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miércoles, 10 de octubre de 2018

TRES LIBROS PARA INTENTAR COMPRENDER A UNA PERSONA NO SON SUFICIENTES

Con la publicación en marzo de este año de Buscando Mercy Street, disponemos en castellano de tres títulos fundamentales para aproximarnos a la torturada mente de Anne Sexton. No digo para entender mejor su obra poética, que desde luego ayudan, sino para intentar comprender a la mujer que un día, animada por su terapeuta, se decidió a poner en verso buena parte de los miedos, angustias y preocupaciones que la asediaban, y logró de este modo derribar unos cuantos tabúes de la poesía contemporánea.

Cualquiera de los títulos vale por sí solo para percibir con cierto detalle la atormentada vida de la poeta. Como es natural, el más próximo, el más directo, es el de Linteo, Un autorretrato en cartas, organizado a partir de la correspondencia que mantuvo con su madre y del que sinceramente creo que no se sale con un conocimiento mayor del porqué de una vida abocada al suicidio. Sexton hace también literatura en sus cartas y, sobre todo, practica la seducción —todos queremos seducir en mayor o menor medida cuando escribimos algo—. Creo que de la lectura se sale con más dudas que certezas.

La biografía que escribió hace veinte años Diane Wood Middlebrook es, mientras no se produzca otra que la supere, la biografía por antonomasia, el texto escrito al que hay que recurrir para poder hacernos la mejor idea posible de lo que fueron algunos de los contornos de la escritora, al mismo tiempo que nos ofrece unos buenos apuntes sobre esa relación siempre sorprendente y siempre estrecha entre el desequilibrio y la obra de arte. Sin duda el acercamiento más riguroso y objetivo a la poeta, si es que esos términos quieren decir algo en un caso como este.

Buscando a Mercy Street es el otro punto de vista que nos faltaba, la perspectiva de la hija, Linda Gray Sexton, quien, escritora como su madre, nos ofrece otro documento tan estremecedor, emotivo y subyugante como Un autorretrato en cartas, pero con el encanto de la escritura autobiográfica magistralmente elaborada. Ahora bien, quien pretenda llegar a la comprensión de por qué la vida y la muerte de Anne Sexton fue la que fue, difícilmente lo conseguirá leyendo estos tres títulos ni otros trescientos más, aunque posiblemente se halle un poco más cerca habiéndolos leído.

Muerte,

necesito mi pequeña adicción a ti,
necesito esa vocecita que,
hasta cuando asciendo desde el mar, 
toda una mujer, completa,
dice mátame, mátame.

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