jueves, 29 de junio de 2017

RAFAEL RUIZ BALERDI

Los Gigantes, 1972
Kubo Kutxa acoge desde el pasado 9 de junio y hasta el 24 de septiembre una exposición con la obra de Balerdi, uno de los grandes nombres de la pintura vasca del siglo XX. 

Su trabajo evolucionó constantemente, y eso se puede ver fácilmente en la exposición comisariada por Javier Viar Olloqui —director del Museo de Bellas Artes de Bilbao hasta hace poco—, aunque casi desde sus comienzos está presente la enorme capacidad para expresar a través del color, del que se convertirá con el correr del tiempo en uno de los grandes maestros. 

Aquí os dejo tres obras que me gustan especialmente. Están captadas con la cámara del teléfono, por lo que la pérdida de maticfes y colores es muy importante, así que daos un paseo por la sala —la entrada es libre— y disfrutad de ellas en vivo y en directo.

Gran Jardín, 1966-1974

Composición 86 II, 1986

Composición 90/91 I, 1990

miércoles, 28 de junio de 2017

HISTORIA TORCIDA DE LA FILOSOFÍA

Luis Soravilla es un ingeniero que se licenció en Humanidades y que trabaja en el mundo editorial. Es autor de varios títulos, entre los que destacan sus historias torcidas. Una sobre literatura y esta de la filosofía, de la que ha publicado el primer volumen. No son manuales para que los estudiantes aprueben la selectividad. Son historias muy personales, con altas dosis de humor y absolutamente irreverentes con las que busca más nuestra complicidad y hacernos pasar un buen rato que introducirnos en el conocimiento académico de la materia tratada. 

De entre los pasajes que a mí me han parecido más divertidos (y el humor es cuestión de gustos), he entresacado este en el que está contando las tres fases que atraviesa el pensamiento escolástico (pp 338-340): nacimiento, fase contestataria y fase crítica. Transcribo la última de ellas, la crítica:

Hasta ese momento, la filosofía dependía de la teología.
—¿Eso que quiere decir, maestro?
—¿Que los filósofos buscan la verdad, hijo mío, pero solo darán con ella si atienden a lo que dice la Iglesia que es la verdad verdadera, que viene dada por la Palabra de Dios.
—A ver que me aclare... ¿Para qué buscan la verdad, si ya sabemos cuál es?
—Para que no se diga que no atendemos a razones.
Pues en esta última fase, que dura todo el siglo XIV y los siguientes, ocurre que la teología se queda para vestir santos, y la filosofía la deja plantada y bien plantada y se va con otra.

—Mira, Teología, lo nuestro no puede seguir así. Quiero volar por mi cuenta, ver mundo, tener nuevas experiencias...
—¡Filosofía! ¿A quién estás engañando? Que he visto con qué ojitos miras a Ciencia. ¡No tienes vergüenza! ¡Con Ciencia! ¡Con esa pelandusca...! ¡Me vas a hacer llorar!
—Teología, por favor, no te pongas así, no quiero hacerte daño...
—¡Eso dicen todas! ¡Vete con Ciencia! ¡Vete! Ya veo de qué pie calzas (sic), Filosofía. ¡No me esperaba esto de ti!
—Teo, por favor, chiquitita...
—¡Chiquitita tus muertos! ¡Y quita las manos de ahí! ¡Ya sé lo que quieres! Siempre pensando en lo mismo. Si ya lo sé yo, ya lo sé, ya me lo decía mi madre... ¿Te crees que no tengo ojos en la cara? ¡Con esa guarra, además! Recuerda lo que te digo: Si sigues jugando a experimentos con Ciencia, se te va a caer la metafísica a cachos. ¡Que conste que te he avisado!
—Teo...! ¡No me lo pongas difícil!
—¡Te lo pongo como me da la gana!

La escolástica, agitada por esta separación entre filósofos y teólogos, resistirá más mal que bien durante muchos años más, amargada, confusa, centrándose en la metafísica más platónico-aristotélica y pasada de vueltas que puedas imaginar. Pero esta crisis —esta ruptura, mejor dicho— será la semilla de toda la filosofía moderna y contemporánea. La escolástica ha muerto, aunque no se acaba de enterar.

Este es el tono general de todo el libro. Mucho coloquialismo, mucho diálogo y mucha sátira mordaz con la inmensa mayoría de los filósofos, aunque algunos de ellos son tratados con delicadeza y cariño, a pesar de la humorada desternillante que es todo el texto. 

Apto solamente para quienes carezcan de la tendencia a idolatrar las figuras que se recogen en los manuales.

martes, 27 de junio de 2017

LA ESTATURA DE NAPOLEÓN Y OTROS BULOS

Resulta curioso cómo perviven algunas ideas falsas —bulos— a lo largo del tiempo. Todas las falsas creencias que desmiente Javier Sanz en este audio del programa Gente despierta, son muy anteriores a la existencia de internet. El programa es de hoy mismo.

Lo curioso del caso es que, también hoy mismo, Carolina Jiménez, colaboradora de Naukas, en una estupenda infografía sobre falsas creencias y cómo funciona el cerebro en relación a ellas, alude precisamente a la talla de Napoleón, e intentando corregirla... nos ofrece un dato ligeramente falso. 

Resulta extraño, porque en las mismas fuentes que cita se dan los datos correctos: 5 pies y 5 1/2 pulgadas. Una simple multiplicación nos resuelve la cuestión: Napoleón medía 168,9 centímetros, no los cinco centímetros más que ella le da.

BLANCA VARELA

SUPUESTOS

el deseo es un lugar que se abandona
la verdad desaparece con la luz
corre-ve-y-dile

es tan aguda la voz del deseo
que es imposible oírla
es tan callada la voz de la verdad
que es imposible oírla

calor de fuego ido
seno de estuco
vientre de piedra
ojos de agua estancada
eso eres

me arrodillo y en tu nombre
cuento los dedos de mi mano derecha
que te escribe

me aferro a ti
me desgarra tu garfio carnicero
de arriba abajo me abre como a una res
y estos dedos recién contados
te atraviesan en el aire y te tocan

y suenas suenas suenas
gran badajo
en el sagrado vacío de mi cráneo.


                         De Ejercicios materiales, 1993.

Vuelvo a la lectura de Blanca Varela (1926-2009). Un programa de radio en el que citan unos versos suyos me empuja a ello. 

La poesía de Blanca Varela tiene la rara cualidad de convertirse, como decía Octavio Paz, en conjuro frente, contra y hacia el mundo. Es algo así como una defensa insumisa de la vida. No un argumento, porque la poesía de Varela no pretende explicar nada. Tampoco nos hace confidencias, nada más lejos de la intención de la poeta. Es una poesía seca, dura, intelectual, pero que mantiene el hálito de lo trascendente —de lo que va más allá, de lo que traspasa— y quiere revelar la realidad.

Este programa de TV Perú le rinde homenaje en lo que hubiera sido su noventa cumpleaños en 2016.


lunes, 26 de junio de 2017

HAY UN BICHO, HAY UN BICHO

—¡Hay un bicho, hay un bicho! —avisa un coro infantil desde el otro lado de una verja que circuncribe los límites del recinto escolar.

Si uno está aparcando tranquilamente una mañana de verano sin tráfico en la calle y oye un coro de voces infantiles gritar como si se tratara del fin del mundo que hay un bicho, uno, si no es un desalmado, un insensible o un sordo, deja inmediatamente la maniobra y sale asustado del coche a preguntar sin pérdida de tiempo al coro infantil dónde está el bicho.

—¡Ahí debajo, ahí debajo! —suelta el coro mientras señala cada uno con su índice.

Ese uno, con el susto aún en las mismísimas amígdalas, da un paso hacia atrás y empieza a inclinarse para comprobar qué puede haber debajo del coche y en qué estado se encuentra, porque no es lo mismo encontrarse un bicho tipo asqueroso y dispuesto a saltarle a uno sobre los ojos, que un lindo cachorro medio espanzurrado por la rueda del maldito coche y pasarse luego varias semanas conviviendo con el complejo de culpabilidad y el ¿por qué no habré puesto más atención antes de empezar la maniobra?

Así que, entre el temor y el resquemor, uno inicia la maniobra de inclinación muy lentamente, frenado a medias por el miedo, a medias por la culpa. Pero cuando cree que la ha completado y abarca con su vista toda la superficie que hay bajo el coche y no ve nada, absolutamente nada, se vuelve ligeramente hacia el coro, sin dejar de vigilar con el rabillo del ojo —por si acaso—, y pregunta tímidamente al mismo tiempo que valora la posibilidad de que el coro esté tomándole el pelo:

—¿Dónde?

—¡Ahí, ahí, ahí! —gritan al unísono mientras alargan sus diminutos brazos como si quisieran tocar con la punta de sus dedos el bicho.

Uno, sobre unas cuatro patas un poco ridículas, inspecciona con mayor atención el lugar hacia el que los ojos y los dedos del coro infantil se dirigen y... ¡tachán!, entonces descubre un hermoso escabarajo de color marrón claro y manchas blancas. Lo recoge con mucho cuidado. La alegría del hallazgo hace desaparecer temores y resquemores al unísono. El coro, en cambio, pierde la unanimidad.

—¡Dámelo!
—¡A mí, a mí!
—¡Es mío, es mío!
—¡Yo lo vi primero!
...

Afortunadamente para el uno, ante el escándalo de las demandas, se acerca una maestra para comprobar qué es lo que pasa. Uno se lo explica y le ofrece el ejemplar para que lo vean en la clase. La maestra acepta agradecida y uno se despide del hermoso bicho con la tranquilidad de no haber atropellado a ningún ser vivo ni haber sido presa de sus feroces dentelladas.


El bicho. Polyphilla fullo o escarabajo batanero.

domingo, 25 de junio de 2017

ALEXAMENOS FIDELIS

Así, para empezar, no me gustan las pintadas. No me gusta que alguien sin otra intención que la de plasmar su nombre o soltar un exabrupto vaya dejando su recuerdo por cuanta pared encuentre disponible. Me parece mala educación y falta de respeto por el vecindario. 

Fuente: Wikipedia
Ignoro si esta costumbre de escribir en paredes ajenas es una constante en la historia de la humanidad o si se produce en épocas determinadas. Sí parece que hay dos momentos especialmente proclives a la proliferación de esta costumbre: nuestra época y la de la antigua Roma. A veces podemos encontrar incluso diálogos.


En el Museo Palatino de Roma, se halla recogida una pintada un tanto curiosa, sobre la que los expertos no terminan de ponerse de acuerdo en los detalles de la traducción y que vendría a ser algo así como la primera burla que un romano hace sobre la religión cristiana. Es esta:

Fuente: Wikipedia
Lo que ahí se puede ver es lo siguiente: una persona con cabeza de burro está crucificada; otra, a su lado, levanta el brazo izquierdo. El texto dice, en griego, Alexámenos adora a su dios o algo similar (para detalles, acudid a Wikipedia). No es necesario haber realizado ningún tipo de estudio para percibir la sátira que implica representar a alguien adorando a un asno. 
Alexámenos no permaneció impasible ante la burla y dejó escrita la respuesta: Alexamenos fidelis. Alexámenos es fiel. 

Más allá del incivismo que representa dirimir en las paredes del vecindario las diferencias religiosas o ideológicas, lo que me atrae del caso es mi impulso cotilla, saber de los detalles. ¿Eran vecinos? ¿Eran amigos de la infancia? ¿Habían acudido a la escuela juntos y desde entonces existía un rencor sordo? ¿Era el tal Alexámenos un tipo inclinado a la santidad y el sufrimiento?

Sin duda, detrás de cada gesto hay una historia. Tal vez inocua, ridícula, insulsa, indeferente o anodina. O tal vez sea una historia que resuma en un pasaje la historia misma de la humanidad. 

sábado, 24 de junio de 2017

TABULA RASA, ARVO PÄRT

El pasado jueves 22 acudí a un concierto en medio de un magnífico hayedo. Se trataba de uno de esos conciertos populares, al aire libre, que bajo la excusa del solsticio unos, y otros bajo la de la Fiesta de la Música, cada vez se están haciendo más frecuentres por estos lares. Bienvenida sea la costumbre.

Y allí estaba yo, en un anfiteatro natural, rodeado de otros espectadores y de unas magníficas hayas, cuando el director de la orquesta Et incarnatus nos anuncia la pieza siguiente: Tabula rasa, de Arvo Pärt. Ni conocía la obra ni conocía al compositor.

Quedé absolutamente conmovido y emocionado. La composición me pareció lo mejor de todo el concierto: envolvente, recogida, profundamente poética... una delicia.

Aquí os la dejo en manos de la Joven Orquesta de Cámara de Lviv, dirigida por Siergiej Burko. (Las toses y otros ruiditos molestan un poco).

viernes, 23 de junio de 2017

BUSTI HARRERAGATIK, MÓJATE POR LA ACOGIDA


Tal y como se puede ver en el cartel, las seis organizaciones no gubernamentales que ahí aparecen —Amnistia InternacionalHotz ZarautzIntermón OxfamOngi Etorri ErrefuxiatuakSOS Racismo y Zaporeak—hacen un llamamiento para acudir a la zona de los relojes de la Playa de la Concha de San Sebastián, mañana, día 24, a la una del mediodía. 

A esa hora se producirá un llegada simbólica de migrantes. Habrá una frontera, también simbólica, que les impida el acceso. El trabajo conjunto de los dos lados del muro hará posible el derribo del mismo y el encuentro solidario entre personas del uno y otro lado.

Luego, si te apetece, tendrás la oportunidad de darte un chapuzón absolutamente real y nada simbólico en una de las playas más famosas de Europa. ¿Te lo vas a perder?

jueves, 22 de junio de 2017

ELLIE DAVIES

Descubro por casualidad la obra de Ellie Davies, más exactamente la serie Between the trees —entre los árboles—.

Between the trees 2, Ellie Davies
Busco su página web y me pierdo entre las vaporosas nieblas y los bosques atlánticos de sus fotografías. Sin duda, la simbología del bosque es larga y ancestral. Nuestros cuentos fantásticos se alimentan de ellos. Son el hábitat natural de miles de seres nacidos de nuestra imaginación. Disponen de la vida en todas sus formas y son generosos brindándonos protección. En fin, los bosques me encantan y las fotografías de Davies me parece que recogen una parte esencial del bosque como entidad.


Come with me, Ellie Davies


Pero Davies no solo ha fotografiado el bosque y sus múltiples sugerencias. En sus primeros trabajos aparecían espacios urbanos, domésticos, a veces interiores, y el ser humano en ellos. Las series Vantage Point —punto de vista— y After Darkdespués de anochecer— nos ofrecen una mirada muy próxima, en mi opinión, a la de Hopper en cuanto a su estatismo, misteriosa presencia y sensación de soledad.

Imágenes hipnóticas, llenas de sugerencias y profundamente bellas.

miércoles, 21 de junio de 2017

LA MIRADA DEL OTRO. ESCENARIOS PARA LA DIFERENCIA

Imagen tomada de Wikipedia
Orestes ha dado muerte a su madre, Clitemnestra. El precio por semejante acción es la locura. Las Erinias le persiguen y atormentan. Después de muchas vicisitudes, se dirige a Delfos en busca de consejo. Allí se le indicó que debía recuperar en la lejana Táuride la estatua de Ártemis y devolverla a la ciudad de Atenas. Después de innumerables aventuras, Orestes logra su objetivo. En todo este periplo ha sido ayudado por su primo y amigo Pílades. El momento en que ambos ofrecen un sacrificio a la diosa es el momento que representa esta pieza romana, la más antigua de las que recoge la exposición.

La mirada del otro. Escenarios para la diferencia forma parte de las actividades que se han organizado para celbrar el WorldPride Madrid 2017. En esta exposición, que permanecerá abierta hasta el 10 de septiembre, se han recogido obras del museo en las que las relaciones amorosas, sean del tipo que sean, forman parte sustancial de las mismas.

La más moderna de las piezas exhibidas es El Cid, la imagen que sirve de carátula al vídeo. Es un lienzo de Rosa Bonheur (1822-1899), quien a pesar del siglo en el que vivió, nunca ocultó su homosexualidad ni parece que tuviera problemas con ella.

Los comisarios de la exposición, Álvaro Perdices y Carlos G. Navarro nos la presentan con mayor detalle.

martes, 20 de junio de 2017

DÍA MUNDIAL DEL REFUGIADO




Enlace para firmar la petición

Y luego imagínate que después de haber pasado todo lo que has pasado, llegas a un país como España, y como no tienes papeles, un día te cogen y te internan en uno de esos centros que dicen de internamiento.



Enlace para firmar la petición

PUENTE ZUBIRI, BILBAO

Todas las ciudades atravesadas por un río pueden contar buena parte de su historia por medio de los puentes que unen ambas orillas. Y si la ciudad es muy antigua y ha tenido la suerte de que guerras, incendios y otras catástrofes la hayan respetado, los puentes pueden formar un catálogo de estilos generoso, que vaya desde la época romana hasta la más inmediata actualidad.

Puente Zubiri
Bilbao no tiene los más de dos mil puentes que tiene Hamburgo, ni tampoco posee un puente de la época romana, pero yo diría que los que posee son más que suficientes para organizar una hermosa ruta turística que vaya desde la Edad Media (Puente de San Antón) hasta hoy.


Puente Zubiri y Torres Isozaki.
Uno de los que más me gusta —y ya sabemos que para gustos los puentes, digo los colores— es el Puente Zubiri, el de Calatrava. Sus elegantes y suaves curvas e inclinaciones me parecen de lo más atractivas y creo que combinan muy bien con las ondulaciones del agua que discurre por debajo. Y esto, sin entrar en la polémica en la que estuvo envuelto.

Lo cierto es que el Puente Zubiri luce bien tanto en un día soleado como en uno lluvioso. Y resulta espléndido cuando lo visten con las mejores luces y sonidos, como hicieron al anochecer del sábado pasado para celebrar esa estupenda fiesta nocturna que es la Noche Blanca.


lunes, 19 de junio de 2017

FRANCIS BACON, MUCHOS CLAROS Y ALGUNA SOMBRA

La vida y la obra de F. Bacon (1561-1626) es uno de los mejores ejemplos del cúmulo de elementos positivos y negativos que constituyen el peregrinar humano por la vida. Si sus contribuciones a la historia del pensamiento son realmente importantes, no podemos decir lo mismo de su comportamiento como político. Afortunadamente, lo que hoy queda de él es su contribución al avance del conocimiento.

Es curioso comprobar cómo se suelen producir simultáneamente trabajos, investigaciones, procesos o descubrimientos que abundan en el mismo sentido, aunque las personas que las llevan a cabo no tengan conocimiento de lo que hacen las otras. Así ocurre con Bacon, quien sin noticia de lo que estaba ocurriendo en Italia, Francia o Alemania, lleva a cabo un intento de volver a fundamentar el saber humano sobre cimientos seguros. Los tiempos estaban cambiando.

Es mi intención iniciar un viaje alrededor del saber y mostrar qué terrenos permanecen yermos y sin cultivar, abandonados del trabajo d elos hombres, y así, señalando con precisión las zonas descuidadas, invitar a las energías de personas públicas y privadas a que los mejoren, escribía en De la dignificación y el avance de la ciencia. Pero el conocimiento no basta por sí solo. Es necesario un método. A esa tarea dedicará el Novum organum, el "nuevo instrumento", en clara alusión al Organon de Aristóteles.

El método inductivo que propugna Bacon tiene como finalidad conocer la causa, qué es lo que hace que la realidad sea como es. Bacon ni inventó el método inductivo ni consiguió penetrar en nuevas áreas desconocidas de la realidad, porque lo que hacía falta era un método hipotético-deductivo y tomar en cuenta los elemento cuantitativos. Sin embargo, el esfuerzo por señalar errores, el abandono de la tradición especulativa y la constante demanda de una organización científica apoyada por toda la sociedad, son tres hitos esenciales en la historia del desarrollo humano.

No es de extrañar que los principales puntos de referencia de la Enciclopedia fueran Bacon y Locke. Y es que Bacon hizo bueno aquello que propugnaban los mejores filósofos griegos como elemento fundamental del desarrollo: el deseo de saber, porque ese conocimiento revierte siempre en beneficio de toda la sociedad.

domingo, 18 de junio de 2017

PETRONILA, UN CUENTO FANTÁSTICO DELICIOSO Y LIBERADOR

Mi Cuentacuentos ha tenido una vida larga y prolífica. Así está el pobre como está. Las historias que en él se recogen han participado en todo tipo de acciones y con todo tipo de edades. Pero de entre todas las historias, a mí la que más me gusta y la que más he utilizado es Petronila, un cuento escrito con la forma, los personajes y las características de los cuentos populares, al que se le ha añadido un toque de humor, unas gotas de modernidad crítica y una cucharadita de aires de libertad.

Como en el lugar donde resido han comenzado las tradicionales fiestas y como también hay bastante príncipe Fernando y costumbres abolengas y enraizadas, a todos ellos les dedico este deliciso cuento fantástico, obra de Jay Williams y adaptado por Teresa Durán. Disfrutadlo.


Desde que existía el país de Monteclaro, al rey y a la reina les nacían siempre tres hijos varones: al primero lo llamaban Miguel, al segundo Jaime y al pequeño Pedro.

Cuando crecían se iban en busca de fortuna; de los dos mayores no se volvía a saber, y el más pequeño regresaba siempre a casa con una princesa a la que había salvado de un encantamiento, a tiempo para coronarse rey y gobernar su reino.

Siempre había sido así, e incluso estaba escrito en la constitución, y parecía que siempre iba a ser así… hasta que empieza nuestra historia.

Corrían los tiempos del rey Pedro XXIX y de la reina Patata; ya tenían dos hijitos y estaban esperando al tercero con gran alegría de todo el país, porque todo el mundo sabía que éste iba a ser el futuro gobernante.

Pero cuando nació el tercero ¡era una niña!

—¡Vaya por Dios! —dijo el rey tristemente—. Esto no está previsto en la constitución. ¿Qué podemos hacer? De momento, y por si las moscas, le pondremos Petronila.

Y como efectivamente no había nada que hacer, no hicieron nada que no estuviese en la constitución. Petronila creció, pasaron los años, y llegó el momento en que los príncipes tenían que ir en busca de fortuna. Ya estaba a punto de montar en sus caballos cuando llegó Petronila vestida de viaje y con la espada al flanco.

—Si pensáis —dijo— que yo me estaré quietecita en casa os equivocáis. Yo también me voy en busca de fortuna.

—¡Imposible! —dijo el rey—.

—¿Qué dirá la gente? —gimió la reina—.

—Mira, Petronila —le dijo su hermano Miguel—, sé razonable. Quédate en casa y espera, tarde o temprano llegará un príncipe.

Petronila sonrió. Era una chica alta, guapa, con los cabellos rubios como una llamarada, y cuando sonreía de aquel modo era para que todos temieran su cólera.

—Iré con vosotros —dijo—, y encontraré un príncipe aunque tenga que salvar a uno yo misma.

Y dicho esto, saludó a sus progenitores, montó a caballo y se largó al galope tras de sus hermanos.

Llegaron a un punto donde el camino se dividía en tres, y justo en el cruce estaba sentado un viejecito arrugado, cubierto de polvo y telarañas.

—¿A dónde llevan estos caminos, anciano? —preguntó con arrogancia el príncipe Miguel—.

—El camino de la derecha lleva a la ciudad de Plim —respondió el viejo—; el del centro al castillo de Plam, y el de la izquierda lleva a la casa del mago Albión. Y llevo una.

—¿Qué quieres decir con y llevo una? —preguntó el príncipe Jaime—.

—Quiero decir que estoy obligado a estarme aquí sentado sin moverme y que tengo que contestar a una sola pregunta por cada persona que pasa. Y llevo dos.

—¿Y no podemos hacer nada para ayudarte? —preguntó Petronila entre curiosa y conmovida—.

—¡Ya lo has hecho! —exclamó el viejo, poniéndose en pie de un brinco y quitándose el polvo de encima—, porque tu pregunta era la única que deshacía el encantamiento que me ha tenido aquí clavado durante setenta y dos años. Para recompensarte te diré todo lo que desees saber.

—¿Dónde puedo encontrar a un príncipe? —preguntó rápida Petronila—.

—Hay uno en casa del mago Albión —respondió el viejo—.

—¡Bien! —exclamó Petronila—, así ya sé dónde iré.

—Pues tendrás que ir sola —dijo el príncipe Miguel—, porque yo me voy al castillo de Plam a buscar fortuna.

—Y yo a la ciudad de Plim —añadió el príncipe Jaime—.

Se despidieron, y Petronila quedó sola con el viejo.

—¿Puedo, preguntarte otra cosa? —rogó Petronila—.

—Naturalmente, todo lo que quieras.

—Si quisiera desencantar al príncipe, ¿qué tendría que hacer? Es que nunca lo he hecho...

—No sé. Podrías ofrecerte como criada y estudiar la situación. Y por paga te haces dar un peine, un espejo y un anillo. Son cosas que siempre van bien para los encantamientos.

—No parece fácil.

—Nada de lo que queremos es fácil. Pero algo es algo.

—Gracias, pues, y adiós —dijo Petronila montando de nuevo en su caballo.

—Adiós, preciosa —se despidió el vejete, que continuaba quitándose las telarañas de encima—.

Petronila avanzó por el camino de la izquierda hasta encontrar una bonita casa con un torreón de piedra roja. Estaba rodeada por un jardín y en el césped, sobre una hamaca, estaba reclinado un joven guapísimo, de cara al sol. Petronila se dirigió hacia él.

—¿Es esta la casa del mago Albión? —preguntó—.

El joven la miró sorprendido.

—Psi… —respondió sin ganas—.

—¿Y tú, quién eres?

—Yo —contestó el joven, bostezando y rascándose— soy el príncipe Fernando de Cienfuegos. ¿Te molestaría apartarte? Estoy intentando broncearme, y tú me tapas el sol.

—No te pareces en nada a un príncipe —respondió Petronila, ofendida—.

—¡Qué tontería! Es lo mismo que dice mi padre.

En éstas se abrió la puerta de la casa y salió un hombre vestido de negro y plata, con la cara sabia y severa. Era el mago.

—Vengo a trabajar con usted —dijo Petronila, valerosamente—.

—Si quieres, puedes quedarte. Pero no será fácil —dijo el mago Albión—.

—Esta noche tendrás que dormir con mis perros —añadió—.

Era una manada de siete perros salvajes, que se pasaban el día aullando y gruñendo. Pero Petronila hizo de tripas corazón, entró decidida en el torreón y no se sabe muy bien cómo se las compuso —hay quien dice que se pasó la noche contándoles cuentos—, pero la verdad es que al día siguiente, cuando el mago abrió la puerta, los temibles perros eran mansos como corderos.

—Bien mereces una recompensa, por valiente —exclamó el mago—. ¿Qué deseas?

—Quiero un peine para mis cabellos —dijo Petronila—.

Y el mago le dio un hermosísimo peine de ébano.

Petronila salió al jardín y vio al príncipe tendido al sol intentando resolver un crucigrama. Se le acercó y le susurró al oído:

—Estoy haciendo todo esto por ti.

—Muy amable por tu parte —dijo el príncipe distraídamente—, pero dime una palabra de ocho letras sinónimo de egoísta.

—¡Fernando! —respondió Petronila, molesta, y se volvió con el mago dispuesta a saber qué nuevo trabajo le esperaba aquella noche—.

Aquella noche el mago Albión la condujo a los establos, donde había siete enormes caballos blancos, que apenas la vieron empezaron a tirar coces y a relinchar de modo horriblemente tétrico.

Pero Petronila no se acobardó, y aunque no sabemos muy bien cómo se las compuso —hay quien dijo que los caballos relinchaban porque tenían hambre y que la princesa se limitó a darles de comer—, lo cierto es que a la mañana siguiente, al abrir la puerta, el mago encontró los establos relucientes, los caballos cepillados y aseados lamiendo las manos de Petronila.

—Mereces una recompensa —dijo el mago Albión— por buena y diligente. ¿Qué quieres?

—Un espejo para mirarme cuando me peine —respondió Petronila —.

Y el mago le regaló un espejito de plata.

Petronila se fue al jardín, donde el príncipe Fernando estaba jugando al tenis, pero ni tan siquiera se dignó mirarla. Petronila soltó un bufido de despecho y le dijo al mago:

—Trabajaré otra noche para usted, y basta.

—Como quieras —respondió el mago Albión—.

Y aquella noche llevó a Petronila al henil donde había siete enormes halcones rojos que parecían dispuestos a sacarle los ojos. Pero Petronila no se amilanó, y naturalmente tampoco sabemos cómo se las compuso —hay quien dice que se pasó la noche enseñándoles buenos modales y a cantar a coro—, pero lo que sí se sabe es que, cuando a la mañana siguiente el mago Albión abrió la puerta encontró la más hermosa bandada de pájaros posada en el henil que nadie haya visto jamás.

—Mereces una recompensa, por inteligente. Si hubieras intentado huir te habrían hecho trizas. ¿Qué quieres?

—Un anillito para mi dedo —respondió Petronila, que tenía fija en la cabeza la idea de desencantar al príncipe y quería hacerlo cuanto antes—.

El mago le regaló un bonito anillo de oro, y Petronila se fue corriendo hacia el príncipe Fernando, que dormía profundamente envuelto en un pijama de raso purpura.

—¡Levántate! —exclamó Petronila—. ¡He venido a salvarte!

—¿Qué hora es? —bostezo el príncipe—.

—¿Y esto qué importa? ¡Vamos!

—Pero tengo sueño ...

—Realmente, como príncipe, no vales un bledo..., pero como no he encontrado nada mejor ... ¡Vámonos ya!

Lo agarró por el brazo y lo arrastró hasta la puerta, donde esperaban ya dos corceles ensillados. Lo hizo montar, y veloces como el viento se alejaron de la casa del mago. No tardaron en divisar a éste, que los perseguía y estaba por darles alcance, cuando Petronila se acordó de los objetos mágicos que llevaba consigo.

Tiró el peine por encima de su hombro e inmediatamente el peine se convirtió en un bosque tan espeso que nadie podía atravesarlo.

—¡Bien! —exclamó Petronila—.

—¡Me duele el pompis de tanto cabalgar! —gimió el príncipe—.

Pero el mago se transformó en un hacha mágica que cortó el bosque en un periquete. Y la persecución prosiguió.

Cuando ya estaba a punto de darles alcance, Petronila tiró el espejo por encima de su hombro y se convirtió en un lago huracanado que nadie podía cruzar.

—¡Hip, hip, hurra! —gritó Petronila—.

—¡Ay! ¡Quiero bajar! —gimoteó el príncipe—.

Pero el mago se transformó en un salmón que atravesó el lago en un santiamén. Y la persecución continuó.

Cuando estaba justo detrás de ellos, Petronila echó su anillo por encima del hombro. El anillo cayó exactamente encima del mago, atenazándole, sin dejarlo moverse ni casi respirar.

—¡Cielos! ¡Morirá! —Se horrorizó Petronila—.

—¿Y a ti qué te importa? ¡Llévame con mi mamá! —dijo el príncipe Fernando—.

Pero Petronila bajó del caballo y le preguntó al mago:

—Si te saco de aquí, me prometes que dejarás libre al príncipe?

—¿Dejarlo libre? ¡Si quien está feliz de librarse de él soy yo! 

Petronila quedó estupefacta:

—No entiendo nada. ¿Entonces por qué lo tenías encantado?

—¡Pero si yo no lo encanté! Apareció un día por mi casa, y como la vida allí le resultó muy cómoda no hubo modo de que se marcharse.

Entonces Petronila comprendió. Fernando sí que era un príncipe encantado, pero encantado de tonto, presumido y engreído. Y decidió pasar a la acción.

—¿Entonces por qué nos perseguías?

—No le perseguía a él, te perseguía a ti. Eres la chica que siempre he deseado; valiente, amable, buena, diligente, lista e incluso guapa.

—¡Oh! —dijo Petronila— entiendo... Y añadió: ¿Y cómo me las compongo para librarte del anillo?

—Dame un beso.

Ella lo besó y el anillo se desvaneció,

Petronila cogió al príncipe (que ya estaba roncando otra vez) por los fondillos de su pantalón de pijama y lo dejó en la cuneta.

—¡Ahí te quedas, encantado! —exclamó con la satisfacción del trabajo bien hecho. 

Invitó a Albión a montar a caballo y galoparon hacia el país de Petronila.

—No sé qué dirán mis padres y la constitución cuando vean que vuelvo a casa con un mago.

—Vamos a descubrirlo ¿no? —dijo el mago alegremente—.

Y desde entonces, desde Petronila y Albión, hay en Monteclaro una nueva constitución.

sábado, 17 de junio de 2017

CHILLIDARI GORAZARRE - ELOGIO DE CHILLIDA

Los cuatro autores —Juaristi, Makuso, Otxoteko, Gorrotxategi— que crearon las jornadas de Poesía y Pensamiento, han dado un paso más en el ámbito de la difusión cultural y han puesto en marcha la editorial Bale Zuria. ¡Ojalá tenga un largo y venturoso recorrido!

Su primera publicación es este texto en el que se recogen poemas de cada uno de ellos. La mayoría son textos inéditos, escritos para el homenaje a Chillida del pasado 6 de junio. 

Recojo aquí el poema Peine del viento, de Aritz Gorrotxategi, que además del valor poético en sí, puede valer incluso como elemento de información para alguien que desconozca la característica escultura de Chillida y el pasado futbolístico del escultor.

Atezain bat itsasoan
burdin besoak haizera,
eta orrazi bat galdetuz
zilegi ote den inoiz
denbora tolestea.

Atezain bat itsasoan
guri begira, gatz-harrizko
zola etzanean pausoek
itzultzerik ba ote duten
iparralderantz, ezbaika.

Aingura bat arimaren
hauskortasunean, harkaitz
zahar-berri higatuetan
gorputz bila haizea, beti
bidean txoriak zuhaiztuz.

                           Hariaz beste. Erein, 2011.


Imagen de Cuaderno de Cultura Científica
Un guardameta sobre el mar
extiende sus brazos de hierro al aire,
y un peine que pregunta 
si es lícito, alguna vez,
doblar el tiempo.

Un guardameta sobre el mar
mirándonos, pregunta
si pueden regresar hacia el norte
los pasos extendidos
en la piedra salina, zozobrando.

Un ancla en la fragilidad
del alma, busca corporeizarse.
El viento entre rocas viejas, gastadas,
arbolando pájaros en el camino,
siempre.

                     Supongo que la traducción es del autor, pero lo ignoro.

viernes, 16 de junio de 2017

EUROPA, de Martínez Mesanza

Julio Martínez Mesanza es un raro poeta que un día sorprendió a todos con un libro de poemas que llevaba por título Europa y que tenía, decían los críticos, un tono épico. Yo más bien percibo un tono elegíaco.

Martínez Mesanza es un gran lector de ensayo y está muy interesado en los estudios históricos. Tal vez de ahí surgiera el impulso creativo para escribirlo. El libro, al fin y al cabo, está compuesto deteniéndose en momentos, sucesos y personajes puntuales de la historia europea, unas veces reales; otras, imaginarios.

Desde mi punto de mi vista, lo más interesante es, como ya señaló Trevor Dadson, que la voz que se manifiesta en casi todos los poemas es la del perdedor, el antihéroe, el derrotado, lo que ofrece un punto de vista muy interesante y un tono emocional intenso. 

El poemario ha ido creciendo en sucesivas entregas desde la primera vez que apareció en El Crotalón, en 1983.


TAMBIÉN MUEREN CABALLOS EN COMBATE

También mueren caballos en combate,
y lo hacen lentamente, pues reciben
flechazos imprecisos. Se desangran
con un noble y callado sufrimiento.
De sus ojos inmóviles se adueña
una distante y superior mirada,
y sus oídos sufren la agonía
furiosa y desmedida de los hombres.



EL DESERTOR

Después de la marea de los siglos
he buscado en los campos de Kosovo
el cadáver de un hombre. De él sabía
que en el primer momento de la carga
había huido y que, después, jinetes
veloces lo alcanzaron junto a un árbol.
La memoria me ha guiado hasta ese árbol
para desenterrar allí un cadáver
y ver en él señales de mi huida.

jueves, 15 de junio de 2017

2001: UNA ODISEA DEL ESPACIO, METÁFORA DE LA EVOLUCIÓN

Homo ludens, zoon politikon, homo economicus, animal simbólico, homo faber. Estas son algunas de las expresiones que se han utilizado para destacar las características más notables del género humano por contraste con otras especies. 

Según la época en la que nos encontráramos o la escuela de pensamiento a la que se perteneciera, se acentuaba más alguna de ellas. Hoy, posiblemente, ningún especialista pongan en duda que la adquisición del lenguaje ha sido el hecho que ha acelerado de una forma más significativa la evolución de la especie. Más claro: que el salto a la hominización se produjo gracias a la adquisición del lenguaje.

Durante algún tiempo, en cambio, se tuvo el convencimiento de que había sido la capacidad de utilizar y realizar herramientas lo que podíamos considerar como el hecho distintivo de la humanidad y aquello que había posibilitado su rápida evolución. De ahí la primacía del homo faber, y de aquella famosa sentencia de Habermas que decía que el ser humano aprendía a través de las manos. 

En este sentido, tal vez no haya escena más hermosa en la historia del cine, ni metáfora visual que explique mejor lo que supuso la utilización de la primera herramienta, que aquellos cinco minutos de 2001: Una odisea del espacio, cuando un prehomínido, orgulloso del poder destructor que tiene en la mano —un fémur—, lo lanza hacia arriba y sobre el fondo azul del cielo, sin solución de continuidad, vemos cómo se ha transformado en una nave espacial.



miércoles, 14 de junio de 2017

SUENA GUERNICA, JORGE DREXLER

Suena Guernica publica esta mañana la actuación de Jorge Drexler ante el lienzo de Picasso. Curiosamente, el tercero de los temas que canta está compuesto a partir de las décimas que pidió a sus seguidores que le mandaran, inspiradas en la obra universal del malagueño. No hay un rojo más intenso que los grises del Guernica es todo un acierto y un hallazgo. ¡Bravo por Andrés Romero!

martes, 13 de junio de 2017

UN PEQUEÑO CAMBIO EN LAS FECHAS DE PRESENTACIÓN

Hoy mismo se ha producido un cambio en la fecha de presentación del poemario Un punto de encuentro en Zubieta liburudenda. En lugar del viernes de esta semana (16), se va a realizar el miércoles 5 de julio, a la misma hora. Lamento el trastorno que os pueda ocasionar.




CARECÍA DE MOTIVOS


Al borde mismo del leve anochecer,
cuando la luna pinta grande y redonda
y sólo Venus es capaz de competir
en sutileza
con el horizonte,
el paseante se acodó en el pretil
del puente
y observó lo que el momento le ofrecía:
la luz y sus magníficos reflejos sobre el agua,
la mansedumbre de la ciudad,
el aire transparente de una jornada a finales de abril,
los últimos juegos de los niños en un parque.
Después revoloteó en torno suyo
algo que ignoramos
y se lanzó al vacío
en silencio.


Aparentemente carecía de motivos.