lunes, 9 de julio de 2018

UNA BIBLIOTECA EN EL PARQUE


Que un centro cultural gestionado por gente dinámica e imaginativa se encuentre al lado de un parque frondoso es una suerte. Que llegue el verano y no llueva, o no llueva mucho, es otra suerte porque a la gente dinámica e imaginativa del centro cultural se le puede ocurrir tomar el parque y llenarlo de propuestas para que el parque sea más parque y más público y más atractivo. Esa es la propuesta de Tabakalera para este verano en el Cristina Enea

Así, alguien que se adentre en la espesura del parque en busca de refugio y tranquilidad puede encontrarse con una pequeña biblioteca en la que saciar su sed de palabras a la sombra de algún árbol centenario; puede estimular su curiosidad en torno a la naturaleza con el programa El nido verde para toda la familia; engalanarse con materiales reciclados; intentar averiguar cómo limpian los árboles el agua; jugar tal y como siempre se ha hecho en los parque o dejarse llevar por nuevas propuestas; echar imaginación al asunto y recrear nuevos espacios. Y todo eso bajo la atenta mirada de la fauna que puebla este espacio.



¿No es una verdadera suerte que un parque esté al lado de un creativo centro cultural? ¿O es al revés?

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