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sábado, 12 de julio de 2014

NÉSTOR BASTERRETXEA, LECCIÓN DE HUMANIDAD

Despierto esta mañana con la noticia de la muerte de Néstor Basterretxea a quien tuve la suerte de conocer, y a quien quiero recordar hoy como último agradecimiento. 

No voy a contaros aquí sus virtudes como artista ni su biografía. Páginas hay muy autorizadas donde podéis encontrar ese tipo de información. Solamente quiero destacar mi anécdota personal, que ilustra muy bien su enorme humanidad y su sencillez.

Posiblemente fuera el curso 84-85, ya no recuerdo, cuando me encontraba trabajando en un colegio con alumnos de 8º curso de EGB. Dentro del programa de CCSS se veía el arte contemporáneo y yo, atrevido, quise acercarlo de la manera más directa posible a los grupos con los que trabajaba. 

Alguien me dijo que Basterretxea tenía la casa-taller en la falda del Jaizkibel. Uno de los grandes del arte contemporáneo vasco vivía y trabajaba en la misma comarca en que se hallaba el centro. Aunque no creía que fuéramos a conseguir una visita, para por si acaso, llamé. ¡Cuál sería mi sorpresa cuando oí que Basterretxea aceptaba encantado!

Con toda la paciencia del mundo les fue explicando a los alumnos cuanto quisieron preguntar y más. Nos dejó hacer hacer fotografías e, incluso, les preparó un pequeño refrigerio. Aquella tarde aprendimos más sobre abstracción y figurativismo que con todos los libros que habíamos manejado en el aula.

Después de eso volví a solicitar una visita un par de veces más. Siempre igual de amable y asequible, me atendió pacientemente. En una de ellas surgió por casualidad mi interés por la poesía y me contó algunas anécdotas sobre León Felipe, a quien había escuchado en directo recitar sus poemas en Buenos Aires y sobre quien yo andaba preparando un recital. 

No he tenido la ocasión de conocer a grandes personalidades de la cultura. Él fue el primero y, tal vez, el último. Él me mostró que no está reñido el genio artístico con la proximidad, que se puede ser un artista de talla internacional sin dejar por eso de seguir siendo una persona amable y asequible.

Gracias, Néstor, por tu lección de humanidad.

Fotografía realizada hace menos de un mes en la cripta de Arantzazu
En este vídeo del Museo Oteiza nos relata cómo fue el proceso de las pinturas de la cripta.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

SORPRESAS DE LA CIUDAD

 Voy a ser generoso. Os voy a dejar todas las fotos que hice ayer por la tarde cuando iba en busca del Dantzari. 

Caballito que corona el carrusel del Alderdi Eder.

La verdad es que llevar una cámara en la mano es muy tentador. O un peligro. Vas hablando, ves una imagen que te llama la atención y, ¡hala!, ahí que te paras y dejas con la palabra en la boca a quien te acompaña. 

Gaviota que te dice: eh, aprovecha, que poso un ratito.


Desde Chillida se ve Oteiza.



Una rosa que no quiere ser menos que la gaviota.


La fuente de Francisco López y...


Y esta especie de chimenea agujereada que surge del estanque.

Sí, hasta el Parque de Zubimusu iba porque había leído hace un par de días en la guía de Edorta Kortadi que en él se encontraba este artefacto del que salía un dantzari. Y no las tenía todas conmigo porque esa chimenea, mástil o extraño objeto no tenía pinta de albergar nada en su interior, y mucho menos un alegre dantzari vasco sugiriendo una espata-dantza.

Dan las ocho de la tarde... y:


Pues ahí queda el Dantzari, obra de Joaquín Montero y Dionisio García Arranz. En el recoleto parque Zubimusu, cuando dan las horas, emerge de esa curiosa estructura un dantzari que mantiene la pata en alto durante casi dos minutos, mientras suena una música de carillón. No tiene la complicación ni la vistosidad  de los autómatas centroeuropeos, pero no deja de tener su gracia. Una atracción para la gente más menuda a la que estuvimos mirando cinco personas adultas. Y sin las aglomeraciones pandémicas de Praga, Múnich o Estrasburgo. 

De vuelta a casa, la luna juega con las nubes 


y con las farolas,


algunos edificios coquetean con espejos improvisados,


y cuando llego al Urumea, el Festival invade de sueños y colores sus tranquilas aguas. 



Que tengáis un feliz miércoles.