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jueves, 21 de mayo de 2020

GRABADOS JAPONESES, Gabriele Fahr-Becker (editora)


Sólo vivimos para el instante en que admiramos el esplendor del claro de luna, la nieve, la flor del cerezo y las hojas multicolores del arce. Gozamos del día excitados por el vino, sin que nos desilusione la pobreza mirándonos fijamente a los ojos. Nos dejamos llevar, como una calabaza arrastrada por la corriente del río, sin perder el ánimo ni por un instante. Esto es lo que se llama el mundo que fluye, el mundo pasajero
.

Con esta cita de Narraciones sobre el mundo efímero de las diversiones, del monje budista y escritor, Asai Ryoi (1612-1691), comienza el breve pero intenso ensayo de Thomas Zacharias que nos introduce en los pormenores del arte japonés de la era Edo.

Por su parte, Mitsunobu Sato, especialista en ukiyo-e, nos ha introducido previamente en esta manera de trabajar el grabado que tanto éxito alcanzó en Japón durante los siglos XVIII y XIX. 

Pero me imagino que quien suele acercarse a este tipo de libros lo hace más por la reproducción de imágenes, siempre de alta calidad y buen tamaño, que por los textos que las acompañan, y es que Taschen se ha forjado un gran reputación entre la gente aficionada a los libros de arte por la calidad "visual" de sus ediciones.

Esta, ciertamente bien cuidada, no alcanza, ni de lejos, a la que os presente anteayer, martes, sobre Cien famosas vistas de Edo, de Hiroshige, pero tiene su encanto, sobre todo porque es una muy buena selección de los artistas que practicaron la técnica del ukiyo-e, esas pinturas del mundo flotante a cuyo meollo se quería aludir metafóricamente con el texto del poeta Asai Ryoi.

Os dejo un pequeño muestrario de las delicias que podéis encontrar dentro del libro:

La inefable ola y un puente colgante de Hokusai.


De Eizan, dos grabados de la serie El encuentro con las bellezas.


Un par de retratos de actores, de Sharaku.

Dos escenas costumbrista de Kiyonaga.

El libro ya no se edita, pero podéis encontrarlo fácilmente en bibliotecas o a través de Iberlibro. Hiroshige, por supuesto, también está presente, aunque yo no haya fotografiado ninguna página dedicada a sus trabajos. 

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