Editorial |
Un librito de poemas de Homero Aridjis de la hace mucho tiempo absorbida editorial Lumen me acompañó en mi primer viaje a París hace ya muchos años.
TE AMO AHÍ CONTRA EL MURO DESTRUIDO
Te amo ahí contra el muro destruido
contra la ciudad y contra el sol y contra el viento
contra lo otro que yo amo y se ha quedado
como un guerrero entrampado en los recuerdos
Te amo contra tus ojos que se apagan
y sufren adentro esta superficie vana
y sospechan venganzas
y muertes por desolación o por fastidio
Te amo más allá de puertas y esquinas
de trenes que se han ido sin llevarnos
de amigos que se hundieron ascendiendo
ventanas periódicas y estrellas
Te amo contra tu alegría y tu regreso
contra el dolor que astilla tus seres más amados
contra lo que puede ser y lo que fuiste
ceremonia nocturna por lugares fantásticos
Te amo contra la noche y el verano
contra la luz y tu semejanza silenciosa
contra el mar y septiembre y los labios que te expresan
contra el humo invencible de los muertos.
De Antes del reino, 1963.
VISTA DEL VALLE DE MÉXICO DESDE CHAPULTEPEC, CIRCA 1825
Todo valle se abre desde lo alto
de la roca pórfida de Chapultepec
este viernes de julio, después de la lluvia.
de la roca pórfida de Chapultepec
este viernes de julio, después de la lluvia.
Caminos de álamos y olmos llevan a la ciudad,
salen de la ciudad bañados por las aguas
del lago de Texcoco, plateado de orillas.
Hacia el sureste, los dedos púrpuras del sol postrero
acarician los hombros nevados de la Mujer Blanca
y el cono estricto de la Montaña Humeante.
Por el Norte, en la falda del cerro del Tepeyac,
más allá de las praderas mojadas de luz,
aparece el santuario de la Virgen, morena de tierra.
Allá entre los magueyes, por donde las calles verdes
van hacia el oriente, viene una mujer sola, la bisabuela
de mi madre, en la que yo ya voy, enamorado y diurno.
En el lejano sur, todo sur es lejano,
por caminos carretero el día viejo se dirige a San Ángel
y el ojo, lleno de azul, parece querer irse de viaje.
Los pueblos indios se duermen entre los sembrados,
la ciudad culebrea metiéndose en la noche, y un colibrí,
forma de la fuga, se figura en las fauces del felino amarillo.
El tiempo mece la cabellera verde de los sauces;
en el poniente, un cenzontle retumba
y el paisaje se anima, el pasado se mueve.
De El poeta en peligro de extinción, 1992.
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