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miércoles, 16 de agosto de 2023

UN LIBRO, UN POEMA (William Carlos Williams)

Editorial
Traducción: Margarita Ardanaz
#unlibrounpoema

William Carlos Williams creó con Paterson uno de esos poemas-libro indispensables en la poesía del siglo XX. Pero su lectura no es sencilla. Menos aún seleccionar un fragmento que pueda ofrecer por sí mismo una idea de su escritura y su importancia. Es necesario entrar en él y leerlo completo para comenzar a percibir la energía de sus símbolos. Como escribe Margarita Ardanaz en su estudio introductorio, Paterson parte de una idea soberbia, equiparable a la de los más importantes poemas modernos que se basan en una estructura mítica. Pero, esta idea general, igual que en otros casos de la épica moderna y de todos los tiempo, es harto abstracta y sólo constituye el esquema general del poema.

Dejo aquí el comienzo, el prefacio, en la esperanza de que pueda servirle a alguien para animarse a leerlo. Leerlo es una aventura que tiene recompensa. En buena medida Paterson es una respuesta a La tierra baldía de  Elliot y a los Cantos de Pound, pero en modo estadounidense.


LIBRO UNO

PREFACIO


 "El rigor de la belleza es la búsqueda. ¿Pero cómo encontrarás la belleza cuando está encerrada en la mente, más allá de toda queja?"
  


          Empezar
          por los detalles
          luego generalizarlos, acumulándose
          en la suma, por medios defectuosos—
          Olisqueando los árboles,
          simplemente otro perro
          entre un montón de perros. ¿Qué
          más hay? ¿y qué hacer?
          El resto ha salido corriendo—
          tras los conejos.
          Sólo es cojo se —queda a—
          tres patas. Escarba delante y detrás.
          Engaña y come. Desentierra
          un hueso rancio.


Y es que el comienzo es con seguridad
el final—ya que no  conocemos nada, puro
y simple, más allá
de nuestras propias complejidades.

                                                   Mas no hay
retorno: surgiendo de entre el caos,
una maravilla de nueve meses, la ciudad,
el hombre, una identidad—no puede ser
de otra manera—una
interpenetración en ambos sentidos. Levantándose
de frente, para atrás;
el borracho, el sobrio; el ilustre
el vulgar, uno. En la ignorancia
un cierto conocimiento
compacto, su propia destrucción.

                                    (La múltiple semilla,
como empaquetada con detalle, amarga,
se pierde en el flujo y en la mente,
apartada, flota en la misma
nata)

Surgiendo, surgiendo pesado con
números.

               Es el sol ignorante
saliendo en la hendidura de
huecos soles salidos, de modo que nunca en este
mundo vivirá un hombre a gusto dentro de su cuerpo
excepto al morir—y no saber que él mismo
de ese modo, en suma y resta,
andando arriba y abajo.

             y la habilidad
subvertida por el pensamiento, surgiendo, déjale
que esté atento para que sólo se dedique
a la escritura de poemas rancios ... 
Las mentes como camas siempre hechas,
                               (más pedregosas que una costa)
reacias o incapaces.

                                Enrollándose hacia arriba,
debajo, empuja y retrocede, un gran palmoteo:
levantando como el aire, navegado, multicolor, un
lavado de mares—
de las matemáticas de los detalles—

                                 dividido como el rocío,
brumas flotantes para ser llovidas y
recogidas en un río que fluye
y rodea:

                               conchas y microorganismos
generalmente y así hasta el hombre,

                               hasta Paterson.

***


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