De Maurice Duruflé (1902-1986) se puede decir que vivió, musicalmente hablando, al margen de su tiempo, pues mientras a su alrededor surgían y se practicaban todo tipo de vanguardias artísticas, él no sintió ningún interés por ellas ni se dejó influir, prefirió utilizar los estímulos creativos que le producía el pasado musical y, hombre discreto, nunca supo ni quiso llamar la atención.
La obra musical de Duruflé se caracteriza por ser extraordinariamente limpia y clara, tal vez influido por los maestros a los que admiraba desde temprana edad, Bach, Haydn y Mozart, y con mayor intensidad incluso la música gregoriana. De hecho, en su conmovedor Requiem, compuesto con ocasión de la muerte de su padre, se puede apreciar esa influencia, lo mismo que en este encantador y recogido Ubi caritas.
Dirige: Henri Chalet.
Gracias por presentarnos a este autor desconocido para mi. Su música eleva el alma y la hace volar ligera.
ResponderEliminarGracias a ti, Ana, por dejar el comentario.
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