La enciclopedia de la literatura en México presenta así al poeta: Nació en Villa de Comaltitlán, Chiapas, 11 de octubre de 1974. Escritor de poesía, ensayo, crónica y divulgación de la ciencia, desde 2005 ha impartido conferencias, cursos y talleres de poesía para niños, jóvenes y adultos en veintiocho estados del país, así como en universidades e instituciones de Argentina (Universidad Nacional de La Plata), Estados Unidos (The University of Texas at Arlington; San José State University; University of California, Berkeley; University of California, Davis; Georgetown University; The University of Maryland; University of Texas at El Paso; Hofstra University; Hunter College), Colombia (Universidad EAFIT; Universidad de Antioquia; Universidad Externado de Colombia), Guatemala (Universidad de San Carlos; Universidad Rafael Landívar); El Salvador (Universidad Centroamericana José Simeón Cañas); Honduras (Universidad Nacional Autónoma de Honduras) y Puerto Rico (Universidad de Puerto Rico). Licenciado en Biología por la Facultad de Ciencias de la UNAM. Estudió la Maestría en Ciencias Biológicas y un diplomado en Teología Pastoral. Se ha desempeñado como docente en instituciones del sector salud en materia de bioética, religiones y tradiciones de la muerte en México. Colaborador de diversas publicaciones con artículos de divulgación científica, crónica, cuento, ensayo y poesía.
Esta es su obra publicada en títulos propios o en antologías compartidas:
LA JAULA DE LOS ESPEJOS (2 fragmentos) ![]() |
A Jewish giant at home with his parents in the Bronx, New York (Diane Arbus, 1970) |
4.
a) Ahora David es el gigante. No hay filisteos rodeando los muros de Israel, pero el ejército de los ojos ha sitiado los cuatro muros de su pequeña Jerusalem. Goliat es la cámara y su párpado minúsculo. Basta con mover la honda de las pupilas y lanzar un guijarro de luz para que caiga el gigante sin guedejas y se quiebre sin escudo, sin espada. Pero este David es más bello y más vasto que todo el desierto del Neguev. Su voz de niño es el trino roto de un petirrojo que muere de frío acurrucado en los agrietados muros de Meguiddó. No hay filisteos aquí, pero ¿quiénes somos nosotros mirando al gigante David, al que danza con el pequeño corazón desnudo, inmóvil?
b) Huyen del corazón, filisteas e incircuncisas, las palabras. Decir sin ellas: David es un gigante acromegálico; quizá Goliat también. Sombra de rubias guedejas sobre la arena del desierto, filos de noche sobre la lengua como dagas de sal. Del vado de su cuerpo toma David cinco palabras; brillan en su mano, muertas como cantos rodados vencidos por la sangre: pesan menos que la luz. Circuncisos de corazón y ojos, arrojamos un grito de piedra hacia el cielo raso del papel, decapitamos cabezas con la lengua de Goliat. Mastines que muerden la alfombra roída, desenvainamos la imagen reflejada en la lente y leemos en ella las gotas de silencio que caen desde la boca de David. Detrás de las ventanas balan corderos: rumian estrellas, oyen gemir al mar en el desierto.
c) El ejército del asombro ha decapitado al gigante del miedo, ese Goliat que derribó Diane con sólo lanzar una córnea de plata al monstruo del corazón. (1)
(1) Los retratos de Diane Arbus son característicos por los personajes que fotografiaba. Su obra está influida por la película Freaks. La parada de los monstruos y por el libro Alicia a través del espejo. “Freaks han sido lo que más he fotografiado”, dijo alguna vez.
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Untitled (1) (Diane Arbus, 1970-71) |
6.
a) Toda belleza es monstruosa, aunque no hay más monstruo que el corazón. Toda fotografía de Diane es un juguete poético, un fragmento de la eternidad, rescoldo de una pira sagrada cuya brasa termina por devorarnos el alma.
b) Ella lo sabía mejor que nadie. Sus fotos nos revelan que no existe la fealdad. Es otra la belleza: lengua de espejo con su negro envés. Si Diane tomaba una fotografía de dos ángeles, del otro lado del papel podíamos admirar la muchedumbre de su espalda, la nuca como un hacha partiendo en sombras la luz. El corazón no late, obtura ruidos de parvada. Sangre adentro, fotografía adentro, aletea.
c) Todos somos monstruos, lo normal no existe: ilegible anagrama de la belleza —endriago ebrio—, somos perfectos gemelos del horror. (2)