sábado, 15 de mayo de 2010

BLAISE PASCAL


(Nota previa: escribo esta entrada para quitarme de encima la entrada anterior.)

El caso de Pascal es uno de esos muchos casos de hombres de ciencia que terminan haciendo filosofía, si bien en este caso, quizás fuera más acertado decir religión. Sea como fuere, también hay que decir que en Europa, hasta bien entrado el siglo XVIII, ocuparse del pensamiento racional implicaba hablar de cuestiones religiosas.

Cuando allá por 1974 leí este libro, andaba ya muy al margen de las cuestiones que el genial francés plantea en sus Pensamientos. Sin embargo, me gustaba su prosa y su manera radical de exponer que a Dios no se llega a través de pruebas racionales, puesto que si éste existe, la razón no es capaz de demostrar su existencia. De ahí la atracción que podía ejercer la famosa apuesta pascaliana como argumento pragmático: cree en Dios, no pierdes nada; sólo no creyendo, si Dios existiera, perderías algo.

Me gustaba también esa insatisfacción existencial de quien siendo uno de los más brillantes matemáticos del momento, necesitara algo más que cálculo y demostración geométrica para alimentar su espíritu. Ese punto de hombre insatisfecho, abierto al infinito, tenía un atractivo indudable. Algo así como de poeta romántico que desea abarcarlo todo y sabe que no tiene nada entre las manos.

Pero por encima de todo me gustaban -y hoy me siguen gustando- estas palabras suyas: Con frecuencia he dicho que toda la infelicidad de los hombres viene de no saber mantenerse en reposo en un habitación... Nada resulta tan insufrible al hombre como hallarse en estado de absoluto reposo, sin pasiones, sin negocios, sin diversiones, sin estudio. Entonces siente su nada, su desamparo, su insuficiencia, su dependencia, su debilidad, su vacío...
¿No parece escrito directamente para el individuo actual, ocupado en siete cosas al mismo tiempo, necesitado de ruido, para no reconocer el sonido de su propia vida?

¿Y cómo no traer hasta aquí su frase más célebre? El corazón tiene razones que la razón ignora. ¡Genial!
(Me he permitido esta traducción, porque nunca me ha gustado la oficial: El corazón tiene sus razones, que la razón no conoce. Ya sé que no dicen lo mismo, pero creo que el propio Pascal podría suscribir el cambio de significado.)
Feliz lectura.



1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo con lo que decía Pascal del silencio mental
    No pocos descubrimientos se hacen cuando lo mecánico deja de funcionar,y el primero de ellos
    es que si el poder de pensar es un don
    maravilloso, mucho mayor lo es el poder de no pensar.

    Manoli

    ResponderEliminar

Este blog es personal. Si quieres dejar algún comentario, yo te lo agradezco, pero no hago públicos los que no se atienen a las normas de respeto y cortesía que deben regir una sociedad civilizada, lo que incluye el hecho de que los firmes. De esa forma podré contestarte.