7 de marzo
17:30
A Wordsworth se le ha dado el título de poeta de la naturaleza. Dos ejemplos al margen de los estudios literarios pueden avalarlo: el primero, la creación del National Trust, la organización conservacionista británica, en buena parte se debe al ejemplo que el poeta inspiró en sus creadores Octavia Hill, Hardwicke Rawnsley y Robert Hunter; el segundo, la declaración como parque nacional de Yosemite gracias al empeño del escocés John Muir, inspirado igualmente en el ejemplo de Wordsworth. El poeta, ante la afluencia de turista al Distrito de los Lagos, donde nació y donde vivió la mayor parte de su vida, intentó denodadamente impedir que se introdujera el ferrocarril porque eso iba a provocar que se multiplicara la presencia de turistas en la zona.
Siendo estas influencias difíciles de batir por su belleza y ejemplaridad, yo destacaría aún más la capacidad sanadora de su obra, y esto en un sentido literal. Es conocido el colapso mental que sufrió Stuart Mill cuando tenía 20 años, creado, posiblemente, por el exceso de trabajo intelectual. De esa profunda crisis en la que se sumió saldría, precisamente, gracias a la lectura de los versos del poeta. Lo contó él mismo en su Autobiografía: Lo que convirtió los poemas de Wordsworth en una medicina para mi estado mental fue que no expresaban una simple belleza externa, sino estados de sentimiento, y de pensamiento coloreado por el sentimiento, bajo la excitación de la belleza. Parecían ser el mismísimo cultivo de los sentimientos de los que yo andaba a la búsqueda.
No es mala marca para un poeta.
De su influencia literaria charlaremos en la tertulia.
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