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domingo, 7 de enero de 2018

UNA PARTICULAR ORNAMENTACIÓN NAVIDEÑA

Paso por la orilla del Urumea remontando el río hacia el barrio de Loyola. Al poco de superar las instalaciones del club Ur Kirolak, llego a Atari Eder y me encuentro con miles de muñecos. Mire donde mire, veo todo poblado de muñecos. No sé si son peluches castigados a vivir a la intemperie por no haber dado suficiente calor a sus dueños, si es una forma de manifestación silenciosa reclamando tiempo y dedicación para los juguetes abandonados de navidades anteriores, si es un homenaje tierno e infantil a Hitchcock, o si estoy viviendo una alucinación de tintes dadaístas. Sea lo que sea, me parece singular.





Los muñecos, generalmente de peluche, lo invaden todo: árboles, barandillas, el belén de la plaza... y hasta trepan por las fachadas.


Un sentimiento ambivalente me invade. Aprecio el color y la alegría que ofrecen a calles y plazas, pero es tal la abundancia de muñecos que no puedo impedir un cierto desasosiego, especialmente a la vista de esos grupos atados a los troncos de los árboles. Me resultan inquietantes, más aun estando como están totalmente empapados de la lluvia caída durante estos últimos días.



Sin duda, una peculiar e imaginativa forma de adornar el barrio para las fiestas navideñas, próxima a los relatos de terror, pero, en cualquier caso, original, muy original.

3 comentarios:

  1. Jesús, lo preparan así cada año, es flipante y como bien describes, por un lado es bonito.. con luz, de día..., pero en la oscuridad de la noche ....agobia un poco..

    Urteberrion!!

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  2. Jesús, lo preparan así cada año, es flipante y como bien describes, por un lado es bonito.. con luz, de día..., pero en la oscuridad de la noche ....agobia un poco..

    Urteberrion!!

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    Respuestas
    1. Urte berri on, JoseLu!

      La verdad es que me ha impactado. No tenía ni idea.

      Un abrazo.

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