Este es el aspecto original que podía tener la ermita de San Baudelio, Soria, si un cúmulo de chapuzas no la hubieran dejado como aparece en la imagen de la derecha en 1922.
Después de pasar por allí y leerme el libro El expolio de las pinturas murales de la ermita mozárabe de San Baudelio, no salgo de mi asombro ante tanta incapacidad e insolvencia. La ermita ya había sido declarado Monumento Nacional en 1917 cuando el anticuario Leone Levi, interesado en comprar las pinturas y realizar todo tipo de indagaciones en diversos episcopados, descubre que es propiedad ¡de unos vecinos de Casillas!, pueblo soriano próximo a San Baudelio, a quienes compra por 65.000 pts los frescos.
La intervención de representantes de la Iglesia, la Guardia Civil y, especialmente, una Comisión Provincial de Monumentos logran paralizar semejante barbaridad durante un par de años. Intervienen ministerios y justicia y el Tribunal Supremo dictamina en 1922: 1º Que los dueños... de la Ermita... han podido libremente vender las pintura murales de la misma y D. Leone Levi adquirirlas, y en lo sucesivo disponer de ellas libremente. Si bien, en un segundo punto se decía que no podrían realizar obra o reparación alguna.
Como consecuencia de dicha sentencia, la Comisión se ve obligada a entregar las llaves de la ermita a ¡sus propietarios!. Hecho que aprovechan para, en tres días, desmantelar los dibujos y Levi sacarlos del país.
Os he resumido cuanto he podido el relato de esta hiperbólica chapuza. Leer el libro supone ir de perplejidad en perplejidad. Es difícil imaginar tamaña mala gestión, si no fuera porque está toda ella documentada paso a paso. y es difícil imaginar la desolación y tristeza de los comisionados de la época.
A pesar de todo, acercarse a San Baudelio, entrar en la ermita y casi gatear por la cueva primitiva impresiona y maravilla. Un lugar absolutamente recomendable que, espero, nunca se lleve nadie a ningún sitio.
Si queréis tener una primera aproximación, hay una buena descripción en esta página. También en Wikipedia.
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