viernes, 12 de enero de 2018

ENTREVISTA CON TERESA RAMOS

Fotografía cedida por la autora
Conocí a Teresa Ramos en Pamplona, en un curioso encuentro sobre el haiku. Allí tuve la ocasión de hacerme con su poemario Sabe la noche y ella me obsequió con un ejemplar en A4 de Bancales del perfume.

Es creadora y coordinadora de Anaitaverso y del Grupo Psicosocial de Encuentro y Poesía. En 2017 apareció publicado su tercer poemario, Bancales de perfume, en la colección Poética y Peatonal (Ejemplar Único) con el artista plástico Gabriel Viñals. En 2015 ganó el I Concurso de poesía Noches Poéticas de Bilbao con Sabela noche. En 2012 obtuvo el XXXVIII Certamen de Poesía Rafael Fernández Pombo con el poemario Laconjura de lasletras. Ha prologado La X en la palabra, de Fermín Castro, y Aún tu nombre, de Ramón Campos.


La entrevista que aquí aparece se resolvió vía correo electrónico.

¿Cómo y por qué empezaste a escribir poesía? ¿Qué es lo que te llevó a la poesía o te atrajo de ella?

Empecé a escribir de una forma un tanto azarosa, cuando me encontraba en un impasse laboral, me había cogido un tiempo sabático, después de trabajar durante años muy activamente en el campo de la psicoterapia, individual y de grupos. Entonces dos personas diferentes en días próximos, me sugirieron que escribiera, francamente, era algo que jamás me había planteado, no estaba en mi mapa. Había escrito algunos poemas en la adolescencia y en momentos puntuales, casi siempre vinculados a la aparición de una persona en mi vida, pero eso era todo. Sucedió sobre los 45 años.

¿Qué poetas, qué escuelas, qué lecturas o vivencias son los que más te han influido?

Pienso que me influyeron mucho los poetas clásicos, a los que escuchaba a menudo a través de la música de los canta autores y también a través del folclore latinoamericano. Era entonces, más melómana que lectora. 

Luego empecé a escribir y con la escritura, llegaron las lecturas de poesía, yo era de letras, me gustaba la poesía, pero no era lectora de poesía. Veía cine, escuchaba radio, estudiaba la obra del médico Wilhem Reich, quien entregó su vida a la investigación de las leyes de la energía vital, discípulo de Freud, con quien se analizó y que creó, más tarde, su propia escuela. Leía textos psicoanalíticos, psicosomáticos y otros de psicología social de diferentes autores. Todos ellos necesarios para comprender el psiquismo humano y completar mi formación como psicoterapeuta. 


Me han influido algunos poetas actuales como Alfonso Brezmes y tantas otras autoras y autores de una manera o de otra, con algunos mantengo un contacto cotidiano, a través de las redes sociales. 

En este momento me siento influenciada por la obra de Antonio Orihuela, Laura Giordani, Begoña Abad, Karmelo Iribarren, David Trashumante, David González y Antonio Praena.

Me siento próxima a los poetas navarros, comunidad en la que resido.

Soy una lectora habitual de poetas en el Facebook, de modo que, leo poesía con tendencias muy diversas. Creo que mis afinidades están vinculadas, por otro lado, y en cierto modo, a mi momento personal y el cómo en ese momento resuena la poética de los demás autores en mi interior. Me interesa la exploración de la obra de otros autores, en ocasiones muy dispares o con planteamientos ideológicos distanciados. Diferencio la maestría en alguno de ellos, de otras cuestiones que hacen que el poeta capte mi atención.

¿Cómo definirías tu poética​?

Mi poética sucede en el devenir vital, en el que el pulso de lo vivo, lo orgánico, dentro de la escritura, me importa la exploración, a veces la ruptura del lenguaje, en esa línea he publicado menos cosas, aunque sí he escrito. Y por encima de todo está la búsqueda del conocimiento. 

No concibo mi existencia sin el pensamiento crítico y por lo tanto está implícito en mi escritura, del mismo modo, considero que en mi poesía está presente la transmutación de las emociones y del pensamiento. No obstante, es una pregunta que seguro que podrían responder mejor otras personas. Aquí dejo unas palabras que aportó la poeta Marina Aoiz quien presentó mi libro Bancales de perfume, mi último libro publicado:

Teresa Ramos me confió la presentación de su poemario bancales de perfume. Con su confianza, me entregó la llave invisible que abre el portón de entrada a su "tierra secreta", la que Robert Graves cantaba en aquel bello poema:

Toda mujer verdadera, posee 
una tierra secreta, más real para ella 
que este pálido mundo exterior. 
A medianoche, cuando está silenciosa, 
deja a un lado aguja o libro 
y la visita, invisible. 
Cerrando los ojos improvisa 
un portón de cinco barras entre los altos abedules, 
salta por encima y toma posesión (...)

Tenía, pues, la llave a una desconocida TIERRA SECRETA.

Descalza penetré en el espacio cuajado de fragancias: rosas, azahares, madreselvas, tulipanes, jazmines, girasoles, lavandas. Y sabores: fresas, granadas, naranjas. En aquella tierra había además acacias, trigales, líquenes...

Descalza y cegada por una luz centelleante. O descalza y clandestina cómplice de la sombra.

Nada pregunté a Teresa sobre la gestación de estos versos. Sólo imaginé y bebí sustancias de una fuente misteriosa. 

En el corazón de Teresa descubrí el verano, bajo una sombrilla, sobre blancas arenas, a la orilla de un mar permanentemente renovado. Las olas eran bancales de espuma perfumada y la sensualidad de inefables instantes se derramaba por la piel. Sin embargo, intuí que había llorado. Y descubrí que sus lágrimas hicieron crecer el césped[...](Texto completo, aquí).

Mi poesía aborda diversos temas: es social, metafísica, amorosa, aforística… Me interesan las cuestiones existenciales que se acababan reflejando en mis textos.

¿Cuáles son tus temas preferidos, tus obsesiones poéticas, si es que las tienes?

Mis obsesiones, si las tuviera, son las de todos los seres vivos pensantes, poetas o no: el amor, el paso del tiempo, la conciencia, el lugar en lo social, la coherencia ética. Tal vez la trasmutación de la propia autopercepción, la exploración de lo que llamamos realidad, puede que sea esa.

¿Tienes algún método de escritura, te dejas llevar por ese primer verso que ofrecen "los dioses", trabajas sobre un tema previo...?

Cuando comencé a escribir estaba absolutamente conectada con una suerte de fuente que manaba poesía. Escribí un poema que está en el libro Sabe la noche, esperando el autobús y que se titula “Diez Minutos” y que surgió así, como una suerte de escritura automática. Ese periodo fue muy fértil, vivía en un estado poético, coincidiendo con un periodo de cambios vitales, luego eso se calmó, incluso he llegado a pasar periodos de sequía, en los que no podía escribir una palabra.

Hay de todo como en botica. Soy más de iniciar un verso y a partir de ahí empezar el baile, es como me gusta construir un poema, a partir de una imagen que desencadena una historia que acaba construyendo el poema. Pero, también es cierto, que en ocasiones me hacen propuestas de colaboraciones en antologías, entonces me ciño al tema que me ocupa y me documento. Lo que sí es fundamental para mi escritura, es el estado de silencio.

¿Qué importancia tiene la forma, si es que la tiene, en tus creaciones?

Cuando empecé a escribir para mí era prioritario el contenido, buscaba mi propia narración, mi discurso, mi relato, probablemente eso obedecía a la búsqueda de mi propia voz. Ahora mismo eso sigue siendo importante, es una cuestión fundamental, pero también lo es la forma, el cómo se cuenta, el lugar, el ritmo, la exploración del lenguaje en ocasiones, y siempre tiene que producir un pellizco como apostillan tantos autores.

Has ganado algunos premios de poesía. ¿Crees que son necesarios los premios de​ poesía?

He ganado algunos premios, he quedado finalista en otros. No sé si son necesarios. Los premios deben ser necesarios porque existen, lo que resulta lamentable es que en ocasiones los premiados pertenezcan a un círculo endogámico. En ocasiones me quedo perpleja ante la poética de algunos autores encumbrados, y me pregunto, en dónde está la poesía. Yo misma he participado como miembro de un jurado y el criterio ha sido el de elegir la que considerábamos mejor obra, doy fe que así ha sido, en el II Premio de Noches Poéticas de Bilbao. Creo que esa debería ser la pauta fundamental, en mi opinión. Recientemente he quedado entre los 5 finalistas del Premio Reinaldo Arenas de Cuba entre más de 100 candidatos. Personalmente trato de conectarme con distintas formas de mirar en lo poético, por eso, en parte, prefiero la vía del concurso que, en teoría, al menos ofrece diversidad.

En mi caso han sido importantes los premios, pocos y modestos, en cuanto que han afianzado mi identidad poética, sirven para recibir un feedback del mundo. Lo que una hace resulta de interés o llega a personas que no tienen ninguna cultura poética, eso es algo que aprecio sobremanera. A mí me han servido también, para conectar con otros universos poéticos que me han enriquecido. En cualquier caso, el valor de la obra de un poeta, no creo que dependa de los premios que se le otorguen o no. Conozco poetas que ni siquiera pretenden publicar y son magníficos. Los premios sirven para visibilizar la obra de la persona que escribe.

¿Qué aspecto es el que más te gustaría que se recordara de tu obra poética?

Me gustaría que mi poética expresara la búsqueda de una suerte de libertad que sucede en el interior de quien explora la escritura.

Para terminar, ¿qué poetas actuales nos recomendarías?

Karmelo Iribarren, Antonio Medinilla, Laura Giordani, Alfonso Brezmes, Antonio Orihuela, Marina Aoiz, Francisco Javier Irazoki, David Trashumante, Ana Pérez Cañamares y Ramón Eder.

jueves, 11 de enero de 2018

ANNA AJMÁTOVA, y 3

Tal y como nos dice Jesús García Gabaldón en la introducción a la antología publicada por Cátedra en 1994, Poema sin héroe es uno los textos poéticos más complejos escritos en ruso. Es a la vez una autobiografía poética y sentimental de Anna Ajmátova, una reescritura mítica o crónica lírica de la cultura rusa moderna y un palimpsesto poético de Petersburgo. Por su concepción creadora, impulso poético y reflexión sobre "el oficio secreto" de la poesía, el Poema constituye uno de los grandes textos de la modernidad rusa.

Así, pues, es necesario leerlo para tener una idea cabal de la obra poética ajmatoviana y acercarnos al meollo de la misma. Réquiem y Poema sin héroe forman el núcleo esencial de su poesía. Podemos dejar de leer otros poemas y otros poemarios, pero sin estos dos difícilmente podríamos entender la obra de esta poeta que padeció la parte más dura de la represión estalinista.

La extensión del poema impide que lo pueda colocar aquí. Tampoco es posible introducirlo en el cuaderno, siempre necesariamente breve, que he preparado para la tertulia. Hay que acudir a los libros. Yo me permito recomendar la edición Cátedra, porque es la que dispone de una mayor abundancia de notas, y eso nos va a permitir adentrarnos más fácilmente en su significado. El canto y la ceniza, una antología más amplia de su obra, también lo recoge. Se encuentra, asimismo, en la edición digital Réquiem y otros poemas, esta sí, disponible en internet. Es igualmente recomendable la antología Réquiem y otros poemas, aunque al estar descatalogada solamente podemos acceder a ella a través de las bibliotecas.

En cuanto a las traducciones, no puedo opinar, pero no estaría de más leer el artículo que María Sánchez Puig publicó en el año 2000 a propósito de todas ellas. No es necesario leerlo para hacernos con todo el sentido del poema ni para disfrutar de él, pero sí es conveniente; ahora bien, si eres eslavista, seguro que te encanta.

miércoles, 10 de enero de 2018

EL PREFACIO DE ALTAZOR EN LA VOZ DE JUAN SUÁREZ


Vicente Huidobro fue el artífice y principal impulsor del creacionismo. Produjo una estética rupturista e innovadora bien plasmada en el famoso manifiesto Non Serviam, en el que se propugna la autonomía de la obra literaria y una actitud crítica hacia el realismo. Era la época en que bullían todo tipo de vanguardias y París el centro de todas ellas.

Altazor es la obra cumbre del poeta y, por ende, del creacionismo. Está dividido en siete cantos y un prefacio. Su contenido es de carácter metafísico y termina con la disolución del lenguaje


CANTO VII
Al aia aia
ia ia ia aia ui
Tralalí
Lali lalá

Aruaru
         urulario
Lalilá
Rimbibolam lam lam
Uiaya zollonario
                         lalilá

Monlutrella monluztrella
                                       lalolú
Montresol y mandotrina
Ai ai
          Montesur en lasurido
          

          Montesol
Lusponsedo solinario
Aururaro ulisamento lalilá
Ylarca murllonía
Hormajauma marijauda

Mitradente
Mitrapausa
Mitralonga
Matrisola
                   matriola

Olamina olasica lalilá
Isonauta
Olandera uruaro
Ia ia campanuso compasedo

Tralalá
Aí ai mareciente y eternauta
Redontella tallerendo lucenario
Ia ia
Laribamba
Larimbambamplanerella

Laribambamositerella
Leiramombaririlanla
                                lirilam
Ai i a
Temporía
Ai ai aia
Ululayu
            lulayu
                      layu yu
Ululayu
            ulayu
                     ayu yu
Lunatando
Sensorida e infimento
Ululayo ululamento

Plegasuena
Cantasorio ululaciente
Oraneva yu yu yo
Tempovío
Infilero e infinauta zurrosía

Jaurinario ururayú
Montañendo oraranía
Arorasía ululacente
Semperiva
                    ivarisa tarirá

Campanudio lalalí
                             Auriciento auronida
Lalalí
          Io ia
iiio
Ai a i a a i i i i o ia



LiterCast es un espacio radiofónico sin periodicidad establecida y que solamente se difunde a través de la web. Está dedicado a la literatura en castellano y, hasta el momento, tiene cuatro programas grabados. El periodista y locutor Juan Suárez es quien se ocupa de la lectura y del montaje.


TERCER MOVIMIENTO DEL CONCIERTO PARA VIOLÍN de Brahms

Brahms (1833-1897) es algo así como el epicentro del siglo XIX en música, incluso el foco de las discusiones de la época. Para los progresistas era muy conservador; para los conservadores, por el contrario, demasiado progresista. Yo diría que en la actualidad, alejados de aquella peregrina e inútil discusión, la música de Brahms tiene la admiración de todo clase de público interesado en este género musical.

Hoy traigo hasta aquí el tercer movimiento del concierto para violín en re mayor, opus 77. Es toda una descarga de fantástica energía para comenzar con ganas y con calor este frío día de enero. 

Al violín se encuentra la magnífica solista Julia Fischer, a quien las dificultades técnicas de la obra solo le suponen un motivo más para disfrutar interpretando. 

Está acompañada por la Orquesta Filarmónica del Elba, la más prestigiosa d ela ciudad de Hamburgo, dirigida por Michael Tilson Thomas.

martes, 9 de enero de 2018

A PROPÓSITO DE PROTÁGORAS

Andrómeda. Daniel López. Imagen del día Nasa (8/1/2018)

El hombre es la medida de todas las cosas, afirmaba Protágoras hace 2.500 años, e Isaac Asimov terciaba por sendero menos hiperbólico: Debemos recordar que las medidas fueron hechas para el hombre y no el hombre para las medidas

Aparentemente resulta difícil compartir la opinión, así, en crudo, ante las espectaculares imágenes de un trocito del universo que la Nasa nos ofrece diariamente. ¿Es posible que todavía alguien piense que la mísera mota de materia que los seres humanos somos pueda ser la medida de algo?

Cuando en 1930 Einstein y Tagore coincidieron en Nueva York, mantuvieron una conversación sobre el tema. El científico comentó que existían dos concepciones distintas sobre la naturaleza del Universo: El mundo como unidad dependiente de la humanidad, y el mundo como realidad independiente del factor humano. Él era partidario de la segunda. Tagore respondió: Este mundo es un mundo humano, y la visión científica es también la del hombre científico. Por lo tanto, el mundo separado de nosotros no existe; es un mundo relativo que depende, para su realidad, de nuestra conciencia. (La conversación la recogió Prigogine en Tan solo una ilusión). 

La cuestión no es baladí y mucho menos sencilla. La visión antropocéntrica de la realidad es una postura obsoleta y cruel para con el resto de la naturaleza. Por fortuna, estamos abandonándola poco a poco y en la actualidad no pensamos que, por ejemplo, para realizar investigación médica tengamos que recurrir a la crueldad con los animales, aunque todavía practiquemos una depredación autodestructiva sobre la naturaleza cuyas consecuencias tal vez no podamos corregir ya.

También es cierto que el saber científico no lo resuelve todo, si bien ha sido el único recurso fiable que hemos tenido para salir del pensamiento mítico y nebuloso del que nos hemos alimentado durante miles de años, y al que todavía hoy recurre más de la mitad de la humanidad. Es más, gracias a ese pensamiento científico se ha construido lo mejor de la reflexión filosófica mundial, desde la Grecia clásica hasta hoy. 

En este sentido, habrá que hacer justicia a Protágoras, porque nada más lejos de su intención que proponer al ser humano como medida, como criterio de todas las cosas. El escepticismo del sofista no podía concebir tal cosa, si bien es cierto que la humanidad posee la palabra y con ella construye un argumento que puede y debe dar sentido a la realidad. Así, no es que el ser humano sea la medida, sino que cada persona enuncia una idea, su idea, verdadera o falsa, según las circunstancias y el punto de vista.

Más allá del escepticismo, acaso interesado del sofista, como seres pensantes que somos, tenemos la capacidad de encajar distintos relatos, diferentes explicaciones complementarias unas de otras, de tal modo que al cabo de un tiempo y de muchas colaboraciones podemos disponer de una historia que recoge más experiencia, más conocimiento, de lo que nos es dado recoger y contemplar a cada una de las personas consideradas individualmente.

Esta tarea colectiva es posiblemente el aspecto más interesante y más hermoso del quehacer humano a través del tiempo. Es la tarea que hoy nos permite disfrutar tanto de los logros de la literatura universal, de la erradicación de la tuberculosis o de la visión de nuestra galaxia vecina, Andrómeda. Cultivémosla con pasión.

lunes, 8 de enero de 2018

MADAME MANET Y EDOUARD MANET

Degas: Madame Manet y Édouard Manet, 1868-1869,
Kitakyushu Municipal Museum of Art.
Fuente: Wikipedia.
Tal vez el mayor atractivo de este trabajo sea averiguar por qué le falta casi un tercio de su superficie, cuál fue el motivo del lamentable aspecto que presenta.

En él aparecen el célebre pintor Manet y la pianista Suzanne Leenhoff. Es obra Degas, amigo de Manet. Por entonces, la pareja llevaba ya cinco años casada. 

Lo verdaderamente extraño es que fue el mismo Manet quien lo seccionó, de tal forma que no podemos ver el rostro de Suzanne ni la parte del piano que falta. No fue el acto de un trastornado que entra en un museo dispuesto a causar una escabechina allá donde su impulso le lleve. Fue el propietario del lienzo. Lienzo, que para mayor extrañeza, había realizado un amigo suyo.

Este insólito incidente provocó el lógico enfado de Degas, si bien, por lo que sabemos, no duró demasiado tiempo y pronto se reconciliaron. Según cuentan quienes lo conocieron, Manet era una persona encantadora y muy agradable, lo que tal vez explique la pronta reconciliación, pero arroja más misterio sobre su sorprendente reacción ante el cuadro.

A la muerte de Degas, el cuadro se encontraba entre sus posesiones. Según parece, lo había recuperado por medio de un amigo común y tenía la intención de restaurarlo. Nunca llegó a hacerlo. Hoy se encuentra en el Museo de Arte de Kitakyushu, Japón.

¿Fue un ataque de celos? ¿Fue la envidia profesional? ¿Fue un repentino acceso de rivalidad? Me temo que cuantas preguntas nos podamos hacer sobre el comportamiento de Manet con respecto a este cuadro van a quedar sin respuesta. 

Decía Samuel Johnson que el mérito principal del hombre consiste en resistir los impulsos de su naturaleza. Gestionarlos de manera adecuada nos ahorraría muchos disgustos y penalidades, pero seguramente nos privaría de buena parte del cine y de la literatura universal o, al menos, de una parte importante de sus argumentos.  Acaso, la historia que hay detrás de este cuadro esté esperando ser imaginada por un buen novelista. 

domingo, 7 de enero de 2018

UNA PARTICULAR ORNAMENTACIÓN NAVIDEÑA

Paso por la orilla del Urumea remontando el río hacia el barrio de Loyola. Al poco de superar las instalaciones del club Ur Kirolak, llego a Atari Eder y me encuentro con miles de muñecos. Mire donde mire, veo todo poblado de muñecos. No sé si son peluches castigados a vivir a la intemperie por no haber dado suficiente calor a sus dueños, si es una forma de manifestación silenciosa reclamando tiempo y dedicación para los juguetes abandonados de navidades anteriores, si es un homenaje tierno e infantil a Hitchcock, o si estoy viviendo una alucinación de tintes dadaístas. Sea lo que sea, me parece singular.





Los muñecos, generalmente de peluche, lo invaden todo: árboles, barandillas, el belén de la plaza... y hasta trepan por las fachadas.


Un sentimiento ambivalente me invade. Aprecio el color y la alegría que ofrecen a calles y plazas, pero es tal la abundancia de muñecos que no puedo impedir un cierto desasosiego, especialmente a la vista de esos grupos atados a los troncos de los árboles. Me resultan inquietantes, más aun estando como están totalmente empapados de la lluvia caída durante estos últimos días.



Sin duda, una peculiar e imaginativa forma de adornar el barrio para las fiestas navideñas, próxima a los relatos de terror, pero, en cualquier caso, original, muy original.

sábado, 6 de enero de 2018

REINTERPRETANDO EL JARDÍN DE LAS DELICIAS

Este es el panel central del tríptico El jardín de las delicias

Fuente: Museo del Prado
Y este es el vídeo que Studio Smack ha realizado hace aproximadamente un par de años, interpretando con aire contemporáneo y digital el trabajo más característico de El Bosco.


Para realizar este montaje, limpiaron el paisaje original del panel central de la pintura y lo reconstruyeron en una animación alucinatoria 4K. Las criaturas que pueblan el jardín encarnan los excesos y deseos de la civilización occidental del siglo XXI. Consumismo, egoísmo, escapismo, el atractivo del erotismo, la vanidad y la decadencia. Los personajes son metáforas de una sociedad en la que los solitarios pululan por el mundo de sus ensueños digitales. 

Si el "jardín" del pintor holandés representaba la lujuria y quería ser una denuncia moralista, este montaje camina por el mismo sendero, solo que lo hace con técnicas de digitalización modernas y un estilo delirante que bebe en el cine contemporáneo, quien a su vez se ha inspirado en la obra de El Bosco.
Paradise fue un encargo del MOTI —Museo de la Imágen, de Breda— para la exposición New Delights, que formó parte de la celebración del 500 aniversario de Hieronymus Bosch. Una gigantesca videoinstalación de esta obra fue exhibida en el Museo hasta el 31 de diciembre de 2016.

viernes, 5 de enero de 2018

EL LAZARILLO DE TORMES


Pues sepa vuestra merced ante todas cosas que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tome González y de Antonia Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tome el sobrenombre, y fue desta manera. Mi padre, que Dios perdone, tenia cargo de proveer una molienda de una acena, que esta ribera de aquel río, en la cual fue molinero mas de quince anos; y estando mi madre una noche en la acena, preñada de mí, tomole el parto y pariome allí: de manera que con verdad puedo decir nacido en el río. Pues siendo yo niño de ocho anos, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían, por lo que fue preso, y confeso y no negó y padeció persecución por justicia. Espero en Dios que esta en la Gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre, que a la sazón estaba desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemilero de un caballero que allá fue, y con su señor, como leal criado, feneció su vida.

Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determino arrimarse a los buenos por ser uno dellos, y vinose a vivir a la ciudad, y alquilo una casilla, y metiose a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del Comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas. Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban, vinieron en conocimiento. Este algunas veces se venia a nuestra casa, y se iba a la mañana; otras veces de día llegaba a la puerta, en achaque de comprar huevos, y entrabase en casa. Yo al principio de su entrada, pesabame con el y habiale miedo, viendo el color y mal gesto que tenia; mas de que vi que con su venida mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque siempre traía pan, pedazos de carne, y en el invierno leños, a que nos calentábamos. De manera que, continuando con la posada y conversación, mi madre vino a darme un negrito muy bonito, el cual yo brincaba y ayudaba a calentar. Y acuerdome que, estando el negro de mi padre trebejando con el mozuelo, como el niño veía a mi madre y a mí blancos, y a él no, huía del con miedo para mi madre, y señalando con el dedo decía: "¡Madre, coco!".Respondió él riendo: "¡Hideputa!"


                        (Edición de Burgos, 1554. Interpolaciones de la edición de Alcalá, 1554)

El lazarillo... es el texto narrativo más leído de la literatura escrita en castellano del siglo XVI. Situado entre dos gigantes, La Celestina y El Quijote, este relato breve inventó por sí mismo un género, el picaresco, y rompió con los modelos sentimentales, idealistas y pastoriles que hasta entonces eran los dominantes. Calificado por algunos como literatura juvenil o escolar, esta obra ha sido leída, es cierto, durante la época escolar, pero se aprecia infinitamente mejor y se disfruta mucho más si se lee en la edad adulta y por iniciativa propia.

Nada que pueda decir yo va a añadir algo nuevo a lo que ya han dicho cientos de trabajos y estudios realizados por auténticos especialistas. Solamente puedo sumarme a las voces que recomiendan su lectura e insistir en el placer que vamos a encontrar en ella... si es que hay alguien que pase por aquí y no haya leído todavía este maravilloso cuento largo o novela corta. En cualquier caso, sí me atrevería a aconsejar que no se lea una de esas adaptaciones "blandas" realizadas para la infancia.

***

Versión cinematográfica de 1959 dirigida por César Fernández Ardavín. Ganó el Oso de Oro del Festival de Berlín.


jueves, 4 de enero de 2018

DE LA ILUSIÓN AL ENFADO


Comencé el año con la noticia del Homenaje a Ángel González. Me hacía ilusión acudir y disfrutar de la obra de un poeta que me gusta mucho, y más en las voces de otras personas a las que admiro. Pero va a ser que no.

El cartel que Benjamín Prado y Luis García Montero han difundido a través de sus cuentas de twitter lo dice bien pequeñito, en la última línea, pero claro: Reservas: 9153347557/58. Pero va a ser que no.

Llamé ayer a por la mañana: no me cogió nadie. Llamé por la tarde: me dijeron que no sabían nada, pero que la entrada era libre y que ya preguntarían por lo de las reservas. He llamado hace un momento: nada de reservas, lo han consultado con los organizadores y es así. ¿Los organizadores son los que han hecho y distribuido el cartel?

Hombre, alguien podría pensar que no es para tanto. Llegas, te pones en la fila —¿una hora antes?, ¿dos horas?, ¿un día?— y lo que toque, tocará. Desde luego, si vives en el barrio donde se encuentra la sala, pues no pasa nada si no entras. Llegas, ves la cola, cuentas y te quedas... o cambias de plan. Sencillo.

El problema viene cuando vives lejos, incluso fuera de Madrid. Yo estaría dispuesto a presentarme, incluso lo había planeado con un amigo, y vivo a muchos kilómetros de esa ciudad, pero no lo voy a hacer sin saber si voy a poder pasar o no. 

¿Es tan difícil organizar un reparto de reservas por teléfono o por correo electrónico? Si hasta en las tiendas de barrio tienen su expendedor de números para no hacernos esperar inútilmente y organizar bien la atención al público. Y desde luego no te vacilan diciendo coja el número..., pero sepa usted que no vale para nada.

¡Qué poco cuesta organizar bien las cosas y cuánto valor tiene! Da la impresión de que algunos intelectuales entienden que ser cortés con el público es algo así como atentar contra la libertad. Ángel González no se merecía esto. Va a ser que no.

ANNA AJMÁTOVA, 2 (Réquiem)

La extensión del poema es grande, pero no hay una aproximación posible a la obra de Ajmátova sin la lectura del mismo. Réquiem es la ficcionada respuesta poética a una desconocida. Es, también, un oficio de difuntos y un auténtico memorial frente al silencio impuesto por el régimen estalinista.

RÉQUIEM 1935-1940 

Ningún cielo extranjero me protegía, 
ningún ala extraña escudaba mi rostro, 
me erigí como testigo de un destino común, 
superviviente de ese tiempo, de ese lugar. 
(1961)
A GUISA DE PRÓLOGO 

En los espantosos años del terror yezoviano me pasé diecisiete meses aguardando en una fila, ante el umbral de la prisión de Leningrado. Cierto día, alguien me identificó en la muchedumbre. Detrás de mí se hallaba una mujer, con los labios azules de frío, que, es claro, nunca antes me había oído llamar por mi nombre. Entonces salió del entumecimiento común y me preguntó en un susurro (allí todo mundo susurraba): 
—¿Puede describir esto? 
Y le contesté: 
—Puedo. 
Una especie de sonrisa cruzó fugazmente por lo que alguna vez había sido su rostro. 
(Leningrado, abril 1 de 1957)


DEDICATORIA 

Un dolor semejante podría mover montañas, 
e invertir el curso de las aguas, 
pero no puede hacer saltar estos potentes cerrojos 
que nos impiden la entrada a las celdas 
atestadas de condenados a muerte... 
Para algunos puede soplar el viento fresco, 
para otros la luz solar se desvanece en el ocio, 
pero nosotras, asociadas en nuestro espanto, 
sólo escuchamos el chirriar de las llaves 
y las pisadas de las recias botas de la soldadesca. 
Como si nos levantáramos para misa primera, 
día a día recorríamos el desierto, 
andando la calle silenciosa y la plaza, 
para congregarnos, más muertas que vivas. 
El sol había declinado, el Neva se había opacado 
y la esperanza cantaba siempre a lo lejos. 
¿Que sentencia se dictó?... Ese gemido, 
ese repentino fluir de lágrimas femeninas, 
señala a una distinguiéndola del resto, 
como si la hubieran derribado, 
arrancándole el corazón del pecho. 
Entonces déjenla ir, trastabillando, a solas. 
¿En dónde estarán ahora mis innombrables amigas 
de aquellos dos años de estadía en el infierno? 
¿Qué espectros se burlan de ellas ahora, en medio 
de la furia de las nieves siberianas, 
o en el círculo nublado de la luna? 
¡A ellas les lloro, Hola y Adiós! 
(Marzo de 1940)

PRÓLOGO 

Era aquella una época en que sólo los muertos 
podían sonreír, liberados de las guerras; 
y el emblema, el alma de Leningrado, 
pendía afuera de su casa-prisión; 
y los ejércitos de cautivos, 
pastoreados en los patios ferroviarios, 
se evadían de la canción entonada por el silbato de la máquina, 
cuyo refrán iba así: ¡Váyanse parias! 
Las estrellas de la muerte pendían sobre nosotros. 
Y Rusia, la inocente, la amada, se contorsionaba 
bajo las huellas de botas manchadas de sangre, 
bajo las ruedas de las Marías Negras. 


Llegaron al amanecer y te llevaron consigo. 
Ustedes fueron mi muerte: yo caminaba detrás. 
En el cuarto oscuro gritaban los niños, 
la vela bendita jadeaba. 
Tus labios estaban fríos de besar los iconos, 
el sudor perlaba tu frente: ¡Aquellas flores mortales! 
Como las esposas de las huestes de Pedro el Grande me pararé 
en la Plaza Roja y aullaré bajo las torres del Kremlin. 
(1935) 

2

Apaciblemente fluye el Don Apacible; 
hasta mi casa se escurre la luna amarilla. 
Brinca el alféizar con su gorra torcida 
y se detiene en la sombra, esa luna amarilla. 
Esta mujer está enferma hasta la médula, 
esta mujer está completamente sola, 
con el marido muerto, y el hijo distante 
en prisión. Rueguen por mí. Rueguen. 


No, no es la mía: es la herida de otra gente. 
Yo nunca la hubiera soportado. Por eso, 
llévense todo lo que ocurrió, escóndanlo, entiérrenlo. 
Retiren las lámparas... 
                                 Noche. 


Ellos debieron haberte mostrado —burlona, 
delicia de tus amigos, ladrona de corazones, 
la niña más traviesa del pueblo de Pushkin— 
esta fotografía de tus años aciagos, 
de cómo te colocas junto a un muro hostil, 
entre trescientos andrajosos en fila, 
tomando una porción de tu mano 
y el hielo del Año Nuevo reducido a brasa por tus lágrimas. 
¡Vean el chopo de la prisión doblegándose! 
Ningún ruido. Ni un ruido. Aun así, cuántas 
vidas inocentes se están terminando. 


Durante diecisiete meses he gritado 
llamándote al redil. 
Me arrojé a los pies del verdugo. 
Eres mi hijo, convertido en espectro. 
La confusión se apodera del mundo 
y carezco de fuerzas para distinguir 
entre una bestia y un ser humano, 
o en qué día se deletrea la palabra ¡matar! 
Nada queda, salvo flores polvosas, 
un tintineante incensario y huellas 
que conducen a ninguna parte. Noche de piedra, 
cuya brillante y gigantesca estrella 
me mira fijamente a los ojos, 
prometiéndome la muerte. ¡Ay, pronto! 


Las semanas escapan de la mente, 
dudo que haya sucedido: 
cómo dentro de tu prisión, pequeño, 
las noches blancas se paralizaron en llamas: 
y todavía, mientras tomo aliento, 
ellos posan sus ojos de buitre 
sobre lo que la gran cruz les muestra: 
este cuerpo de tu muerte. 

7
LA SENTENCIA 

La palabra cayó como una piedra 
en mi pecho viviente. 
Lo confieso: estaba preparada 
y de algún modo lista para la prueba. 
Tanto que hacer el día de hoy: 
matar la memoria, asesinar el dolor, 
convertir el corazón en roca 
y todavía disponerse a vivir de nuevo. 

No hay silencio. El festín del cálido verano 
trae rumores de juerga. 
¿Desde hace cuánto adivinaba yo
este día radiante, esta casa vacía? 

A LA MUERTE 

Vendrás de todos modos. ¿Por qué no ahora? 
Cuánto he esperado. Vienen los malos tiempos. 
He apagado la luz y abierto la puerta 
para ti, porque eres mágica y sencilla. 
Asume, por tanto, la forma que más te plazca, 
apunta y dispárame un tiro envenenado, 
o estrangúlame como un eficiente asesino, 
o bien inféctame —el tifo sería mi suerte—, 
o irrumpe del cuento de hadas que escribiste, 
aquél que estamos cansados de oír día y noche, 
en el que los guardias azules trepan las escaleras 
guiados por el conserje, pálido de miedo. 
Todo me da lo mismo. El Yenisei se arremolina, 
la Estrella del Norte cintila como cintilará siempre, 
y el destello azul de los ojos de mi amado 
está oscurecido por el horror final. 


Ya la locura levanta su ala 
para cubrir la mitad de mi alma. 
¡Ese sabor del vino hipnótico! 
¡Tentación del oscuro valle! 

Ahora todo está claro. 
dmito mi derrota. El lenguaje 
de mis delirios en mi oído 
es el lenguaje de un extranjero. 

Inútil caer de rodillas 
e implorar piedad. 
Nada que cuente, excepto mi vida, 
es mío para llevármelo: 
no los ojos terribles de mi hijo, 
no la cincelada flor pétrea 
del dolor, no el día de la tormenta, 
no la tribulación en la hora de visita, 
no la querida frialdad de sus manos, 
no la sombra agitada en los árboles de lima, 
no el fino canto del grillo 
en la consoladora palabra de la partida. 
(Mayo 4 de 1940) 

10 
CRUCIFIXIÓN 

“No llores por mí, madre, 
cuando esté en la tumba.” 


Un coro de ángeles glorificó aquella hora, 
la bóveda celeste se disolvió en llamas. 
“Padre, ¿por qué me has abandonado? 
Madre, te lo ruego, no llores por mí…” 

II 

María Magdalena se dio un golpe de pecho y sollozó. 
Su discípulo amado se quedó inmóvil, con el gesto petrificado. 
Su madre permaneció aparte. Nadie miró dentro 
de sus ojos secretos. Ninguno se atrevió. 
(1940-43) 

EPÍLOGO


He entendido cómo los rostros se vuelven huesos, 
cómo acecha el terror debajo de los párpados, 
cómo el sufrimiento inscribe sobre las mejillas 
las duras líneas de sus textos cuneiformes, 
cómo los lucientes rizos negros o los rubios cenizos 
se vuelven plata deslustrada de la noche a la mañana, 
cómo las sonrisas se esfuman de los labios sumisos, 
y el miedo tiembla con una risita entre dientes. 
Y no sólo ruego por mí, 
sino por todos los que permanecieron afuera de la prisión 
conmigo en el amargo frío o en el ardiente verano 
debajo de este insensato muro rojo. 

II 

Con el año nuevo regresa la hora del recuerdo. 
Te veo, te oigo, te escucho dibujando cerca: 
a aquél que tratamos de auxiliar en la caseta del centinela 
y que ya no camina sobre esta preciosa tierra, 
y aquélla que agitaría su bella melena 
y exclamaría: es como volver al hogar. 
Quiero enunciar los nombres de aquella muchedumbre, 
pero se llevaron la lista y ahora está perdida. 
Les he tejido una vestimenta hecha 
de palabras pobres, las que alcancé a oír, 
y me asiré con firmeza a cada palabra y a cada mirada 
todos los días de mi vida, incluso en mi nueva desgracia, 
y si una mordaza cegara mi boca torturada, 
por la que gritan cien millones de gentes, 
entonces déjenlos rezar por mí, como yo rezo 
por ellos en esta víspera del día de mis recuerdos. 
Y si mi patria alguna vez consiente 
en fundir un monumento en mi nombre, 
estaré orgullosa de que se honre mi memoria, 
pero sólo si el monumento no se coloca 
cerca del mar donde mis ojos se abrieron por vez primera 
—mi último lazo con él hace mucho está disuelto— 
tampoco en el jardín del Zar, cerca del tocón sagrado, 
donde una sombra adolorida acecha la tibieza de mi cuerpo, 
sino aquí, donde soporté trescientas horas 
de fila ante las implacables barras de hierro. 
Porque aun en la muerte venturosa tengo miedo 
de olvidar el clamor de las Marías Negras, 
de olvidar el chirrido de esa odiosa puerta 
y a la vieja aullando como bestia herida. 
Y desde mis inmóviles cuencas de bronce, 
la nieve se derretirá como lágrimas, goteando lentamente, 
y una paloma arrullará en alguna parte, una y otra vez, 
mientras los barcos navegan suavemente sobre el caudaloso Neva. 
(Marzo de 1940) 
             Traducción: Kyra Galván.

La voz del recitado que aparece a continuación es la de la propia Ajmátova. Quien domine el ruso lo agradecerá; los que desconocemos esta lengua podemos apreciarlo como un valioso documento que nos acerca un poco más a la escritora.