico y desinteresado.



VENID


Venid desde las frías tierras del extremo norte.

Venid desde los cálidos desiertos que se extienden por todos los continentes.

Venid desde las altas montañas y desde los valles fértiles y amables.

Venid desde las limpias praderas tropicales

y también desde las inmensas praderas templadas abarrotadas de cereal nutricio.

Venid desde las ricas orillas de los ríos,

desde las innumerables islas de los mares,

desde la profunda selva.

Desde todas las ciudades de la Tierra

venid.


Venid y hagamos un pacto con nuestros mejores gestos e intenciones.

Un pacto como un abrazo sin fisuras.

Un pacto donde tengan sentido las palabras.


Venid

e intentemos un futuro sin hipótesis con todas las manos.

 

***


martes, 2 de abril de 2024

EL FECUNDO RUMOR DE LAS MIRADAS

Edición Kindle

Ya está en edición digital (Kindle Scribe) El fecundo rumor de las miradas. En pocos días estará también disponible en papel.

Un centenar de poemas ofrecen mi particular recorrido por la historial mundial del arte, desde las primeras manifestaciones de arte rupestre hasta las últimas tendencias. Es un poemario en torno al arte, sus intuiciones y su significado. A veces estamos dentro, a veces estamos fuera; pero seguimos mirando, interpretando y aprendiendo.

En esta edición para Kindle, todas las obras sobre las que he escrito —ya sean pictóricas, escultóricas o arquitectónicas—, aunque sean muy conocidas, llevan la imagen o las imágenes enlazadas con el título. Cuando existe autor, su nombre también se encuentra enlazado, generalmente a Wikipedia, donde poder consultar información suplementaria. Exactamente, así: 


COLOSOS DE MEMNÓN



El divino Amenhotep, hijo de Hapu,

jefe de todos los trabajos del faraón,

quiso manifestar su grandeza

en la magnitud de todas sus obras.

No dudó en servirse de montañas de granito

para el heredero de Ra.

Pero los siglos

y el imaginativo griego

alteraron la memoria de la piedra;

el viento y la arena del desierto

transformaron la fuerza del guerrero

y le dieron el don del canto

a la hora más tersa y hermosa del día.

Más tarde, los poetas del imperio inmortalizaron

su brillante voz.

Otro hijo del poder, de severo nombre

y exigua paciencia,

lo dejó mudo para siempre.



Casi tan poderoso como el omnipotente tiempo

resulta el peso de la huella que dejamos.




Debo advertir que esta edición de El fecundo rumor de las miradas es una edición muy ampliada de la que dejé de libre disposición en Calaméo y que allí sigue. También podéis oír los audios que componían esa colección en la página de Poemarios.

PS: Mucho antes de lo que yo creía, ya está disponible en papel. He llegado a casa, he mirado el correo electrónico... y ahí estaba el aviso. Esta es la cubierta de la edición en papel:

Se pueden leer las primeras páginas


***


NIETZSCHE DESCOMPLICADO, 5

#Nietzschedescomplicado (conversaciones con Jaime Aspiunza).

Seguimos avanzando en esta entrevista por entregas con la que queremos realizar una aproximación al pensamiento de Nietzsche. Dado lo popular del tema, no podíamos dejar de lado la cuestión y, sin abandonar el humor, la pregunta apareció inmediatamente.


¿Mató Nietzsche a Dios?

¡No! ¡Para nada! Nietzsche atestigua que Dios ha muerto. Y se pregunta «pero ¿quién lo ha matado?». En otoño de 1881 el tremendo acontecimiento es algo que «todavía no ha calado en los oídos y en los corazones de los hombres». Han sido los hombres, sí, quienes lo han matado, mas todavía no lo saben.

No es Nietzsche quien inventa la expresión de la muerte de Dios. Ya a principios del siglo XIX hablaba Hegel de que la religión se vivía –entre los creyentes– como si Dios estuviera muerto. Y un autor a quien suponemos que Nietzsche leyó, Philipp Mainländer, pocos años mayor que él, había hablado también de la muerte de Dios, bien es cierto que en términos en principio muy diferentes, pero que, conociendo a Nietzsche, perfectamente podrían haberle inspirado.

Mainländer había nacido tres años antes que Nietzsche, en octubre de 1841, y murió, ahorcándose, en abril de 1876, justo al recibir los primeros ejemplares de su gran obra, Filosofía de la redención. Esta obra propone una filosofía inmanente, y se divide en epistemología, física, estética, ética y política, completadas con una metafísica cuya primer asunto es Dios, la desaparición de Dios en nuestro mundo.

Mainländer –naturalmente– se abstiene de hablar de Dios. Señala simplemente que en un mundo plural y dinámico, no tiene lugar un Dios que sea una unidad simple y esté en reposo absoluto. De ello deduce que ese Dios ha debido de decidir –es la única manera que tenemos de entender su desaparición– «aniquilarse por completo, cesar de existir». O, mejor, hacerse pedazos en un mundo, de tal modo que este «dispersarse en la pluralidad», ser mundo, viene a ser la manera de dejar de ser… Dios.

Nietzsche también atribuye cierta colaboración reflexiva en la muerte de Dios: es la propia veracidad que el cristianismo ha promovido y cultivado la que lleva al buen cristiano a dejar de creer en Dios. Creer en Dios deja de ser honesto. Su encarnación principal sería el espíritu científico, por definición, descreído.

Mas lo que en Mainländer es como un cuento –metafísico– de hadas en Nietzsche es cosa seria. Por un lado, es verdad, la muerte de Dios implica la liberación del ser humano; por otro, comporta una amenaza, un peligro. Amenaza y peligro que se pueden atisbar sin más que darle la vuelta al elemento positivo: ¿qué hacer con esa libertad ganada con la desaparición de Dios?

Antes de nada conviene recordar que el que ha muerto es el Dios cristiano; pueden llegar otros dioses…

Además, Dios no solo es el vigilante del ser humano, es también y sobre todo el horizonte de sentido que ha estado dotándonos de suelo y perspectiva durante siglos a los europeos, a Occidente.

«¿Dónde está Dios? ¿Qué hemos hecho?, ¿es que nos hemos bebido el mar? ¿Qué esponja era ésa con la que hemos borrado el horizonte entero que había a nuestro alrededor? ¿Cómo hemos logrado que desaparezca esa línea fija y eterna a la que hasta ahora remitían todas las líneas y medidas, con la que hasta ahora operaban todos los arquitectos de la vida, sin la cual parecía no haber ni perspectiva ni orden ni arquitectura alguna? ¿Seguimos sosteniéndonos de pie? ¿No nos caemos de continuo? ¿Y en cierto modo hacia abajo, hacia atrás, hacia los lados, para todas partes? ¿No es el espacio infinito lo que nos hemos puesto encima como si fuera un manto de aire helado? ¿No hemos perdido la fuerza de gravedad, al no haber ya ni arriba ni abajo?, y si seguimos viviendo y bebiendo la luz, en apariencia como siempre hemos vivido, ¿no es en cierto modo gracias a la luminosidad y al brillo de estrellas que están ya apagadas?», anotaba Nietzsche en el ya citado octubre de 1881.

Como se ve, a Nietzsche le preocupan las consecuencias de la muerte de Dios, «esa larga profusión y sucesión de derribo, destrucción, hundimiento, derrumbe que nos espera» (GC 343), y en los que aún –diría yo– andamos inmersos y perdidos o ahogados.

La muerte de Dios es el fin de la moral cristiana, que ahora mismo sigue convulsionando, herida de muerte pero por largo tiempo coleando y dando vida a variantes aberrantes como la moral del victimismo o la más general política de identidades, hijas ambas del resentimiento cristiano. También han aparecido nuevos dioses, sea La Ciencia de que hablábamos ayer, sea La Tecnología, que, como es neutra –dicen– necesita de evangelistas y profetas.

Así pues, seguimos instalados, por más que parezcan ateas las nuevas diosas, en un ambiente de culpa, pecado y vergüenza, como el que pretende imponer la llamada «religión woke», que sería la quintaesencia de lo que nos ha dejado el Dios muerto en herencia, repartido en miles de fragmentos, al retirarse. 

Para Nietzsche en el origen de la moral cristiana está el resentimiento. El resentimiento es la venganza imaginaria de aquellos que no son capaces de actuar, y consiste en primer lugar en decir «no» a otro, a un mundo exterior, 
que sí actúa y sirve de espejo de mi debilidad, de mi impotencia. El cristianismo ha enseñado al débil a culparse a sí mismo, instilando en cada uno de nosotros el azogue de la culpa y la vergüenza, con lo que recondujo –así Nietzsche en De la genealogía de la moral– el resentimiento hacia dentro.

Sea como fuere, hoy día parece que, en forma de victimismo, ha vuelto a encontrar el camino de salida y está determinando el orden social. El impotente ha hallado en el victimismo el rédito a su inacción. Sufría por no saber qué hacer en este mundo y ha descubierto que el sufrimiento cotiza alto en la Bolsa moral de Occidente. Solo tiene que reinvindicar su supuesto carácter de víctima (en la mayoría de los casos, «heredado» de los antepasados) para poder culpar a los demás de su estado, una cuasinaturaleza. Eso supone vindicar la primacía de las emociones o los sentimientos, ya que gracias a ellos se anestesia el tedio vital. La víctima es resentimiento puro, y señala, acusándolo al otro: tal es el gran poder, hoy socialmente sancionado, del impotente. Ocupa una pequeña parcela del mundo que Dios dejó.

Y en esas estamos: tales son algunas de las consecuencias de la ausencia de Dios, que no deben ser para nosotros –termina Nietzsche– tristes ni sombrías: 
«nosotros, los filósofos y los “espíritus libres”, ante la noticia de que el “viejo dios ha muerto” nos sentimos como iluminados por una nueva aurora […] por fin el horizonte nos parece de nuevo libre […] el mar, nuestro mar está de nuevo abierto, quizá no haya habido nunca un “mar tan abierto”…» (GC 343).

***


lunes, 1 de abril de 2024

EL CIELO NOCTURNO, ABRIL 2024

Día 10, 22:00 (hora peninsular). Júpiter a menos de 5º del primer día de luna creciente.

 Cuanto puede verse a simple vista.

  • PLANETAS: Mercurio podría verse muy pegado al horizonte durante el crepúsculo vespertino durante esta semana, mejor hoy que mañana. Venus no es visible este mes. Júpiter será visible al comienzo de la noche durante las primeras tres semanas de abril y cada día que pasa más cerca del horizonte O. Saturno es visible al amanecer sobre el horizonte E, cada día que pase se verá un poco más temprano y, por tanto, mejor. 
  • LUNA: Nueva, día 8; llena, 24.
  • ECLIPSE SOLAR TOTAL: Día 8. Visible desde Norteamérica (México, EEUU y Canadá). Desde Galicia y las islas más orientales de las Canarias podrá verse como un pequeño mordisquito.
  • Lluvia de meteoros: Las líridas alcanzarán su mayor apogeo el día 22, pero el brillo de la luna hará difícil la observación.
  • SATÉLITES ARTIFICIALES: Para saber dónde y cuándo mirar, consultad aquí.


Feliz observación y pedid a vuestros ayuntamientos que disminuya la contaminación lumínica.

***


domingo, 31 de marzo de 2024

PATHETIQUE, PALOMA COSANO

 

La propuesta musical de este último domingo de marzo se llama Pathetique, una composición claramente jazzística con resonancias beethovenianas. Es obra de Paloma Cosano, joven compositora sevillana que es quien aparece en el vídeo dirigiendo al grupo Paloma y otros pájaros.  

Los pájaro son estos: 

Piano: Daniel García Diego. 
Upright Bass: Toño Miguel.
Drums: Shayan Fathi.
Guitar: Marcos Collado.
Alto Sax 1: Gustavo Díaz.
Alto Sax 2/Flute: Belén Martín.
Tenor Sax 1: Ariel Bringuez. 
Tenor Sax 2: Mauricio Gómez. 
Baritone Sax/Flute: Víctor Bruna. 
Trumpet 1: Raúl Gil. 
Trumpet 2: Javier Martínez. 
Trumpet 3: Juan Luis de la Torre. 
Trumpet 4: Javier Arévalo. 
Trombone 1: Roberto Pacheco. 
Trombone 2: Paco Soler. 
Trombone 3: Cheryl Walters. 
Bass Trombone: Toni Molina.

***


viernes, 29 de marzo de 2024

REGALOS DEL DÍA (diario de un epicúreo agradecido), 12

Para David.












Todas son de ayer por la tarde. Solo hay una diferencia de unos pocos minutos entre unas y otras, pero los cambios de luz son espectaculares. La naturaleza, cuando es generosa, lo es de manera extraordinaria.

La gente que andaba haciendo turismo por la ciudad y se encontró con este magnífico espectáculo del Cantábrico salió encantada.

***


jueves, 28 de marzo de 2024

MAI EGURZA EN EL RINCÓN DE LA ILUSTRACIÓN

El rincón de la ilustración del centro cultural de Aiete acoge algunos trabajos de Mai Egurza hasta el 9 de junio.




 
HORARIOS

Habitual:
De martes a viernes: 16:00 - 20:30
Sábado: 10:00 - 14:00 / 16:30 - 20:00
Domingo: 10:00 - 14:00
Lunes y festivos: cerrado

Semana Santa:
De Jueves Santo a Lunes de Pascua: cerrado
Semana de Pascua: 10:00 - 14:00

***


miércoles, 27 de marzo de 2024

UN LIBRO, UN POEMA, W. B. Yeats

Editorial
#unlibrounpoema

Creo que W. B. Yeats está bien representado en este blog y mejor aun en el mundo editorial, como puede comprobarse por las entradas que le he dedicado y los títulos que en ellas aparecen; no obstante, la aparición el año pasado de He extendido mis sueños a tus pies me ha parecido un buen motivo para traerlo a esta sección. 

Lo valioso del libro no está propiamente en la selección de poemas que ha realizado Jordi Doce, pues él ya se encargó de la traducción de toda su poesía para la editorial Pre-Textos y ninguna otra publicación parcial puede competir con ella. Lo atractivo de este ejemplar es la muy cuidada edición del libro, una marca de la casa, y el añadido de las ilustraciones que aporta Sandra Rilova. Belleza sobre belleza. 

Realizadas las presentaciones, vamos con el poema:


LA MALDICIÓN DE ADÁN



Estábamos sentados, un día de finales de verano,

aquella dulce y bella mujer, tu amiga íntima,

y tú y yo, hablando de poesía.

«Un solo verso puede llevarnos horas —dije—,

pero si no parece algo pensado en un instante

todo nuestro coser y descoser es en vano.

Mejor arrodillarse sobre la médula del hueso

y fregar suelos de cocina o picar piedra

como un viejo indigente, a la intemperie;

pues dedicarse a articular dulces sonidos

es trabajar más duro que ellos, y sin embargo

ser tildado de vago por la ruidosa camarilla

de clérigos, maestros y banqueros

que los mártires llaman mundo».




                                                   Y entonces

aquella bella y dulce mujer por cuya causa

muchos descubrirán la angustia del amor

cuando escuchen su voz discreta y dulce

replicó: «Ser mujer es saber

—aunque en la escuela nadie nos lo diga—

que hemos de trabajar para estar bellas».




«Es verdad —respondí— que no hay cosa admirable

desde la caída de Adán que no requiera un gran esfuerzo.

Recuerdo amantes convencidos de que el amor

debía ser tal muestra de alta cortesía

que suspiraban y citaban con semblante estudioso

precedentes tomados de viejos y hermosos volúmenes;

aunque ahora esa labor parezca más bien vana».




La mención al amor nos sumió en el silencio;

vimos morir los últimos rescoldos de la tarde,

y en el aguamarina temblorosa del cielo

una luna, gastada como una concha que lavara

la marea del tiempo cuando fluye entre las estrellas

y rompe luego en días y años.




Me invadió un pensamiento que solo tú debías escuchar:

que eras hermosa, y que yo me esforzaba

por amarte en la antigua y noble doctrina del amor;

que alegre había parecido todo, y aun así nuestros corazones

estaban tan exhaustos como aquella luna vacía.

 

***


martes, 26 de marzo de 2024

NIETZSCHE DESCOMPLICADO, 4

#Nietzschedescomplicado (conversaciones con Jaime Aspiunza).

En esta cuarta entrega nos adentramos en la cuestión que ya los primeros románticos habían suscitado al oponerse vivamente al conocimiento positivista del mundo como el único posible y verdadero. Polémica que abrió muchos frentes y que llegó incluso a contraponer las dos culturas. Aquella visión mecanicista como un entramado de relaciones causa-efecto alcanzó su máximo apogeo con Newton y su descubrimiento de la ley de gravitación universalLa polémica recorrió todo el siglo XIX y todavía nos trae de vez en cuando ecos más o menos agrios. La pregunta, por tanto, era necesaria: 


¿Era Nietzsche enemigo de la ciencia?

Se llama cientismo o cientifismo a la fe en la ciencia, a una fe o creencia de tipo religioso. A la convicción de que La Ciencia es capaz de descubrir la realidad tal cual es: ella, la realidad, aparte de nosotros, los seres humanos. (Y de esto hay mucho en nuestra época…) Es justo en la época de Nietzsche cuando comienza a reconocerse que ciencia no implica cientismo.

La ciencia, que existe, no puede aspirar a producir fe; no puede pretender ser dogma. La ciencia, a más de la aplicación de instrumentos cada vez más sofisticados para sondear la realidad y de un aparato conceptual de tipo matemático, presupone la cautela y la reserva de una razón que se sabe finita, o, si se prefiere, la honestidad y la imparcialidad del científico, las cuales le inhiben de presentar sus hipótesis, por contrastadas que estén, como verdades definitivas, como artículos de fe. Suelen ser más los divulgadores quienes venden sus productos como eternos. Con qué seguridad se afirmaba hace unas pocas décadas que el universo estaba en su mayor parte vacío; hoy es todo ruido. Con qué displicente arrogancia nos recuerdan algunos que, estando constituida de átomos –incoloros, a lo que se ve–, la realidad carece de color; nuestros ojos y nuestro cerebro nos engañan. ¿Para qué…?, preguntará Nietzsche: «… un sentido formador de colores en un mundo que carece de color es un absurdo del pensamiento.»

Cientismo, entonces, es fe religiosa, fanatismo, no la confianza razonable en que lo que la ciencia va descubriendo rigurosamente aporta algo a la comprensión del universo o del ser humano, algo que, por importante que sea, mañana puede dejar de ser válido o de ser importante.

El conocimiento de la ciencia es más complejo y riguroso, si se quiere, que la mayoría de los conocimientos que tenemos los particulares en nuestra vida cotidiana, pero no es distinto. Y así como nuestros conocimientos particulares están condicionados por nuestros sentidos y nuestro lenguaje, así también el conocimiento que una ciencia particular en un momento concreto de la historia logra está condicionado por los instrumentos y la conceptualidad disponibles en ese momento y lugar.

Instrumentos y conceptualidad configuran un filtro que recoge y reúne una serie de propiedades de la realidad, prescindiendo de todas las demás, muchas de las cuales, muchísimas, quizá infinitas, ni siquiera alcanzamos a imaginar, mas sí tenemos suficiente experiencia como para suponer que existen, bien que sean totalmente desconocidas.

Por eso, el conocimiento de la ciencia tampoco es absoluto, es siempre relativo, sin que eso signifique que no hay conocimiento verdadero. ¡No!: verdad, conocimiento son finitos, perspectivos, pero son, haberlos, haylos. Lo otro: el conocimiento y la verdad absolutos, los que develan las cosas como son, la realidad en sí, no han sido sino sueños de la razón, que, insisto, todavía se dan en demasía.

En la pretensión de La Ciencia de alcanzar una Verdad con mayúsculas detecta Nietzsche la huella de la metafísica dualista de Occidente. Ya sabemos que algunos griegos prefirieron postular un trasmundo para salvar la posibilidad de conocer. Si este mundo se nos presenta cambiante, variable, impredecible, en apariencia falto de sustancia, ha de haber tras él otro mundo más sólido y estable donde more la verdad, el acceso al cual nos permita lograr el conocimiento.

De manera muy esquemática y poco matizada eso es lo que el platonismo nos proponía, y nuestra tradición cristiana ha llevado al summum: no solo contrapone esta vida en la Tierra a la del Cielo, sino de manera equivalente viene contraponiendo los sentidos al intelecto, y los frutos de los unos a los del otro, y considera conocimiento únicamente el de este último, y, por mucho que este prejuicio concreto, en esos términos haya sido dejado de lado en el campo de la ciencia, que inevitablemente ha de partir de los sentidos, de la experiencia, sí se ha seguido manteniendo la idea de que el intelecto (investido de aparato matemático) es capaz, frente al conocimiento más rudimentario de la vida cotidiana, de acceder a ese trasmundo de la Verdad, que ahora sería inmanente pero solo asequible a La Ciencia.

Dicho de otra manera, se sigue distinguiendo lo aparente de la realidad del Ser verdadero de la Realidad, lo que vemos y tocamos de la estructura profunda — físico-matemática— de la realidad. Mas no hay apariencia por un lado y Ser por otro. Todo es apariencia, no en el sentido de falsedad, sino en cuanto aparición, fenómeno, lo que se nos aparece o presenta, y tanto da que se mire con un par de ojos o con un microscopio electrónico: no deja de ser apariencia, fenómeno. Eso sí, muchas apariencias bien vistas, bien tomadas y reiteradas, acumuladas y organizadas llegan a constituir un buen conocimiento. Y, como añadirá Nietzsche, no hay ninguna razón para pensar, por mucho que sepamos de los factores humanos o subjetivos de ese conocimiento, que el mundo no tenga por qué ser parecido a como se nos aparece.

Es decir, la finitud de conocimiento y verdad, su carácter relativo y perspectivo no implica que la realidad no exista ni sea incolora, disparates contrarios al cientismo, mas complementarios de él, con que los desengañados con la falta de absolutez de lo entrevisto suelen desatarse.

Existe la realidad, existen los colores en la realidad. ¡Gracias a Dios! Que, por cierto, ya había muerto.

***


QUINIENTOS EPIGRAMAS GRIEGOS

Editorial
Luis Arturo Guichard
DRAE:

Epigrama: 1. m. Frase breve e ingeniosa, frecuentemente satírica.
Sin.: sátira, agudeza, invectiva.

2. m. T. lit. Composición poética breve en que, con precisión y agudeza, se expresa un motivo por lo común festivo o satírico. Era u. t. c. f.

3. m. T. lit. En la Antigüedad griega y latina, inscripción de carácter generalmente funerario y dedicatorio.
Sin.: epitafio, inscripción, sentencia.

El antólogo, por si acaso, nos recuerda en su excelente introducción las palabras que Plinio dedicó a Marcial tras su fallecimiento: Oigo decir que Valerio Marcial ha muerto y lo llevo con pena. Era un hombre ingenioso, agudo, mordaz y que, escribiendo, tenía a raudales tanto sal como hiel y no menos mordaz candor. 

Eso que Plinio decía de los versos de Marcial y que el diccionario recoge, más la brevedad de la composición, es lo que mantiene vivo el interés y el atractivo de unos textos escritos hace ya muchos años, porque es la extraordinaria capacidad de decir el mundo —y con el mundo, nosotros— lo que permite que este género sea tan endiabladamente poderoso. 

Tal y como enuncia el título de la antología se recogen en ella 500 epigramas, lo que nos permite disfrutar de una gran amplitud y variedad de textos en los que están presentes todas las tendencias epigramáticas: funerarias, votivas, eróticas, satíricas, descriptivas, narrativas, matemáticas..., en fin, todas.

Una pequeña muestra:

Epícides, el cazador, por los montes persigue
las huellas de toda liebre y toda cierva,
soportando el frío y la nieve. Pero si alguno le dice
«toma, aquí está la presa», no la recibe.
Mi amor también es así: sabe perseguir
lo que huye, pero deja escapar lo que tiene a la mano
.


Nada es más dulce que el amor y toda dicha queda
en segundo lugar: mi boca escupiría hasta la miel.
Esto lo dice Nóside: aquel al que Cipris no ha amado
no sabe qué flores, qué rosas son las suyas
.
Nóside


Que te sea la tierra leve, miserable Nearco,
para que los perros te desentierren más fácilmente
.
Amiano


Si lo que nos lleva te lleva, aguanta y déjate llevar;
si te resistes, sufrirás, y lo que nos lleva te llevará
.
Páladas


No soy amante el vino, pero si quieres embriagarme
ofréceme una copa que hayas probado antes.
Aunque sólo la hayas tocado con los labios,
no será fácil seguir sobrio y huir del dulce copero.
La copa me transferirá un beso de tu parte
y me anunciará la gloria de beberla
.
Agatias


Memoria y Olvido, os saludo: a Memoria
en lo bueno, a Olvido en lo malo
.
Paulo Silenciario


Vamos a bañarnos y coronarnos, Pródica, y a beber
vino puro levantando las copas más grandes.
Breve es la vida de los placeres: la vejez
nos lo impedirá después y, al final, la muerte
.
Rufino


No puedo distinguir cuándo bosteza Diodoro y cuándo
se echa un pedo: tiene el mismo aliento arriba y abajo
.
Lucilio

Yo que antes lo hacía cinco o nueve veces, oh Afrodita,
ahora es apenas una desde que anochece hasta el alba.
¡Ay de mí! Esta cosa que ya a veces estaba moribunda,
ahora sí se está muriendo: va a reventar como Térmero.
¡Ay, la vejez, la vejez! ¿Qué no me harás luego cuando
me alcances, si me tienes ya así de decaído?

Filodemo



Uno estaba impedido de las piernas y otro de la vista,
pero cada uno compensaba lo que la suerte les quitó.
El ciego llevaba al cojo sobre los hombros
y seguía el camino recto atendiendo a su voz.
A eso les enseñó la dura necesidad rica en recursos:
a suplir lo que les faltaba para estar completos
.
Filipo


Y uno en su idioma original, que aunque no se entienda el griego antiguo ni se conozca su abecedario, la forma de sus letras ya es suficientemente atractiva:

Ἤν τι πάθω, Κλεόβουλε, – τὸ γὰρ πλέον ἐν πυρὶ παίδων 
βαλλόμενος κεῖμαι λείψανον ἐν σποδιῇ – 
λίσσομαι, ἀκρήτῳ μέθυσον, πρὶν ὑπὸ χθόνα θέσθαι, 
κάλπιν ἐπιγράψας· “Δῶρον Ἔρως Ἀίδῃ”.

Si algo 
me pasa, Cleobulo, —pues en el fuego 
de los muchachos yazgo y solo queda de mí ceniza—,
embriaga mi urna borracha con vino puro y al ponerla bajo tierra,
escribe en ella: "Ofrenda de Eros para Hades".
Meleagro



***


lunes, 25 de marzo de 2024

PASEO POR LA PRIMAVERA DONOSTIARRA


El vídeo no es nada más que una invitación a salir a la calle y disfrutar de toda esa belleza pequeña y cotidiana con la que nos podemos encontrar en un paseo cualquiera en esta primavera que acaba de comenzar. La fotografía, claro, pierde mucha calidad al utilizarla en el vídeo. Un par de ejemplos:



Pero lo que importa es que podáis disfrutar de vuestro entorno, viváis donde viváis y estéis ahora comenzando la primavera o el otoño.

***