martes, 21 de noviembre de 2017

LA INVENCIÓN DE LA CIENCIA, David Wootton

Enlace con la editorial
Alguien que observara con detenimiento durante unos meses sobre qué tipo de libros doy noticia, seguramente podría pensar que soy un lector con aficiones un tanto peculiares. Por un lado, libros de muy pocas páginas, como suelen ser los poemarios; por otro, tochos que superan fácilmente las 500 y que, en general, nada tienen que ver desde el punto de vista temático con los anteriores. O quizás sí. Dejémoslo ahí.

El que hoy traigo a este blog es uno de esos extensos y documentadísimos volúmenes, lleno de descubrimientos, datos, noticias, anécdotas, y una tesis muy bien defendida: la de que, a pesar de las voces últimas[1], la Revolución Científica sí existió, y como primer descubrimiento verdaderamente relevante de la misma se puede señalar la observación de la supernova de 1572 por Tycho Brahe. A partir de aquel momento empezamos a dejar de considerar el cielo como algo invariable. 

El descubrimiento de Brahe junto con la publicación de la Óptica de Newton en 1704 marcan la entrada en la modernidad. En su opinión, los acontecimientos posteriores, como la revolución industrial, no fueron otra cosa que las prolongadas consecuencias de la mayor revolución de todas. Wootton es igualmente claro acerca de si la revolución científica fue un motivo de celebración o, por el contrario, de lamento (como algunos románticos sintieron). Él no lo duda, fue algo muy bueno.

Esta transformación —revolución— de la manera de entender el conocimiento, de la forma de construir el saber, no surge un día y al día siguiente se ha extendido por toda la sociedad. Lleva tiempo, pongamos como mínimo un par de siglos, y, como nos lo recuerdan todos los libros de historia, tiene sus víctimas, sus héroes, sus propagandistas y sus currantes pacientes y entregados. Y tiene también sus consecuencias.

Todavía vivimos con las consecuencias, y parece probable que los seres humanos sigan viviendo con ellas. Pero no solo vivimos con los beneficios tecnológicos de la ciencia: la moderna manera científica de pensar se ha convertido en una parte tan fundamental de nuestra cultura que hoy se hace difícil pensar retrospectivamente en un mundo en el que la gente no hable de hechos, hipótesis y teorías, en la que el conocimiento no se base en la evidencia, en el que la naturaleza no tenga leyes. La Revolución Científica se ha hecho casi invisible debido simplemente a que ha tenido un éxito extraordinario (p 603).

El libro se puede leer de una sentada, quiero decir de manera continua y sin abandonarlo hasta que hayamos terminado, entendámonos; o se puede leer a pequeños sorbos y utilizarlo como libro de consulta, porque es una auténtica enciclopedia. Se lea como se lea, estoy seguro de que nadie quedará insatisfecho.

2 comentarios:

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