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sábado, 23 de marzo de 2013

NICANOR PARRA, 1


Que Dios nos libre de los comerciantes
sólo buscan el lucro personal

que nos libre de Romeo y Julieta
sólo buscan la dicha personal

líbrenos de poetas y prosistas
que sólo buscan fama personal

líbrenos de los Héroes de Iquique
líbrenos de los Padres de la Patria
no queremos estatuas personales

si todavía tiene poder el Señor
que nos libre de todos esos demonios
y que también nos libre de nosotros mismos
en cada uno de nosotros hay
una alimaña que nos chupa la médula
un comerciante ávido de lucro
un Romeo demente que sólo sueña con poseer a Julieta
un héroe teatral
en connivencia con su propia estatua

Dios nos libre de todos estos demonios

si todavía sigue siendo Dios.

La mejor manera de hacerse con un escritor es tener sus obras completas. Galaxia Gutenberg lo tiene en dos tomos, a 55€ cada uno. Tampoco es necesario comprarlo todo, porque para eso están las bibliotecas. 

Una excelente alternativa puede ser la antología Páginas en blanco, editada por la Universidad de Salamanca en su colección Biblioteca de América con motivo del premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. 15€ por casi 500 páginas llenas de excelente material.

Si lo que queréis es sólo una primera aproximación al poeta, leer unos pocos poemas, enteraros de su biografía y poco más, entonces os sugiero que paséis por cualquiera de estos dos espacios dedicados al poeta chileno:
También podéis disfrutar con alguno de los muchos poemas recitados por él mismo que están alojados en Youtube o en Vimeo. Yo os dejo el enlace a un vídeo de minuto y medio en el que Carlos Amor aprovecha al máximo el espacio para hacernos una digna presentación del poeta con ocasión del Premio Cervantes.

domingo, 4 de mayo de 2014

NOSTALGIA DE LA TIERRA, antología de Jorge Teillier

Chile es un territorio abonado de poetas, de buenos poetas. Si creéis que es sólo una frase hecha, fijaos en esta nómina: Gabriela Mistral, Vicente Huidobro, Pablo de Rokha, Pablo Neruda, Nicanor Parra, Gonzalo Rojas, Oscar HahnEnrique Lihn... Cualquier literatura estaría deseando contar entre sus filas con un número tan elevado de grandes poetas en un sólo siglo.

Editorial Cátedra, a través de Juan Carlos Villavivencio nos ofrece esta antología, muy completa, de uno de los poetas contemporáneos chilenos (Lautaro,1935- Viña del Mar,1996) del que apenas había nada publicado por aquí, en la península.

Posiblemente lo más singular de Teillier haya sido la creación de lo que él denominó poesía lárica (de lares, los dioses del hogar, de la familia), como reivindicación de la poesía que se ocupa del terruño, de las tradiciones, de la infancia perdida. Ya sé que decirlo así, en una frase, es simplificar demasiado, pero sirve para situarnos.

Teillier está muy bien recogido en internet, gracias a la Universidad de Chile, que cuida como debe de los autores patrios. Podéis comprobarlo pinchando en este enlace


ERAS UNA CANDELILLA EN TU CASA
  
Eras una candelilla en tu casa
O si querías una estrella errante en el cielo
En la casona
Yo te buscaba
Tropezando
Con un caballo de madera inmóvil desde la muerte de los hermanos
Con mis zapatos hundiéndose en el aserrín de los títeres
Y las muñecas de cabeza rota
Y tú ríes
Porque despierto
Y tú sabías
Que despertaría para seguir soñando contigo
Y sólo me queda
Esperar en vano el timbre del cartero
Y me despierta
El ruido de los vendedores de gas
La casona se la llevó la última crecida
Nunca supe cuál era tu pieza
Nunca supe cuál era la ventana oculta
Por la que te asomabas
La ventana cerrada que nos unía para siempre
En un siempre que nunca ha sido siempre. Eras una candelilla en tu casa
O si querías una estrella errante en el cielo
En la casona
Yo te buscaba
Tropezando
Con un caballo de madera inmóvil desde la muerte de los hermanos
Con mis zapatos hundiéndose en el aserrín de los títeres
Y las muñecas de cabeza rota
Y tú ríes
Porque despierto
Y tú sabías
Que despertaría para seguir soñando contigo
Y sólo me queda
Esperar en vano el timbre del cartero
Y me despierta
El ruido de los vendedores de gas
La casona se la llevó la última crecida
Nunca supe cuál era tu pieza
Nunca supe cuál era la ventana oculta
Por la que te asomabas
La ventana cerrada que nos unía para siempre
En un siempre que nunca ha sido siempre. 


                 Del poemario En el mudo corazón del bosque, 1997.